Roma 2013 En preparación al Capítulo General XXIII Instituto Hijas de María Auxiliadora N. 934 Queridas hermanas, Reunidas en sesión plenaria del Consejo y sostenidas por la oración de todo el Instituto, me dirijo a vosotras para compartir el proceso realizado conjuntamente en preparación al Capítulo General XXIII. Mi mayor deseo es que desde ahora nos pongamos todas en camino hacia este acontecimiento que implica a las comunidades y a cada una de nosotras. El eco del Sínodo sobre el tema La Nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana nos atañe y nos implica. La gracia que me fue concedida de participar en él ha sido para mí y para todo el Instituto un regalo y una responsabilidad. 1 El Sínodo ha abierto delante de nosotras un nuevo horizonte de esperanza, de belleza y de alegría. Nos sentimos Iglesia llamada a vivir junto con los jóvenes y en las comunidades educativas una nueva etapa de dinamismo y de coherencia evangélica. Se necesitan testigos nuevos, valientes y audaces, que sientan arder su corazón con las palabras de San Pablo: "¡Ay de mí si no anuncio el Evangelio!" (1Cor 9,16). El Instituto ha sido fundado para vivir esta misión y en cada época histórica se interroga sobre las condiciones que hacen posible y creíble este anuncio profético. En las páginas siguientes encontraréis, junto con la convocatoria oficial del próximo Capítulo general, las reflexiones compartidas con las hermanas del Consejo General sobre este interrogante que hoy resuena con una urgencia nueva, como eco del Sínodo y de las Revisiones trienales. Convocatoria del Capítulo General XXIII Con esta carta circular convoco oficialmente el Capítulo General XXIII, según el art. 138 de las Constituciones. Este comenzará en Roma el 22 de septiembre de 2014 en la Casa Generalicia. "Su celebración constituye un tiempo fuerte de revisión, de reflexión y de orientación en orden a una búsqueda comunitaria de la voluntad de Dios" (C 135). Tarea del Capítulo es "tratar los temas más importantes relativos a la vida del Instituto, para que su presencia en la Iglesia y en el mundo sea cada vez más eficaz " (C 136). Particular relieve tiene la elección de la Superiora General y de las Consejeras generales. Como escribió Don Bosco al convocar en Niza el segundo Capítulo General, de la elección de un buen Consejo y una sabia Superiora "depende, en gran parte el bien de todo el Instituto y la gloria de Dios."2 Por esto nos comprometemos desde ahora en la oración personal y comunitaria por el buen resultado del próximo Capítulo General, que se celebrará hacia el fin del camino de preparación al bicentenario del nacimiento de Don Bosco, y que confiamos a la protección de María Auxiliadora y de nuestros Fundadores. Como Reguladora del Capítulo he nombrado a sor Chiara Cazzuola, a la cual se deberán hacer llegar los documentos elaborados en los Capítulos Inspectoriales. El Capítulo General estará precedido por los Ejercicios Espirituales en Mornese. La experiencia de una escucha más intensa de la palabra del Señor, de oración y de confrontación con las 1 2 Cfr. Circular n. 932 Cfr. Carta a las FMA del 24 de mayo de 1886, en Apéndice de las Constituciones 402 1 fuentes del carisma, de encuentro con María Dominica Mazzarello y con las primeras Hermanas, nos ayudará a respirar el aire de casa, la “casa del amor de Dios”, paradigma vital de cada una de nuestras comunidades. La elección del tema capitular Recordamos los pasos seguidos para descubrir los retos emergentes y llegar a la formulación del tema para el CG XXIII: la atención al contexto socio-cultural de hoy; la confrontación con la realidad de las Inspectorías a través de las visitas; la escucha de lo que ha surgido en las Revisiones trienales y en las propuestas de las Conferencias interinspectoriales, de la Inspectoría SPR y de las comunidades que dependen directamente de la Madre; la visión del camino del Instituto en los últimos Capítulos generales (1984-2008); la atención al enfoque eclesial de la nueva evangelización a partir de la experiencia de la Asamblea Sinodal y de la vida religiosa hoy. De esta manera hemos llegado a la formulación del tema del Capítulo General XXIII, que confío con alegría a todo el Instituto: Ser hoy con los jóvenes casa que evangeliza El tema se sitúa en el horizonte de la nueva evangelización y en el contexto de las problemáticas ligadas a la falta de fe, de relaciones, de referentes significativos, de un ambiente donde sentirse en casa.3 También en nuestras comunidades está presente el deseo, y al mismo tiempo la dificultad de dar un rostro más humano y evangélico a nuestras relaciones. En la temática capitular, la relación se considera como lugar privilegiado de evangelización. En efecto, la comunión es el testimonio primero e insustituible que estamos llamadas a dar al mundo en una Iglesia que busca tener un rostro cada vez más acogedor, humilde, cercano a las personas.4 La casa, en la tradición salesiana, es ambiente de familia formado por FMA, jóvenes, laicas y laicos, es clima de corresponsabilidad que favorece el crecimiento de las personas, potencia la alegría, es espacio de anuncio de Jesús y es llamada vocacional. Es experiencia de comunión en el estilo del Sistema Preventivo, que dilata los horizontes de la misión a la Iglesia y al territorio. En la casa es importante que los jóvenes se sientan felices y estén con nosotras como protagonistas activos, implicados sobre todo en la misión evangelizadora entre los otros jóvenes. Una contribución a la profundización del tema La clave de lectura del tema tiene como referencia nuestra identidad de FMA mujeres consagradas, llamadas a testimoniar la vida nueva de las bienaventuranzas en una comunidad animada por el espíritu apostólico de Don Bosco y Madre Mazzarello anunciando a Cristo a los jóvenes y con los jóvenes en la comunidad educativa (cfr. C 8). Condición indispensable para una acción educativa evangelizadora es el testimonio de quien "vive en comunión los ideales que anuncia" (C 68), según las palabras de Jesús: "venid y veréis" 3 Asumimos el término casa con el significado de una manera de estar en relación, de un clima humano y espiritual de confianza, de diálogo intergeneracional, de escucha y de enriquecimiento recíproco. Es una metáfora del estilo salesiano que vivimos en la comunidad educativa abierta al territorio. 4 Cfr. Mensaje al Pueblo de Dios. XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, 7-28 de octubre de 2012, n. 1 2 (Jn 1, 39). "En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os amáis los unos a los otros." (Jn 13,35). El tema nos hace sentir la urgencia de dejarnos evangelizar para que nuestra vida llegue a ser evangelizadora a partir de la propia coherencia, del estilo de relaciones comunitarias, de la opción por los más pobres. Evangeliza una comunidad que testimonia con alegría la presencia de Dios y se lanza a la búsqueda de quienes no lo han experimentado. La temática propuesta está por lo tanto en continuidad con los caminos de conversión al amor indicados por el Capítulo General XXII y subraya la categoría del encuentro, aspecto fundamental hoy en la identidad carismática de la FMA y en la misión. Para la profundización os propongo algunas reflexiones focalizando varios núcleos: La realidad socio-cultural y eclesial de hoy que nos desafía a reavivar la responsabilidad de nuestra identidad carismática. La instancia de la nueva evangelización nos interpela como discípulas misioneras que anuncian en comunidad y testimonian con los jóvenes la alegría y la belleza de la fe y del encuentro con Cristo, sin importar la edad y la misión que se nos confía. La palabra de Dios y las fuentes carismáticas nos ayudan a comprender la fuerza profética del tema. Cuanto más la casa es ambiente saturado de Evangelio, tanto más implica y contagia, educa y transforma. De la comparación con las fuentes podremos subrayar orientaciones y retos que hacen posible ser hoy con los jóvenes casa que evangeliza. La finalidad del Capítulo General XXIII es, en efecto, la de ayudar a todo el Instituto y en él a cada FMA y a cada comunidad educativa a renovar el propio ser y el ser en relación, como camino de evangelización. En las Constituciones se constata que en los artículos sobre la vida fraterna y sobre la misión estas dos dimensiones son inseparables: la comunidad es espacio de evangelización y la evangelización es fuerza de renovación de la comunidad. La reflexión capitular podrá ofrecernos nuevas motivaciones para optar por un estilo de relación cada vez más evangélico y salesiano vivido entre nosotras, con los laicos y los jóvenes, en la Familia Salesiana y en la Iglesia local, abiertas al territorio y a otras Congregaciones religiosas. El tema abarca aspectos significativos del espíritu de familia, que se manifiesta como confianza, benevolencia, ternura, optimismo, esperanza y además como corresponsabilidad, estilo de animación en el espíritu de la coordinación para la comunión5 y en la renovación del compromiso de dejarnos evangelizar el corazón para anunciar a Jesús de modo creíble. Los retos que afrontamos hoy a nivel social y eclesial son para nosotras una oportunidad de reflexión, de conversión y de evangelización. 