VOL. 51 / Nº 104 ENERO / JUNIO 2005 Funciones Fronto-Temporales en pacientes diagnosticados con Trastorno Borderline de la Personalidad Lic. Vanessa Silvio Méndez* interno de lo externo). Luego, Silvio Pomenta (4), basado en los postulados de Kernberg, sugiere la presencia, en estos pacientes, de: a) Neurosis polisintomática (Es decir, el paciente presenta muchos síntomas que dan la impresión de una neurosis); b) Sentimientos crónicos de vacío; c) Ansiedad desmedida y d) Tendencias perversopolimorfas (No existe un objeto sexual constante ni una única vía de satisfacción sexual). RESUMEN El Trastorno Borderline de la Personalidad (TBP) ha sido asociado a trastornos tanto mnésicos (lóbulo temporal), como de las funciones ejecutivas (lóbulo frontal). El objetivo de la presente investigación, de tipo descriptivo y diseño transeccional descriptivo, es describir las características del funcionamiento Fronto-Temporal de 20 pacientes (7 hombres y 13 mujeres, entre 18 y 45 años) diagnosticados con TBP, evaluadas a través de la Escala Weschler de Memoria para Adultos-Versión Revisada (WMS-R), las Subpruebas de Memoria y de Funciones Frontales de la Batería Neuropsicológica de Luria y el Test de Colores y Palabras de Stroop. Los resultados, expresados en porcentajes, estadísticos de Tendencia Central, Pruebas No Paramétricas y Gráficos de Barras, reflejaron disfunciones a nivel Fronto-Temporal. Palabras Claves: Evaluación Neuropsicológica, Trastorno Borderline de la P e r s o n a l i d a d , F u n c i o n a m i e n t o F ro n t o - Te m p o r a l , M e m o r i a . Éste autor resalta la escisión del self y la constancia objetal no establecida en estos pacientes, por lo que sugiere que tienden a utilizar sus vínculos interpersonales como objetos transicionales que le permiten sentir integración en su Yo. Los objetos transicionales suelen ser objetos que el bebé (cuando está empezando a formarse la constancia objetal) escoge (como un peluche, un móvil, etc.) y que le sirven de sustitutos de la madre, que en ese momento no está presente, para ayudarlo a tolerar su ausencia; luego, al quedar la constancia objetal establecida, el niño no necesita de estos objetos porque puede fantasear con el regreso de la madre y sabe, o presiente, que su ausencia será transitoria. Según el autor, estos pacientes utilizan sus vínculos como objetos transicionales porque la constancia objetal no ha quedado bien establecida, por lo que hacen un uso excesivo e inadaptado de estos objetos, que pueden ser una pareja, el terapeuta del paciente, etc. Neuropsicología del Tratorno Borderline de la Personalidad y Hallazgos Teóricos Importantes ABSTRACT Borderline Personality Disorder (BPD) has been related to mnesic (temporal lobe) and executive functions (frontal lobe) disorders. The objective of the present investigation, is to describe the characteristics of the Frontal-Temporal functioning in 20 patients (7 man and 13 women, between 18 and 45 years) diagnosed with BPD, evaluated with the Weschler Memory Scale-Revised (WMS-R), the Luria’s Neuropsychological Batery Subtests of Memory and Frontal Functions, and the Stroop Test. The results, expressed in percentages, Mean Tendency statistics, Non Parametrical Tests and Bar Graphics, reflected Frontal-Temporal disfunctions. Key Words: Neuropsychological Testing, Borderline Personality Disorder, Frontal-Temporal Functioning, Memory. INTRODUCCIÓN En el proceso de desarrollo de las distintas estructuras de personalidad por parte del psicoanálisis, surgió el interés por aquella que se encontraba entre la Neurosis y la Psicosis: la Estructura Borderline de Personalidad. Dicha estructura es contemplada por primera vez por Freud, al darse cuenta de que ciertos pacientes se psicotizaban al ser sometidos al psicoanálisis en diván. Desde ese entonces hasta ahora, ha cobrado interés su estudio e incluso se discute si en efecto