Unbesobajoelmuérdago AnabelleBlack SINOPSIS Natasha Jenkins no tenía ni idea de qué hacer cuando se encontró en mediodelafiestadeNavidaddesuempresa,juntoasujefe:elirresistible e insensible Nathan York, en un una situación... ¡de crisis! ¡Crisis de placer! Conlasvocesdetodossusempleadoscoreandoagritossunombrey esperandounbesodepelícula,Nathansedejóllevar.Llevabademasiado tiempo anhelando probar el sabor de aquella chica buena y, al fin, había llegadosumomento.¿QuéocultaríaSashabajoaquelaspectodeseñorita Rottenmeier? La aventura empezó entonces, con un único beso, uno bajo el muérdagoyquelellevaríaaabrir,finalmente,elcorazón. Unbesobajoelmuérdago ©1ªediciónagosto2015 ©AnabelleBlack Portada:©Fotolia Quedatotalmenteprohibidalapreproduccióntotaloparcialdeesta obraporcualquiermediooprocedimiento,yaseaelectrónicoo mecánico,alquilerocualquierotraformadecesióndelaobrasinla previaautorizaciónyporescritodelpropietarioytitulardelCopyright. ObraRegistrada Índice SINOPSIS CAPÍTULO1 CAPÍTULO2 CAPÍTULO3 CAPÍTULO4 CAPÍTULO5 CAPÍTULO6 CAPÍTULO7 CAPÍTULO8 CAPÍTULO9 CAPÍTULO10 CAPÍTULO11 CAPÍTULO12 CAPÍTULO13 CAPÍTULO14 CAPÍTULO15 CAPÍTULO16 CAPÍTULO17 CAPÍTULO18 CAPÍTULO19 EPÍLOGO CAPÍTULO1 «Oh,no.No,no,no,no.Estonopuedeestarpasándome.Noamí.No hoy». Natasha,Sashaparalosamigos,seencontródeprontoconaquellos fuertes brazos rodeándola, unos con los que llevaba soñando meses, mientras aquella boca descendía sobre la suya para darle el beso más tórrido,decadenteyabrasadorquelehabíandadojamás. Su cerebro dejó de funcionar en el segundo en que sus labios se rozaron,sucorazónlatíaapresurado,salvaje,comosiplanearaabandonar su pecho, mientras sus rebeldes -y muy traicioneras manos- rodeaban el cuellodelhombrequeestabadándoseunsuculentofestínconsuboca. Sintiólacariciaantesdequelarozara,sualientoeracálidocontrasu piel,lahumedaddesulenguaincendiabasusangrecomosolounhombre comoélpodíahacer.Unoquenoeraenabsolutoparaella.¿NathanYork, el sex symbol? ¿Nathan el rico, maleducado y cochino? ¡No! ¡No podía ser!Teníaqueacabarconaquellalocuraenaquelmismoinstante. «Solo un minuto más». Suplicó esa parte de sí que se obligaba a mantenerocultalamayorpartedelosdías.Unamujernopodíamedraren la vida si se convertía en puro fuego cuando un hombre la tocaba y ella habíaaprendidoesoporlasmalas,asíquenopensabadejarsellevar.En unmomentopararía,yaestabaparando. El mundo parecía haber dejado de existir. Las voces de sus compañeros de trabajo silbando y cantando vítores mientras el ser más pecador y caliente del mundo se apoderaba de ella y la convertía en una mera masa de huesos y músculos derretidos, sin posibilidad alguna de pensar,irrumpierondenuevoensumundo,cuandoloslabiosdeNathanla dejaron ansiando más. Sintiendo el frío que su ausencia dejaba en cada diminutacéluladesuser.Losojosverdeslaatraparon,perosuhechizono leimpidióverlasocarronasonrisaqueyaestabaesbozandoyquelograba hacer aparecer las arruguitas propias de esa expresión. Aquellas que siemprelehabíanparecidotansexys. —Vaya,Natasha.Nuncalohubieracreído.Sabestanbien... Alguien habló antes de que ella tuviera tiempo de responder algo, cualquiercosa,salvándoladelinminenteridículo. —Ey,jefe.Sisiguesasívamosatenerquepagarteunanochedehotel o cerrar los ojos. —El coro de risas los rodeó, haciéndola sentir completamenteincómoda.Rompióelcontactoylofulminóconlamirada. Pasadalaenajenaciónmentaltransitoriaysuperadoelmomento: —No vuelvas a acercarte a mí —exigió. Le hubiera gustado que su voznotitubeara,peronologróreunirtodasuconcentración.Letemblaba labarbilla,laspiernasapenaslasosteníanysutraicionerocorazónseguía latiendo tan rápido como al principio. Estaba claro que aquel hombre la volvíadelrevésyaquellonoeraalgoquesepudierapermitir—.Nome toques. Nathan arqueó una ceja divertido y no solo no la soltó sino que la pegóasucuerpoyapretósutrasero. —¿Y se puede saber quién me lo va a impedir? —murmuró en su oído, haciendo que su aliento