Despierta Ponte en camino Busca Acoge y serás luz

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Adviento - B - 2014
Despierta
Ponte en
camino
Busca
Acoge
y serás luz
Acción Católica General
● ●
Alfonso XI, 4 5º
28014 Madrid
www.accioncatolicageneral.es
acg@accioncatolicageneral.es
PREGÓN DE ADVIENTO
¡Vamos, levantaos, se acerca vuestra liberación!
Hay signos a vuestro alrededor.
¿No los veis en el barrio, en la fábrica,
en quienes acampan indignados,
en la comunidad, en vuestra propia casa
y en vosotros mismos, sin ir más lejos?
Restregaos los ojos,
mirad con esperanza el horizonte,
escuchad las buenas nuevas,
dejaos despertar por la brisa.
¡Dios está muy cerca!
¡Venga, levantaos, alzad la cabeza y el corazón!
La gente se angustia por todo
y anda sin aliento, dando tumbos
de acá para allá, viviendo sin vivir,
cargada de miedos y responsabilidades,
echando a perder su vida,
corriendo tras fuegos fatuos,
espejismos del desierto y vagas añoranzas.
Recobrad el aliento. ¡Dios está muy cerca!
¡Ánimo, levantaos y permaneced vigilantes!
No se os embote la mente ni el corazón
con tanta preocupación sobreañadida:
qué os pasará mañana,
cuánto ganaréis y podréis gastar,
cuándo sucederá eso y por qué,
cómo escaparéis de la red de la moda,
de la fiebre de las rebajas...
Os toca nadar contra corriente.
¡Dios está muy cerca!
¡Hala, levantaos y caminad con ilusión renovada!
Otead el horizonte con serenidad y agudeza.
Prestad atención a los susurros,
lloros, gritos y risas de la humanidad entera.
Dejad lo vano y lo estéril.
Preparad vuestras entrañas para la acogida
y llegad al “Cuerno de África”.
Brotad a la vida. ¡Dios está muy cerca!
Florentino Ulibarri
●2●
¿Cómo no quedar impresionados por
esta descripción? Parece reflejar ciertos
panoramas del mundo postmoderno:
las ciudades donde la vida se hace
anónima y horizontal, donde Dios parece ausente y el hombre el único amo,
como si fuera él el artífice y el director
de todo: construcciones, trabajo, economía, transportes, ciencias, técnica, todo
parece depender sólo del hombre. Y a
veces, en este mundo que parece casi
perfecto, suceden cosas chocantes, o
en la naturaleza, o en la sociedad, por
las que pensamos que Dios pareciera
haberse retirado, que nos hubiera, por
así decir, abandonado a nosotros mismos.
Mensaje
del Papa Benedicto XVI
al iniciar el Adviento 2011
¡Queridos hermanos y hermanas!
Hoy iniciamos en toda la Iglesia el nuevo
Año litúrgico: un nuevo camino de fe, a
vivir juntos en las comunidades cristianas, pero también, como siempre, a recorrer dentro de la historia del mundo,
para abrirla al misterio de Dios, a la salvación que viene de su amor. El Año litúrgico empieza con el Tiempo de Adviento: tiempo estupendo en el que se
despierta en los corazones la espera de
la vuelta de Cristo y la memoria de su
primera venida, cuando se despojó de
su gloria divina para asumir nuestra carne mortal.
En realidad, el verdadero “dueño” del
mundo no es el hombre, sino Dios. El
Evangelio dice: “Así que velad, porque
no sabéis cuándo llegará el dueño de la
casa, si al atardecer o a media noche,
al canto del gallo o al amanecer. No
sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos” (Mc 13,35-36). El
Tiempo de Adviento viene cada año a
recordarnos esto para que nuestra vida
reencuentre su justa orientación hacia
el rostro de Dios. El rostro no de un
“amo”, sino de un Padre y de un Amigo.
Con la Virgen María, que nos guía en el
camino del Adviento, hagamos nuestras
las palabras del profeta. "Señor, tu eres
nuestro padre; nosotros somos de arcilla y tú el que nos plasma, todos nosotros somos obra de tus manos” (Is
64,7).
“¡Velad!”. Este es el llamamiento de Jesús en el Evangelio de hoy. Lo dirige no
sólo a sus discípulos, sino a todos:
“¡Velad!” (Mt 13,37). Es una llamada saludable a recordar que la vida no tiene
sólo la dimensión terrena, sino que es
proyectada hacia un “más allá”, como
una plantita que germina de la tierra y se
abre hacia el cielo. Una plantita pensante, el hombre, dotada de libertad y responsabilidad, por lo que cada uno de nosotros será llamado a rendir cuentas de
cómo ha vivido, de cómo ha usado las
propias capacidades: si las ha conservado para sí o las ha hecho fructificar también para el bien de los hermanos.
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 27 de
noviembre de 2011
También Isaías, el profeta del Adviento,
nos hace reflexionar hoy con una sentida oración, dirigida a Dios en nombre
del pueblo. Reconoce las faltas de su
gente, y en un cierto momento dice:
“Nadie invocaba tu nombre, nadie salía
del letargo para adherirse a tí; porque tú
nos escondías tu rostro y nos entregabas a nuestras maldades” (Is 64, 6).
© Copyright 2010 - Libreria Editrice Vaticana
●3●
I Domingo de Adviento - B
●
●
Isaías 63, 16b-17;64, 1.2b-7 ● “¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!”
● Salmo 79 ● ”Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve ”
1 Corintios 1, 3-9 ● “Aguardamos la manifestación de Jesucristo nuestro Señor”
● Marcos 13, 33-37 ● “Estad en vela para estar preparados”
Mc 13, 33-37
33
Estad alerta; velad, porque
ignoráis el momento. 34 Es
como un hombre que marchó
de viaje y, al dejar su casa,
puso todo en manos de sus
siervos, señalando a cada
cual su tarea, y encargó al
portero que vigilase. 35 Estad
en vela, porque no sabéis
cuándo viene el dueño de la
casa, si por la tarde, si a medianoche, al canto del gallo o
de madrugada; 36 no sea que
llegue de repente y os encuentre dormidos. 37 Lo que
os digo a vosotros, se lo digo
a todos: ¡Estad en vela!».
Para situar el texto de Marcos
(Cambiamos de ciclo del A al B, de Evangelio Mateo a Marcos)
● Marcos crea el género literario “Evangelio”, con todo lo que representa de decisivo para la fe y
la espiritualidad. Con él el evangelista tiene la intención de presentarnos a un Jesús vivo, que
desde tradiciones del pasado nos habla al presente (algo que después han hecho los predicadores de todos los tiempos con su homilía). No importa únicamente lo que Jesús dijo e hizo al pasar por este mundo, sino lo que está diciendo y haciendo aquí y ahora para nosotros. Por eso,
como discípulos suyos, nos dejamos interpelar y transformar por Él, el Resucitado que obra en
nombre de Dios y nos llama al seguimiento. Lo realizado entonces es constitutivo para lo proyectado en el quehacer permanente de las comunidades en cualquier tiempo de la historia.
● En la confección de su escrito Marcos ha usado fuentes, es decir, documentos tomados de las
tradiciones vivas apostólicas. A su esfuerzo pastoral integrador le debemos muchas noticias referentes a la historia de Jesús, por lo que podemos considerar su Evangelio como un precioso
compendio sobre la identidad cristiana. Bajo la guía del Maestro nuestra vocación consiste en
responder a su llamada, adoptar su estilo de vida al servicio de la humanidad y estar dispuestos
a colaborar con fidelidad en su obra, como en su día lo hicieron Pedro y Andrés, Santiago y
Juan, los doce y el resto de sus seguidores, con las luces y las sombras propias de la condición
humana.
●4●
talentos (Mt 25,14-30), la de las vírgenes (Mt 25,1-13)
y la de los sirvientes (Mt 24,45-51). Jesús se refiere
al futuro. Pero sobre todo a la actitud de los discípulos mientras no llega el fin. Habla, por lo tanto, del presente. De nuestro presente.
El Adviento: tiempos de espera activa en
la venida del Cristo
● Cristo ya ha venido. Y lo creemos presente –
¡resucitado!– en medio de la vida, en el mundo.
Tan presente que se identifica con los más pobres: todo aquello que hacéis a uno de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hacéis (Mt
25,40).
 La indicación de las cuatro partes de la noche
(35),
de tres horas cada una, en qué los romanos
dividían la noche (el día era dividido de manera
parecida), nos hace pensar en la importancia del
tiempo, de cada momento de la vida. Por esto
hace falta velar, estar atentos a la vida. Pero sobre el momento no cabe hacer cálculos. La consecuencia es una vigilancia responsable. Ni miedo, pero tampoco holgazanería; ni huida utópica
de la realidad, pero tampoco inmovilismo cómodo. Más bien esfuerzo, trabajo, compromiso por
hacer presente o apresurar el Reino de Dios.
● Y, creer esto, es vivir esperando. Porque el
Reino de Dios se va haciendo. Y Aquel quien lo
hace, no lo hace sin nosotros, que vivimos en la
limitación y en medio de contradicciones... La
cuestión –básicamente- es que lo hace desde el
pobres, desde los “impotentes”... es su opción.
Por lo tanto, toca esperar.
● Pero esperar activamente. El apóstol Santiago
nos ofrece una imagen bien expresiva del tiempo
que vivimos: Tened paciencia, hermanos,
hasta la venida del Señor. Ved cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra,
aguardando pacientemente hasta que caigan las lluvias tempranas y las tardías.
Aguardad también vosotros pacientemente;
fortaleced vuestros ánimos, porque la venida del Señor está próxima (Santiago 5,7-8).
Quiere decir que la espera es vigilante y activa.
Vigilante, por descubrir en las personas, en el
mundo, en la vida, la presencia del Resucitado,
quien ya ha venido. Activa, porque, el Reino, que
se empezó a hacerse presente con la primera Navidad, continúa creciente en las “navidades” de
cada acción, de cada acto de amor, de solidaridad, de ternura, de vida nueva... que se dan en
cada uno de los hijos y hijas de Dios.
● En la espera activa tiene un papel importante la
plegaria. Es la expresión del deseo del Amor
pleno para todo el mundo. Con la plegaria expresamos, también, que en la acción contamos con
Dios. Sin Él no podemos nada. Por esto la invocación «¡Ven, Señor Jesús!» es característica de
este tiempo de espera (1Co 16,22; Ap 22,20). Es la
oración propia del adviento.
 La
interpretación de la alegoría de este texto
nos dice que “el amo” que tiene que volver (35)
es Cristo y que “el portero” que tiene que velar
mientras espera (34), somos cada uno de sus seguidores. Y la “casa” (34) es la Iglesia. Por otra
parte la noche (35) en la cual hace falta velar -no
fuera que “nos encontrara durmiendo” (36)- es,
en la simbología bíblica, el dominio de las tinieblas, el ámbito del mal y la mentira. La interpretación de la alegoría nos dice que el Señor, cuando venga, quiere encontrar su casa llena de luz –
vida, justicia, paz, acción...–, aunque sea en medio de la noche.
 La vigilancia facilita la captación de la presen-
cia del Señor en nuestra vida: estar atentos a la
presencia del Señor en los acontecimientos diarios, en las personas... Vigilancia en el Nuevo
Testamento es plegaria (Lc 21,36; Ef 6,18; Col 4, 2),
sobriedad, fe y caridad constante (1Tes 5,8; 2Tes
3,13) y resistencia al mal (Ef 6, 10-20; 1Pe 5, 8; Rm 13,
11-14).
 Quienes seguimos a Jesús, estamos llamados a
hacer de este mundo un lugar dónde se pueda
vivir a plena luz del día. Somos invitados a no
adormecernos (36) en las noches del mundo, en
las oscuridades que muchos sufren. Tenemos que
velar –actuar y rogar– en la esperanza que el
Señor vendrá. Rogar con el “Padre Nuestro”:
“venga a nosotros vuestro Reino”. Y actuar con
los que creen que otro mundo es posible.
Para situar este texto:
El fragmento con que empezamos este nuevo año
litúrgico -y todo el c. 13- corresponde a una de
esas fuentes de gran antigüedad, que en este caso
contiene un marcado carácter apocalíptico. Como
los textos de Mateo de los últimos domingos, el
evangelista Marcos sitúa estas palabras de hoy
justo antes de narrar la pasión-muerteresurrección de Jesús. En ella se nos informa de la
venida de Jesús en majestad al final de los tiempos y se nos impone confesar: el Señor, que ha
venido, viene y vendrá. Con su presencia bienhechora en este mundo han irrumpido los últimos
tiempos de la historia, que tendrán su complementación definitiva en su Parusía gloriosa. Y precisamente esa venida en el presente, que se plenificará en el futuro, necesita consciencia y lucidez,
arrojo y preparación.
 Nos invita de manera apremiante a tomar con-
Notas para fijarnos en el Evangelio de
Marcos 13, 33-37

