El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas

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El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii
Epistulas
Anneliese Meis*
Resumen: El presente estudio aborda el misterio del ser en Alberto
Magno Super Dionisii Epistulas y responde a la pregunta por el nexo
entre el ser y los entes. Esta cuestión se torna misterio tan pronto que
desde la «forma» de cada existente irrumpe aquel «esplendor» que
el Doctor Universalis identifica -como otros autores antiguos- con el
Espíritu Santo en cuanto «gloria». Este Espíritu Infinito y Creador no
solo comunica el ser, llamándolo a la existencia a través de los entes, a
modo del bonum, sino lo in-forma, es decir, les da a todos la «forma»,
al modo como Él mismo, siendo la «forma o cuasi-forma» en Dios,
posibilita al Padre ser Padre y al Hijo ser Hijo. Tal in-formación, de
modo semejante con mayor desemejanza, constituye el origen último
y fundante de todo cuanto existe.
Palabras claves: Alberto Magno- Dionisio-misterio-ser- Espíritu
Abstract: The present study approaches the mystery of being in
Albert the Great Super Dionisii Epistulas and answers to the question of the nexus of existence and being. This cuestion turns mystery
as soon as from the «form» of each being irrupts that «splendour»,
which the Doctor Universalis identifies- likewise other earliers au* El presente estudio sintetiza los resultados de la investigación llevada acabo
dentro del marco del PROYECTO FONDECYT 2010-2012 1100043. “El
misterio del ser en Hans Urs von Balthasar, Alberto Magno y Nicolás de
Cusa”, completada por la estadía en el Albertus-Magnus-Institut, Bonn,
Alemanía durante el mes de enero de 2012.
Scripta Mediaevalia. Revista de pensamiento medieval, vol. 5 n° 2
(2012), pp. 55-78. ISNN: 1851-8753
Centro de Estudios Filosóficos Medievales, Facultad de Filosofía y
Letras, Universidad Nacional de Cuyo
Centro Universitario, 5500 – Mendoza, Argentina.
55
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
thors –with the Holy Spirit as «glory». The Infinit Spirit and Creator
not only comunicates the existence of the beings- calling them to be as
the bonum, but also in-formes them with the form similar of Himself,
who is the «form - quasi-form» in God, facilitating to the Father be
Father and to the Son be Son. Thus in-formation, in similitude with
more dissimilitude, constituies the last founding origen of whole existing things.
Key words: Albert the Great-Dionysius-mystery-being-Spirit
Si bien el misterio del ser no es el objeto del Super Dionysii
Epistulas (SDE), no cabe duda que dicho misterio emerge del
texto dionisiano comentado por el Doctor Universalis desde las
fuentes en una perspectiva teológica sistemática,1 atenta a los
detalles de todo cuanto existe.2 A diferencia de lo expuesto respecto del misterio del ser en el SMT,3 el SDE atestigua una concentración en los detalles teológicos y filosóficos del vocablo
mysterium,4 es decir, en relación con el «misterio de la unión
hipostática» y de los mysteria de la Eucaristía y de la Sagrada
Escritura,5 que junto con el adverbio mystice resaltan la índole
oculta de la revelación de todo cuanto existe.6 Esto significa una
diversificación de aspectos del ser, el Primum esse y su relación
con los entia, en cuanto configuración del concepto central de
la presente investigación, la causa essendi, que cuenta con un
1 Cf. H. Anzulewicz, “Albert the Great”, en N. Koertge, (Ed.),
2
3
4
5
6
New Dictionary of Scientific Biography, v.1 Detroit - New York,
Charles Scribners Sons, 2008, 36-40, especialmente 29.
Cf. É.-H. Weber, «Introducion», en Albert le Grand, Commentaire de la
«Theologie Mystique» de Denys le Aréopagite suivi de celui des Épitres
I-V, Paris, Les Editions du Cerf, 1993, p. 7; T.-D. Humbrecht, «Albert
le Grand commentateur de la Théologie Mystique de Denys», Revue des
Sciences Philosophiques et Theologiques 90 (2006) 225-271.
Cf. Anneliese MEIS, «El misterio de la alteridad en Alberto Magno Super
Mysticam Theologiam Dionysii», Teología y Vida 47 (2006) 541-574.
SDE 37/ 2 487, 4 bis, En Ep 9 aparece el plural mysteria, -37/ 2 536,66.
SDE 37/ 2 538, 48: cf. Mt 13-, mientras en 553, 59 el vocablo señala el
misterio en un sentido pagano.
SDE 37/ 2 536, 19-20.
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trasfondo semántico notable en la obra Albertina.7
1. El Primum esse y los entes
No sorprende que «el ser» en sus diversas facetas se trasluce
en las múltiples expresiones lingüísticas usadas por Alberto en
el SDE, cuando se refiere a los problemas y la distinción del
esse per se y esse per accidens, como también la relación entre
esse factus y esse fieri, el «no-ser y» el bene esse y la distinción
entre el secundum esse y secundum rationem -menciones contundentes, como sucede con el esse, interpretado por Alberto,8
ya que salta a la vista la eminencia del Esse Primum- Primum,
Prima Causa, Dios-, quien es designado ipssum ese.9
1.1 Dios, el ipsum ese - causa amoris
El Primum es simple, no se mueve ab alio, sino actúa per
se, es prima causa,10 lo que significa no solo causa entium, sino
«causa amoris», como lo evoca el texto con el «en fuego»,11
y en referencia a «las esencias, en cuanto a los mismos dones
recibidos en sí».12 Es, por eso, «el único principio primero»,13
autor de la multiplicación, «es Dios».14
7
8
9
10
11
12
13
14
Cf. SDE 37/ 2 497, 44-50;. Cf. SDN 37/ 1 135, 68-71; SDN 37/ 1 425,
10-16; SDN 37/ 1 156, 67-72; SDN 37/ 1 187, 51-56: De causis 22,34
39; 220 , 38-4;. Metaph 212, 86-93;
Cf. L. Ducilarme, «Esse chez saint Albert le Grand. Introduction à la
métaphysique de ses premiers ecrits», Revue de l´Université d´ Ottava 27
(1957) 209-252.
SND 37/1 312, 37.
