EL ESPÍRITU DE COMIBAM - Red Misiones Mundiales

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El Espíritu de COMIBAM
Una breve reseña histórica y presentación de las
características básicas de COMIBAM Internacional
Bertil Ekström
Prólogo
“Nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo sino el Espíritu que procede de
Dios, para que entendamos lo que por su gracia él nos ha concedido. Esto es
precisamente de lo que hablamos, no con las palabras que enseña la sabiduría
humana sino con la que enseña el Espíritu, de modo que expresamos verdades
espirituales en términos espirituales”. (1 Corintios 2.12-13)
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Un Espíritu que procede de Dios – no del mundo
Sabiduría que enseña el Espíritu – no sabiduría humana
Expresando verdades espirituales – no filosofía de este siglo
Introducción
¿Qué es el espíritu de COMIBAM? El espíritu de COMIBAM es una
expresión utilizada por muchos para caracterizar un movimiento misionero, a la par
del “espíritu de Lausana”. ¿Pero que significa? ¿Hasta qué punto podemos definir
algo como siendo típico de COMIBAM y distinto de otros movimientos
misioneros? Esta es la difícil pregunta que deseo contestar en esta ponencia en la
apertura de la primera Asamblea Internacional de COMIBAM.
La realización de la Asamblea Internacional es un momento histórico de
COMIBAM. Es la primera vez que reunimos oficialmente representantes de los 25
países iberoamericanos para juntos decidir los rumbos y el liderazgo del
movimiento. Trátase de un profundo cambio en la forma como hemos trabajado
hasta hoy que responde al deseo de ver los movimientos misioneros nacionales más
y mejor involucrados en la vida diaria de COMIBAM. Sigue un patrón de
democratización de los países iberoamericanos pero mucho más que esto, es la
declaración del actual liderazgo de COMIBAM de que queremos ser un
movimiento a partir de, y para las iglesias enviadoras, los centros de capacitación y
las agencias misioneras en nuestros países. Renunciamos a la tentación de ser una
supra-estructura que decide las cosas de arriba para bajo. Abrimos nuestra forma de
elegir los líderes de COMIBAM a los criterios de las bases y buscamos una
participación que nace de las raíces.
I. Una breve reseña histórica de COMIBAM
Muchas “historias” han sido contadas sobre COMIBAM y de repente tenemos
muchos “padres” que se dicen protagonistas del movimiento. Reconocemos que
muchos factores han influido en el surgimiento y el desarrollo de COMIBAM y
que muchas personas han contribuido para su formación y crecimiento. No hay
duda de que es en primer lugar una obra de Dios, que a través de su Santo Espíritu
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ha soplado en nuestras naciones el viento misionero y dado origen al movimiento
que hoy día tenemos.
Sin embargo, es importante intentar trazar las líneas históricas de COMIBAM
hasta nuestros días para que podamos evaluar lo que ha pasado, agradeciendo a
Dios por su obra, y aprendiendo de la experiencia acumulada. Lo hago a partir del
inicio del movimiento conocido como de Lausana, con sus antecedentes en el
congreso de 1966. Podría, no obstante, haber optado por otras líneas de influencia,
que si no con la misma intensidad, han igualmente contribuido para la formación
de una conciencia misionera en nuestros países.
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1966 – En la ciudad de Berlín, Billy Graham reúne 1.200 personas para el
Primer Congreso de Evangelización Mundial. Decídese dar continuidad al
proceso de movilizar las iglesias evangélicas hacia la evangelización mundial,
especialmente hacia los no alcanzados, convocándose un nuevo congreso para
el año de 1974.
1974 – El Congreso de Evangelización de Lausana, Suiza, realizado en 1974
es el marco más importante de este siglo en la historia de las misiones
evangélicas. Su influencia llegó a Latinoamérica a través de los muchos latinos
que ahí estuvieron, pero también por la literatura y por las consultas
posteriores que organizó el movimiento de Lausana. Para ser más correcto, los
precursores de la misionología evangélica latinoamericana, como Samuel
Escobar, René Padilla y otros, ofrecieron al congreso en Lausana importantes
aportes para la formación de una mentalidad misionera en base a una
comprensión integral del evangelio. El énfasis en la teología del Reino de Dios
y las consecuencias de la presencia de la iglesia en la sociedad, cambió en
mucho los rumbos de la misionología mundial y de la acción misionera global.
