Giuseppe Englaro: "Soy el único responsable" El padre de Eluana dice que "si mucha gente viera una fotografía de Eluana en la actualidad se callaría".- El diario 'Corriere della Sera' detalla el deterioro físico experimentado por la mujer EFE - Roma - 10/02/2009 Giuseppe Englaro, el padre de Eluana, que murió ayer tras 17 años en estado vegetativo, asegura, en declaraciones que recoge el diario Corriere della Sera, que "quiero que se sepa que yo soy el único responsable, he sido yo el que ha llevado esta historia hasta el fin". "Si mucha gente viera una fotografía de Eluana en la actualidad se callaría, pero no lo haré jamás", afirma Beppino Englaro. Según publica hoy el periódico italiano, antes de morir Eluana pesaba 40 kilogramos y tenía los brazos y las piernas encogidos, podía yacer sólo de lado porque con el vientre hacia arriba podía ahogarse por los líquidos que le fluían de un estómago atrofiado. Permanecía apoyada sobre el lado derecho del cuerpo, lo que le causaba llagas y laceraciones en la piel, que tenía hasta en la cara. Se le habían afilado las facciones del rostro y los párpados permanecían siempre medio cerrados. Los inspectores del Ministerio de Sanidad que la visitaron el viernes pasado, de acuerdo con el diario, no se imaginaban el deterioro que había sufrido Eluana. La mujer falleció ayer por la tarde en la casa de reposo La Quiete, en la norteña ciudad de Udine, mientras el Senado debatía un proyecto de ley para prohibir la suspensión de la nutrición e hidratación artificial de pacientes en estado vegetativo, proyecto de ley que ha sido aprobado este martes en el Senado. El responsable del equipo de voluntarios que llevaban el protocolo médico que desembocaría en la muerte de Eluana, el anestesista Amato De Monte, fue el que comunicó por teléfono a Beppino Englaro el fallecimiento de su hija. "Sólo quiero estar solo", respondió el hombre. Según los medios de comunicación italianos, que lo llamaban por teléfono, Giuseppe Englaro les respondió a todos con la misma frase y le oyeron llorar por primera vez en los once años de batalla legal para que se dejara morir a Eluana. Según Giuseppe Englaro, "había hecho una promesa a Eluana y la he mantenido". La promesa -ha explicado- se la hizo a su hija antes del accidente de tráfico que la postró en 1992, cuando su amigo Alessandro sufrió un siniestro similar. "Cuando volvió de su última visita a su amigo en coma me dijo que no querría encontrarse jamás en una situación así y me hizo prometer que, ocurriera lo que ocurriera, nunca la abandonaría en ese estado", ha relatado Beppino. Su esposa, Saturna, enferma de cáncer desde 1993, declaró en su día que "mi hija no aceptaba los cuidados sin fin y sin resultado; estar así lo consideraba una barbarie". "Estaba irreconocible" Giuseppe Englaro se ha despedido hoy de Eluana en el depósito de cadáveres del hospital de Santa María de la Misericordia de Udine, hasta donde ha sido trasladada desde la clínica La Quiete. Englaro, que no iba acompañado de su mujer, ha evitado a periodistas y cámaras, y ha permanecido junto al cadáver de su hija unos diez minutos. La periodista de la televisión pública italiana RAI Marinellla Chirico, que fue invitada por Englaro a ver a Eluana anteayer, ha declarado hoy al diario La Repubblica que la enferma "estaba irreconocible" con respecto a las fotos que todos conocemos tomadas antes del accidente de tráfico que sufrió en 1992. "Una mujer completamente inmóvil a la que los enfermeros y sanitarios debían mover cada dos horas para evitar que el cuerpo se llagara", ha contado Chirico. La periodista, que permaneció en la habitación casi tres horas y vio las curas que le hacían a Eluana, ha señalado que sintió "un fuerte impacto emocional" ante "una situación devastadora". Chirico ha explicado que Englaro quiso que un profesional de la comunicación de confianza viera el estado de su hija porque "estaba profundamente herido y angustiado por el hecho de no ser creído cuando decía que Eluana estaba verdaderamente en condiciones desesperadas". © EDICIONES EL PAÍS S.L. - Miguel Yuste 40 - 28037 Madrid [España] - Tel. 91 337 8200