le rozara la sensible piel del cuello—. Porqueacabasdederretirteentremisbrazos,nena,ynopuedodecirque nomeguste. Ellacontuvoelaliento,tratandodereunirtodalafortalezanecesaria paraplantarlecarayapartarsedeél. —Nomegusta—contestóencambio,sinmoverseniunápicedesu lugar—.Nomegustanada. —Mientes. De nuevo los empleados, aquellos que habían trabajado con ella durantelosúltimoscuatroaños,compartiendomomentosprofesionalesy nada más, la traicionaron. Sabían que odiaba mezclar el trabajo con su vida privada, quizá se vengaban de ella por todas las veces que había decidido corregir, sugerir o cambiar algo en pro de la perfección total, quizásinconsultar. —¡Bésala otra vez o sal de ahí! —Se burló Max, reconoció su voz porquehastahacíabienpocohabíasidoamigosuyo.Otodoloamigoque podíallegaraseralguienconquiénquedabasparatomarcaféenlahora dedescanso. —Vamos nena, saca la fiera que llevas dentro —sugirió Kara, de contabilidad—.Dejaelpabellónbienalto. «¿Es que acaso todos se habían vuelto locos?», pensó para sí, completamente perdida en las sensaciones que la recorrían haciéndole desearmás,muchomás,cosastansalvajescomoarrancarlelaropa,saltar sobreélydevorarlo. —No vamos a decepcionarlos, ¿verdad? —preguntó Nathan acariciandosurostroycolocandoeltraviesomechónquehabíaescapado desurígidomoño—.Tendrásquebesarme...—empezó,bajandolavozun instante después solo para ella, con un reto claro entre los dos—. Si te atreves. Las voces seguían exigiendo y reclamando, Natasha sabía lo que todosesperaban,loquequerían,loquesabíanqueellanuncaharíayno pudoevitarpensar:«quelesden».Seirguió,sequitólasgafas,sepusode puntillas,loabrazóyledioelbesoquesiemprehabíasoñadodarle.Cada Navidad,durantelosúltimosaños,cuandohabíaansiadoyevitadoapartes iguales coincidir junto a él en aquel lugar. Justo bajo el muérdago. ¿Cuántashabíanestadoensupuestoenelpasado?Casitodas,peronole importaban.Ningunadeellaslohacía.ErasuturnoyNathanYorkseibaa enterarexactamentedeloqueerabesaraNatashaJenkins. *** Cuando los labios de la señorita Rottenmeier tocaron los suyos, Nathansevolviócompletamenteloco.Loqueplaneabaserunmomentode risas y aprieto (para ella, por supuesto, nunca para él), se convirtió en algomás.Algoletal,emocionanteyapasionado. Sucuerporeaccionóenrespuestaanteeldeseodeaquellaymientras sumiembroseerguíabuscandoconsuelo,lasmanosdeellaloreclamaron y su boca lo poseyó. Minuciosa y abrasadoramente. ¿Cuánto habría bebido? Losgritosdenuevolosrodearontrayéndolodevueltaalarealidad, ellasealejó,poniendoespacioentreambosyconunbrillosalvajeenla mirada. Algo que nunca había visto antes o que, quizá, no había querido ver.Susanodinosojoscastañosnuncalehabíanproducidounarespuesta tan desconcertante como aquella. Si había una mujer que no le atrajera sexualmentehablandoesaeralaseñoritaJenkins.Siempretanautoritaria, rígidaylejana.Lamásseriaydistante,lamásfría. Secuadrófrenteaélyalzólabarbilla,loenfrentósinmiedoytuvo la audacia de sonreír, era como si estuviera gritando a pleno pulmón:«jaquemate».Ylociertoeraquelohabíadejadocompletamente K.O. Natashapusoespacioentreambos,lediolaespaldayvolviójuntoal grupo de gente con el que había estado antes de que llegara. No sabía quién la había empujado a sus brazos, pero tenía que descubrirlo, se merecía un aumento. Le había abierto el campo de juegos y a Nathan le encantabajugar. Sonrió, ella había dejado abierto un reto, había lanzado el guante a sus pies y él tenía todas las intenciones de recogerlo. ¿Creía haber ganado? Pronto le iba a demostrar que los hombres como él jamás perdían,seguramenteantesdequeterminaraelañoestaríacomiendodesu mano. Miró el reloj, casi era medianoche, quedaban un par de días para Nochebuena y al día siguiente tendrían que trabajar, así que decidió dar porconcluidalafiesta. Mientras la veía alejarse, sonriente y sin preocupaciones, con aquel feotrajeunisex,quedisimulabatodoelcuerpoquehabíapalpadohacíaun momento, y el desordenado