En la parábola de Marcos del “hombre que se
va a tierras lejanas” (34-36) se concentran los
mensajes que Mateo aporta en la parábola de los
●5●
ciencia del kairós que estamos viviendo y a obrar
en consecuencia. Ser creyente en el siglo XXI
consiste en trabajar con fe, esperanza y amor
por el logro de la propia vida, pero también conlleva, guiados por el Espíritu, responsabilidad ante los demás. Todo un acontecimiento de vigilancia, que no puede llevarse a efecto sin oración,
como el mismo Marcos recalca en la escena de
Getsemaní (14,38). La oración se convierte así en
la lámpara que ilumina nuestra acción.
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-B)
Josep Maria Romaguera
Colección Emaús
Centro de Pastoral Litúrgica

Ruego para pedir el don de comprender el
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado
Alégrate, porque llega tu Luz
“Salid al encuentro del Señor que viene”
El Adviento es un tiempo de despertar
si nos habíamos dormido,
de avivar la fe.
Es muy importante sin embargo recordar
que éste no es un tiempo de amenazas.
Decimos: “¡Viene el Señor!”



Leo el texto. Después contemplo y subrayo.
Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.
¿Qué haré/haremos este Adviento por
desarrollar la capacidad de atención, de
acción, de plegaria, de esperanza?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?

