IMPLANTACIÓN DE LAS REFORMAS ECONÓMICAS ESTRUCTURALES EN EL PERU DE LA DÉCADA DEL NOVENTA1 Septiembre de 2003 1 Este documento fue preparado con el apoyo de los Maestros en Economía Germán Alarco Tosoni y Patricia del Hierro Carrillo. Asimismo, se contó con el soporte de Leonardo Arroyo Trejo. 1 CONTENIDO INTRODUCCIÓN 3 1. CONTENIDOS ECONÓMICOS EN LA CAMPAÑA ELECTORAL 3 2. GRUPOS DE INTERÉS EN LA POLÍTICA ECONÓMICA 5 3. PROGRAMA DE AJUSTE Y ESTABILIZACIÓN 6 Primera etapa 1990 Segunda etapa 1991 – 1993 Tercera etapa 1993 – 1997 Cuarta etapa 1998 - 1999 9 11 12 13 4. CONSOLIDACIÓN ESTRUCTURAL A TRAVÉS DE LA CONSTITUCIÓN 14 5. NEGOCIACIONES Y REINSERCIÓN FINANCIERA INTERNACIONAL 16 6. REFORMA TRIBUTARIA 20 7. REFORMA COMERCIAL Y DE ADUANAS 25 8. PROGRAMAS DE COMPENSACIÓN SOCIAL Y EL FONCODES 28 9. PROGRAMA DE PRIVATIZACIONES Y CONCESIONES 31 10. REFORMA FINANCIERA 36 11. FLEXIBILIZACIÓN DEL MERCADO LABORAL 38 12. REFORMA DEL MERCADO DE CAPITALES Y DEL SISTEMA DE PENSIONES 41 13. OTRAS REFORMAS: LEYES DE COMPETENCIA Y REGLAS DE MANEJO MACROECONÓMICO 45 14. DESEMPEÑO MACROECONÓMICO 1990-2000 47 BALANCE GENERAL DE LAS REFORMAS Y DEL DESEMPEÑO GLOBAL 50 BIBLIOGRAFÍA 55 ANEXO ESTADÍSTICO 57 2 INTRODUCCIÓN En este documento se describe el proceso y presenta un balance de las reformas estructurales y de la política macroeconómica peruana en la década de los años noventa. Al respecto, se revisan los principales programas implantados, iniciando con unos comentarios relativos a los contenidos económicos en la campaña electoral. Se pretende describir el contenido de las reformas y, en la medida de lo posible, su proceso de implantación. Sin embargo, son pocos los documentos que reseñan tal tipo de actividades. No se reseñan todas las reformas estructurales, circunscribiéndonos a las que entendemos son las más importantes. El análisis se realiza a partir de artículos y documentos que las evalúan y en algunos casos se acude a la revisión de las normas legales que les dieron origen. El documento finaliza tanto con una pequeña evaluación del desempeño macroeconómico en el periodo bajo análisis como de las principales reformas. El anexo estadístico incluye gráficos relativos a las principales variables y relaciones económicas, no es exhaustivo. Se utiliza información del FMI y del Instituto Nacional de Estadística e Informática del Perú (INEI). 1. CONTENIDOS ECONOMICOS EN LA CAMPAÑA ELECTORAL La campaña política para la elección presidencial de 1990 en Perú fue especialmente relevante por sus características únicas. Para cualquier politólogo resulta interesante su análisis ya que fue una campaña que rompió abruptamente con los patrones tradicionales. No es el objeto de estudio de éste trabajo pero es necesario mencionar algunos elementos que tuvieron repercusiones posteriores relevantes en el gobierno de Fujimori. Al respecto, es relevante mencionar que el presidente Alan García (1985-1990) había intentado estatizar el sistema bancario y financiero de Perú, como una reacción desesperada frente a la crisis económica que estaba enfrentando2, pero que no pudo concretarse y generó importantes reacciones como la formación del “Movimiento Libertad y Democracia” liderado por el escritor Mario Vargas Llosa, por las clases empresariales de diversos sectores económicos, así como de los partidos políticos más tradicionales. De este movimiento surge el partido Frente Democrático (FREDEMO) y la candidatura de Mario Vargas Llosa para la elección presidencial. Éste sin ambages anunció que de llegar a la presidencia aplicaría un programa económico de corte neoliberal, y desde luego de inmediato se procedería al programa de ajuste, la privatización de las empresas estatales, la reinserción de Perú a la comunidad financiera internacional, entre otras medidas. El APRA (partido al que pertenecía Alan García) inició una campaña televisiva en donde advertía de la intención de Vargas Llosa de aplicar un “shock” económico 2 A diferencia de México en donde la ley permitía una acción de éste tipo por tratarse de un servicio concesionado. 3 que tendría graves consecuencias sociales y económicas al agravar el problema del desempleo y subempleo. Si bien es cierto que esto se hizo con la intención de apoyar al candidato del partido oficial (Luis Alva Castro), el que terminó siendo beneficiado fue Fujimori. Mientras FREDEMO y el APRA se enfrentaban gastando muchos recursos económicos, Fujimori con un tractor y un megáfono repetía su slogan de campaña “honradez, tecnología y trabajo”, apoyándose en grupos evangelistas, y otros de pequeños y medianos empresarios, los cuales fueron las bases iniciales de su partido Cambio 90. Fujimori hablaba de “tecnología” y mostraba su ascendencia y apellido japonés en una sociedad donde existe una imagen positiva de los orientales, al ser visualizados como eficientes, trabajadores y honrados, en un entorno sociocultural en el cual la mayoría siente que forma parte de los ineptos, flojos e inescrupulosos3. Así, las preferencias de la población comenzaron a seleccionarlo y empezó a crecer abruptamente en las preferencias electorales, y en una semana pasa a segunda vuelta (un hecho sin precedentes en el mundo, y por ello se dijo que fue un “Tsunami político”) dejando atrás al APRA, al partido de Izquierda Unida (IU), entre otros. Frente a estos hechos tan inesperados una parte importante de los votos del APRA y la IU apoyaron la candidatura de Fujimori en la segunda vuelta, mediante la cual logra superar al FREDEMO. Fujimori, que era un desconocido en el ambiente político en la primera vuelta, no presenta programa alguno, todo lo deriva de su slogan. Ya en la segunda vuelta las cosas se modifican, tiene que presentar un programa. Al no tener algo preparado acepta lo que más rápidamente se le ofrece, destacando básicamente que el contenido de su programa es el “no shock”. Se le acercaron economistas de todo tipo, algunos reconocidos internacionalmente, otros reconocidos en los medios académicos locales, y otros tan oscuros como él, que vieron su oportunidad personal de ascender y le ofrecieron la “llave mágica” para resolver todos los problemas del país. Fue sorprendente ver como Fujimori echaba mano de todo lo que se le ofrecía para enfrentar debates con Vargas Llosa y su gente, para los cuales no se había preparado. Antes de la segunda vuelta electoral se le acercó el sociólogo Francisco Loayza quién le presentó a Vladimiro Montesinos para que lo ayudara a enfrentar futuros problemas judiciales4. Luego de la presentación de los resultados de la elección Fujimori viaja de inmediato a los Estados Unidos y Hernando de Soto lo contacta con Javier Pérez de Cuellar, entonces Secretario General de las Naciones Unidas, y éste le organiza una reunión con los directivos y personal del FMI y el Banco Mundial. De allí regresa convencido de la necesidad de restablecer las relaciones con los organismos financieros internacionales y rompe con su “equipo”5 de economistas y busca a aquellos que se identificaran con un programa de corte neoliberal. 3 Arias Quincot, César. La Infame Década del Fujimorato. En: Vargas Llosa, Mario (compilador), Cómo Fujimori jodió al Perú, Ed. Milla Batres, 208 pps. P. 40. 4 Ibid., p. 40. 5 En realidad se trataba de varios grupos y personas. El más importante liderado por Santiago Roca y Adolfo Figueroa. 4 2. GRUPOS DE INTERÉS EN LA POLÍTICA ECONÓMICA En la política, incluida la económica, participaron muchos grupos de interés en torno a Fujimori, entre los cuales destacan los organismos financieros multilaterales, las fuerzas armadas, los empresarios, los círculos palaciegos, las oposición política, los medios de comunicación, los sindicatos, la iglesia6 y a los cuales habría que agregar la presencia de un reducido equipo técnocrático. La ausencia de planes económicos, la situación económica y subordinación ideológica-“práctica” generaron que en los procesos de reforma macroeconómica y estructural el FMI, BID y el Banco Mundial tuvieran un peso realmente decisivo y mucho mayor al que lograron en otros países. El FMI estuvo más orientado a la problemática fiscal, la promoción inmediata de los procesos de privatización y otorgó especial atención a la vinculación del programa monetario y fiscal, mientras que el Banco Mundial y el BID se enfocaron en los programas estructurales y las características de los programas de alivio a la pobreza. Es importante señalar que detrás de estos organismos es notoria la presencia de los EUA que apoyará al régimen hasta el momento en que las violaciones a las normas democráticas se hacen evidentes y el gobierno arremete directamente contra el programa de cooperación de ese país con Colombia. En segundo lugar las fuerzas armadas dieron viabilidad interna al régimen, ante la ausencia de soportes sociales, la presencia del terrorismo y la continua campaña contra los partidos políticos tradicionales, especialmente después del autogolpe de estado del 5 de abril de 1992. A cambio de este apoyo estas logran una mayor participación, pero ante todo obtuvieron una serie de ventajas económicas institucionales y personales. La participación empresarial no fue continua. Al inicio se mantuvo al margen y luego del autogolpe de estado se pliega al gobierno, consolidándose posteriormente con la participación del presidente del gremio empresarial principal (CONFIEP) como Ministro de Industria y luego de Economía y Finanzas. Asimismo, se otorga alguna participación – aunque sin control mayoritario- a otros empresarios en el Banco Central de Reserva, entre otras instituciones y dependencias. Los círculos palaciegos tuvieron varios subgrupos: el asesor presidencial W. Montesinos, el hermano del presidente y algunos amigos personales del mismo con funciones diferenciadas. En el primer caso a los aspectos relativos a las vinculaciones con las Fuerzas Armadas, el apoyo político, relaciones con los medios de comunicación y labores de “inteligencia”; mientras que el hermano se 6 Guerra García, Gustavo. La dimensión política del ajuste económico en el Perú. En: Repensando la política en el Perú. Elsa Bardalez, Martín Tanaka, Antonio Zapata (editores) Ed. Red para el desarrollo de las ciencias sociales en el Perú 1999, pp. 204-215. 5 orientaba a la “selección de personal”, manejo de la cooperación técnica internacional y otras tareas administrativas. Otros círculos se orientaron a impulsar los procesos de privatización y de reestructuración, los programas sociales y políticos en su segundo periodo presidencial, entre otras actividades. La oposición política en el Congreso fue subordinada al inicio del gobierno por la mayoría del partido gobernante. Al mismo tiempo fue satanizada y marginada en forma continua luego del autogolpe de estado. A pesar que el movimiento contra la aprobación de la nueva Constitución Política de 1993 logró casi un 50% de respaldo de la población, no se pudieron capitalizar dichos apoyos. Sólo hacia el final del gobierno la oposición logró una mayor participación y movilización social que contribuyeron a la caída del régimen. Los medios de comunicación, salvo contadas excepciones, fueron fundamentales en la creación de la imagen del gobierno y apoyo a las “estrategias efectistas”7del mismo, basada en el control y goteo de información de determinados asuntos. A cambio de estas se negociaron deudas tributarias, se canalizaron ilegalmente recursos desde la oficina del asesor del presidente, “contratación” de periodistas y se proporcionaron otras prerrogativas. Los medios, ejecutivos de prensa y periodistas que no se “alinearon” eran sujetos de intimidación, aunque en muchos casos estos procesos no han sido debidamente comprobados8. Los sindicatos alcanzaron su más bajo nivel de influencia durante la década de los noventa, como resultado de la estrategia gubernamental de desarticulación social y de la política laboral. Asimismo, la iglesia católica que jugo un papel importante en la primera etapa del programa de emergencia social, fue aislada por el gobierno. Posteriormente fue más activa en la defensa y contra la violación de los derechos humanos y a favor de un modelo económico más incluyente a los pobres y marginados. Sin embargo, el gobierno supo capitalizar las diferencias entre los grupos “conservadores” y “progresistas” de la iglesia, buscando el apoyo de los primeros, que se consolida con el nombramiento del arzobispo primado de Lima alineado con los grupos empresariales y el gobierno. Por último, los grupos tecnocráticos fueron muy reducidos, vinculados estrechamente a los organismos financieros internacionales. La mayoría de estas personas venían de residir en el extranjero y a estos se sumaron algunos economistas locales y funcionarios del Banco Central de Reserva. Sólo el primer círculo alrededor del Ministro de Economía y Finanzas participó en el “acondicionamiento” local de las políticas económicas, mientras que la mayor parte estuvo dedicado a su implantación. 3. PROGRAMA DE AJUSTE Y ESTABILIZACIÓN 7 8 Op. Cit., pp. 213-214. Op. Cit., pp. 214. 6 Cuando Alberto Fujimori accede a la presidencia peruana en agosto de 1990 de inmediato implanta un programa de ajuste económico, el famoso “shock” que en campaña había rechazado. Los principales objetivos de su programa fueron “(...) la reducción de la inflación, la maximización de la producción y el pago de la deuda externa, con el mínimo de intervención estatal y con un sesgo máximo hacia el mercado como institución de asignación de recursos”9. Para Gonzáles de Olarte lo más adecuado es ubicar el programa de ajuste en lo que denomina un modelo extremo, que se caracteriza por “(...) por la total desregulación de los mercados, la privatización de las empresas y de actividades públicas, la liberalización extrema del comercio exterior, el tipo de cambio se fija en el mercado, la reducción de la política económica a una política macroeconómica estrecha, con uso de muy pocos instrumentos y centrada básicamente en la política fiscal, cuyos resultados condicionan la política monetaria la que a su vez es bastante pasiva”10. Como veremos en las siguientes páginas este enfoque queda perfectamente reflejado y sustentado en las modificaciones que se van a realizar posteriormente en la Constitución de 1993. En cuanto a las acciones inmediatas se identifican básicamente tres etapas en la formalización de la política macroeconómica neoliberal peruana: la primer etapa es lo que se llamó el Fujishock que se ubica en el período de agosto de 1990 a enero de 1991; la segunda etapa que comprende el paquete de reformas económicas de febrero de 1991 a diciembre de 1992 y culmina con el autogolpe de Estado; y la tercer etapa que viene a ser la consolidación de las reformas y la Constitución a partir de 199311. En la primer etapa es cuando se da a conocer el Programa de Ajuste Estructural (PAE) a través del cual se busca la reducción de la inflación, estabilización de los precios, el saneamiento y recuperación de las finanzas públicas y de las reservas internacionales. Este se implanta a cargo de su ministro de economía, Ing. Juan Carlos Hurtado Miller, ex miembro del partido Acción Popular, integrante de FREDEMO. Es interesante el dato que menciona Gonzáles de Olarte en relación a la nula reacción de los sindicatos y diversos gremios políticos frente al PAE, lo que era una clara señal del debilitamiento político de los mismos. Sin embargo, se debe de reconocer que deliberadamente hubo un manejo político muy hábil por parte del equipo de Fujimori, ya que crea “cortinas de humo” para distraer la atención de la población con sus famosos experimentos psicosociales. “(...) el presidente tuvo una hábil y sofisticada política de medios, es decir, una estrategia destinada a varios puntos: distraer a la opinión pública cuando el clima social se ponía difícil (...)”12. En ése momento se inventaron una Virgen que lloraba, logrando que multitudes fueran a observar el fenómeno, de esto hizo eco la prensa 9 Gonzáles de Olarte, Efraín. El neoliberalismo a la peruana. Economía Política de ajuste estructural, 1990-1997. Ed. Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y Consorcio de Investigación Económica. 146 pps. Noviembre de 1998, p.41. 10 Ibid., p. 32. 11 Gonzales de Olarte identifica cuatro etapas, pero para efectos de lo que nos interesa analizar en el presente trabajo sólo consideraremos las tres primeras. Es en la cuarta etapa en la que el autor presenta la tesis del bloqueo del programa económico, consideramos necesario comentarlo aparte por la relevancia de la tesis. 12 Arias Quincot, César. Perú: entre la utopía y el cinismo. Ed. Fundación Friedrich Ebert. 200 pps., p.77. 7 internacional; la iglesia católica se mantuvo con reservas frente al hecho, hasta que un sacerdote bioquímico demostró en un programa de televisión cómo se puede hacer llorar un huaco13. En la segunda etapa, ya con otro ministro de economía, Carlos Boloña, se va a tratar de hacer irreversibles las modificaciones en la política económica que se inician en la etapa anterior, “(...) a través de 923 decretos-leyes promulgados entre marzo de 1991 y diciembre de 1992”14. Esto llama especialmente la atención pues de acuerdo a Fujimori el autogolpe era necesario por el papel “obstruccionista” que estaba ejerciendo el Congreso. La interrogante es cómo podía ser obstruccionista el Congreso aprobando casi 44 decretos por mes15, ¡más de uno diario!. El 5 de abril de 1992 Fujimori apoyado por los militares realiza un autogolpe, cuyas razones tienen que ver mas con el tipo de alianzas que tiene que establecer como bien lo señala Gonzáles de Olarte, que con el falaz argumento del “obstruccionismo”. Para éste autor, Fujimori tuvo que buscar alianzas internas con los militares, externas con los organismos financieros internacionales tales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM), ya que no llega al poder apoyado por algún partido tradicional, ni por la clase empresarial nacional que se había alineado con el movimiento de FREDEMO. Esto no lo comprometía con grupos de interés particulares, pero requería de los militares para establecer un orden y poder combatir sin ambages el problema del terrorismo (aún violando derechos humanos), ya que era un factor clave para poder hacer creíble su programa frente a los organismos internacionales16. Así podría tener acceso a los créditos que requería y limpiar el camino para el ingreso de los capitales extranjeros. En septiembre de 1992 se captura a Abimael Guzmán, el principal líder de Sendero Luminoso. En la siguiente fase se modifica la Constitución de 1979 con el objetivo no sólo de hacer irreversibles las medidas de política económica ya implementadas, sino de allanar el camino para su reelección presidencial. En una visión de más largo plazo la política macroeconómica tuvo cuatro etapas. La primera comprendió la puesta en marcha del plan de estabilización de agosto de 1990 y sus primeros resultados, la segunda entre marzo de 1991 y diciembre de 1993 en la cual se implantaron las reformas estructurales y se enfrentó con ciertos dilemas principalmente en el campo monetario-cambiario. La tercera etapa corresponde al proceso de consolidación de la estabilización macroeconómica que se dio desde 1993 hasta 1997 y la cuarta etapa entre 1998 y 1999 donde la economía enfrenta diversos choques externos17. 13 Arias Quincot, César. La Infame Década del Fujimorato. En: Vargas Llosa, Mario (compilador), Cómo Fujimori jodió al Perú, Ed. Milla Batres, 208 pps., p. 74. 14 Gonzáles de Olarte. Ob. Cit., p. 43 15 Según Gustavo Guerra-García el Congreso (Cámara de Diputados y de Senadores) era presidido por el partido oficial Cambio 90 y en todas ocasiones que Poder Ejecutivo lo solicitó se le otorgaron las facultades extraordinarias para legislar (p. 202). 16 Ibid., p. 41. En 1992 el Banco Mundial concedió un crédito por 300 millones de dólares. 17 Rodríguez, Martha; Valderrama, José y Velarde, Julio. El programa de estabilización. En: La reforma incompleta. De: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama (compiladores), Ed. Universidad del Pacifico e Instituto Peruano de economía. Tomo I. 488 pps., p. 90. 