Alabamos a Dios por esta cooperación latinoamericana para la comunidad
evangélica mundial.
1975 – Fue organizada la primera asociación misionera nacional del
continente, la AMTB (Asociación de Misiones Tranculturales Brasileñas) por
iniciativa de varios líderes nacionales y misioneros extranjeros trabajando en
Brasil, siendo Jonathan dos Santos el primer presidente de la asociación. La
AMTB fue fundada por 9 agencias misioneras con la participación de varias
denominaciones.
1976 – El congreso de la Alianza Bíblica Universitaria en Curitiba, Brasil,
sobre misiones en y fuera del país fue un evento que despertó a muchos líderes
emergentes sobre la responsabilidad de la iglesia brasileña en las misiones
mundiales.
1983 – Realízase el Primer Congreso Brasileño de Evangelización en Belo
Horizonte, con la participación de líderes de todas las grandes denominaciones
y organizaciones misioneras. Luego antes del congreso Jonathan dos Santos
había compartido con Luis Bush, pastor de una iglesia misionera en El
Salvador (Iglesia Nazareth) sobre el anhelo de expandir la visión misionera
por el continente y sugirió que se celebrara una conferencia a nivel
iberoamericano.
1984 – Misión ’84 organizado por la Iglesia Nazareth de El Salvador,
confirmó el interés naciente por las misiones y el deseo de que se realizara una
conferencia continental. Theodore Williams, de la India, en ese entonces el
Secretario Ejecutivo del Comité de Misiones de la Alianza Evangélica
Mundial (WEF), indicó tener la misma inquietud, así como otros líderes a
nivel internacional.
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1984 – En Stuttgart, Alemania, el Comité Lausana tuvo una reunión de
planificación y el grupo que representaba a América Latina fue desafiado a dar
continuidad al proceso de concientización sobre el mandato misionero. Los
líderes de CONELA (Confraternidad Evangélica Latinoamericana) tomaron
para sí este desafío y convocaron a una reunión para diciembre del mismo año
para discutir el tema. “Se revisó la perspectiva histórica de las misiones en
América Latina, el surgimiento de la visión y el involucramiento de la iglesia y
la necesidad de celebrar una conferencia misionera a nivel continental. Las
organizaciones presentes acordaron coauspiciar la celebración del primer
congreso misionero iberoamericano, que incluiría los países de habla
portuguesa e hispana de Europa, y el nombramiento de un Comité
Coordinador, quien sería el encargado de implementar la visión”. (Extraído del
manual del congreso de COMIBAM ’87). La Iglesia brasileña se puso a
disposición para ser la anfitriona del evento.
8. 1985 – Fue celebrada una consulta misionera en São Paulo con la siguiente
conclusión: “Nosotros representantes de iglesias y agencias misioneras
brasileñas y representantes de varios países latinoamericanos, nos reunimos en
una consulta nacional en São Paulo y nos comprometimos a motivar a las
iglesias a desarrollar un programa completo de misiones; a asociarnos
juntamente con pastores y otros líderes; para promover COMIBAM ’87,
juntamente con la iglesia evangélica de Brasil y apoyar la preparación,
ejecución y evaluación de COMIBAM ’87” (op. cit.)
9. 1986 – Realizase la Primera Consulta Teológica Iberoamericana en Antigua,
Guatemala, con una interesante afirmación doctrinal sobre las misiones con
claras definiciones de los términos misionológicos y de las prioridades de la
iglesia iberoamericana en cuanto a la misión de la Iglesia. Esto sirve de base
para lo que se iba a presentar en COMIBAM ’87, el año siguiente.