SDE 37/ 2 537, 70.
SDE 37/ 2 542, 4-5.
SDE 37/ 2 542, 14-15.
SDE 37/ 2 483, 21-22.
SDE 37/2 542, 14. Cf. SDN 37/ 1 59, 46-48; SDN 37/ 1 312 37-41. Cf.
SDN 37/ 1 8, 49-52;59, 46-48; 60, 64-66; 89, 63-65; 92, 46-48:95, 42-50;
103, 35-39;119, 18-22; 138, 4-7; 145,6-8; 142, 10-12; 316, 6-10; 294, 3-5;
316, 25-29;317, 44-49; 369,8-9; 391,66-68; 449,86-91.
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1. 1. 2 Dios excede todo
«Dios mismo excede todo principio».15 De ahí se sigue
que «el exceso de conocimiento, por el cual alguien esté fuera
de su mente… se designa exceso de Dios, no porque exceda
el conocimiento suyo, sino porque excede el nuestro».16 Pues
«Dios está encima de la principal deidad y encima de la principal bondad».17
1.1.3 El ser, el primer ente creado
No cabe duda de que Dios es «él mismo la causa de todo
cuanto existe»,18 lo cual logra descubrir también la filosofía,
pero si ella no lo venera como el Dios verdadero,19 hace un mal
negocio.20 Dios está encima de todo.21 Como tal es la «causa
de todo cuanto existe» - causa essendi22. De ahí que «el ente
es el primer creado»,23 pues, «lo primero de todas las creaturas es el ser»…, el «primer causado», «porque el intelecto del
ente no tiene ningún presupuesto».24 Esta verdad, que proviene
del Liber de causis, permite afinar la relación entre el ser y los
entes,25 tal como Alberto la comprende, en su crítica a la filosofía árabe y en especial a Avicena.26
15
16
17
18
19
20
21
22
SDE 37/ 2 483, 68; SDE 37/ 2 505, 12-17.
SDE 37/ 2 545, 29-35.
SDE 37/ 2 483, 68-484, 1.
SDE 37/ 2 5 11, 29-35. SDE 37/ 2 535, 37-40.
Cf. SDE 37/ 2 511, 29-35.
SDE 37/ 2 535, 40-42.
SDE 37/ 2 483, 37-39.
SDE 37/ 2 497, 44; SDN 37/ 1 23, 24-28; SDN 37/ 1 297,57-65; SDN
37/ 1 326, 47-50; De causis, 101; Metaph. 592; Metaph. 520; Super
Ethica 766; De generatione et corruptione, 195.
23 SDN 337/ 1 22, 17-18; SDN 37/ 1 309, 30-34; SDN 37/ 1 320,
52-62; Cf.STh 176.
24 De coelo et mundo, 139, 18-29.
25 Cf. L. Sweeney, «Esse primum creatum in Albert the Greats Liber de
Causis et Processu Universitatis», The Thomist 44 (1980) 599- 646.
26 H. Anzulewicz, Einleitung, Albertus Magnus. Buch über die Ursachen
und den Hervorgang von allem aus der ersten Ursache. Liber de causis
et processu universitatis a prima causa, Hamburg, Felix Meiner Verlag,
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1. 2 El ser y los entium
Si bien las referencias de Alberto al ente y los entes son
escasas en las Epistulas, su verdad es relevante por el genitivo
en plural entium.27 De todos modos, resulta imposible comprender la profundidad del ens en cuanto verdad en sí, sin relación
con el Primum esse, es decir, la comprensión del ente requiere
siempre un desde el Primum, lo que «fluye del Primero», a
modo de una eductio, vía analógica participada.
1. 2.1 La eductio de la forma
En efecto, los diversos aspectos del ser en cuanto ens existente se configuran para una unidad a partir de la diversidad
de elementos con que Alberto critica sus fuentes filosóficas, a
partir de «las procesiones temporales del Primum ».28
1. 2. 2 Per analogiam communitatem
Alberto, una vez subrayado que el Primero es encima
de todo lo que es, admite que, sí, «por la analogía tiene comunidad con él».29 Pero explica que «esta analogía esta fundada en
las secuencias y no en él mismo» -y agrega- «lo que sigue pues
es proporcional al Primero según el modo con que participa del
mismo y lo imita».30 Lo cual conlleva una similitudo que es
siempre un mayor dissimilis,31 ya que no puede imitar la causa
primera, de modo óptimo, pero sí estar como un todo referida a
ella.32
2006, xxvii-xxxiv (Philosophische Bibliothek 380).
27 SDE 37/ 2 542, 13-24.
28 Para las Proccesiones a primo analogia participatio secundum Dionysiam cf. De causis, l 2 tr.3 c.4 142 v.18-33; cf. tr.2 c.28, 122 55-73; c.29,
123 v 23-53; l 2 tr.3 c.4, 142 v.18-33; SDN 37/ 1 47ss. SDN 37/ 1 322
14-17.
29 De causis, 142, 18-23.
30 De causis, 22-23.
31 Metaph. 245.
32 Sth I 181.
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1. 2. 3 La participación
Al referirse al Primum y la analogiam comunitatem en
cuanto imitación, Alberto insiste en que «El Primero no es proporcional a algo ni imita algo»,33 lo cual significa que «lo que
participa la secuencia, no es el Primero, ni algo del Primero,
sino algo suyo o de aquellos que son de él».34 Y explica «que
las procesiones, que son del primero, por esta misma procesión
y distancia aceptan la diversidad con respecto al Primero y la
sombra respecto a la luz del mismo, por el cual es la causa en
lo causado por el modo de lo causado y no por el modo de la
causa».35
Alberto comenta esta verdad referiéndose al esse y a la
vita,36 y luego al verum, la prima causa Dios,37 el bonum, aquella bonitas, que «es en sí», pero «participado en todos los bienes, no según la potestad de lo recibido, sino del recipiente»,38
