Respuesta contundente: las cartas ofensivas de los cosacos Extraído de Escuelapedia En 1675, los cosacos de Zaporogian – una región semiautónoma de Ucrania central – derrotaron a las fuerzas del sultán Mehmed IV en batalla. En lugar de renunciar a resignarse a la derrota, el líder otomano les envió un ultimátum, exigiendo que se rindieran y lo aceptasen como su monarca. Los cosacos, con su agudo sentido de la independencia, respondieron con una de las cartas más groseras de la historia, si no la que más. Esta respuesta dio origen al libro La respuesta de los cosacos, del artista Ilya Repin, terminada en el siglo XIX. Puedes comprobar el contenido de las cartas a continuación. La respuesta, debemos avisar, está llena de groserías y palabras ofensivas. Carta 1 – Carta de Mehmed IV a los cosacos Como sultán; hijo de Mahoma; hermano del sol y la luna; nieto y virrey de Dios; gobernante de los reinos de Macedonia, Babilonia, Jerusalén, Alto y Bajo Egipto; emperador de los emperadores; soberano de los soberanos; caballero extraordinario, nunca derrotado; guardián incansable de la tumba de Jesucristo; delegado escogido por Dios en persona; la esperanza y comodidad de los musulmanes; cofundador y gran defensor de los cristianos – Yo os ordeno a vosotros, los cosacos zaporogianos, que se sometan a mi voluntariamente y sin oponer ninguna resistencia y que desistan de perturbarme con sus ataques. Carta 2 – Respuesta de los cosacos Zaporogianos cosacos al sultán turco: Oh sultán, demonio turco y maldito amigo y pariente del diablo, secretario del propio Lucifer. ¿Qué diablos de caballero eres tú que no puedes matar a un puerco espín con su trasero desnudo? El diablo excreta y su ejército come. No vas a hacer de súbditos a los hijos de los cristianos; nosotros no tenemos miedo de su ejército, por tierra y mar vamos a combatirte a ti y al diablo con su madre. Usted es un siervo de Babilonia, fabricante de ruedas macedónico, cervecero de Jerusalén, come cabras de Alejandría, criador de cerdos del Alto y Bajo Egipto, cerdo de Armenia, ladrón podoliano, pederasta pasivo del Tártaro, verdugo de Kamyanets y bufón en todo el mundo y el inframundo, un idiota delante de Dios y nieto de la Serpiente. Nariz de cerdo, rabo de yegua, cabeza sin crisma, condenados usted y su madre. Así los zaporogianos declaran, oh fracasado. Ni siquiera criarás puercos para los cristianos. Y ahora concluimos, pues no sabemos la fecha y no tenemos calendario; la luna está en el cielo, el año está con el Señor, el día es el mismo aquí que allí, y por eso bésenos el trasero. Koshovyi Otaman – patente militar entre los cosacos – Ivan Sirko, con toda la comitiva zaporogiana.