es o no una entidad diagnóstica diferenciada (1). Según el DSM-IV-TR (2), el Trastorno Borderline de la Personalidad se define como “un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, la autoimagen y la afectividad, y una notable impulsividad, que comienza al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos”. Uno de los investigadores pioneros del trastorno borderline de la personalidad en el área del psicoanálisis ha sido Otto Kernberg. Desde una perspectiva dinámica orientada más hacia lo estructural, Kernberg (3) propone los siguientes criterios como básicos para definir el trastorno: a) Un predominio de defensas primitivas, como la escisión y la identificación proyectiva; b) Existe una Identidad no integrada o escindida; y c) La prueba de realidad está conservada, en estos pacientes (aunque en situaciones estresantes pueden perder el criterio de realidad y la capacidad para diferenciar lo Llama la atención el hecho de que la mayoría de los autores que han investigado este trastorno, encuentran siempre el trauma psíquico como el factor más correlacionado con éste; dicho trauma comprendería desde el abandono, la negligencia, el maltrato físico y/o el abuso sexual, y se ha hallado que el trauma, en este caso, está relacionado con un funcionamiento cerebral deficiente, en general, pero en particular de los lóbulos Frontal y Temporal. Éstos pacientes tienden a presentar altos montos de impulsividad y fallas de memoria retroanterógrada, que hoy en día se discute si son producto neto de disociaciones (mecanismo de defensa) del paciente, por sus experiencias traumáticas, o existe un correlato orgánico real, es decir, que ya exista una disfuncionalidad de base. Entre los hallazgos teóricos más importantes que han surgido en torno a esta polémica, se encuentra la investigación de Korfine y Hooley (5), quienes partieron de la hipótesis de que los individuos con trastorno borderline de la personalidad mostrarían un procesamiento de la información sesgado cuando fueran expuestos a estímulos afectivos negativos de un tipo particular. Específicamente, trabajaron con el uso de palabras positivas, neutrales y negativas (palabras que para un individuo con trastorno de personalidad borderline podrían ser afectivamente salientes, tales como aquellas relacionadas con temas como el abandono, el rechazo, la rabia y la furia, la auto-lesión, y otros, como la indiferencia o la falta de empatía), con dos tipos de instrucciones (recordar u olvidar las palabras), y dos tipos de muestra (sujetos con trastorno de personalidad borderline y sujetos control, sin patologías psiquiátricas). No se hallaron diferencias significativas entre ambos grupos para la tarea con la instrucción de “recordar”, mientras que para la tarea que consistió en “olvidar” las palabras, los participantes con trastorno de personalidad borderline recordaron significativamente más palabras estímulo negativas que los sujetos *Psicóloga, Universidad Central de Venezuela. E-mail: silvaness@hotmail.com A R C H I V O S V E N E Z O L A N O S D E P S I Q U I A T R I A Y N E U R O L O G I A • 3 0 VOL. 51 / Nº 104 ENERO / JUNIO 2005 Funciones Fronto-Temporales en pacientes diagnosticados con Trastorno Borderline de la Personalidad control. Estos resultados tal vez podrían reflejar el hecho de que los traumas vividos en la niñez –factores asociados al trastorno borderline de la personalidad– podrían generar cierto tipo de predisposición a un sesgo en la memoria, en tales sujetos. De la Fuente, J., Bobes, J., Vizuete, C. y Mendlewicz, J. (6) al hacer un estudio de electroencefalografía (EEG) con mujeres que presentaban trastorno borderline de la personalidad con y sin depresión mayor, contrastadas con un grupo control de pacientes depresivas mayores sin trastorno borderline de la personalidad, hallaron que el trastorno borderline, en general, tiene una actividad cerebral