ya que «así es deseado de todos...nada pues es deseado, si no
tiene semejanza con el Primer Bien, como nada tiene ser si no
por asimilación al mismo, de modo similar ni a la bondad».39
1.3. Processiones temporales y la processio personarum
Cuando Alberto explica las processiones temporales y «las
discreciones en lo divino según las relaciones eternas, con que
una persona se distingue de las otras según la procesión de uno
del otro»,40 continúa diciendo, «En parte, verdaderamente, esta
pone otra discreción que es según la procesión de las creaturas
de Dios, pero que distingue el Creador del Creador».41
33 De causis, 25.
34 De causis, 142 26-28.
35 De causis, 142 18-23.
36 De causis, 122, 55-73.
37 De causis, 123, 23-53.
38 SDE 37/ 2 37
39 SDN 37/ 1 37, 60-65.
40 SDN 37/ 1 70 47s.
41 SDN 37/ 1 70, 50.
60
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1. 3.1 Processiones temporales
Alberto concluye su explicación de las dos partes contenidas en esta verdad, diciendo: «la discreción divina, por la cual
Dios se distingue en cuanto Creador según la procesión con que
la suma unidad, es decir, divina, procede por su bondad en la
pluralidad de las creaturas…así que todas las creaturas tienen
cierta unidad según la comparación con el primer principio…
Y esta procesión es común a las tres personas. De ahí que no se
manifiesta la discreción de las creaturas a partir de una de las
personas, sino más bien de todas por la unidad».42
1.3.2 El Padre
De hecho, no podemos ver esta verdad desnuda, sino que «a
través de los símbolos llegamos a la verdad»43 de «las procesiones temporales del Primum», en comparación con las processiones de las personas, que Alberto llama excepcionalmente
emanatio en un texto significativo que alude a la fuente de todo,
el Padre. Explica el Doctor Universalis «que se dice fuente que
fluye por sí, porque no tiene otro principio de su efusión, sino
es de sí mismo o para sí, porque en lo semejante a sí mismo se
efunde según la forma, puesto que el agua es de la misma razón
en el rio y en la fuente; o si se quiere puede ser referida a la
emanación de las personas en las cosas divinas, en las cuales el
Padre vierte al Hijo no fuera de su substancia».44
Sintetizando, Alberto afirma que en la teología se trata siempre del «ente determinado por la forma de la analogía con respecto a lo que debe ser disfrutado y es de las partes del ente,
según que tienen una analogía especial con aquello».45
42 SDN 737/ 1 0, 56- 71, 4.
43 Cf. SDE 37/ 2 531,30-33.
44 SDE 37/ 2 531, 34-40, cf. H. Anzulewicz, «Die Emanationislehre des
Albertus Magnus. Genese, Gestalt und Bedeutung», en L. Honnefelder
(ed), Via Alberti.Texte-Quellen-Interpretationen, Münster, Aschendorff,
2009 (Subsidia Albertina II), 219-242.
45 STh. I 14, 29-34; 46-48.
61
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2. El bonum, causa omnis entis y la mansedumbre de Cristo
Alberto se refiere, frecuentemente al bonum y a la bonitas,
siendo este un concepto clave -Schlüsselbegriff- de toda su argumentación teológica filosófica, sobre todo, cuando trata del
misterio del ser.46 La pregunta acerca de qué es lo primero, el
esse o el bonum, la soluciona el Doctor Universalis diciendo:
«el bonum puede ser considerado bajo un doble aspecto, o según lo que es en lo causado»,47o «según lo que es en la causa
causando el acto».48 La orientación teleológica, el ad finem, es
entonces la característica más propia del bonum.49
Precisa, pues, el Doctor Universalis la relación entre el ens
y el bonum basándose en la etimología boo,50 para designar el
bonum aquel factor decisivo que «llama» -vocat- el ser a la
existencia51 desde el no-ser.52 En este sentido, el bonum emerge como relacionado con el origen trascendente de todo cuanto
existe, se concreta a partir de la unión hipostática en la mansedumbre de Cristo, se manifiesta en su vida terrenal, para ser
imitada por sus seguidores, y finalmente remonta a la processio
personarum del Hijo en cuanto «verbum bonum».
2.1 La bondad, causa entium
El bonum indica el origen trascendente de todo cuanto existe, pensado en cuanto causa omni ente objeto propio de la teología.53 Esto significa que para Alberto, el bonum particulariza el
esse para aquella subsistencia, que no solo le da una fisionomía
46 H. Anzulewicz, «Bonum’ als Schlüssselbegriff bei Albertus Magnus», en W. Senner (ed.), Albertus Magnus. Zum Gedenken nach
47
48
49
50
800 Jahren: Neue Zugänge, Aspekte und Perspektiven, Berlin,
2001, 455-465.
SND 37/ 1 102, 11-15.
SND 37/ 1 102, 23-26.
H. Anzulewicz, «Bonum als Schlüssselbegriff..., 124-131.
De causis, 151,67-68.De Bono, 12, 39-42. STh, 190, 69-74; 194,
4-10; CH, 60, 25-27.
51 Alberto explica a la luz del ejemplo del calor en SDN, 114, 49-67.
52 SDN 37/ 1 114, 36- 39.
53 SDN 37/ 1 303, 41-43
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configurado como un todo, sino que le permite actuar libremente, lo cual es importante para comprender la relación del ente
con Dios, el principio de la deificación.
2.1.1 El principium deificationis
Dios, la «principal bondad o deidad es el primer principio de
la génesis de los bienes y la deificación »54, «es principio de deificación de dos modos, es decir, efectivamente, y así solo Dios
es principio que deifica; es también algo que deifica formalmente, como la misma participación de la deidad, que asimila a Dios
o por gracia o por gloria y esto es otro que Dios».55
2.1.2. La imitatio del bonum
De ahí que «Si, como Dios es llamado ser sobre la bondad
y la deidad, entendieras la bondad y la deidad lo que es uso
benéfico y don deífico, o sea, la misma participación del oficio divino, que formalmente es llevado a cabo por los dioses y
bondades, y si entendieras por la misma imitación de sí mismo
sobre Dios y sobre el bien no-imitable perfectamente, o sea, la
naturaleza misma formal por la cual lo imitamos, según que
más llevamos a cabo formalmente el bien y somos deificados,
nada inconveniente sucede».56
2.1.3 Dios excede omnes participationes imitantium
De hecho, Dios «excede todas las participaciones de la imitación de él, y de este modo son deidades formales y bondades
formales».57 Alberto insiste entonces en una participación imitantium, pero a partir de Dios que excede todo, y quien se da a
conocer en cuanto bonum a traves de la unión hipostática en la
historia.