5 Cfr. En los surcos de la Alianza. Proyecto formativo de las FMA, Editorial CCS, Madrid, 2001. 148-166; Para que tengan vida y vida en abundancia. Líneas orientadoras de la misión educativa de las FMA. Editorial CCS, Madrid, 2006. 3 LA REALIDAD NOS INTERPELA Dios nos ha regalado el mundo como una casa para custodiarla, habitarla y vivir relaciones significativas. Sin embargo, en muchos lugares de la tierra se advierte la falta de casa y de familia, la ausencia de padres y madres que con sabiduría, amor y equilibrio sepan señalar a los jóvenes caminos de auténtica libertad y plenitud de vida y sean testigos de esperanza. Las dificultades y los sufrimientos que viven los niños, los jóvenes a causa del deterioro de las relaciones familiares con todas sus consecuencias, el hecho mismo de que se ponga en cuestión la existencia de la familia formada por un padre-varón y una madre-mujer, crea desconcierto y constituyen grandes retos educativos, en un tiempo en que faltan referentes seguros que ayuden a construir la propia identidad. Una casa que custodiar y construir Constatamos que en esta casa, que es el mundo, tan fecunda en conquistas científicotecnológicas, la persona no está en el centro. A menudo es el rédito, el beneficio, el enriquecimiento individual los que dictan las reglas de la convivencia y causan las injusticias que violan los derechos fundamentales de la humanidad, a pesar del empeño de las muchas instituciones que hoy trabajan para que sean reconocidos. Sigue siendo muy grande la diferencia entre las afirmaciones públicas de los gobiernos y la falta de respeto a la persona. La Doctrina Social de la Iglesia ofrece a la humanidad la clave de lectura evangélica de la situación actual. Nos orienta a cada cristiano, y a nosotras educadoras, a contribuir eficazmente en la correcta edificación de la realidad social, sobre todo del servicio a la dignidad de la persona y a la defensa de sus derechos.6 Mientras acogemos los retos como nuevas llamadas, miramos con esperanza al mundo porque creemos que el Señor ha vencido a la muerte y que su Espíritu obra con fuerza en la historia. El mundo, en efecto, es criatura de Dios, herida por el mal, pero siempre amada por Él. En ella puede sembrarse nuevamente la Palabra para que vuelva a dar fruto. La tierra es regalo de Dios, creada por amor. Hoy sentimos fuertemente la llamada a convertirnos de consumidores-explotadores en guardianes de la creación. El cambio de dirección tiene que partir del interior de la persona, con gran sentido de responsabilidad. Solo la ecología humana es capaz de solucionar realmente los problemas del entorno, al que está ligado el presente y el futuro de la humanidad. Una sociedad en continuo cambio El cambio es un dato permanente en la cultura y en la sociedad de hoy y la velocidad de las innovaciones, a las que asistimos continuamente, produce estupor por los grandes progresos científicos y tecnológicos, pero también provoca no poca incertidumbre y desorientación. La crisis económica - fenómeno generalizado que tiende a ser permanente, trastorna de diferente modo los equilibrios dentro de la sociedad y de los Estados golpeando a los más débiles, las mujeres, los jóvenes, los niños, los ancianos, creando zonas de pobreza cada vez más extensas, haciendo dramática la falta de casa y de trabajo. 6 Compendio della Dottrina sociale della Chiesa, Città del Vaticano, Libreria Editrice Vaticana 2004, 66-71. 4 El fenómeno migratorio, impulsado sobre todo por la búsqueda de situaciones mejores de vida, o bien a causa de las discriminaciones raciales o religiosas y de las guerras, provoca el desarraigo de la propia tierra de poblaciones enteras, a menudo las más marginadas de cada continente. La política, llamada a promover el bien común de los pueblos, padece problemas ligados a la corrupción, a los intereses individuales y a la búsqueda del beneficio personal. Por esto los jóvenes, con frecuencia decepcionados ante el modo de administrar la "cuestión pública" por parte de personalidades acreditadas, tiende a alejarse cada vez más del compromiso político. Hoy advertimos también la gran importancia del reto de la comunicación, que incide sobre el cambio antropológico con graves repercusiones en la esfera de las relaciones interpersonales. El cambio que se está produciendo, en efecto, no es solo cultural, social, económico. Afecta a las dimensiones fundamentales de la persona, a su identidad, al modo de relacionarse. Las amistades online se multiplican y las comunicaciones en Red crean nuevos entornos donde estar juntos. Al mismo tiempo las relaciones tienden a debilitarse, incluso en el ámbito familiar, a hacerse distantes, precipitadas, superficiales. A los indiscutibles logros de la cultura de la comunicación, van unidas nuevas formas de pobreza: pobres hoy son también aquellos que no poseen los medios y los instrumentos para conocer y usar las nuevas tecnologías comunicativas. La falta de conocimiento y formación en esta cultura, se convierte en un factor discriminante que se suma a muchos otros. ¿Cómo educar a la generación de lo virtual, la generación "invisible" del móvil, del ordenador, del empleo de las redes sociales? Es un reto importante para nosotras, educadoras de jóvenes. La pobreza de muchos rostros abre espacios inéditos al servicio de la caridad: la proclamación del Evangelio nos compromete como Iglesia a estar de parte de los pobres y a hacernos cargo de sus sufrimientos, como Jesús. La sociedad profundamente cambiada ofrece a la Iglesia la oportunidad y el impulso para reconsiderar su propia presencia en el mundo. La Iglesia, presencia viva entre la gente A los 50 años de la celebración del Concilio Ecuménico Vaticano II se advierte una conciencia más viva en la Iglesia de ser pueblo de Dios en camino, que comparte las alegrías y las esperanzas de la humanidad. La Iglesia es "la casa de Dios en la que habita su familia"7, "la casa y la escuela de la comunión."8 La ley nueva del amor, que anuncia, abraza al mundo entero y no conoce límites, ya que la salvación en Cristo se extiende hasta “los últimos confines de la tierra” (Hechos 1,8). La misma Iglesia, que vive un tiempo nuevo de evangelización y presencia entre la gente, atraviesa un período de gran prueba por las heridas provocadas por la fragilidad y debilidad de algunos de sus miembros, amplificadas y puestas en evidencia por los mass media. Su sufrimiento remite, sin embargo, al Misterio Pascual y preanuncia un futuro de esperanza. La humanidad no solo vive una crisis de dimensión planetaria a nivel de cultura, sino también de fe. El diálogo ecuménico e interreligioso, que se apoya más en compartir la vida que en la confrontación de las ideas, es condición necesaria para la paz en el mundo y un serio compromiso para los cristianos y para las otras confesiones religiosas. 