NOSOTRAS NOS COMPROMETEMOS A LUCHAR JUNTAS PARA CAMBIAR LA SITUACIÓN DE LAS MUJERES URUGUAYAS Nosotras, legisladoras nacionales y departamentales de todo el país; nosotras mujeres dirigentes políticas de todos los partidos uruguayos, hemos venido al Palacio Legislativo, convocadas por las Diputadas y Senadoras. Venimos desde los cuatro puntos cardinales de nuestra patria, y estamos aquí para procurar acuerdos y trabajar juntas para superar la discriminación que sufrimos las mujeres en todos los ámbitos de nuestra vida. Porque no nos resignamos a que en nuestro país muera 1 mujer cada 9 días asesinada por violencia doméstica. Porque son miles las mujeres que aún no se atreven a pedir ayuda y porque queremos que sepan que no están solas, que estamos comprometidas en mejorar los servicios públicos: educativos, sanitarios, policiales y judiciales que deben prevenir y sancionar la violencia contra las mujeres, los niños y las niñas y los adultos mayores. Estamos aquí porque no nos resignamos a que nuestras hijas y nuestros hijos tengan que emigrar del campo a la ciudad o peor aún, a otros países porque en el Uruguay no encuentran horizontes y queremos trabajar juntas para hacer de nuestro país un país realmente equitativo con sus mujeres y hombres. Porque nosotras sabemos que las mujeres empleadas de oficina por ejemplo ganan un 23% menos que sus compañeros varones, y porque las ejecutivas ganan menos del 60% de lo que gana un hombre en la misma posición, y no queremos resignarnos. No vamos a aceptar en silencio que para buscar trabajo las jóvenes deban tener “buena presencia”, porque sabemos que la 1 desocupación es 6 puntos más alta entre las jóvenes que entre los varones de la misma edad y que la “buena presencia” muchas veces esconde sutiles maneras de discriminación de género, racial o social. No vamos a dejar pasar que muchos empleos se nos nieguen por ser mujeres, o por estar casada o por ser madres o estar embarazadas. No vamos a tolerar que mientras se cantan loas a la maternidad en algunas empresas se hagan test de embarazo a sus empleadas o se las despida cuando quedan encinta. Porque queremos encontrar soluciones para las miles de uruguayas que por tener más de 40 años no consiguen empleo, porque están muy viejas para trabajar pero son muy jóvenes para jubilarse. Porque queremos que nuestras hijas y nuestros hijos, llegado el momento ejerzan una maternidad y una paternidad responsable y por eso alzaremos nuestras voces para reclamar que la reforma educativa anunciada, incluya educación sexual y porque no queremos vivir en una sociedad violenta, tenemos la esperanza de que se implemente una educación respetuosa de la diversidad, donde se elimine toda práctica discriminatoria, que promueva la educación en derechos humanos y la laicidad. Porque no queremos tener que lamentar mañana lo que pudimos prevenir hoy, nos comprometemos a controlar y vigilar que todas y cada una de las mujeres puedan acceder a los métodos anticonceptivos. Porque queremos que nuestros derechos se respeten en el sistema de salud tanto público como privado, queremos que haya clínicas de atención a la planificación familiar y a la sexualidad, tanto adolescente como de las y los adultos mayores. No queremos que cada vez haya más mujeres portadoras de HIV/SIDA y reclamamos que se desarrollen campañas preventivas contra este y otros flagelos. Porque son miles las mujeres de la tercera edad que están a cargo de sus esposos y compañeros y que cuando ellos mueren quedan solas, sin que el Estado les brinde ni a ellas ni a sus familias los servicios que se requieren para vivir una vejez digna y porque las concubinas no acceden a la pensión de su compañero, aunque haya convivido con él toda una vida. Estamos aquí porque cada vez somos más las que estamos a cargo de nuestros hogares, somos lo que se llama “jefas de hogar”, y en muchos casos lo hacemos sin que el padre de nuestros hijos cumpla con el pago de la pensión alimenticia que a ellos debe. Porque mientras el 12% de los hombres están cursando la educación terciaria, entre las mujeres es el 17%, y sin embargo hay sólo tres decanas 2 y 17 decanos, nunca hubo una mujer ni siquiera candidata a Rectora de la Universidad, y de los 5 miembros de la Suprema Corte de Justicia, recién este año, después de muchos años en que eran todos hombres, ha ingresado una mujer. Porque todavía son miles las mujeres que no tienen derecho a la seguridad social, y al 80% de las empleadas domésticas y trabajadoras rurales aún no se les reconoce ese derecho. Porque aunque hemos invertido muchos años en educación y hoy estamos más escolarizadas que los hombres, seguimos percibiendo menores ingresos por la realización de las mismas tareas. Porque a pesar de todos los esfuerzos sigue habiendo un 2.6% de niñas de 5 a 14 años que no asisten a la escuela Venimos desde el Norte, desde el Sur, el Este y el Oeste del país, a reclamar la paridad en los puestos de decisión. Celebramos que hoy haya tres ministras de Estado, la cifra más alta en la historia del país; pero no nos alcanza. Michel Bachelet, la Presidenta de Chile, lo ha demostrado: las mujeres somos la mitad de la población, debemos y podemos, ser la mitad del Gabinete. Porque la democracia está en deuda con nosotras las mujeres: de 30 senadores sólo 4 son mujeres, de 99 diputados sólo 10 y en ningún Departamento las edilas somos la mitad de Junta departamental. Nuestros queridos partidos tampoco nos tratan mejor a la hora de designar sus órganos máximos de dirección. Como tampoco lo hacen ni las Cámaras empresariales ni el PIT-CNT, aunque justo es reconocer que este último ha aprobado una recomendación de cuotificación de su dirección. Sobre cómo ha afectado la pobreza extrema a las mujeres hablan las cifras de las protagonistas del Plan de emergencia y sobre la voluntad de trabajo de las mujeres habla la proporción de las que participan en el Trabajo por Uruguay. Estamos dispuestas a trabajar todas juntas para que las políticas públicas dirigidas a la emergencia social se continúen con políticas que estimulen la inserción social y laboral genuina, superando así una etapa necesariamente asistencialista. Las tareas domésticas que realizamos tanto las que trabajan fuera del hogar como las que lo hacen puertas adentro, debe ser valorado y reconocido por los ciudadanos y el Estado. Ese trabajo doméstico no remunerado e invisible, es un aporte sustancial al Producto Bruto Interno 3 nacional; sin él muchos serían los enfermos, los adultos mayores y las niñas y niños que no tendrían cuidados; sin nuestro trabajo doméstico muchos de nuestros compañeros quedarían sin comer y sin ropa limpia. Nos celebran en el día de la madre, pero a la hora de jubilarnos, ese trabajo no cuenta aunque para realizarlo más de una ha tenido que dejar el empleo. Por todo esto y por muchas cosas más que nos unen, nos comprometemos frente a las ciudadanas y ciudadanos de este país a aunar nuestros esfuerzos por el cumplimiento del Plan de Igualdad de Oportunidades y Derechos y a no tolerar más ningún tipo de discriminación por razones de género, edad, orientación sexual, raza, religión o ninguna otra razón salvo las que establece la Constitución, de los “talentos y virtudes” de cada ciudadano y cada ciudadana. Montevideo, 6 de octubre de 2006 Palacio Legislativo 4