Ovidio-, elogiando la hermosura de la diosa de la juventud: La

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Ovidio-, elogiando la hermosura de la diosa de la
juventud:
La púdica Ora se enrojece como una
Granada.
{ñlctham,, libr., 1, 4, 84.)
El fruto del Granado es tan seductor, decia Punió, «que no hay n i n g u n a de sus partes que no deleite
y recree:» así lo comprendió el poeta Rey celebrando
la hermosura de su Esposa, y en el mismo sentido, y
casi con las mismas frases, lo h a n hecho muchos
Poetas. Dafne dijo á Cloe: Gonce tu<B, ut pomum
roseum.
Serian interminables las citas que aún pudieran
aducirse como prueba del entusiasmo de la antigüedad por el Granado; esto desde luego indica cuánta
sería la vigilancia y el interés por su cultivo. File tas
asimismo, censor de los Poetas Griegos, era entusiasta por el Granado, y celoso guarda de su huerto, decia de los muchachos: Vereor, ne pro} insolencia
líalos Púnicos
frangant.
Las Granadas de Cananea fueron entre los antiguos las mas estimadas: ellas hicieron parte de los
siete frutos celebrados de la Palestina, sobre todo las
del G/ie-rimmon ó valle del Granado, dando origen
á la acción de gracias que por esta planta se tributaba á Jehová, siendo motivo mas tarde de punible
idolatría.
Difícil es la esplicacion de la etimología del Granado y su fruto. El Punicus de los Latinos, recordando á Cartago, parece denotar que trae de allí
su origen: otros creen que viene del adjetivo puní-
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