7 8 Lumen Gentium n. 6 Novo Millennio Ineunte n. 43 5 En el mundo, donde a menudo parece que no queda ninguna huella de Dios, la Iglesia confía en el testimonio profético de las personas consagradas: mujeres y hombres que manifiestan la primacía de Dios en el seguimiento de Cristo casto, pobre y obediente, totalmente entregado al Padre y al anuncio del Reino. Frente al avance del hedonismo, ellas ofrecen el testimonio de la castidad como expresión de un corazón que conoce la belleza y el precio del Amor. Ante la sed de dinero, la vida sobria y dispuesta al servicio de los más necesitados recuerda que Dios es la verdadera riqueza que no muere. Frente al individualismo y al relativismo, que inducen a las personas a ser ley para sí mismas, la vida fraterna, capaz de obediencia, en la coordinación y en la corresponsabilidad, confirma que Dios es la plena realización de la persona9. La vida consagrada, en varios contextos atraviesa un período de transición a causa de múltiples retos: la disminución de las vocaciones, el envejecimiento, la irrelevancia social, la fragmentación de la identidad carismática, la pérdida de visibilidad de las comunidades religiosas, la dificultad para renovar las estructuras y encontrar nuevas modalidades apostólicas. Todo eso engendra incertidumbres y una profunda crisis de identidad, que puede ser el inicio de una transformación significativa y tiempo de gestación de una vida nueva. Los jóvenes en busca de una casa Como FMA nos sentimos particularmente interpeladas por las necesidades profundas de los jóvenes a los que miramos con confianza porque, como dijo Don Bosco, son la parte más débil y más frágil de la sociedad, pero también la esperanza y la fuerza, el presente y el futuro. Los jóvenes, hoy, en muchos aspectos, no son diferentes de los de las generaciones anteriores. Aparecen quizás más frágiles, divididos, extraviados, pero si están motivados por un ideal, son capaces de generosidad y entrega, apertura al Evangelio, compromiso en el voluntariado social y misionero. Estamos seguras de que la educación es un camino privilegiado para apoyarlos en la construcción de su identidad y contribuir a la solución de muchos de sus problemas, y es también una manera de contrarrestar las diversas formas de pobreza que hacen difícil una vida digna y feliz e incluso el propio futuro. Los jóvenes, carentes a veces de referencias sociales y de sentido de pertenencia, tienden a tomar las propias opciones sin tener en cuenta el conjunto de los valores, de las ideas o de las normas comunes. Asumen diferentes puntos de referencia, con frecuencia contrapuestos, para luego experimentarlos en su modo de vivir. Corren el riesgo de caer en el conformismo de las modas, dejándose impregnar por ellas, en lugar de construir su libertad partiendo de razones válidas para vivir y amar. De aquí la desilusión, la fragilidad afectiva, las dudas sobre ellos mismos, la falta de esperanza y de perspectivas. Al mismo tiempo, emergen en ellos aspiraciones a la autenticidad, a la libertad, a la verdad, a la generosidad, al compromiso social. Como educadoras salesianas, estamos convencidas de que los jóvenes pueden encontrar la respuesta adecuada en la fuerza liberadora de la gracia de Cristo, que favorece la maduración de sólidas convicciones y dispone al don de sí. Se convierten entonces en casa para otros jóvenes y para los mismos adultos, nos despiertan de la rutina con su capacidad creativa. En el ámbito de la fe, la generación actual - incluso en contextos muy distintos - más que incrédula o indiferente, busca sobre todo sensaciones y experiencias que la impliquen emotivamente. Aunque a menudo de modo inconsciente, los jóvenes reclaman una relación 9 Cfr. BENEDICTO XVI, Discurso a los religiosos, a las religiosas y a los miembros de los Institutos Seculares y de las sociedades de vida apostólica de la diócesis de Roma, 10 de diciembre de 2005. 6 educativa de reciprocidad, en la cual madurar una relación de pertenencia. Buscan una casa y unos ambientes donde puedan encontrar una respuesta clara a la propia búsqueda de sentido, donde poder estar, ser escuchados, dialogar y encontrarse. Hoy, como FMA estamos llamadas a ser casa en la que las jóvenes y los jóvenes, especialmente los más pobres puedan hacer experiencia de un modo alternativo de vivir, de un espacio de relaciones donde encontrar el sentido de la existencia y la apertura a la dimensión vocacional. Advierten la exigencia de un estilo de vida que los impulse a testimoniar, en la sociedad, la fuerza trasformadora de la fe.10 LA LLAMADA A LA NUEVA EVANGELIZACIÓN En esta hora de la historia, el Instituto acoge con renovada disponibilidad y alegría la propuesta de la nueva evangelización que la Iglesia hace a toda comunidad cristiana y a toda persona que ha encontrado a Jesús. En un tiempo de un gran analfabetismo de la fe, la urgencia de una nueva evangelización se convierte en llamada a transmitirla de generación en generación, comunicándola con lenguajes comprensibles para el hombre y para la mujer de hoy, a fin de que desde el desierto de la indiferencia y la incredulidad, avancen hacia el lugar de la vida, hacia el manantial que calma la sed.11 Somos conscientes de que en la misión educativa salesiana no existe prioridad más grande que esta: " El anuncio de Cristo es el alma de nuestra acción evangelizadora" (C 70). Es un anuncio que renueva, fortalece la fe y requiere un profundo testimonio de comunión, condición de su fecundidad. Nuestras comunidades están llamadas a ser cada vez más casas donde resuena la Palabra de Dios y, como en Mornese, casas del amor de Dios donde se anuncia con la vida el Evangelio de la caridad. Evangelización como encuentro con Jesús Cristo y testimonio de vida La Iglesia existe para evangelizar.12 "Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura… Y ellos, saliendo, predicaron el Evangelio en todas partes " (Mc 16, 15.20). El mandato de Cristo continúa vivo hoy para cada comunidad cristiana. Frente al alejamiento de la fe en culturas impregnadas de Evangelio durante siglos, frente a las transformaciones sociales y culturales, la Iglesia se interroga ante todo sobre su vida, sobre la profundidad de su fe, de su encuentro con Jesús. Advierte la urgencia de evangelizar ante todo a sí misma para poder anunciar a Jesús a los hombres y a las mujeres de este tiempo, proclamando su Palabra que revela la profundidad del amor de Dios y su proyecto sobre la persona humana. La Iglesia es consciente de que la evangelización no comienza con su hacer, sino con la acción de Dios. La primera palabra, en efecto, es la de Dios, la primera iniciativa es la suya. De la acogida de su iniciativa, de la experiencia de su Amor pueden crecer personas y comunidades 10 Cfr. Para que tengan vida nn. 23-25 Cfr. BENEDICTO XVI, Homilía al comienzo del año de la fe, 11 de octubre de 2012; cfr. Instrumentum laboris para la XIII Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos N. 8 12 Cfr. Evangelii nuntiandi n. 14 11 7 que viven con alegría la fe y anuncian con pasión lo que han visto y oído del Verbo de la vida, (cfr. 1 Jn 1,1-4). La fe no se basa principalmente en las ideas, sino en el encuentro con Jesús. Él da una orientación nueva a la existencia, ofrece a la persona horizontes de esperanza, la sumerge en una relación nueva con Él y con los otros, acogidos como hermanos y hermanas, hace partícipes de una comunidad dedicada a comunicar la alegría de este encuentro. En ella, María, madre de Jesús y de la Iglesia, es la primera evangelizadora, “así se pone de relieve que la Palabra de Dios es verdaderamente su propia casa”.13 En el momento histórico en que vivimos se requieren personas apasionadas que, por su fe iluminada y experimentada, hagan a Dios creíble en este mundo. Personas que tengan la mirada fija en Dios, aprendiendo de Él la verdadera humanidad. Solamente por medio de personas que han sido tocadas por Dios, Él puede volver al corazón de la gente.14 Evangelizar es saber leer las señales del Verbo que se encarna en la realidad doliente y gozosa de la humanidad. Es crear las condiciones para que adultos y jóvenes puedan encontrar, conocer y acoger a Jesús, el Amor del Padre que Él nos revela. Es introducir en la experiencia de una Iglesia acogedora y testimonio, donde se crece como humanidad nueva transfigurada por su amor, capaz de hacerse lugar de solidaridad con todos. Es proclamar con alegría al Señor Jesús respondiendo hoy con sabiduría evangélica a los interrogantes planteados por las inquietudes del corazón humano. Asumir como comunidad educativa la llamada de la Iglesia a la nueva evangelización exige vivir la experiencia del encuentro con Jesús, cultivar el conocimiento profundo de Él, también a través de una preparación cualificada desde el punto de vista bíblico, teológico, catequético, valorando los lenguajes y los nuevos instrumentos comunicativos para hacer comprensible hoy la palabra de la fe. Como FMA nos sentimos urgidas a examinar el método y los lenguajes de la evangelización. Evangelizar no es solo proclamar la buena noticia: toda la vida tiene que convertirse en buena noticia. Y no solo individualmente, sino como comunidad que pone a Jesús en el centro, se reúne alrededor de la Palabra y en la Eucaristía; cultiva el amor a los hermanos y a las hermanas, se convierte en lugar de acogida y comunión para todos, sobre todo para las familias y para los jóvenes más pobres. La educación mediación privilegiada para la evangelización La Iglesia mira con esperanza a las nuevas generaciones. El reciente Sínodo de los Obispos sobre La Nueva Evangelización para la transmisión de la fe cristiana ha manifestado una particular atención