** Comentario incluido en el LP COLUMBIA C 7532. Félix Lavilla (pianista). Turina compone dos series de Danzas gitanas. La primera (op. 55) en 1930; la segunda (op. 84) en 1934. Los dos cuadernos responden a una de las líneas estéticas características de la música del compositor sevillano: compromiso entre la geografía y la danza. Ante una y otra el sentimiento personal se expresa unas veces en actitud impresionista, otras descriptivista y muchas, en fin, acuarelista. Si quisiéramos establecer alguna diferenciación entre la primera y la segunda serie de Danzas gitanas, deberíamos señalar cómo en la última han desaparecido las localizaciones de lugares Generalife o Sacro-Monte para ser sustituidas por una temática más abstracta y de orden literario: Invocación, Círculos rítmicos o Fiesta de las calderas. El resto es pura danza y aún cabría decir que hasta en los breves fragmentos poemáticos es la fuerza del ritmo unida a la cadencia y a la expresión armónica de lo popular andaluz, el motor de todas y cada una de las páginas. Muchas veces se ha dicho -por Sopeña entre otros- que este rincón de la música de Turina tiene mucho que ver con Albéniz. Salazar, en cambio gustó de buscar el más directo antecedente de Turina en Granados. Solo habría que mudar Madrid por Sevilla. Pero siempre quedaría una intencionalidad de cuño romanticista y suave coloración lírica. Lo cierto es que desde la distancia que nos proporciona el tiempo pasado es fácil encontrar enlaces entre el grupo de protagonistas del gran nacionalismo español: Albéniz, Granados, Falla y Turina. Enrique FRANCO. ______________________________________________________________________________ ** Turina, Madrid, Espasa Calpe, 1981, pp. 87-88. Las Cinco danzas gitanas están dedicadas al gran pianista José Cubiles (...) quien las incorporó inmediatamente al grupo de obras turinianas preferidas por el público. (...) Estamos ante un Turina en plena madurez, buscador de ahondamiento en lo instrumental y en lo expresivo, antes que de los efectos y efectismos que fácilmente le hubieran sido aplaudidos. En este sentido llama la atención la cohesión y la unidad de la suite: cada danza está escrita con extremada concisión y huye de retóricas e incluso de mínimos desarrollos, aspirando a integrarse en un todo homogéneo. La Zambra presenta una breve introducción en adagio, a base de acordes sin el tercer grado. Luego, el tradicional esquema danza-copla-danza. La Danza de la seducción es de gran inventiva motívica dentro de su brevedad. La Ritual se constituye a base de dos sencillos motivos, uno de ellos puramente rítmico. Generalife es un polo gitano cuyo sentir melódico puede remitir a El amor brujo de Falla; en lo instrumental, se trata de una ráfaga de alto virtuosismo. Concluye la suite con una brillante y agitanada página que viene a enlazar sutilmente con la Zambra inicial. José Luis GARCÍA DEL BUSTO ______________________________________________________________________________ ** Comentario incluido en el LP. Fundación Banco Exterior de España, IB-33.166 F.B.E. 9 (1989). Jacinto Matute (pianista). (...). El planteamiento es de la máxima concisión y su sencillez formal es el resultado de la clara voluntad, por parte de Turina, de hacer un acercamiento pianístico a una manifestación popular que le interesaba grandemente en sí misma, y no como punto de partida para una música de desarrollos que, por lo mismo, se alejara de la frescura y espontaneidad que él quería para su suite. Así, si Zambra presenta el habitual esquema tripartito danza-copla-danza, las siguientes piezas se justifican formalmente en su propio devenir motívico y rítmico, constituyendo las últimas (Generalife y Sacro-Monte) sendos homenajes al polo y la farruca). Es notoria la voluntad de cohesión con que Turina alude a la Zambra inicial en le última danza. José Luis GARCÍA DEL BUSTO. ______________________________________________________________________________ ** El Médico (Madrid), nº 21, p. 6. Junio de 1982. Ya nos hemos referido a un aspecto en el piano de Turina que viene condicionado por la influencia de Albéniz, que será incisiva, palpable y directa en la forma de la danza, sin que por ello el músico hispalense imprima su personal sello en esta parcela. A parte de las conocidas Danzas fantásticas o en el Bailete, entre otras, en las Danzas gitanas existe no obstante una diferenciación entre la primera y la segunda series: si en la opus 55, fechada en 1930, los nombres de las cinco piezas determinan la localización de lugares ─ Generalife o SacroMonte─, en la opus 84, aparecida cinco años más tarde, en 1934, tal localización se sustituye por una temática más abstracta y por una ideación de orden más literario: Invocación, Círculos rítmicos o Fiesta de las calderas. En una y otra serie habrá, sin embargo, un factor común a las dos: la danza y la fuerza del ritmo, unidas lógicamente a esa constante andaluza de Turina con sus naturales rasgos cadenciales y expresivos, tanto en lo melódico como en lo armónico. Turina utilizará con sumo tacto el material folklórico empleado, de modo que se atenga a la geografía del paisaje o a la emoción que pide la danza, e incluso a un matiz poemático que hilvana la obra dentro siempre de esa intencionalidad de cierto sabor romanticista y de una suave coloración lírica. Mientras Sopeña ve en este ángulo de la música de Turina para el teclado una evidente relación con Albéniz, pero no menos también en lo que respecta a la construcción, apunta de igual modo una influencia palpable de la dulce melancolía de Granados. Adolfo Salazar, en cambio, juzgó más directamente el antecedente de Turina en Granados. En realidad con la perspectiva que nos da la medida del tiempo, es fácil ver en Joaquín Turina -sin romper con la tradición- un eslabón que se añade a la gran cadena representativa del nacionalismo español: Albéniz, Granados, Falla y Turina. (...). Jaime NOGALES BELLO. ______________________________________________________________________________ ** Comentario incluido en el programa en homenaje a Turina en el Teatro Español, retransmitido por RNE. 15 de febrero de 1949. En Generalife nos encontramos con unos juegos de agua de una sencillez milagrosa a través de los que se enciende la pasional voz de ‘el polo’. Tomás ANDRADE DE SILVA. ______________________________________________________________________________ ** LP Clave – Hispavox 530 76 9609 1 (1965). Alicia de Larrocha (pianista). Sacro-Monte. Las Danzas gitanas, también orquestadas después por el mismo Turina, tienen en el ballet un éxito extraordinario, pero en el piano, en la versión original, aparecen mejor la fuerza y la pureza, especialmente en Sacro-Monte, la obra mejor del ciclo sin duda alguna. No está muy lejana en su carácter, en su ímpetu y en la economía de elementos con que está hecha, de la Danza del fuego. Federico SOPEÑA.