il barbiere di siviglia Commedia en dos actos, con libreto de Cesare Sterbini basado en Le barbier de Séville, ou La précaution inutile, pièce o comédie (1774) de Pierre-Augustin Caron de Beaumarchais, y el libreto de Giuseppe Petrosellini para Giovanni Paisiello, Il barbiere di Siviglia, ovvero La precauzione inutile (1782), y con música de Gioachino Rossini Il conte d’Almaviva .......................... Bartolo ............................................ Rosina ............................................ Figaro ............................................. Basilio ............................................ Fiorello ........................................... Berta ............................................... Ambrogio ........................................ Un uffiziale ..................................... Un notaio ........................................ Soldados, músicos, sirvientes de Bartolo ....................................... (tenor) (barítono) (contralto) (barítono) (bajo) (bajo) (mezzosoprano) (bajo) (barítono) (mimo) Localización ................................. En Sevilla, a finales del siglo XVIII (coro) acto i Escena primera En la plaza frente a la casa de Bartolo, a la hora del alba. Almaviva, Fiorello y unos músicos se reunen ante la casa de Bartolo y Rosina para presentar una alborada. Como no provoca ninguna reacción, así que Fiorello despide a los músicos que insultan al conde y riñen al criado. Se oye lejos la voz de Figaro que acto seguido irrumpe en la plaza cantando, acompañándose con la guitarra. Enumera las bonanzas de su vida de barbero muy solicitado. El barbero se da cuenta de la presencia de su viejo conocido el conde, que le explica las razones de su estancia en Sevilla. Figaro, por su parte, le informa de sus buenas relaciones con la casa del médico Bartolo. Por fin, Rosina aparece en el balcón e intenta entregar una carta a su pretendiente desconocido, pero Bartolo casi se lo impide. La pupila le hace creer a su tutor que el papel contiene el texto de una nueva ópera, L’inutil precauzione. Esto hace que Bartolo profiera una larga serie de prejuicios contra el género semiserio. Rosina deja caer el papel, y mientras Bartolo baja a la calle para recogerlo, avisa al destinatario para que lo lea. Al no encontrar el papel, el tutor sospecha de su pupila, y la obliga a entrar en casa. Figaro le lee la carta a Almaviva: Rosina se ha percatado del interés del desconocido, y se queja de la tiranía de su tutor. Figaro informa al conde sobre el carácter y las intenciones de Bartolo. Al grito de Figaro, Bartolo sale a la calle, murmurando que intentará casar a Rosina el mismo día, lo que alarma a Almaviva. Figaro le informa sobre el maestro de música de Rosina, Basilio, que está por llegar. También anima a Almaviva a manifestarse abiertamente a su amada, pero el noble quiere asegurarse de la purezaa de su amor. La joven sale otra vez al balcón, y el barbero deja su guitarra al conde, que se introduce como el estudiante Lindoro, para que declare su amor cantando. Rosina le da una respuesta positiva, pero se vé interrumpida bruscamente. El conde pide ayuda a Figaro para entrar en la casa con el fin de liberar a la pupila de su tiránico tutor, Figaro, al oír hablar de una buena recompensa, se anima. Su propuesta es que el conde se introduzca en la casa como militar, o que se presente como un borracho. Se despide indicándo al conde dónde encontrar su tienda y le recuerda el compromiso económico. Almaviva se olvida de Fiorello, que se queja de su mala suerte. Escena segunda Dentro de la casa de Don Bartolo, por la mañana. Rosina celebra la suerte de haber conocido a su amado y avisa hasta dónde está dispuesta llegar para lograr sus fines. Le ha escrito ya otra carta al desconocido, y piensa servirse de Figaro para entregarla. Los pasos de Bartolo interrumpen la conversación. El tutor sospecha tanto de su pupila como de su barbero, y hace entrar a Berta y Ambrogio para llegar al fondo de la cuestión. Pero los dos criados fingen estar atontados por la medicina que el barbero les administra. Cuando llega Basilio, Bartolo le declara que pretende casarse con Rosina ese mismo día. Basilio avisa al médico de la presencia de Alamaviva en la ciudad y propone hacer correr cotilleos sobre el