Importancia de la competencia informacional en el profesorado

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“IMPORTANCIA DE LA COMPETENCIA INFORMACIONAL EN EL PROFESORADO
UNIVERSITARIO”
Cristina Muñiz Ronchel
cristina.muniz@cv.uhu.es
Nieves Sants Fernández
nievessanfer@upo.es
María Muñoz Vázquez
maria.m.vazquez.82@gmail.com
Eje Temático: La educación mediática y la competencia digital. Marco teórico y
legislación educativa
Resumen
Este trabajo pretende desarrollar la importancia que adquiere hoy día el tratamiento de
la información en la sociedad y como consecuencia el dominio que debe empezar a
dar de la competencia informacional dentro de los estudios superiores. Para ello es
necesario que el profesor se adapte a los nuevos retos que están surgiendo para
conseguir una mejora en el proceso de enseñanza-aprendizaje, de ahí que realicemos
un análisis para hacer ver al profesorado universitario la necesidad de instruirse e
incorporarla a la formación de su alumnado.
Palabras claves: Competencia informacional, tratamiento de la información,
educación, Universidad.
Abstract
This work tries to develop the importance that acquires today the data processing in
the company and as consequence the domain that must start giving of the competition
informacional inside the top studies. For it it is necessary that the teacher adapts to the
new challenges that are arising to obtain an improvement in the process of education learning, of there that we realize an analysis to make to see to the university
professorship the need to learn and incorporate it into the formation of his student
body.
Keywords: Competition informational, data processing, education, University.
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1. Introducción
A nivel internacional la integración de las competencias informacionales en la
Enseñanza Superior es una realidad, si nos centramos en Europa, a través del Plan
Bolonia, observamos como son ya muchos los países que incorporan esta
competencia en sus planes docentes. Esto nos hace ver que nuestra sociedad se
encuentra en un continuo proceso de cambio, y de ahí que se tengan que adaptar las
enseñanzas educativas a la era actual.
Todos estos nuevos planes docentes aparecen en los planteamientos actuales del
sistema educativo, quedando reflejado en la actual ley educativa, Ley Orgánica de
Educación (LOE), con el fin de lograr unos mínimos, para acercarnos a los parámetros
que marca la Unión Europea.
Con la entrada en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), el perfil del
docente pasa a adquirir un conjunto de competencias que lo adaptan a este nuevo
modelo de enseñanza y conseguir así un aumento de la calidad de la educación.
Pero ante esto, un factor importante a tener en cuenta, es la preparación del docente
ante esta situación, es necesario, en primer lugar dar una formación inicial al
profesorado, ya que el docente es un elemento clave dentro del aula, y es el que
transmite sus conocimientos a los estudiantes, y en segundo lugar, la universidad
deberá promover una formación continuada sobre el dominio de estas competencias
centrándose no sólo a nivel profesional sino también a nivel pedagógico para su futura
puesta en práctica en las aulas.
Está claro, con lo mencionado anteriormente, que la capacitación del docente es
fundamental para llegar a enseñar al estudiante como localizar la información y hacer
un correcto uso de la misma, esto llevará también implícito el despertar en el alumno y
el saber indagar e investigar mediante los diferentes procesos de búsquedas.
Con todo esto se quiere hacer ver la necesidad de adaptar la enseñanza no solo a
nivel legislativo, sino a la nueva sociedad que está surgiendo, la de la información, y
como tal, el docente debe estar preparado para dejar de ser dentro del aula la fuente
de todo conocimiento y ser el guía de los alumnos para que ellos mismos encuentren y
elaboren su conocimiento dándoles los recursos y herramientas necesarios para ello.
