ANTON GRABNER-HÁIDER RITOS MODERNOS DE "SUBSTITUCIÓN" Moderne "Ersatzriten", Diakonia, 21 (1990) 30-35. Los ritos forman parte de los bienes culturales más antiguos que configuran la existencia humana. Implican el lenguaje corporal que es la forma de expresión más antigua de los seres humanos. Son acciones estandarizadas propias de un grupo (movimientos, gestos, baile). Más tarde se une a ellos el lenguaje verbal. "Se añade la palabra (al rito) y se realiza un sacramento", decía ya S. Agustín lenguaje corporal recibe, en el interior de un grupo pequeño, un significado peculiar. Por eso se estandariza la secuencia de los signos. Las acciones rituales tienen diversos niveles de significado: l) el de la ceremonia vivida empíricamente (p.ej. ablución con agua); 2) el social (cohesión del grupo, compenetración y comunicación emocional); 3) el metaempírico (p.ej. purificación de "culpa" ante las almas de los antepasados o los espíritus protectores). Desde el punto de mira semántico, los ritos religiosos son trivalentes: 1) realizados en el mundo empírico; causan algo 2) en el mundo social y 3) en el metaempírico. La mayoría de las veces el lenguaje tiene carácter performativo. En cambio, los ritos profanos tienen sólo un valor doble, empírico y social. Así un apretón de manos significaba a los orígenes que dos personas no tenían en la mano un arma y que se querían encontrar de manera amistosa. Los ritos religiosos Son expresión, en grupo, de vivencias emocionales, tanto con un potencial negativo (angustia, culpabilidad, vergüenza, desesperación, agresividad), como con uno positivo para la vida (alegría, vitalidad, esperanza, ternura). De hecho; los hombres expresan sus sentimientos, de manera simbólica, en acciones rituales. Esa es la función expresiva de los ritos. Luego se comunican intensamente en el plano emocional. Es la función comunicativa del rito. Con ello disminuyen su angustia vital, superan los sentimientos de culpa, despiertan las ganas de vivir. Los ritos contribuyen así al equilibrio emocional de la persona y del grupo. Se trata de un saber intuitivo presente en todas las culturas que expresan así, simbólicamente, su experiencia de la propia contingencia y su anhelo de traspasar el umbral de los límites de la vida (experiencia de trascendencia), entrando así en otra dimensión de su existencia. En los ritos arcaicos están acumuladas las experiencias más importantes de la humanidad: mantener alejadas las fuerzas enemigas del hombre y, si están ya presentes, alejarlas. Por eso, en los ritos de purificación, los hombres intentan liberarse en las materias tabú que amenazan su vida y superan los sentimientos de culpabilidad. En los ritos sacrificables se acrecientan las fuerzas divinas y se aplaca a los dioses. Dan algo importante de su vida para recibir, a cambio, protección y fuerza vital. Los sacrificios cruentos expresan una carga insoportable de angustia y de culpa (se encuentran sobre todo entre los agricultores). En los ritos de unión quieren unirse con el ser divino (con el ósculo santo' con el contacto con objetos sagrados, por la unión sexual, por danzas extáticas o bebidas embriagadoras). ANTON GRABNER-HÁIDER Todos estos rituales siguen en vigor en todas las religiones, también en la cristiana, aunque en formas distintas. Con los rituales de purificación, de reconciliación y de sacrificio, la s experiencias vitales de otras culturas han llegado hasta el cristianismo, aunque en él han sido transformados por el valor último y ético de la doctrina de Jesús. Ya en la tradición profética del A.T. se insinuaba algo semejante. Sobre todo los sacrificios debían ser reemplazados por el amoral prójimo y la reconciliación. El resto de los rituales debían orientarse por el mandamiento del amor. Hoy sabemos que los rituales pueden crear una dinámica emocional enorme que no siempre ha sido bien empleado (recordemos las ideologías fascistas y marxistas). También en las Iglesias han sido mal utilizadas (legitimaron el asesinato cruel de los "enemigos de Dios"). Ejemplos de creación actual de ritos Algunos de los ritos tradicionales de la Iglesia resultan deficientes e ininteligibles por no representar