Sectas: un constante desafío

Anuncio
Sectas: un constante desafío
Sectas, apologética y conversos / Sectas: Historia y Actualidad
Por: Oscar Gerometta | Fuente: http://www.cristiandad.org
P: ¿Cuándo surge su especialización en la problemática de las sectas? ¿Qué es, a grandes rasgos, una secta?
R: Mi trabajo en torno a la problemática planteada por los grupos sectarios comenzó hace ya casi veinte años, colaborando en misiones
populares en el Gran Buenos Aires. Allí comencé a interesarme en el tema, leer, entrevistar miembros de diferentes grupos, desarrollar
conferencias, etc.
En aquel momento había muy poca bibliografía y el interés por el tema era extraño. Eso llevó a que no pudiera distanciarme del tema:
permanentemente me solicitaban charlas, conferencias, encuentros con familiares de miembros o con dirigentes de distintos grupos. De
allí se derivaron los primeros cursos y borradores que con el tiempo se transformaron en libros y hoy en el sitio en Internet.
Un grupo con características sectarias es un conjunto de personas que adhiriendo a una forma particular de pensar, comportarse o
relacionarse con el mundo, establecen una diferencia tajante entre lo que está "dentro" y lo que está "fuera". Así, cuando se trata de una
secta religiosa, nos encontramos con que los miembros son "los santos", mientras que quienes están fuera se encuentran por lo mismo
inhabilitados para esa supuesta santidad.
P: ¿Puede señalarse alguna década como el comienzo de la explosión de sectas?
Siempre nos acecha la tentación de simplificar para comprender. Pero simplificar en este tema es muy difícil dada la cantidad de grupos
existentes (algunos hablan de más de diez mil), y lo variado de su historia.
Hay una buena porción de grupos que reconocen su origen en el siglo pasado, en los Estados Unidos de Norteamérica. Otra oleada
comienza a surgir en la década de los ´50-´60; finalmente a partir de los ´80 comienza a difundirse el pensamiento nueva erista. Ahora
bien, podemos afirmar que el proceso de expansión en Argentina se desarrolla desde los inicios de la década de los ´80.
P: ¿Que se ha modificado durante estos años? ¿En estructura? ¿En doctrina? ¿En manipulación?
Las técnicas de manipulación son siempre las mismas en cualquier grupo de que se trate, sólo con algunas pequeñas variantes.
Los cambios más importantes son en otros sentidos. Ante todo en la repercusión social de la cuestión: hace dos décadas se hablaba
muy poco del tema, sólo en algunos ámbitos religiosos, casi sin ninguna repercusión en el ámbito social. Hoy en cambio es tema
habitual en los medios de comunicación social, presente en casi toda conversión. Basta colocar el término "secta" en Internet para poder
darnos cuenta de la cantidad de vínculos que aparecen.
También ha cambiado en cuanto a la variedad de doctrinas y formas. Hoy casi no hay formulación doctrinal que resulte extraña:
religiones orientales, pensamiento ocultista, satanismo, parapsicología. Las propuestas consideradas "raras" hace algunos años, hoy
son descriptas con lujo de detalles en cualquier revista de consumo masivo.
Ya no encontramos sólo iglesias de origen evangélico distribuidas por los barrios: abundan los terreiros afro-brasileros, los "grupos de
estudio", los "cursos de nivel", los "salones del Reino", los "templos", y toda una variedad de formas de reunión tal, que es difícil que algo
sorprenda.
P: En la actualidad, ¿cuál es el avance que muestran las sectas? ¿En que ha empeorado? ¿En que podemos tener esperanzas?
R: Personalmente creo que la expresión más preocupante del problema es la variedad creciente de grupos. Por eso suelo referirme a él
como un "proceso de atomización de la experiencia religiosa". El Documento de Puebla afirma que la experiencia religiosa de un pueblo
es el eje estructurante de su cultura, consecuentemente, si nuestra experiencia religiosa se atomiza y dispersa dejamos de existir como
pueblo sujeto de una cultura.