8 Primera etapa 1990 El programa de estabilización se esperaba para el 28 de julio de 1990, sin embargo este se llevó a cabo el 8 de agosto. Su objetivo central era la reducción drástica de la inflación y para lograr este fin se contempló la eliminación de los desequilibrios fundamentales en la economía tales como el déficit fiscal, lograr un adecuado control monetario, la unificación y estabilización del tipo de cambio, la corrección y estabilización de los precios públicos. Estas correcciones buscaban generar credibilidad entre los agentes económicos. Las principales medidas utilizadas en el ámbito fiscal fueron la instauración de impuestos extraordinarios de fácil recaudación, eliminación de exoneraciones tributarias e incremento de los precios públicos. De esta forma se elevó 34 veces el precio de los combustibles, se estableció un impuesto temporal del 10% a las importaciones y un impuesto extraordinario del 1% sobre el patrimonio. Se redujo el impuesto general de ventas del 18% al 14%; asimismo, se eliminó la mayor parte de las exoneraciones tributarias y arancelarias. También se instituyó legalmente un Comité de Caja que autorizaba los gastos de acuerdo con las disponibilidades de recursos fiscales. Con relación a la política monetaria, el Banco Central otorgó un crédito puente inicial destinado a cubrir los gastos de los incrementos salariales del gobierno para lo cual se comprometió a reembolsarlo en 30 días. Asimismo, se asumió el compromiso de no solicitar financiamiento alguno al Banco Central. Por otro lado, se mantuvieron topes a las tasas de interés, aunque en la práctica se buscaba que las tasas de interés fueran libres. Adicionalmente se redujo el encaje marginal del 80% al 64%, para luego ir disminuyéndolo progresivamente. En cuanto a la política comercial, además del impuesto temporal a las exportaciones, se redujo sustancialmente el CERTEX18. Con respecto a la estructura arancelarias se paso de 32 tasas nominales que fluctuaban entre 0% y 108% a sólo cuatro tasas de 50%, 25%, 15% y a causa de las presiones se agregó la del 10%. En el campo salarial el salario mínimo se elevó en agosto de 1990 de 4 a 16 millones de intis y a 25 millones en septiembre. Con respecto a los trabajadores públicos se prohibió conceder nuevos aumentos en las empresas públicas hasta diciembre de 1990. Uno de los aspectos de mayor polémica fue el ámbito cambiario, donde se discutieron dos propuestas: fijar el tipo de cambio como ancla de las expectativas inflacionarias o manejarlo por un sistema de flotación donde se fijarían metas monetarias. La primera propuesta tenía como ventajas lograr credibilidad en el tipo 18 El Certificado de reintegro tributario para las exportaciones devuelve a los productores los impuestos incorporados en las exportaciones. 9 de cambio y por tanto incrementar la demanda real de la moneda nacional. Sin embargo, el alto nivel de tipo de cambio que se requería podría no ser sostenible y contribuiría a la monetización excesiva que atentaría en contra del éxito de la lucha contra la inflación. La segunda propuesta tenía la ventaja de realizar un ajuste a una inflación menor. No obstante, esta propuesta implicaba que el nivel de tipo de cambio que se podía estimar no sólo fuera incierto, sino que también existía el riesgo de que no pudiera sostenerse por una periodo prolongado y que, por lo tanto, se requirieran ajustes posteriores. Cabe mencionar que los cambios en la economía hacían de las estimaciones del tipo de cambios “adivinanzas educadas” en el mejor de los casos19. Es importante anotar que el programa de estabilización cambiaria fue influenciado fundamentalmente por las condiciones que existían en ese momento. Estas se referían principalmente a los grandes desequilibrios y la falta de credibilidad de los agentes económicos. Este contexto resultaba riesgoso para un ancla cambiaria, pues para ser creíble habría sido necesario aplicar un overshooting de una magnitud considerable, asimismo, no se podía aplicar una ancla monetaria rígida pues esta sería recesiva e insostenible en el tiempo. Por tal motivo, se adoptó una un sistema híbrido que consistió en unificar el mercado cambiario y fijar una meta del tipo de cambio, dándose una devaluación del 50%, con el establecimiento de una trayectoria no anunciada en el tipo de cambio hacia la meta definida. Este esquema duró hasta fines de septiembre de 1990, alcanzándose la meta, aunque con cierto ruido alrededor. Con relación al control monetario se optó por una ancla relativamente flexible y no anunciada. El objetivo era una reducción paulatina en la tasa de crecimiento de la base monetaria. Esta decisión estaba respaldada por tres argumentos, en primer lugar, de continuar con la misma tasa de monetización, ésta podría resultar excesiva; en segundo lugar, no había la certeza de que el tipo de cambio escogido fuera de equilibrio y por ultimo persistía la desconfianza en el Banco Central para resistir las presiones de financiamiento al gobierno central a la banca de fomento. En el Banco Central se presentaban dos problemas. El primero era la estimación del incremento de la demanda de dinero y por otro lado el sostenimiento del tipo de cambio en un nivel que no afectara significativamente la competitividad de las exportaciones. En las primeras cinco semanas de aplicación del programa se produjo una deflación del 30%, derivada de la liberalización de los precios, que al principio se habían incrementado mucho para después reducirse con el objetivo de liquidar inventarios. Este proceso deflacionario no fue respaldado pues muchos precios privados se mantuvieron en niveles “excesivos”20. 19 20 Op. cit., p.96. Op. cit., p.99. 10 Los reajustes de salarios, según los autores, fueron realizados por encima de la tasa de inflación y las cláusulas de indexación de los salarios privados en la práctica no fueron eliminadas21. A pesar de esto la inflación de agosto de 1990 que alcanzó el 397%, bajó a 13.8% en septiembre, 9.6% en octubre y 5.9% en noviembre. De otro lado, tal y como se había previsto, la caída inicial de los saldos monetarios reales provocó una fuerte recesión. En septiembre, la producción global estaba 25% del PIB por debajo del mes de julio. Sin embargo, en los meses posteriores se obtuvieron algunos incrementos ligeramente mayores sobre julio. En cuanto al tipo de cambio, entre agosto y septiembre de 1990 se devaluó en 40%, al mismo tiempo que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) cayó en 15%. De otro lado las tasas de interés activas cayeron de un promedio de 59.9% mensual en junio a 10.9% en octubre. No obstante estos resultados positivos, los mismos, se vieron truncados con un nuevo choque de los precios públicos. En la primera semana de diciembre se elevó el precio de los combustibles en 66%, que se produjo por la presión del gasto fiscal originado por el reinicio de pagos de la deuda externa en octubre de ese año, que a fin de cuentas terminó reduciendo los ingresos fiscales reales. Segunda etapa 1991 - 1993 Aunque entre 1991 y 1992 se colocó un fuerte énfasis en la profundización de las reformas estructurales, la política errática de precios públicos y tributaria de visión cortoplacista, los problemas de coordinación entre la política monetaria y fiscal provocaron fluctuaciones no deseadas en la oferta de dinero y en el tipo de cambio, que impidieron la reducción de la inflación y una recuperación económica más rápida22. A estos habría que agregar la interrupción de orden institucional, en abril de 1992. Cabe hacer notar que las indefiniciones del Banco Central truncaron el proceso anti-inflacionario23 ya que frente a presiones alcistas del dólar restringió su compra de divisas y a la baja aumentó las compras. Frente a esta situación en el segundo semestre de 1991 se optó por aplicar con mayor decisión una meta monetaria, al mismo tiempo que se comenzó a introducir nuevos instrumentos monetarios que le permitieron graduar mejor la liquidez en moneda nacional24. Es así que el Banco Central estableció, entre julio y diciembre, metas no anunciadas y decrecientes de variación de la emisión y para reforzar este control monetario, el Banco Central coordinó con el Ministro de Economía aumentos graduales de los precios públicos más acordes con las metas de emisión programadas. Esta mejor coordinación de la política monetaria con la política fiscal se truncó en diciembre de 1991, debido a que se abandonó el esquema concordado de aumentos decrecientes de los precios públicos, se aumentó la tasa efectiva de 21 Op. cit., p.100. Op. cit., p.101. 23 Op. cit., p.102. 24 Al parecer como resultado de una política más activa en el mercado de cambios. 22 11 impuesto a la renta y se eliminaron exoneraciones al IGV. Para marzo de 1992, el gobierno mediante un decreto, elevó la tasa de IGV de 16% a 18% y se creó un impuesto a los intereses de los depósitos en moneda extranjera, entre otras medidas. Este choque fiscal indujo al Banco Central a aplicar una política monetaria más restrictiva para evitar una mayor inflación. En el segundo semestre de 1992, la política monetaria y la política fiscal no siguió un rumbo definido. El Banco Central no pudo contrarrestar las fluctuaciones en el manejo del Tesoro, a su vez, no estableció claramente su política prioritaria (monetaria o cambiaria), lo que se vio reflejado en el comportamiento errático de la cantidad de dinero. Entre mayo y noviembre de 1992 la tasa de emisión mensual fluctuó entre 2% y 5% y la tasa de liquidez osciló entre 2.4% y –0.4%. En el mes de octubre se observó un alza en el tipo de cambio, que respondió a factores especulativos del Banco Central, produciéndose en el año una depreciación real, que entre marzo y diciembre tuvo una depreciación nominal de 70.5% frente una inflación del 34.5%. De esta manera, el sobre ajuste fiscal y la reducción en la disponibilidad de financiamiento de moneda extranjera presionaron sobre las tasas de interés y tuvieron un efecto recesivo sobre la actividad económica y como consecuencia de estos factores, el PIB en julio de 1992 había disminuido 7.2% con relación al año anterior25. Con respecto a la tasa de inflación, ésta se redujo de 139.2% en 1991 a 56.7% en 1992, a pesar de las dificultades que se presentaron en la política monetaria. Tercera etapa 1993 - 1997 Esta etapa de consolidación y afluencia de capitales estuvo caracterizada por un periodo más largo comprendido entre 1993 y 1997. La inflación en esta etapa se redujo considerablemente de 39.5% en 1993 a 15.4% en 1994 y continuó descendiendo hasta llegar a 6.5% en 1997. Asimismo y aunque se vieron fluctuaciones del PIB alcanzó un crecimiento promedio de 7.3% anual. Estos resultados se lograron en gran medida gracias a la superación paulatina de los problemas antes mencionados, la coordinación y la credibilidad26. Durante este período se observó un aumento del flujo de capitales del exterior, lo que dificultó el manejo monetario cambiario. La afluencia de capitales para 1992 alcanzó US$ 200 millones, de US$ 3,838 millones en 1994 (de los cuales US$ 2,241 millones correspondieron a recursos por privatizaciones). Para 1996 el flujo llegó a US$ 4,080 millones y de US$ 2,736 millones en 1997. Frente a estos flujos, la esterilización utilizada por el Banco Central (BCRP) en el mercado cambiario fue relativamente exitosa y con la cual se evitó una mayor sobrevaluación de la moneda nacional. Esta se realizó a través del incremento del encaje en moneda extranjera establecido en 1991, las operaciones de mercado 25 26 Problemas suscitados a partir del auto golpe de estado, abril de 1992. Op. cit., p.106. 12 abierto -realizando colocaciones de CDBCRP- y los depósitos de los excedentes fiscales del gobierno central en el BCRP. En todo el periodo el consumo tuvo un fuerte crecimiento, debido no sólo a las expectativas optimistas, sino por la aparición del crédito al consumo. Luego el gasto público y privado comenzaron a crecer, posteriormente fue en la inversión que repercutió en el crecimiento del PIB y de las importaciones. De otra parte, el gobierno lejos de aplicar una política fiscal anticíclica que propiciara un crecimiento acorde con el aumento potencial del PIB, siguió el típico comportamiento del ciclo político electoral y aumento el gasto público hasta antes de las elecciones de abril de 1995. Adicionalmente la expansión no sostenible llevó al Banco Central aplicar como se esperaba una política monetaria más restrictiva, orientada principalmente a frenar el gasto privado que se tradujo en una fuerte caída del ritmo de emisión, lo que originó que el crecimiento del PIB fuera pequeño, aún cuando el sector de la construcción y exportador crecía aceleradamente. Cabe mencionar, que durante todo este periodo se logró la consolidación del equilibrio fiscal, el cual se obtuvo por los mayores ingresos fiscales impulsados a propósito de la reactivación económica y el control del gasto corriente. Cuarta etapa 1998 - 1999 Durante 1998 el país experimentó tres choques negativos27. El primero de ellos fue el fenómeno del Niño. El segundo fue la continuación de la caída de los términos de intercambio que había iniciado a mediados de 1997, agravando el deterioro de la balanza comercial. Esta creciente brecha externa y las potenciales dificultades en financiarlas condujeron a una política fiscal y monetaria restrictiva, que afectó al consumo privado. La inversión comenzó a resentirse al percibirse que todos componentes de la demanda agregada mostraban una tendencia negativa. El tercer choque negativo fue la interrupción del financiamiento externo de corto plazo a los bancos peruanos, como resultado de la crisis asiática y de Brasil, provocando una cadena de cesación de pagos. El gobierno actuó con relativa lentitud al enfrentar la restricción de financiamiento externo. Los bancos utilizaron sus fondos de encaje para poder honrar los créditos externos otorgándoles el Banco Central un plazo máximo de 30 días. Los bancos percibieron estos recursos como una ayuda temporal y prosiguieron con sus políticas de restricción crediticia. La contracción del crédito llevó a una caída en la demanda interna, a su vez, el tipo de cambio se devaluó en términos nominales. En el frente fiscal, durante los siete primeros meses de 1999, se buscó aplicar una política fiscal anticíclica del gasto público. Esta expansión del gasto se vio reflejada tanto en el adelanto de 27 Op. cit., p.112. 13 algunos gastos, tales como el pago de escolaridad y bonificaciones personales de los pensionistas (Fonapuh), así como los incrementos de otros gastos. Al mismo tiempo se introdujeron exoneraciones fiscales. El fuerte aumento de la política fiscal determinó que el gobierno retornara a una política más austera del gasto durante los últimos cinco meses de 1999. 4. CONSOLIDACIÓN ESTRUCTURAL A TRAVÉS DE LA CONSTITUCIÓN En la Constitución de 1993 lo primero que se observa, es un cambio en los objetivos del Estado en materia económica; ahora el Estado “orienta” el desarrollo, ya no lo “promueve” activamente como en la Constitución de 1979, en que lo hacía a través de la elaboración de planes de desarrollo que una vez concertados adquieren el carácter de obligatorios para su cumplimiento. En la nueva Constitución, el objetivo central del Estado ya no es el pleno empleo como medio de realización de la persona humana y fuente principal de trabajo como en la Constitución anterior; ahora se considera que el Estado “orienta”28 el empleo así como la salud, educación, seguridad, servicios públicos e infraestructura. Esto es, ya no tiene un estatus especial dentro de los objetivos del Estado, es uno más de sus objetivos. Asimismo, la distribución equitativa de los ingresos ya no aparece como objetivo del Estado, de acuerdo al nuevo enfoque económico ya no es un tema a considerar. En la Constitución de 1993 el énfasis esta puesto en las libertades económicas, la primer frase lo explicita “La iniciativa privada es libre”29, ésta frase es exactamente igual a la que aparece en el artículo 115 de la anterior Constitución. El nuevo rol del Estado ya no es hacer planes de promoción del desarrollo, sino facilitar y vigilar la competencia. Tampoco se menciona la relevancia de que el Estado promueva el incremento de la producción y la productividad, como en la Constitución de 1979. El énfasis esta puesto del lado del consumidor al señalar que el Estado deberá defender los intereses de los consumidores y de los usuarios. Otro aspecto que llama la atención es que al mencionar el rol de las empresas extranjeras, al igual que en la Constitución anterior, se señala que deberán someterse a la legislación nacional y renunciarán a toda mediación diplomática. Sin embargo, en la Constitución actual se señala que se exceptúan de lo anterior los contratos de carácter financiero30. En la misma dirección, otra disposición completamente novedosa en la Constitución actual es que ahora el Estado garantiza la libre tenencia y disposición de moneda extranjera31. En el capítulo referente a la Moneda y Banca, nuevamente se hace un cambio en el énfasis de las funciones del Banco Central; se asumen exactamente las mismas 28 Título III. Capítulo I, Art. 58. Ibid. 30 Titulo III. Capítulo I, Art. 63. 31 Titulo III. Capítulo I. Art. 64. 29 14 que establecía la Constitución anterior, pero se pone al inicio el objetivo de preservar la estabilidad monetaria32. También, en la nueva Constitución se suprime el objetivo social de la actividad bancaria y financiera de apoyar el cumplimiento de los planes de desarrollo, de hecho no se mencionan los objetivos de la actividad bancaria y financiera. Finalmente, se incluye explícitamente la prohibición de que el Banco Central conceda financiamiento al erario33. De lo anterior podemos observar que el cambio en el enfoque de los objetivos de la política económica es muy explícito. De un enfoque cercano al keynesiano en el cual el pleno empleo y la distribución equitativa del ingreso eran aspectos relevantes, ahora son abiertamente abandonados. En el enfoque neoliberal la libertad se menciona indiscriminadamente, manejando conceptos poco claros como la “libertad de empleo”, como si en el enfoque de Keynes la libertad de asimilarse a un empleo no existiera. En el enfoque actual, el Estado sólo interviene en lo referente a empleo, salud, seguridad, infraestructura, entre otros, “orientándolos”, no garantizándolos. La forma en que está planteado el rol del Estado en éstos aspectos es muy débil (inclusive en los temas de seguridad), lo cual implica que el concurso del sector privado deberá ser importante en cada uno de éstos rubros. Podemos decir que el Estado está renunciando a lo más esencial de sus obligaciones frente a la ciudadanía. En el enfoque neoliberal el rol de los mercados y las libertades son los dos ingredientes esenciales para su desarrollo, por ello se abusa del término “libertad” como ya lo señalábamos. De tal modo que el Estado sólo se limita a ser un “orientador”, ya no tiene ingerencia directa ni obligaciones concretas. Otro aspecto que refleja claramente la orientación neoliberal de la nueva Constitución es que el enfoque se centra en el consumidor. No hay objetivos por el lado de la esfera de la producción. No es relevante, ni el crecimiento de la producción ni el de la productividad. Lo mas llamativo es que implícitamente el sector financiero es promovido por la Constitución, al eximir a las empresas financieras extranjeras de operar bajo las leyes peruanas. Esto deja muy claro que el énfasis del modelo económico que se pretende seguir está en fortalecer el rol del sector financiero. Asimismo, ya no se señalan objetivos para el sistema financiero en general, esto es el rol tradicional de apoyar las actividades productivas para el desarrollo del país, que son completamente eliminadas. Finalmente, se acota al Banco Central con prohibición expresa de financiar el erario, y se resalta su función de mantener la estabilidad monetaria. Asimismo, la Constitución limita los instrumentos del Estado en materia de política cambiaria al señalar que se garantiza la libre tenencia y disposición de moneda extranjera. Esto es que toda la economía deberá estar sujeta al costo o sacrificio que pudiera implicar, aún en condiciones excepcionalmente críticas. El Estado a lo único que 32 33 Titulo III. Capítulo V. Art.84. Ibid. 15 está obligado es a garantizar la libertad cambiaria. No se señala otra obligación como tal para el Estado, sólo ésta obligación en materia económica. 