moño, supo que tenía que hacerla suya, aunquefueraporunbrevemomento.Necesitabadescubrirelsecretoque ocultababajoaquelenvoltorioquenoparecíasermásqueundisfraz. La reacción de su cuerpo, materializado a través del dolor de su entrepierna, le recordó el placer que le reportaba la caza, especialmente cuandoelcazadorseleccionabaasupresa. Ahora solo era cuestión de esperar. Surgiría el momento, ganaría aquellaapuesta.Unaquehabíahechoconsigomismoyenlaquesemoría deganasdeparticipar. Natashaibaadescubrirloqueeraunhombredeverdadynisiquiera loveríallegar. «Yaeresmía,tigresa.Vamosajugar». CAPÍTULO2 —¡Mamá!—gritósuhijomientrascorríacomouncohetehaciasus brazos y aterrizando cual proyectil. Su peso la aplastó, pero se obligó a sostenerloconfirmezaynotambalearse.Derekteníaseisañosyestabaen lomejordelavida.Nocambiaríanadadesupasado,soloporelhechode quedetodolomaloquehabíatenidoquesoportar,habíanacidoél—.¿Me hastraídoalgo,mami? Sashaserioyfrotósunarizenelcuellodelpequeño,aspirandosu aroma.Seguíaoliendoabebé,ledabaiguallomuchoqueélseempeñara endecirqueyaeragrande,paraellasiempreseríasuniño,nuncaseharía mayor.Haríaunpactoconeldiabloparahacerlevivirasíparasiempre. —Te traje lo que te prometí. —Sacó de su bolso la cajita de bombonesconquelaempresaobsequiabatodoslosañosasusempleados yselaentregó. Dereklaapretócontrasupechoycorriódondesuabuela. —¡Mamá me la ha traído, abu! Mira, mira. Tienen de los que te gustan,todoslosdecaféseránparati. Sasha sonrió mientras se quitaba el abrigo y lo colgaba en el perchero,secambiabaloszapatosporlaszapatillasdefelpa,muchomás cómodas,ycaminabahaciaelsalón. —Hola,mamá—saludóbesándolaenlamejillaydejándosecaerasu lado, mientras advertía a su hijo—: Uno cada vez. No quieres ponerte malo. —No voy a ponerme malo, mamá. —Miró a su abuela buscando su complicidad y la mujer mayor sonrió, dejó la labor que había estado haciendo -un jersey navideño bastante grotesco, que siempre insistía en quesupadresepusiera-yasintió. —Tumadretienerazón—advirtióysedirigióasuhijaentonces—. ¿Cómofue? —Aburridacomosiempre.Noséniporquévoy,laverdad.Noesque sea...obligatorio. —Vasporqueyaeshoradequeempiecesasalir,hija.¿Cuántotiempo llevasencerradaentreestasparedes?—Sumadrenegóconreprobación, sinesperarlarespuestaaaquellapreguntaretórica.Laconocíademasiado bien—.Tupadreestápreocupadoporti. —¿Y cuándo no? —Sonrió ella—. Sabes que papá se preocupa por todo,asíqueesonocuenta. Derekcorrióasentarseenelregazodesumadreyleofreciólacaja. —¿Comesunoconmigo,mami? Teníalacaramanchadadechocolate,susdedosestabanpringososy nopodíadecirlequeno.Siemprelohacíanasí.Élcomíauno,elladecíano más y su hijo se salía con la suya cuando le pedía compartir. Al final, partíanunomásalamitadyéllocomíacomosifueralomássabrosodel mundoentero. —Estábien,perounosolo.¿Entendido? —¡¡Sí!!Ylevoyadarunoalabuelo. —¿Ydóndeestáelabuelo,sisepuedesaber? Dereksonrióyseñalóaltecho,haciaelpisosuperior. —Está hablando por teléfono con los Reyes Magos y Santa Claus, paradecirlequemeheportadobien.Noselepuedemolestar,porsiacaso. Esbastantedifícilquetengancoberturaallídondeviven.Santacontanto fríoylosreyescontantocalor...YocreoquedeberíantrasladarseaSan Francisco,asíseríamejor.Hayunacasaenlaotracallequeestávacíay seríagenial,¿nocrees? Natashaserioanteladefensadesuhijoyloatrajoasusbrazos,para besarlominuciosamente. —Creo que tienes mucha razón, hay un par de cosas que quiero pedirle. Elniñobajólavozyprocurósusurrar,aunquesuabuelaloescuchóy tuvoqueesforzarseendisimularunasonrisa. —¿Unpapá? —Ya hemos hablado de eso, cariño. Los Reyes o Santa no traen papás, traen juguetes y algunas otras cosas... —explicó por infinitésima vez—.Ademástútienesunpapá. Dereksecruzódebrazosmolesto. —Puesnomequiere,¿paraquélotengo?Nisiquieramegustansus regalos. Su madre se levantó disimuladamente y bostezó. Sabía cuál era su intención:dejarlasolaanteelpeligro.