2.2 La unión hipostática, origen fundante de concreción
histórica del bonum
54
55
56
57
SDE 37/ 2 483, 22-24.
SDE 37/ 2 483, 49-54.
SDE 37/ 2 483, 60-69.
SDE 37/ 2 484, 1-10
63
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Alberto especifica la verdad teológica creatural del bonum
respecto a su origen fundante, de modo decisivo, a partir de la
unión hipostática en Cristo, que remonta al bonum que lo funda
en cuanto «benigna incarnatione».58 De hecho, la encarnación
se realiza ex amore.59
Explica Alberto, pues, « Jesús… es verdadero hombre, quien
amante de los hombres, esto es, por el amor, el cual tuvo a los
hombres, es diferente sobre los hombres y según los hombres,
esto es, en especie de la naturaleza coordinado, quien es supersubstancial, esto es, Dios, y según esto sobre los hombres, hecho substancia de la substancia de los hombres, esto es, hecho
en la naturaleza humana, asumiendo de los hombres la carne, y
según esto es según los hombres. Y aunque sea hecho hombre,
es, sin embargo, nada menos superpleno en la supersubstancialidad, es decir, eminencia, quien siempre es supersubstancial,
porque nunca deja de ser Dios».60 Así lo revela la bondad,61 que
se expresa a través de la mansedumbre de Cristo en su vida
terrenal,62 y que como tal invita a la imitación.63
2.2.1 La mansedumbre de Cristo, invitación a la imitación
Cuando Alberto trata el ejemplo de la mansedumbre de
Cristo, en la concreción histórica salvífica de la vida terenal de
Cristo afirma: «En seguida pone el ejemplo de la mansedumbre de Cristo, y primero respecto de todas las cosas causadas,
segundo también respecto de aquellos que se alejaron de él…;
en efecto, de su inefable bondad es que todas las cosas produjo
para el ser y que todas fueron hechas conservando en el ser y
todas quiere asimilar para sí, que comunica a ellas sus propias
según las capacidades de ellas».64
2.2 2. La imitación redoblada del bonum
58
59
60
61
62
63
64
SDE 37/ 2 485, 32.
SDE 37/ 2 488, 41-45; SDE 490, 54-56.
SDE 37/ 2 490, 49-64.
SDE 37/ 2 535, 4-9.
SDE 37/ 2 516,45-48.
SDE 37/ 2 516,19-21.
SDE 37/ 2 516, 45-54.
64
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Comenta el Doctor Universalis la imitación de esta bondad
de parte de los seguidores de Cristo, diciendo: «En seguida expone su mansedumbre respecto de los enemigos, al decir que
también a los que se alejan de él los ama y no duda en volver
a llamarlos a sí y quiere que no sean despreciados por sus amigos, y también se mantiene amablemente con los que se desgastan a sí mismos, esto es, aquellos quienes consumen sus
bienes viviendo cómodamente, como se dice del hijo pródigo,
y soporta pacientemente a los que acusan vanamente como al
hermano mayor, y él lo excusa al decir: ‘Estaba perdido y ha
sido encontrado’; y promete que los curará y restituirá en los
propios bienes, etc… en efecto, la parábola del hijo pródigo
siendo recibido por el padre; para que sea hogar de todos los
que se alegran».65
2.2.3 La imitación reprochada del bonum
Resulta significativo el reproche de la imitación del bonum
por Demófilo: «que Demófilo correctamente es increpado y
cualquier otro, no solo de lo malo, sino también de lo bueno
infiere males, y en esto el bien es impedido por él, en tanto es
llamado a la semejanza de Dios…alguien puede decir verdaderamente que a Dios el bien que le conviene es alegrarse en la
salvación de los perdidos y la vida de los que están muriendo,
como dice el Señor sobre el hijo pródigo: ‘Estaba muerto y ha
revivido, estaba perdido y ha sido encontrado’; y sobre los hombros carga al que con dificultad se convierte y convoca a los
buenos ángeles a la alegría. Esto es tomado de la parábola de
las cien ovejas…Pero tú no hiciste así, sino… rechazaste, esto
es, excluiste al pecador penitente postrado a los pies del sacerdote… porque no te era lícito entrar en aquel lugar».66
Insiste Alberto: «Yo contra ti tengo más grave reprensión,
porque hasta ahora el acto que perpetraste no es conveniente,
sino ilícito, porque también nadie debe desear esto como bueno,
es decir, hacer cosas buenas que están sobre su dignidad».67 De
65 SDE 37/ 2 516, 55-66.
66 SDE 37/ 2 516, 67-517, 14.
67 SDE 37/ 2 519, 29-35.
65
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tal modo, Alberto subraya lo que expone anteriormente respecto
de la bondad68 y su identificación con la mansedumbre de Cristo,
es decir, el bonum comprendido por el Doctor Universalis en
su concreción histórica a través de la mansedumbre de Cristo
significa no sólo una perfectio de las procesiones temporales
en cuanto benigna encarnación ex amore, sino remonta a las
processiones personarum en el seno del Padre.
2.3 El bonum y la processio del Hijo desde el «vientre del
Padre»
La bonitas, sin duda, es en sí misma comunicación, es
decir, donación, como Alberto lo evoca a través de diferentes
textos trinitarios significativos, que en el SDE restringe, principalmente, a la interpretación del Salmo 44,2 y una alusión
antropológica simple respecto de la índole donante del afecto.
2.3.1 «Eructavit cor meum verbum bonum»
Cuando Alberto interpreta el Salmo 44, 2 ofrece una
significativa comprensión de las processiones personarum, a
partir de la traducción del versículo por los LXX Eructavit cor
meum verbum bonum en interrelación con el Padre y el Espíritu
Santo. Explica, pues, «la fecundidad suprasubstancial» en el misterio trinitario cuando indica, en la fecundidad supersubstancial, esto es, para expresar la fuerza generativa de Dios Padre, el
vientre de Dios casi corporalmente engendrador de Dios, como
en el Salmo 109, 3: ‘Del útero ante el esplendor, etc.’, y de la
composición que describe al Hijo de Dios como verbo proferido
en el aire por un corazón viril, esto es, humano, exhalante él
mismo, como en el Salmo 44, 2: ‘Mi corazón exhaló una palabra
buena». 69
Llama la atención el enfoque económico del misterio
trinitario que prima, aunque sobre el trasfondo inmanente y el
68
69
SDE 37/ 2 550, 35-37.