5. NEGOCIACIONES Y REINSERCIÓN FINANCIERA INTERNACIONAL Como se recordará, en la década de los ochenta se generó un problema de endeudamiento de los países latinoamericanos principalmente. Después de la crisis de petrolera de 1973 el incremento constante de los precios del petróleo ocasionó que se generara una masa importante de petrodólares que incrementaron sustancialmente la oferta de dinero a nivel mundial. A esto se agregaron los grandes excedentes de las empresas trasnacionales que no estaban siendo reinvertidos, ya que la década de los setentas fue una década en la cual los niveles de inversión no crecen. Ante esto los bancos buscaron desesperadamente clientes para colocar ésos excedentes, y desde luego encontraron en nuestros gobiernos unos excelentes clientes siempre ávidos de dinero. Una de las características de los países subdesarrollados es la insuficiencia de ahorro, por lo que, a pesar de contar con diversos factores explicativos casi todos los países Latinoamericanos terminaron con niveles de endeudamiento bastante abultados, Perú no fue la excepción. La crisis inicia cuando México suspende los pagos en 1982, ya que se registra una abrupta fuga de capitales ante la decisión del gobierno de retirar la concesión para la prestación del servicio bancario; esto hace que México, prácticamente sin reservas, tenga que suspender el pago del principal y del servicio de la deuda. El volumen de la deuda estaba bastante abultado ya que tanto el sector privado como el público se habían endeudado para poder realizar las inversiones que se requerían para explotar el petróleo mexicano y la consiguiente expansión de la economía mexicana. Esta fue la gota que derramó el vaso (ya que antes se habían registrado una serie de quiebras de bancos importantes como el Ambrosiano), y los bancos inician un cambio drástico de su política, restringiendo el crédito e incrementando sustancialmente las tasas de interés. La consecuencia lógica es que las deudas crecen sustancialmente por el incremento de los intereses, y esto generó que en la década de los ochenta se discutiera acremente respecto a si los países de América Latina deberían o no pagar el abultado monto por concepto de interés. Nunca se pretendió desconocer la deuda principal, la discusión se centró en el monto de los intereses, e incluso hubo la propuesta de que los países deudores se organizaran en un sindicato para negociar, ya que los bancos se organizaron para negociar en bloque formando sindicatos, y se protegieron al amparo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Fue a través de éste organismo que los bancos privados garantizaron el cobro de sus deudas, ya que el FMI imponía la firma de las cartas de intención, a través de la cuales exigía la aplicación de un paquete de políticas económicas, que muchos países rechazaban por su impacto recesivo y el costo político que ello implicaba en el corto plazo. Perú fue uno de los países que “dudo” constantemente, frente a la situación económica y social del país, acerca de la posibilidad de aplicar éste tipo de políticas de ajuste. Por ello, desde el 16 período del presidente Belaúnde (1980-1985) se encuentran avances y retrocesos en ésta materia como lo señala Abusada34. En el período presidencial de Alan García nuevamente continúa en un proceso de avance y retroceso en función de la situación económica y política del país, que después de los tres primeros años de crecimiento genera una crisis sin precedentes. García fue de los presidente que intentó convencer a otros países para que se avanzara en una solución de “bloque”, no porque “ignorara” las situación de globalización como señala el autor, por el contrario era claro en ése momento (como quedó demostrado después) que si no se aprovechaba la posibilidad de actuar en bloque, se iba a avanzar por un camino sin retorno en el cual los gobiernos quedaban al capricho de los intereses del capital financiero internacional, como sucedió. México fue el primer país que de inmediato dijo que no entraría a la negociación en bloque, y fue ciertamente apoyado por el FMI. Las consecuencias fueron que al final del período presidencial de De la Madrid, el país estaba más endeudado, con recesión y una enorme inflación, por lo que se tuvo que intentar una salida con una política heterodoxa, ya diseñada por el futuro presidente Salinas de Gortari. En ése momento la opción de ceñirse a los condicionamientos del FMI no eran claramente la opción mas ventajosa. Seguir tales condicionamientos tenía graves costos políticos y sociales, no hacerlo como se examinara en seguida, también implicaba graves costos. Ciertamente como señala Abusada al final se terminó en manos del FMI, dejando que ellos diseñaran nuestra política económica. A pesar de que desde 1986 se suspendieron los pagos de la deuda pública externa, al final de período presidencial de García se intentaron acercamientos de nuevo con el FMI haciendo un pago de US$ 34.4 millones al finalizar 1989. El año de 1990 inicia con un adeudo de US$ 20,368 millones, de los cuales el 70% aproximadamente se encontraban en situación de atraso35. Como ya se mencionó Fujimori al ganar las elecciones en la segunda vuelta y viajar a Estados Unidos regresa convencido de que la única forma de modificar la situación económica del país era ceñirse completamente a la condicionalidad del FMI y la política económica que ellos sugerían. El había previsto que Japón apoyaría a su gobierno con grandes cantidades de dinero y con esto lograría resolver la situación económica del país, pero la sorpresa fue que Japón se mostró interesado en apoyar al Perú sólo si los Estados Unidos daban su anuencia. Así al regresar de los Estados Unidos está convencido de que las opciones gradualistas no son viables, desecha su equipo económico y opta por el Fujischock, con todas las consecuencias políticas que ello implicó para el país. Ciertamente los márgenes de maniobra que tenía eran muy reducidos, y en lo económico era necesario resolver el problema de la deuda pública externa, pero lo que no se puede ocultar es que esto tuvo un costo político muy alto, al establecer sus 34 Abusada, Roberto. La reincorporación del Perú a la comunidad financiera internacional. En: La reforma Incompleta. De: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 468 pps., p.125. 35 Ibid., p. 129. 17 alianzas políticas sustentadas en las fuerzas armadas en lo interno y con los organismos financieros internacionales en lo externo. Lo primero que se tuvo que organizar fue un primer “grupo de apoyo” para poder cubrir una brecha financiera para el período 1991-1992 calculada en US$ 1,300 millones36. Los aportes más importantes fueron los de Estados Unidos con US$ 350 millones, más US$ 122 millones que se incluían en el Programa del FMI; Japón aportó US$ 400 millones, Alemania con 225 millones de marcos alemanes, y US$ 1,100 millones adicionales que aportaron entre España, Bélgica, Holanda, Suiza, Francia, el Reino Unido, Suecia, Canadá e Italia37. Con el siguiente organismo internacional con el que se normalizaron las relaciones fue con el BID, al cual se tenía un adeudo vencido de US$ 434 millones. Sin embargo, éste organismo exigía la cancelación de todo el adeudo previo, para poder aprobar nuevos créditos. Así se gestionó un crédito con el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR) por un monto de US$ 403 millones (más recursos del BCRP y del Tesoro Público del Perú) con lo cual se pagó al BID. A su vez, el BID facilitó un crédito por US$ 425 millones con lo cual se pagó el adeudo con el FLAR38. Las negociaciones con el Club de París fueron más complejas, ya que estaba asociado a este grupo la mayor parte de la deuda bilateral peruana. Para resolver la situación, el prerrequisito era tener acceso al Programa de Acumulación de Derechos (RAP) aprobado por el directorio del FMI, a través del cual el gobierno peruano se comprometía a la aplicación de un “programa sombra”, que es un programa con metas muy precisas en la política monetaria y fiscal. El cumplimiento de este programa daba como resultado la acumulación de derechos, no de desembolsos; la fecha límite para su evaluación era diciembre de 1992, después de lo cual si se habían alcanzado las metas propuestas el FMI podía autorizar el acceso a recursos nuevos. Lo que se buscaba era negociar de un total de US$ 7,500 millones de deuda con el club de París, refinanciar US$ 5,700 millones, para el período de 1991 a diciembre de 199239. Sin embargo, se logró finalmente reprogramar US$ 6,592 millones. Además se alcanzó renegociar US$ 1,000 millones de la deuda posterior al corte de 1983. El gobierno buscaba que se le autorizara sólo el pago de US$ 851 millones para el período 1991-1992 y se logró que fueran sólo de US$ 345 millones. En realidad se terminaron pagando únicamente US$ 170 millones por otras negociaciones posteriores. Sin embargo, como se podrá observar la estrategia de reprogramación se sustentó en dejar para después el pago de los adeudos. Se buscaba principalmente un alivio para los dos primeros años de ajuste. El problema de la deuda continuaría agobiando al gobierno peruano en los años posteriores y como era evidente que el gobierno de Fujimori pensaba prolongarse más de lo señalado por la Constitución, 36 Ibid., p. 130. Ibid., p. 131. 38 Ibid., p. 132. 39 Ibid., p. 133. 37 18 de inmediato se empezaron a preocupar por el período 1993-1996. Era necesario volver a organizar un segundo grupo de apoyo para poder garantizar el acceso a un acuerdo de facilidad ampliada por tres años con el FMI. La reunión se realizó el 4 de marzo de 1993, con Japón, Estados Unidos y Alemania como colíderes del grupo. Se buscaba un apoyo por US$ 410 millones, de los cuales sólo se consiguieron US$ 265 millones. Finalmente, se logró que el FMI aprobara el primer acuerdo de facilidad ampliada por un monto de US$ 1,395 millones para el período comprendido de marzo de 1993 a marzo de 199640. Paralelamente el gobierno peruano tuvo que resolver un adeudo que se había contraído desde 1974 en el gobierno del general Velasco con la Japan Peru Oil Company (JAPECO) que no se atendió desde los años ochenta. El asunto es que los japoneses se presentaron aprovechando la oportunidad que su “compatriota” gobernaba el Perú y exigieron su reconocimiento y pago, amenazando de paso que si no se les daba una respuesta satisfactoria, no participarían en el segundo grupo de apoyo que estaba organizando la delegación peruana. En relación al Banco Mundial, para febrero de 1992, se autorizaron tres préstamos para las reformas sectoriales. Para la reforma del sector comercial se obtuvieron US$ 300 millones; para el 26 de marzo del mismo año otros US$ 300 millones para el ajuste estructural; y el 17 de junio para la reforma del sector financiero se adicionaron US$ 400 millones. Si se analizan éstas fechas, entre febrero y junio de 1992, ya se había dado el autogolpe, cosa que no desalentó a los organismos internacionales para seguir armando los programas de rescate y apoyo financiero al gobierno de Fujimori. Es evidente que para estos organismos el entorno político no fue relevante mientras se les pague aunque sea parcialmente los adeudos, y se esté dispuesto a aplicar las políticas económicas que ellos consideran necesarias. Para cancelar los adeudos con el Banco Mundial se realizaron otros créditos puente, ahora fue a través del Tesoro americano y el Export-Import Bank de Japón que desembolsaron US$ 430 millones, más otros recursos adicionales que aportó el BCRP. Se realizó un pago al FMI, y éste a su vez pagó al Banco Mundial. En 1993 se tenía que firmar un nuevo acuerdo de facilidad ampliada con el FMI, lo cual requería a su vez volver a renegociar con el Club de París. La reunión con éste último se realizó el 4 y 5 de mayo de 1993 con los representantes de15 países acreedores. Una vez mas se reprogramó el total de vencimientos corrientes del período 1993-1995, más los intereses devengados de la reprogramación en 1991 de los créditos previos a 1983. La reprogramación total de los intereses generados durante el período de consolidación de la deuda de 1983, realizada en 1991 y la reprogramación del 50% de los intereses devengados durante 1993 y 1994 por la reprogramación de los vencimientos corrientes de 1993-199541. Como se verá hasta aquí el gobierno de Fujimori no a pagado deuda, básicamente son reprogramaciones, y reprogramaciones para tener acceso a mas deuda, lo cual se convierte en el eterno juego de endeudarte, hacer como que pagas para seguir endeudándote, y seguir comprometiendo el futuro del pueblo peruano y cargarle 40 41 Ibid., pp.138-139. Ibid., pp. 141-142. 19 más deuda al siguiente gobierno. Se sabía desde luego que en 1996 se tendría que volver a regresar tanto al Club de París como al FMI para tener acceso a los siguiente acuerdos de facilidad ampliada, para el período 1996-2001. La presión eran los pagos anuales de un poco más de US$ 1,000 millones, lo que no podía realizar el gobierno. Así logró bajar tal presión a pagos anuales por US$ 530 millones en el período 1996-199842. Finalmente, la renegociación de los adeudos con la banca comercial se realizaron a través del acuerdo Brady en mayo de 1995. El monto a renegociar fue de US$ 4,410 millones de principal. Se obtuvo un descuento del 45% en el principal que se realizaría de tres formas: un emisión de bonos de descuento, que representaban el 55% del principal; una emisión de bonos “a la par” donde el descuento es de 45% en la tasa de interés; y la emisión de bonos con reducción inicial de intereses43. También fue importante el programa de recompra de la deuda en los mercados secundarios, mediante los cuales se redujo el acervo de la deuda por más de mil millones de dólares, con aparentes ahorros respecto de los valores de mercado. Sin embargo, esta operación al cambio de gobierno fue cuestionada ya que dio origen a movimientos poco transparentes, de enriquecimiento ilícito del Ministro de Economía del período y de otros funcionarios del Estado que participaron en tales operaciones44. 6. REFORMA TRIBUTARIA Dentro de la lógica del programa fue prioridad el control del déficit fiscal, lo cual implicaba trabajar por el lado de los ingresos fiscales incrementando la recaudación de los mismos. Para 1990 la presión tributaria del Perú era del 7.9% respecto al PIB, bastante baja si se le compara con la de otros países; en Brasil la presión tributaria era de 25%, Ecuador 16%, y Colombia 12% para el mismo año45. Se supone que de un universo aproximado de mas de 100 mil contribuyentes, únicamente realizaban contribuciones al fisco 13,482. Ante esto era claro que uno de los objetivos de la reforma tributaria fuese incrementar el número de contribuyentes. Los ingresos del gobierno central fueron administrados hasta diciembre de 1988 por la Dirección General de Contribuciones (DGC). Se crea, entonces, la Superintendencia de Administración Tributaria (SUNAT), como una institución descentralizada con autonomía funcional, técnica, financiera y administrativa, pero según C. Castro y V. Zavala46 esto sólo significó un cambio de nombre ya que se heredaron los vicios y deficiencias de la DGC. 42 Ibid., p.155. Ibid., p. 50. 44 Estas operaciones se realizaban por medio de agentes financieros en forma “secreta” (para no afectar los precios del mercado) y eran autorizadas por un comité especial del Ministro de Economía y Finanzas. 45 Baca, Jorge. El ancla fiscal: la reforma tributaria. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 488 pps., p. 165. 46 Castro, Carlos y Zavala, Verónica. Reformas de la administración tributaria. En: Implementación de Políticas Públicas en el Perú. Ed. Apoyo. Lima Perú 1995. pp. 101-112. 43 20 Para entonces, coexistieron dos estructuras organizativas, la SUNAT en primer lugar y la DGC en segundo, mientras que la cobranza coactiva de los impuestos y el fraccionamiento era competencia del Banco de la Nación (BN). La SUNAT no tenía un sistema informático propio para procesar información, ya que utilizaba la oficina de sistemas del MEF, que generó un riesgo decreciente para el contribuyente y así promovió el aumento del incumplimiento de las obligaciones tributarias. Los ingresos de la DGC dependían de los fondos del Tesoro Público, lo cual significaba una restricción para mejorar la calidad. Mientras tanto a la SUNAT se le otorgó el 2% de lo que recaudara. En 1990 los trabajadores del SUNAT eran 3,025, de los cuales el 65% se encontraban en Lima. De este total solo el 8% realizaba actividades de fiscalización. Entre 1971 y 1987 se duplicó el número de trabajadores pero sus remuneraciones reales cayeron en 70%, lo cual atentaba con la posibilidad de contar con recursos humanos capaces y honestos. El objetivo principal de la reforma estructural del SUNAT era incrementar la recaudación tributaria para que el estado pudiera cumplir con sus funciones básicas. La reforma estructural de la administración tributaria inició con un equipo de cinco personas, a los que se le sumaron siete técnicos peruanos y después ocho técnicos extranjeros del FMI, BID y del Centro Interamericano de Administración Tributaria (CIAT). La mayor parte de los técnicos peruanos provenían del BCRP y gozaban de la absoluta confianza del superintendente. El grupo de expertos del FMI y del BID habían participado previamente en la reforma global de la administración tributaria en algunos países Latinoamericanos. El diagnostico de la SUNAT y el establecimiento de metas se realizó en marzo de 1991, orientada a instrumentar en un plazo de 36 meses, una administración tributaria moderna y honesta. Los cinco técnicos provenientes del BCRP formaron un equipo íntimo que se denomino “circulo 1” que discutían problemas como las constantes huelgas que enfrentaba la institución y los problemas vinculados a su administración. El esquema inicial que se planteó para la reforma estableció cuatro fases de ejecución. La fase I pretendía modificar el Código Tributario en un plazo aproximado de ocho meses. Esto significaba crear una nueva legislación tributaria. También se estableció la necesidad de lograr una racionalización tributaria. Se propuso y logró la eliminación de varios impuestos que aportaban muy pocos ingresos y cuya administración representaba un costo significativo. Así quedaron solo 5 impuestos; a la renta, a las ventas, selectivo al consumo, al patrimonio empresarial, y los aranceles para el comercio exterior. La fase II contemplaba la creación del Registro Único de Contribuyentes (RUC), establecer un nuevo reglamento de comprobante de pago y facturación y definir las nuevas estructuras de la SUNAT. También mejorar el capital y los recursos humanos y materiales y el sistema informático. En la fase III ya debía estar operativo el RUC, implantado un sistema de recaudación bancaria y la autorización para la emisión de las facturas 21 con el formato establecido por la SUNAT. La fase IV contemplaba mejorar el control de los contribuyentes, los anticipos y las retenciones. Los principales problemas que se encontraron al inicio fueron la corrupción, la falta de organización, la escasez de equipos de computo propios. Dado que se “partía prácticamente de cero” habría de constituir una nueva SUNAT, que actuara en paralelo con la que se encontró. Sin embargo, por razones políticas no se llevó a cabo esta recomendación y más bien se optó por ejecutar reformas estructurales de la SUNAT existente a la cual se le transfirieron las funciones antes mencionadas del BN. Se establecieron cuatro áreas normativas que se denominarían intendencias nacionales: desarrollo tributario, sistemas, legal y administración. Cada una independiente. También se identificaron diez áreas operativas creándose intendencias regionales en todo el país. Cada intendencia regional reflejaría a su vez las bases del proceso tributario: recaudación, fiscalización y asuntos legales. En el esquema de reforma se le otorgó un papel especial al sistema de procesamiento de información. Al inicio de la reforma se encontró que existía un contrato no iniciado para adquirir un computador valorizado en US$ 8 millones. Existían dos opciones para la automatización; una era centralizar la información y la otra de varios módulos descentralizados. Se optó por la segunda y se conectaron con una central ubicada en Lima. Mediante un convenio con el BID y CIAT, se convocó a un concurso para el desarrollo de software especial para los fines requeridos. La adquisición de software y hardware se hizo por licitación y la modalidad utilizada fue un contrato llave en mano para evitar que existieran problemas de compatibilidad entre los equipos. Los primeros módulos comenzaron a funcionar en línea el 3 de agosto de 1992. La fecha inicial para que los módulos estuvieran instalados fue el 15 de marzo de 1992, pero un atentado terrorista de considerable magnitud y algunas fallas en el diseño retrasaron su implementación. Luego se replicó el sistema en las cuatro ciudades más importantes del país otorgándole énfasis especial al sistema de recaudación. Uno de los objetivos era ensanchar la base tributaria diaria. Los contribuyentes sujetos al control de la Región I se incrementó de 1,200 a 2,000 utilizando criterios de selección: volumen de ventas, impuestos pagados y capital social. Eran consideradas grandes contribuyentes las empresas con un volumen mínimo de ventas de US$ 300,000. La Intendencia Regional II con el uso de la red bancaria pretendía elevar el número de medianos contribuyentes de 1,000 a 30,000. Se trabajó en un cambio de énfasis de los tributos y se le dio mayor importancia a la fiscalización de la recaudación por concepto del Impuesto General a las Ventas (IGV) llegándose a realizar 5,200 compulsas mensuales. Antes la DGC sólo realizaba 700 fiscalizaciones integrales por año. Otra área importante para las reformas del SUNAT era mejorar el