hacia ellas. Ha destacado la importancia de proponer a los jóvenes de manera creíble, con la fuerza del testimonio y de la comunión, la persona de Jesús y de favorecer el encuentro con Él; un encuentro liberador, si bien exigente, que responde a sus preguntas de vida y futuro. La Asamblea Sinodal además ha querido que la vida consagrada advierta la responsabilidad de dar también una aportación específica al compromiso educativo, porque la comunicación de la fe se realiza de modo privilegiado a través de la educación. En un tiempo de emergencia educativa 13 Exhortación apostólica post-sinodal Verbum Domini n. 8 Cfr. RATZINGER Joseph, L’Europa nella crisi delle culture, conferenza 1º aprile 2005 a Subiaco presso il Monastero de Santa Scolastica 14 8 es urgente la formación de educadores y educadoras que asuman esta misión poniéndose no solo en la óptica de educar, sino también dejándose educar por los jóvenes. La acogida de la propuesta cristiana pasa por relaciones de cercanía, lealtad y confianza en las que se hace experiencia de que la misma búsqueda de la fe, el propio "yo creo" está sustentado y acompañado por el "nosotros creemos” de la comunidad. Por encima de cada proyecto, más allá de cualquier programa como condición previa a cualquier actividad o iniciativa, está la unidad entre los hijos de Dios por los que Jesús ha dado su vida. Realizando la comunión, la comunidad educativa se manifiesta como "sacramento", signo legible del amor preventivo de Dios, también en contextos a los que todavía no ha llegado el Evangelio. La fraternidad es la profecía que el mundo comprende hoy de modo más inmediato. En una realidad compleja, multicultural y multirreligiosa, las comunidades educativas pueden ser laboratorios de humanidad y ciudadanía universal, signo de la universalidad de la Iglesia y espacio para el testimonio alegre de la fe. Es en estas comunidades donde los jóvenes pueden aprender a hacerse protagonistas de la nueva evangelización entre los coetáneos, a vivir y testimoniar un cristianismo no reducido a culto y a tradición, sino vivido como fuerza transformadora de los ambientes y de las instituciones. Para que las nuevas generaciones puedan vivir esta experiencia, es necesario prestar una atención privilegiada a las familias como lugares en los que la transmisión de la fe, al sucederse de las generaciones, encuentra el propio ambiente natural. En la familia, los signos de la fe, la comunicación de las primeras verdades, la educación en la oración, el testimonio de los frutos del amor, han sido infundidos en la vida de los niños y adolescentes en el contexto del cuidado que toda familia reserva al crecimiento de sus pequeños.15 CASA LUGAR DE ENCUENTRO Y DE ENVÍO La Palabra de Dios ayuda a leer en profundidad el tema capitular: la experiencia de la casa. El concepto bíblico de casa16 implica un doble sentido: el de construcción y el de conjunto de personas-familia-historia. El Antiguo Testamento presenta algunos ejemplos significativos de Dios que "visita" y "encuentra" a las personas en su casa, como Abraham y Sara que acogen a los mensajeros de Dios, (cfr. Gen 18), o de Dios que se manifiesta como El que habita entre sus criaturas. La promesa a Jacob de que la tierra sobre la que está descansando será para su descendencia, suscita en el patriarca la conciencia de que "cierto, el Señor está en este lugar y yo no lo sabía” (Gen 28,17). Jacob da luego a aquel lugar el nombre de Betel, "casa de Dios." David se ofrece para construirle a Dios una casa, pero Dios responde que "El Señor te edificará una casa", (2 Sam 7,11b). En el libro del Éxodo, la casa de Dios es representada como arca de la Alianza: "Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré", (Ex 25, 16). 15 Cfr. Mensaje al Pueblo de Dios n. 7 Una leyenda hebrea cuenta que, cuando Dios decidió crear el mundo, las 22 letras del alfabeto hebreo se pusieron en círculo alrededor de Él y, una después de otra, suplicaron al Señor diciendo: "¡Crea el mundo valiéndose de mí! ". Para convencerlo, cada una presentó argumentos diferentes. Al fin el Señor ha elegido la letra bet . La palabra con que se abre el primer capítulo del Génesis es, en efecto, bere'shit, (al principio), que comienza con la letra bet , que tiene la forma de una casa abierta. La letra bet está en la base de la palabra (baît) que en hebreo significa "casa". Belén (baît-lehem), por ejemplo, significa "casa del pan”. Solo es una leyenda, pero es bonito pensar que Dios haya querido crear el mundo como una casa para sus criaturas. Es hermoso pensar que la letra puesta al principio de toda la Biblia encierra en su simbolismo la referencia a lo femenino que remite a la acogida, al encuentro, al nosotros. 16 9 Son solo algunos de los pasos bíblicos en los que se pone de relieve que el propio Dios es "constructor" de la casa, El que la edifica y la habita, como se lee a menudo también en los Salmos. Dios habita nuestra casa En Jesús "Dios ha puesto su casa entre nosotros" (Jn 1, 14): tienda entre las tiendas, casa entre las casas. El Hijo de Dios encarnado ha pasado gran parte de su vida en una casa de la pequeña aldea de Nazaret y en el curso de su experiencia misionera ha elegido la casa como lugar de encuentro y de transformación. Ha entrado en muchas casas: huésped de sus discípulos, de Pedro; se ha detenido en casa de los amigos, como la de Lázaro, Marta y María en Betania, (cfr. Jn 11,1-45 - Lc 10,38-42); se ha entretenido en la casa de los Fariseos como en la de Simón, (cfr. Lc 7,36-49); ha sido signo de esperanza y fuerza de resurrección en la casa de Jairo, (cfr. Lc 8,49-56). Hasta ha ido a alojarse con los pecadores. Con sorpresa de todos, le dice a Zaqueo: "Hoy tengo que detenerme en tu casa” (Lc 19,5). Con frecuencia Jesús, después del anuncio a la muchedumbre, se retira "a casa" para expresar con mayor profundidad el contenido de sus palabras. Así, después del discurso de las parábolas, explica el sentido profundo "en casa" (Mt 13,36). La casa también es lugar de instrucción, de enseñanza, de acompañamiento. Allí aflora la verdad íntima, la identidad de la persona, para la cual es lugar de conversión, de educación, de evangelización. Interesante el episodio de la liberación del hombre endemoniado. Antes de encontrar a Jesús él tiene "casa entre las tumbas”. Después de la curación, Jesús le dice: "Ve a tu casa, con los tuyos, anúnciales lo que el Señor te ha hecho"… (Mc 5,1-20). Al dejar a los suyos lo que tiene de más precioso, su propio cuerpo, Jesús elige una reunión de familia en el Cenáculo en que, en la última cena, se entrega como Eucaristía, memorial del misterio pascual para todos los tiempos. Sobre la cruz es el propio Jesús el que ofrece hospitalidad a su casa: "Hoy estarás conmigo en el paraíso"(Lc 23,43). Para Jesús la casa es el lugar de la relación, de la manifestación de su divinidad, del envío a llevar la buena noticia: " Id por todo el mundo y predicad el Evangelio " (Mc 16,15), y del retorno de los discípulos enviados a evangelizar. Jesús elige compañeros de vida (cfr. Mc 3,14), no como gente para "hacer" cosas por Él, sino dispuestos a "hacer casa" con Él, hacer experiencia de vida, vivir y crear comunión. Estar con Jesús es vivir con Él, que enseña y envía a ser testigos con la vida, edificados sobre la sólida roca de su Palabra (cfr. Mt 7,24-27). María morada viviente de Dios La presencia de María en la vida de Jesús y en la vida de la Iglesia concreta el sentido bíblico de la casa como morada de Dios. Ya antes del nacimiento, Jesús ha vivido la experiencia de "entrar en casa "llevando alegría, mientras era llevado por la madre a casa de Zacarías e Isabel. Ha sido María la que ha introducido a Jesús en la esfera hogareña, en la trama de lo cotidiano con sus alegrías, sufrimientos, ansiedades, esperanzas, dudas y todas aquellas pequeñas cosas que hacen significativa la vida. María es espacio de acogida, de encuentro, del yo que se convierte en nosotros. Es modelo de total abandono a la Palabra, es casa construida sobre la roca. 10 En los textos evangélicos, María a menudo es presentada en el contexto de una casa. En la anunciación, el ángel Gabriel es enviado a su casa a Nazaret. Todo el encuentro se encierra en los dos extremos: " Y entrando el ángel en donde ella estaba dijo"… y "… Y el ángel la dejó " (Lc 1,28.38). En el relato de la visitación, Lucas afirma: “Y entró en casa de Zacarías”, (Lc 1,40), y concluye “después se volvió a su casa”. (1,56). María lleva al Hijo de Dios, todavía invisible, en la vida familiar concreta. Y donde María entra, la casa se llena de