SDE 37/ 2 532, 37-43.
66
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
corazón como sede de estas procesiones, es decir, humano, donde «Mi corazón exhaló una palabra buen».70 Aprovecha Alberto
aquí la versión de los LXX para establecer el nexo entre el
Verbo, el Hijo de Dios y el bonum al interior de las processiones
personarum, siguiendo una antigua tradición iniciada por los
Padres de la Iglesia para presentar el sentido dogmático místico
de un texto comprendido fundamentalmente en su significado
literal.
2.3.2 El bonum affectum donans
Para Alberto el affectus tiene una relevancia especial, sobre
todo cuando se trata de una donación en el contexto de la causa
amoris, dentro del contexto de la Ep 9. Pues «que dona un buen
afecto vivificante, porque por un moderado y conveniente alimento se obtiene como resultado un alma de buena disposición
para infundir vida en el cuerpo, o según el acto, y esto o en el
afecto o en la virtud operativa; si en el afecto, o por remoción de
lo contrario, y así dice que libera de lo que entristece, o cuanto
al fin, y así dice que concede con largueza alegría; sin embargo, si en la virtud operativa, o por medio de la remoción de lo
contrario, y así dice que libera de lo imperfecto, o cuanto al fin,
y así dice que da con largueza perfección».71
Lo que vale, según Alberto, del afecto humano, con más
razón se visibiliza en Dios, pero concretizado en la creatura,72
pues «porque el amor es tanto según el acto corporal como según el afecto intelectivo, el deseo, sin embargo, es referido a la
parte apetitiva sensible, porque el deseo y el ánimo».73 No cabe
duda que el ser humano tiene un deseo natural hacia la perfección que es el bonum.74
En síntesis, pese a que la argumentación albertina parece
simple en las Epistulas, involucra, sin duda, todo el trasfondo
70 SDE 37/ 2 532, 37-43.
71 SDE 37/ 2 542, 73-80
72 SDE 37/ 2 548, 13-15.
73 SDE 37/ 2 548, 37-40.
74 De Bono, 26 4. cf. H. U. Wöhler, «Dialektik in der mittelalterlichen
Philosophie», Deutsche Zeitschrift für Philosophie 13 (2006), 88 -98, 91.
67
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
riquísimo del bonum en cuanto causa de todo ente. La concreción de la particularidad de los entes en la persona de Cristo y
su comportamiento es de gran profundidad teológica que emerge de fuentes bíblicas, cuya profundidad y repercusión se ilumina gracias a los fundamentos filosóficos interpretados por el
Doctor Universal.
3. El Espíritu Santo y el splendor gloriae. El pulchrum
Si bien Alberto no parece prestar atención al Espíritu Santo
en el SDE, lo menciona, sin embargo, en relación con el «esplendor de la gloria»,75 siendo el splendor formae la definición
del pulchrum,76 en su índole atractiva y fuerza unitiva,77 pero
sostenido por la pulchritudine prima.78 Tal splendor formae
emerge del SDE no en cuanto fórmula, pero sí en lo que se
refiere al splendor y a la forma, sobre todo, cuando se trata del
misterio del ser y el bonum, cuya relación con el pulchrum especifica Alberto, diciendo «de bono, quod habet rationem finis,
et de pulchro, quod dicit ornatum.79 Pero lo más llamativo es
que el Doctor Universalis habla de la forma,80 que da belleza
-decorem81 en cuanto virtus82- y relaciona dicha «forma» con el
Espíritu Santo.83 Alberto articula, entonces, una significativa interrelación entre el Espíritu Santo, -Espíritu Increado- y el pulchrum ipsum, comprendiendo aquel como interviniendo en el
75
76
77
78
79
80
81
82
83
SDE 37/ 2 532, 44-54.
SDN 37/ 1 286, 43-46.
SND37/ 1 182 v38-50.
SND 37/ 1 182, 47- 50. cf. H. Anzulewicz, Strukturelemente der neuplatonisch-dionysichen Theorie des Schönen bei Albertus Magnus, Paris
2011,1-20, en prensa.
SDN 37/ 1 429, 7-9.
SDE 37/ 2 542, 68.
SDE 37/ 2 542, 69. Cf. A. Tarabochia Canavero, «La virtu della Giustizia
da habitudo ad habitus. A proposito della Giustizia metaphorique dicta in
Alberto Magno e Tommaso d´Aquino», Revista di filosofia neoescolastica
84 (1992) 608-631.
SDE 37/ 2 542, 69.
STh 375.
68
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
misterio de la unión hipostática ex amore, de tal modo Su virtus
configura la processio personarum para el «splendor gloriae».
3.1 El ipsum pulchrum y el Espíritu Creador
Si el primum pulchrum es aquel misterio de belleza,
que está encima de todo pero que causa toda belleza, pues «de
la misma belleza, que por su esencia es causa de la belleza, es
decir, hace toda belleza»,84 su intelección se revela a nuestro espíritu creado por el Espíritu Creador, quien perfecciona nuestro
intelecto en la comprensión del pulchrum oculto.
3.1.1 El Primum pulchrum et bonum
Para Alberto el primum pulchrum está encima de
todo cuanto existe, es el principium fontis del esse y el
bonum.85 Entonces, es Dios quien está encima del ens, en
cuanto amor, belleza y bondad, como afirma el Doctor
Universalis.86 Por ser, entonces, el Primum pulchrum,
Dios es amable y por su virtus atrae hacia sí omnia causata.
Pero si todo lo causado existe de tal manera que in
forma inducta, per quam factum est simile, dat decorem87
y «todas las cosas las conocemos por sus formas», «estas
misma formas son imágenes de la belleza divina».88 Esto
lo ejemplifica Alberto a la luz del movimiento de egreso
y regreso.89 Se da entonces una significativa interrelación
entre el pulchrum primum, el pulchrum creado y el espíritu,
que resulta ser el Espíritu Creador.