sistema de sanciones y multas, por ello en mayo de 1991 se modificó el Código Penal y se estableció la pena de cárcel para 22 quienes dolosamente evadieran impuestos. También se estableció la clausura de negocios en el caso que no entregaran facturas. Se recomendó realizar operativos para capturar y procesar a los grandes evasores. Estas medidas habían funcionado en Argentina y México. Sin embargo, no se contaba con una base legal para hacerlo. Se produjo este cambio en el Código penal el 5 de abril del 1992. Se estableció un procedimiento sumario para ejecutar y, si hubiera dolo, se autorizó utilizar la vía penal para los casos donde hubiera pruebas evidentes de que el evasor tenía una conducta reincidente. Se buscaba cambiar la imagen del SUNAT y tener un status distinto que permitiera garantizar al contribuyente que sólo se investigaba por razones tributarias. A esto se unieron los operativos “Primavera” cuyo efecto fue positivo. “Primavera I” se realizó contra el mercado de contrabando. “Primavera II” tuvo una labor pedagógica y en “Primavera III” se instalaron auditores en zonas de dudoso cumplimiento tributario. Con los medios de prensa se llevó a cabo una campaña sistemática de información que se dirigía a tres áreas: motivacional, informativa y coercitiva. Se tuvo una estrecha relación con los medios de comunicación. Se realizaron entrevistas con directores de los canales, periódicos y revistas. En los operativos sorpresa que se hacían, un equipo de la SUNAT llevaba una cámara de vídeo para filmar lo ocurrido. Luego una copia del cassette, con su respectiva nota de prensa, era entregada a cada medio de prensa. A cada medio se le entregaba un material completo con la información pertinente. Está actitud favoreció el que los medios de comunicación opinaran en general en términos positivos respecto de las tareas que la SUNAT estaba realizado. El régimen de facturas era muy importante para eliminar la evasión del IGV. Hacia octubre de 1992, la mitad de la producción nacional estaba exenta de este tributo. Mientras los estándares internacionales marcaban una recaudación equivalente a 7% del PBI, la recaudación sólo llegaba a 2.8% y en el año anterior sólo era de 1%. Como se señaló anteriormente, esto se combatió a través de los medios masivos de comunicación, transmitiendo la idea de que quien no entrega facturas era una persona deshonesta. También se decidió establecer una relación más cercana con el contribuyente para conocer mejor sus problemas, lo que llevó a crear el Beneficio Especial de Regularización Tributaria (BERT), el cuál creo una válvula de alivio para los contribuyentes que tenían problemas para el pago de impuestos. Si bien es cierto que el diagnostico sobre la situación de la administración tributaria se realizó en marzo de 1991, la reforma requería los recursos humanos suficientes que estuvieran imbuidos en la nueva filosofía. Esto requería dar de baja personal que no estuviera capacitado para ello y estar en libertad de contratar al personal que fuera necesario ofreciendo remuneraciones competitivas. No obstante, existían restricciones legales que lo impedían y entre abril y mayo se trabajo para obtener promulgación de dos leyes. Al final se obtuvo el apoyo del Presidente y de todos los partidos políticos representados en el Congreso. Una de las leyes permitió la reducción de personal. Los trabajadores debían optar entre 23 acogerse a un programa de retiro voluntario o someterse a un conjunto de pruebas de cuyo resultado dependía su continuidad en la SUNAT. La resistencia sindical dificultó las acciones desde un principio, pero la adopción, de diversas medidas desde el dialogo hasta las de seguridad, permitieron llevar adelante el programa. Mediante la racionalización del personal dejaron de trabajar 2,034 personas, básicamente del área de fiscalización donde se localizaba el mayor grado de corrupción. En la otra ley se permitió que los trabajadores no estuvieran sujetos al régimen laboral del sector público sino del sector privado. Con esto se accedió a sueldos competitivos dentro del mercado laboral. Se pudieron contratar profesionales recién egresados con un sueldo no menor de US$ 800 y los profesionales de la SUNAT pasaron de ganar US$50 mensuales promedio a US$1,000. Otra preocupación fue el desarrollo y capacitación del personal, por lo que se decidió crear el Instituto Administrativo Tributaria (IAT). La capacitación abarcó conocimientos sobre economía, sistemas, jurídico-tributarios y ética. En términos operativos la reforma tributaria tuvo tres etapas: en la primera que comprendió el período 1991-1992 se derogaron 64 tributos, y se suspendieron 41 beneficios y exoneraciones del Impuesto general a las ventas (IGV) y del Impuesto sobre el consumo (ISC). La segunda etapa se desarrolló en los años 1993 y 1994, buscó principalmente simplificar la legislación del sistema tributario y lograr ampliar la aplicación del IGV. Además se creó el régimen único simplificado para pequeños contribuyentes que vendan al consumidor final (RUS) y el régimen simplificado de determinación de venta para la pequeña empresa (RER). Se supone que de 68 tributos (sin considerar los impuestos municipales) se redujeron a cinco tributos básicamente. La tercer etapa se aplicó entre 1997 y 1998, básicamente buscó eliminar los regímenes especiales de tributación en la selva, y excepciones consideradas en el impuesto a la renta47. Después de la primer etapa los impuestos se habían reducido principalmente a: Impuesto general a las ventas (régimen general y simplificado), impuesto selectivo al consumo, impuesto a la renta (régimen general para personas morales, régimen general para personas jurídicas, impuesto mínimo, y régimen simplificado), impuesto al patrimonio empresarial, aranceles o impuestos ad-valorem, y contribución al fondo nacional de vivienda48. En la segunda etapa se buscó como objetivo manejar pocos tributos con alto rendimiento, dar facilidades al contribuyente en el pago de sus impuestos y buscar reducir el costo administrativo del Estado, buscar estabilidad en el tiempo, neutralidad en la asignación de los recursos de la economía y equidad49. No queda claro lo de la “neutralidad” ni lo de la “equidad”, ya que como se podrá observar en la tercer etapa la reforma empieza a tener un sesgo claramente a 47 Baca, Jorge. Op. cit., p. 167. Baca, Jorge. Op. cit., p. 173. 49 Baca, Jorge. Op. cit., p. 174. 48 24 favor de las empresas. Por lo regular, cuando una política tributaria quiere apoyar empresas que generan empleo, o evitan despidos para lo cual han introducido modificaciones tecnológicas entonces se les disminuyen los impuestos, pero no en forma generalizada como se hizo en el caso peruano. En la tercera etapa se buscaba disminuir el número de exoneraciones de diferentes impuestos que aplicaban en la agricultura, la región de la selva y la frontera, incrementar la liquidez y disminuir la carga impositiva de las empresas, y flexibilizar la carga impositiva de los contribuyentes50. Se ve claramente hacia donde se orienta la reforma tributaria y el manejo político que se produce a su alrededor, ya que beneficiar a las empresas es un mecanismo de captación política. Tradicionalmente se les otorgan estos beneficios una vez que han mostrado logros en algunos aspectos específicos, en cuanto a empleo, tecnológicos, u otros, pero no en forma indiscriminada. Finalmente, es importante señalar que a pesar de la reforma administrativa al interior de la SUNAT, esta fue utilizada como instrumento político del régimen de Fujimori. No se menciona que ante el nivel de corrupción sin precedente que dejo el gobierno de Fujimori, ni la SUNAT se salvó de haber sido copartícipe de los niveles de corrupción del gobierno. Se le acusa insistentemente de haber sido un instrumento con ropaje de técnico, en la persecución de todas aquéllas empresas y personas inconformes o críticas al sistema. Un instrumento por demás eficiente, ya que era muy difícil que ante una acusación de evasión o malversación ejecutada por un organismo con información privilegiada y con una imagen “inmaculada” de eficiencia y honestidad, se pudiera demostrar que estaba siendo utilizado como un instrumento de presión y persecución. Es lamentable que un esfuerzo que pudo ser serio y loable, haya quedado trunco en su proceso de modernización y termine siendo un instrumento peligroso de la política. 7. REFORMA COMERCIAL Y DE ADUANAS Acorde con la lógica del modelo neoliberal del gobierno, la desregulación del sector externo fue un pilar básico. En 1991 la primer medida que se implanta es el establecimiento de los cuatro niveles arancelarios de 10, 15, 25 y 50% (DS. No. 033-91-EF), frente a la anterior estructura arancelaria de más de 30 niveles con un rango de entre 56% y 84%51. Además, se suspendieron las restricciones para arancelarias (D.S. No. 060-91-EF) y la exclusividad del Estado en la importación de productos e insumos alimenticios (D.S. No. 066 y 067-91-EF), entre las principales medidas del año 1991. En el año de 1992 se determina que únicamente el Ministerio de Economía y Finanzas normará todas las acciones referentes al comercio exterior (D.L. No. 25909) y se delegan algunas funciones de las aduanas al sector privado (D.L. No. 26014). Otra resolución a destacar en ése mismo año es que el Perú decide 50 Baca, Jorge. Op. cit., p. 184. Paz Soldán, Julio y Rivera María del Carmen. La reforma comercial y de aduanas. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 488 pps., p. 273. 51 25 acogerse a la Decisión 321 del Grupo Andino (GRAN) a través de la cual suspende temporalmente su participación en los acuerdos comerciales intrarregionales y pasa a firmar acuerdos bilaterales con los países miembros con arancel cero. El GRAN emitió la Decisión 414 a través de la cual se estableció un cronograma de liberalización gradual del comercio de Perú y los otros miembros del GRAN que deberá finalizar en el año 2005. La justificación del gobierno de Fujimori para tomar ésta determinación fue que a pesar de que se tienen aranceles de 5%, 10% y 15% en el GRAN existe una gran dispersión en la estructura arancelaria al interior del grupo por la exoneraciones que establecen para la importación de insumos y bienes de capital52. Sin embargo, con el único país que se llega al tipo de acuerdo que Perú buscaba fue con Bolivia. Además para el período 1992-1997 Perú registró una balanza deficitaria con los países miembros del GRAN, ya que el destino de las exportaciones peruanas hacia el grupo fueron únicamente del 8%, mientras que las importaciones fueron de 16%. En el año 1993 nuevamente se vuelve a reducir el nivel del arancel de 25% al 15% para 850 subpartidas arancelarias (D.S. No. 100-93-EF). Se uniformó el esquema de derechos específicos para 20 subpartidas arancelarias referidas al trigo, harina de trigo, maíz, arroz, azúcar, algunos lácteos, entre otros (D.S. No. 114-93-EF). Perú aprobó el acta final de la Ronda de Uruguay y se comprometió a adoptar un arancel menor al 30% con excepción de las 20 subpartidas de derechos específicos ya mencionadas; asimismo, firmó el Acuerdo Marco de Servicios para su liberalización progresiva. En 1994 Perú se acoge al acuerdo que crea la Organización Mundial de Comercio (OMC) y los Acuerdos Comerciales Multilaterales contenidos en el acta final de la Ronda de Uruguay suscrita en abril de 1994 (Resolución Legislativa No. 26407). Además se determina la incorporación gradual del Perú a la Zona del Libre Comercio del Acuerdo de Cartagena. Se determinan aranceles de 15% y 25% para la importación de terceros países y la condición de observador en las reuniones de la Junta del Acuerdo de Cartagena en lo relacionado con el arancel externo común (D.S. No. 09-94-ITINCI). Se inicia el proceso de actualización de las tablas aduaneras para la importación de algunos productos agropecuarios (D.S. No. 32-94-EF) y la actualización de la metodología de cálculo (D.S. No. 13394-EF) 53. En 1995 se aprobó el Reglamento del procedimiento de restitución de derechos arancelarios del 5% para las empresas exportadoras que utilicen insumos importados y nacionalizados (D.S. No. 104.95-EF). Se aprobó la ley de delitos aduaneros (Ley No. 26461) y su reglamento (D.S. No. 121-95-EF) como el contrabando y defraudación de rentas de aduana. Se continúa con la actualización de las tablas aduaneras (D.S. No. 151-95-EF) y se modificaron los regímenes aduaneros de Depósito y Admisión Temporal (D.L. No.794 y 795). En 1996 se creó la Comisión para la Promoción de Exportaciones (PROMEX) (D.L. No. 805) 52 Ibid., pp. 275 - 276. 53 Ibid., p. 294 para el análisis de los años 1994 y 1995. 26 para apoyar a los exportadores. Se les incrementa el acceso al régimen de restitución de derechos arancelarios elevando de 10 a 20 millones el monto máximo por partida arancelaria (D.S. No. 093-96-EF). Se excluyó el sistema de supervisión de importaciones para algunos productos (D.S. No. 003-96-EF). Continúan con el programa de actualización de las tablas aduaneras (RR. SS. No. 025 y 080-96-EF). Para fomentar el desarrollo de áreas de exportación se declararon como áreas de interés prioritario los Centros de Exportación, Transformación, Industria, Comercialización y Servicios (CETICOS) paraTacna, Ilo y Matarani (D.L. No. 842) y Paita (D.L. No. 864)54. En 1997 Continúan bajando las tasas arancelarias pasando de 25% a 20%, y las de 15% a 12%, con la excepción de algunos granos, carne, leche, legumbres, papas y otros que pasaron a una tasa de 20%. Además para algunos productos agropecuarios se aplicó una sobretasa de 5% (D.S. No. 035-97-EF). Se dejan sin efecto las prohibiciones, restricciones y trámites previos para la importación de semillas (Ley. No. 26761). En 1998, se crea el CETICOS para Loreto (Ley No. 26953). Se continúa con la actualización de las Tablas Aduaneras (D.S. No. 08398-EF), y se aprueba el Reglamento de la Destinación Aduanera Especial de Envíos o Paquetes Transportados por Concesionarios Postales (D.S. No. 071-98EF). Asimismo, pretendiendo flexibilizar la importación y exportación de alimentos y bebidas se aprueba el Reglamento sobre Vigilancia y Control Sanitario de Alimentos y Bebidas (D.S. No. 007-98-SA). Se aprueban las normas reglamentarias de los Acuerdos sobre Salvaguardias y de Textiles y Vestido de la OMC para proteger a la industria nacional textilera (D.S. No. 020-98-ITINCI). Una de las acciones que se consideraron como más importantes en el proceso de la reforma comercial fue la reorganización de la Superintendencia Nacional de Aduanas (D.S. No. 043-91-EF). Entre los objetivos buscados destacan la reestructuración orgánica y funcional, la racionalización y profesionalización del personal, la simplificación administrativa, la sistematización de las actividades y procedimientos aduaneros55. Asimismo, se aprobó la Ley de Delitos Aduaneros que tipificaba el contrabando y la defraudación de rentas de aduana (Ley No. 26461). En general se buscó mejorar la imagen de la institución a través de la modernización y profesionalización de los servicios para facilitar y promover el comercio exterior; reducir el tiempo de operación de las mercancías de importación y exportación; mejorar su rol como agente recaudador y fiscalizador; disminuir el contrabando y la subvaluación de las mercancías, entre otros objetivos. La evaluación que se hace de los resultados de dichas modificaciones efectuadas aparentemente son positivas, ya que se calcula que se logró reducir el tiempo de despacho de mercancías de 15 días a dos horas,y el costo aduanero de importar un contenedor de 20 pies se redujo de US$240 a US$110 entre 1990 y 54 55 Ibid., pp. 295-296 para el análisis de los años 1996 y 1997, y 297 y 298 para el año 1998. Ibid., pp. 300-302. 27 199556; asimismo, el personal pasó de 3,600 en 1990 a 2,500 en 199857. La recaudación de US$ 626 millones en 1990 pasó a ser US$ 2,827 millones en 199858, por mencionar algunos logros. 8. PROGRAMAS DE COMPENSACIÓN SOCIAL Y EL FONCODES Se pueden identificar tres periodos que marcan diferentes modalidades en la implementación de los programas de compensación social durante el periodo 1990 - 1992. El primero es el Programa de Emergencia Social (PES), El segundo se da cuando se pone en marcha el Fondo Nacional de Compensación y Desarrollo Social (Foncodes) y el tercero es la creación del Comité de Desarrollo Social (Comdes)59. Cuatro actores tomaron las decisiones concernientes a los programas de compensación social. Uno es el presidente de la república. Otros eran los funcionarios públicos que tuvieron un papel secundario en la toma de decisiones y la permanencia en sus cargos dependía básicamente de la habilidad que mostraran para interpretar adecuadamente las prioridades del Presidente. En tercer lugar, están los organismos privados dedicados a la ayuda social, tales como Caritas, los Comedores Populares y diversas organizaciones no gubernamentales (ONG). Al respecto, estos últimos tuvieron un protagonismo importante en el primer periodo de implementación de los programas y su principal labor estuvo en tratar de responder con efectividad a las necesidades básicas de las poblaciones beneficiarias. Y por último, los organismos internacionales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Banco Mundial (BM) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Estor organismos internacionales fueron casi inexistentes en la primera etapa pero después tomaron gran importancia. Sus esfuerzos estuvieron en gran medida orientados a minimizar la politización del manejo de los programas sociales. El PES estuvo vigente entre agosto de 1990 y marzo de 1991. Fue implantado para compensar los niveles de pobreza que generaría el drástico ajuste económico, cuyas características fueran aprobadas por los organismos financieros internacionales. La propuesta de Javier Abugattás, quien había participado en el Programa Social de Emergencia del gobierno anterior fue la más persuasiva. Su diagnostico se fundamentaba en asegurar el consumo de la canasta básica para toda la población, para lo cual se requería de US$ 3,500 millones anuales y dentro de éstos se estimaba que el cierre del déficit social urgente (DSU) implicaba US$ 1,750 millones anuales. Sin embargo, no se contaba con los recursos financieros, además que existían restricciones adicionales, por lo que al inicio del PES se estableció la necesidad 56 Ibid., pp.273- 274. Ibid., p. 303. 58 Ibid., p. 306. 59 Guerra García, Gustavo. Los programas de compensación social en el Perú. En: Implementación de Políticas Públicas en el Perú. Ed. Apoyo. Lima Perú 1995, pp. 67-78. 