7 Conozca quienes han sido los Papas a lo largo de la Historia Por José Humberto Reyes Burgos - Décima Primera Parte Formoso (891-896) Nació en Ostia. Elegido cardenal en el 864, fue excomulgado por el Papa Juan XVIII. Reconocido inocente por Marino I, fue hecho Papa en el 891; al año siguiente coronó emperador a Lamberto, hijo de Guido de Spoleto, pero a causa de los posteriores abusos de poder de ambos llamó en su defensa al rey de Alemania, Arnulfo de Carintia. Poco tiempo después Formoso murió, pero el bando de Spoleto decidió vengarse de el escenificando una farsa macabra: desenterraron el cadáver y le hicieron un juicio sumario en el que lo declararon papa indigno e ilegítimo. El cadáver de Formoso fue arrojado al rio Tiber, de donde un monje piadoso decidió sacarlo. Luego de haberse restaurado su cuerpo correctamente, fue enterrado en San Pedro. Bonifacio VI (896). Nacido en Roma, fue elegido papa por voluntad de los feudatarios partidarios del emperador Lamberto de Spoleto contra el bando de Arnulfo de Carintia. La entonces reciente división del imperio tuvo como consecuencia el gran aumento del poder de los feudatarios, y en este periodo la sede pontificia estaba a merced de los grandes feudatarios de Italia central, en particular de Guido, del duque de Spoleto, de las familias nobles de Roma y del marqués de Toscana. El pontificado de Bonifacio VI duró solo quince días, ha sido el más breve de toda la historia papal. Está enterrado en las Grutas Vaticanas. Esteban VI (VII) (896 – 897) Romano de nacimiento, fue elegido papa por los seguidores del duque Lamberto de Spoleto, así como lo fue Bonifacio VI. Nada más ser elegido pontífice puso en escena el macabro concilio, y parece ser que lo hizo precisamente para complacer al duque de Spoleto que, una vez desenterrado el cadáver de Formoso, realizó un juicio. Éste fue de completa condena a Formoso, un pobre papa, culpable solo de haber preferido a Arnulfo de Carintia y no al duque de Spoleto. Esteban VI, odiado por el pueblo, tuvo una muerte cruenta, pues en el 897, durante una insurrección popular, fue detenido y tras pasar un tiempo en prisión, fue estrangulado siendo aún preso. Esta enterrado en las Grutas Vaticanas. Romano (agosto – noviembre 897) Nació en Gallese, en el Lacio. Hermano del Papa Marino I (882- 884), fue elegido papa con el apoyo de los partidarios de Formoso, de quien había sido un amigo cercano. Dedicó los cuatro meses que duró su pontificado a rehabilitar la memoria del Papa Formoso y anular los actos de Esteban VI contra él. Promulgó una bula en la que confirmó el dominio de la Iglesia española sobre Mallorca y Menorca. Murió encerrado en un convento, se cree por envenenamiento en 897, y sus restos fueron enterrados en San Pedro. Teodoro II (897) Nacido en Roma, fue papa por tan solo 20 días; en diciembre del 897 fue asesinado. Llevado al solio pontificio por el partido filogermánico, a la muerte de Romano prosiguió con la obra de rehabilitación de la memoria de formoso, ordenando también que se le enterrara en San Pedro. Anuló todos los actos y decretos del llamado “concilio cadavérico”, convocado por Esteban VI. Los clérigos y obispos que habían sido cesados regresaron a sus sedes originales. Teodoro II está enterrado en las Grutas Vaticanas. Juan IX (898 – 900) Nació en Trivoli y fue monje benedictino. Apoyado en su elección por el bando formosiano, su antipapa fue Sergio III. También él rehabilito la memoria del papa Formoso. Exilió y excomulgó a los cardenales que habían sido cómplices de Esteban VI contra Formoso, entre ellos también Sergio, quien mas tarde se convertiría en papa en el 904. Estableció que por instancia del senado y del pueblo de Roma el papa fuera elegido por el clero y el episcopado romano. Ratificó a Lamberto de Spoleto como emperador, pero este murió pocos meses después. Con la iglesia griega tuvo una actitud conciliadora, legitimando a los patriarcas Ignacio y Focio. Está enterrado en las Grutas Vaticanas. Benedicto IV (900 – 903) Romano, fue legido papa en los primeros meses del siglo X. Se le recuerda principalmente por haber convocado el Sínodo de Letrán. De hecho, hizo muchos intentos para acabar con la corrupción de su época, pero ese esfuerzo fue vano. En el 901 coronó al emperador de Roma Ludovico de Borgoña, a quien ya le habían hecho rey de Pavía por voluntad del pueblo italiano. Benedicto IV fue un hombre generoso y lleno de buenas intenciones. Ayudó y concedió privilegios a distintos monasterios; fue papa durante poco más de tres años y medio. Al morir, fue enterrado en las Grutas Vaticanas. Leon V (julio – septiembre 903) Originario de Lacio, cardenal de la orden de los benedictinos, pese a no pertenecer al clero de Roma fue elegido papa en julio del 903. Sin embargo, el capellán Cristóforo, cura de San Dámaso en Roma, hizo que lo encarcelaran y aprovechándose del carácter extremadamente débil de León V, lo convenció para que abdicara, ocupando así su lugar. Cristóforo, considerado antipapa, pocos meses después fue hecho prisionero y murió violentamente en la cárcel. LEon V, que se había retirado en un convento, murió se cree que asesinado por orden de Sergio III, que entre tanto, se había convertido en pontífice. Leon V está enterrado en las Grutas Vaticanas. Sergio III (904- 911) Nacido en Roma, su figura es una de las más discutidas de entre las de la historia del papado. Había sido elegido papa por primera vez en el año 898, apoyado por el bando del duque de Spoleto, en oposición a Juan IX, quien lo condenó al exilio y la excomunión. Cuando regresó a Roma luego de su destierro, Sergio, sintiéndose fuerte por la protección de Adalberto quien era marqués de Toscana, recuperó el pontificado en el 904, tras haberse librado de León V y Cristóforo. En el 897 mandó a reconstruir la Basílica de Letrán que había sido destruida por un incendio. De él, se recuerdan sus abusos del poder y relaciones sentimentales. Sus restos yacen en las Grutas vaticanas. Anastasio III (911- 913) Este papa fue elegido inmediatamente después de Sergio III principalmente debido a sus dotes morales y sus comportamiento virtuosos, que tanta falta hacia en esos momentos. Lamentablemente, pese a su integridad, a causa de su debilidad fue víctima de las presiones de Berengario I y concedió numerosos privilegios al obispo de Pavía. Durante su pontificado se convirtieron al cristianismo muchos normandos que se habían establecido en una región al norte de Francia, y al que debe su nombre la población de Normandía. Se cree que murió envenenado, en su cuerpo fue enterrado en las Grutas Vaticanas.