10. 1987 – COMIBAM ’87 entra para la historia de las misiones en Iberoamérica
como un divisor de aguas. A pesar de ya existir un movimiento misionero en
varios de los países iberoamericanos, representado por algunas
denominaciones, iglesias locales y agencias, el congreso en São Paulo fue el
catalizador de un movimiento que llegó a todo el continente. Asistieron a
COMIBAM ’87 3.200 delegados y nadie de nosotros que participamos
olvidará el lema que repetidamente pronunciamos: “De campo misionero a
fuerza misionera”.
11. 1987 a 1989 – Fue un período de euforia cuando iniciativas nacionales fueron
tomadas y un gran número de agencias misioneras empezaron a surgir. El
liderazgo de COMIBAM estuvo bajo Luis Bush que había sido nombrado por
el grupo coordinador del congreso como el primer presidente de lo que ahora
se llamaba Cooperación Misionera Iberoamericana. Alexandre Araújo que
había sido el secretario ejecutivo del congreso paso el bastón para Edison
Queiroz, que con pocos recursos, intentaba mantener los contactos a nivel
continental y promover la continuidad de la visión de COMIBAM. En Quito
estaba ubicada la oficina internacional teniendo al Ing. Roberto Hacht como
administrador, hasta su muerte en 1989. Varios congresos fueron realizados
como seguimiento a COMIBAM ’87 en los distintos países por iniciativas
nacionales, por ejemplo Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba en el año de 1988,
y Misión ’89 en Mar del Plata, todos en Argentina. Hubo congresos y
consultas también en Chile, Uruguay, Paraguay así como en otras partes del
continente.
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12. 1990 – Dos consultas importantes sobre Capacitación Misionera fueron
realizadas en este año (Córdoba y Guatemala). De estas salieron el perfil del
misionero ideal y fueron formas concretas de llevar adelante el movimiento,
con una estrategia de capacitación y un estímulo a la formación de centros de
capacitación.
13. 1990 – Luis Bush había asumido nuevos compromisos y hubo la necesidad de
encontrar un nuevo presidente para COMIBAM. El directorio escogió a Rudy
Girón de Guatemala, un arquitecto que había participado desde el principio de
COMIBAM y con fuerte presencia en COMIBAM ’87. De forma abnegada y
con mucho sacrificio Rudy encabezó el movimiento hasta el segundo congreso
en Acapulco 1997. Para muchos COMIBAM había sido un evento y no
sobreviviría como una estructura cooperativa de las misiones iberoamericanas.
Rudy probó que los críticos estaban equivocados y que era posible desarrollar
una organización a partir del contexto latino que aglutinase las iniciativas
misioneras del continente. En 1990 fue convocada la consulta latinoamericana
al mundo islámico, CLAME ’90, que fue auspiciada por COMIBAM y PM en
Orlando, y que trajo al movimiento iberoamericano un comprensión de la
realidad del desafío islámico y de la necesidad de capacitación específica para
los obreros que serían enviados al mundo musulmán.
14. 1992 – La Primera Consulta Iberoamericana Adopte un Pueblo en Costa Rica,
marcó un nuevo énfasis en la dinámica y en la estrategia de COMIBAM.
Líderes de la mayoría de los países iberoamericanos concordaron en apoyar el
programa de Adopte un Pueblo con el desafío de que la iglesia iberoamericana
iba a adoptar 3.000 de los 12.000 pueblos presentados como “no alcanzados”.
Fue también realizada un consulta sobre capacitación en Guatemala.
15. 1993 – El Primer Congreso Brasileño de Misiones (I CBM) en Caxambu MG,
y el Congreso Misionero de COMHINA, en Orlando FL, fueron dos claras
expresiones de que ya se daban las condiciones de promover grandes
congresos misioneros a nivel interdenominacional. En Brasil, 103
denominaciones estuvieron representadas en el evento de I CBM y una nueva
fase de cooperación y de diálogo empezó.
16. 1994 – El Primer Encuentro de Iglesias y Agencias Misioneras celebrada en
Panamá en 1994 trató de importantes temas de la colaboración entre los
diferentes segmentos del movimiento misionero. Finalizó con el compromiso
de todos los presentes de formar las redes de iglesias, agencias y centros de
capacitación, y de una mayor integración en estas redes.