En realidad, opino que la proliferación de movimientos de características sectarias es el síntoma más visible de un proceso de disolución
cultural que sufre Occidente desde hace décadas.
Esto significa que mientras no demos respuesta a este proceso de desagregación social, no tendremos una respuesta adecuada al
denominado "problema de las sectas". La proliferación de sectas no es simplemente un problema religioso que deba incumbir a las
"iglesias tradicionales", es una cuestión que atañe y compromete a toda la sociedad.
Creo que el signo de esperanza podemos ponerlo en el reverdecer del sentimiento religioso en Occidente. Sin dudas que tiene dos
márgenes peligrosos: uno, que al exacerbarse se desvíe a través del pensamiento mágico, la superstición y la simplificación doctrinaria
de las sectas; otro, que sea sofocado por la inundación del consumismo. Pero el retorno a la búsqueda de la experiencia religiosa abre la
puerta a la búsqueda de la Verdad, y como la Verdad atrae por sí misma, si somos capaces de desbrozar el camino que lleva hacia ella
para evitar las tentaciones que desvían de él, la misma tendencia que mal canalizada es camino al precipicio, rectamente conducida es
certeza de salud.
P: ¿Continúa la sensación apocalíptica tras el fantasma del 2.000?
R: Personalmente tengo la sensación que la carga de expectativa que se puso en la llegada del año 2000 ha hecho que la tensión
apocalíptica haya decaído.
Pero esto no debe engañarnos en cuanto a una supuesta desaparición de propuestas apocalípticas. En este aspecto el pensamiento
humano tiene una capacidad infinita para buscar nuevas formulaciones, al estilo de una hidra de múltiples cabezas.
No sólo hay grupos y propuestas que continúan en tensión, sino que en lo que va del año muchas propuestas frustradas se han
reformulado, al mismo tiempo que otras nuevas han surgido. Siempre hay auditorio ávido de supuestas "profecías" o "cálculos". La única
condición es que se trate de un fecha futura aunque no muy distante. Que cree tensión, expectativa y sensación de urgencia.
Muy próxima no, genera frustración porque permite suponer que ya no tengo tiempo de prepararme; muy lejana tampoco porque puede
no generar suficiente tensión en algunas sicologías más libres.
P: Estimativamente, ¿cómo afecta esto a las familias? ¿Por qué es tan grave?
Es grave simplemente porque acentúa el proceso de disolución social.
Es preocupante para las familias porque la sicología de "dentro y fuera" que gobierna la secta tiende a generar personalidades
inmaduras y dependientes, a la vez que establece barreras de división familiar que pueden llegar hasta la disolución de matrimonios y
rompimiento de lazos afectivos muy difíciles de superar.
P: ¿Cómo afecta esto a la Iglesia?
R: Personalmente creo que esto constituye para la Iglesia, como lo afirma Juan Pablo II, un desafío.
Si una propuesta reductiva y simplista, que tiende a esclavizar voluntades a través de propuestas absurdas y difícilmente creíbles, puede
atraer una voluntad... ¿Cuánto más puede atraer la Verdad correctamente presentada?
P: Según cifras oficiales más de 6.000 católicos abandonan por día a la Iglesia para seguir otras religiones y sectas. ¿Por qué atribuye
usted esta deserción? ¿En qué representa un desafío? ¿En qué un peligro?
R: Me permito cuestionar esas cifras. En el caso argentino, hace 20 años se afirmaba que el 98 % de la población era católica, mientras
que las encuestas más alentadoras hoy hablan solamente de un 90%. Esto implica una pérdida teórica del 8%.
Pero en realidad hay que contrastar con otras estadísticas. Hace también 20 años, sólo el 4% de los argentinos asistía a las
celebraciones de Semana Santa. Hoy, ese parámetro es del 8 %, lo que indica que se ha duplicado la cantidad de los asistentes a las
celebraciones en cuestión.
¿Qué ocurre?
