Medicinas alternativas, una visión crítica (II) Publicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net) Medicinas alternativas, una visión crítica (II) Enviado por oscar el Jue, 12/07/2006 - 13:26 Antetítulo (dentro): SALUD Sección principal: Cuerpo Cuerpo: Las medicinas alternativas triunfaron a finales del siglo pasado al socaire del ecologismo. Pero después de este primer boom, los movimientos de consumidores y el de defensa de una salud pública han reaccionado y las están poniendo en su sitio. Muchos naturópatas y curanderos no son licenciados en medicina, ni en enfermería, ni en dietética, ni en otras ciencias de la salud. Y lo malo no es que estén ejerciendo el honorable arte de curar -nadie debería tener el monopolio-, lo peor de todo es que pasan consulta cargados de prejuicios. Se da por sentado que siempre será mejor lo natural, lo integral y lo vegetariano; nos seduce más lo desconocido, lo exótico, lo milenario y las culturas lejanas. Muchos terapeutas y adeptos suelen partir de discursos simplistas y presupuestos falsos: casi todas las enfermedades son curables y la gente enferma por no seguir las Leyes de la Naturaleza (con mayúsculas), igual que uno peca y va al infierno por desobedecer la Ley de Dios. Tampoco es cierto que la mayoría tenga una visión holística o compleja de la salud (predominan los modelos individuales, pseudobiológicos, esotéricos y espirituales, en detrimento del modelo ecosocial). Sin embargo, la epidemiología ha demostrado que los hábitos (dieta, ejercicio, tóxicos...) aun siendo muy importantes, no lo son todo. Hay factores genéticos no modificables, y factores sociales que tampoco se modifican a corto plazo. “Pues a mí me ha funcionado”, argumentan muchos. La cosa no es tan simple: numerosas patologías crónicas se caracterizan por tener altibajos naturales. Una mejoría Página 1 de 2 Medicinas alternativas, una visión crítica (II) Publicado en Periódico Diagonal (https://www.diagonalperiodico.net) puede deberse a una casualidad (coincide con algún otro cambio imperceptible) o a una peculiaridad genética personal. Muchas mejorías suelen deberse al efecto placebo, que es pasajero y no cura las enfermedades degenerativas. Existen, en fin, dos peligros frecuentes. Uno es ‘patologizar’, diagnosticar algo que no existe o que no es una enfermedad. Y otro es el perder un tiempo precioso en tratamientos inútiles, retrasando así el diagnóstico y tratamiento de enfermedades graves. Pero no todo son malas noticias: desde hace unas dos décadas han empezado a crearse centros de investigación de medicinas complementarias, financiados por algunos gobiernos que están evaluando su posible eficacia. Dichos centros están separando el grano de la paja. Aun así, el número de terapias alternativas aumenta más rápidamente que la capacidad de la sociedad para investigarlas con rigor. Edición impresa: Licencia: CC-by-SA Compartir: Tipo Artículo: Normal Info de la autoria: Médico y miembro del colectivo Sumendi Autoría: Antonio Palomar Página 2 de 2