17. 1995 – Se inicia los preparativos para COMIBAM ’97, el segundo congreso a
nivel iberoamericano. Después de recibir la invitación de varios países y
discutir la viabilidad de cada alternativa, el Directorio de COMIBAM decidió
que Acapulco, México, sería palco de este evento. Fue lanzado el desafío de
que cada país hiciera una evaluación de su movimiento a través de encuestas y
consultas regionales o nacionales. Uno de los importantes pasos este año fue la
invitación al pastor David Ruiz a asumir la dirección ejecutiva de COMIBAM.
Durante los últimos años Rudy Girón había acumulado las dos funciones (de
presidente y de director ejecutivo) pero aproximándose el congreso en
Acapulco había necesidad de dividir la carga.
18. 1996 – Durante los años de 1996 e 1997 una gran cantidad de consultas fueron
realizadas con el objetivo de evaluar y definir las características del
movimiento misionero. En algunos países las consultas fueron nacionales, en
otras regionales, como el caso de Brasil donde más de 30 consultas fueron
convocadas.
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19. 1997 – El clímax del proceso de evaluación y de proyección fue la celebración
del COMIBAM ’97 con la participación de 2.711 personas. Los temas fueron
los de la selección, capacitación, envío y cuidado pastoral de la fuerza
misionera latina. El evento fue una demostración de la madurez del
movimiento pero también de la gracia de Dios. A pesar del huracán que pasó
por Acapulco tres semanas antes, las enormes dificultades económicas, la
dificultad impuesta por las autoridades mexicanas de conceder visas y los
tantos problemas de comunicación, COMIBAM’97 fue un éxito. La Junta
Directiva de COMIBAM (nuevo nombre dado al cuerpo de liderazgo) había
trabajado durante algunos meses con la reforma del Reglamento Interno y con
la indicación de un substituto para la presidencia, siendo que Rudy había
declarado su intención de trabajar en otro continente. Antes del congreso un
servidor fue electo por la Junta Directiva para presidir por un período de tres
años. El día después del congreso la Junta se reúne para evaluar el evento y
para definir los rumbos de COMIBAM Internacional.
La decisión fue de trabajar los cambios ya propuestos de mudanza estructural
y de enfocar en el fortalecimiento de los movimientos nacionales.
20. 1998–2000 – El principal contenido de estos años ha sido la reestructuración
interna y la realización de congresos regionales y nacionales. En casi todos los
países se han celebrado conferencias y consultas promovidas por el liderazgo
nacional vinculado a COMIBAM. La reestructuración ha significado una
redefinición de los rumbos y una nueva dinámica de liderazgo y de actuación.
Esto vamos a describir mejor durante estos días de la Asamblea Internacional.
21. 2000 – La primera Consulta sobre Cuidado Pastoral fue realizada en la ciudad
de Lima, durante la primera semana de noviembre. Ahora estamos en la
Asamblea Internacional, que es fruto de la nueva filosofía de trabajo de
COMIBAM Internacional.
II. Características del espíritu de COMIBAM
En el material que recibimos para el primer congreso de COMIBAM en São
Paulo en 1987 el espíritu de COMIBAM fue descrito así:
“Es un espíritu de frescura engendrado por la presencia y el poder del Espíritu
de Dios. COMIBAM tiene un espíritu de gratitud al Señor de la mies por la
cosecha maravillosa de recientes años y por los misioneros que llegaron a América
Latina para traernos la verdad; un espíritu de unidad, tras una visión, la visión
misionera que une a todo el pueblo evangélico; un espíritu de cooperación con lo
que El está haciendo con entidades hermanas, iglesias y organizaciones
evangélicas; un espíritu dadivoso, porque es más bienaventurado “dar” que
“recibir”; un espíritu de fe como la de un niño, creyendo que Aquél que nos ha
llamado a misiones es capaz de realizar todo lo que nos ha prometido y proveernos
en todo lo que necesitamos. Un espíritu de sacrificio, porque hay un costo en
obedecer a Dios en las misiones. Un espíritu de optimismo porque las promesas del
Señor son: “Sí, sí”. (op. cit.).