¿Yquépodíahacerella?Aquelera suproblemanodesuspadres,teníaquehablarconsuhijo,otravez. —Cariño,mevoyalacama—expusobesandoasuhijayatrapandoa sunietoduranteuninstante,antesdedejarlossolos—.Iréavercómovaa esallamada,mañanatelocontaré. Sashasentóasuhijoensuregazoyacariciósucarita. —A ver mi amor, esto es importante. Tu padre te quiere, no puede estarconnosotros,peroesonosignifica... —Nomequiere,meregalacosas,mamá.Esonoesquerer. —Bueno,Derek.Notodoslospadresymadrespuedenvivirjuntos— expusotratandodeocultarsudolor—,esonosignificaquenotequiera. Trabajamucho,vivelejos...noesfácil. Elniñosedesinflóypareciótanvulnerablecomoenrealidadera. —Pero sí quiere a su otro hijo y a la mamá de Kevin, ¿por qué a nosotrosno? Eso era lo que le hubiera gustado saber a ella, antes de que le destrozara el corazón, le mintiera y los dejara a los dos tirados, sin un duroenelbancoytotalmentesolos. Cerrólosojosytomóaliento,abrazandoasuniñoydandogracias ensilencioasuspadresporhaberlosacogido,nosabríadóndeestaríande noserporellos.Sinpensión-puesnohabíanestadocasadosynisiquiera habíareconocidoasuhijo-,sincariñoniprotección.Sinamor.Devezen cuando aliviaba su conciencia enviando algún regalo caro para Derek y alguna breve nota como «Feliz Navidad». Sin muestras de afecto, nada másqueunapostalimpresaconunafirmaapresurada. Natasha estaba convencida de que no era Sutton, sino su secretaria Molly quién lo hacía. Sabía que Molly se sentía en parte culpable por lo quehabíasucedido,aunquetodalaculpahabíasidosolopropia.Natasha habíasidounaidiotayhabíapagadolasconsecuencias. —Los mayores a veces hacen cosas estúpidas, cariño —expuso, sintiéndose demasiado identificada con aquella verdad—. Sin embargo, esonosignificaquenotequiera.Estámuyocupado,tienemuchotrabajo enlaempresayestámuylejos. —Me da igual, mamá. No lo quiero —dijo el niño, pero los lagrimonesyacaíanporsurostropartiéndoleelcorazón—.Tetengoyte quieroati.—Laabrazóconfuerzaysorbió,dejandolosbombonesaun lado—.Yalaabuelayalabuelo.Ellossísonbuenos. —Muybuenosytútambién—locargóentresusbrazosysonrió—.Y ahoramamávaallevartealacama,teleeráuncuentoy... —¿Haráslasvoces,mamá? Natashaserio. —Todasycadaunadeellas,miamor.Loprometo.—Hizounacruz sobresucorazónybesóeldedo,Dereklaimitóysonriódespués. —Vaasergenial.Hoyquieroquemecuenteseldelostrescerditos. AunquecomoestamosenNavidad,noteolvidesdeladecoración,mamá. ¡Esmuyimportante! —Muchísimo,andaquesimeolvidodelgorroodelosregalos... —¡Nadieseolvidajamásdelosregalos! CAPÍTULO3 Nathan no pudo evitar la sonrisa que apareció en su rostro en el mismoinstanteenqueNatashalocalizóelpaquetesobresumesa.Sehabía esmeradoenquefueralosuficientementegrandecomoparadespertarla curiosidaddetodosloscompañerosdesuestiradaempleada.Suintención erarompersucorazay,seguramente,convertirseenlacomidilladetodos elloslograríaunagrieta,aunquefueraunadiminuta.Semoríadeganasde vercómosalíadeaquella,quéseleocurriría. —Señor,laseñoritaJenkinslollamaporlalíneados,¿quiereque...? Noladejóterminar,sinoqueélmismocogiólallamada,sindejarde observarla a través del cristal. No importaba que estuviera de espaldas a él, podía imaginarse su indignación, en vistas de la tensión que podía percibirseensucuerpo. —¿Cómoseatreveaconvertirme...? —¿Algúnproblema,Natasha? Rechinó sus dientes ante el tono superior que había usado intencionadamente. Él era su jefe, ella su empleada; lo cierto era que no podíahablarlibrementeyamboslosabían,almenosallí. Si se sublevaba podían pasar dos cosas: o bien perdía su trabajo o biensesometeríaalescrutinioyrechazodetodaslasfanáticasdeNathan. Lasmujeresdelaoficinaloadoraban,atodaslashabíabesado,aunqueno sehubieraacostadoconninguna.Eltrabajoeraunacosayelplacerotra, ¿verdad?Perohabíaciertoslímitesquesiemprepodíanrozarsesinalterar lanorma. —Sabemuybiencuálesmiproblema.Sellamaramodeflores,está ocupandomimesayllamandolaatencióndetodoelmundo.Sincontarlas risitas por esa estú... por esa nota —terminó obligándose a controlar su temperamento. Y cada vez estaba más claro que lo tenía. No era ni tan fría ni tan controladacomoélhabíapensado. Unpuntoasufavor. —¿Hayalgúnproblemaconeso?Fueungranbeso,nopenséquele molestara. Suelo enviar flores a las mujeres bonitas, cuando me besan comoustedlohizo.Claroquesisesienteamenazada... —¿Amenazadayo?