¿Qué testimonios he recibido de esperanza, de trabajo transformador en la dirección del Reino de Dios..., de atención a los
otros (a la venida de Cristo en los otros)?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Y algunos parece que lo dicen con espanto,
como si viniera el desastre,
como si hubiera que esconderse.
Es al revés.
¡Viene el Señor, qué alegría!
Dios está con nosotros,
Dios es el Libertador.
¿Has tenido alguna vez
la experiencia de ver amanecer?
Es de noche y está oscuro,
pero se adivina ya cierto resplandor más claro...
Viene la luz, viene el sol,
y nos sentimos bien,
nos sentimos llenos de esperanza.
Éste es el mensaje de Adviento:
“Alégrate, porque llega tu Luz”.
José Enrique Galarreta
Creemos
Creemos en Jesús de Nazaret,
que no predicó leyes ni sistemas,
sino el Reino de Dios.
Creemos en Jesús.
A su luz y con su fuerza, podemos vivir, obrar, sufrir y morir en este mundo,
de forma verdaderamente humana,
sostenidos por Dios,
empeñados hasta el fin en la lucha
por el ser humano.
creemos en Jesús,
esperamos el Reino que anunció
y nos comprometemos a trabajar
sin descanso para llevar a todos
los seres humanos a este Reino.
Hans Küng
●6●
VER - JUZGAR – ACTUAR
?”
o
s
e
á
r
e
s
“¿Cómo
VER:
U
JUZGAR:
n año más, iniciamos el tiempo de Adviento, las cuatro semanas previas a la fiesta de Navidad, en la que
nos preparamos para celebrar y actualizar el nacimiento
del Hijo de Dios hecho hombre, porque eso y no otra cosa es la Navidad. Y cuando dices esto, es bastante habitual que mucha gente que no comparte nuestra fe piense
o diga: “¿Cómo es posible que aún se crean lo de que
Jesús nace de nuevo entre nosotros? ¿Cómo es posible
que sigan hablando en serio de eso?” Pero también quienes somos y formamos la Iglesia, si nos paramos a pensar, podemos preguntarnos: “En nuestro mundo dominado por la crisis, el consumismo, el laicismo… ¿Podemos
afirmar que Dios nace? ¿Cómo será eso posible?”
P
ara encontrar pistas que respondan a esta pregunta tenemos y necesitamos el tiempo de Adviento. A lo largo
de estas semanas iremos redescubriendo los medios, que ya tenemos, y que debemos aprovechar de modo
que el fruto final sea la celebración del nacimiento del Hijo de Dios. Porque es real y posible.
El tiempo de Adviento nos recuerda lo que hemos escuchado en la 2ª lectura: Dios os llamó a participar de la vida
de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro. Y de nuevo nos preguntamos: ¿Cómo será eso, cómo podremos participar
de la vida de Cristo?
En este primer domingo de Adviento no debemos olvidar que el Padre envió a su Hijo hecho hombre, como nosotros, y esto es lo que vamos a celebrar. Y si ante cualquier celebración nuestra que creemos importante hacemos
preparativos, para celebrar la Navidad debemos prepararnos bien, y con mayor motivo. Y para esta preparación
no partimos de cero, como también ha dicho san Pablo: De hecho, no carecéis de ningún don. Pero a pesar de
eso, o precisamente por eso, porque “tenemos todo lo necesario”, Jesús nos ha repetido en el Evangelio:
¡Velad!... no sea que… os encuentre dormidos, no sea que creyendo que “ya estamos preparados”, descuidemos
este tiempo de Adviento y no lo aprovechemos.
Ante el Misterio del nacimiento del Dios hecho hombre, aunque lo hayamos celebrado muchas veces, debemos
preguntarnos de nuevo: ¿Cómo será eso…? Porque la Navidad siempre debe ser novedad.
A lo largo del Adviento iremos encontrando pistas para responder a esa pregunta. Y en este primer domingo, la
oración colecta nos ha dado la primera pista, porque hemos pedido: aviva en tus fieles, al comenzar el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene. Debemos avivar nuestro deseo de que Dios nazca haciendo nuestra la súplica de la 1ª lectura: ¡Ojalá rasgases el cielo y bajases! Una súplica que brota de ser
conscientes de nuestra condición de hijos suyos: Señor, tú eres nuestro padre… somos todos obra de tu mano.
Sabernos y sentirnos hijos de Dios es el primer paso para avivar el deseo de que venga el Hijo.
ACTUAR:
el sentido del Adviento? ¿Me creo que ya lo tengo todo sabido y no necesito prepararme?
¿E ntiendo
¿Quiero aprovechar este Adviento para poder celebrar y actualizar cristianamente la Navidad como
lo que es, el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre? ¿Cómo voy a “estar en vela” durante el Adviento, qué compromisos concretos voy a proponerme?
En el Prefacio diremos: El mismo Señor nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio
de su nacimiento, para encontrarnos así, cuando llegue, velando en oración…
Éste es el sentido del Adviento. Recordemos lo que hemos escuchado en la 2ª lectura: Dios nos llama a
participar en la vida de su Hijo, Jesucristo Señor nuestro: ¿Cómo será eso?
Empecemos por avivar en nosotros el deseo de que Dios en Jesús venga a nosotros, el deseo de celebrar
y actualizar lo que su Nacimiento significó y significa. Aprovechemos los medios que tenemos y se nos
ofrecen durante este tiempo para que la Navidad no nos encuentre adormecidos, despistados con otros
temas, y podamos salir al encuentro de Cristo, nuestro Hermano y Señor, para empezar a participar de
su misma vida como hijos de Dios.
●7●
II Domingo de Adviento - B
●
●
Isaías 40, 1-5.9-11 ● “Preparadle un camino al Señor”
Salmo 84 ● ”Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación ”
● 2 Pedro 3, 8-14 ● “Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva”
● Marcos 1, 1-8 ● “Allanad los senderos del Señor”
Mc 1, 1-8
1
Principio del evangelio de Jesucristo,
hijo de Dios. 2 Como está escrito en el
profeta Isaías: Yo envío delante de ti a
mi mensajero, para que te prepare el camino. 3 Voz que grita en el desierto: Preparad el camino del Señor. Allanad sus
sendas. 4 Juan Bautista se presentó en el
desierto bautizando y predicando un
bautismo para la conversión y el perdón
de los pecados. 5 Y acudían a él de la región de Judea y todos los de Jerusalén,
confesaban sus pecados, y él los bautizaba en el río Jordán. 6 Juan tenía un vestido de pelo de camello con un cinturón
de cuero a la cintura, y se alimentaba de
saltamontes y miel silvestre. 7 Y decía:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte
que yo, y yo no soy digno de agacharme
para desatarle la correa de sus sandalias.
8
Yo os bautizo con agua, pero él os bautizará en el Espíritu Santo».
Para situar este texto en el contexto de Marcos y las profecías del Antiguo Testamento:
● El Evangelio de Marcos, al igual que una sinfonía, comienza con una “obertura”. Es el prólogo. En él
anuncia el evangelista la perspectiva que regirá toda su obra, los temas esenciales y sus tensiones
dramáticas. Se trata —nos advierte— de presentar al creyente el origen y fundamento de la predicación eclesial, una “alegre noticia” cuyo contenido central lo constituye la persona de Jesús, Mesías e
Hijo de Dios (v.1). Son los dos títulos recogidos en la primera frase, de carácter netamente programático. En ellos queda indicada la misión específica y la verdadera identidad de Jesús. El contenido
de los mismos, que se irá desvelando y precisando a lo largo de toda la obra, es el insinuado también en la predicación de Juan (Mc 1,2-8) y en los dos acontecimientos que preceden y preparan la actividad pública del mismo Jesús: bautismo (Mc 1,9-11) y tentación (Mc 1,12-13).
● Recuerdo que la palabra “Evangelio”
(1) significa ‘buena nueva’, ‘anuncio dichoso’. Al principio designaba el anuncio de Jesús sobre la proximidad del Reino de Dios (Mc 1,14). En realidad, toda la enseñanza de Jesús, y -todavía más- los hechos de su vida, muerte y resurrección, son el Evangelio, la
buena nueva que hace falta anunciar a todo el mundo (1Co 15,1-5).
● La liturgia de Adviento pone de manifiesto, de una manera muy evidente y amable, la manera que
los cristianos tenemos de tratar las antiguas profecías. Las leemos con ojos nuevos, poniéndolas en
relación con Jesucristo. Pero es todo el año lo que la liturgia nos enseña a valorar el Antiguo Testamento como Palabra viva de Dios.
● El profeta Isaías es el más destacado. Y la figura de Juan Bautista aparece como quien recoge todo
aquello que ya se ha dado y, explícitamente, abrió la puerta a la novedad definitiva: el Mesías, Hijo
de Dios.
●8●
PISTAS PARA CONTEMPLAR A JESÚS Y EL
EVANGELIO
 Tras
referir muy sumariamente la misión de
Juan (Mc 1,2-3), su predicación (Mc 1,4), su éxito
(Mc 1,5) y su género de vida (Mc 1,6), el relato culmina en el anuncio del Bautista sobre Jesús (Mc
1,7-8).
zar “el evangelio” (1), a empezar o recomenzar
el camino de seguimiento de Jesús.
 Sobre los títulos de Jesús:
 La misión de Juan es la del profeta o mensa-
jero divino que, llevando a cumplimiento toda
una serie de promesas antiguas, señala y prepara el inicio de una nueva era, la era mesiánica. La cita bíblica atribuida a Isaías, pero que en
realidad es un conjunto de textos extraídos del
Éxodo (Ex 23,20), de Isaías (Is 40,3) y de Malaquías (Mal 3,1), proclama con claridad este papel
de Juan que, como precursor del Mesías, aparece para desaparecer de inmediato. Actúa en referencia a otro y en función de otro. Desatar las
sandalias (7) era una de las tareas que debían
hacer los esclavos cuando su amo volvía a casa.
Juan expresa con esta imagen su situación en
relación al Mesías que esta a punto de llegar.
 Su predicación se lleva a cabo en el desierto,
es decir, allí donde el pueblo de Israel había sido puesto a prueba y purificado. Allí hace una
nueva llamada a la purificación y a la conversión, dirigiéndose a un auditorio que representa
la totalidad de los pueblos. La acogida masiva
de su llamada habla de carácter decisivo y determinante de la misma. No es una simple réplica de otras llamadas precedentes. Es la última y
definitiva. Lo corrobora su estilo de vida y su
modo de vestir (Za 13,4). Además de reflejar la
austeridad y renuncia exigidas, ese modo de
presentarse hace recordar al profeta Elías (2 Re
1,8), el mayor profeta de Israel, aquel que debía
volver en los albores de la era mesiánica (Mal
3,22-24; Mc 9,11-13). Juan es pues, el Elías de los
últimos tiempos, el heraldo y precursor del Mesías
 Efectivamente,
al Mesías anuncia de manera
inequívoca cuando, refiriéndose a Jesús, subraya su “fuerza” y su bautismo con “Espíritu Santo” (8). Tanto la fortaleza como el don del Espíritu son prerrogativas que caracterizan al Mesías
esperado. Así lo habían descrito desde antaño
los profetas (Is 9,6; 11,2).
* El bautismo de Juan (4.5) era un signo externo que había de ir unido a la conversión y
al reconocimiento -ante Dios- de los propios
pecados (Lv 5,5-6; Dn 9,4-19; Ne 9,6-37; Ba 1,152,10). Jesús dará un sentido nuevo al bautismo, que será la inmersión en la vida que
Dios nos da (Hch 1,5;11,16;19,2-4).
 El anuncio de Juan recibe su confirmación y su
complemento necesario en el episodio del bautismo de Jesús, cuya narración evoca importantes pasajes del Antiguo Testamento (Gn 22,2; Ex
2,11; Is 11,2; 42,1; 63,11.19; Ez 1,1; Sal 2,7).
 El futuro que esperan y preparan los profetas,
y Juan como un de ellos –con el simbolismo que
lo describe–, nos invitan a cambiar –conversión
–, a preparar “el camino del Señor” (3), a empe-
●9●
* Sobre Jesús como “Mesías” (1), es significativa la confesión de Pedro (Mc 8,29). Nos puede
ayudar a deshacer el concepto erróneo que
solemos tener de esta palabra. El reconocimiento de Jesús como Mesías por parte de Pedro marca un punto central de el evangelio según Marcos: tras bastante tiempo de ver su
actividad y de sentir su enseñanza, los discípulos son capaces de reconocer quién es Jesús; a
partir de este momento, él mismo los irá mostrando como es debido entender su mesianismo: quedará claro que el Mesías de Dios no es
un guerrero triunfante, sino alguien que acepta
el sufrimiento y la muerte para salvar a todos
y cada uno de los hombres y mujeres. En el
contexto de la pasión y muerte también encontramos este título (Mc 14,61; 15,32).
* Sobre el título “Hijo de Dios” (1), lo encontramos a menudo en Mc: Dios mismo revela
que Jesús es su Hijo (Mc 1,11; 9,7); es un título
que se encuentra en boca de los demonios (Mc
1,24;3,11;5,7) y de un pagano (Mc 15,39); Jesús
mismo se proclama Hijo de Dios en el proceso
al cual es sometido (Mc 14,61-62). El que Mc (2.3)
atribuye al profeta Isaías es una combinación
de Ex 23,20 y Mal 3,1 (es el que recoge el versículo 2) y de Is 40,3 (lo que recoge el versículo 3).
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-B)
Josep Maria Romaguera
Colección Emaús
Centro de Pastoral Litúrgica