1.
Un espíritu latino
Primeramente, el espíritu de COMIBAM es un espíritu latino. Nació y se
desarrolló dentro de un contexto latinoamericano con características muy
peculiares de nuestra cultura. No siempre el ritmo del movimiento ha sido como se
esperaba o como algunos habían profetizado. Pero no es fácil componer un
concierto armonioso con la mezcla de ritmos que tenemos: el tango argentino, la
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samba brasileña, la polca paraguaya, la música andina de Bolivia, Perú, y Ecuador,
la cumbia colombiana, la música criolla peruana, el merengue dominicano, la salsa
caribeña, el punto guanacasteco, la ranchera mexicana, la bachata puertorriqueña y
el tanzón cubano.
Nos dicen que siendo latinos tenemos fortalezas y debilidades. Creo que es
correcto. Nadie es perfecto, ¡pero facilita alcanzar la perfección si uno tiene este
espíritu latino! Esto es porque reconocemos nuestras fallas y debilidades y estamos
aprendiendo también a afirmar nuestras fortalezas.
El espíritu latino está presente en la dinámica de COMIBAM Internacional.
Los contactos personales son más importantes que las formalidades; la comunión
de cara a cara alcanza mucho más que las comunicaciones por correo electrónico;
la conversación sobre nuestras familias substituyen las discusiones ideológicas; y el
tiempo de intercesión unos por otros nos gusta más que las horas de planificación.
Ser latino es también, por definición, ser emotivo. La facilidad de
identificación uno con los otros, de sentir con el necesitado, de llorar con el triste y
de alegrarse con el jubiloso, son ejemplos de la virtud de empatía que nos es
peculiar.
Un problema, quizás, ha sido nuestro estilo improvisador que nos ayuda a
hallar las soluciones de última hora pero nos pone en situaciones problemáticas sin
necesidad. Si hubiera más planeamiento, ahorraríamos tiempo y preocupación y
podríamos utilizar nuestra creatividad para cosas más importantes.
El espíritu latino es simpático para la gran mayoría de las culturas en las cuales
trabajamos y está, poco a poco, también conquistando las altas cumbres del
movimiento misionero internacional.
2. Un espíritu misionero
En segundo lugar, tratase de un espíritu misionero. Dios nos ha impactado de
tal forma en Iberoamérica que ya no tenemos opción. Si queremos ser coherentes y
tomar en serio el discipulado, tenemos que aceptar el reto misionero. COMIBAM
surge de un profundo reconocimiento de que Dios ha bendecido nuestras naciones
con la llegada del evangelio y con un fuerte crecimiento de la iglesia evangélica. El
viento del Espíritu Santo ha soplado, en algunos lugares como una leve brisa, en
otros como un fuerte vendaval, y ha sacudido las estructuras de nuestras iglesias y
denominaciones llevando hacia un involucramiento paulatino en las misiones.
El espíritu misionero de COMIBAM es contagioso, peor que un virus tipo “I
love you” que llega por Internet. Así como tenemos muchos “papás” sin haber
conocido su participación en la concepción del movimiento, tenemos también un
sinnúmero de “hijos” que a veces reconocemos por los razgos de semejanza, a
veces solo un examen de su ADN nos va a convencer de nuestra paternidad. Pero,
así es el movimiento. No hay cómo controlar, no hay cómo predecir, no hay cómo
evaluar su totalidad. La influencia, incluso, pasa las fronteras de Iberoamérica y
alcanza, a través de nuestros misioneros, los más remotos rincones de este mundo.
¡Y gloria a Dios por esto!
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3.
Un espíritu humilde
La tercera característica del espíritu de COMIBAM es la humildad. ¡Somos
orgullosos de nuestra humildad! No, en realidad, me refiero a la forma en que nos
vemos a nosotros mismos. Tal vez, para algunos, es un complejo de inferioridad en
la comparación con otros pueblos o con las iniciativas fuertes de otras partes del
mundo. No obstante, creo que hay un honesto reconocimiento de nuestras
limitaciones y de nuestras herencias culturales, que muchas veces nos evitan caer
en la vanidad.