simbólicamente experiencias actuales. Al mismo tiempo constatamos que en el entorno de la Iglesia se originan muchos ritos nuevos que manifiestan una necesidad profunda de los hombres: El trabajo pastoral debería interesarse por las nuevas formas de lenguaje simbólico. Están muy extendidas (provenientes de la cultura americana) diversas formas de partys (fiestas): en los jardines, en las casas, se encuentran amigos, parientes, colegas para una celebración común. Así salen de la rutina. Para ello siguen determinadas reglas, como ritos de saludo, de bebida e incluso de fuego en las barbacoas. La comunicación se realiza sobre todo en el terreno emotivo. Los papeles del anfitrión son diversos. Los asistentes se sienten libres de cualquier presión. Las bebidas embriagantes son importantes para muchos. Se experimenta, durante cierto tiempo, otra calidad de vida. También están muy difundidos los ritos para el cuidado del cuerpo (saunas, masajes, ungüentos). Algunos grupos de sauna tienen claros rasgos rituales. La comunicación es diferente de la diaria. La desnudez puede transmitir una sensación de libertad y ,de comunicación directa. Lo mismo vale para la mayoría de los masajes corporales que se realizan según un ritual determinado con un lenguaje simbólico propio. Encontramos también rituales definidos en los grupos deportivos. Hay ritos de bienvenida, de apertura del combate, de confrontación de las fuerzas, de reconciliación, de celebración de la victoria, de despedida. Esto aparece sobre todo en los deportes de trasfondo mítico como el judo o el kárate. Pero es válido también para el boxeo, el baloncesto o el fútbol; pues la mayoría de los deportes tienen un trasfondo mítico (piénsese en las Olimpíadas). En todas las celebraciones deportivas encontramos hoy un aumento de los ritos. Sobre todo la conducta de los espectadores es configurada por el grupo (levantarse en el momento oportuno, gritar determinadas consignas, llevar un determinado emblema, regar al vencedor con champagne). Los hinchas de cada club tienen un lenguaje simbólico propio que los distingue de los demás. Lo mismo podemos decir, de las distintas asociaciones y clubs. Tienen diversos rituales para mantener unido al grupo y expresar simbólicamente vivencias emocionales. Con frecuencia substituyen a las asociaciones religiosas (se pasa en ellos los domingos y días ANTON GRABNER-HÁIDER festivos, encontrando allí recogimiento seguridad, comunicación, expresión de la emotividad). En los grupos de cazadores; p.ej., encontramos ritos arcaicos. Y en los grupos folklóricos o en los coros encontramos rituales de los antiguos gremios (se esfuerzan por transmitir lo bueno de las antiguas culturas y conservar vivas las costumbres populares: procesiones, desfiles; etc. que no son ya monopolio de la Iglesia, como no lo eran ya en el pasado, aunque entonces se complementaban). También en la vida política (asambleas electorales o de partido) se da toda una ritualización. En la propaganda electoral se apunta ampliamente al ámbito emocional en el que el lenguaje simbólico es muy eficaz. Se imitan incluso los rituales religiosos. Sobre el origen de nuevos ritos Suelen originarse entre gente creativa, como los artistas, pero también en grupos de terapia social o de autoayuda. Se trata siempre de presentar simbólicamente las' vivencias emocionales complejas de los socios para alcanzar así el equilibrio anímico: Los artistas se valen para ello del lenguaje de los signos plásticos, de las acciones simbólicas, siguiendo determinadas modas. A menudo se combinan varios elementos, como el movimiento, la música, etc. En los grupos en los cuales se fomenta la propia experiencia y en los terapéuticos se originan muchas formas rituales y procesos simbólicas: rituales de saludo, de alegría, de dolor, de lucha y, tamb ién, de ayuda mutua, de simpatía. Desarrollan estos rituales para distinguirse de otros grupos. La creación de tales ritos es fomentada por métodos como el psicodrama, la bioenergía, el análisis transaccional. Por otro lado, los grupos esotéricos se inspiran, en parte, en formas culturales arcaicas, como la astrología, el chamanismo la antroposofía o la teosofía. Especialmente