Estamos hablando de sociedades culturalmente católicas, pero carentes de formación y compromisos personales. Entre el 98% católico
y el 4% de asistentes a las celebraciones de Pascua de hace 20 años, había un 94% de la población que en realidad no tenía un
compromiso religioso claro. Un 94 % que es margen más que suficiente para que tanto la Iglesia católica como otros grupos crecieran.
En estos 20 años se ha duplicado la cantidad de diócesis en la Argentina, se triplicaron los seminarios, se multiplicaron varias veces la
cantidad de parroquias y capillas, han crecido notablemente los grupos e instituciones de apostolado.
Ahora bien, si aceptamos que la misión de la Iglesia es hacer conocer la Verdad a todos los hombres... sin duda que es todo un desafío.
Lo era hace 20 años, lo es hoy, lo será siempre.
P: Fenómeno de apariciones, videntes, mensajes falsos. ¿Por qué tantos? ¿En qué se caracterizan?
El retorno a la búsqueda de la experiencia religiosa exacerba también el peligro de las desviaciones. La más frecuente que campea el
campo de los pueblos sembrados con la ignorancia religiosa es la del pensamiento mágico. Y si esa siembra se riega con la lluvia new
age... florecerán por doquier apariciones, mensajes, supersticiones, videncias, predicciones, etc.
Muchas veces pensamos que porque esas presuntas apariciones, videncias, mensajes, se dan en un contexto cultural o doctrinal
cristiano, automáticamente son verdaderas.
Pero no podemos tener nosotros conciencia sectaria (todo lo de "dentro" es bueno, todo lo de "fuera" es malo): la tentación de la
superstición, como la de la respuesta mágica, se da tanto dentro como fuera del Cristianismo, dentro o fuera de la Iglesia.
Debemos estar muy atentos. Los lobos con pieles de corderos son peligrosos porque cuando se entremezclan con las ovejas, parecen
parte del rebaño. Pero los lobos son siempre lobos: tanto dentro como fuera del rebaño.
P: ¿Hacia dónde se ha movido el peligro actual?
Personalmente me preocupan de modo especial dos expresiones.
Una son la multiplicidad de grupos de "cursos de nivel", o de "superación personal", que copiando metodologías propias de los Testigos
de Jehová o la Cienciología avanzan en campos que no son explícitamente religiosos, reduciendo a miles de personas a un estado de
inmadurez afectiva y personal que sólo puede presagiar dificultades futuras.
Otra son las conductas sectarias que se arraigan dentro de las comunidades cristianas. Esto ocurre cada vez que desplazamos el foco
de atención de la adhesión firme y expresa a la Verdad, a las expresiones de la fe: cuando tienen más peso las palabras de un
"predicador" (no siempre un sacerdote, muchas veces también laicos) que la Verdad del Evangelio, cuando distinguimos a los cristianos
por el color del rosario o el libro con el que hacen sus oraciones y nos olvidamos que el Señor lo que mira es la rectitud y simpleza de su
corazón. Muchas veces olvidamos las palabras del Apóstol: yo no soy ni de Pablo, ni de Apolo, ni de Cefas... El cristiano no debiera
tener "etiquetas" o "marcas".
Es cierto que muchas veces nuestras necesidades o debilidades nos hacen buscar respuestas simples, planteos de contención...
necesitamos pertenencia. Pero creo que un recto planteo evangelizador es el que nos hace crecer desde nuestra necesidad o debilidad
hasta convertirnos en amantes de la Verdad, y no en esclavos de un libro, una reunión, o una receta.
Autor: D. Oscar Gerometta, Bachiller en Teología. Ha desarrollado trabajos e investigaciones particularmente en el ámbito de la relación
razón y fe, los medios de comunicación, el proceso de globalización y el desarrollo y métodos de movimientos sectarios. También ha
desarrollado una intensa actividad docente en el ámbito de la teología y la filosofía. Es autor de 5 libros e incontables artículos y dirige
"Informes sobre Sectas"
Descargar