lenta (lo cual podría indicar disfunción cerebral) y lo describieron como un funcionamiento con características particulares, distintas a las de la depresión mayor. En otro trabajo, O’Leary , P., Gardner, D. y Cowdry, R. (7) evaluaron a un grupo de estos pacientes a través de varias pruebas neuropsicológicas, entre ellas el Weschler de Memoria (WMS), y hallaron un rendimiento significativamente más bajo que los sujetos del grupo control en las subpruebas correspondientes a Memoria General, Recuerdo Demorado y el Índice de Atención/Concentración en la Escala Weschler Revisada (WMS-R). En Venezuela destaca la tesis de Fernández, M. y Georgi, G. (8), quienes hallaron un funcionamiento frontal deficiente en pacientes con trastorno borderline, en cuanto a las funciones ejecutivas, la capacidad de juicio y el control de los impulsos. Los resultados de estas autoras podrían equipararse a la descripción que hacen Jobe, T., Gaviria, M. y Kovilparamil, A. (9), acerca de las principales alteraciones del lóbulo frontal, tales como el Síndrome Orbito-frontal (caracterizado por marcados cambios de personalidad, y en el que destacan: desinhibición, comportamiento impulsivo, afecto jocoso o pueril inapropiado y euforia, labilidad emocional e irritabilidad incrementada, pobre capacidad de juicio e insight, distractibilidad, falta de tacto incrementada, decremento en la preocupación por las consecuencias de los propios actos, comportamiento de utilización de los objetos, etc.), y el Síndrome Pre-frontal Dorso-lateral (que produce déficits en la función ejecutiva, y cuyos principales síntomas son: anormalidades de la programación motora, dificultad para generar hipótesis o metas y ejecutar planes, dificultades de cambio o variación de respuesta, fluidez verbal reducida, y organización pobre de la memoria y los dibujos). Más adelante, Driessen, M., Herrmann, J., Stahl, K., Zwaan, M., Meier, S., Hill, A. et al. (10), a través de un examen de RMN (Resonancia Magnética Funcional), hallaron, en un grupo de mujeres con trastorno borderline, niveles reducidos del hipocampo y la amígdala; y una correlación negativa entre el tipo y magnitud del trauma experimentado y el tamaño del hipocampo. Por otra parte, Juegling, F.D., Schmahl, C., Heblinger, B., Ebert, D., Bremmer, J.D., Gostomzyk, J. et al. (11), a través de un SPECT, hallaron en un grupo de pacientes con trastorno borderline un hipermetabolismo de glucosa en el área frontal y pre-frontal, y un hipometabolismo en el hipocampo y el cuneus, del lóbulo Temporal, y relacionaron éstos resultados a traumas en la niñez, que actuaron como estresores para cambiar éste metabolismo. Ésta hipótesis es corroborada en investigaciones de Cirulli, F., Berry, A., y Alleva, E. (12), que sugieren que el estrés y el trauma a A R C H I V O S V E N E Z O L A N O S D E temprana edad crean un estado de toxicidad en el organismo, que hace que se modifiquen sus estructuras, e inclusive la plasticidad cerebral (dependiendo de lo temprana que haya sido esta influencia). Dentro de la misma línea de investigación, Teicher, M., Andersen, S., Polcari, A., Navalta, C., y Kim, D. (13), encontraron que la exposición al estrés severo y al maltrato en la infancia, produce una cascada de eventos neurobiológicos que tienen el potencial de causar cambios permanentes en el desarrollo del cerebro, señalando que estos cambios ocurren en varios niveles, desde lo neurohormonal (especialmente en el eje hipotalámicopituitaria-adrenal) hasta lo estructural y funcional. Estos autores postulan que existen estructuras cuyo desarrollo continúa en la etapa postnatal, como la corteza prefrontal, el hipocampo, el vermis cerebeloso, etc., y que son especialmente sensibles a los glucocorticoides, hormonas liberadas en los estados de estrés, y que podrían causar cambios en las estructuras a consecuencia de estos estados. Las estructuras comúnmente