alegría: Isabel exulta en bendiciones y Juan salta de gozo en el regazo de la madre. La propia María, conmovida y llena de gratitud por las maravillas del Señor, entona el Magnificat. Contando el nacimiento de Jesús, Mateo habla de los Magos que llegan a Belén conducidos por una estrella de oriente. "Al entrar en la casa, vieron al niño con María su madre" (Mt 2,11). En el marco de una casa, en la esfera doméstica es donde María muestra al Hijo de Dios a todos los pueblos del mundo. Los años que María transcurrió junto a Jesús y a José en Nazaret se caracterizan por la sencillez, la laboriosidad y aquella sabiduría del corazón destacada por Lucas: "María guardó todas este cosas meditándolas en su corazón" (Lc 2,19.52). En Caná, María y Jesús se encuentran en la vivienda de dos novios y participan en una celebración de bodas. Aquí, por iniciativa de María, Jesús realiza su primer "signo" cambiando el agua en vino: el milagro que suscitó en los discípulos la fe inicial en Jesús como Mesías, (cfr. Jn 2,11). Desde la cruz Jesús confía a la humanidad redimida por Él a María. Quiere que su madre sea "madre" de todos sus discípulos. "Y desde aquella hora el discípulo lo tomó consigo" (Jn 19,27). Juan, en quien vive toda la humanidad, acoge a María no solo en su "casa" en cuanto alojamiento material, sino en su vida, en su corazón. Al principio de los Hechos de los Apóstoles, María se encuentra con los discípulos reunidos en el cenáculo, la casa que testimonia la intimidad de Jesús con los suyos. Una casa vacía de la presencia física de Jesús, pero que pronto será llenada por el Espíritu (cfr. Hechos 2,2). Las puertas de esta casa, una vez cerradas por miedo, se abrirán de par en par para el anuncio audaz del Evangelio. La Iglesia casa de comunión abierta a todas las gentes El propio Jesús se convierte en casa de quien vive en él. A los primeros discípulos, llamados a seguirlo, que le preguntaron: "¿Dónde habitas?" (Jn 1,38b), Él les hace entender que es Él su morada. Jesús se vuelve casa de quien permanece en Él: “Permaneced en mí, y yo en vosotros… el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada" (Jn 15,4-5). Permanecer en Cristo significa también permanecer en la Iglesia. Toda la comunidad de los creyentes está firmemente injertada en Cristo, la vid. En Él, todos nosotros estamos unidos. En esta comunidad Él nos sustenta y, al mismo tiempo, todos los miembros se sustentan recíprocamente. Juntos resistimos las tempestades y nos ofrecemos protección los unos a los otros. Nosotros no creemos solos, creemos con toda la Iglesia de cada lugar y de cada época17. Dios vive donde hay comunión: "Donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20). Habitar en Jesús es por tanto volverse Iglesia, familia de Dios y casa de todos, fundada en el Bautismo y alimentada en la Eucaristía: " Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 17 Cfr. BENEDICTO XVI, Homilía en el Olympiastadion de Berlín, 22 de septiembre de 2011. 11 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular " (Ef 2,19-20). La Iglesia primitiva a menudo aparece en los Hechos de los Apóstoles como casa, comunidad del primer anuncio y de la conversión. Casa solidaria donde se pone en común lo que cada uno tiene, abriéndose así a compartir con los pobres. Ella advierte la llamada a convertirse en la casa del pan de Dios y por tanto la casa de la caridad. Muchos acontecimientos se desarrollan entre las paredes de una morada como la de Cornelio, Lidia, Aquila y Priscilla. Es una realidad de "Iglesia doméstica" (domus ecclesiae) que permite el paso del templo a la casa, porque la salvación entra en la trama de lo cotidiano, en la esfera de la vida concreta y ordinaria. En ella tiene lugar la escucha de la Palabra, la celebración de la Cena del Señor y la experiencia de la koinonia. En estas iglesias la mujer, por su capacidad de tejer relaciones, de facilitar el compartir, de crear armonía, desempeña un papel importante. La casa es lugar de la solidaridad, de la hospitalidad, de la escucha, de la comprensión, donde se anulan las divisiones, se colman los vacíos, el otro se acoge como un regalo: así ha ocurrido con Lidia, (cfr. Hechos 16,11-15), a quien los Hechos presentan como mujer fuerte y líder que se ha dejado plasmar por la Palabra y le ha permitido a Pablo incrementar la fe entre los creyentes de Filipos. Este testimonio de casa encuentra su sentido en la acogida de la buena noticia y en la apertura de caminos para una nueva evangelización. VALDOCCO Y MORNESE: MANANTIAL DE PROFECÍA Para entender la riqueza carismática del tema capitular nos parece significativa la expresión de don Alberto Caviglia, que describe el ambiente de Valdocco como casa dónde "el aire de Dios" y "el aire de familia" se armonizaban creando un clima de santidad18. La casa que reúne alrededor del Señor y, en Él, las necesidades formativas de los jóvenes, es una casa abierta, que se configura como lugar de encuentro y complementariedad entre personas convocadas para una misión común. En el contexto de hoy, tan diferente del de los orígenes, seguimos viviendo la única pasión educativa que brota del da mihi animas cetera tolle y de la consigna A ti te las confío. Nos confrontamos con la comunidad de los orígenes para inspirarnos hoy con perspectiva de futuro. Es como volver a casa para encontrar la propia identidad y las propias raíces. Don Bosco nos ha querido "monumento vivo", señal de su gratitud a María y como ella "auxiliadoras" sobre todo entre los jóvenes (cfr. C 4). Junto con ellos, en sinergia y corresponsabilidad con laicas y laicos, en el espíritu de familia, construimos comunidades arraigadas sobre la sólida roca de Jesús, abiertas al soplo del Espíritu y a las llamadas siempre nuevas de la historia. Comunidad enraizada en el Señor Jesús Valdocco y Mornese son realidades en las que Jesús es una presencia viva. Él tiene predilección por los jóvenes y nos los confía para que los acompañemos. La existencia de Don Bosco y de los jóvenes en la casa de Valdocco es sustentada por Jesús presente en la Eucaristía, centro de gravedad hacia el que todo converge. Don Bosco vive de esta 18 Cfr. CAVIGLIA, Alberto, Opere e scritti inediti di Don Bosco IV 70-71. 12 presencia y educa a la comunidad a hacer experiencia de ella como manantial de comunión y audacia apostólica. En la tradición salesiana es impensable el camino de santidad sin la Eucaristía y el sacramento de la Penitencia: fuerza de transformación y maduración cristiana19. La presencia de Jesús es el corazón de la comunidad de Mornese, el centro dinámico, el impulso de la conversión y del testimonio. En Mornese se vive de Él y se trabaja para hacerlo conocer y amar. La Eucaristía lleva a las primeras hermanas a identificarse en el ofrecimiento de Jesús al Padre y de este modo maduran en el don de sí, en la comunión recíproca, en la pasión educativa, en la aceptación de la cruz y en la oración animada por un fuerte sentido eclesial. También las muchachas crecen en la profundidad de esta vida cristiana. Las educandas Eulalia y María Bosco escriben desde Mornese a Don Bosco: "Nuestro corazón intenta continuamente encontrar a Jesús y por lo tanto entrar en el Suyo, no solo nosotras, sus sobrinas, sino también nuestras compañeras y la hermana que está con nosotras. Sí, todas querríamos encontrar a este amado Jesús y luego quererlo mucho mucho, también por los que no lo aman."20 Casa donde se hace experiencia de familia Don Bosco con la fundación del Oratorio de Valdocco quiere darles a sus chicos una casa, una familia, no un colegio. Quiere que todo tenga sabor de familia, en ese estilo caracterizado por "una desenvoltura de modos, una vivaz distribución de juegos, unida a una religiosidad y moralidad totales junto a una gran diligencia en el cumplimiento de sus deberes"21. Un entorno empapado de grandes ideales, donde se es feliz porque se es amado22. La presencia constante de Don Bosco entre los jóvenes es la de un padre que anima, orienta y acompaña. Como recuerda san Luis Orione, exalumno de Valdocco: “Nos alimentaba de Dios y se alimentaba él mismo del espíritu de Dios. Como la madre se alimenta a sí misma para luego alimentar a su hijito, así Don Bosco se alimentaba de Dios, para alimentarnos también de Dios a nosotros." 