Ópera en Sudamérica Alfred Kim y Maité Beaumont en Carmen Foto: Marcela Poch Carmen en Santiago La temporada lírica 2012 del Teatro Municipal fue inaugurada con el regreso de la que, desde su estreno en 1875, es considerada una de las óperas más populares de todos los tiempos, Carmen de George Bizet, en una nueva producción a cargo de uno de los directores de escena más cotizados del mundo, el español Emilio Sagi, quien ya ha anteriormente había cautivado con otros montajes para el escenario santiaguino, como Lucia di Lammermoor de Donizetti y L’italiana in Algeri de Rossini. Dos elencos, muy completos ambos, fueron los que afrontaron la parte cantada de esta versión del inmortal compositor francés, con una sobresaliente participación del tenor coreano Alfredo Kim, anteriormente de lucida actuación en Chile con su presencia en las óperas Il trovatore (2006), Cavalleria rusticana (2010) y Tosca (2011) y quien debe volver al país el próximo año, nuevamente con Il trovatore. Kim, quien partió con un debut algo irregular, fue paso a paso logrando intervenciones muy felices, con muchos aplausos, especialmente en el aria ‘La fleur que tu m’avais jettée’ y en el dueto de Micaëla y Don Jose (‘Parle-moi de ma mere’), incluyendo brillantes actos finales, con dulces y sostenidos agudos y un tono siempre de gran lírico belcantista. julio-agosto 2012 En la Carmen internacional, lo siguió en méritos la soprano francesa Marie-Adeline Henry, como una Micaëla sencilla y enamorada, con una voz de impecable técnica, y con un hermoso remate en el tercer acto con la dolida aria ‘Je dis que rien m’epouvante’. La Carmen de la mezzosoprano española Maité Beaumont agradó, pero no convenció plenamente. La cantante europea es una rossiniana neta muy conocida y de prestigio en Chile, como asidua visitante de los escenarios locales, donde incluso ha interpretado a Händel. Ella, sin embargo, fue una Carmen demasiado fina, a nuestro entender, tanto en su voz como en sus ademanes. Partió muy bien con La Habanera (‘L’amour est un oiseau rebelle’) y mantuvo su apostura en la seguidilla ‘Pres de remparts de Seville’. Ya en el ‘Les tringles des sistres tintaient’, la potencia de su voz se suavizó demasiado. El resto del elenco estuvo correcto, aunque, en el torero Escamillo que recreó el joven barítono norteamericano Craig Verm, éste lució más apostura que voz. En lo que respecta al elenco estelar, o segundo elenco, con sólo cantantes chilenos, destacaron en esta versión sus personajes centrales: la mezzosoprano Evelyn Ramírez y el tenor Pedro Espinoza, como Carmen y Don Jose, pro ópera Escena de La forza del destino en Buenos Aires respectivamente. La primera, en plena madurez interpretiva, con un registro potente y de muy buena factura técnica, lució dotes de actuación muy convincentes, componiendo una gitana ruda, sensual y de malos modales. Espinoza, a su vez, mostró la textura de una voz belcantista de hombre enamorado. La Micaëla de la joven soprano Micaela González, expresiva y de dulce voz. En cambio, al cubano-chileno Homero PérezMiranda le hemos visto mejores Escamillos. El coro profesional del Teatro Municipal, que dirige Jorge Klastornick, como siempre, en buen nivel. La Orquesta Filarmónica de Santiago lució, una vez más, su plena mayoría de edad, incluso con solistas distinguidos y un director brillante, conocedor y con oficio como José Luis Domínguez, que se entendió a las mil maravillas con ambos elencos de cantantes. La dirección de escena de Sagi fue de buen nivel. Una moderna pero respetuosa ambientación de la España posterior a la Guerra Civil y correctos desplazamientos de los personajes. Su propuesta coreográfica para el solista gitano que introduce el cuarto acto resultó una interesante composición de ballet. La escenografía de Daniel Bianco, sencilla y con una destacada visión de pintor surrealista en el tercer acto, en que, sin pro ópera embargo, la iluminación aportada por Eduardo Bravo era un poco débil: las siluetas de los gitanos se advertían muy ténues e incluso los personajes que cantaban, como durante el dueto de Escamillo y Don Jose, mostraba a sus protagonistas casi en penumbras. Bueno el vestuario que ofreció Renata Schussheim, aunque en el primer acto era demnasiado elegante, ya que las gitanas que salían de la fábrica de cigarros se veían muy finas, como con trajes de fiesta. por Johnny Teperman La forza del destino en