más afectadas son el hipocampo, la amígdala, el cuerpo calloso (con consecuentes fallas en la integración cerebral), el vermis cerebeloso y la corteza cerebral. Luego, Skodol, A., Gunderson, J., Pfohl, B., Widiger, T. y Siever, L. (14); Skodol, Siever, L., Livesley, J., Gunderson, J., Pfohl, B. y Widiger, T. (15), Siever, L., Torgersen, S., Gunderson, J., Livesley, J., y Kendler, K. (15) y Madrid (16), demuestran un sustrato biológico heredable de rasgos del trastorno borderline, como la inestabilidad afectiva y la impulsividad. Asimismo, Canli, T., Zhao, Z., Desmond, J., Kang, E., Gross, J. y Gabrieli, J. (17), a través de un examen de RMN (Resonancia Magnética Funcional), hallaron una mayor reactividad cerebral de las personas extrovertidas ante los estímulos positivos, frente a una mayor reactividad cerebral ante estímulos negativos en personas introvertidas y los que llamaron “neuróticos” (dentro de este grupo, podríamos ubicar a los pacientes con trastorno borderline de la personalidad). De modo que, mientras más neurótico fuera el individuo, hallaron una mayor reactividad ante estímulos negativos, que ante estímulos positivos. Los autores conceptualizan las diferencias individuales en la reactividad cerebral a los estímulos emocionales en términos de “sesgos de procesamiento” que representan la firma de la extraversión o el neuroticismo, concluyendo que el cerebro de una persona altamente neurótica puede estar más sesgado a responder ante los estímulos negativos que hacia los estímulos positivos, en las regiones corticales frontales y temporales del hemisferio izquierdo. De modo que, como característica particular de estos pacientes, se han hallado déficits de memoria retroanterógrada específicos, que se han asociado a sus experiencias traumáticas durante la niñez. Asimismo, se ha descubierto que estos pacientes tienen un patrón de actividad electroencefalográfica más lenta de lo normal, y un patrón de sueño específico, que los distingue de trastornos como la depresión mayor y otros trastornos psiquiátricos, como una entidad nosológica particular (6). De manera que, en los últimos años, ha surgido la interrogante de si este funcionamiento cerebral deficiente, específicamente en lo que se refiere a los fallos en la memoria, es producto de mecanismos de defensa del paciente o de fallos de funcionamiento orgánicos, y en caso de serlo, si esta organicidad se establece a partir de cambios en el metabolismo cerebral P S I Q U I A T R I A Y N E U R O L O G I A • 3 1 VOL. 51 / Nº 104 ENERO / JUNIO 2005 Funciones Fronto-Temporales en pacientes diagnosticados con Trastorno Borderline de la Personalidad causados por experiencias traumáticas en la niñez, como se mencionó anteriormente (10); Zanarini, M., Roser, T., Frankenburg, F., Hennen, J. y Gunderson, J. (20). Es por ello que surge el interés de conocer las características generales del funcionamiento cognitivo de estos pacientes. La pretensión de este estudio fue conocer las características de su Funcionamiento Fronto-Temporal, lo cual permitiría la ampliación de conocimientos respecto a este Trastorno y aportar datos acerca de si se desarrolla a partir de una condición física inherente o a partir de secuelas de traumas psíquicos vividos en la infancia. y la denigración. MÉTODO Sujetos: Se incluyeron 20 pacientes con trastorno borderline de la personalidad, diagnosticados según criterios del DSM-IV-TR (2), 13 femeninos y 7 masculinos, de nacionalidad venezolana, con edades comprendidas entre los 18 y los 45 años de edad y al menos con educación primaria cursada. Dentro de los participantes se contó con pacientes que acudían al servicio de consulta externa u hospitalización breve del Hospital Universitario de Caracas, el Centro de Salud Mental del Este “El Peñón”, el Instituto Médico Psicológico Campo Alegre, y a la consulta privada de una Psicóloga Clínica. Ninguno de ellos