creativos son los grupos feministas. Intentan revalorizar los ritos femeninos que se han perdido en las culturas androcéntricas, deslindándose claramente de los ritos masculinos. Quieren recuperar los ritos de acompañamiento del embarazo, del nacimiento, de la maduración sexual, de la menopausias de la preparación para la muerte. Se revalorizan elementos del culto lunar o de la mántica europea. También las que quieren vivir una "iglesia de mujeres", en contraste con la masculina, crean sus rituales de duelo, de curación de las heridas corporales o anímicas, de goce, de liberación de las coacciones patriarcales. También en las relaciones interhumanas :y en los grupos de amistad se desarrollan nuevos rituales, ceremonias simbólicas que expresan unión, ternura, simpatía y amor. Personas con mucha sensibilidad crean rituales nuevos en el campo erótico y sexual: Así se ha desarrollado una nue va cultura erótica. Los enamorados se comunican sus sentimientos, saliendo de la trivialidad cotidiana hacia "otra dimensión" de la vivencia, que muchos interpretan como un encuentro con lo santo o con Dios. Otros rituales típicos son los específicos de cada edad. Se encuentran en los juegos infantiles, junto con las acciones espontáneas. También los jóvenes, según los distintos subgrupos, emplean gran variedad de signos y símbolos que se concretan en movimientos, gestos, vestuario etc. Las discotecas, p.ej., tienen sus rituales propios. Los jóvenes necesitan estos ritos para poder expresar sus vivencias emotivas y mantener su equilibrio, amenazado en esta fase de la vida. Así se crea una cultura pluriforme que une ANTON GRABNER-HÁIDER a los jóvenes entre sí diferenciándolos del mundo de los adultos. Los rituales de los adultos abarcan todos los campos de la vida (economía, investigación, trabajo, milicia). En cambió él mundo de los ancianos; que tienden más al aislamiento, es más pobre en formas-rituales. Mencionemos, también, finalmente, los rituales familiares. Son prosecución de los antiguos ritos de paso: bautizo, cumpleaños, onomástico, boda, muerte. En estos momentos claves de la vida los hombres salen de su ritmo diario y son confrontados con otra dimensión de su existencia. Estos rituales estuvieron unidos hasta hace poco a la religión, pero hoy aparece también una tendencia a la profanación. ¿Hay que aceptar nuevos ritos en el trabajo pastoral? Los ritos nacen de la necesidad de expresar los sentimientos y de comunicarse. Los que he mencionado antes no son tanto una "substitución" de las celebraciones religiosas, cuando formas previas o paralelas a ellas. Por esto la religión no debería combatirlos, sino preguntarse si debe aceptarlos parcialmente en el ritual propio o si debe estimularla a crear nuevos ritos. Pues si los ritos dependen de las vivencias y del sentido que. uno da a la vida, al cambiar estos, también debe cambiar su expresión simbólica. Por otro lado, los ritos son ambivalentes y por su fuerte carga emocional puede ser peligrosos, tanto para la vida privada como para la social. La historia política reciente y la de nuestra fe dan testimonio también de su fuerza destructora. Por eso hay que buscar criterios éticos para las acciones rituales. Para los cristianos éstos vienen señalados por los valores del Sermón de la montaña. Pues cuando los ritos comportan una dinámica emocional destructiva, existe el peligro de qué el grupo intensifique estos procesos (así ocurre en los campos de fútbol). Por eso el criterio para juzgarlos debe ser si favorecen la vida o la destruyen, lo cual no es fácil de descubrir a la corta. Lo que he dicho vale también para los ritos religiosos. Pues en determinadas concepciones los ritos de inmolación pueden contener un nivel elevado de rechazo de la vida y de destrucción. Y una comunidad debe protegerse de los rituales destructivos: Pero, por otro lado, gracias a las acciones rituales, tenemos muchas posibilidades de curar actitudes destructivas y de proteger la vida. En todo caso, los rituales cristianos deben orientarse por el precepto del amor dado por Jesús. Se- exige de los pastores que tengan los ojos y los oídos bien abiertos. Tradujo y extractó: ROSARIO ALEMANY