3.1.2 El ipso spiritu creatore
El primum pulchrum, de hecho, es Dios, quien llama a la
existencia a los espíritus creados, entre los cuales se destacan
los ángeles por el modo de ser supramundano de su intelecto
84
85
86
87
88
89
SDN 37/ 1 182 v 47-50.
SDE 37/ 2 530, 79- 531, 3.
SDN 37/ 1 224, 33-39.
SDE 37/ 2 542,69.
SMT 466, 11-13; SDN 37/1393, 12-16.
STh 329 46-48.
69
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
-intellectus spiritus creatorum-, intelecto que se distingue de la
inteligencia del Espíritu Increado -intelligentia spiritus increati.90 Explica Alberto respecto «del mismo espíritu creador, y en
cuanto a esto dice perfectivo, porque en él se perfecciona como
en el fin último nuestro intelecto».91El carácter perfectible caracteriza al primum pulchrum y su interrelación con el bonum,
en la forma.
Insiste Alberto, «que el fin, que es forma, es alcanzado
según el todo y es encerrado en la cosa misma y perfecciona
al ser, pero no necesario para el fin, que está fuera del que
perfecciona para el bien ser bueno».92 Puede apreciarse aquí que
la relación del pulchrum con el bonum se orienta por el bene
ese, un acontecimiento de desvelación oculta.
3.1.3 El absconditum decorem del ipsum pulchrum
El Primum pulchrum, de hecho, está oculto, y pese a que
los símbolos permiten intuir su belleza, las dificultades son
notables para conocerlo, como afirma Alberto diciendo «que si
alguien pudiese ver dentro el escondido decoro, en lo que se
nota la dificultad por el ocultamiento».93 Por eso, hace falta una
manuductio.94 Resalta el movimiento circular entre el primum
pulchrum y nuestro espíritu, distinto del Espíritu Creador,
quien posibilita el contacto con la primera belleza.
En resumen, puede apreciarse que Alberto establece una
relación de semejanza desemejanza con respecto al Espíritu
Creador, relación que se concreta por la virtus del Espíritu
Santo operante en la unión hipostática.
3.2 La unión hypostática y la virtus del Espíritu
Cuando Alberto aborda el misterio de la encarnación en
cuanto unio hypostatica y su condición de posibilidad en María
Virgen por obra del Espíritu Santo, insiste en la «unión formada
90
91
92
93
94
SDE 37/ 2 497, 35-37.
SDE 37/ 2 541, 5-8.
SDE 37/ 2 495, 45-54.
SDE 37/ 2 533, 65-67.
SDN 37/ 1 203, 37-43.
70
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
de la carne de la Virgen por obra del Espíritu Santo», para
explicar el misterio de la encarnación ex amore, constituido
por la virtus del Espíritu Santo en cuanto unión teándrica de
la naturaleza divina y humana en la persona del Logos divino.
3.2.1 La unión hipostática, de la carne virginis et operatione
Spiritu Sancti formatae
Al detenerse en la comprensión de la unión hipostática,95
Alberto hace uso del concepto forma para explicar su relevancia
en cuanto principium. Insiste: «Ese movimiento no pone alguna
transmutación en Dios, sino en la naturaleza humana, la cual
fue formada por el convenio entre la carne de la Virgen y la
operación del Espíritu Santo».96 Resalta la idea de la «forma»
en relación con la obra del Espíritu Santo, y dispuesta la carne
de la Virgen María.
3.2.2 La unidad en la hipóstasis, ex amore
Sin duda, para el Doctor Universalis es valedero que «Cristo
viene por la encarnación desde lo oculto a lo manifiesto»97 y que
el «mismo sacramento de la encarnación de Jesucristo, no solo
es misterio escondido de su misma deidad y misterio, esto es,
oculto, que es según é mismo, es decir, en Cristo encarnado»,98
sino que es un misterio ex amore, pues Jesús «es verdadero
hombre, quien amante de los hombres, esto es, del amor, el cual
tuvo a los hombres, es diferente sobre los hombres y según los
hombres, esto es, en especie de la naturaleza coordinada».99
Para comprender tal misterio de amor, vale que «totalmente, esto es, universalmente amor y amable es del pulchrum y
bono, porque el mismo pulchrum y bonum es amable y objeto
del amor»100. Pero «el amor y el amor amable ejemplarmente
y esencialmente increado y debido al pulchrum y bonum es el
95 SDE 37/ 2 490, 29- 31.
96 SDE 37/ 2 490, 34-37. SDE 37/ 2 490, 38-41.
97 SDE 37/ 2 486,75-77
98 SDE 37/ 2 487, 3-9.
99 SDE 37/ 2 490, 53-55.
100 SDN 37/ 1 223, 65-67
71
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
amor en Dios así por el fin, que crea en las creaturas»101 ya que
de tal modo el «amor une lo amado en el amante, y de modo
indiferente concretamente en el pulchro y el bonum, esto es,
haciendo de la fuerza la conjunción al pulchrum y bonum, de
modo indiferente, porque ambos es del amor».102 Es entonces
el amor en cuanto belleza cuya virtus posibilita la unión, que
conserva la naturaleza divina y humana en la unión teándrica.
3.2.3 La unión teándrica, gracias a la virtus del Espíritu
Santo
Alberto, efectivamente, insiste en que «el Espíritu Santo dio
a la Virgen la fuerza fecundativa»103… «así puede ser madre
naturalmente la que no engendra naturalmente, porque no es necesario para que sea madre naturalmente…y esto fue perfectamente en la bienaventurada Virgen... que concibe sobrenaturalmente muestra que las cosas humanas son en Cristo sobreeminentemente; en efecto, lo que sea concebido es de la naturaleza
humana, pero lo que sea concebido de la Virgen fuerza divina
es sobre la naturaleza».104
En conclusión, cabe apreciar cómo los conceptos de forma y
virtus usados por Alberto explicitan la intervención del Espíritu
Santo en el misterio de la encarnación, dando plasticidad al pulchrum en su relación con el amor.
