Veinte años en Paterna ALFONSO BLAT MONZÓ Director de la Escuela de Cerámica de Manises Poco puede sacarse en limpio de una rápida visita turística a Paterna, pero un día y otro día, un año, veinte años incorporado a la vida cotidiana de la población, permiten ciertamente observar y anotar muchas cosas concretas. Hoy una casa que se derriba ; mañana, otra. Tejados y paredes en demolición. Otras veces es el arado el que va descubriendo restos de aquel vivir de los moriscos de Paterna. Y siempre los relatos anecdóticos que recuerdan haber oído contar los más ancianos. La construcción moderna, que obliga a profundizar los cimientos hasta deslindar las tierras movedizas, hace que, con frecuencia, a unos metros de profundidad y con indiscu- Socarrat de Paterna. NOVIEMBRE-DICIEMBRE 1962 527 VEINTE ANOS EN PATERNA tibie seguridad de origen, se nos revelen algunos aspectos de los muchos que aún quedan por saber y por decir de la antigua cerámica de Paterna. Entre los variados objetos genuinamente moriscos que se desentierran, aparecen con alguna frecuencia unos ladrillos de grandes dimensiones (30 X 40 X 3 cm.) de tierra cocida, a los que se ha dado por llamar "socarrats" *, los cuales estaban destinados a cubrir el espacio entre las vigas de las techumbres de las casas de los moros, pues en esta disposición se han encontrado muchos de ellos. Algunos de estos ladrillos suelen llevar un sello impreso en relieve sobre el barro tierno, que, según refiere don Francisco Almarche Vázquez, en su publicación de 1918 "Marcas alfareras de Paterna", era el escudo del señorío de Paterna, perteneciente, a fines del siglo xv, a don Enrique de Aragón, Duque de Segorbe y Conde de Ampurias, Señor de la Baronía de Benaguacil y Paterna, Lugarteniente y Capitán General del Reino de Valencia. Esta marca, en forma de escudo, está dividida en cuatro cuarteles formando aspas. En el superior lleva las armas de Aragón y Sicilia ; en el inferior, una luna menguante sobre seis besantes reunidos en forma de roseta, y en los cuarteles laterales se representa, al parecer, (difiriendo de lo que observa el señor Almarche), en el de la izquierda un cervat'llo y en el de la derecha se percibe a modo de una quimera alada o um águila coronada. Las casas de los moriscos, regularmente, no llevaban cielo raso y el techo visto estaba formado por estos ladrillos que cubrían los espacios entre una y otra viga. Estos ladrillos estaban profusamente decorados con motivos ornamentales muy característicos; unas veces son elementos geométricos representando cuadrículas con doble línea, gruesa y fina, o bien celosía de rombos o también puntos de diamante de ocho caras, etc. ; otras veces, con bastante seguridad de lo que pretendían, representan animales quiméricos y andriagos, logrando en ellos expresiones espantosas ; alguna vez, las menos, representaban con timidez la figura humana poco habitual entre los árabes por reparos de sus creencias. Cada asunto quedaba limitado por una línea gruesa que bordeaba el ladrillo. De estos ladrillos o "socarrats" decorados, debe saberse que su técnica de decoración no es cerámica, pues no ha sufrido ninguna cochura y, por tanto, mejor debiera clasificarse entre la pintura mural, al fresco, que sería la denominación más adecuada. El ladrillo de tierra cocida, dado su clásico color rojizo desigual, está cubierto por un baño de cal viva que le da un fondo blanco uniforme y acondicionado como preparación limpia y adhérente para recibir la decoración. Los colores generalmente usados son solamente dos, un negro terroso mineral y un rojo de hierro o elmagra desleídos en una ligera lechada de cal y pintados con trazo * ''Socarrad: Terminología profesional. Estado del barro de alfarero que ha sufrido la primera cochura.—Lo contrario de crudo. Literalmente: Requemado en seco, sin jugo. S28 ßöL. s o c . ESP. CERÁM., VOL. I.-N.'' 8 ALFONSO BLAT MONZO espontáneo y seguro. A esta pintura le ha dado resistencia el natural fraguado de la cal. Si se somete esta decoración a una temperatura de unos 300°C, la cal se deshidrata y queda convertida en polvo suelto de óxido de calcio que se marcha de un soplo. Como comentario final debemos señalar que en algunos museos de cerámica Marca o sello de los socarráis u ''Obra de Paterna. aspra\ parece confundirse la exposición de un archivo documental para estudio, consulta o admiración, presentando las cosas clara y llanamente como son, con una exhibición ferial para turistas, disfrazando a veces la realidad al cubrir con patinas y mugre los objetos y aplicándoles por añadidura alguna sustanciosa anécdota. La sencilla técnica, sin problemas cerámicos de cochura y el relamido mugriento de untes convencionales al estilo de museo, hacen demasiado fácil la falsificación de estos "socarráis" decorados para el suministro del mercado de los anticuarios. 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