presentó antecedentes significativos de enfermedad (Ej.: TCE, ACV, epilepsia, etc.) o síntomas neurológicos (Ej: pérdida de la visión o visión borrosa, mareos, dolor de cabeza, problemas de sueño o de memoria, etc.), y tenían por lo menos 48 horas de abstinencia (en caso de que hubieran antecedentes previos de consumo); esta información se registró en la entrevista inicial, así como el tipo o tipos de droga consumidos, la edad de inicio en el consumo y la frecuencia con la cual se consume. Dichos datos formaron parte de los criterios de exclusión de la muestra. Asimismo, se administró el Método Graffar Méndez Castellano (versión modificada), para registrar el nivel socioeconómico de la muestra; el Test de Colores y Palabras de Stroop, para evaluar la posible existencia de daño neurológico a nivel del lóbulo frontal; la Escala Weschler de Memoria para Adultos versión revisada (WMS-R), para evaluar el funcionamiento temporal de los sujetos, y las Subpruebas de Memoria (Procesos Mnésicos) y Funciones Frontales (Procesos Intelectuales) de la Batería Neuropsicológica de Luria, que proporciona una visión del funcionamiento tanto frontal, como temporal. Instrumentos: todos los sujetos completaron un cuestionario que descartaba la presencia de alteraciones neurológicas y adicción a las drogas (para el momento de la evaluación) y el Zanarini Rating Scale for Borderline Personality Disorder (ZAN-BPD) (19) para confirmar la existencia y el grado de severidad del Trastorno Borderline. Esta prueba posee un rango de puntuaciones de “0” a “36” ptos., en el que los “9” ptos. se consideran como punto de corte para diagnosticar el Trastorno Borderline de la Personalidad, y mientras mayor sea el puntaje, mayor es la severidad de tal patología. Dicha escala posee una primera parte donde se toman los datos personales y sociodemográficos del paciente y luego está dividida en 9 partes: 1) Rabia inapropiada o intensa, o dificultad para controlar la ira. 2) Inestabilidad Afectiva debida a una marcada reactividad del humor. 3) Sentimientos Crónicos de Vacío. 4) Trastorno de Identidad: Imagen o sentido de sí mismo marcada y persistentemente inestable. 5) Ideación paranoide relacionada con el estrés transitorio o síntomas severos de disociación. 6) Esfuerzos frenéticos por evitar el abandono real o imaginario. 7) Conductas, gestos o amenazas suicidas recurrentes, o conductas de automutilación. 8) Impulsividad en al menos otras dos áreas que son potencialmente autodestructivas. 9) Patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas, caracterizado por la alternancia entre los extremos de la idealización A R C H I V O S V E N E Z O L A N O S D E El puntaje en cada subprueba puede variar desde “0” (sin síntomas) hasta “4” (síntomas severos). La puntuación en todos los estadios se suma para obtener el puntaje total, y se contabiliza por separado para ubicar el puntaje del sujeto dentro cuatro dimensiones, que de acuerdo a los autores definen el trastorno: a) Disturbio Afectivo, b) Disturbio Cognitivo, c) Impulsividad y d) Trastorno en las Relaciones. RESULTADOS Y DISCUSIÓN Se pudo observar que la Media Aritmética (¯X¯) de ejecución de los sujetos en el ZAN-BPD arrojó un porcentaje entre los 19 y los 29 puntos, aproximadamente; lo cual implica una impregnación de los rasgos típicos del trastorno de moderada a severa Gráfico 1 - Nivel de patología Borderline en la muestra (ZAN-BPD) Si nos remitimos a los síntomas reportados por los sujetos que puntúan con mayor severidad (Gráfico 2), los puntajes más altos de patología se encuentran en las sub-escalas de Inestabilidad Afectiva e Impulsividad, cuyos ítems describen los síntomas claves para definir el trastorno. Gráfico 2 - Medias de los puntajes totales en cada dimensión del ZAN-BPD P S I Q U I A T R I A Y N E U R O L O G I A • 3 2 VOL. 51 / Nº 104 ENERO / JUNIO 2005 Funciones Fronto-Temporales