UN BOARDING-HOUSE Hay en Venezuela una excelente persona

Anuncio
UN BOARDING-HOUSE
Hay en Venezuela una excelente persona que ha abierto al
público, con el nombre de Boarding-house, un hotel bueno.
El caballero Rodolfo Yanes, persona dada a empresas y capaz de
ellas, ha llevado este hotel en su mente años enteros. Lo ha
acariciado, lo ha perfeccionado, lo ha ajustado a los buenos modelos
de casas de hospedaje, en que se presten a las comodidades del
hotel las gratas confianzas de la casa de familia; y lo ha levantado al
fin, frente a un hermoso parque, en calle, como todas las de la noble
Caracas, limpia y espaciosa, y cerca del templo magno de Santa
Teresa, que por una de sus entradas recuerda al Panteón de Roma, y
a la alegre iglesia de la Magdalena
en su interior gallardo y
majestuoso; cerca de la Universidad, llena de memorias históricas y
de hombres jóvenes que las aman, y se aprestan a añadir a ellas;
cerca del Capitolio, cuya solemne escalinata invita a pensamientos
grandes.
A la puerta del hotel Yanes se detiene el tranvía, que para los
perezosos o cansados es necesario, mas no para los demás, por no
haber ciudad tan galana, ni que tanto convide a pasear por ella como
Caracas luminosa, con sus calles reales, que barredoras de perfecto
modelo mantienen siempre limpias, con sus casas añejas y vastas,
que hablan por sus ventanas espaciosas y sus amplias puertas de
cordialidad y de hidalguía, con sus artísticos monumentos, aromosos
jardines, pintorescos barrancos, atrevidos puentes, arcadianos valles,
y florecidas cercanías.
El que no tenga en Caracas casa propia, vivirá como en ella en la
casa Yanes: allí trato gentil, por serlo el dueño; allí casas anexas,
para hospedar familias; allí restaurant
próximo, con sala para
damas;—allí, en suma, en la Avenida Sur, números 85 y 87, han de
hallar los viajeros, presteza en el servir, arte en el hacer de comer, y
pulcritud en las alcobas,—que son bienes que a veces, en París culta,
en Madrid jovial, en Londres brumosa, y en este mismo New York tan
celebrado, no rebosan por cierto en las casas de huéspedes.
Y luego: para trato galano y caballeroso,—Caracas.
La América. Nueva York, junio de 1883.
Descargar