23 En aquel ambiente todo se vivía con sencillez y espontaneidad; las reglas son pocas: la conciencia es la primera regla.24 La presencia de mamá Margarita contribuye a dar un toque de familia a aquella casa pobre, carente de todo, pero llena de la riqueza del calor humano, precisamente por su presencia de madre. Después de su muerte, el 25 de noviembre de 1856, Don Bosco va a celebrar la Santa Misa al Santuario de la Consolata y se dirige así a María: "Yo y mis hijos ahora estamos sin madre aquí abajo. En adelante sed Vos mi Madre y su Madre de una manera especial”25. En Valdocco María es de casa: madre, guía, protectora de la comunidad y de los jóvenes. Ella favorece la confianza recíproca, la seguridad y la sencillez de las relaciones. “La confesión frecuente, la comunión frecuente, la Misa cotidiana son las columnas que deben sostener un edificio educativo, del que se quiere mantener alejados la amenaza y el látigo” (DON BOSCO., Il Sistema preventivo nell’educazione della gioventù, in Don Bosco educatore. Scritti e testimonianze, Roma, LAS 1997, 262) 20 Orme di vita tracce di futuro. Fonti e testimonianze sulla prima comunità delle FMA (1870-1881), Roma, LAS 1996, 167. 21 MB IV 556. 22 Cfr. MB IV 336-337; MB V 713. 23 ORIONE, Luigi. Conferenza del 17 gennaio 1939, IN Parola X, 50-52. 24 Cfr. MB IV 679 25 MB V 566 19 13 Los jóvenes se sienten en casa, en familia, y Don Bosco alimenta el sentido de pertenencia informándolos sobre lo que cree conveniente que ellos conozcan, los interpela26 y los implica abriéndolos a la solidaridad y a las necesidades del territorio. En la comunidad de Mornese casa "del amor de Dios" se vive de cariño y de confianza recíproca, como en una familia.27 En la vida de la madre Mazzarello hay una orientación fundamental: vivir de amor y en el amor y esta es la meta que indica constantemente a las hermanas: "que cada paso y cada palabra sea un acto de amor de Dios, con la intención de salvar un alma."28 Es un clima en que todas las energías se dedican a la educación de las jóvenes para hacerlas competentes, formarlas para que vivan como cristianas convencidas y comprometidas en la familia y en la sociedad. La intencionalidad evangelizadora en Mornese y en Niza se manifiesta en el cuidado de las hermanas y de las jóvenes, acompañándolas en el camino formativo con discreción maternal. La comunidad es animada con sabiduría por la madre Mazzarello que se considera la "vicaria" de la Virgen. María, "verdadera superiora de la casa", es en efecto lo inspiradora y la fundadora del Instituto y de cada comunidad.29 Madre Mazzarello educa a las hermanas y a las jóvenes para que confíen plenamente en la Virgen y vivan seguras de su ayuda. El gesto de deponer cada tarde las llaves de casa a los pies de la imagen de María lo expresa de una manera concreta.30 La certeza de esta presencia y la atención formativa contribuyen a plasmar una comunidad animada por la caridad a medida del corazón de Cristo31. Y se expresa en la vida cotidiana como afecto recíproco, estímulo, perdón, delicadeza en el trato, paciencia y en "hacer con libertad todo lo que requiere la caridad" (C 35,3). Una caridad semejante es garantía de fecundidad apostólica, como la madre Mazzarello les recuerda a las primeras misioneras: "Os recomiendo mucho la humildad y la caridad: si practicáis estas virtudes el Señor os bendecirá a vosotras y a vuestras obras, de manera que podréis hacer un gran bien" (C 68,3) Comunidad con espíritu misionero El Sistema Preventivo, como forma de vida y de relaciones interpersonales, marca el estilo educativo de la casa de Valdocco. Un estilo de familia que lleva a una comunidad de educadores, jóvenes y laicos a compartir la común misión con funciones diferenciadas y complementarias. Se impulsa a los jóvenes a asumir la responsabilidad de crecer como "buenos cristianos y honrados ciudadanos", a descubrir el plan de Dios sobre ellos y a hacerse apóstoles de otros jóvenes. Por medio de las relaciones, el respeto recíproco, la amistad, la alegría, las buenas maneras, la cultura, la educación a la fe y al sentido eclesial, Don Bosco contribuye a construir una sociedad nueva, un nuevo estilo de interacción. El ambiente de Valdocco es el de una casa abierta a multitud de visiones y proyectos, puesto que el sistema que lo anima abarca un amplio horizonte de evangelización y despierta en los jóvenes grandes ideales. Crecen en la escuela de un hombre valiente y de mirada amplia, hijo de una Iglesia abierta a los confines del mundo. Sobre todo después del Concilio Ecuménico Vaticano I (1869 - 1870) madura en él el proyecto misionero que da un nuevo giro a su Familia religiosa. 26 Cfr. MB IX 569-571 Cfr. CAPETTI, Giselda, El camino del Instituto a lo largo de un siglo I, Barcelona, Instituto FMA, 120-124 28 Cronohistoria III 87 29 Cronistoria III, 259 30 Cfr. MACCONO, F., S. Maria Mazzarello I 310 31 Cfr. Orme di vita 345-348 27 14 Los jóvenes en ese ambiente, se forman para ser apóstoles. La casa de Valdocco se convierte en espacio de encuentro y de envío. También nuestro Instituto nace con un intención prioritaria: será educativo y misionero. Mornese es una casa abierta al mundo, una casa donde se respira el dinamismo evangelizador que impulsa a dar testimonio de Jesús ante quien todavía no lo conoce.32 La intuición de María Dominica Mazzarello de reunir a las chicas para hacerles “conocer y amar a Dios” encuentra continuidad y desarrollo en el compromiso catequístico fiel y competente, manifestado en formas y modalidades creativas, empapadas por el único ideal de contribuir personalmente a la extensión del Reino de Dios33. El misionariedad no se vive como una añadidura a la actividad del Instituto, sino que constituye un elemento esencial: se alimenta de la alegría de la propia vocación y de la audacia apostólica. El espíritu de Mornese no es espíritu de "invernadero", sino "un espíritu universal."34 Este clima también fue percibido por otros Fundadores contemporáneos de Don Bosco. Don Jacinto Bianchi, antes de mandar a Belén a las religiosas que había fundado en 1875, creyó necesario mandarlas a Mornese durante un período de preparación inmediata junto con las FMA.35 Aunque no hay fuentes escritas sobre la presencia de estas religiosas en Mornese, estamos seguras de que la comunidad de los orígenes, incluso con inevitables límites, es casa de formación misionera por la profundidad y calidad de la vida y de las relaciones. Es un estilo de apertura del espíritu y de la mente que se expresa en el estudio, en el aprendizaje de otras lenguas, en el encuentro con los misioneros, en la acogida de seglares en comunidad para compartir con ellas la misión educativa en la escuela. Todo esto lleva el corazón a cruzar las fronteras misioneras incluso antes de superar los estrechos confines de Mornese. Apenas cinco años después de la fundación, en 1877 se registra la primera salida hacia Uruguay. Don Bosco había soñado así el Instituto de las FMA: todo de María, completamente entregado a la educación de las jóvenes y abierto a los confines del mundo. Confirmando de su puño la reelección de la Madre Mazzarello en 1880, escribe en el Acta: "Ruego a Dios que infunda en todas el espíritu de caridad y fervor, para que esta nuestra humilde Congregación crezca en número, se extienda a otros y luego otros remotos pueblos de la tierra."36 La condición fundamental de la apertura y la vitalidad misionera se encuentra en el hecho que en las FMA se armonicen "la vida activa y contemplativa, recordando a Marta y María, la vida de los Apóstoles y la de los Ángeles".37 Solo FMA tocadas por Dios pueden hacerse presencia de comunión entre las hermanas y los jóvenes, signo de esperanza y de audacia evangelizadora en las nuevas fronteras de las pobrezas juveniles. El carisma, don del Espíritu a la Iglesia, es una realidad dinámica que se desarrolla en el tiempo y en el espacio. Acogido con humildad y con fe por los Fundadores, se ha vivido y transmitido 32 Cfr. Relazione della prima adunanza delle Superiore (Mornese , agosto 1978), en Orme di vita 239. Entre los últimos recuerdos, la Madre Mazzarello deja a las hermanas: “¡El catecismo ha de ser catecismo! Aprendedlo también… de lo contrario vendrán las divisiones de espíritu” (Orme di vita 334) 34 Cfr. VIGANÒ, Egidio, María Mazzarello y el Espíritu de Mornese, en No según la carne sino en el espíritu, Ediciones Don Bosco, Barcelona, 1979, 107 35 Se trata de las Hijas de María Misioneras, cfr. PORSI, Luis, Don Giacinto Bianchi. Missionario apostólico. Fondatore delle figlie di Maria Missionarie, Roma, Ed. privada 2000, 66 36 Orme di vita 318 37 Costituzioni 1885 XIII, cfr. Proemio de las Constituciones actuales, pág. 15. 