Buenos Aires Abril 26, 2012. Con esta producción de La Forza del Destino de Verdi el Teatro Colón pareció volver a épocas mejores, con niveles de excelencia en todos los rubros. La concepción escénica de Hugo de Ana luce grandilocuente y moderna. Sus espacios son amplios y el juego entre las texturas de piedra, las imágenes proyectadas, la iconografía religiosa y los enormes elementos como un gigantesco Cristo son de una potencia visual pocas veces vistas en la sala del Colón. Su movimiento actoral es tradicional pero no estático. El segundo puntal de la muy buena noche fue la batuta del maestro julio-agosto 2012 Escena de Oedipe en Buenos Aires Renato Palumbo, quien condujo con verdadero nervio verdiano a la orquesta que respondió de manera inobjetable. La soprano Dimitra Theodossiou, en el rol de Leonora de Vargas, mostró compenetración vocal, buen volumen y excelente proyección. El tenor Mikhail Agafonov fue un Don Álvaro impecable de emisión prolija. Tiene la clásica escuela rusa de canto con alguna imperfección en su dicción italiana. Sorprendió por sus medios vocales el barítono Luca Salsi, un Don Carlos de Vargas comprometido y de excelente escuela canora. El bajo Roberto Scandiuzzi compuso un Padre Guardián de voz pareja y potente en todo el registro denotando toda la autoridad que el rol requiere. Sin desentonar con el resto, pero en un plano de inferioridad con respecto a sus otros colegas internacionales, Agnes Zwierko cumplió con las exigencias de su gitana Preziosilla. Luis Gaeta puso toda su calidad vocal y veteranía en la composición de su Fra Melitone, mientras que Fernando Chalabe fue un muy convincente Trabuco. Los jóvenes locales Fernando Radó (Marqués de Calatrava), Leonardo Estévez (Alcalde), Guadalupe Barrientos (Curra) y Carlos Feulien (Médico/ Cirujano) mostraron el buen camino que están desarrollando en sus carreras. El Coro Estable de la mano de Peter Burian cumplió otra noche de grandes prestaciones y colaboró a la excelencia de la versión. por Gustavo Gabriel Otero Oedipe en Buenos Aires Mayo 29, 2012. El Teatro Colón presentó el estreno local de Edipo de George Enescu con puesta de La Fura dels Baus en coproducción con tres grandes teatros europeos y con la participación de varios de los cantantes que estrenaron la puesta en Bruselas el año pasado. Indudablemente, La Fura dels Baus es uno de los grupos teatrales más importantes de la actualidad y su llegada al mundo de la ópera produjo una saludable renovación. julio-agosto 2012 Algunas de sus propuestas pueden parecer algo grandilocuentes o generar cierto distanciamiento con la faz musical pero no se puede negar que el grupo es una usina de ideas teatrales y visuales de potente efecto. La atemporalidad del mito de Edipo juega a favor de las concepciones del grupo y da como resultado un marco de excelencia. Impactante, perfecta, espectacular, pero a la vez profunda es la mirada escénica de Alex Ollé y Valentina Carrasco, que tiene complemento perfecto en el poderoso vestuario creado por Lluc Castells, en el funcional y creativo marco escénico de Alfons Flores y en la extraordinaria iluminación de Peter Van Praet. Ira Levin condujo con precisión y refinamiento a la Orquesta Estable y consiguió de ella un alto rendimiento. El protagonista de Andrew Schroeder fue muy bueno. No tiene el volumen más adecuado para la sala del Colón pero conoce perfectamente la parte, sabe dosificar el canto y se entrega sin reservas. Sin lugar a dudas el Coro es coprotagonista y el nivel alcanzado por el Coro Estable del Colón de la mano de Peter Burian fue impactante, tanto desde la calidad vocal como desde el compromiso escénico. Robert Bork interpretó un Créon de arrolladora potencia vocal, Esa Ruuttunen fue Tirésias con implacable dignidad y Natascha Petrinsky insufló calidad vocal a su Jocaste. Los cantantes nacionales convocados demostraron calidad y homogeneidad; destacaron Gustavo López Manzitti (Pastor), Guadalupe Barrientos (la Esfinge), Victoria Gaeta (Antigone) y Lucas Debevec (Centinela). Sólidos resultaron Alejandra Malvino (Mérope), Alejandro Meerapfel (Phorbas) y Gustavo Zahnstecher (Thésée). Mientras que contribuyeron a la calidad del espectáculo en sus breves intervenciones Fabián Veloz (el Sumo Sacerdote), Enrique Folger (Laïos) y Cintia Velázquez (Mujer tebana) así como el Coro de Niños que dirige César Bustamante. o por Gustavo Gabriel Otero pro ópera