¿Porquéibaasentirmeamenazada?Nomegusta ser el centro de los chismorreos señor York. Soy la correctora y nada más, por favor, no haga algo similar otra vez —terminó, aunque no se atrevióacolgarelteléfono,hechoquelodivirtió. —Bien, señorita Jenkins. Si tan claro tiene que no soy una amenaza para usted, entonces no entiendo su evidente molestia. Tan solo es un«gracias» por un beso. La verdad es que deberíamos practicar y mejorarlo,todavíaquedalafiestadefindeaño,¿verdad? —Fiesta a la que no iré —espetó ella furiosa— Probablemente, no volveréaninguna.Buenosdías,señorYork. Yentoncessícolgó. Nathan soltó una carcajada. Primera grieta hecha. Ah, qué fácil era estimularla. ¿Sería tan sencillo encontrar la respuesta que esperaba una vezestuvieraensucama? Porqueibaaestar,soloeracuestióndetiempo. Marcó un número de teléfono y esperó, en cuanto le contestaron al otroladoenunció: —Quieroreservarunamesaparados,alasochoestaríabien.Esalgo romántico,asíquenecesitounlugaríntimo. Alguien tomó las notas mientras él se deleitaba en su bien hacer. Prontoibaatenerlacomiendodesumano. Nopodíaesperarmásparaseducirla. Sucuerporeaccionóconelpensamientomientrassusojosbuscaron al otro lado, en su mesa, y la encontró mirándolo. Le sonrió lenta y seductoramente, mientras le guiñaba un ojo. Ella lo ignoró y se giró dejándoleclaroquenoexistíaparaella. O quizá lo que realmente quedaba claro era que la alteraba como nadiemáshabíalogradohacer. Ibaaserunamuyinteresantecaída,nopodíaesperarparaverhacia dóndeibatodoaquello. Sin duda a algún lugar lleno de placer, pecado y un amistoso e intensointercambioentreambos. *** —Vamos,Kara.Nopuedesestarhablandoenserio—dijomirandoel nuevopaquetequeteníaentrelasmanos.Lamujerencuestiónnoerauna gran amiga, pero habían salido un par de veces a tomar un batido y conocía, muy por encima, una minúscula parte de su historia—. No necesito... esto. —Bajó la voz con la esperanza de que nadie se fijara en ellas, cerró la bolsa de papel con el sonriente Santa y negó mientras ocultaba el contenido bajo la mesa—. No puedes hacer... este tipo de regalos.Menosenlaoficina.¿Acasotehasvueltoloca? —Tienesqueserunpocomásaventurera.Tefaltaeso. —Soy todo lo aventurera que quiero y puedo ser. ¡Por Dios! ¿Se puedesaberquéledigoamimadresiencuentraesto?—resoplóylepegó unapequeñapatadaalabolsa,alverqueMaxseacercabaaellas.Tomóla silla,lagiróysesentóapoyándoseconlosbrazosenelrespaldo. —¿Cómo están las mujeres más guapas de la oficina? —preguntó notandodeinmediatolaincomodidaddeNatasha—.¿Yquétetienetan... notú?—Habíaunagenuinasorpresaensupregunta.Todosallísabíanque eralamaestradelcontrol,sinembargosesentíanerviosa,alteradayfuera desí. —No me pasa nada, Max —respondió pasándole un bollito que le habíaguardado—.Toma,eraelúltimoymeacordédequeestufavorito. Maxsonrióylepasóunbrazoporloshombros,haciendoquesusilla seinclinarapeligrosamente. —Ereslamejor.Gracias.—Lotomóylediounbocadomirandoa Kara—.¿YquéoshatocadoesteañoenNavidad?¿Osgustaelregalode vuestroamigoinvisible? —¿Amigoinvisible?—preguntóSashamirandoconobviaintención aKara—.Comosinosupiéramosquiénnoshatocado. —¿Y a ti quién te ha tocado, querida Natasha? —preguntó Max divertido, soltándola y haciéndose con la esquiva bolsa, que tan desesperadamentetratabadeocultarle. —Comositelofueraadecirati...Quevosotrosnosepáisguardarel secreto,nosignificaqueyonopueda. —Venga, preciosa, ¿no te cansas de ser tan seria? Desmelénate un poco—abriólabolsaysoltóunjuramento—.Andamimadre.