noble para obligarle a volverse a Madrid. El meastro de música diserta sobre la calumnia, pero el médico requiere un procedimiento más rápido. Los dos viejos se retiran para preparar los documentos necesarios. Figaro avisa a Rosina de las intenciones de Bartolo, pero ella está más atenta al joven desconocido y deja su carta ya preparada en manos de Figaro, que sale corriendo para entregarla. A pesar de que la pupila sabe responder con astucia a todas las recriminaciones de su tutor, Bartolo sigue sospechando de ella. La joven opina, sin embargo, que las mujeres tienen más ingenio para lograr sus intenciones. Cuando Almaviva, disfrazado de soldado y fingiendo estar borracho, llama a la puerta, Berta no le deja entrar, pero Bartolo le abre. Almaviva se inventa unos trabalenguas que impacientan al médico, y termina presentándole una boleta de alojamento. Cuando aparece Rosina, Almaviva se da a conocer discretamente a ella como Lindoro. A pesar de que Bartolo encuentra una exención, el médico y el pretendido militar se enzarzan en una larga discusión. En la contienda, Almaviva y Rosina sustituyen el documento oficial por una lista de la colada. Se juntan Berta y Basilio, pero no entienden nada de lo que está pasando. Rosina se queja, Bartolo intenta consolarla, Almaviva le amenaza. Cuando llega Figaro, el caos ya es total. El alboroto ha alarmado a los guardias, y al entrar, todos explican la situación según sus conveniencia. El sargento quiere llevarse al militar, pero todos quedan a la espera del efecto del documento que Almaviva presenta. Los guardias se retiran, ordenando que dejen de pelearse. El caos produce un dolor de cabeza a todos. acto ii En el salón de música de la casa de Bartolo, por la tarde. Bartolo no ha conseguido saber quién era el militar desconocido que se presentó en su casa. Almaviva aparece de nuevo, ahora como Alonso, seminarista y discípulo de Basilio. Ofrece a Bartolo de calumniar al conde a los ojos de Rosina, y el médico cae en la trampa. Trae a su pupila para la lección de música, y Rosina reconoce inmediatamente a Lindoro, o sea Almaviva. Canta entonces el rondó de L’inutil precauzione, pero Bartolo prefiere un minueto del castrato Caffarelli, que canta y baila a la vez. A sus espaldas, Figaro le imita de manera exagerada. Cuando prepara a Bartolo para afeitarle, roba la llave del balcón. Inesperadamente aparece Basilio, pero Almaviva consigue confundir tanto al médico como al maestro de música, a quién despide con unas monedas. Mientras Figaro afeita a Bartolo, Rosina continua su lección de canto con el pretendido maestro de música que le pone al tanto del rapto que llevará a cabo a medianoche. Aunque Figaro intenta desviar la atención de Bartolo, el médico se entera de la intriga. Bartolo manda a Ambrogio que traiga de nuevo a Basilio, y marcha para vigilar a su pupila. Sola, Berta se queja de su amo, de su pupila, del amor y de la viejez. Bartolo y Basilio llegan a la conclusión de que se está tramando algo importante. El médico le pide buscar al notario, y le entrega la llave de la entrada. Bartolo no se da por vencido aún, y hace creer a Rosina que Figaro y el falso seminarista quieren conducirla a los brazos de un conde. Al oirlo, ella quiere vengarse, consiente el matrimonio con su tutor y desvela el sequestro previsto. Bartolo urde el plan de sorprender a los raptores, y entregarles a los guardias como ladrones. En el balcón y en un pasillo en la casa de Bartolo, por la noche. Durante un temporal, Figaro y Almaviva entran en la casa por el balcón. La confusión se depeja sólo cuando Almaviva confiesa que él es Lindoro. Figaro ve a dos personas en la puerta, e intenta escapar con Rosina y Almaviva por el balcón, pero la escalera que utilizaron para entrar ya no está. Los tres se esconden en un cuarto. Figaro recuerda al notario, que ha venido con Basilio, su compromiso de casar a Rosina con Almaviva esta misma noche en su casa. Afortunadamente, el notario lleva la escritura consigo, y después de corromper y amenazar a Basilio, Rosina y Almaviva firman el contrato matrimonial, testificando el maestro de música y el barbero. Bartolo llega demasiado tarde con los guardias y se encuentra ante hechos consumados. Después de una reprimanda de Almaviva, termina bendiciendo el enlazo.