Ruego para pedir el don de comprender el
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado
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Leo el texto. Después contemplo y subrayo.
Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.
¿Qué profetas tenemos alrededor que nos
“abren” nuevas perspectivas, que nos invitan a renovarnos, que nos llenan de la esperanza -Dios viene a renovarlo todo- ?
Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?
¿En quienes he visto “comenzar” de nuevo, renovar la vida, convertirse? ¿En qué
me han cuestionado y dado esperanza ?
Grita, Profeta
Has recibido un destino
de otra palabra más fuerte:
es tu misión ser profeta,
Palabra de Dios viviente.
Tú irás llevando la luz
en una entrega perenne,
que tu voz es voz de Dios
y la voz de Dios no duerme.
VE POR EL MUNDO, GRITA A LA GENTE
QUE EL AMOR DE DIOS NO ACABA,
NI LA VOZ DE DIOS SE PIERDE.
Sigue tu rumbo, profeta,
sobre la arena caliente,
sigue sembrando en el mundo
que el fruto se hará presente.
No temas si nuestra fe
ante tu voz se detiene
porque huimos del dolor
y la voz de Dios nos duele.
VE POR EL MUNDO, GRITA A LA GENTE
QUE EL AMOR DE DIOS NO ACABA,
NI LA VOZ DE DIOS SE PIERDE.
Sigue cantando, profeta,
cantos de vida o de muerte,
sigue anunciando a los hombres
que el Reino de Dios ya viene.
No callarán esa voz
y a nadie puedes temerle,
que tu voz viene de Dios
y la voz de Dios no muere.
Emilio Vicente Matéu
Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.
Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Caminar hacia una mayor igualdad
entre los pueblos y las personas
es el mensaje de la conversión.
¡Es la utopía cristiana
de la fraternidad universal!
¿Somos utópicos?
¡Sí, lo somos!
Son las utopías
las que nos permiten vivir
y pueden transformar
el desierto en tierra fértil.
Leonardo Boff
● 10 ●
VER - JUZGAR – ACTUAR
camino
l
e
o
d
n
a
“Prepar pistarnos”
sin des
VER:
semana pasada comenzábamos el tiempo de Adviento, las cuatro seL amanas
previas a la fiesta de Navidad, en la que nos preparamos para ce-
lebrar y actualizar el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre, porque eso
y no otra cosa es la Navidad. Y nos hacíamos el propósito de aprovechar los
medios que tenemos y se nos ofrecen durante este tiempo para que la Navidad no nos encuentre adormecidos, despistados con otros temas, y podamos salir al encuentro de Cristo. Pero ya hoy nos estamos encontrando con
un fin de semana atípico, al ser festivos el sábado y el lunes. Esto ha provocado numerosas ofertas de viajes, de compras prenavideñas… que, si nos
dejamos absorber por ellas, pueden despistarnos del Adviento y enfriar
nuestro deseo de salir al encuentro de Cristo, que viene.
JUZGAR:
or eso en la oración colecta hemos pedido: cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no
P
permitas que lo impidan los afanes de este mundo. Porque “los afanes de este mundo” y el consumismo desaforado no sólo nos despistan, sino que además, como son espejismos, nos dejan insatisfechos,
no llenan nuestra vida de verdadera felicidad y desde luego no nos ayudan a afrontar con realismo la crudeza de la realidad, no nos ofrecen verdadero consuelo y esperanza.
Como escuchábamos en la 2ª lectura, nosotros, confiados en la promesa del Señor, esperamos un cielo
nuevo y una tierra nueva en que habite la justicia, porque sólo ese cielo y tierra nuevos podrán saciar de
verdad nuestra sed de felicidad. Y en este Adviento nos estamos preguntando: ¿Cómo será eso? ¿Cómo
hacer que ese cielo y tierra nuevos sean una realidad?
Tanto la 1ª lectura como el Evangelio nos ofrecen la pista de esta semana: en el desierto, preparadle el
camino al Señor, allanad sus senderos. En el desierto de nuestro mundo, podemos y debemos preparar el
camino al Señor, para que Él pueda “consolar a su pueblo y hablarle al corazón”.
Y como modelo, hoy tenemos a Juan el Bautista. ¿Cómo será posible preparar el camino al Señor? Predicaba que se convirtieran y se bautizaran. La mayoría de nosotros recibimos el Bautismo de niños, pero,
¿cómo llevamos la conversión? ¿Sabemos qué implica convertirse? ¿Vemos la necesidad?
En el Itinerario de Formación Cristiana de Adultos “Ser cristianos en el corazón del mundo” (Tema 6), se
nos indica al respecto: La conversión inicial determina un proceso dinámico y permanente que dura toda la vida (…) Esto implica ir muriendo al hombre viejo, a los criterios de este mundo, e ir
pasando al hombre nuevo, a los criterios evangélicos (…) lleva consigo un cambio progresivo de
nuestros pensamientos y criterios, de nuestros sentimientos y vivencias, de nuestros comportamientos y costumbres. En suma, de nuestro modo de pensar, de sentir, de actuar y de vivir. Y
esto no sólo en las repercusiones personales e interiores, sino en las consecuencias sociales de
nuestro modo de estar en el mundo: en la familia, en el trabajo, en la convivencia social y política.
Y la conversión tiene una motivación, que Juan el Bautista tiene muy clara, como veremos la próxima semana: el encuentro con el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Él es la Buena Noticia que esperamos; como Hijo de Dios, ha venido para “consolar a su pueblo y hablarle al corazón”, y nos bautizará con Espíritu
Santo. Por Él, para encontrarnos con Él, queremos y debemos convertirnos.
ACTUAR:
A
punto de comenzar la 2ª Semana de Adviento, ¿me he despistado algo respecto al propósito de la
semana pasada? ¿Me dejo llevar por “los afanes de este mundo”? ¿Soy consciente de lo que significa
e implica el Bautismo y mi conversión? ¿Cómo voy a preparar el camino al Señor?
En la oración final pediremos al Señor que nos dé sabiduría para sopesar los bienes de la tierra
amando intensamente los del cielo. Sopesar es examinar con atención el pro y el contra de un
asunto. Examinemos con atención los pros y los contra de los “afanes de este mundo” y veamos si merecen la importancia que les damos en nuestra vida. Optemos por aprovechar la oportunidad que el Señor nos concede en el Adviento. Preparemos el camino al Señor aun en medio de los desiertos de nuestro mundo y quizá también de nuestro desierto interior, para que Él pueda hablarnos al corazón y el día
de Navidad podamos celebrar y experimentar con toda su fuerza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios,
la verdadera Buena Noticia que esperamos y necesitamos.
● 11 ●
Inmaculada Concepción - B
●
●
Génesis 3, 9-15.20 ● “Establezco hostilidades entre tu estirpe y la mujer”
● Salmo 97 ● ”Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas ”
Efesios 1, 3-6.11-12 ● “Nos eligió en la persona de Cristo antes de crear el mundo”
● Lucas 1, 26-38 ● “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”
Lc 1, 26-38
26
A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una joven virgen, prometida de
un hombre descendiente de David, llamado
José. La virgen se llamaba María. 28 Entró
donde ella estaba, y le dijo: «Alégrate, llena
de gracia; el Señor está contigo». 29 Ante
estas palabras, María se turbó y se preguntaba qué significaría tal saludo. 30 El ángel
le dijo: «No tengas miedo, María, porque
has encontrado gracia ante Dios. 31 Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás
por nombre Jesús. 32 Será grande y se le
llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará
el trono de David, su padre; 33 reinará sobre
la casa de Jacob para siempre y su reino no
tendrá fin». 34 María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?». 35 El ángel le
contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra;
por eso el niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios. 36 Mira, tu parienta Isabel ha
concebido también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses,
37
porque no hay nada imposible para Dios». 38 María dijo: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel la dejó.
La fiesta de la Concepción Inmaculada de María
● La fiesta de la Inmaculada debe enmarcarse en el conjunto del tiempo del Adviento. María es el
modelo, la discípula que nos enseña cómo esperar al Señor. De ahí la importancia que tiene el texto, pero también el contexto eclesial-comunitario en el que se lee-acoge. Ahí está la pedagogía.
● Esta fiesta “mariana” quizá no es tan “mariana” como una tradición estrecha ha transmitido: es
una fiesta dedicada a la gracia de Dios (28), a la iniciativa de Dios que quiere salvar a toda la
humanidad, atrapada en el pecado y la muerte (primera lectura de hoy: Gn 3,9-15.20). No es tampoco
-¡ni mucho menos!- una exaltación de la virginidad de María: cuando el Evangelio pone en boca de
María que “no conozco a varón” (34), está diciendo que “el Santo que va a nacer se llamará “Hijo de
Dios” (35), será obra de Dios, no de iniciativa humana. Por tanto, no le podemos hacer decir otras
cosas.
● Esta fiesta, eso si, incide en el hecho de que Dios ha escogido a María
(26-27) —ahora sí que
la ponemos en su lugar— desde antes de que ella misma naciese —tal como nos ha escogido a
todos, como expresa bellamente el salmo 139.
● Sin duda, Lucas se muestra como el mayor narrador del Nuevo Testamento, y donde mejor lo acredita es en el llamado relato de la infancia (Lc 1-2). El evangelista recrea un género literario existente
en el Antiguo Testamento, el anuncio, para darnos la más decisiva noticia de la historia de la humanidad: en su amor condescendiente, complaciente y benevolente para con los hombres, en su misericordia entrañable, el Padre ha entregado, por obra del Espíritu Santo, lo mejor que tiene a la humanidad caída, a su propio Hijo, que se ha hecho hombre con todas las consecuencias entre y por
nosotros.
● 12 ●
PISTAS PARA CONTEMPLAR A JESÚS Y EL
EVANGELIO

Según la costumbre judía, había un espacio de tiempo aproximado de un año entre el
momento
en
que
una
mujer
era
“desposada” (27) con un hombre y el día en
que se celebraba el matrimonio y los esposos empezaban a vivir juntos.
 José era de la casa de “David” (27). Mateo
lo llama “hijo de David” (Mt 1,20).
HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA,
HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU SUEÑO,
HÁGASE EN MÍ SEGÚN TÚ QUIERAS,
HÁGASE EN MÍ TU AMOR.
En la luz o en la tiniebla,
en el gozo o el dolor,
en certezas o entre dudas,
¡HÁGASE!, SEÑOR.

El saludo del ángel era el habitual de la
época: “Alégrate” (28). En el contexto, este
saludo presenta a María como la que ha sido
escogida por Dios.

El nombre de “Jesús” (31) que significa “el
Señor salva”. En Mt 1,21 se explica: “Dará a
luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados”. El mismo nombre de Jesús indica su
misión: “él viene a traer a los hombres la
salvación de Dios”. Por eso se puede decir
que es el Salvador (Lc 2,11).

“No conozco a varón” (34): es una expresión típicamente bíblica. Aquí significa que
María no ha tenido relaciones sexuales con
hombre alguno. Y la finalidad del texto es
indicar, desde el primer momento del Evangelio de Lucas, el origen divino de Jesús
(32.35).

Sobre “el Espíritu Santo” (35), tengamos
en cuenta que ya participa al principio en la
acción creadora de Dios (Gn 1,2). En Jesucristo, Dios hace nueva la Creación.

