Hasta lo último de la tierra Trimestre Abril- junio- 2016 Serie: El reino del hombre Tema 13: Las dos naturalezas Unidad: Los dos adanes I. Base bíblica Efesios 2:10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas. II. Texto de desarrollo Efesios 4:22-24 En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, 23 y renovaos en el espíritu de vuestra mente, 24 y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. III. Introducción La naturaleza original que Dios creó en Adán, mientras estuvo en armonía con Dios, produjo buenos frutos. Cuando revisamos la naturaleza adámica, normalmente fijamos nuestra atención en la naturaleza dañada después del huerto, pero en el huerto Adán vivió bajo el gobierno de Dios, cumpliendo las funciones que Dios estableció para Él. Dios no creó una mala personalidad en Adán, sino que ésta se desconfiguró con la entrada del pecado y la muerte, y se volvió totalmente contraria a los principios fundamentales del reino de Dios. Como consecuencia, las obras que siguieron a la naturaleza ya pecaminosa de Adán fueron cada vez de mal en peor, de tal manera que con el tiempo los descendientes de Adán tienen un carácter totalmente opuesto a la voluntad de Dios. Todas sus obras son pecaminosas, aún las mejores acciones de la naturaleza caída en el hombre vienen a ser ofensivas para Dios. El nuevo nacimiento trae un nuevo hombre participante de la naturaleza de Dios, cuyo anhelo es buscar a Dios, de ahí la gran controversia de las dos naturalezas, que sin ser vistas humanamente protagonizan grandes enfrentamientos al interior del creyente, utilizando todos sus recursos para orientar al nacido de nuevo, según sus intereses. De ahí la existencia de cristianos carnales y espirituales. Los primeros, por no ser severos en restringir y reprimir las obras de la naturaleza adámica apropiadamente, y los otros porque ponen adecuadamente sobre el altar sus obras, y las que aún no han entregado las reprimen con severidad, negándose a satisfacerlas. (Ap. Isauro Vielman) Romanos 8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 1ª Pedro 2:11 Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma, 1ª Juan 3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. Gálatas 5:17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Gálatas 4:29 Pero como entonces el que había nacido según la carne perseguía al que había nacido según el Espíritu, así también ahora. San Salvador, lunes 20 de junio, 2016 www.misioncristiananuevopacto.org Tel. (503) 2205-7400 Predicador: Ap. Isauro Vielman Hasta lo último de la tierra IV. Trimestre Abril- junio- 2016 Serie: El reino del hombre El viejo hombre El viejo hombre es el “yo” anterior, todo lo que éramos en la condición antigua no regenerada antes de nuestra unión con Cristo. El viejo hombre es el inventario previo a nuestra conversión. Esta personalidad, corrompida por la entrada del pecado y la muerte, fue jurídicamente crucificada con Cristo, siendo beneficiarios los que, por voluntad propia, aceptan el mensaje evangélico y nacen de nuevo, y como consecuencia son un espíritu con Él. Esta unión con Cristo nos da elementos de juicio, en primer lugar, para amortiguar las obras de la naturaleza caída y el progreso continuo del nuevo hombre, con la formación del carácter de Cristo en Él, así también nos permite reprimir apropiadamente el accionar de la naturaleza silvestre a través de nuestros miembros, y los naturales deseos que repentinamente asaltan nuestras mentes, exigiendo gustos pecaminosos. A medida que el nuevo hombre se desarrolla se hace consistente en su carácter, y se prepara para ejercer el sacerdocio que, al final de cuentas, es poner sobre el altar su propia naturaleza pecaminosa. Ese proceso de maduración, a medida que se va efectuando, desmoviliza progresivamente las obras infructuosas de la carne, a fin de no servir más al pecado ni estar bajo esclavitud, sino en un estado de una liberación progresiva hasta ser verdaderamente libres. La entrega voluntaria concuerda con lo que dice la Biblia en el Evangelio de Lucas, capítulo 9:23: “el que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome cada día su cruz, y sígame”, para que al final del camino pueda ofrecer el sacrificio perfecto, ofrenciéndose a sí mismo, y ejecutando la naturaleza adámica en esa mística cruz que llevó todos los días de su vida cristiana. (Ap. Isauro Vielman). Romanos 6:6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. Romanos 7:24 ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? 1ª Corintios 2:14 Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. Efesios 4:31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. Juan 8:36 Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. V. El nuevo hombre El nuevo nacimiento es un misterio difícil de explicar, pero experimentado por todos aquellos que han tenido un encuentro personal con Dios y que han abrasado, por la fe, el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario, haciéndose un espíritu con Él. Podríamos definirlo como un acontecimiento no esperado o tan imposible, como el nacimiento de Isaac, de dos personas ya casi muertas. Es la intervención de Dios para poner un nuevo hombre recién nacido, al interior del creyente, para que se desarrolle en medio de la adversidad, batallando con la naturaleza ya existente, que exige satisfacer sus deseos pecaminosos que vienen a ser nocivos para el nuevo hombre. Esta dualidad de fuerzas al interior del recién convertido resulta al principio algo complejo de entender, como Rebeca que tenía a sus dos hijos en el vientre, y contendía uno con el otro, al grado que Rebeca pidió mejor morir que seguir así con esa situación. San Salvador, lunes 20 de junio, 2016 www.misioncristiananuevopacto.org Tel. (503) 2205-7400 Predicador: Ap. Isauro Vielman Hasta lo último de la tierra Trimestre Abril- junio- 2016 Serie: El reino del hombre Sin embargo, a medida que el creyente va rindiéndose a Dios, su criterio acerca de lo que escoge es cada vez, más apropiado y satisface menos los deseos de la carne. Aunque hay que mencionar que hay creyentes que prefieren continuar traficando las mercaderías del mundo, que son las que el viejo hombre apetece para mantenerse fortalecido, y librar mejores batallas, a fin de que el creyente no crezca en su vida espiritual. Este nuevo hombre ya fortalecido será el sacerdote que entregará la totalidad de la naturaleza pecaminosa sobre el altar. (Ap. Isauro Vielman) Colosenses 3:9-15 No mintáis los unos a los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, 10 y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.11 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15 Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. 1ª Pedro 1:3; 23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre. Juan 3:5-6 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. 6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. Conclusión: Colosenses 3:2-4 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria. Gálatas 2:20 Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. San Salvador, lunes 20 de junio, 2016 www.misioncristiananuevopacto.org Tel. (503) 2205-7400 Predicador: Ap. Isauro Vielman