en pacientes diagnosticados con Trastorno Borderline de la Personalidad Por otra parte, se aplicó el coeficiente de correlación Rho de Spearman entre el ZAN-BPD, el resto de las pruebas y el sexo de los participantes; el cual arrojó una ausencia de relación significativa entre el grado de patología borderline presentado por los sujetos y su sexo, su nivel socio-económico o su nivel de daño fronto-temporal. En cuanto al método Graffar (Gráfico 3), se halló que el grueso de los sujetos se encuentra entre la Clase Media-Baja (categoría 3) y la Clase Obrera (categoría 4); aproximadamente un 65% de los sujetos está entre estos dos estratos, lo cual hace que la muestra sea moderadamente homogénea en cuanto a esta variable. Gráfico 3 - Distribución del Estrato Socio-económico en la muestra de acuerdo al Método Graffar Gráfico 4 - Mediana de las Puntuaciones en el Stroop Los resultados en la sub-prueba de Color podrían deberse a disfunciones en las divisiones occipito-parietales halladas en la Batería Neuropsicológica de Luria, en un gran porcentaje de estos sujetos. Por otra parte, en la Escala Weschler de Memoria, que trabaja en base a una Media esperada de 100 y una Desviación típica de 15, el rendimiento de los sujetos en todos los índices fue relativamente bajo, tanto para las Medias (Gráfico 5), como para las Medianas (Gráfico 6). Gráfico 5 - Media de los Índices del WMS-R En relación al Test de Colores y Palabras de Stroop, tenemos tres sub-pruebas: a) Palabra (P), que mide la habilidad para leer palabras rápidamente; b) Color (C), que implica la capacidad de reconocer visualmente los colores y poder nominarlos, y c) Color-Palabra (PC), que mide el grado de interferencia entre la lectura de palabras y la codificación y nominación de colores, midiendo la capacidad de atención del sujeto. En esta prueba, la Media esperada es igual a 50 y la Desviación Típica 10, por lo cual, puede observarse que los sujetos obtuvieron un rendimiento moderadamente bajo en las sub-pruebas de Palabra y Color-Palabra, y significativamente bajo en la subprueba de Color. Las Medias y las Medianas (Gráfico 4) de todas las subpruebas no alcanzan los 50 ptos., y la Mediana de la subprueba de Color está por debajo de 40, a más de una Desviación Típica por debajo de la Media, lo cual es altamente significativo. Esto podría explicarse de acuerdo a lo siguiente: el hecho de que existan puntuaciones bajas en las subpruebas P y PC es algo esperable en los sujetos que presentan alguna patología psiquiátrica, pero en este caso, todas las puntuaciones fueron bajas, lo cual apunta, probablemente, a disfunciones cerebrales en el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo. Lo anterior concuerda con el alto monto de impulsividad registrado en los participantes, cuyos síntomas coinciden con la descripción del Síndrome Pre-frontal Dorso-lateral y Orbito-frontal, presentada por Jobe et al (9); y también concuerda con los resultados de Fernández y Georgi (8), quienes hallaron un funcionamiento frontal deficiente en estos pacientes, con alteración de las funciones de organización, planificación, persistencia en la actividad dirigida hacia una meta y capacidad de control de los impulsos. A R C H I V O S V E N E Z O L A N O S D E Gráfico 6 - Mediana de la muestra en los Índices del WMS-R La Media en el Índice de Memoria Verbal es igual a 92,9, en el de Memoria Visual es de 90,8 y en el de Memoria General, de 90,7; lo cual los ubica dentro de la banda de normalidad, pero a prácticamente 10 puntos por debajo de la Media. En el Índice de Recuerdo Demorado, la Media es de 87,9, ubicándose a casi una Desviación Típica de la media; esto podría reflejar algún grado de disfuncionalidad en los procesos de almacenamiento y retención, y el hecho de que esta capacidad esté alterada concuerda con el hipometabolismo de glucosa en el hipocampo y el cuneus hallado por Juegling