33 15 de generación en generación hasta hoy. Cada una de nosotras tiene la responsabilidad no solo de custodiarlo, sino también de irradiarlo y desarrollarlo encontrando los caminos más oportunos para compartirlo como comunidad educativa y como Familia Salesiana. ¿QUÉ CASA PARA EVANGELIZAR HOY? Estamos llamadas a completar hoy la obra esbozada por Don Bosco y por María Dominica Mazzarello "extendiendo los colores… desarrollando el germen"38, a devolver su esplendor a colores antiguos con pinceladas nuevas. De este modo las hermanas y los jóvenes podrán respirar un clima que les hace sentirse bien, que les permite respirar profundamente, que les señala horizontes llenos de sentido. Horizontes infinitos, pero que se reflejan en experiencias sencillas y profundas que suscitan el deseo de Dios. En las comunidades educativas, las FMA manifiestan la identidad carismática, intuida y realizada por los Fundadores, con los colores de la actualidad y del futuro vigorosamente arraigados "en el misterio de la comunión trinitaria" se transforman en "signo peculiar de un modo de vivir juntas, que no se basa ni en la carne ni en la sangre no, sino en la fuerza de la fe y en la fraternidad en Cristo" (C 36). Las revisiones trienales han subrayado en todas partes una renovada escucha de la Palabra de Dios y al mismo tiempo serias dificultades comunitarias a causa de una fe débil que necesita fortalecerse, nutrirse con una interioridad más profunda, dejarse iluminar por la Palabra que se convierte en fuente de vida y por la espiritualidad salesiana, apoyo de una acción que nace del permanecer en Jesús para dar fruto (cfr. Jn 15,5).39 La búsqueda de Dios, en un tiempo en que parece que Él oculta su rostro, atrae a los jóvenes si perciben en nosotras el camino, aunque sea fatigoso y oscuro, para entrar en el misterio de la relación que el Padre nos ofrece en Su Hijo, con la fuerza del Espíritu. Los jóvenes pueden ser atraídos al encuentro con Jesús si ven en nosotras la seriedad del riesgo de creer, pero también la belleza de una alegría creativa. Las comunidades son testimonio de la fascinación del encuentro con Jesús cuando se convierten en espacios de acogida donde se da el tiempo adecuado a la oración para que transforme la vida, donde se escucha y se comparte la Palabra de Dios con los jóvenes y los laicos, donde se hace visible la alegría de proyectar, trabajar y celebrar juntos. Para dar un aire nuevo y más abierto a nuestras comunidades, sin duda son necesarios también cambios estructurales que afectan al estilo de vida, horarios, costumbres consolidadas. Los caminos de conversión al amor, que el Capítulo General XXII nos había señalado, han renovado en nosotros la conciencia de la llamada a "ser memoria viviente del modo de existir y de actuar de Jesús"40.Se trata de procesos todavía en acto que ayudan a crecer en una vida evangelizada. Lo más importante es la voluntad de renovar la mística y la profecía del da mihi animas cetera tolle en el espíritu del Sistema Preventivo, expresando la urgencia de vivir como discípulas misioneras. Solo una vida que se arriesga por amor como Jesús en lo cotidiano y se abre con audacia a las situaciones de pobreza juvenil, realiza la experiencia de discipulado misionero, porque se convierte en sacramento de la presencia de Dios. 38 MB XI 309 Cfr. En los surcos de la Alianza 36 40 Lo más grande de todo es el amor. Actas del Capítulo general XXII. CCS. Madrid, 2009 39 16 La relación camino de educación evangelizadora En las comunidades educativas nos preguntamos, junto con los laicos, sobre el espíritu de familia que a veces entra en crisis por el tipo de relaciones funcionales, formales, apresuradas, que no satisfacen la necesidad de encuentro y no favorecen el crecimiento en humanidad. Por esto consideramos importante profundizar y revitalizar la espiritualidad salesiana firmemente anclada en la relación como camino de educación, condición indispensable para la misión educativa. Establecer relaciones interpersonales humanizadoras comporta un camino de ascesis, que es posible si buscamos juntos las condiciones que favorecen relaciones verdaderas, sencillas, capaces de expresar el quererse de quien ha encontrado a Jesús y ha dejado que le transforme el corazón. Un estilo relacional evangélico es más fácilmente legible hoy, incluso para quién no cree. Se trata de cultivar algunas actitudes: el espíritu de mansedumbre que lleva a acoger con alegría la diversidad, la sencillez del pobre que sabe compartir, la conciencia de la necesidad de los otros de quien tiene hambre y sed de justicia, la resiliencia de quien acepta la prueba como signo de fidelidad, la limpidez del corazón y de la vida que hace optimistas y bondadosos. Expresar la comunión de vida en las relaciones cotidianas se "convierte en respuesta a las exigencias íntimas del corazón humano y lo dispone a la entrega apostólica" (C 49). La comunidad se convierte en la casa donde crecemos y donde nos formamos y educamos recíprocamente. A veces podemos sentir cierto temor ante los jóvenes, porque no siempre comprendemos sus lenguajes y sus opciones. La asistencia salesiana como presencia educativa, proximidad de relación y amistad, nos hace intuir mejor el dramatismo y la precariedad de su existencia, su vulnerabilidad de ser "huérfanos de padres vivos”. Efectivamente, sus expresiones a veces pueden asombrarnos, pero al mismo tiempo nos revelan la búsqueda de sentido, de acompañamiento, de cariño, de deseo de un "más allá". Necesidades a menudo no expresadas, que solo pueden percibir corazones de educadoras y de educadores iluminados por la fe y el amor. ¡Quisiéramos transmitir a todos los jóvenes la alegría del encuentro con Jesús y la belleza de la vocación salesiana que hemos recibido! Por eso también consideramos urgente profundizar el camino de educación en la fe, la cultura vocacional y el acompañamiento de los jóvenes, elaborando itinerarios específicos para las diversas franjas de edad, a partir de una mayor atención a los caminos ordinarios de pastoral juvenil. Es una obra de sinergia con las laicas y los laicos de la comunidad educativa, los padres y los grupos de la Familia Salesiana, una oportunidad de comparación y enriquecimiento carismático. Es necesario llegar a la decisión de crear condiciones favorables para el acompañamiento de las jóvenes y los jóvenes y descubrir juntos el proyecto de Dios sobre su vida. . El ambiente lugar de encuentro y de reciprocidad La comunidad educativa se configura como "lugar de encuentro y complementariedad, donde se educa y nos educamos, atentas a lo cotidiano para captar los signos de la presencia de Dios"41. Los jóvenes no llegan a Dios, al encuentro con Jesús, si sólo hablamos de Él, pero sí pueden 41 Cfr. Para que tengan vida n. 67 17 tocarlo, hacer experiencia de Él en una comunidad que vive y da testimonio, si les ofrecemos las condiciones para que ellos mismos se conviertan en agentes de transformación y evangelización en su ambiente. También la presencia de diferentes generaciones estimula y enriquece la vida y el diálogo intergeneracional y es expresión de un clima de familia donde todos tienen voz y cada uno contribuye específicamente a la armonía comunitaria. En la comunidad de las FMA una tarea específica es la que se confía a la animadora llamada al servicio de autoridad con estilo evangélico y salesiano, inspirado en la coordinación para la comunión (cfr. C 52. 164). Las Revisiones del Capítulo General XXII y la experiencia de las visitas de animación del Consejo General advierten hoy cierta debilidad en la capacidad de animación y gobierno causada por tendencias al autoritarismo, formalidad de la función, rigidez, incertidumbres, fragilidad, permisividad. Por otra parte el estilo de animación salesiana prevé y requiere la participación y la corresponsabilidad de cada miembro de la comunidad y por lo tanto cada FMA es responsable de la propia maduración y del clima comunitario y educativo (cfr. C 50-51). La atención a la persona y a la exigencia de proceder con mentalidad proyectiva, que favorece la convergencia alrededor de la misión y la agilidad organizativa42, no son siempre el estilo de quien anima la comunidad o los diversos ámbitos de la misión educativa . Hoy se nos plantean especialmente demandas de escucha, de respeto y de valoración de las diferencias que emergen de la realidad contemporánea y por tanto se nos estimula a expresar una relación de reciprocidad, que forma el corazón a la escucha empática, al discernimiento, al diálogo, creando lazos de pertenencia y dinamismos comunicativos profundos. En la experiencia trinitaria encontramos la inspiración y la fuerza para vivir la modalidad circular de la relación. Garantizada por la sencillez de quien acoge y es