3.3 El Espíritu Santo en cuanto virtus del splendor gloriae
Al interpretar el Sal 44, 2 Alberto se detiene en la fecundidad
supersubstancial, para explicar la virtus eorum, el Espíritu
Santo en interrelación con las processiones personarum y
su concreción en el splendor gloriae, perceptible en las
processiones creaturarum.
101 SDN 37/ 1
102 SDN 37/ 1
103 SDE 37/ 2
104 SDE 37/ 2
223, 67-71.
219, 21-23.
491, 33-39.
491, 10-14; 25-30.
72
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
3.3.1 El Espíritu Santo, virtus eorum
CuandoAlberto interpreta la «fecundidad suprasubstancial»105
y se refiere al «vientre de Dios como corporalmente que engendra a Dios, como en el Salmo 109, 3: ‘Del útero ante el esplendor, etc.106’, y de la composición que describe al Hijo de Dios
como verbo proferido en el aire por un corazón viril, esto es, humano, exhalado él mismo, como en el Salmo 44, 2: ‘Mi corazón
exhaló el verbum bonum’,107 evoca al Espíritu Santo, “salido de
la boca” según el Salmo 32, 6 en cuanto virtus eorum».108
Para comprender la relación del Espíritu Santo con las
procesiones intratrinitarias y el espíritu humano resulta
importante la metáfora del «vientre», interpretado desde Jn
1, 18 tanto por los Padres como por los teólogos medievales
en cuanto símbolo cercano al Espíritu Santo, lo cual da una
intelección significativa a la constatación albertina de la virtus
generativa del Padre. Según Alberto todo esto es motivo para
alabar a Dios y que alaba para nosotros el seno que engendra
a Dios, esto es, Dios Padre que engendra, llevando en brazos
al Hijo de Dios, como conviene a un cuerpo, esto es, para
semejanza del cuerpo, Jn 1, 18: «El Hijo unigénito, que está en
el seno del Padre, etc.».109
3.3.2 El Espíritu Santo, «resplandor de la forma»
Al sintetizar Alberto la exégesis del Sal 44, 2, cita dos textos
que subrayan el «esplendor de la gloria», Hb, y el «esplendor
de la luz», Sb,110 y evoca respecto del splendor el «splendor
forma» en cuanto definición de la belleza. Resulta significativa
una interpretación intratrinitaria de la identificación albertina
del Espíritu Santo con la «forma», que se encuentra en la STh, y
explica las processiones personarum a la luz del propter causal,
referiéndose al Espíritu Santo, una vez que dilucidó el significa105
106
107
108
109
110
SDE 37/ 2 532, 29-55
SDE 37/ 2 532, 29-55.
SDE 37/ 2 532, 29-55.
SDE 37/ 2 532, 29-55.
SDE 37/ 2 532,49-54.
SDE 37/ 2 532, 49-53.
73
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
do del propter en relación con el Padre y el Hijo, de la siguiente
manera: «Como se dice ‘unida a causa del Espíritu Santo’ esta
preposición «propter», a causa, dice forma o cuasi-forma, ya
que la forma procede de los informados, como el amor es la
forma de los dos, que se aman y más propiamente dicho, el
nexo o vínculo, que los interrelaciona mutuamente consigo».111
El Espíritu Santo es entonces la forma intratrinitaria, a la cual
remonta el formatae de la unión hipostática.
De ahí que no cabe duda de que la designación del Espíritu
Santo como «forma» no solo atestigua la profundidad inaudita
de las processiones personarum, profundidad hasta cierto punto
arriesgada y indicada por el mismo Alberto, al precisar la forma por el vel cuasi-forma, que es el Espíritu Santo en cuanto
forma que in-forma a las dos personas divinas, teniendo, pues,
el concepto informatio un peso singular en la argumentación
albertina. Por cierto, Alberto, en el matiz agregado a la forma,
el vel cuasi forma, resalta la índole inefable de un misterio inagotable. De todos modos, la designación del Espíritu Santo en
cuanto forma pone en evidencia el origen de toda belleza, que
se concreta en las creaturas y trasluce a través de las múltiples
processiones creaturarum, que Alberto describe después de haber tratado las procesiones de las personas divinas a través de
su exégesis del Sal 44, 2.
En efecto, la explicación de estas procesiones y su relación
con la virtus parece desdoblarse en su riqueza multiforme en
lo que el Doctor Universalis evoca, cuando se refiere a Dionisio, diciendo: «que componiéndose de Dios en todas estas cosas
la composición de parte de Dios, esto es, la figura, del hombre, como en Cant. 7, 4ss se describe su nariz y todos los otros
miembros humanos».112
Emerge aquí una fascinante descripción del misterio de la
creación, producida por la virtus, que se configura, de modo
significativo, en el «Hijo del hombre», pero se extiende desde
allí a todo el universo en cuanto signo elocuente de la virtus que
es el Espíritu Santo en cuanto «gloria».
111 STh 375, 33-37.
112 SDE 37/ 2 532.
74
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
3.3.3 El Espíritu Santo y la «gloria»
Siendo la «gloria» no sólo el sinónimo teológico de belleza
en la obra de Alberto Magno,113 sino desde muy antiguo del
mismo Espíritu Santo,114 cabe dilucidar el significado que
emerge de la interpretación albertina de Heb. 1, 3: «Quien
como sea resplandor de la gloria», y Sab. 7, 26: «Resplandor
de la luz eterna», respecto de las processiones creaturarum, que
el Doctor Universalis ofrece con cierta redundancia respecto a
las diversas expresiones de dicha processio a partir de Eclo. 24,
17-25, «similarmente al modo de la producción de la luz».115
Puede apreciarse, en efecto, la acción iluminadora y santificadora del Espíritu Santo en las diversas expresiones de la
processio creaturarum en cuanto -como se ha dicho- «procesiones, según que otorga a las causas proceder en su causa causada, o diferencias, según que una cosa se distingue de otra, o
unión, según que son reordenados al fin».116 En dicha acción del
Espíritu Santo se plasma tanto la «gracia creatural» cuanto la
«gracia de redención», siendo la gracia, fundamentalmente, una
forma simplex117 es decir, la «gracia es como la luz en cuanto
está en el alma por la continua influencia de la luz divina».118 De
todos modos, pese a la transformación teológica que ha sufrido
el concepto «gracia» al cual Alberto está atento, la relación entre Espíritu Santo y la gracia, concretada en la forma, conserva
algo del sentido original griego de kharis en cuanto «hechizo
de belleza».119
113 Cf. M. Burger, «Die Herrlichkeit göttlicher Gegenwart manifestiert sich
in Theophanien. Albertus Magnus in der tradition des Dionysius Ps. Areopagita», en R. Kampling (ed), Herrlichkeit. Zur Deutung einer theologischen Kategorie, Paderborn, Ferdinand Schöningh, 2008,175- 196.
