08-tu.qxd 2/23/04 10:21 PM Página 1 8 La Plata, martes 24 de febrero de 2004 El escenario Pobreza y crímenes: los 155 clanes de Calabria Calabria, con cinco millones de habitantes, es una de las regiones más pobres de Italia. La Ndrangheta tiene unos 6.000 miembros activos, distribuidos en 155 clanes, según el inventario realizado por la policía, los carabineros y la Justicia italianos. Según ese estudio, Calabria es la región con más alta densidad mafiosa, más que en la Sicilia de la Cosa nostra y la Stidda (estrella) en la Campania, donde reina la Camorra napolitana; y en la Puglia, dominada por la Sacra Corona Unida. El instituto Eurispes publicó recientemente un estudio en el que estima que las mafias italianas tienen un volumen de negocios criminales de 100.000 millones de euros anuales. De ese total, 60.000 corresponden al tráfico de cocaína, dominado mayoritariamente por la Ndrangheta. En ese ambiente, la noticia de las dos últimas capturas corrió rápido y puso en alerta a los grupos. De buen humor Calabria. La más alta densidad mafiosa Nacido en 1934, para 1952 Giuseppe Morabito ya era un “picciotto” de una célula mafiosa, pero recién en 1992 se pidió su captura. Horas después de que lo capturaran, dos fiscales le leyeron la interminable lista de cargos de los que se lo acusa, entre ellos homicidios, tráfico de drogas, extorsiones y asociación ilícita. Don Giuseppe los escuchó sonriente. Padrinos en desgracia Cayó otro jefe de la Ndrangheta: la mafia calabresa que domina en Italia Orazio De Stefano era uno de los cinco fugitivos más peligrosos y buscados de Italia. Lo sorprendieron solo y desarmado, en un lujoso departamento de Reggio Calabria, donde su banda controla las actividades ilegales. Cuatro días antes habían arrestado al padrino mayor: Giuseppe Morabito Uno de los cinco fugitivos más peligrosos de Italia, el jefe de la mafia calabresa Ndrangheta, fue detenido el domingo en la localidad sureña de Reggio Calabria, donde su “cosca” (banda) controla las actividades ilegales. Se trata de Orazio De Stefano, de 52 años, al que se lo buscaba desde 1988. Con su arresto, la Policía dio otro duro golpe a la Ndrangheta, la mafia más pujante de Italia -por delante de la célebre Cosa Nostra Siciliana-, ya que cuatro días antes había detenido a su “número uno”, Giuseppe Morabito. En los años de fugitivo, De Stefano jamás perdió el control de la actividad de su grupo. Durante todo ese tiempo Ramificaciones en la Argentina “Invisible como la cara oculta de la luna” OPERACION MORABITO Cerco paulatino El cuerpo de carabineros trabajó cuatro años en el arresto de Giuseppe Morabito, en una operación de paulatino cerco del gran padrino. “Ha sido una gran victoria del Estado”, dijo el ministro del Interior Giuseppe Pisanu. “el capo” viajó con asiduidad por toda Italia sin utilizar nunca el teléfono, sino que seguía impartiendo las órdenes a través de los tradicionales “pizzini”, notas dejadas en lugares acordados. Pero el domingo pasado, la red de protección que supo tejer en torno suyo, cayó. De Stéfano fue sorprendido en un lujoso departamento del complejo Parco Caserta de Reggio Calabria, solo y sin armas, según confirmó el jefe de la Policía local, Vincenzo Speranza. De Stefano pasó a ser el jefe de la Tierra de sangre. En los últimos 16 años, la guerra entre las mafias dejó centenares de muertos “cosca” dominante en Reggio Calabria en 1985, tras la muerte de su hermano Paolo por rivalidades con otros grupos mafiosos, lo que dio lugar a una guerra de bandas que duró seis años y dejó centenares de muertos. “Capo de los capos” Cuatro días antes de que fuera detenido De Stéfano, la Ndrangheta calabresa acusó uno de los más duros golpes de su historia: el arresto de Giuseppe Morabito, apodado en dialecto calabrés u tiradrittu (“el tiraderecho”), por su habilidad para mane- jar las armas. Morabito, de 70 años, era el legendario “capo de los capos” de la poderosa organización y fue el fugitivo más buscado en los últimos doce años. Fue capturado mientras dormía en Cardeto, un caserío aislado en la zona montañosa del Aspromonte, el ríspido santuario donde se refugian muchos mafiosos. Con él estaba su yerno, Giuseppe Pansera, de 59 años, quien también era buscado. Y muy cerca de sus camas había una pistola Beretta modificada y una metralleta Skorpion que no pudieron empuñar a tiempo. “Trátenme bien”, dijo don Giuseppe a los emocionados carabineros que se felicitaban mutuamente por la histórica captura en la lucha contra las mafias, sólo equiparable al arresto en Palermo, hace 14 años, de Salvatore “Totó” Riina, el temible “capo de los capos” de la Cosa Nostra siciliana. Según cuenta la leyenda, en sus años de fugitivo Riina se escondió unos meses en un pequeño pueblo de Calabria, vestido de sacerdote, y bajo la protección de su buen amigo Giuseppe Morabito. El ministro del Interior italiano, Giuseppe Pisanu, definió a la Ndrangheta, famosa en el pasado por sus crueles secuestros, como “la más activa, poderosa y peligrosa” de las mafias que operan en el país: Cosa Nostra, Camorra napolitana y Sacra Corona Unita. La Ndrangheta edificó su poder sobre el control del tráfico de drogas, que le ha llevado a extender sus tentáculos al norte de Italia, a países como Alemania, Francia y España, a Canadá, EEUU, Colombia y Venezuela, donde ha formado alianzas con cárteles o bandas locales. Según el informe anual del instituto Eurispes, de los 100.000 millones de euros que se calcula ingresarán en 2004 las mafias en Italia (el 9,5 por ciento del Producto Industrial Bruto), 59.000 millones se relacionan con el tráfico de drogas. “Invisible como la cara oculta de la Luna”, tal como la definió un juez norteamericano; discretamente diseminada por todo el mundo, la “Ndrangheta es el grupo mafioso que más ha penetrado, con misteriosas pero reales ramificaciones, en la Argentina”, sobre todo en inversiones en negocios ligados al área de la construcción.