acogida, por la escucha de lo que el otro vive y siente, por el perdón, por el compartir lo que somos más que lo que hacemos, aprendiendo a dar confianza a cada persona sintiéndonos enviados juntos a proclamar un anuncio creíble de vida verdadera y plena, la vida evangélica. La comunidad educativa requiere la realización de proyectos compartidos con seglares y laicos, en la implicación y en el respeto de la corresponsabilidad y la subsidiariedad en la misión educativa.43 Es la preciosa herencia que Don Bosco y María Dominica Mazzarello nos han dejado como estilo de implicación de personas e instituciones. Un estilo que, sin embargo, todavía no se pone en práctica plenamente. Esta amplia coparticipación encuentra un espacio privilegiado en la Familia Salesiana, en la cual la sinergia entre los diversos grupos con el mismo espíritu constituye una gran fuerza de irradiación carismática en la Iglesia y en la sociedad. Todos juntos somos casa con los jóvenes y para los jóvenes. Ser fieles a la identidad carismática significa vivir radicalmente la relación con Cristo, de modo que dé calidad a la reciprocidad de todas las otras relaciones,44 para hacer de nuestras comunidades casas donde los jóvenes, especialmente los más pobres, puedan renacer a la esperanza y al amor. 42 Cfr. En los surcos de la Alianza 148-156 Cfr. Para que tengan vida nn. 58-77 44 Cfr. En los surcos de la Alianza 148 43 18 Juntos, para ser respuesta a las expectativas profundas de los jóvenes En una cultura caracterizada por una profunda crisis antropológica y donde Dios aparece lejano, las comunidades educativas son casa de quien no tiene casa ni puntos de referencia, comprometidas en practicar una pedagogía de ambiente, abiertas a nuevas fronteras misioneras.45 Como alternativa a un sistema social basado a menudo sobre lógicas de competencia, las comunidades están llamadas a recorrer el camino de la valoración recíproca, de la mentalidad de red expresada como colaboración dentro del territorio, en la Familia Salesiana, en la Iglesia y de modo especial con otras Congregaciones religiosas y Organismos dedicados a la educación. El encuentro y la reciprocidad de las relaciones en una misión compartida son hoy una señal profética que hace visible el proyecto de comunión al que Dios llama a cada persona y a todos los pueblos. Este es el clima propicio al anuncio del Dios de Jesús, que da respuesta a las expectativas profundas de los jóvenes, los ayuda a encontrarlo y a descubrir el propio proyecto de vida. En la realidad del Instituto, se constata con alegría que muchos de nuestros ambientes, aunque con límites y fragilidades, son espacios de auténtica evangelización. En ellos se trata de educar a la interioridad: se escucha la palabra de Dios, se comparte y a la luz de esta palabra se llega a criterios de discernimiento y de acción. Con el amor preventivo de Cristo Buen Pastor, en nuestras casas se acogen los niños y los jóvenes más pobres y necesitados. Nos ponemos al lado de quien ha sido herido por la vida, se trata de dar voz a quien no tiene voz, se implica a muchas personas y se invierten energías para una formación más competente. El grito de los jóvenes en situación de pobreza es tan fuerte que estamos llamadas no solo a dar respuestas, sino a interrogarnos sobre las causas y a prevenirlas. Numerosas hermanas, laicas, laicos y también jóvenes se dedican con entusiasmo a la catequesis y a la animación de los grupos de fe; se empeñan con seriedad en la formación para estar cada vez más cualificados en el anuncio y en el testimonio del Evangelio. Muchos jóvenes consideran su pertenencia al Movimiento Juvenil Salesiano y al Voluntariado como significativa experiencia de maduración en la gratuidad y en la fe. A menudo hacen del compromiso por el Reino de Dios una opción responsable en el campo educativo, social y eclesial.46 Las revisiones trienales se han realizado desde la instancia de la nueva evangelización. Está viva en el Instituto la conciencia de una nueva y urgente llamada a ser en el mundo buena noticia de Jesús en los diversos contextos. Se constata que, a pesar de los esfuerzos y el interés, no siempre la atención a la dimensión evangelizadora de la misión es una prioridad. La falta de formación pedagógica y catequética, la incapacidad para dialogar con la cultura contemporánea y la escasez o incluso ausencia de propuestas de itinerarios de educación a la fe, a menudo son la causa de la poca eficacia en la misión y de la escasa fecundidad vocacional en algunos ambientes. No faltan en las comunidades las iniciativas y las actividades pastorales realizadas también a costa de grandes sacrificios, mientras se constata a veces un descenso en el ardor apostólico, cierta inconstancia en el acompañamiento de los jóvenes y en vivir con aquel "corazón 45 46 Cfr. Para que tengan vida n. 23 Cfr. Idem 124-134 19 oratoriano" que hace de nuestros ambientes espacios de evangelización y no solo de propuestas culturales, promocionales o de tiempo libre47. El momento que vivimos no solo es favorable para habitar en el contexto de las Redes sociales, sino para hacer que el Evangelio esté presente en el entorno digital. Ésta es hoy una enérgica llamada que brota del da mihi animas cetera tolle y despierta la creatividad educativa en todos los ámbitos. En la confrontación con los desafíos culturales emergentes, reconocemos que el Sistema Preventivo es camino de humanización y estilo de relación que valora la aportación de todos, especialmente de los jóvenes. Una comunidad que vive e intensifica la experiencia de fe favorece la potenciación de la fe en las familias y también el surgir de comunidades cristianas de referencia en aquellos lugares donde se acogen jóvenes no creyentes o pertenecientes a otras religiones. El testimonio de la alegría de haber encontrado a Jesús y de vivir en su amor como comunidad educativa es hoy camino prioritario de evangelización, profecía de esperanza para la humanidad y sobre todo para los jóvenes. Conclusión Queridas hermanas, concluyo esta carta de convocatoria al CG XXIII invitando a todas a entrar en un período de fuerte experiencia espiritual y comunión con todo el Instituto implicado en el proceso de preparación de este acontecimiento carismático. Tratemos de crear en nuestras casas un clima favorable para implicar en la oración y en la reflexión sobre el tema capitular a la comunidad educativa, a la Familia Salesiana, en diálogo con otras instituciones. Espero que en esta reflexión encuentre un espacio privilegiado la voz de los jóvenes porque con ellos queremos ser casa que evangeliza. Invito a la Inspectora a estudiar, con su Consejo, las modalidades más oportunas para profundizar las indicaciones sugeridas en esta circular de convocatoria y para concretar la propuesta de trabajo en preparación al Capítulo Inspectorial. Nos comprometemos a vivir este tiempo de gracia acompañadas por María, morada de Dios y Estrella de la Nueva Evangelización. Os invito a encontrarnos cada día en la oración a María, según la propuesta que os ofrezco. Como Ella nos disponemos a acoger en nuestra casa y en nuestro corazón la presencia continua del Espíritu Santo. Oh María Auxiliadora, nosotras nos encomendamos a ti para comprometernos a ser hoy con los jóvenes casa que evangeliza. Ayúdanos a renovar cada día nuestra voluntad de conversión al Señor, 47 Corazón oratoriano es fervor, celo, disponibilidad de todos los recursos, búsqueda de nuevas intervenciones, capacidad de resistir en las pruebas, voluntad de volver a empezar después de los fracasos, optimismo cultivado y expansivo; es esa solicitud, llena de fe y de caridad, que encuentra en María un ejemplo luminoso de entrega de sí” ( Carta de la identidad carismática de la Familia Salesiana de Don Bosco, Roma, Tipografía Vaticana, n. 29) 20 para que evangelizadas por Él podemos dar testimonio de la belleza del Evangelio a las nuevas generaciones. Haz que, movidas por la Palabra que salva, como Don Bosco y la Madre Mazzarello, vivamos la pasión del "da mihi animas cetera tolle" para irradiar alegría y esperanza allí donde la inseguridad hace más frágil la vida, sobre todo la de los jóvenes. Acompaña la Iglesia en su misión evangelizadora para que todos encuentren a Jesús, roca de salvación; suscita en el corazón de muchos jóvenes el deseo de seguirlo. Te pedimos, Madre, que en el camino de preparación al próximo Capítulo General abras nuestro corazón a las inspiraciones del Espíritu. Amén Con las hermanas del Consejo os saludo con afecto. Roma, 11 de febrero de 2013 Aff.ma Madre Sor Yvonne Reungoat 21