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2. El actual modelo educativo universitario
Tal y como aparece recogida en la Ley Orgánica del 21 de Diciembre de 2001, señala
que «el auge de la sociedad de la información, el fenómeno de la globalización y los
procesos derivados de la investigación científica y el desarrollo tecnológico están
transformando los modos de organizar el aprendizaje y de generar y transmitir el
conocimiento. En este contexto, la Universidad debe liderar este proceso de cambio y,
en consecuencia, reforzar su actividad investigadora para configurar un modelo que
tenga como eje el conocimiento. La Ley otorga, mediante un título propio, carta de
naturaleza a la actividad investigadora en la Universidad. Lo anteriormente expuesto
está en consonancia con el manifiesto compromiso de los poderes públicos de
promover y estimular, en beneficio del interés general, la investigación básica y
aplicada en las Universidades como función esencial de las mismas, para que las
innovaciones científicas y técnicas se transfieran con la mayor rapidez y eficacia
posibles al conjunto de la sociedad y continúen siendo su principal motor de
desarrollo».
Por tanto, cuando sale esta ley, coincide con el surgimiento de los avances
tecnológicos, de la sociedad de la información. Aunque ya se tenía en cuenta para la
modificación de la enseñanza, porque era palpable que hacía falta un cambio de las
leyes educativas que fueran acorde con el cambio que se estaba produciendo en la
sociedad. Aunque no queda muy bien plasmado qué cambios se deben hacer, se
centra más en lo que se debe conseguir, pero no de que manera.
De la misma forma afirma que para la sociedad son importantes las innovaciones
científicas y técnicas, pero no habla de cómo originar ese estímulo investigador en el
alumno, simplemente se sabe qué es importante para la sociedad, pero no indaga en
como promoverlo.
Ante esto se añade en la Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, una modificación a la
Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades, en la cual «sienta las
bases precisas para realizar una profunda modernización de la Universidad española.
La nueva organización de las enseñanzas universitarias responde no solo a un cambio
estructural sino que además impulsa un cambio en las metodologías docentes, que
centra el objetivo en el proceso de aprendizaje del estudiante, en un contexto que se
extiende ahora a lo largo de la vida. Los planes de estudios conducentes a la
obtención de un titulo deberán, por tanto, tener en el centro de sus objetivos la
adquisición de competencias por parte de los estudiantes, ampliando, sin excluir, el
tradicional enfoque basado en contenidos y horas lectivas. Se debe hacer énfasis en
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los métodos de aprendizaje de dichas competencias así como en los procedimientos
para evaluar su adquisición».
Por lo tanto ya en esta reforma que se da en la Ley Orgánica de Universidades si
aparece cómo debemos conseguir ese cambio en la metodología educativa, y es a
través de la transmisión y por consecuente la adquisición de competencias, y por otro
promover la investigación en el estudiante, dándole las herramientas necesarias para
ello y enseñarles cómo usarlas.
Pero para ello se debe entender competencia como aquellos aspectos que debe
desarrollar el individuo en su proceso de enseñanza-aprendizaje para que
posteriormente pueda ser una persona autónoma y capaz de desenvolverse dentro de
la sociedad sin ningún problema.
Y para conseguir estos cambios el espacio europeo plantea el siguiente gráfico con los
nuevos roles que se deben dar dentro de la educación superior:
Espacio
Europeo de
Educación
Cambio en el
rol del profesor
Cambio en el
rol del alumno
Reorganización
del curriculo
Gestor del
aprendizaje de
los alumnos
Agente activo
de su
aprendizaje
Competencias
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3. Aportaciones de la educación basadas en competencias
Existen numerosas situaciones donde se debate y se plantean diversos cambios en lo
que a educación se refiere, siendo significativos dichos cambios y que se ajusten a los
requisitos de un entorno que demanda cada vez más la evaluación del conocimiento y
la adecuación a las nuevas tecnologías de información y de comunicación.
Decimos pues que la educación por competencias dentro del ámbito de la formación
busca la vinculación del sector educativo con el productivo, aumentando el potencial
de los sujetos, de cara a posibles transformaciones que sufre el mundo actual y
nuestra sociedad.
Podríamos decir de la educación basada en competencias, que nace a partir de las
nuevas tecnologías, ya que éstas han generado tal cúmulo de información que la vida
entera no nos alcanzaría, no sólo para entenderla, sino para al menos ojearla. De aquí
que la época que vivimos actualmente haya sido llamada la «edad de la información».