57 28 de contar con un presupuesto de US$ 415 millones para el primer año. Inspirado por la propuesta de Abugattás el presidente tomó dos decisiones respecto a la constitución del PES. Primero que los organismos privados con experiencia en ayuda social serían mayoría en su consejo de administración (once) en relación a los representantes del gobierno (tres), lo que buscaba garantizar la transparencia y efectividad del programa. Segundo, que el presupuesto mensual sería de US$ 83 millones, de este modo US$ 43 millones serían provistos por el gobierno US$ 12 millones de los organismos privados y el resto a través de una mesa de donantes convocada por el Secretario General de la ONU. El PES suponía tres subprogramas: alimentación, salud y empleo a los cuales se le añadió posteriormente el de la emergencia por sequía. Desde le punto de vista político el PES fue relativamente exitoso. La buena reputación de las ONG garantizaba la credibilidad del programa frente a los donantes internacionales, lo que permitió la cobertura de los subprogramas de alimentación y de salud. Sin embargo, la gestión del PES no estuvo exenta de problemas. Uno de los factores que impidieron la rápida respuesta a los problemas urgentes, era el reducido equipo administrativo para su gestión, lo que generaba desabastos de productos a pesar de contarse con el financiamiento para ello, por lo que la ayuda social sólo llegaba a los distritos más organizados. Como resultado de lo anterior el programa tuvo una función meramente asistencial, olvidando la vigilancia nutricional y el sistema de información -gestión que servirían para decidir sobre el período de emergencia. De los subprogramas de empleo y salud sólo se llevó a cabo el segundo, del cual la mayoría de los suministros se financió con recursos propios de Caritas, a la espera que el gobierno reembolsara lo prometido. El subprograma de empleo nunca se llegó a ejecutar a pesar de contarse con una partida especial para su realización equivalente a US$ 13.6 millones mensuales. El presidente tuvo participación activa, durante los primeros meses del programa; sin embargo a fines de septiembre su visión empezó a cambiar debido a tres factores. Primero, la relación entre su gobierno con los organismos internacionales se iba haciendo más fluida. Segundo, contaba con algún personal de confianza con cierta experiencia en temas de apoyo social. Tercero, se empezó a evaluar la posibilidad de vincular los proyectos de inversión social a la imagen que el gobierno quería construir de si mismo. En octubre el gobierno empezó a incumplir sus dos principales compromisos, Primero se redujeron las transferencias del MEF a las instituciones que conformaban el PES, además de la falta de un representante de la presidencia para el PES por más de un mes, lo que ocasionó el recorte de las transferencias al programa. A fines de octubre de 1990, el gobierno, a través de la Oficina de compensación social (OCS) solo había transferido US$ 20 millones de los US$ 83 millones que debía aportar al mes, de los cuales sólo se transfirieron US$ 6 millones en septiembre. La explicación a este problema, eran las severas restricciones fiscales y tampoco se concretaron los aportes que debían provenir de los esfuerzos de la Cancillería y la mesa de donantes. Los recursos disponibles se limitaron a los US$ 29 12 millones mensuales provenientes de las donaciones en alimentos que recibían los organismos privados integrantes del PES. Este hecho explica la concentración de recursos en el programa de asistencia alimentaria, dejando a un lado las metas de los demás subprogramas. Además había un gran centralismo en cuanto a los beneficiarios del PES, pues, cuatro de cada seis radicaban en Lima. En el caso del subprograma de salud el gobierno empezó a reaccionar cuando aparecieron enfermedades anteriormente erradicadas, mientras otras se propagaban rápidamente. Con respecto a los cambios que se percibían en el programa original, las organizaciones privadas concluyeron que el gobierno estaba cediendo a la tentación de politizar el programa de emergencia social. Esto repercutió también en los organismos internacionales. Por eso el clero y las diversas ONG activaron sus contactos en los organismos internacionales y de opinión para bloquear la estrategia presidencial. El Comité ejecutivo del PES a principios de noviembre de 1990 parecía no politizarse. Finalmente, el tesoro expreso su compromiso de desembolsar un monto mensual de US$ 20 millones, aunque este monto era más modesto que el previsto. Parecía que la tensión entre el Comité Directivo del PES y el gobierno había amainado. Los organismos privados se concentraron en reorientar el programa, se buscaba la descentralización de los beneficiarios y también diseñar una plan de generación de empleo. Durante 1990 el PES administró un total aproximado de US$ 89 millones, pero la ejecución de parte de ese monto se transfirió para inicios de 1991. En noviembre el gobierno retomó explícitamente a la idea de desmantelar el PES, cuando decidió crear el Sistema Nacional de Desarrollo y Compensación Social. (SNDCS). Aunque se promulgó una ley en dónde los organismos privados aparecían como base prioritaria en la gestión de los programas sociales, las ONG sabían que la pretensión del gobierno era tener un control gubernamental más directo. El directorio del SNDCS otorgaba al Gobierno Central seis representantes, a los gabinetes locales uno y a los organismos privados dos. Lo que ocasionó la disgregación de los organismos públicos y privados que debían conformar el SNDCS. Los organismos privados especializados no participaron en el nuevo sistema, los organismos públicos volvieron a funcionar independientemente sin coordinar sus esfuerzos. El gobierno se preocupaba en que la estructura del sistema fuera aprobada por el BID y el Banco Mundial, ya que éstos serían su principal fuente de financiamiento. Estos a su vez propusieron una estructura administrativa del tipo de una banca de segundo piso, que otorgara los recursos a las ONG para que trabajaran directamente con los programas en las diferentes localidades del país. El SNDCS no corrigió los errores., Los organismos públicos contaban con poca capacidad gerencial60. A partir de agosto de 1991 se creó Focondes con el objetivo de ejecutar programas de empleo que deberían destinarse a reparar 60 Ibid., pp. 76-78. 30 infraestructura de saneamiento y construir carreteras. Sin embargo, la ausencia de programas significativos de empleo provocó grandes criticas al interior y desde fuera del gobierno. En febrero de 1992 se desactivo el SNCDS y se creó el Programa Nacional de Administración Alimentaria (Pronaa) que se hizo cargo de la ayuda alimentaria. Esta medida fue bien recibida por los organismos privados especializados, pues se pensó que esto daría lugar a un manejo más eficiente de los recursos. Después de muchas manifestaciones, la presión ejercida por el BID, Banco Mundial y PNUD el presidente peruano en marzo de 1992 aceptó la propuesta de formar un Comité de Desarrollo Social, cuya función era la de coordinar las políticas de emergencia y desarrollo social. Esta medida no sólo dejo satisfecho al mandatario, sino también al clero y las ONG que lo consideraron como un avance estratégico y significativo para el combate contra la pobreza. La estructura incluyó tres subcomités, plan social, plan de emergencia social y la secretaria técnica. Bajo este enfoque el plan alimentario quedó encabezado por Pronaa. Focondes quedaría como banca de segundo piso para apoyar proyectos temporales de inversión social. Para las funciones administrativas los organismos internacionales sugirieron que se hiciera un concurso, el cual financiaría el BID. Entre noviembre de 1991 y octubre del 1993 Foncodes administró US$ 315 millones y se realizaron 8,956 proyectos de asistencia social, apoyo a infraestructura (social y económica) y a la producción. 9. PROGRAMA DE PRIVATIZACIONES Y CONCESIONES El estado empresario comenzó en los años setenta cuando el gobierno militar decidió aumentar su participación en la economía. Según Franco, Muñoz, Sánchez y Zavala61, al final de la década de los ochenta las empresas públicas controlaban entre el 15% y 20% del PIB, el 28% de las exportaciones y el 26% de las importaciones. El Estado tenía el monopolio en los servicios básicos como la electricidad, hidrocarburos y las telecomunicaciones; asimismo controlaba el 35% de la producción minera y el 60% del sistema financiero. Las empresas cumplían objetivos políticos de corto plazo, destacando el subsidio al consumo, que incrementaba los gastos del gobierno. El proceso de privatización inició con la promulgación del Decreto Legislativo No. 674 -Ley de Promoción de la Inversión Privada-. Con el fin de darle más dinamismo se estableció una estructura en la que participaban los Ministros de Estado y entidades especificas encargadas de conducir la privatización. Se creó la Comisión de Promoción de la Inversión Privada (COPRI) y los Comités Especiales de Privatización (CEPRI). Al primero se le asignó la responsabilidad de establecer los objetivos y políticas, así como la gerencia global del proceso de privatización; a los segundos se les encargó la planificación y ejecución de los procesos individuales de privatización. 61 Franco, Bruno; Muñoz, Italo; Sánchez, Pedro y Zavala, Verónica. Las privatizaciones y concesiones. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo II, pp. 13-53, pp. 16-17. 31 La COPRI tuvo objetivos económicos, empresariales, políticos y legales. En cuanto a los económicos se buscó el incremento de la inversión nacional y extranjera, el crecimiento del producto, la generación del empleo, la satisfacción de la demanda de bienes y servicios de calidad, el incremento de la competencia y el aumento de los ingresos fiscales. En cuanto a los objetivos empresariales estos se enfocaban en lograr la viabilidad y prosperidad a largo plazo de las empresas privatizadas, la rápida recuperación operativa y a la generación de empleo productivo. En lo políticos, tenía como fin, la transparencia y agilidad de los procesos, el aumento la participación de los trabajadores en la propiedad y la armonización de los intereses de los diversos grupos sociales. Finalmente en lo legal, se basaban en establecer un marco regulatorio modelo y simplificado, efectuar la correcta transferencia de la propiedad y asegurar la irreversibilidad del programa. En función de estos objetivos se diseñaron lineamientos estratégicos como la utilización de criterios de mercado para fijar el precio de las empresas y los activos a privatizar, llevar a cabo la reestructuración previa en las empresas en la medida que fuera necesaria para el objetivo de privatización, la utilización de consultores, bancos y gestores de primer nivel, precalificación de los postores para garantizar que los operadores de las empresas privatizadas fueran de nivel internacional, e incorporación de esquemas de participación de los trabajadores en la propiedad con derecho preferencial para adquirir el 10% del capital, entre otros elementos. En 1993 se consolidó el régimen en la nueva Constitución Política, que garantiza la libre competencia, libre iniciativa, igualdad derechos para inversionistas nacionales y extranjeros, la igualdad de trato para todas las actividades económicas y la libertad del Estado de suscribir convenios de estabilidad con los inversionistas. Además se suscribieron acuerdos internacionales de protección a la inversión extranjera y de resolución de conflictos vía arbitraje internacional para solucionar potenciales controversias. La primera tarea de la COPRI fue llevar a cabo un censo de las empresas y la recopilación de la información para incorporarlas al programa de privatización, donde se determinaba si la empresa debía liquidarse o si podía mantenerse en operación con el objeto de privatizarla. Culminada esta fase se formaron los Comités Especiales (CEPRI) en los cuales se buscaba captar directores con capacidad gerencial del sector privado para que dirigieran los procesos de privatización. Se consideró que la estrategia de privatización de cada empresa debía ser diferente. En febrero de 1992 iniciaron sus actividades los primeros 26 CEPRI. Las privatizaciones se distinguieron en dos etapas bien definidas; la primera se da en el periodo 1992-1996 y está caracterizada por su dinamismo, convicción y firmeza en el proceso. Durante este periodo se realizaron las privatizaciones más importantes. La segunda etapa entre 1996-1999 se caracterizó por una actitud 32 dubitativa, pues durante esta etapa se estanco el proceso y pospuso indefinidamente algunas privatizaciones en los sectores de saneamiento, electricidad e hidrocarburos. Las principales privatizaciones se dieron en los sectores de las telecomunicaciones, eléctrico, sistema financiero, hidrocarburos, minería y la siderurgia. El proceso más importante en la primera etapa fue la privatización de las telecomunicaciones en febrero de 1994, cuando la Compañía Peruana de Teléfonos (CPT) y la Empresa Nacional de Telecomunicaciones (ENTEL) fueron adquiridas por un consorcio liderado por Telefónica de España por un monto de US$ 2,000 millones con un compromiso de inversión de US$ 1,800 millones, siendo el precio pagado por cada línea telefónica uno de los más altos de Latinoamérica. En el mismo año se inició la privatización del sector eléctrico, la cual atrajo a importantes inversionistas, con capitales y experiencia en los mercados eléctricos más desarrollados. Las quince privatizaciones permitieron al Estado obtener un total de ingresos de US$ 1,600 millones y un compromiso de inversión de US$ 570 millones. El sistema financiero fue uno de los que más rápidamente avanzó en el proceso de privatización, siendo las operaciones más importantes las del Banco Internacional del Perú (Interbanc) y el Banco Continental. La privatización del Interbanc permitió al Estado recibir US$ 51 millones y asegurar un compromiso de inversión de US$ 30 millones. La privatización del 60% de las acciones del Banco Continental al Banco Bilbao Viscaya de España fue por un monto de US$ 255 millones. El sector de hidrocarburos fue uno de los sectores que avanzó lentamente. Especialmente se orientó a la asignación de lotes para la producción de hidrocarburos y la operación de las terminales de abastecimiento de combustible. Sin embargo, la minería avanzó con mayor fluidez. El estado recaudó cerca de US$ 1,000 millones y aseguró inversiones por un monto superior a US$ 4,000 millones. Las principales operaciones se asociaron a Hierro Perú, Cerro Verde, Tintaya, Cajamarquilla y la opción para el desarrollo de Antamina. Por ultimo, en cuanto al sector siderúrgico, en 1995 se subastó el 95.6% de las acciones del Estado en la empresa Siderúrgica del Perú y desde su privatización realizó un programa de inversiones para la ampliación y la modernización de sus instalaciones. El proceso de privatización tuvo algunas características particulares como: garantizar el control privado a través de un paquete mayoritario de acciones o a través de un esquema contractual con el inversionista principal. Asimismo, se establecieron procesos de precalificación para operadores estratégicos, pues para los sectores estratégicos se requería la presencia de compromisos de permanencia y experiencia en la operación de los activos. 33 También se buscó la participación ciudadana en el sentido que, en la medida de lo posible, las acciones fueran adquiridas por ciudadanos comunes e inversionistas institucionales nacionales, con el objeto de que se beneficiaran del crecimiento y capitalización futura de las empresas privadas. A su vez se buscó la privatización de pequeñas y medianas empresas a inversionistas nacionales. La participación de los trabajadores en este proceso fue importante ya que tenían derecho al 10% de capital que se transfería. Por último, se crearon los marcos regulatorios que garantizaran la permanencia de las reglas del juego en el tiempo, constituyendo diversas entidades encargadas de supervisar el cumplimiento de las concesiones u otros contratos en las áreas de las telecomunicaciones- telefonía, energía, transporte, entre otras. El programa de privatizaciones permitió al Estado obtener ingresos por un monto total de US$ 7,250 millones, los cuales contribuyeron a fortalecer la posición externa de la economía peruana y el financiamiento de la inversión social realizada por el gobierno. A su vez, a partir de 1997 se logró el equilibrio fiscal. Las reformas de mercado implantadas han generado condiciones para la creación de nuevas empresas, en actividades complementarias y de soporte, y también nuevos requerimientos de mano de obra. Los sectores de hidrocarburos, telecomunicaciones y transporte público habrían generado cerca de 360,000 nuevos puestos de trabajo62. Este nivel excede, según los autores antes mencionados, a los 94,000 trabajadores que se estima fueron despedidos de las empresas estatales ante la privatización. Las privatizaciones de algunas empresas fueron un éxito para el Estado, no sólo por el elevado monto de los ingresos que obtuvo el gobierno por la transacción, sino también, por las mejoras que se han registrado en la cobertura y calidad de los servicios y productos. En este caso se encuentran las empresas de telecomunicaciones CPT y ENTEL. En el sector eléctrico sucede lo mismo y resalta el mayor acceso a las redes de distribución provocando incrementos en la productividad de esta zona, así como la reducción del 6% real en las tarifas eléctricas del sector residencial. Con respecto a las hidrocarburos este proceso ayudó, al incremento de infraestructura y filiación de empresas petroleras de primer nivel internacional. Por el lado del sistema financiero las privatizaciones contribuyeron a la modernización y eficiencia del sistema. Con respecto a las concesiones de infraestructura debemos comentar que el estado peruano tradicionalmente descuido no solo la inversión en nueva infraestructura sino también el mantenimiento de la infraestructura existente. Esta ineficiencia en las vías de comunicación terrestres y férreas, en el sistema portuario y en la administración de los aeropuertos representaron un sobre costo para las actividades económicas que afectaron el desempeño de la economía. 62 Op. Cit., p. 36. 34 La participación del sector privado había sido escasa debido a la falta de un marco legal adecuado para regular las inversiones en este sector. El primer intento fue en 1992 con la promulgación del Decreto legislativo No. 758 que facultó al Estado, en cualquiera de sus niveles, a otorgar concesiones al sector privado. En 1996 se modifico la Ley de Inversión privada en Obras de Infraestructura y Servicios Públicos y creo la Comisión de Promoción de la Inversión Privada en Infraestructura (PROMCEPRI). Al igual que COPRI, la PROMCEPRI realizó un inventario de los proyectos que podrían ser entregados para que se desarrollaran en el esquema de concesiones. Los más importantes fueron la Línea de Transmisión de Mantaro-Socabaya, el teleférico Machu Picchu para dar un mejor servicio a los turistas y la banda B de la telefonía celular. Los criterios utilizados para la asignación de las concesiones se basaron en la mejor propuesta en cuanto a los aspectos técnico y económicos. De manera genérica fueron el nivel tarifario, monto de la inversión, plazo, ingresos garantizados para el Estado, compromisos de riesgo, entre otros. El programa contempló 4 modalidades de concesión: concesión a título oneroso, a título gratuito, co financiamiento del Estado y concesiones mixtas. Es evidente que a lo largo del programa se cometieron una serie de errores de los cuales el más importante se dio cuando la voluntad política de ejecutar el programa de privatizaciones fue menos firme a partir de 1996. Si recordamos una de las estrategias de la COPRI fue no dedicar muchos esfuerzos al reflotamiento de empresas, sino a la liquidación y/o reestructuración limitada. Sin embargo, en la reestructuración al mejorar la situación financiera de algunas empresas, fue menos evidente la urgencia de privatizarlas, lo que causo poco claridad en los objetivos y la adecuación de estos al entorno. Además, las concesiones se retrasaron por diversos aspectos. En primer lugar el proceso de privatización no debía estar separado del proceso de concesiones. En segundo lugar, en 1998 cuando se fusionó PROMCEPRI con COPRI de manera abrupta, se suspendieron muchos proyectos que se pretendían terminar antes que concluyera quinquenio. A la luz de la distancia se han abierto problemas relativos a los precios de los servicios telefónicos de las empresas privatizadas; en el año 1999 se desataron serios conflictos regionales por el proceso de privatización de la compañía eléctrica y de agua potable en el sur del país y se detectaron operaciones poco transparentes en cuanto a determinados procesos de privatización. Finalmente, debemos señalar que la creación y operación efectiva de los organismos reguladores fue posterior a los procesos de privatización y concesión, lo que implicó problemas regulatorios posteriores. 35 10. REFORMA FINANCIERA La reforma en el sector financiero comprendió principalmente las siguientes medidas63: La promulgación en 1991 de la nueva Ley de Bancos, Instituciones financieras y de Seguros (Decreto legislativo 637), que vino a modificar la primer ley (Ley Kemmerer que ya tenía 60 años de haber sido promulgada); la liberalización de las tasas de interés; la liberalización del mercado cambiario; modificaciones a la asignación del crédito por parte del Banco Central y reducción de los encajes; reestructuración y privatización de los intermediarios financieros estatales; eliminación de los impuestos a la intermediación; y se promulgaron nuevas leyes que regulaban el Mercado de Valores y el Sistema Privado de Pensiones. Sin embargo, esto sólo fue el inicio de una serie de reformas que se continuaron realizando, ya que en 1993 se promulga otro decreto legislativo 770, y en 1996 se promulga la Ley No. 26702 denominada “Ley General del Sistema Financiero y del Sistema de Seguros y la Ley Orgánica de la Superintendencia de Banca y Seguros”. Los principales objetivos que se buscaron a través de la aplicación de éstas leyes fueron la protección al ahorro, la promoción de la competencia; la desregulación del sistema financiero y al prevención de las crisis financieras. Llama la atención que por lo menos en los objetivos, la desregulación del sistema financiero no lleva implícito la falta de control o de regulación del sistema financiero, como se dio en el caso de otros países, entre ellos México; por el contrario, se fortalece la Superintendencia de Banca y Seguros con la finalidad de que ejerza un mayor control sobre todas las instituciones financieras. En lo referente a la protección del ahorro se creó el fondo de seguro de depósito, que depende del BCRP, que fija en caso de quiebra de un intermediario financiero una indemnización de hasta US$ 20,000 para las personas naturales e instituciones sin fines de lucro. Otra medida muy interesante fue que en el nuevo marco legal se determinaron límites precisos a los montos que pueden prestar los bancos para diferentes tipos de operaciones; asimismo, se establecieron límites a los montos crediticios que se podían otorgar al grupo económico al que pertenece el banco y a la empresas relacionadas con el mismo. Por ejemplo, no se podía exceder el 7% del capital pagado y reservas de la empresa en créditos a directores y trabajadores, incluidos el cónyuge y los parientes. Esto es de especial relevancia, ya que en el caso mexicano uno de los problemas más comunes, que se detectaron a partir de la crisis económica y financiera de 1995, fue la presencia de prácticas viciadas de los bancos y sus dueños, la falta de evaluación del riesgo crediticio, los autopréstamos de los directivos, préstamos excesivos y riesgosos a las empresas del mismo grupo, entre otras. Ello llevó a la quiebra a varios bancos y 63 Morris, Felipe. La reforma del sistema financiero. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, pp.313- 342, p.315. 36 lamentablemente no se castigó penalmente a los principales responsables, ya que no existía la legislación correspondiente que tipificara tales acciones como delitos, y la Comisión Nacional Bancaria y de Valores alegó que no pudo prever la situación ya que no tenía los instrumentos legales para hacerlo. Creemos que el caso mexicano es un caso típico de desregulación sin control; además que desde fines de 1974 se crea la banca múltiple, lo que facilitó éste tipo de operaciones después de la reprivatización del sistema y su desregulación. En cuanto a los respaldos patrimoniales mínimos, se calculó un ratio de activos ponderados por riesgo sobre el patrimonio y en el caso de Perú fue de 11 veces (comparativamente en los acuerdos de Basilea se estableció un ratio de 12.5 veces). Además, tanto el BCRP como la Superintendencia de Banca y Seguros del Perú podrían revaluar estas ponderaciones cuando lo consideren pertinente64. Como se podrá observar el proceso de fortalecimiento de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) fue una parte esencial de la nueva política financiera, pues al ser dotada de mayor capacidad de intervención y control se tuvo que implementar programas de capacitación intensiva del personal, mejorar la política salarial, incrementar y modernizar su infraestructura física. Como parte del proceso de desarrollo de un marco competitivo se hizo necesario, entre otras cosas, buscar la reducción de los márgenes de intermediación financiera a través de disminuir el margen entre las tasas activas y pasivas de interés del sistema. El Estado buscó disminuir su participación, primero reestructurando los bancos estatales, liquidando los más ineficientes y dejando los más eficientes, y posteriormente se procedió a la privatización de éstos. Además, a través de la Ley de Inversiones Extranjeras de 1992 se incorporó el principio de igualdad de derechos entre inversionistas nacionales y extranjeros, con la finalidad de incentivar la participación extranjera en el programa de privatizaciones desarrollado por el gobierno65. Por otra parte se precisaron los requisitos para solicitar una licencia bancaria y hacer el proceso más transparente. Esto es muy importante, ya que en países como México históricamente esto se ha manejado con mucha discrecionalidad, lo que ha generado como consecuencia un sistema financiero con mayores problemas. También es interesante señalar que recién con esta nueva legislación bancaria se crea la banca múltiple. Perú entra tardíamente a éste proceso, pero debe aclararse que el operar con este tipo de sistema no garantiza una mayor eficiencia. Esto es, la discusión acerca de si la banca especializada es mejor o no que la banca múltiple, es una vieja discusión; se encuentran casos de sistemas bancarios muy eficientes con banca especializada como con banca múltiple. Todo depende de los controles gubernamentales y el marco competitivo en el cual se desarrollan. Lo destacable en el caso peruano es todo el contexto en el cual se crea la banca múltiple. En sí misma ésta garantiza mayor flexibilidad en las 64 65 Ibid., p. 319. Como se señaló anteriormente esto se incluyó en la nueva Constitución Política de 1993. 37 operaciones de los bancos, más no el éxito de toda la política66. Una vez más, en el caso de México a pesar de operar con una estructura más dinámica con el sistema de banca múltiple buena parte de su historia bancaria y financiera es una historia de fracasos al margen de si la propiedad de la misma es privada o estatal (banca múltiple privatizada, estatizada en 1982 y reprivatizada en 1990). Finalmente, resulta especialmente relevante que la nueva Ley de Bancos contempló un tratamiento específico para el tratamiento de las crisis bancarias. Lo más destacable fue que el sistema no espera a que un banco quiebre, “La nueva legislación introduce tres niveles de actuación de la Superintendencia (...)régimen de vigilancia, intervención y disolución o liquidación. Cada una de estas fases contiene mecanismos y plazos específicos que fijan las opciones disponibles a las autoridades, con el fin de evitar que se postergue la toma de decisiones y que en el ínterin se agrave la situación del banco en problemas, lo que aumentaría las posibles pérdidas de los depositantes”67. 11. FLEXIBILIZACIÓN DEL MERCADO LABORAL Dentro de la lógica neoliberal la desregulación del mercado laboral siempre es un objetivo deseado, ya que se encuentran plenamente convencidos de que los costos laborales representan el costo principal para la empresa68 y mientras menor intervención exista en este mercado los ajustes se darán más rápidamente. En esa visión los problemas de desempleo son resultado, por ejemplo, de la excesiva intervención estatal al imponer costos (sueldos y salarios mínimos) para las empresas superiores a los determinados por el mercado. La protección “excesiva” de los trabajadores generaría que los mismos no sean contratados por las empresas, entre otras concepciones. En esta dirección se promulga el D.L. 728 (Ley de Fomento del Empleo)69 con el objetivo de abolir la estabilidad laboral. Al respecto, como la estabilidad laboral se encontraba garantizada en la Constitución de 1979, se establece que la nueva disposición se aplique para todos aquellos trabajadores contratados después de noviembre de 1991. Estos trabajadores podrían solicitar indemnización al momento de salir de la empresa, más no reposición en sus labores que podía ocurrir sólo si el juez así lo determinaba; además, la indemnización no consideraba el primer año de trabajo. Hasta julio de 1995 en que se promulga la Ley 26513 se pretende reemplazar la estabilidad laboral por el concepto de “protección contra el despido arbitrario”, que propone que por despido injustificado se pague la indemnización, que consiste en una remuneración mensual por cada 66 Debemos señalar que el autor del artículo maneja indistintamente el concepto de banca múltiple y banca universal, lo cual no es del todo correcto, ya que la estructura de la banca universal es mas dinámica aún que la banca múltiple. En el caso de la Banca Universal el grupo financiero que se forma puede ser liderado por un banco, una casa de bolsa, o una controladora. 67 Op. Cit., p. 325. 68 A pesar que esto no se ha podido demostrar. 69 Saavedra, Jaime. La flexibilización del mercado laboral. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). pp.379-428. Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I., p. 386. 38 año de servicio desde el inicio del contrato, más no la reposición en el puesto de trabajo. En noviembre de 1996 por medio del D.L. 855 se realiza una nueva modificación, la indemnización ya no sería una remuneración mensual por cada año de trabajo desde el inicio del contrato, sino una remuneración equivalente a un mes y medio por cada año de trabajo desde el inicio del contrato, con un tope máximo de doce remuneraciones70. Con toda esta legislación el único costo de despido que debe enfrentar el empresario es el de la indemnización. Con respecto al tratamiento que se le da a la compensación por tiempo de Servicios (CTS), las empresas tenían antes un fondo para hacer frente a éste tipo de gastos al momento del retiro del trabajador, pero por lo regular lo utilizaban como una fuente de financiamiento y ésta se veía en problemas para conseguir nuevamente la liquidez necesaria para pagar este concepto si el trabajador renunciaba. A partir del D.L. 650 se establece que el fondo correspondiente a CTS debe ser depositado cada seis meses en una cuenta en un banco a nombre del trabajador en particular. En caso de renuncia o despido el trabajador podría tener acceso a ése fondo independientemente de ejercer su derecho a la indemnización en caso de despido arbitrario71. En relación a la sindicalización y el derecho a huelga, que es otro de los aspectos que los empresarios estuvieron cuestionando intensamente, con la nueva legislación se buscó limitar su capacidad de negociación. Así, en julio de 1992 se promulgó la Ley de relaciones colectivas de Trabajo (D.L. 25593)72 que pretendía normar los procesos de sindicalización y el derecho a huelga. En este sentido se permite la creación de más de un sindicato por empresa, gremio o actividad económica. Inspirada en el viejo principio “divide y vencerás”, lo que se buscaba claramente es que al romper el monopolio de uno o dos sindicatos se reduzca la capacidad de negociación de los trabajadores. Esto es muy abierto en el caso de Perú, ya que ni siquiera se plantea la “democratización” de los sindicatos como lo hiciera en su momento M. Thatcher en Inglaterra en los años ochenta, ya que simple y llanamente se menciona su “liberalización”. La liberalización es a costa de lo que sea, con la clara intención de romper la capacidad de negociación de los trabajadores. Si se pretendiera una homologación entre las condiciones de los empresarios y los trabajadores, porqué entonces no se prohíbe que los empresarios formen asociaciones poderosas, o porqué no se limita el número de empresas que las deben conformar. Además, para que los empresarios no se vieran “desprotegidos” frente a los sindicatos, se limitó la participación del Estado en los procesos de negociación, conciliación y arbitraje, ya que esto sólo lo podría hacer cualquier persona asignada por las partes. Así, de paso no solo se debilita el poder sindical sino el de las instituciones del Estado en cuanto a su participación en la problemática laboral. Obviamente se trata de debilitar la participación de los trabajadores frente a un poder prácticamente ilimitado del Pdte. Fujimori y su entorno. 70 Ibid., p. 388. 71 Ibid., p. 390. 72 Ibid., p. 393. 39 Asimismo, con estas normas de establece que todos los acuerdos se podían realizar a nivel de empresa, gremio o actividad económica, y si no había acuerdo se podía efectuar a nivel de la empresa. Las negociaciones colectivas tendrían validez de un sólo año, so pretexto de que esto permite que los acuerdos se ajusten a la realidad cambiante de una empresa año con año. Al respecto, es importante señalar que en la práctica internacional existen acuerdos que se realizan cada dos años para no desgastar a la empresa y al sindicato en negociaciones que siempre son tensas, o por la naturaleza de su actividad, ¿acaso no se pudo pensar en abrir la posibilidad para que cada empresa con el sindicato respectivo acordara los plazos de negociación?. Porqué limitarlo a un año, en un gobierno que se manifestaba como defensor de las libertades de todas las partes. En la misma lógica de desregular prácticamente todo se modifican las condiciones de temporalidad de los contratos. Esto es muy importante para las empresas ya que no tienen que enfrentar los costos de despido. Así, con la R.M. 430-90-TR (02.9.1990) se determinó que “el contrato de trabajo a plazo fijo o para obra determinada se considerará aprobado a la presentación de la solicitud, sin perjuicio que la autoridad administrativa del trabajo disponga la realización de una visita de inspección, cuando lo considere conveniente”73. Posteriormente, a través del D.S. 077-90-TR de diciembre de 1990 amplió las modalidades de contratación considerando básicamente: las temporales, que se presentan por inicio de una nueva actividad, necesidad de mercado y reconversión empresarial; las accidentales, que son ocasionales, de suplencia o emergencia; y las de obra o servicio, específico, intermitente y de temporada74. En general no se permitía que los contratos temporales excedieran una duración máxima de un año, pero se podían renovar por el mismo período. Con la Ley 26513 de julio de 1995, se amplió el plazo a cinco años. La consecuencia lógica de esto fue que si en la década de los ochenta la fuerza laboral que se encontraba laborando bajo alguna modalidad de contratos temporales era de entre 10% y 18%, a partir de 1995 el porcentaje subió a 44%75. El autor se esfuerza por argumentar y justificar esta cifra aduciendo una serie de factores como el incremento en la participación del sector servicios. La pregunta que surge es ¿porqué en las economía desarrolladas siendo el sector servicios el que gana participación en el total del PIB, no se registra un porcentaje tan alto de contratos temporales?. También menciona factores de tipo demográfico, debido a que la gente joven es más proclive a una mayor rotación. Sin embargo, una vez más depende de las empresas, ya que existen firmas trasnacionales cuya política es reclutar a la gente joven, entrenarla y hacerla parte de su desarrollo ofreciéndole todo un programa de vida. La reestructuración de empresas en otras de menor tamaño, es otro elemento que menciona. Creemos no se debe 73 Ibid., pp. 391- 392. Ibid., p. 392. 75 Ibid., p. 410. 74 40 confundir los procesos, ya que una cosa es que una economía producto de su modernización y transformación tecnológica genere una reestructuración en la cual una empresa grande lidera el desarrollo de varias empresas medianas y pequeñas (como el caso de la industria automotriz, o como Benetton) y otra que en nuestras economías se generen empresas pequeñas como producto de un proceso de “jibarización” o de reducción de la economía. De igual forma, se pueden estar creando empleos en las micro y pequeñas empresas informales como resultado de la incapacidad de crearlos en los sectores formales, lo que da como resultado una pérdida en la “calidad” del empleo. Si a esto le agregamos que el gobierno facilita éstos procesos, no es de extrañar que se presente una cifra tan elevada de empleos temporales. Ciertamente la limitación legal por parte del Estado de este tipo de modalidad de contratación temporal no impide que ocurra. Si las condiciones económicas son inestables podría proponer propuestas más creativas, como programas de recapacitación de los trabajadores, facilitar créditos para la creación de micro, pequeñas y medianas empresas con su respectiva capacitación, facilitar el acceso a mercados extranjeros, entre otras muchas políticas que se pueden desarrollar para efectos de ayudar a los trabajadores y a las empresas, y no sólo desde la óptica del empresario para facilitarle las cosas a ellos. Lo que más llama la atención en éste proceso es que un presidente que se presentaba como la opción de los “desvalidos, oprimidos y humillados” por la burocracia “corrupta, inepta y clasista”, sea el que orienta e implanta desde el inicio una política en la cual los intereses de esos sectores a los que dice defender no se hacen presentes y que además la gente crea que efectivamente se le está apoyando. Asimismo, lo que resalta es que frente a esta política laboral, los sindicatos más fuertes no salieran a protestar en forma sostenida, y al contrario pareciera que todo fue aceptado dócilmente, al igual que el cierre del Congreso. Al respecto, muchos analistas políticos consideran que el gobierno de Fujimori no fue tan represor como se preveía, ya que no encontró la oposición que se esperaba al inicio. 12. REFORMA DEL MERCADO DE CAPITALES Y DEL SISTEMA DE PENSIONES La reforma del mercado de capitales se inició en noviembre de 1991 de acuerdo al D.L. 755 (Ley del Mercado de Valores). De acuerdo a ésta Ley los principales objetivos fueron: desarrollar alternativas de financiamiento además de las tradicionales como el crédito de la banca, ampliar la oferta de instrumentos financieros para los ahorristas y elevar la liquidez del mercado de valores76. Algunos de los aspectos más relevantes de ésta ley fueron77: se otorgó libertad a las bolsas de valores para elegir a sus directores y presidentes; se eliminaron las barreras de acceso a las actividades de intermediación bursátil; se liberalizaron los 76 Morris, Felipe; Muñoz, Italo. La reforma del mercado de capitales.. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). pp.429-447. Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 488 pps., p.434. 77 Ibid., pp.434-435. 41 aranceles y tarifas cobradas por los intermediarios bursátiles; se autorizó la participación de los bancos y entidades financieras en la intermediación bursátil; se exigió que las sociedades de agentes de bolsa (SAB) se constituyeran como Sociedades Anónimas además que se les estableció un patrimonio mínimo. Se reguló acerca del uso de información privilegiada sobre los emisores; se crearon las instituciones de compensación y liquidación de valores para el registro, custodia, compensación, liquidación y transferencia de valores; se reguló el funcionamiento de los fondos mutuos de inversión y sus sociedades administradoras; se estableció el sistema privado de clasificación de riesgo para los valores de oferta pública; se estableció la obligatoriedad para las empresas de informar al mercado acerca de todo aquello que pudiera afectar el comportamiento de los precios de sus valores; y se creó el Registro Público de Valores e Intermediarios para facilitar a los inversionistas el acceso a la información proporcionada por los emisores de valores. En 1996 se realizó una segunda reforma en el mercado de valores con el D.L. 861, mediante el cual78 se legisló por primera vez las operaciones de “titularización” de activos; se legisló sobre los fondos de inversión; se flexibilizó el régimen de inversiones de los fondos mutuos y sobre sus normas de funcionamiento; se legisló sobre los papeles comerciales e instrumentos de corto plazo; se definieron los procedimientos para la inscripción de valores de empresas que mostraron un buen desempeño en lo referente a informar al mercado; se introdujo el concepto de “autorregulación” de la bolsa de valores; se eliminó la exigencia de clasificar el nivel de riesgo de las acciones; se independizó a las instituciones de compensación y liquidación de valores de las bolsas de valores; se introdujeron normas más estrictas para sancionar el uso de información privilegiada; se introdujo la posibilidad de que empresas establecidas en el extranjero pudieran emitir valores de oferta pública en el país. La reforma del sistema financiero, específicamente en lo referente a la apertura del subsistema bancario, no implicó una disminución de la supervisión por parte del órgano regulador, la SBS. En el caso de la reforma a los mercados de valores se observa un exceso de desregulación. El concepto de “autorregulación” parece excesivo en una sociedad como la peruana en la cual no parece haber un historial de responsabilidad en el desarrollo de los valores bursátiles, ni siquiera un nivel de desarrollo adecuado, esto es, no existe experiencia en el manejo, dado su incipiente desarrollo. Otro elemento que llama mucho la atención es el concepto criticado de “cautiverio bursátil”, cuando se opera en un recinto específico de la bolsa de valores, omitiendo que en dichos espacios normalmente se desarrolla un mercado de tamaño razonable, hay un número aceptable de operadores, es abierto y más transparente. Lo que es contrario a la posibilidad de realizar operaciones de compra-venta de títulos fuera de la bolsa. Asimismo, siguiendo ése criterio, todas las operaciones de las bolsas de valores mundiales serían mercados “cautivos”. 78 Ibid., pp.436- 437. 