También la expresión “te cubrirá con su
sombra” (35) nos conecta con las Escrituras:
recuerda la nube que cubría el tabernáculo
mientras el pueblo de Israel caminaba por el
desierto (Ex 40,34-35; Nm 9,15) y que era un
signo de la presencia de Dios.

La expresión “Hijo de Dios” (35) en Lucas
aparece en una voz del cielo, en el bautismo
(3,22) y la transfiguración (9,35); también en
boca del diablo y de los demonios, que reconocen a Jesús como Hijo de Dios (4,3.9.41;
8,28); y el mismo Jesús lo dice a petición de
los dirigentes judíos (22,70).

La expresión “para Dios nada hay imposible” (37) nos hace releer el texto de Gn 18,14,
donde encontramos la concepción extraordinaria de Isaac.
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-B)
Colección Emaús
Hágase
Josep Maria Romaguera
Centro de Pastoral Litúrgica
● 13 ●
En la riqueza o la nada,
en la guerra o en la paz,
en la fiesta o en el duelo,
¡HÁGASE!, SEÑOR.
Envuelta en miedo o sosiego,
en silencio o con tu Voz,
en risas o entre sollozos,
¡HÁGASE!, SEÑOR.
En la muerte o en la vida,
en salud o enfermedad,
frágil o fortalecida.
¡HÁGASE!, SEÑOR.
Air Karen

Ruego para pedir el don de comprender el
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado


Leo el texto. Después contemplo y subrayo.
Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.

En lo que he vivido en estos días y, sobre
todo, en las personas que he tenido a mi
lado, ¿dónde he descubierto que Dios derrama sobre el mundo, sobre las personas,
su “gracia” para salvar a todos?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?

¿Qué respuestas positivas he descubierto
a esa “gracia de Dios” que siempre va
acompañada de UNA misión?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
● 14 ●
Yo te saludo, María,
Yo te saludo, María,
porque el Señor está contigo:
en tu casa, en tu calle, en tu pueblo,
en tu abrazo, en tu seno.
Yo te saludo, María,
porque te turbaste
–¿quién no lo haría ante tal noticia?–
mas enseguida recobraste paz y ánimo
y creíste a un enviado cualquiera.
Yo te saludo, María,
porque preguntaste lo que no entendías
–aunque fuera mensaje divino–
y no diste un sí ingenuo ni un sí ciego,
sino que tuviste diálogo y palabra propia.
Yo te saludo, María,
porque concebiste y diste a luz
un hijo, Jesús, la vida;
y nos enseñaste cuánta vida
hay que gestar y cuidar
si queremos hacer a Dios presente en esta tierra.
Yo te saludo, María,
porque te dejaste guiar por el Espíritu
y permaneciste a su sombra,
tanto en tormenta como en bonanza,
dejando a Dios ser Dios
y no renunciando a ser tú misma.
Yo te saludo, María.
¡Hermana peregrina de los pobres de Yahvé,
camina con nosotros,
llévanos junto a los otros
y mantén viva nuestra fe!
Ulibarri Fl.
Gracias, María
Gracias, María,
por tu libertad interior.
Gracias por anticipar nuestro destino.
Gracias por enseñarnos el rostro
de una mujer creyente que,
aunque necesite preguntar
y encontrar respuestas,
siempre está abierta a la Palabra.
Gracias por tu total disponibilidad
que permitió nacer a Dios.
Actitud que propone el Nuevo Testamento
como la más adecuada para recibir
y vivir el Reino.
Gracias por enseñarnos
el valor de la libertad
en nuestros actos.
Por ser ejemplo de diálogo.
Por aceptar el proyecto de Dios,
en el que desde el principio ha habido una MUJER.
GRACIAS.
VER - JUZGAR – ACTUAR
ada”
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bie
“Libe rtad
VER:
A
yer domingo veíamos que es fácil que “los afanes del mundo” nos despisten de
nuestro objetivo de aprovechar el Adviento para preparar la Navidad, la celebración y actualización del nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre. Si nos detenemos
a pensar, descubrimos en nosotros, y a nuestro alrededor, que es muy fácil y nos
resulta fácil apartarnos de Dios y sus caminos, que incluso brota de nosotros un
fuerte impulso de dejarle de lado para hacer lo que queramos, cuando queramos y
como queramos, sin pararnos a pensar en si está bien o mal, ni en las consecuencias. Si somos sinceros, a veces queremos decir “no” a Dios, es decir, experimentamos la fuerza del pecado.
JUZGAR:
Y
cuando nos paramos a pensar, nos preguntamos: ¿Cómo es eso? ¿Cómo somos capaces de decir
“no” a Dios, cómo somos capaces de pecar? La fiesta que hoy celebramos, la Inmaculada Concepción
de la Virgen María, nos ofrece algunas pistas frente a la realidad del pecado.
La 1ª lectura nos ofrece un relato para explicarlo. Podemos descubrir que Dios, al crear al hombre a su
imagen y semejanza, quiso establecer con él una relación de amor. Pero para que pueda haber verdadero amor, hace falta que el ser humano sea libre, y la libertad conlleva un riesgo: el ser humano puede
orientar su vida hacia Dios y el bien, o puede decir “no” a Dios.
El relato del Génesis nos muestra que el mal tiene su origen en que el ser humano, haciendo un mal uso
de su libertad, pretende ser como Dios; a partir de ahí se tergiversa la relación con Dios, al que se ve
como un rival, y se rebela contra Él y sus mandamientos. Así comenzaría lo que llamamos “pecado original”, la raíz de todos los otros pecados: la ruptura con Dios, la desobediencia a sus mandamientos. Y este pecado original se convierte en una constante en todos los seres humanos, que repiten una y otra vez
los esquemas de una libertad mal enfocada porque unos para otros somos como mediadores que permiten que ese pecado original continúe activo.
Pero esta cadena se romperá definitivamente en Cristo. Él, verdadero Dios y verdadero hombre, naciendo entre nosotros nos mostrará cómo reorientar de nuevo nuestra libertad hacia Dios, nos mostrará que
Dios es Amor, que no debemos temerle ni verlo como un rival, que podemos amarle y, por amor, guardar sus mandamientos.
Y para que Cristo pueda nacer entre nosotros y lleve adelante la obra de la redención, necesita una digna
morada, como hemos dicho en la oración colecta: por la Concepción Inmaculada de la Virgen María
preparaste a tu Hijo una digna morada y… la preservaste de todo pecado.
Como diremos en el Prefacio, María fue preservada de toda mancha de pecado original, para que…
fuese digna madre de tu Hijo. Pero no sólo eso: María, por su Inmaculada Concepción, también es
comienzo e imagen de la Iglesia, colaboradora en la obra de la redención, y su respuesta al anuncio
del ángel: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra, nos señala a todos la actitud
para luchar contra el pecado.
La fiesta de hoy nos recuerda a todos que estamos invitados a usar correctamente nuestra libertad para
seguir los caminos de Dios. ¿Cómo será eso posible? Como los siguió María: aceptando la voluntad de
Dios, acogiendo a Cristo en nuestra vida abriéndonos a la acción del Espíritu Santo, y dejándonos guiar
por su Palabra.
ACTUAR:
la 2ª lectura san Pablo nos ha recordado que Dios Padre nos ha destinado en la persona de Cristo…
E na ser
sus hijos. Si Cristo, el Hijo de Dios, rompe definitivamente esa cadena del pecado original, nosotros, unidos a Él por el Bautismo y por tanto como hijos de Dios, también romperemos en nosotros la
fuerza y continuidad del pecado.
Y para unirnos a Cristo, contamos con el ejemplo y la intercesión de la Virgen María: puesto que el pecado es decir “no” a Dios, María Inmaculada nos enseña a luchar contra ese pecado diciendo “sí” a Dios. Y
ese “sí” repetido con total libertad será el que nos vaya haciendo fuertes frente al pecado, para que también Cristo pueda morar en nosotros y así, con libertad y por amor, podamos cumplir la voluntad de Dios
como Él y la Virgen María la cumplieron.
● 15 ●
III Domingo de Adviento - B
●
●
Isaías 61, 1-2a.10-11 ● “Desbordo de gozo con el Señor”
● Salmo: Lc 1, 46-50.53-54 ● ”Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador ”
1 Tesalonicenses 5, 16-24 ● “Que vuestro espíritu, alma y cuerpo sea custodiado
hasta la venida de nuestro Señor Jesucristo”
● Juan 1, 6-8.19-28 ● “En medio de vosotros hay uno que no conocéis”
Jn 1,6-8.19-28
6
Hubo un hombre enviado
por Dios, de nombre Juan. 7
Éste vino como testigo, para
dar testimonio de la luz, a fin
de que todos creyeran por él.
8
No era él la luz, sino testigo
de la luz. /
19
Los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a
preguntar a Juan: 20 «Tú,
¿quién eres?». Su testimonio
fue claro y rotundo: «Yo no
soy el mesías». Y le preguntaron: 21 «Entonces, ¿qué?;
¿eres Elías?». Y dijo: «No lo
soy». «¿Eres el profeta?».
Respondió: «No». 22 Ellos
insistieron: «Pues, ¿quién
eres, para llevar una respuesta a los que nos han enviado?
¿Qué dices de ti mismo?».
23
Dijo: «Yo soy una voz que grita en el desierto: Allanad el camino del Señor» (como dijo el
profeta Isaías). 24 Entre los enviados había fariseos. 25 Éstos le preguntaron: «Entonces, ¿por
qué bautizas, si tú no eres el mesías, ni Elías, ni el profeta?». 26 Juan respondió: «Yo bautizo
con agua, pero en medio de vosotros está uno que no conocéis; 27 viene después de mí, pero yo
no soy digno de desatar la correa de sus sandalias». 28 Estas cosas pasaron en Betania, al otro
lado del Jordán, donde Juan bautizaba.
El Adviento y la alegría
● Como ya encontrábamos el pasado domingo, Juan Bautista adquiere protagonismo en la espera del
Señor por parte del pueblo de Dios. Esta vez es el evangelista Juan quien nos habla, y nos lo presenta como “testigo de la luz” (7).
● Una característica propia del Adviento, y que se expresa especialmente en las otras lecturas de hoy
(la primera, de Isaías 61,1-2a.10-11; en el Salmo, de Lc 1,46-55 –el Cántico de Maria–; y la segunda, de
San Pablo, 1Té 5,16-24), es la alegría por la venida del Señor.
● Un buen ejercicio para estos días, que nos ayudará a preparar la Navidad, puede ser hacer una
lectura seguida de San Lucas, buscando todas las manifestaciones de alegría que aparecen,
de principio a final. Y hacer plegaria contemplativa, dejarse llevar por este sentimiento que provoca
el Espíritu Santo en aquellos que acogen a Jesucristo en su vida. También nosotros le hemos acogido
y le estamos acogiendo cada día, ¿no? Pues, ¡ALEGRÉMONOS!
● 16 ●
Notas sobre Juan Bautista
● La figura de Juan el Bautista tuvo gran predica-
mento en el cristianismo primitivo, de modo especial en la comunidad del “discípulo amado”,
donde se formó y redactó el cuarto Evangelio;
tanto que su persona y misión aparecen nada
menos que en el himno cristológico, con que, de
modo festivo lleno de solemnidad, se abre el escrito. Está claro que la doble alusión que en él se
hace del Bautista (Jn 1,6-8.15s), constituye una
añadidura del evangelista con la intención de resaltar la trascendental importancia de Jesús de
Nazaret desde la instancia de una reconocida figura carismática de primer orden en aquella época. Además, hay que resaltar que algunos de los
primeros miembros cristianos de esa comunidad
procedían del movimiento del Bautista y su memoria era especialmente venerada por ellos.
● El texto que comentamos este domingo tiene
dos partes, perfectamente definidas. La primera
entra de lleno en el prólogo cristológico, al que
hemos aludido ya. La segunda está fuera de él,
inmediatamente después, al inicio de la introducción del Evangelio (Jn 1,19-51).
* La primera parte se centra en la función del
Bautista como testigo privilegiado de la luz.
Esa luz que es el Verbo, porque está íntimamente unido al Dios de la vida y revela en el
mundo la verdad de su amor a los hombres (Jn
3,16).
* La segunda parte muestra quién es el Bautista
y lo hace mediante un doble recurso: negativo
primero, positivo después. En la constatación
positiva se descubre lo esencial de su misión.
Juan no es el Mesías, tampoco se entiende como Elías o como el ta´eb, el profeta definitivo
que había de venir después de Moisés (cf. Dt
18,15.18). Citando al Deuteroisaías, se confiesa
como “la voz que grita en el desierto, el que
allana el camino del Señor” (Is 40,3). Se pone en
la cadena de los profetas que han sido enviados por Dios a su pueblo como precursores del
Mesías.
PISTAS PARA CONTEMPLAR A JESÚS Y EL
EVANGELIO
 Se
nos presenta a Juan (6), el Bautista, como
quien “no era la luz” (8). El v.9, que hoy no leemos, nos dice que quien es la luz verdadera... la
que ilumina a todos los hombres. El Evangelio es
la presentación de Jesucristo, “luz del mundo” (Jn
8,12; 9,1-41; 1Jn 2,8) que viene al mundo e ilumina
a cuantos se le acercan.
testigo de Jesús es la revelación de su identidad
más profunda, puesto que hace referencia al Padre que lo ha enviado (Jn 3,31-36).
 La expresión “los judíos” (19), que sale 67 veces
en el Evangelio según Juan, no tiene un sentido
étnico (no se refiere al pueblo judío como tal). En
este Evangelio “los judíos” son los representantes
del pueblo de Israel que se oponen a la comunidad
del evangelista y a la fe que esta comunidad tiene
en Jesús. Al mismo tiempo, la expresión hace referencia a la oposición que Jesús mismo encontró
en los dirigentes judíos. Leyendo el Evangelio se
ve que el marco de la confrontación es a menudo
el templo (Jn 2,13-22; 5,10-18; 8,13-20; 10,22-39).
 El bautismo de Juan “sólo con agua” (26) es, co-
mo su misión, preparatorio del bautismo de Jesús,
con Espíritu Santo (Jn 1,33). Se trata del Espíritu
Santo que el Padre envía (Jn 14,26) y que Jesús da
en su Pascua (Jn 20,22).
 Como el pasado domingo (Mc 1,7), aquí el Bautista habla de su indignidad respecto de Jesús con el
signo de desatar “las sandalias” (27), que era una
de las tareas que debían hacer los esclavos cuando su amo volvía a casa.
 El acento de este domingo es en la expresión
de Juan “en medio vuestro hay alguien que vosotros no conocéis” (27). Juan Bautista nos provoca a poner atención, a reconocer Aquel quien,
entonces y ahora, es “en medio nuestro”, en la
vida de los hombres y mujeres que Dios estima
(Lc 2,14), como se nos recordará por Navidad.