et al (11), y con la reducción del hipocampo y la amígdala hallada por Driessen et al (10), mas no con la tendencia a recordar estímulos negativos que reportan Korfine y Hooley (5). P S I Q U I A T R I A Y N E U R O L O G I A • 3 3 VOL. 51 / Nº 104 ENERO / JUNIO 2005 Funciones Fronto-Temporales en pacientes diagnosticados con Trastorno Borderline de la Personalidad Por último, la Media de Atención y Concentración es de 77,9, y esto es altamente significativo, porque está a casi dos Desviaciones Típicas por debajo de la Media. Esto concuerda con los resultados de Fernández y Georgi (8), y con el hecho de que en las tres sub-pruebas del Test de Stroop, las Medias de los puntajes hayan sido bajas, por el alto índice de distractibilidad e impulsividad de los sujetos. De modo que los puntajes más bajos estuvieron en los Índices de Recuerdo Demorado y de Atención/Concentración. Existen 4 sujetos que no presentaron ningún puntaje a una ó más Desviaciones Típicas por debajo de la media; sin embargo, 3 de ellos presentaron 20 ó más puntos de diferencia entre algunos de sus índices (lo cual se considera como criterio para el diagnóstico de daño neurológico) y sólo uno de ellos mostró puntajes homogéneos, dentro del rango normal. Los 16 sujetos restantes puntuaron en uno o más de sus índices con una Desviación Típica o más por debajo de la media. Por otro lado, al calcular el promedio de percentiles de la muestra para cada sub-prueba (Gráfico 7), se evidencia que las sub-pruebas de Memoria Lógica I y Reproducción Visual I fueron las más altas, seguidas por las relacionadas al Índice de Atención/Concentración (como lo son Dígitos en Orden Directo e Inverso y Memoria Visual en Orden Directo e Inverso), y por último, por las asociadas al Índice de Recuerdo Demorado, que estuvieron significativamente bajas. El Gráfico 7 refleja que el promedio de percentiles para todas las sub-pruebas no llega a superar el 50% del rendimiento esperado para el grupo etario de cada uno de los sujetos. Sólo 2 sujetos no presentaron daño ni a nivel Frontal ni a nivel Temporal, y sin embargo, puntuaron con alguna disfuncionalidad en el resto de las pruebas. En cuanto al porcentaje de daño en ambos lóbulos (Gráfico 9), se observó que a nivel Temporal, el 30% no presentó daño alguno, el 60% de los sujetos sufre de daño leve y sólo un 10% presentó daño moderado. Respecto al lóbulo Frontal, un 15% no presentó daño, un 40% presenta daño leve y un 45% presentó daño moderado, lo cual es significativo. Gráfico 9 - Proporción de daño a nivel Frontal y Temporal en la Batería de Luria Gráfico 7 - Promedio de Percentiles para cada Subprueba WMS-R DOD: Dígitos en Orden Directo; DOI: Dígitos en Orden Inverso; MVOD: Memoria Visual en Orden Directo; MVOI: Memoria Visual en Orden Inverso; MLI: Memoria Lógica I; MLII: Memoria Lógica II; RVI: Reproducción Visual I; RVII: Reproducción Visual II. La parte I de las pruebas evalúa la memoria inmediata en una determinada área, mientras que la parte II, evalúa la memoria de trabajo en tal área. Por último, la Batería Neuropsicológica de Luria arrojó un alto porcentaje de daño en los sujetos: un 90% frente a un 10% Gráfico 8 - Porcentaje de sujetos que presentaron daño Frontal y/o Temporal en la Batería de Luria. A R C H I V O S V E N E Z O L A N O S D E Lo anterior, concuerda con los resultados hallados en la Escala Weschler de Memoria, en el Test de Colores y Palabras de Stroop, los resultados de Fernández y Georgi (8), Driessen (10) y Juegling (11), quienes, además del hipometabolismo en el hipocampo y el cuneus, reportan un hipermetabolismo en el área frontal y prefrontal. Dados los resultados expuestos, puede decirse que, en general, todos los sujetos presentaron disfuncionalidad en alguna de las pruebas, lo cual apunta a un compromiso de las funciones Fronto-Temporales. Sin embargo, es probable que la organicidad hallada