El nombre de la rosa Director: Jean Jacques Annaud Una abadía en Italia ha sido sacudida por el pánico, debido a que uno de sus monjes ha muerto de una forma muy misteriosa. Para investigar tan extraño suceso, deciden llamar a un monje franciscano, fray Guillermo de Baskerville), quien llega a la abadía acompañado de su joven discípulo Adso de Melk), para que investigue el extraño suceso. Este fraile, que en años anteriores había formado parte de la Inquisición, es un hombre muy inteligente y audaz, capaz de descubrir incluso los misterios más oscuros. La historia va avanzando a través de pequeñas pistas y testigos, que ayudan a unir todo el rompecabezas y, mientras fray Guillermo y su ayudante Adso siguen investigando, en la abadía siguen ocurriendo varios asesinatos. Lo más intrigante de todo es que los fallecidos tienen el dedo y la boca manchados de tinta, como si se hubieran envenenado con ésta. Fray Guillermo logra entrar en una misteriosa biblioteca oculta y descubre que hay un libro escrito en griego que habla de numerosos pecados y temas tabú para la Iglesia: la tinta envenenada que fray Guillermo descubre en sus páginas fue la causante de la muerte de los monjes. Según se va revelando, el pensamiento de los sacerdotes es cerrado e idealista. A diferencia de fray Guillermo, utilizan su poder para sojuzgar al pueblo que vive en los alrededores de la abadía y se dedican únicamente a meditar, a transcribir y a almacenar todo tipo de libros, en vez de predicar la palabra de Dios. La Inquisición es la encargada de mantener el orden y la paz espiritual y física dentro de la Iglesia, con el poder de decidir la solución de problemas y conflictos, sin perdonar ni hacer excepciones, con tal de hacer regir la ley de Dios. Las debilidades más notables que se presentan son la mentira y el miedo a mostrar algo en contra de su creencia. La avaricia también está presente, ya que los mismos monjes se aprovechaban de su pueblo, preocupándose sólo de ellos mismos. Un ejemplo de esto es el hecho de que, a cambio de un poco de comida, obtenían los servicios de una mujer. Se controlaba y censuraba toda la información sobre las misteriosas muertes de los monjes porque esto mostraba debilidad de la Iglesia al permitir ingresar un espíritu maligno y diabólico a su abadía, lo que en ese tiempo significaba algo gravísimo, considerando el gran poder que tenía la Iglesia Católica como pilar de la sociedad medieval. Es por ello que se guardaban con tanto celo los libros prohibidos (por ejemplo, el libro Sobre la risa, de Aristóteles) en una oculta biblioteca de la abadía, a la que sólo algunos podían ingresar. El conocimiento aparece como un delito para la Iglesia. Fuera de la religión, no se permitía la libertad de pensamiento. Sólo la compostura y el más estricto cumplimiento de las normas religiosas eran permitidos. Como claro ejemplo, está este libro misterioso: quien leía su contenido moría (al envenenarse con las hojas, al ensalivar los dedos para pasar las páginas), pues hablaba de muestras de alegría, risas y temas que eran, para la Iglesia, algunos de los pecados más graves.