El espíritu de humildad es principalmente visto en la adaptación a otras
culturas y en la aceptación de personas de otras razas. Con pocas excepciones, no
nos presentamos con soberbia o con arrogancia delante de los pueblos receptores.
Sabemos de donde venimos y reconocemos que si somos algo es porque la gracia
del Señor ha sido abundante en nuestras vidas. Existe, sin embargo, un gran peligro
de perder esta característica de humildad frente a los logros y las palabras de
aprecio que recibimos como movimiento misionero. Fácilmente puede entrar un
sentimiento de jactancia y comenzamos a creernos algo. El ejemplo de Cristo es
importante y esperamos que el espíritu de humildad siga siendo una de las
fortalezas de COMIBAM.
4.
Un espíritu voluntarioso
Una cuarta característica del espíritu de COMIBAM es el voluntarismo de los
que se han involucrado en el movimiento. Las personas han entrado al movimiento
no con la pretensión de ganar sino de dar y contribuir con su tiempo, sus recursos y
sus dones. Es un espíritu dadivoso que no busca ganancia propia sino está
dispuesto al sacrificio y a la entrega total para el bien del reino de Dios.
Nunca hemos tenido en COMIBAM cantidad de recursos o una estructura
física digna del movimiento. Las oficinas de los líderes han sido las oficinas de
COMIBAM y cuando pudimos establecer una oficina internacional en Guatemala
fue con la ayuda de otros y con gran sacrificio para mantenerla con el mínimo de
equipo necesario.
Pero, así ha sido la historia de COMIBAM, un ejemplo de dependencia de
Dios y de disposición de cada participante en dar de si mismo. Hemos trabajado a
partir del ministerio que Dios nos dado a cada uno de nosotros en nuestros países y
en el continente. No formamos líderes biónicos o artificiales sino buscamos a los
que en su contexto original han probado su carácter y su habilidad de ejercer el
liderazgo. A la vez no hemos pagado a nadie para venir trabajar con nosotros, sino
desafiado a los integrantes del movimiento para que busquen sus formas de sostén
y financiamiento del trabajo.
5.
Un espíritu pionero
El quinto aspecto que quiero mencionar es que el espíritu de COMIBAM
siempre ha sido pionero. Nunca nos gustó hacer lo que los demás están haciendo.
COMIBAM ha tomado iniciativas importantes en el continente buscando innovar,
no por el simple hecho de hacer cosas nuevas, sino por buscar nuevas formas de
provocar la participación de la iglesia iberoamericana en las misiones. Las
estrategias de capacitación, las consultas de cooperación, los materiales
informativos y inspirativos, la constante búsqueda de modelos alternativos de envío
y de financiamiento, son todos ejemplos de este cuño pionero. En muchos aspectos
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estamos hoy adelantados y con materiales que dejan los más avanzados con
envidia.
Sin embargo, es en el aspecto de formas nuevas y creativas de enviar y
mantener obreros en el campo que el movimiento iberoamericano se destaca. De
las más distintas maneras, nuestros misioneros “sobreviven” en el costoso mundo
de las misiones hallando las más diversas formas para establecer trabajos y iglesias.
6.
Un espíritu entusiasta
Si en la historia de las misiones vamos a recibir crítica un día, no será por la
falta de entusiasmo y de optimismo en las iniciativas misioneras. Crecidos en un
ambiente de fuerte afirmación de la fe, con experiencias de rápido crecimiento y
fuerte expansión, nuestros misioneros llevan consigo una clara confianza en el
poder de Dios. COMIBAM, vez tras vez, ha estado en situaciones cuando la
desespereración tiende a tomar control y la propuesta de cerrar todo y jubilarse en
el Caribe está prestes a ser aceptada. Sin embargo, cada vez que la crisis ocurre, la
esperanza es renovada, el entusiasmo y el optimismo vence los malos augurios, y
con coraje seguimos adelante. Posiblemente, la expectativa pronunciada en
COMIBAM ’87 de que tendríamos en el año 2000 el número de 30.000 misioneros
enviados de Iberoamérica haya sido demasiado optimista. De vez en cuando
nuestro entusiasmo ha dado alas a las estimaciones “evangelásticas”, pero con la
ayuda de Ted Limpic hemos rápidamente vuelto a la realidad.