42 Otra reforma que se vino a sumar a la del mercado de capitales fue la del sistema de pensiones, con el objetivo de reforzarlo. El Sistema Nacional de Pensiones (SNP) se creó en 1973 y reglamentaba los diversos regímenes de pensiones tanto para los trabajadores del sector público como del privado. Sin embargo, por una serie de problemas tradicionales79, que no se van a analizar aquí, el sistema dio señales de agotamiento y obsolescencia, principalmente en el sentido de que los montos que recibían los pensionados eran insuficientes para su manutención y que los recursos asignados para otras prestaciones eran muy reducidos respecto a las necesidades reales. Esta situación se volvió más dramática en el contexto de una alta inflación como la que se vivió en la economía peruana. Cualquier monto que no estuviese indizado resultaba totalmente insuficiente. Por otra parte, en ese momento cundió el entusiasmo por la posibilidad de crear sistemas privados de pensiones en muchos países latinoamericanos, inspirados principalmente en la experiencia chilena, y ante un déficit crónico de ahorro en éstas economías, la posibilidad de atraer recursos de los trabajadores hacia el mercado de capitales resultaba tentador para hacerlo crecer. Además, ante la preeminencia de una concepción más individualista en las nuevas generaciones de trabajadores, estos estaban más dispuestos a arriesgar su dinero con la esperanza de obtener un mejor ingreso al momento de su retiro. Asimismo, la otra concepción predominante en el momento era que los recursos de los trabajadores estarían más seguros en el mercado de capitales que bajo la Administración del Estado. Como se verá más adelante, esto no es del todo acertado, pero reflejaba los “nuevos tiempos” en que la imagen del Estado se encontraba en franco deterioro y todo lo que tenía el nombre de “privado” y “mercado” parecía ser la llave mágica que nos conduciría al bienestar. Perú desde luego no fue la excepción en este nuevo entorno y rápidamente en diciembre de 1992 se creó el Sistema Privado de Pensiones (SPP) con los objetivos básicos de implantar un esquema que permitiera a los trabajadores obtener ingresos más altos y seguros en el momento del retiro acorde con los montos de recursos aportados en su vida laboral y apoyar el desarrollo del mercado de capitales, como ya se mencionó. Para ello se crearon las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que debían constituirse como sociedades anónimas de propósito exclusivo, y debían contar con un capital social mínimo. En la constitución de una AFP no podían participar directa o indirectamente empresas del sector financiero, el Instituto Peruano del Seguro Social (IPSS), las clasificadoras de riesgo, otras AFP o los accionistas de otras AFP que tengan una participación superior al 3% y los agentes de intermediación financiera80. Además, se creó la Superintendencia de Administraciones de Fondos de Pensiones (SAFP) que regulaba la comisión porcentual que cada AFP cobraría 79 Ingresos reducidos, excesos de gastos corrientes, reservas para pensiones insuficientes, asignación de recursos para apoyo del programa de gasto del gobierno, mala administración e inversiones incorrectas, entre los principales. 80 Muñoz, Italo. La reforma del sistema privado de pensiones. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). pp.449 -482. Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 488 pps., p.452. 43 sobre la remuneración asegurable del afiliado. Cada trabajador es libre de optar por el sistema privado de pensiones o mantenerse en el público, igualmente es libre de elegir la AFP a la que desean ingresar, o incluso cambiarse de una AFP a otra siempre que se cumpla con los requisitos establecidos por la Ley. El fondo de pensiones no formaba parte del patrimonio de la AFP y se forma por la cuentas de capitalización de los afiliados. Asimismo, el fondo era inembargable. Las cuentas de capitalización estaban conformadas por los siguientes conceptos: los aportes obligatorios y voluntarios de los afiliados; los intereses compensatorios y penalidades establecidas por los reglamentos; los ingresos por bonos de reconocimiento (a los trabajadores que aportaron al SPP, a través de un cálculo previo se les da una parte de su aportación a través de bonos garantizados por el Estado; las ganancias de capital y el rendimiento de las inversiones de las cuentas de capitalización; y los montos por concepto de prestaciones de invalidez, sobrevivencia y sepelio81. Los aportes obligatorios de los trabajadores fueron: 10% de su remuneración asegurable, el porcentaje de la remuneración asegurable para las prestaciones de invalidez, sobrevivencia y gastos de sepelio determinada por la AFP (si las va a administrar directamente la AFP deberá constituir un fondo complementario, o podría contratar a una compañía de seguros) y el 1% de la remuneración asegurable como contribución de solidaridad al IPSS. En relación a las inversiones, los fondos de capitalización pueden ser invertidos en fondos mutuos, fondos de inversión y activos titulizados. Asimismo, se puede invertir hasta el 1% del valor del fondo en mercados de valores extranjeros. Es necesario señalar que en el caso peruano únicamente el trabajador hacía los aportes, no el empleador como en caso chileno, en que tampoco se les obligaba a afiliarse al SPP, que fue liquidado. En julio de 1995 se introduce una reforma al sistema de pensiones con la finalidad de eliminar las principales diferencias entre el SNP y el SPP, ya que éstas sesgaban la elección del trabajador a favor del primero. Las principales acciones fueron82: el empleador asume el total de aportes por concepto de FONAVI e IPSS por un total de 9% en lugar del 6%; los aportes al fondo por parte del trabajador se redujeron del 10% al 8% de la remuneración bruta; el costo total del SNP se incrementó del 9% al 11% de la remuneración bruta y debería asumirlo totalmente el trabajador; se desgravó el IGV a las comisiones cobradas por las AFP y las primas previsionales cobradas por las compañías de seguros; se eliminó el 1% como contribución de solidaridad al IPSS; y se le permitía al trabajador elegir entre planes de pensión a costo fijo y fondos de inversión con distintos niveles de riesgo y rentabilidad. En noviembre de 1996 se vuelven a incorporar modificaciones al SPP para promover mayores niveles de eficiencia. Se buscó agilizar la inscripción en el SPP, 81 82 Ibid., p. 453. Ibid., pp. 458-460. 44 otorgándose 10 días para que el trabajador defina si desea permanecer en el SNP. En caso de no hacerlo en ése lapso de tiempo el empleador lo afiliaría a la AFP de su elección. Asimismo, para promover una mayor lealtad de los trabajadores a la AFP, éstas fueron autorizadas para cobrar comisiones diferenciadas a sus afiliados en función del tiempo y regularidad de sus aportes, entre otras medidas83. En general se observa que después de las modificaciones realizadas al sistema de pensiones peruano, por un lado se logró el objetivo de conducir una masa de ahorro de los trabajadores al mercado de capitales dinamizándolo, como era uno de los objetivos. Por esta razón se logró abrir nuevas alternativas para el financiamiento de las empresas productivas. Sin embargo, en términos de la cobertura de los afiliados los resultados aún no son tan relevantes de acuerdo a I. Muñoz, pues sólo dos millones de trabajadores se encontraban afiliados hasta 1999 en las APF, mientras que un millón permanecía en el SNP. Asimismo, el SPP y las APF no han ganado espacios entre los trabajadores independientes e informales que representan más del 50% del total de trabajadores del Perú. El autor considera que una de razones que no permiten el tránsito del SNP al SPP es que en el primero existe una pensión mínima garantizada por el Estado. Además el SPP beneficia a los trabajadores de ingreso reciente al mercado laboral, más que a los que tienen más tiempo aportando al SNP. Es muy difícil, por más críticas que se tengan respecto al SNP, sostener en forma continua y permanente la rentabilidad de los fondos de jubilación a través del SPP, por el mayor riesgo que involucran. Paralelamente se deberían proponer reformas al SNP para hacerlo más eficiente, y no sólo ubicarse en la perspectiva de buscar debilitarlo y proponer la inscripción masiva de todos los trabajadores en el SPP. Por más que se condenen las políticas propuestas por Keynes, ya desde 1929 el mismo autor analizó la volatilidad de los mercados de capitales, señalando que es una cuestión de lógica económica, en un sistema capitalista que ha transitado cada vez más hacia una mayor apertura (que guste o no) ha incrementado considerablemente los niveles de dependencia de unos mercados con otros y en consecuencia su grado de vulnerabilidad con mayores niveles de riesgo. Esto implica que un trabajador que aporta al SPP somete su patrimonio a las fluctuaciones de los mercados de capitales; asimismo dependerá de los comportamientos de las economías y de los mercados financieros en otros países. En caso de crisis en alguno de estos, aún cuando no tenga fondos en los mercados de capitales directamente afectados, el impacto sobre el mercado de capitales peruano sería inmediato afectando su patrimonio y rendimientos, como ya sucedió a partir de 1998 a propósito de la crisis rusa, en los países asiáticos y de Brasil. 13. OTRAS REFORMAS: LEYES DE COMPETENCIA Y REGLAS DE MANEJO MACROECONÓMICO 83 Ibid., pp. 460-461. 45 Aunque en fechas muy diferentes se implantaron dos reformas importantes relativas a la promoción de prácticas competitivas y al establecimiento de reglas fiscales para el manejo macroeconómico que merecen ser comentadas. En primer lugar, en noviembre de 1992 se crea el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la Protección Intelectual (INDECOPI) para promover en la economía peruana una cultura de la “leal y honesta competencia” y para proteger todas las formas de propiedad intelectual, desde los signos distintivos, hasta los derechos e autor. En diciembre de 1994 y abril de 1996 se hicieron algunas modificaciones en su marco normativo. En lo concreto el INDECOPI es el organismo encargado de proteger los derechos de propiedad intelectual en todas sus manifestaciones, la calidad de los productos y protege al “mercado de las prácticas monopólicas que resulten controlistas y restrictivas de la competencia en la producción y comercialización de bienes y en la prestación de servicios, así como de las prácticas que generan competencia desleal y de aquellos que afectan a los agentes del mercado y los consumidores”84. El Instituto se encuentra regido por un directorio integrado por representantes del Ministerio de Industria y de Economía y Finanzas, y cuenta con un comité consultivo que refleja pluralidad de perspectivas. Asimismo, incorpora un tribunal constituido por dos salas: sala de defensa de la competencia y la sala de la propiedad intelectual que conocerá de las apelaciones interpuestas contra las resoluciones de las oficinas operativas. Las áreas operativas están referidas a las secretarías técnicas, que actúan de oficio o a petición de las partes, de las diferentes comisiones: libre competencia, dumping y subsidios, protección al consumidor, represión de la competencia desleal, reglamentos técnicos y comerciales, salida del mercado y acceso al mercado. También tiene tres oficinas destinadas a la protección de los derechos de propiedad intelectual relativas a los signos distintivos, invenciones y nuevas tecnologías, y los derechos de autor. Por último están las áreas de apoyo administrativo, financiero, informática y sistemas, legal y de relaciones internacionales. Es interesante anotar que la creación de este instituto incorporó muchas nuevas actividades, y otras como las relativas a los derechos de autor que se encontraban dispersas. Asimismo, resaltar que era momento (aunque más de cien años después de la Ley Sherman norteamericana de 1890) de emitir normas a favor de la competencia y en contra de las prácticas no competitivas. Sin embargo, es muy importante que el énfasis de la institución se encuentre balanceado tanto en defensa de los consumidores como de los productores, que pretenda atender asuntos en defensa del interés general y no de los grupos de interés particulares. La otra reforma estructural a destacar es la relativa a las reglas fiscales y al fondo de estabilización fiscal que se estableció en 1999 como resultado del deterioro 84 Art. 2, Presidencia de la República. Decreto Ley 25868 del 6 de noviembre de 1992. 46 relativo a la situación macroeconómica entre 1998 y 1999 como resultado del fenómeno del niño y del shock externo de la crisis asiática y de Brasil. En concreto, para Rodríguez, Valderrama y Velarde85, como resultado del deterioro macroeconómico se implantó una política fiscal expansiva, frente a la cual el ejecutivo percibió que era necesario transmitir seguridad a la opinión pública en el sentido que en situaciones futuras se actuaría por medio de reglas preestablecidas. En tal sentido el Ejecutivo presentó al Legislativo un proyecto de ley que establecía límites a la política fiscal (“reglas fiscales”) así como un esquema más transparente para una mejor gestión de las finanzas públicas. La ley pretendía que el resultado económico del sector público en el mediano plazo sea equilibrado o se encuentre en superávit. Para tener un esquema más operativo, restringe el déficit fiscal al 2% de PBI en el año 2000, a 1.5% en el 2001 y a 1% en los siguientes años. Luego establece topes de aumentos al gasto no financiero del gobierno general, los cuales no deben superar el 2% en términos reales por año. De otro lado, establece la presentación, antes del presupuesto anual, de un marco macroeconómico donde se presenten los supuestos macroeconómicos y los objetivos fiscales básicos para los tres años siguientes, con la finalidad de incorporar la noción de observar el presupuesto y otras cuestiones de índole fiscal dentro de una perspectiva de mediano plazo donde se perciba sus consecuencias sobre el endeudamiento y la sostenibilidad fiscal. Finalmente, en la misma ley de prudencia y transparencia fiscal86 se crea un Fondo de Estabilización Fiscal con el monto de los ingresos de privatización y los ahorros requeridos cuando los ingresos fiscales se incrementen significativamente (por encima del 0.3% del PBI). Ello hará posible contar con los recursos financieros suficientes en situaciones recesivas o de otro tipo de emergencia, y una cierta política contracíclica se hará creíble y tendrá posibilidades de financiamiento87. La definición de reglas y procedimientos es una cuestión plausible, sin embargo, el establecimientos de ciertos valores numéricos es ciertamente arbitrario, como la determinación del nivel máximo al incremento real del gasto público o del propio nivel de déficit público. La experiencia chilena es interesante ya que dichos límites se establecen respecto de los ingresos potenciales, en este caso asociados a los precios esperados del cobre y de la evolución de la capacidad productiva en una perspectiva de mediano y largo plazo. Asimismo, la posibilidad de aplicar una política fiscal anticíclica es muy importante, aunque los recursos asignados para el Fondo de Estabilización, en esta norma, podrían ser muy limitados, ya que las necesidades y recursos dependerían de la magnitud de la crisis y del ciclo económico. 14. DESEMPEÑO MACROECONÓMICO 1990-2000 85 Op. cit., p.114. Ley No. 27245 del 23 de diciembre de 1999. 87 Op. cit., pp. 114 –115. 86 47 Como toda reforma de corte neoliberal los instrumentos de política macroeconómica son limitados y se manejan básicamente a través de las políticas monetaria y fiscal, que son los que principalmente se van a utilizar en una primer etapa de las reformas. En una segunda etapa se agregan las reformas estructurales. Así, en los dos primeros años del gobierno de Fujimori los objetivos principales fueron: a través de la política monetaria, controlar la inflación y, con la política fiscal generar un superávit primario (que permitiera enfrentar los pagos de la deuda externa para poder desbloquear el aislamiento del Perú en el contexto internacional), utilizando los precios del sector público para sanear las finanzas públicas88. El proceso de ajuste a través de los precios del sector público genera el efecto que Tanzi describió, en el cual es el Estado el que termina manteniendo el proceso inflacionario por sus continuos reajustes. Es por esto que mientras tenemos un ajuste por el lado de la política monetaria restrictiva para controlar la inflación, a través de la política fiscal se neutralizaban sus efectos. Dancourt explica que por este proceso de tensión el programa de estabilización peruano demoró 37 meses (agosto de 1990 a septiembre de 1993) en tanto que la Argentina demoró solo cuatro meses (abril de 1991 a septiembre del mismo año) y la Boliviana 13 meses (agosto de 1985 a septiembre de 1986)89. Con la política monetaria se buscaba el control de la inflación principalmente a través de la estabilización del tipo de cambio, ya que existe una clara correlación entre los procesos de devaluación y el incremento en el índice de precios. Al respecto, es claro que se va a producir una sobrevaluación del tipo de cambio. Además, se permite la apertura de depósitos en dólares, lo que va a generar un proceso acelerado de dolarización del sistema (se calcula que las tres cuartas partes de los depósitos y créditos son en dólares). Este proceso de dolarización de la economía peruana se va a reforzar por un ingreso considerable de divisas, por un lado se encuentran los créditos del exterior obtenidos por la banca comercial a partir de fines de 1994, la repatriación de capitales de corto plazo y que la gente que atesoraba dólares los sacó para ser depositados en el sistema bancario90. Es precisamente éste proceso de dolarización el que se favoreció para estabilizar el tipo de cambio y utilizarlo como control de la inflación, lo que viene a explicar paralelamente el éxito y la debilidad de la política macroeconómica peruana. El éxito por las estabilización de la inflación a un nivel promedio de 10% anual. La enorme debilidad es que el BCRP pierde capacidad de manejo y control de los agregados monetarios, y se crea una enorme fragilidad en todo el conjunto de la economía, pues es prácticamente impensable el daño que se generaría y la magnitud de la crisis a crearse si se tuviera que devaluar drásticamente. Si se observan las principales variables macroeconómicas en el período de 1990 al 2000, podemos apreciar de que el PIB tuvo un comportamiento bastante 88 Dancourt, Oscar. Reforma neoliberal y política macroeconómica en el Perú. pp. 49- 70. En: Revista de la CEPAL No. 67, abril 1999. p. 58. 89 Ibidem. 90 Ibid., p. 61. 