Los enredos del CONEVAL Araceli Damián* En diciembre pasado, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) anunció que con el nuevo método de medición multidimensional había 44.2% de pobres (47.2 millones) en 2008 frente a 47.4% de pobres por ingreso (50.6 millones) que resultaban con el método oficial anterior (ver cuadro anexo). Con un simple cambio de metodología oficialmente desaparecieron 3 millones de pobres en el país. Explicábamos (14/Diciembre/2009) que esta reducción se dio a pesar de que el nuevo método de medición, como lo exige la Ley General de Desarrollo Social, contempla un espectro más amplio de indicadores sociales (ingreso, educación, acceso a los servicios de salud; acceso a la seguridad social; espacios y calidad de la vivienda; servicios en la vivienda y seguridad alimentaria), frente al método anterior (en adelante del Comité) que sólo consideraba el ingreso. La reducción se logró gracias al establecimiento de umbrales de satisfacción (normas) muy bajas, por ejemplo, tener sólo educación primaria para la población de 26 años y más. También se eligió un método de identificación que sólo considera como pobres a la población que tiene ingresos bajos y además carencia en al menos uno de los otros indicadores sociales, es decir, la que está en la intersección de los dos conjuntos anteriores. Estos esfuerzos por dejar la pobreza a un nivel similar o más bajo que con el método anterior conllevaron una serie de enredos metodológicos. El CONEVAL afirma que las líneas de bienestar adoptadas (ya no les llama de pobreza) se apoyan en “distintos investigadores, quienes estudiaron el problema y generaron soluciones ceñidas a la situación mexicana” (“Metodología para la medición multidimensional de la pobreza en México”, diciembre, 2009). Sin quedar claro qué quieren decir con tal afirmación, ésta contrasta con el hecho de que el método de identificación de los pobres multidimensionales es una burda copia del método de los verdaderamente pobres, desarrollado en Gran Bretaña, cuya lógica responde a situaciones de carencia en países desarrollados, muy distintas a las nuestras. El CONEVAL informa (no explica) que el corte para identificar localidades rurales y urbanas es 2,500 habitantes y no 15 mil como se definió con la metodología del Comité. Con ello reconocen (hasta ahora) que la población de las localidades de 2,500 a 15 mil habitantes tiene requerimientos propios de la vida urbana, como se les advirtió desde que presentaron resultados con la metodología anterior (ver Julio Boltvinik y Araceli Damián “Mediciones de pobreza y los derechos sociales en México”, Papeles de Población, Nueva Época, Año 9, núm. 35, UAEM, eneromarzo. pp. 101-136, 2003). El documento describe (a medias) largas y complicadas investigaciones realizadas para calcular los requerimientos nutricionales. A pesar de los recursos gastados, éstos resultaron casi idénticos a los utilizados en la metodología anterior. Lo curioso es que las canastas alimentarias contienen ahora más alimentos de alto contenido proteínico y menos cereales, pero son más baratas (no proporciona la fuente de datos para los precios), lo que se explicaría con precios más bajos en plena crisis alimentaria. Así, según el CONEVAL, en el medio urbano una persona puede cubrir sus requerimientos nutricionales con 874.6 pesos al mes (29 pesos al día), frente a 949.4 pesos que suponía el método del Comité. En el medio rural el costo de la canasta mensual es ahora 613.8 pesos (20.5 por día) frente a 706.7 de antes. De esta forma quedó definida la línea de bienestar mínimo (o de pobreza extrema). Aunque no queda muy claro en el documento, la determinación de la línea de “bienestar” (conocida comúnmente como línea de pobreza por ingreso) siguió un procedimiento similar al del Comité, pero con la novedad de que se pusieron a calcular cuánto se debía destinar a los distintos rubros (vestido, cristalería, enseres domésticos, etc.), pero no antes, sino después de definir el monto necesario para no ser pobre. Después de complicadas y absurdas vueltas metodológicas llegaron curiosamente a líneas de “bienestar” casi idénticas a las del método del Comité (1,921.7 pesos al mes por persona, frente a 1,904.8 en el medio urbano y 1,202.8 frente a 1,282.3 en el rural). Como se puede apreciar en el cuadro, a pesar de que la línea de bienestar mínimo (o pobreza extrema) es menor que la del método del Comité y que la línea de bienestar (o pobreza patrimonial) resultó casi idéntica, el porcentaje de pobres por ingreso es mayor en el cálculo actual debido al cambio en el umbral de tamaño de localidad urbano-rural. Como la condición para ser considerado pobre multidimensional es tener ingreso menor a la línea de bienestar y al menos una carencia en los indicadores sociales, el total de pobres resultó más bajo con el método actual. La reducción más drástica se observa en la pobreza extrema multidimensional, que exige para ser pobre tener un ingreso menor al costo de la canasta alimentaria y al menos, tres carencias en los indicadores sociales. De esta manera tenemos un rosario de distintas medidas de pobreza, que serán usadas, como siempre, a conveniencia (ver cuadro). Pobres (%) según el método de ingreso del Comité y el multidimensional del CONEVAL, 2008 Comité Pobreza Estrato Técnico Multidimensional Pobreza Alimentaria / (extrema) 16.6 10.5 “Moderada” 47.4 44.2 “No pobres” 52.6 55.8 Fuente: cálculos propios y del CONEVAL, ENIGH *El Colegio de México