Septiembre 12, 2.002 RETOMANDO ESPÍRITU Y CORAZÓN EN LOS NEGOCIOS (Primera Parte) En su libro “The New Bottom Line”, John Renesech y Bill Defoore, realizan un muy completo análisis sobre la necesidad de estudiar e incluir la espiritualidad e el desarrollo de los negocios modernos. Revisando los acontecimientos recientes de esta primera parte del siglo XXI, concretamente los hechos relacionados con empresas como; ENRON, AOL, WORLDCOM, ARTHUR ANDERSEN, TYCO, entre muchas otras, podemos observar que la actividad empresarial y la dirección de las empresas necesitan cada día, con mayor vehemencia, retomar valores tradicionales perdidos. La carrera por alcanzar resultados, el afán por crecer y capturar nuevos mercados, la “necesidad” de producir resultados, han llevado a muchos directivos y algunas organizaciones a olvidar algunos valores fundamentales. Los autores han recopilado una serie de artículos de diferentes autores que rescatan, no solo la necesidad de inculcar la espiritualidad, como variable fundamental en el desarrollo empresarial, sino que, adicionalmente, nos recuerdan de otros valores esenciales en el trabajo cotidiano. Frederick Teylor, investigador y desarrollador de los estudios de tiempos, movimientos y eficiencia, se preocupo por alcanzar la mayor productividad del ser humano. Años más tarde Douglas McGregor, incorporó a los estudios de la productividad humana la necesidad de incluir en el análisis del trabajo del hombre el poder del espíritu inherente en cada uno de los trabajadores. Confundir la espiritualidad con religión, es una forma de limitar el desarrollo y neutralizar el potencial de trabajo que tienen las organizaciones. Ignorar este aspecto de la espiritualidad (diversidad, integridad, preocupación, servicio, comunidad, creatividad, intuición, equilibrio y bondad) lleva a que las organizaciones que adoptan el modelo cosmogónico basado en el Teylorismo, a producir los resultados obtenidos por las anteriores compañías mencionadas al comienzo. El creciente deseo de grandeza sin significado es alimentado por un sentido bancarrota espiritual, o crecimiento sin propósito, alcanzado por muchas fuerzas laborales alrededor del mundo en la actualidad. En la rutina cotidiana en la que los cuerpos y las mentes de las personas van a trabajar cada día, se genera una tensión creciente cuando ellos fracasan al alimentar sus corazones y sus espíritus, aquellas partes de sus cuerpos que la era industrial exige que dejen en las puertas de entrada, antes de entrar a trabajar. El mundo sería un lugar mucho más amable y pacífico, si solo supiéramos agradecer a los trabajadores con mayor frecuencia por su trabajo bien realizado. “La labor de un líder, desde Bill Clinton hasta Boris Yeltsin debería ser servir a sus constituyentes” (Robert Greenleaf). O como dice Anita Rodrick “Ponga amor donde está su fuerza laboral” William George (CEO de Medtronic) opina que los empresarios deberían liderar por valores, envés de administrar por objetivos. Los autores consideran que si los empresarios y los empleados acordaran los valores que guiarán su trabajo, los empleados podrán estar totalmente empoderados para llevar a cabo sus tareas. Así mismo, el maximizar el valor de los accionistas no debería ser el principal objetivo de las organizaciones. Esto lleva a alcanzar resultados como los ya conocidos (ENRON, AOL, WORLDCOM, ARTHUR ANDERSEN, TYCO, entre muchas otras). En Meadtronics consideran que; “si se sirven los clientes bien primero, se desarrollan bienes y servicios de insuperable calidad y se empodera a los trabajadores para poder llevarlos a su realización personal y a alcanzar la misión de la organización, las compañías obtendrán por descontado un retorno insuperable para los accionistas” Los autores consideran que administrar por valores, con principios espirituales, es una acción que tienen un papel muy importante en los cambios que se requieren y se están dando en los contextos socio económicos mundiales. Los negocios son el actor dominante en la sociedad hoy en día, proveyendo con el mayor impacto la probabilidad de afectar, positivamente o negativamente, la evolución social. Muchos de los investigadores socio económicos consideran que es responsabilidad de los empresarios convertirse en los líderes en este proceso evolutivo. Como consecuencia, existe cada día un mayor número de empresarios socialmente responsables; los empresarios humanísticos. Los autores consideran esto como una misión de largo plazo para alcanzar la supervivencia de las organizaciones, y no como una forma misionera para convertir a los trabajadores en la doctrina de algún dios cualquiera. Ellos ven la necesidad de reestructurar los valores tradicionales relacionados con la forma de liderar, administrar y mirar el futuro, si es que nos encontramos en una etapa de evolución de la era post moderna.