¿Enserio le has regalado...? —estalló en sonoras carcajadas ante una muy molesta Sashaquelodespojódelabolsa,lahizounabolaypretendióesconderla ensubolso. —Niunasolapalabra. —Vaya, señorita Jenkins —dijo a su espalda la última persona que desearía haberse encontrado en aquel momento—. ¿Qué es lo que tan afanosamente trata de ocultar en el interior de ese... bolso? —finalizó aunque con un tono de ligera desaprobación—. Es norma de la empresa compartirlosregalosconloscompañerosyeljefe,porsupuesto. —¿Desdecuándo?—inquiriótratandodecerrardesesperadamentela cremallera. —Desde hoy —declaró Nathan mientras tiraba de él y se lo arrebataba,sindarletiempoaapartarlo. —¡Esoesunainvasióntotalamiintimidad! —Mmm quizá tenga que pedir que a partir de ahora las empleadas venganconbolsotransparente,porsiescondenalgúnarma. —¡Esoesunaidiotez!—Suvozsonóchillonamientrasseponíatoda roja e ignorando a toda la gente que iba rodeándolos con curiosidad, tirabadelobjetocomosilefueralavidaenello—.Suéltelo,señorYork. ¡Noessuyoparatocarlo!Noquieroquetoquemiscosas. —¿Porquétantointerésporocultarmealgotannormalcomo...?— Nathan abrió la bolsa y miró el contenido sorprendido—. Vaya, nunca habríaimaginadoquedisfrutaradeestetipodeactividad,señoritaJenkins. —Sacó un diminuto vibrador con un mando a distancia, mientras el hombrelededicabaunasonrisabrillanteycompletamentedepredadora—. Esustedunacajallenadesorpresas. Ella se colocó el pelo y tiró de su chaqueta hacia abajo, a pesar de queestabatodadesarregladaporelintentodelucha.Recogiósubolso,le arrebatóeljuguetey,tanorgullosamentecomopudoytotalmenteerguida, abandonólasala. Elcoroderisasdesuscompañerosdetrabajolasiguióhastaelbaño, donde se escondió y trató de contener sus lágrimas. Todas ellas de vergüenza. ¿Todo aquello por un beso? Imaginó que quería vengarse de ella,porhabertenidoquebesarlaoquiénsabía.Nuncahabíaentendidoa loshombresynoibaaempezarahacerloahora. Inhaló todo el aire que pudo tratando de calmarse, pero su corazón estabaherido,noporélsinoporsímisma,porhabersedejadocaeruna vezmásenlatrampa.Lohabíabesadocomolamujerardientequeunavez se había enamorado y se había entregado no a una perversión, sino a todas, por el hombre que no solo la había dejado embarazada, sino abandonadasinmiraratrás. Nathan York, aquel playboy maleducado y dañino, no iba a lograr nadamásdeella.Sieranecesario,buscaríaotrotrabajo. Noqueríasabernadamásdeningúnhombre,cuántomáslejosdeella estuvieran,muchomejor. Odió el hecho de que Kara le hubiera regalado aquella estupidez, odióelhechodehabersesumadoaaquellalocuradelamigoinvisible.Era unamujersinamigos,estabaclaroqueniloshabíatenidoniibaatenerlos jamás,asíque...¿paraquémolestarse?Lomejorquepodíahacereradar mediavueltaydejaratodosaquellosimpresentablesallí. Nopensabapermitirquelerompieranelcorazón,nootravezydesde luegonoelprepotentedesujefe. Era fuerte, era fría y podía hacer frente a la situación. Sucediera como lo hiciera, estaba destinada a salir adelante, por Derek, por su familiay,sobretodo,porsímisma. ¿Queríaponerlaenevidencia?Bien,noselopermitiría. Podíajugarcomoelmejor;ysiloqueestabaenjuegoerasupropia integridad y su corazón, no dudaría en hacer cuantas trampas fueran necesariasparaganar. Nathan no sabía con quién se había metido pero, ahora sí, iba a descubrirlo. CAPÍTULO4 Un pinchazo de culpa le borró la sonrisa del rostro y con un solo gesto logró que todos sus empleados dejaran de reír para retomar sus actividades.Quizásehabíapasadodelaraya,habíaidodemasiadolejosy deberíapedirperdón. Seencaminóhaciaelbañoylaencontróenelpasillo,devueltahacia supuesto.Habíarecompuestosuaspecto,caminabacondecisiónyparecía dispuestaaignorarlo.Aunqueclaro,noeraqueselofueraapermitir. —Temoquemeheexcedidoyquierodisculparme,Natasha. —¿YanosoylaseñoritaJenkins?