En el doble testimonio de Juan importan sobre todo dos realidades, que conservan permanente actualidad. - La primera se manifiesta en
la referencia a Cristo, el Mesías bendito de Dios.
La vida cristiana consiste precisamente en eso:
en dar a conocer a Jesús, como el que nos trae
la salvación de lo alto. El creyente se convierte
en otro Cristo en la medida que lo transparenta
ante los demás, posibilitando contemplar la luz
de su verdad y amor, que es la propia de la Trinidad resplandeciente en este mundo. - La segunda se manifiesta en el bautismo y en el Espíritu, dos realidades de fe que se complementan
mutuamente.
 Juan
“no es la luz” (8) sino el “testigo de la
luz” (7). Cada vez que aparece, insiste en el mismo: “yo no soy el Mesías” (20); y, más adelante:
Vosotros mismos sois testigos del que declaré:
«Yo no soy el Mesías, sino que he sido enviado
ante de él.» (Jn 3,28).
 El
“testimonio” del Bautista se inscribe, según
nos refleja el evangelista Jn, en el juicio que los
judíos inician desde el comienzo contra Jesús. Jesús declarará en este juicio y aducirá testimonio
en favor de sí mismo (Jn 3,11; 5,31-40; 8,13-20). El
● 17 ●
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-B)
Josep Maria Romaguera
Colección Emaús
Centro de Pastoral Litúrgica

Ruego para pedir el don de comprender el
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado

Leo el texto. Después contemplo y sub-
rayo.
 Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.

Que se hable de Jesucristo como “quien es
la luz”, ¿me suena a palabras guapas o lo
he ido experimentando en mi vida? ¿En
qué?

Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?

En estas personas, ¿he estado atento por
descubrir Aquel que ya es “en medio de
nosotros”? Y yo, ¿soy testigo de Aquel que
“es la luz”?

Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.

Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Un día apareció un hombre
Un día apareció un hombre en el horizonte
y reavivó las ascuas de nuestra esperanza dormida.
Un día llegó un hombre que tenía magia en la voz,
calor en sus palabras y embrujo en su mensaje.
Un día vino un hombre
con la esperanza en sus gestos,
con la fuerza de su ser
y con un corazón grandísimo.
Yo sólo soy la voz del que clama en el desierto.
Un día vino un hombre que gritaba cual ninguno
invitándonos a convertirnos
y dar un giro a nuestro destino.
Un día vino un hombre
que rompió nuestros esquemas
para hacernos soñadores, tiernos y libres.
Un día vino un hombre tan recto y austero
que ningún señor, jefe y maestro
lo quiso por mensajero.
Un día vino un hombre tan sencillo y humilde
que nunca se consideró
el centro de sus actuaciones.
Un día vino un hombre
que entabló un diálogo sincero
porque no buscaba ni engañarnos ni aprovecharse.
Un día vino un hombre que era todo voz de otro
clamando: Preparad el camino del Señor.
Un día vino un hombre que tomó la iniciativa
y abrió una brecha y una calzada recta al Mesías.
Un día vino un hombre, enviado por Dios,
para dar testimonio de la luz.
Y al ser preguntado
por sus credenciales e identidad
habló humildemente, no se puso títulos ni mintió.
Ulibarri Fl.
No temas
Y Tú, Señor, vienes
Y nos dices...
No temas. Yo soy tu redentor.
Yo vengo en tu ayuda.
Yo tengo fuerza para tus rodillas vacilantes.
Yo estoy dispuesto a escucharte.
Yo no te abandonaré jamás.
Yo quiero cambiar tu desierto y aridez.
Yo quiero plantar lo nuevo en ti.
Yo tengo la alegría que buscas.
No temas. Yo soy tu Dios.
Yo te enseño mis caminos.
Yo te guío por el camino del bien
y la verdad.
● 18 ●
VER - JUZGAR – ACTUAR
res”
g
e
l
a
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r
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“Estad si
VER:
C
JUZGAR:
uando redactaba esta homilía, los informativos en radio y televisión
y la prensa se centraban en varios temas de actualidad: a pesar de
que según dicen lo peor de la crisis económica ya ha pasado, el informe
FOESSA de 2013 nos dice que hay en España más de 7 millones de parados; que 11,7 millones de personas (3,8 millones de hogares) vive en
exclusión social y pobreza; y 5 millones en exclusión y pobreza severa
(1,5 millones de hogares). También el virus del ébola y sus consecuencias seguían ocupando titulares; se destaparon varios casos de corrupción que aún empeoraron más la opinión que la gente tiene de la clase
política… En estas circunstancias, y si además añadimos los problemas
personales de cada uno, las navidades, tal como las hemos ido dejando
desde hace años, resultan una incongruencia: ¿cómo celebrar fiestas,
con esa “alegría de pandereta”, si la situación está tan mal?
S
in embargo, hemos escuchado en la 2ª lectura: Estad siempre alegres. Y vuelve a surgir la pregunta
que nos estamos planteando todo este Adviento: ¿Cómo será eso posible? ¿Cómo estar alegres,
cuando hay tantos motivos para estar tristes y preocupados? Pero recordemos también lo que estamos
reflexionando durante este tiempo de Adviento: nos preparamos para celebrar y actualizar el nacimiento
del Hijo de Dios hecho hombre, porque eso y no otra cosa es la Navidad.
Y como decíamos la semana pasada, preparamos el camino al Señor aun en medio de los desiertos de
nuestro mundo y quizá también de nuestro desierto interior, para que Él pueda hablarnos al corazón y el
día de Navidad podamos celebrar y experimentar con toda su fuerza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de
Dios, la verdadera Buena Noticia que esperamos y necesitamos.
Por eso hemos pedido en la oración colecta: concédenos llegar a la Navidad, fiesta de gozo y salvación, y
poder celebrarla con alegría desbordante. Precisamente porque la situación está tan mal, porque las personas están tan mal, el hecho de que Dios nazca entre nosotros es motivo de alegría, porque sólo de Él
podemos esperar la salvación.
¿Cómo será eso posible? Porque en Jesús, el Hijo de Dios cuyo nacimiento vamos a celebrar, se cumple
lo hemos escuchado en la 1ª lectura: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque el Señor me ha ungido,
me ha enviado para dar la buena noticia a los que sufren… Por ese motivo quienes celebramos y actualizamos la Navidad debemos decir: desbordo de gozo con el Señor y me alegro con mi Dios.
Y no sólo nos alegramos nosotros; debemos también actuar como Juan el Bautista, estamos también llamados a dar testimonio de la luz. ¿Cómo será eso? El testimonio lo realizaremos con nuestro estilo de
vida siguiendo las indicaciones que san Pablo daba a los Tesalonicenses: Sed constantes en orar... tened
la Acción de gracias… No apaguéis el espíritu… Guardaos de toda forma de maldad… Así daremos testimonio de que en medio de vosotros hay uno que no conocéis… Mostraremos Quién es el fundamento de
nuestra alegría: Jesús, el Hijo de Dios, y no un simple sentimentalismo navideño. Y daremos testimonio
a otros de que, si lo acogen, también Él será el fundamento de una verdadera alegría, por encima de los
problemas personales, sociales y económicos.
ACTUAR:
mí la Navidad una fiesta de gozo? ¿Espero celebrarla con alegría? ¿Me creo que Dios me lla¿Esmapara
a ser testigo de su luz? ¿Tengo presente que, por mi Bautismo y Confirmación, también he sido
ungido para dar la buena noticia a los que sufren? ¿Cómo se concreta en mí el estilo de vida que san Pablo propone? Ese estilo de vida, ¿me hace feliz, estoy alegre aunque también sufra la crisis?
En el Prefacio diremos: El mismo Señor… viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en
cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos testimonio de la espera dichosa de su reino. En este Adviento, si nos preparamos y cuidamos nuestro estilo de vida, seguro que serán muchas las ocasiones que se nos presentarán para ser testigos de la luz; seguro que serán bastantes las personas que sufren a las que podremos dar la buena noticia.
Sigamos preparando el camino al Señor, porque seguro que tendremos ocasión de mostrar que es posible celebrar la Navidad, la verdadera Navidad, con alegría. Mantengamos la esperanza aun en medio de
los problemas personales y de la crisis generalizada, porque como nos ha dicho san Pablo: el que os ha
llamado es fiel y cumplirá sus promesas.
● 19 ●
IV Domingo de Adviento - B
●
2 Samuel 7,1-5.8b-12.14a.16 ● “El reino de David durará por siempre en la presencia del Señor”
● Salmo 88 ● ”Cantaré eternamente las misericordias del Señor”
● Romanos 16, 25-27 ● “El misterio mantenido en secreto durante siglos, ahora se ha manifestado”
● Lucas 1, 26-38 ● “Jesús nacerá de María, desposada con José, de la estirpe de David”
Lc 1, 26-38
26
A los seis meses envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, 27 a una joven virgen, prometida de un hombre descendiente de David, llamado José. La
virgen se llamaba María. 28 Entró
donde ella estaba, y le dijo:
«Alégrate, llena de gracia; el Señor
está contigo». 29 Ante estas palabras,
María se turbó y se preguntaba qué
significaría tal saludo. 30 El ángel le
dijo: «No tengas miedo, María, porque has encontrado gracia ante Dios.
31
Concebirás y darás a luz un hijo, al
que pondrás por nombre Jesús. 32 Será grande y se le llamará Hijo del altísimo; el Señor le dará el trono de David, su padre; 33 reinará sobre la casa
de Jacob para siempre y su reino no
tendrá fin».
34
María dijo al ángel: «¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones?». 35 El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el
niño que nazca será santo y se le llamará Hijo de Dios. 36 Mira, tu parienta Isabel ha concebido
también un hijo en su ancianidad, y la que se llamaba estéril está ya de seis meses, 37 porque no
hay nada imposible para Dios». 38 María dijo: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra». Y el ángel la dejó.
Notas sobre el don de Dios a la humanidad
● Adviento es ocasión porque para cada uno de nosotros es volver a creer que “Dios te ha concedido
su gracia”
dad.
(30).
Esta afirmación del Ángel en María es la que se acentúa hoy, justo antes de la Navi-
● Este texto nos ofrece un retrato del diálogo entre Dios y la humanidad. La iniciativa y el protagonismo es de Dios. En María, la mujer del “sí” total al Señor, nos vemos nosotros acogiendo “la gracia”.
● Recordemos que este mismo texto es el que hemos leído el mismo día 8, fiesta de la Inmaculada. Y
de ahí surge la mariología: María, figura central del Adviento. María es la discípula que nos enseña
cómo esperar al Señor, modelo de oración y espera, de vigilancia y entrega.
● La clave de hoy, que la distingue del día 8, es la espera-preparación inmediata de la fiesta de Navidad, en la espera-preparación de la venida del Señor.
● Pero, hay otros autores que centran la narración en la iniciativa y protagonismo de Dios, la centralidad de la persona de Jesús, el Cristo, el Mesías, el Señor
● 20 ●
(Lc 2,11)
y en la fuerza creadora del Espíritu.
Adviento, ocasión de volver a creer que
“has encontrado gracias ante Dios”
Esta afirmación de Ángel a María (30) es la que se
acentúa hoy, justo antes de Navidad. También
nosotros como María, nos experimentamos acogiendo “la gracia” (¡ojalá!).
NOTA: quizá valdría la pena leer las notas sobre
este mismo texto de la fiesta de la inmaculada
Concepción, del 8 de diciembre, que completa lo
que decimos aquí.
PISTAS PARA CONTEMPLAR A JESÚS Y
EL EVANGELIO

Para leer los denominados “Evangelios de
la infancia”, capítulos 1 y 2 de Lucas y capítulos 1 y 2 de Mateo, hace falta saber que
son unos capítulos añadidos como prólogo a
los respectivos evangelios. Es decir, su contenido es el mismo que después encontramos cuando seguimos los hechos y palabras
de Jesús y el posicionamiento de los diversos personajes ante Él. No nos explican,
pues, hechos de la infancia de Jesús sino
que pretenden decirnos, como todo el Evangelio, quien es aquel Jesús de Nazaret: el
“Hijo de Dios” (35).
 Así, pues, en esta escenificación los amos
del escenario son el Ángel y María, pero el
texto nos habla de Jesús, el Cristo. El protagonista es “el hijo” (31) que María tendrá. El
evangelista pretende mostrar desde el comienzo de su obra quien es verdaderamente
Jesús de Nazaret: quien como hombre es, a
la vez, el Mesías e Hijo de Dios.

El texto nos habla de este hijo que tiene
que nacer. Por ejemplo, diciéndonos su
nombre, “Jesús” (31). O diciendo que “se llamará – por quienes crean en Él– Hijo del Altísimo” (32) e Hijo “de Dios” (35), títulos que
muestran su relación única y directa con
Dios. También se habla de Él presentándolo
como rey (33) en “el trono de David” (32),
expresiones que conectan con la esperanza
de Israel en un Mesías, un Salvador (Lc 1,69;
2,11; 2,30) enviado por Dios a liberar su pueblo.

Con este anuncio del Ángel del Señor a
María se cumple así la profecía mesiánica
de Isaías (Is 7,10-14). Es la “señal del Emmanuel” que Dios da al renuente rey Acaz
(s.VIII a. C.), tentado de buscar la alianza
asiria para librarse de sus amenazantes
vecinos, los reyes de Damasco en Aram y
de Efraín en Samaría. Todo porque no se
fiaba de Dios. La señal que él le da por
boca del profeta es el nacimiento de un
niño de una mujer doncella. Este niño,
que aseguraría la pervivencia del reino
davídico, según la promesa divina hecha a
● 21 ●
David por boca del profeta Natán, pudo ser
el hijo de la propia esposa del rey Acaz, joven todavía y esperando su primer hijo.

Este fragmento que contemplamos hoy
destaca especialmente la iniciativa de Dios
en la encarnación de su Hijo: es Dios quien
envía el mensaje a María (26-27); es Dios
quien da su “gracia” (30); es Dios quien
constituirá Jesús como Mesías (32); la concepción humana es obra del Espíritu Santo
(35). Pero la sorpresa es que toda la acción
de Dios se realiza, precisamente, en “la
carne” (Jn 1,14) humana. Es decir, la iniciativa de Dios pide respuesta –y, por lo tanto,
iniciativa– nuestra. El “sí” de Maria (38), el
“sí” de cada discípulo, permiten a Dios el
echar adelante su plan.