En cuanto a materia se refiere, la educación por competencias y formación casi
siempre se centra en la construcción de pensamientos que se orientan a fomentar el
saber, no obstante las nuevas modalidades educativas reúnen principios claros y bien
definidos del proceso, implicando la demostración del saber o conocimiento, el saber
hacer o las competencias y en las actitudes o compromisos personales. Por todo ello,
decimos que la formación por competencias debe de ir más allá de transmitir saberes
y destrezas manuales. Debe de buscar incrementar las capacidades de las personas
ya sea en aspectos culturales, sociales y actitudinales.
Así pues, estamos de acuerdo con Chomsky (1985), a partir de las teorías del
lenguaje, instaura el concepto y define competencias como la capacidad y disposición
para el desempeño y para la interpretación.
Se podría afirmar que las competencias en la educación pueden definirse como la
confluencia entre los conocimientos de la disciplina, las habilidades genéricas y la
comunicación de ideas. Estas habilidades especifican lo que se debe hacer para
construir una competencia u obtener un resultado o un desempeño: trabajo de equipo,
planteamiento de problemas, encontrar y evaluar la información, expresión verbal y
escrita, uso de las nuevas tecnologías y resolución de problemas. En la educación
basada en competencias, éstas dirigen el sentido del aprendizaje, quien aprende lo
hace desde la intencionalidad de producir o desempeñar algo, involucrándose con las
interacciones de la sociedad.
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4. Desarrollo de la competencia informacional en el docente universitario
En las instituciones de Educación Superior, el impacto de las nuevas tecnologías de la
información y comunicación en el proceso de enseñanza-aprendizaje ha producido un
cambio de paradigma, una brutal transformación en los sistemas educativos, exigiendo
nuevos roles, nuevas metodologías de enseñanza, flexibilidad en los currículos… La
sociedad actual exige una mayor flexibilidad en la enseñanza para que se ajuste a las
circunstancias.
Según Duart y Sangrá (2000) los modelos educativos presenciales se caracterizan por
centrar el desarrollo del proceso en el docente, relegando al estudiante a ser un mero
observador y oyente en la mayoría de casos. Este tipo de modelos ponderan mucho
más la enseñanza que el aprendizaje. O como afirma Torres (2004) el estudiante es
un receptor de la transmisión que realiza el profesor, su aprendizaje se limita en
muchos casos a lo que pueda memorizar como resultado de «escuchar y ver». Sin
embargo con la demanda social de un nuevo rol docente, es ahora este el protagonista
en la transmisión de conocimiento, pero sin lugar a dudas el verdadero actor en el
proceso de enseñanza-aprendizaje es el estudiante.
Con la Ley Orgánica del 21 de Diciembre, se produce un giro de 180º, un nuevo
enfoque, el proceso de evaluación se orienta al descubrimiento de destrezas y
habilidades que constituyen indicadores de un aprendizaje significativo; entendiéndose
por aprendizaje significativo a esa capacidad de aplicación de la teoría a la práctica.
Sin lugar a dudas ahora es el momento para que el estudiante aprenda a aprender.
Por tanto el nuevo rol del profesor conlleva a pasar de un enfoque centrado en el
profesor a uno centrado en el estudiante, donde éste participa tanto como el profesor o
más, y donde la presencia física del estudiante y el profesor no sea un requisito
indispensable para que se produzca el aprendizaje. Por todo lo comentado con
anterioridad, es necesario un cambio de rol, el docente debe ser guía, facilitador y
mediador de conocimientos que coadyuve al estudiante a ser el protagonista de su
propio aprendizaje mediante el uso de las nuevas tecnologías. El profesorado
únicamente facilita materiales y señala el camino por dónde se debe caminar con el fin
de conseguir una completa y positiva formación, pero para ello el propio docente
necesita formación y destrezas para lograr las competencias necesarias. Nadie puede
enseñar algo si previamente no sabe nada sobre el tema a tratar, o al menos, no
debería enseñar algo sin tener los conocimientos necesarios; aquí entraría la ética
personal y profesional de cada persona.