El peligro ha sido el de triunfalismo o de ufanarse. Delante de los logros, en
base a la apreciación de líderes internacionales y partiendo de la expectativa
exagerada de nuestra fuerza misionera, fácilmente podríamos caer en el pecado de
creernos exitosos y importantes. Independiente de lo que alcanzemos en los
próximos años es siempre vital recordar que “uno es el que siembra, otro el que
riega, pero el crecimiento viene del Señor” (1 Coríntios 3.6).
7.
Un espíritu de excelencia
La séptima característica, el número de la perfección, es la de la excelencia
que buscamos en nuestro trabajo. Desde el principio COMIBAM se ha destacado
por la calidad y por la madurez en sus iniciativas. No hay duda de que en estos
años hemos cometido muchos errores y no siempre presentado un servicio a la
altura que el movimiento iberoamericano ha merecido. En muchas de las consultas
hemos, sin embargo, tratado de evaluar los diferentes elementos del movimiento en
los niveles nacionales y continentales, intentando aprender de los errores, corregir
las fallas y mejorar nuestra actuación. En las áreas de capacitación y de cuidado
pastoral, programas específicos han tratado de afirmar criterios válidos para guiar
los centros de capacitación y las agencias. En materiales diversos, principios de
calidad han sido expuestos y sugeridos, a fin de que hubiese un crecimiento
cualitativo en todo nuestro quehacer misionero.
Podemos parafrasear al apóstol y decir que “no es que ya lo hayamos
conseguido todo, o que seamos perfectos. Sin embargo, seguimos adelante...”
(Filipenses 3.12). El desafío diario de avanzar y mejorar la eficiencia y la calidad
de nuestro servicio al Señor, continua y deberá ser también para el futuro, una meta
de COMIBAM.
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8.
Un espíritu de cooperación
No podría faltar en la lista de las características el espíritu de la cooperación
que, por definición, hace parte de la naturaleza misma de COMIBAM. Ya lo
sabemos: no tenemos condiciones de hacerlo solos. Pero más que un
reconocimiento de nuestras limitaciones, se trata de un importante aspecto de
nuestra filosofía de trabajo. Entendemos que la cooperación es la mejor forma de
hacer las cosas. La primera pregunta no debería ser si hay posibilidades de actuar
por cuenta propia, sino de cuestionar porqué no podemos hacerlo juntos. Este
espíritu cooperativo es la marca más contundente de COMIBAM visible a partir
del mismo liderazgo, y presente en todos los sectores de actividades. El énfasis en
la colaboración entre los diferentes segmentos del movimiento y en la búsqueda
activa de formación de alianzas estratégicas para alcanzar a los pueblos no
evangelizados, es primordial para nosotros. A pesar de importante, la cooperación
no es un fin en sí mismo, sino la manera más eficaz de llegar a los objetivos
establecidos en la evangelización mundial. Se trata de aprovechar al máximo los
escasos recursos que tenemos y de optimizar las oportunidades que se presentan.
Conclusión
Describir el espíritu de COMIBAM no es cosa fácil. Siento que por más que
me he esforzado faltan aspectos que deberían haber sido analizados. No obstante,
así es COMIBAM, un movimiento que se organiza pero que no se deja encuadrar o
limitar a definiciones lógicas y previsibles.
Reconocemos la actuación de Dios en la historia de COMIBAM. Creemos que
el Espíritu Santo ha dirigido los diferentes pasos que COMIBAM Internacional ha
tomado. Alabamos al Señor por el espíritu muy peculiar que El ha dado a este
movimiento. Oramos a Dios que nos mantenga dentro de este espíritu, nos
ayudando, a cada día, ser sensibles a su plan y dirección.
¡A Dios toda la Gloria!
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