La entrega generosa del Padre a los
hombres representa el centro mismo del
relato y tiene incalculables consecuencias
para el destino humano. Al llegar la plenitud de los tiempos (Gal 4,4) el Padre en su
incondicional amor a la humanidad nos entrega a su hijo por la fuerza creadora del
Espíritu. Ésta es la gran noticia que interesa
a todos los hombres y mujeres y en la que
la raza humana se juega su presente y futuro (aunque se desconozca).

Las palabras del ángel: “para Dios nada
hay imposible” (37) vienen a dar respuesta
a la tozudez o incredulidad humana ante la
propuesta de Dios. Es decir, en María y para nosotros “no hay nada imposible” cuando nos ponemos a disposición de la iniciativa de Dios. Por esto no debemos tener
“miedo” (30). Abraham, a quien recuerdan
estas palabras del Ángel (Gen 18,14), lo experimentó: mientras quiso ser él el creador
de un gran pueblo, la promesa de Dios no
se podía cumplir. La concepción de Jesús
está en paralelo con la creación de Adán.
Nace Dios mismo, principio de una nueva
humanidad. Nazaret es una aldea insignificante de una región alejada y cosmopolita,
Galilea. Empieza algo nuevo, y hay, por
tanto, una cierta ruptura con el pasado.
“El Evangelio en medio de la vida”
(Domingos y fiestas del ciclo-B)
Josep Maria Romaguera
Colección Emaús Centro de Pastoral Litúrgica

Ruego para pedir el don de comprender el
Evangelio y poder conocer y estimar a Jesucristo y, así, poder seguirlo mejor

Apunto algunos hechos vividos esta semana que ha acabado
Hágase en mí
Hágase en mí
hágase en mí según lo que quieras de mí
hágase en mí según Tú quieras
hágase en mí a tu manera
hágase en mi como Tú quieras
hágase en mi según lo que Tú mas quieras
cueste lo que cueste hágase en mí...
AYUDAME MADRE A ENCONTRAR
LA VOLUNTAD DE DIOS Y A DECIRLE:



¿Qué ha provocado en mí, a lo largo de la
vida, la iniciativa de Dios, el regalo de su
“gracia”?
hágase en mí según tu Palabra
según tu voluntad
hágase en mi,
hágase en mi según Tú quieras
hágase en mí a tu manera
hágase en mí como Tú quieras
hágase en mí lo que Tú quieras
hágase en mí según lo que Tú mas quieras
cueste lo que cueste
hágase en mí...
hágase en mí según lo que Tú mas quieras
cueste lo que cueste
hágase en mí...
hágase en mí según lo que Tú mas quieras
cueste lo que cueste
hágase en mí..
Y vuelvo a mirar la vida, los HECHOS vividos, las PERSONAS de mi entorno... desde el Evangelio ¿veo?
Este año pondré un nacimiento diferente,
sin ángeles, sin pastores, sin reyes,
porque en mi pueblo ya casi no existen,
y niños y adultos no entienden que estén contigo
sólo los que no se ven en la calle.
En su lugar pondré figuras del presente.
Leo el texto. Después contemplo y subrayo.
Ahora apunto aquello que descubro de JESÚS y de los otros personajes, la BUENA
NOTICIA que escucho...veo.
Hermana Glenda
Un Belén diferente




¿Qué anuncios recibo, a través de estas
personas y hechos, de que Dios cuenta
conmigo por algo? ¿Cómo esto me ayuda a
preparar la Navidad?
Llamadas que me hace -nos hace- el Padre hoy a través de este Evangelio y compromiso.
Plegaria. Diálogo con Jesús dando gracias, pidiendo...
Un parado,
víctima de todas las multinacionales,
con las manos callosas y arrugas en la frente.
Tiene vergüenza y duele verle.
Un emigrante,
sin patria, sin hogar ni papeles,
de color, con olor y hambre.
Quizá esta noche lo acoja alguien.
Una prostituta,
con mirada triste y mirada palpitante,
usada y juzgada por casi toda la gente.
Quizá esta noche reencuentre su dignidad.
Un drogadicto,
aferrado a sus viajes y estrellas artificiales
porque en la tierra no tiene presente.
Quizá esta noche vea la estrella de su vida.
Un preso,
de los de siempre, sin causa ni gloria,
al margen de la sociedad y con barrotes.
Quizá esta noche le llegue una ráfaga de aire libre.
Un enfermo de sida,
separado, aislado, como una peste,
tumbado en el lecho sin futuro y casi sin presente.
Quizá esta noche alguien se acerque a él y le bese.
Ya sé que no están todos;
pero si me atrevo a ponerme yo,
y no me olvido a colocarte a Ti,
este Belén no será de Herodes.
F. Ulibarri: Al viento del Espíritu,
● 22 ●
VER - JUZGAR – ACTUAR
elén”
B
l
e
a
t
n
“Dios mo
VER:
A
fecha de hoy, quien más quien menos ya estamos pensando en
montar el Belén, incluso hay quien ya lo tiene montado: pensamos
dónde lo vamos a poner, qué vamos a poner, si lo de siempre o añadiremos algo nuevo… Aunque en el fondo en la mayoría hay un sentimiento religioso que nos mueve a montar el Belén, a veces ese sentimiento queda oculto por el deseo de que “nos quede bonito”… También
hay un punto de vanidad, porque nos gusta que cuando lo ven otras
personas nos digan halagos, lo bien que lo hemos puesto… Si nos paramos a pensar, al montar el Belén, el protagonismo se centra en
“nosotros”, en lo que “nosotros hemos hecho”, y no en lo que montar
el Belén significa: una expresión de lo que estamos celebrando: el nacimiento del Hijo de Dios.
JUZGAR:
ero precisamente porque ya tenemos a las puertas la Navidad, la celebración y actualización del naciP
miento del Hijo de Dios hecho hombre, la Palabra de Dios nos hace una llamada de atención y nos hace ver que, en realidad, es Dios quien quiere “montar el Belén” en nosotros, para que Jesús, el Dios que
nace entre nosotros, sea el verdadero centro de la Navidad.
En la 1ª lectura hemos escuchado que, ante el deseo del rey David de construir un templo para Dios, el
Señor rechaza su ofrecimiento y le responde por medio del profeta Natán: ¿Eres tú quien me va a construir una casa para que habite en ella? Indudablemente la intención de David es buena, quiere hacer algo bueno por y para Dios… Pero el profeta le hace saber que, una vez más, debe dejar la iniciativa y el
“protagonismo” a Dios, como ha hecho anteriormente: Yo te saqué… Yo estaré contigo… te pondré en
paz… David tiene que seguir dejando el protagonismo a Dios, ya que es Dios quien quiere habitar en él
para que pueda continuar cumpliéndose su plan de salvación: estableceré después de ti un descendiente
tuyo, un hijo de tus entrañas, y consolidaré mi reino. Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo… Tu casa y tu reino durarán por siempre en mi presencia.
A punto de celebrar la Navidad, hoy Dios también nos cuestiona: “¿Eres tú quien quiere montar el Belén?” Porque en realidad lo que quiere de nosotros es que le dejemos que “monte el Belén” en nosotros,
para que también hoy continúe cumpliéndose su plan de salvación.
Y nos preguntamos, como hemos hecho durante este Adviento: “¿Cómo será eso, cómo podrá Dios montar el Belén en nosotros?” Como a María, nos dice anuncio sorprendente: concebirás y darás a luz… y le
pondrás por nombre Jesús. Si buscamos en el diccionario “concebir”, significa en primer lugar comprender, encontrar justificación a los actos o sentimientos de alguien. Lo que hemos estado orando,
reflexionando y celebrando este Adviento nos tiene que llevar a comprender por qué Dios quiso nacer
entre nosotros de este modo, y la comprensión nos llevará a la aceptación. Y después daremos a luz eso
que hemos concebido, eso que hemos comprendido y aceptado. Mostraremos que Dios ha montado el
Belén en nosotros, que Jesús ha nacido en nosotros.
Pero la pregunta continúa, igual que se la hizo María: ¿Cómo será eso? Pero también la respuesta es la
misma: El Espíritu Santo vendrá sobre ti… Es una nueva llamada para que recordemos que la iniciativa
es de Dios y, como María, debemos abrirnos a la acción del Espíritu Santo y decir hágase en mí según tu
palabra, fiarnos de Él y dejarle la iniciativa para que Dios pueda montar el Belén en nosotros.
ACTUAR:
A
punto de celebrar la Navidad, ¿he montado o estoy pensando en montar el Belén? ¿Qué me motiva
a ello? ¿Tengo suficientemente presente que lo más importante no es que quede bonito sino que sea
expresión de la celebración y actualización del nacimiento del Hijo de Dios? ¿Qué voy a hacer para que
estos días el protagonismo lo tenga Dios? ¿Me abro al Espíritu Santo en la oración, para que me haga
“concebir y dar a luz”, es decir, me haga comprender y mostrar a Jesús que nace?
A lo largo de este Adviento, cada vez que nos hemos preguntado “¿Cómo será eso…?”, Dios nos ha ido
dando su respuesta: tenemos lo necesario para preparar su camino sin dejarnos despistar, para reorientar nuestra libertad hacia Él evitando el pecado y así ser testigos creíbles de esperanza. Hemos tenido el
ejemplo de Juan el Bautista y sobre todo el de la Virgen María. Nos hemos preparado, pero ahora debemos dejar el protagonismo a Dios. Que, ya a las puertas de la Navidad, digamos como María: hágase en
mí según tu palabra, para que Dios monte el Belén en nosotros y por Él seamos expresión viviente de lo
que es y significa la verdadera Navidad: Dios-con-nosotros.
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