114 Gregorio de Nisa, Comentario al Cantar de los Cantares 15. Remite a Jn.
17.
115 Cf. SDE 37/ 2 532, 44.
116 SDE 37/ 2 532, 67-71.
117 In IV sent I c.15a Cf.d.7 a 5 (f29vb p.164b).
118 In IV sent I c.15a Cf.d.7 a 5 (f29vb p.164b).
119 Para la comprensión de la gracia en la obra de Alberto Magno Cf. H.
Doms, Die Gnadenlehre des sel. Albertus Magnus, Breslau, Müller und
75
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
Pues Alberto centra su comprension de la gracia en la persona de Cristo, el Hijo del Padre, quien en su «forma de Hijo»,
es modelo de la filiación adoptiva120 «ya que también los hijos
de la adopción son hechos adoptivos por medio de la forma del
hijo natural, esto es, la forma del Hijo o la forma divina o la forma de la gracia o la forma del Padre».121 Pero el agente de esta
filiación, de su forma, es el Espíritu Santo en cuanto Él comunica la gracia.122 El Espíritu es aquel que realiza la informatio,
debido a que Él se llama, a causa de sus efectos así, «porque
espira, porque vivifica, porque ilumina... espira la informatio
de la gracia».123
Emerge aquí el paralelo profundísimo de la informatio de la
gracia por el Espíritu Santo en el bautizado con la informatio
de la personas divinas por -propter- el Espíritu Santo y
la participación en ella por gracia, es decir, la informatio
intratrinitaria se concreta en la informatio de la gracia, que en
cuanto forma simplex perfecciona al hombre para el bene esse.
Se puede explicar así la relación del Espíritu Santo con la obra
de la gracia, de tal manera que el misterio trinitario emerge
como origen fundante del misterio del ser en cuanto «misterio
de amor».
4. El origen fundante trinitario del misterio del ser en
cuanto misterio de amor
Si bien la causa essendi en cuanto principium fundans es el
esse purum, «el primum bonum in se», no cabe duda de que «es
deseada y amada» por todo «ens concretum» a través del ritmo
ternario que se revela como estructura propia de todo cuanto
existe.
4.1 El esse purum, deseado y amado por todo cuanto existe
La causa prima, « es máximamente amada y deseada por
Seiffert, 1929, 333 pp.
120 Cf. H. Doms, Die Gnadenlehre…, 116.
121 In Joh Bd 24, 126.
122 In Joh Bd 24, 122, In Joh 3, 13 u.9.
123 In Joh Bd 24, 548.
76
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
todos, y todo lo que se mueve, la desea a ella».124 «Es el primer
bonum en sí y por eso incita el deseo primero anterior al movimiento, con que somos movidos hacia él».125 «Esta es la forma
que forma y el esse que mueve todo… todo lo sustantiviza».126
4.2 El ens concretum y su nexo misterioso con el esse
purum
Para Alberto, «todo ser creado es concreto».127 Pero «¿cuál
es el bonum del cual la naturaleza del universo tiene y lo
desea?».128 Responde el Doctor Universalis «cuando según la
analogía está todo bien ordenado al Primero»129, al «Yo soy, el
que Soy».130
4.3. El ritmo «ternario» y su misterio
Para Alberto, el «nombre de la perfección es el Uno…Puede
ser que la cosa es considerada de modo triple».131 «Y esto es
dicho así, que toda cosa es tres y por el número ternario Dios es
engrandecido como glorioso».132 Entonces, el ritmo ternario es
el ritmo del ser.133
En síntesis, cabe apreciar una comprensión del esse-bonumpulchrum, interrelacionado con el Padre, Hijo y Espíritu Santo
en su triple ritmo desde el egreso a través de la perfectio hacia el
regreso -un movimiento que se verifica en la misma estructura
temática de las Epistulas.
124 Metaph. 490, 19-20.
125 Metaph. 490, 32-33. Metaph. 490 47-48. Metaph. 63-67.
126 Metaph. 66-72; Metaph. 527, 65-70.
127 De Bono 5, 68-6,4.
128 Metaph. 527, 18-24.
129 Metaph. 273,19-22.
130 Metaph. 527, 18-24.
131 De Bono, 26, 6-22. Metaph. 274, 9-12.
132 Metaph. 274,15-16; Metaph. 274 30-31.
133 Metaph. 490, 76; Metaph. 490, 76-84; De Bono 27, 4-17; De Bono 27, 17.
77
El Misterio del Ser en Alberto Magno, Super Dionysii Epistulas ~ Scripta Vol. 5, Nº 2, 2012, pp 55- 78
A modo de conclusión
Cabe apreciar la profundidad de la respuesta a la pregunta
por el ser y su nexo misterioso en los entes. Esta cuestión se
torna misterio tan pronto que desde la «forma» de cada existente irrumpe aquel «esplendor» que se identifica con el Espíritu
Santo en cuanto «gloria».Este Espíritu Infinito y Creador comunica el ser, llamándolo a la existencia a través de los entes,
a modo del bonum, pero lo in-forma, les da a todos la «forma»,
al modo como Él mismo, siendo «la forma o cuasi-forma» en
Dios, posibilita al Padre ser Padre y al Hijo ser Hijo. Tal información, de modo semejante con mayor desemejanza, constituye el origen último y fundante de todo cuanto existe.
Anneliese Meis es Doctora en Teología por la Pontificia Universidad
Católica de Chile, ameis@uc.cl.
Recibido: 20 de julio de 2012.
Aceptado para su publicación: 15 de septiembre de 2012.
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