48 oscilatorio, en 1992 producto de las políticas de ajuste se tiene una tasa de crecimiento ligeramente negativa, de 1993 a 1995 tenemos una fase de crecimiento positivo con ligero descenso en 1996 y una caída en 1998 como producto de los diversos shocks externos, la crisis de Asia, Rusia, el fenómeno del niño, entre otros. En los dos últimos años de nuevo observamos crecimiento. Sin embargo, contrario a lo que afirman los analistas internacionales en relación a que fueron los procesos de apertura comercial los que dinamizaron las economías Latinoamericanas, en el caso peruano el consumo privado es el que dinamizó la economía, seguido a partir de 1993 con el crecimiento de la inversión privada, más que el comportamiento del sector externo, que vendrían a ser el tercer factor de dinamización a partir de mediados de la década (ver anexo estadístico). La expansión del consumo privado se explicaría por un crecimiento considerable del crédito interno y la disminución de las tasas de interés. Primero debe aclararse que en la economía peruana de la década de los ochenta el crédito era prácticamente inexistente, y el poco que había muy caro; así que el impacto de utilizar el crédito como mecanismo de financiamiento tuvo un impacto mayor que en una economía en el cual regularmente se maneja el crédito. El otro elemento que ayudó a que se abriera el crédito al consumo fue la reducción considerable de la inflación, y esto sí se puede considerar un logro que se mantuvo a lo largo del período de Fujimori, que aunado a una estabilización en el tipo de cambio determinaron positivamente las expectativas de los consumidores. Con esta expansión del consumo, las reformas estructurales y en especial los procesos de privatización la inversión privada se constituye en un factor dinamizador de la economía. Dentro de la lógica neoliberal el Estado no fue una fuente de dinamización de la demanda interna ya que la evolución de las finanzas públicas fue muy cíclica. Esto se explica, ya que a pesar de que se registra un proceso de mejora en las finanzas del Estado, se continuo registrando déficit. Sólo en los años 1994 y 1996 se encuentran ligeros superávits (el de 1994 se explica por que es el año de mayor crecimiento del PIB de todo el período analizado). En 1999 año preelectoral se registra nuevamente déficit, ya que para la tercera reelección de Fujimori se modificó la política fiscal, de la austeridad que tanto promovía a una política “populista” con un fuerte gasto social con intención de ganar adeptos para apoyar su reelección. Como señalábamos anteriormente la contribución de las exportaciones fue limitada y se produce recién a partir de mediados de la década. Las importaciones como resultado de la apertura comercial y el mayor nivel de actividad económica se incrementan significativamente generando un importante desequilibrio en la balanza comercial y en la cuenta corriente de la balanza de pagos. A mayor crecimiento económico estos déficit se hacen mayores. De otra parte estos desequilibrios se financiaron con la cuenta de capitales y financiera de la balanza de pagos, a propósito de los factores mencionados al inicio de esta sección y la entrada de recursos externos a propósito de los procesos de privatización. Es interesante anotar que durante el periodo se observa un crecimiento del nivel de 49 reservas internacionales en términos absolutos y respecto del PIB, que muestra parte de los absurdos de la política neoliberal, al acumular reservas a niveles que pueden ser innecesarios, para dar una buena señal a los mercados financieros internacionales a costa de disponer de menores recursos para el crédito interno y por tanto crecer a tasas más modestas. Si analizamos el comportamiento relativo sectorial del PIB apreciamos el fenómeno de reprimarización de la economía, ya que los sectores que logran el mayor crecimiento durante el todo el periodo son los sectores extractivos (minería, pesca y agropecuario), especialmente a partir de 1998, mientras que la transformación lo pierde claramente a mediados de la década. Obviamente con las políticas de ajuste inicial crece la importancia del sector servicios, para posteriormente reducirla ligeramente. Finalmente, como se podrá observar en conjunto, el logro más claro de la política aplicada es el control de la inflación, pero que se encuentra muy amarrada a la sobrevaluación del tipo de cambio, por esto es claro que de acuerdo a Dancourt la vulnerabilidad de la economía peruana es aún muy grande. BALANCE GENERAL DE LAS REFORMAS Y DEL DESEMPEÑO GLOBAL La primera anotación importante que debe formularse con relación al periodo bajo análisis fue que el conjunto de reformas implantadas fue integral, abarcando la mayor parte de los aspectos económicos. Las modificaciones se orientaron a la operación de los mercados de capitales, el sistema financiero y bancario, el mercado laboral, el sistema de seguridad social, el sector comercial y de aduanas, entre otras, dentro de una lógica neoliberal. No estamos frente a un caso en el que se realizan reformas parciales o relativas a sectores muy específicos, como en el caso mexicano. Incluso se modifican las reglas de juego básicas mediante una nueva Constitución Política. Asimismo, las reformas implican cambios institucionales relevantes, desde la imagen misma de las instituciones, hasta las formas de operar de las ya existentes y la creación de otras nuevas. Como se analizó en las secciones previas, éstas reformas se han orientado a modificar sustancialmente la estructura de la economía peruana, la interrogante que surge es qué tan profundas y relevantes han sido estas modificaciones si se les compara con otros procesos desarrollados en las economías Latinoamericanas. Al respecto, a pesar de la enorme dificultad de analizar el verdadero impacto de éstas sobre algunas variables como el crecimiento económico, mejora en los niveles de vida, determinar otros beneficios y costos de las reformas, entre otras, se ha intentado hacer algunas evaluaciones generales, no exentas de problemas. Una de ellas es la que realiza Eduardo Lora91, mediante la cual se desarrollan una serie de indicadores que van de valores de 0 a 1 para cada una de las reformas (comercial, financiera, laboral, tributaria y privatizaciones) para una muestra de 19 países en el período 1985 a 1999. 91 Lora, Eduardo. Las reformas estructurales en América Latina: qué se ha reformado y como medirlo. Ed. Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Diciembre de 2001. pp.1- 50. 50 En general, se encuentra que los países con mejores índices son Bolivia, Jamaica, Perú, Trinidad y Tobago y Argentina. Los que menos avanzaron en el proceso de reformas empezando por los que se encuentran en peor posición son: Uruguay, México, Venezuela, Ecuador y Costa Rica. En la reforma comercial los que más avanzaron fueron Bolivia, Chile, Uruguay, Perú y Paraguay. En la reforma financiera los que más avanzaron fueron Argentina, Bolivia, Jamaica, República Dominicana y México. En la reforma tributaria los más adelantados fueron Paraguay, República Dominicana, Jamaica, Guatemala, y Brasil. Los de menor avance fueron Argentina, México, Venezuela, Colombia y Perú. En el proceso de privatizaciones los de mayor avance fueron Bolivia, Perú, Brasil, Argentina y el Salvador. Los de menor avance fueron Honduras, Ecuador, Costa Rica, Paraguay y Uruguay. Por último en la reforma laboral se encontró que Jamaica, Trinidad y Tobago, Nicaragua, Colombia y Brasil son los que lograron mayor flexibilización, en tanto los que mantuvieron mercados muy rígidos son El Salvador, México, Uruguay y Bolivia, aunque en general encuentra que no se avanzó mucho, a juicio de Lora, en éste proceso la década de los noventa. Si bien es cierto que la evaluación es muy compleja por la falta de uniformidad en la información y la dispersión de la misma, se encuentran algunos elementos que no resultan claros. Por ejemplo, en la reforma financiera México sale como uno de los que más avanzaron, ya que los tres indicadores considerados se refieren a los requerimientos de reservas, libertad de las tasas de interés y calidad de la regulación. En efecto, en relación a los dos primeros conceptos México desreguló este mercado casi totalmente, pero en cuanto a calidad de la regulación fue muy deficiente, ya que no se desarrollaron paralelamente mecanismos de control; prueba de ello es que se tuvieron numerosos casos de fraudes millonarios en los cuales los ahorristas se vieron afectados y todo el sistema se tuvo que volver a rescatar por el Estado y nuevamente reprivatizar, siendo el perfecto ejemplo de una política financiera fracasada. En cambio en la evaluación de Lora resulta que es un caso de “avance”. Por el contrario, el caso peruano como ya se vio, fue una política mucho mas equilibrada ya que se desarrollan e implantan mayores y mejores mecanismos efectivos de regulación, con muy limitadas quiebras bancarias y no se ha tenido una experiencia tan negativa como la mexicana. Lo que implica que el indicador sólo evalúa que tanto se liberalizó sin considerar las consecuencias de ello. Otro caso es la reforma laboral, ya que Perú ni siquiera aparece en el cuadro de resultados, cuando realizó una de las reformas laborales más drásticas. Todo ello da cuenta de la dificultad de realizar éstas mediciones. En general J. Ramos92 considera que los neoliberales tienen una visión idealizada de las bondades del mercado al asumir que la liberalización de todos los mercados conduce automáticamente a un mejor desempeño de la economía. En su evaluación de las reformas para América Latina encuentra que la reforma comercial es la que mayor éxito tuvo al incrementar considerablemente la 92 Ramos, Joseph. Un balance de las reformas estructurales neoliberales en América Latina. En: Revista de la CEPAL No. 62, agosto de 1997 Chile. pp.15- 38. 51 participación de las exportaciones respecto al PIB, al pasar del 14% antes de la apertura a un promedio de 20% después de la apertura, habiéndose incrementado la participación de las manufacturas en el total de las exportaciones a un promedio de 50%, a pesar de la ligera disminución de la participación de las manufacturas en relación al PIB, al pasar de 25% a 24%93. Según Ramos esto no es a consecuencia de un proceso de “desindustrialización” sino a los desequilibrios macroeconómicos que afectaron a la región en la década de los ochenta. Aquí una vez más las generalizaciones resultan un tanto engañosas ya que en el caso de Perú es muy claro que se da un proceso de reprimarización de la economía. Por el contrario, en el caso mexicano con el proceso de liberalización de Salinas de Gortari se logra despetrolizar la economía (la participación de las exportaciones petroleras pasan de más de 30% del total a menos del 10%) y la manufactura alcanza una participación muy importante debido a las exportaciones de las maquiladoras. En el caso de la política tributaria Ramos analiza el caso chileno en donde se diseñó una política tributaria exitosa, ya que sin incrementar los impuestos se desarrolló una política que básicamente se enfocó en ampliar la base tributaria, desarrollar campañas contra la evasión tributaria y eliminar las exenciones. Esto tuvo como resultado aumentar en 4 puntos del PIB los ingresos fiscales. Sin embargo, reconoce que aún en éste caso se descuidó la búsqueda de una distribución progresiva de la carga tributaria94. Lamentablemente no se analizan otros casos, pero pareciera que en el caso de la política de recaudación tributaria se procedió en forma muy diferente en cada país. Del mismo modo analiza el caso chileno únicamente en los referente a la política laboral y la reforma en el sistema de pensiones, donde en éste último aspecto fue pionero. Pero una vez más las políticas se diferencian mucho de país a país, pues dependen mucho de la fuerza de los sindicatos que no es la misma de un país a otro, ni de un sector a otro aún dentro del mismo país; como el caso de los sindicatos petroleros en Venezuela y México, y de los sindicatos que operan en áreas estratégicas como el sector eléctrico. Aquí Ramos tiene una coincidencia con E. Lora en cuanto a que los resultados no son claros. En el caso de las privatizaciones, Ramos al igual que Lora, no encuentra un proceso claro ni transparente. Considera que el éxito de las privatizaciones depende mucho de la transparencia del proceso y del cuidado que se tenga de no fomentar la formación de monopolios. En general encuentra que los objetivos fueron más de carácter fiscal, no tanto para generar estructuras más competitivas que se orientaran a mejorar la calidad y los precios de los bienes y servicios. Finalmente, Ramos sí encuentra que la peor política de liberalización fue la financiera, ya que se descuidó totalmente los mecanismos de control del sistema 93 94 Ibid., p. 22. Ibid., p.21. 52 financiero. Se confundió la liberalización con la desregulación, lo que trajo severos problemas con el sistema financiero en general. En general, se encuentra que el manejo macroeconómico a través de las políticas fiscal y monetaria llevaron a sobreajuste de las economías, comprometiendo las tasas de crecimientos de los países de la región. En un balance que se realiza en el período 1945-1980 la región creció a una tasa promedio de 5.6% con la política de industrialización de sustitución de importaciones, en cambio después de los ochenta la región crece a una tasa promedio de 3% anual95. A esto se debe agregar de que se produce un descuido sistemático de la política distributiva, de hecho se pasa al olvido total, a grado tal que mencionarlo siquiera resulta ancrónico para los neoliberales. Los resultados globales que se pueden apreciar son: tasas de crecimiento bajasmoderadas en algunos casos, elevadas tasas de interés reales por largo tiempo, burbujas financieras en el mercado de activos, rezagos cambiarios, los niveles de endeudamiento tanto interno como externos no han disminuido, entrada considerable de capitales de corto plazo que desestabilizan la economía, elevadísimos niveles de desempleo y capacidad ociosa. Perú no escapó a ésta lógica, logra que su economía crezca, pero sin estabilizar su tasa de crecimiento que sigue comportándose cíclicamente; sostiene un tipo de cambio rezagado, tasa elevadas de interés, altos niveles de endeudamiento, un proceso muy fuerte de reprimarización de la economía y elevados niveles de desempleo y subempleo. Debemos recordar que este esquema para una economía como la peruana es delicado, porque el crecimiento con base a las actividades extractivas es positivo para las exportaciones, pero no es intensivo en la generación de empleo y de encadenamientos con otras actividades productivas. Esta estrategia funcionó adecuadamente en décadas pasadas cuando la tasa de urbanización era baja, pero en un momento como el actual en donde la población urbana es la mayoritaria genera graves problemas de desempleo-subempleo y mucha insatisfacción. Así, podemos afirmar que los logros en general han sido magros, que los problemas fundamentales aún no se han superado, a pesar de los cambios estructurales que se registraron. Además debemos agregar que el colapso político en que derivó el experimento neoliberal, no deja lugar a duda, que un país no puede regirse sólo por la lógica económica. Si ésta no encuentra un sustento en los consensos políticos, el éxito de cualquier lógica económica está condenado al fracaso. En una perspectiva similar, Iguiñiz96 menciona que los principales errores económicos pueden resumirse en haber puesto a la producción y el empleo al servicio de las finanzas internacionales y no al revés, el haber subordinado el 95 Ibid., p. 17. Iguíñiz, Javier. Quince errores económicos graves en los 90. En: Actualidad Económica del Perú. Año XXII, núm.205. Lima, abril-mayo del 2000. 96 53 desarrollo humano a las exigencias financieras de los acreedores, el haber sacrificado la descentralización a apetitos de poder personal, y en haber rechazado la reforma del estado para mantener sus riendas fuera del control ciudadano. En lo puntual las reformas de la década de los noventa se orientaron a: implantar un inserción mundial para pagar y comprar y no para vender, destrucción del empleo adecuado, centralización personal de las decisiones, aumento de la vulnerabilidad externa, castigo a la agricultura y la industria, desmoralización de la función pública, envilecimiento y subordinación de la política de emergencia social, destrucción institucional e incapacidad para llevar a cabo una reforma del estado, desinterés por la pequeña y mediana producción y ambigüedades en la política de integración latinoamericana. En el campo del cómo se implantaron las reformas estructurales, para avanzar en lo que sea necesario y que los elementos positivos de algunas de éstas sean sostenibles en el tiempo, se debe relevar la materia de la planeación, abandonada en el periodo, retomar la vinculación y mejorar la apertura con los diferentes sectores sociales a nivel nacional y regional97. A estos aspectos habría que adicionar el abandono de las formas autocráticas de diseñar e implantar las políticas, la mejora de las estructuras organizacionales, de las relaciones interinstitucionales, de los procedimientos y reglas de manejo económico en una perspectiva de mediano y largo plazo. 97 Guerra-García, Gustavo. La dimensión política del ajuste económico en el Perú. Pp. 184-239. En: Repensando la política en el Perú. Bardález, E., Tanaka, M., Zapata, A. (editores). Red para el desarrollo de las ciencias sociales en el Perú, 1999. 380 pp., pp. 199, 236-237. 54 BIBLIOGRAFÍA Abusada, Roberto. La reincorporación del Perú a la comunidad financiera internacional. En: La reforma Incompleta. De: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 488 pp. Alarco, Germán; Orellana, Socorro. Gestión de política macroeconómica bajo una perspectiva multidisciplinaria: Intereses organizaciones y personas. México, D.F. Septiembre de 2003. 198 pp. Arias Quincot, César. Perú: entre la utopía y el cinismo. Ed. Fundación Friedrich Ebert, 200 pp. Arias Quincot, César. La Infame Década del Fujimorato. En: Vargas Llosa, Mario (compilador), Cómo Fujimori jodió al Perú, Ed. Milla Batres, 208 pp. Baca, Jorge. El ancla fiscal: la reforma tributaria. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 488 pp. Castro, Carlos y Zavala, Verónica. Reformas de la administración tributaria. En: Implementación de Políticas Públicas en el Perú. Ed. Apoyo. Lima Perú 1995. 112 pp. Dancourt, Oscar. Reforma neoliberal y política macroeconómica en el Perú. En: Revista de la CEPAL No. 67, abril 1999. pp. 49-70. Franco, Bruno; Muñoz, Italo; Sánchez, Pedro y Zavala, Verónica. Las privatizaciones y concesiones. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo II, pp. 13-53. Gonzáles de Olarte, Efraín. El neoliberalismo a la peruana. Economía Política de ajuste estructural, 1990-1997 (pp.184-239). Ed. Instituto de Estudios Peruanos (IEP) y Consorcio de Investigación Económica 1998. 146 pp. Guerra García, Gustavo. Los programas de compensación social en el Perú. En: Implementación de Políticas Públicas en el Perú. Ed. Apoyo. Lima Perú 1995. pp. 67-78. Guerra García, Gustavo. La dimensión política del ajuste económico en el Perú. En: Repensando la política en el Perú. Elsa Bardalez, Martín Tanaka, Antonio Zapata (editores) Ed. Red para el desarrollo de las ciencias sociales en el Perú 1999. 389 pp. 55 Iguíñiz, Javier. Quince errores económicos graves en los 90. En: Actualidad Económica del Perú. Año XXII, núm.205. Lima, abril-mayo del 2000. Lora, Eduardo. Las reformas estructurales en América Latina: qué se ha reformado y como medir. Ed. Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Diciembre de 2001. 50 pp. Morris, Felipe. La reforma del sistema financiero. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 488 pp. Morris, Felipe; Muñoz, Italo. La reforma del mercado de capitales.. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). pp.429- 447. Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 488 pp. Muñoz, Italo. La reforma del sistema privado de pensiones. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). pp. 449 - 482. Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 488 pp. Paz Soldán, Julio y Rivera María del Carmen. La reforma comercial y de aduanas. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. Tomo I, 488 pp. Ramos, Joseph. Un balance de las reformas estructurales neoliberales en América Latina. En: Revista de la CEPAL No. 62, agosto de 1997 Chile. pp.15 38. Rodríguez, Martha; Valderrama, José y Velarde, Julio. El programa de estabilización. En: La reforma incompleta. De: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama (compiladores), Ed. Universidad del Pacifico e Instituto Peruano de economía. 488 pp. Saavedra, Jaime. La flexibilización del mercado laboral. En: Roberto Abusada, Fritz du Bois, Eduardo Morón, y José Valderrama, (compiladores). pp.379 - 428. Ed. Universidad del Pacífico e Instituto Peruano de Economía. 488 pp. 56 ANEXO ESTADÍSTICO PIB real 1973 - 2002 Variación % anual 15 5 20 01 19 99 19 97 19 95 19 93 19 91 19 89 19 87 19 85 19 83 19 81 19 79 19 77 -5 19 75 0 19 73 Variación % 10 -10 -15 Años Fuente: Elaboración propia con base a FMI, EFI Anuario. Evolución relativa a producto sectorial 1991-2001 (Base 1994=100) Indices producto sectorial 125 120 115 Extractivo 110 105 100 Servicios 95 90 Transformación 85 80 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 Años Fuente: Elaboración propia con base a INEI. 57 Evolución de los componentes de la Demanda final 1990-2002 (Contribución % ) Contribución % 150 100 CPRIV 50 FBK CPUB EX INV 0 IM -50 -100 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 Años Fuente: Elaboración propia con base a FMI, EFI Anuario. Evolución de la inflación 1980-2002 (Variación % Anual) 200 Variación porcentual 180 160 140 120 100 80 60 40 20 0 1980 1982 1984 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 Años Fuente: Elaboración propia con base a INEI. 58 Saldos de la balanza de pagos 1980-2000 (millones de US$) 8,000 millones de US$ 6,000 Cuenta financiera 4,000 Saldo balanza de pagos 2,000 0 Balanza comercial -2,000 -4,000 Cuenta corriente 2000 1999 1998 1997 1996 1995 1994 1993 1992 1991 1990 1989 1988 1987 1986 1985 1984 1983 1982 1981 1980 -6,000 Años Fuente: Elaboración propia con base a FMI, EFI Anuario. Resultado en las finanzas públicas 1987 - 2001 4 2 0 % PIB 1986 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 -2 -4 -6 -8 -10 Años Fuente: Elaboración propia con base a FMI, EFI Anuario. 59 Evolución reservas internacionales del BCRP 1988 - 2001 (% con respecto al PIB) Evolución de reservas 20 15 10 5 0 1986 -5 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 -10 -15 -20 Años Fuente: Elaboración propia con base a FMI, EFI Anuario. Crédito real al sistema privado del sistema bancario 1990 - 2001 (Millones de soles de 1995) 40,000 Credito real 35,000 30,000 25,000 20,000 15,000 10,000 5,000 0 1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 Años Fuente: Elaboración propia con base a FMI, EFI Anuario. 60 Evolución multiplicador bancario y tasas de interés real (préstamo) 1990 - 2001 70.00 Multiplicador bancario 3.00 60.00 50.00 2.50 40.00 2.00 30.00 Tasa de interés real 1.50 20.00 10.00 1.00 Tasa real (%) Multiplicador bancario 3.50 0.00 0.50 -10.00 0.00 -20.00 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 Años Fuente: Elaboración propia con base a FMI, EFI Anuario. 61