Las universidades tienen la responsabilidad de educar a sus estudiantes. Sin
embargo, es un hecho en el que se evalúa principalmente la actividad investigadora
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del docente universitario, pero no tanto su docencia o su competencia informacional.
Los enfoques formativos de las universidades tienen que contemplar la posibilidad de
incorporar competencias de gestión y uso de la información, así como reconsiderar un
mayor reconocimiento de la docencia y no sólo la investigación. Pero, ¿cuáles son las
funciones de un profesor universitario? Además de docente, debe ser investigador y
difusor de la cultura, igualmente debe estar actualizado, debe saber y hacer uso de las
nuevas tecnologías de la comunicación…
Como decía el poeta Antonio Machado «caminante no hay camino se hace camino al
andar», pues algo similar ocurre con los docentes universitarios, no son investigadores
natos, no nacen con esa sabiduría, se convierten en investigadores, investigando y
deben formarse durante muchos años para ejercer la docencia muchas veces sin que
la formación sea completa.
Sin duda, la necesidad de que los estudiantes universitarios sean usuarios y partícipes
de la información no es nuevo, a lo largo de los años se han señalado diferentes
estrategias para que los estudiantes adquieran competencias informacionales,
nosotros nos preguntamos ¿qué momento es el idóneo para enseñar a los estudiantes
el alcance de la alfabetización informacional?
5. Conclusiones
De todo lo expuesto, extraemos las ideas más importante, aquellas que el lector debe
recordar como parte esencial de este trabajo.
Debemos ser conscientes de los cambios que se están produciendo en el ámbito
educativo, tanto legislativos (modificaciones de leyes o introducción de nuevas) como
estructurales y/o organizativos (cambio de roles, nuevos métodos a seguir,…).
En la educación basada en competencias quien aprende lo hace al identificarse con lo
que produce, al reconocer el proceso que realiza para construir y las metodologías que
utiliza. Es un enfoque sistemático del conocer y del desarrollo de habilidades; se
determina a partir de funciones y tareas precisas.
Así pues, somos conscientes y estamos de acuerdo con Khan (1997) cuando dice que
el aprendizaje del futuro partirá en gran medida de la experiencia conjunta, el
aprendizaje cooperativo, la colaboración en pequeños grupos sin tener en cuenta las
coordenadas espaciotemporales.
La calidad de los docentes dependerá, en gran medida, de su capacidad para
incorporar a su práctica docente innovaciones que conduzcan a los estudiantes, por
medio de la alfabetización informacional una formación para la vid
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6. Bibliografía
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CHOMSKY, N. (1985): Knowledge of Language, New York: Praeger-Elsevier.
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DUART, J. Y SANGRÁ, A. (2000). Formación Universitaria por medio de la
Web. Disponible en: www.uoc.edu/web/esp/articles/Duart_Sangra.pdf.
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KHAN, B.H. (1997): «Web-Based Instruction (WBI): What Is It and Why Is It?»,
en KHAN, B.H. (Ed.): Web-Based Instruction. Nueva Jersey: Englewood Cliffs;
5-18.
-
Ley Orgánica 6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (BOE 24/12/2001).
-
Ley Orgánica 4/2007, de 12 de abril, por la que se modifica la Ley Orgánica
6/2001, de 21 de diciembre, de Universidades (BOE 13/04/2007).
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TORRES, J. (2004): «Enseñanza aprendizaje en línea: Una guía básica».
-
SALINAS, J (2004): «Innovación docente y uso de las TIC en la enseñanza
universitaria».
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ORTEGA, M.C (2010): «Competencias emergentes del docente ante las
demandas del espacio europeo de educación superior».
-
SUÁREZ, J,ALMERICH, G, GARGALLO, B Y ALIAGA, F (2010): «Las
competencias en TIC del profesorado y su relación con el uso de los recursos
tecnológicos».
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