en la muestra tenga un sustrato más funcional que lesional, ya que no se hallaron indicios de alteraciones neurológicas previas, y sólo uno de los Electroencefalogramas que estuvieron disponibles gracias a los terapeutas de algunos pacientes, presentó anormalidades. Asimismo, a pesar de los posibles efectos de la medicación y los antecedentes previos de consumo, la escala de alteraciones neurológicas no evidenció daño o indicios de organicidad para ninguno de los ocho sujetos que presentaron historia previa de consumo (así como las pruebas –psicológicas y paraclínicas– facilitadas por sus terapeutas antes de la evaluación), y cabe destacar que uno de ellos no presentó daño ni a nivel Frontal ni P S I Q U I A T R I A Y N E U R O L O G I A • 3 4 VOL. 51 / Nº 104 ENERO / JUNIO 2005 Funciones Fronto-Temporales en pacientes diagnosticados con Trastorno Borderline de la Personalidad Temporal en el Luria. Probablemente, dicha organicidad funcional ocurra a causa de eventos estresantes que hayan precipitado una descompensación, que a su vez haya modificado las estructuras cerebrales; lo cual concuerda con la postura de Driessen et al (10), Juegling et al (11), Cirulli (12) y Teicher (13), acerca de la neurotoxicidad causada por estrés. Esto podría suscitar la interrogante de porqué estos pacientes fueron tan susceptibles al estrés y a las experiencias traumáticas experimentadas en su infancia. Porque además, existen razones para pensar que los déficits neurobioquímicos hallados en estos pacientes son diferentes de los déficits hallados en otros trastornos psiquiátricos, y que se manifiestan de distinta manera (6), lo cual marca una diferencia importante. Una hipótesis podría ser, siguiendo la línea de Skodol (14 y15), Siever (16) y Madrid (17), que exista un substrato heredable de este tipo especial de susceptibilidad. Otra hipótesis podría sugerir que exista una diferencia de tipo estructural, desde el punto de vista dinámico; es decir, que el Trastorno de Personalidad Borderline exista como una entidad nosológica diferenciada, distinta de la Neurosis y la Psicosis. Retomando los criterios de Silvio y Kernberg, tal vez haya algo en estos pacientes que los predisponga a ser más reactivos ante los estímulos negativos, y posteriormente, a sufrir alteraciones neurobioquímicas particulares. Tal vez el uso excesivo e inadaptado de objetos transicionales los predisponga a ser más reactivos ante los estímulos potencialmente traumáticos, o algo específico en la dinámica de la relación narcisista madre-hijo que se da en las familias de estos pacientes. De esta manera, podría tener más peso el factor biológico; pero por otra parte, existen razones para pensar en este trastorno como una estructura de personalidad diferenciada, desde el punto de vista diagnóstico. Sería recomendable ampliar estas hipótesis con otras investigaciones. Cabe destacar que, particularmente, aunque se parta desde una perspectiva neurobiológica o psicodinámica, ambos factores no pueden aislarse porque interactúan constantemente en la evolución y desarrollo de este trastorno, y por ende, en la definición de su etiología. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS (1) Morey, L. y Zanarini, M. Borderline Personality: Traits and Disorder. J Abnor Psychol. 2000; 109: 733-737. (2) American Psychiatric Association . Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales: Texto revisado. Barcelona, España: Masson, 2002. (3) Kernberg, O. Diagnóstico de las Estructuras Limítrofes. Psicoanálisis. 1985; 2: 403-415. (4) Silvio, E. El paciente Borderline o la Manera Narcisista de Vivir. Caracas: Mediciencia Editora C.A, 1985. (5) Korfine, L. y Hooley, J. (2000). Directed Forgetting of Emotional A R C H I V O S V E N E Z O L A N O S D E Stimuli in Borderline Personality Disorder. J Abnor Psicol. 2000; 109: 214-220. 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