—preguntóconacritud,lafrialdad presenteensutonodevoz. Lo contempló solo un instante, esgrimiendo la frialdad de la que llevaba haciendo gala los últimos años, toda para protegerse de él y dejarleclaroquenoibaadejarlepenetrarsusdefensas. Nathanjuraríaquehabíarestosdelágrimasensusojos,sinembargo elrestodesuaspectoeratanperfectoqueimaginóqueeraalgúnefectode luzosuextremadasensibilidad. «Comosipudierassersensible»,ledijosusubconsciente. Lo cierto era que esa virtud en concreto no se había desarrollado jamásenél.Unapatatateníamás,seguro. —SeñoritaJenkins,permítamedisculparme.Noqueríahacerlepasar unmalrato. —Y ahora crees que soy idiota —contrarrestó tuteándolo—. Mira Nathan,noséaquéestásjugandoniporqué.¿Todoesporeseestúpido beso? No fue ni placentero ni algo trascendental. Solo una tradición, así que olvídalo y permíteme seguir mi camino. —Sus ojos eran sinceros cuandolomiraron.Nohabíadoblejuegoo,almenosél,nolopercibió. —Déjamecompensarteporloqueacabadepasar—pidióconcierto tonillo de súplica—. Me he portado como un capullo, pero puedo ser encantador si me esfuerzo. Solo dame una oportunidad, Natasha. Si la cago,juronomolestartemás. Laaludidaempezóanegar,lomiróynegóconmayorímpetu. —Tú y yo somos demasiado diferentes, además no mezclo vida personalytrabajo.Aceptotusdisculpas,ahoradéjamepasar.Yaestátodo claro entre los dos. Sin rencores —aportó como coletilla final mientras luchaba por sobrepasarlo para volver a su mesa y olvidar aquel desagradableepisodio. —Vamos, no puedes dejarme así. Permíteme compensarte, quiero explicarteporqué... —No necesito ninguna explicación —espetó dándole la espalda y pasandodelargo. Nathanlaaferróporelbrazoobligándolaadetenerse. —Quizátúnolanecesites,peroquierodártela.Vamosaver,mírate, pareces la señorita Rottenmeier y después... te beso y todo es diferente. ¿Acasotúnoestaríasintrigadaenmilugar?—inquirió,pudonotarcómo aqueltemperamentoquetantoseesforzabaenocultarestabaallí,casienla superficie,soloteníaquepresionarlaunpocomás—.Claro,aunquequizá noteatreves.Lasmujerescomotúnosearriesganjamás—soltóelaire —.Tienesmiedo. —¿Miedoyo?¿Dequé?¿Deti?¡Ja! Nathan podía jurar que había fuego en su mirada. Observó disimuladamente cómo sus puños se apretaban, seguramente estaría clavándoselasuñasenlapalmadelamano,peronoparecíaimportarle. —Entonces, demuéstralo. Esta noche. En el Kokkari. Prometo no morderte a no ser que tú lo desees o... que otra ramita de muérdago se empeñeenponernoslascosasdifíciles. —Estáscompletamenteloco,NathanYork.Yosoyloqueves,¿cómo mellamaste?¿SeñoritaRottenmeier?Noséquécreístevereneseestúpido beso, pero solo soy tu empleada, una correctora con pocos amigos, a quiénlamayorpartedelagenteaquívecomosolitaria,antisocialypoca cosaengeneral.¿Porquécreesquetevitoreabanparaquemebesaras? Negó,susojosbrillaban,nosabíasiproductodeldolor,lafuriaola determinación; pero fuera lo que fuese, allí estaba, esa chispa de pasión quehabíalogradoincendiarlelasangreconunsolocontacto.Noquería unarelaciónconella,tansoloqueríaexplotaraquellaatracción,descubrir hastadóndellegaba. Habíaestadoconmásmujeresdelasquepodíarecordar.Detodoslos tipos, principalmente hermosas, con cuerpos perfectos y carteras aún mejores.Secodeabaconlagentebiendelaciudadyteníauntrabajoque si bien no era el de sus sueños, lo había dejado muy bien situado. Le gustaba ser ejecutivo y controlar las vidas de sus empleados -al menos hasta el punto en que eso podía ser hecho dentro de la empresa-. Disfrutaba con el respeto y la pequeña chispa de temor que infundaba, especialmente a algunos de ellos. A fin de cuentas podía afirmar que le gustabaelpoder. No era que fuera dominante o anhelara golpear con un látigo a sus siervos,nadamáslejosdelarealidad,perosuposiciónledabaunamplio margendeacciónydisfrutabaejerciéndolo. Sin embargo, con el tiempo se había dado cuenta de que los retos, especialmenteconalgunasmujeres,yanoeraloqueunavezfueron.Ellas se arrojaban a sus pies y casi suplicaban que las poseyera, él prefería la caza.Siemprehabíasidoundepredadoryúltimamentesesentíahastiadoy quizá aburrido. Nada en su vida le suponía un desafío a excepción de la señoritaRottenmeier,porsupuesto. Nunca habría reparado en ella de no ser por aquel beso, no era su tipo y hasta hacía unos días habría jurado que no lo excitaba, pero eso habíacambiadojustoeldíaanterior. —Mañana es Nochebuena. Pasado Navidad. Sé mi regalo anticipado estanoche. Natashalofulminóconlamirada. —Nuncavoyaacostarmeconusted,señorYork.Simedisculpa...— trató de pasar de él nuevamente, como si para ella no tuviera más importanciaqueladeunmolestomosquito.Esoafectóasuego. —Siteniegasacenarconmigo,haréquetodosahífuerasepanque no sabes aceptar un desafío. Quizá hasta tenga que hablar con la junta directiva,queremosgenteconiniciativano...cobardes. Supo que había metido la pata en el instante en que ella se giró lentamenteyloenfrentó,fulminándolo. —¿Meestáamenazando,SeñorYork? —¿Yo?—preguntóinocente—.No.Tansolodigoquéesperodemis empleados,nadamás.Deberíaesforzarseunpocomásensustareas. Natasha explotó, la comedida y recta señorita Jenkins lo enfrentó y gruñó-literalmentegruñócomounatigresacabreada-,loapuntóconun dedoylepicóconélenelpecho. —Detodoslosincompetentesconlosquemehecruzadoenmivida, NathanYork,ereselpeor—habíaodioensuspalabras.Peroelodiono era malo, podía lidiar con él, peor habría sido que no le hubiera provocado nada—. Te crees muy poderoso sentado en tu trono de cuero entujauladecristal,pero¿sabesqué?Pormásquetehayanhechocreer queeresundiosnoeresmásqueunmortal.¿Tienesqueacudiralchantaje para que cene contigo? Muy bien. Lo haré. Iré a ese restaurante, pero prepárate, porque no pienso ser una cita agradable ni mucho menos complaciente.Asíquesiloquequieresesfollarestanoche,niñobonito, yapuedesbuscarteaotra.Porquenisiquieraparaconservarmitrabajome acostaríacontigo.¿Entiendes?—Lepicoteónuevamenteconsudedo,élla atrapóylapegóasucuerpo,permitiéndolenotarlarespuestaasuataque. Lo estaba volviendo completamente loco, lo excitaba y hacía que le ardieralasangre.Seresistíaaél,peroacabaríarendidaasusencantos. —¿Puedes sentirlo, señorita Jenkins? ¿Puedes sentir cómo mi polla reaccionaatuenfado,atufuria,atucercanía?—rozóconsuslabiosla vena pulsante de su cuello y se pegó más a ella, permitiéndole notar su estado—. ¿Acaso crees que vas a poder resistirte a esto? Oh, nena, intentaré no recordarte esta conversación cuando me hunda profundo entretuspiernasytúgrites:«sí,Nathan,más». Natashaseapartódeélyloempujódeshaciéndosedelcontacto,podía sentirsustemblores,podíapercibirlos. —Ni en tus mejores sueños —gruñó nuevamente, la tigresa estaba justoallíyqueríahacerlarugirdeplacer. —Ya lo veremos, querida —murmuró con voz ronca, dejándole saber lo mucho que lo excitaba—. A las ocho en el Kokkari. No te retrases,encanto. Sasha resopló y se alejó de él a toda velocidad. Sus pasos eran furiososylatensióndesucuerpoledejóclaroqueibaaserunaaventura redimirla y conquistarla, pero lo haría. Ella disfrutaría aquel juego, lo estaba disfrutando, y Nathan no podía dejar de pensar en cómo sería poseerla. Yloharía,yalocreíaqueloharía. Aunquetuvieraquellegarhastaelfinalparaatraparla. CAPÍTULO5 Nathan se sentó en la mesa que había reservado y consultó el reloj porterceravez.Pasabandiezminutosdelasochoynopudoevitarsentir cierta incomodidad. Seguramente, no se atrevería a dejarlo plantado, ¿verdad?Aunqueconmujerescomoellanuncasesabía. Pidióunodelosmejoresvinosdelacartayvolvióamirarlahora.Si no aparecía, no se lo perdonaría nunca. ¿Y si lo hacía? ¿Qué era lo que realmente esperaba conseguir esa noche? ¿Sexo? La verdad era que no, necesitabatensarla,ponerlacontralascuerdas,vercuántotiempotardaba encapitular.Unavezlohiciera,probablementeperderíaelinterés,como lepasabasiempre.Lasmujeresyanosuponíanniunretoniunmisterio, servíanparalobásico:saciarseydisfrutarconellasyahíseterminaba.No planeabatenerunafamilia,nisiquieralegustabanlosniños,ydesdeluego jamássecasaría. En una ocasión lo había tomado en cuenta, hasta que la chica en cuestiónlotraicionóconsuhermanomayor.SehabíacasadoconKaneya él eso ya le iba bien, tampoco tenía más trascendencia. Habían roto el contactoañosatrásynoplaneabarecuperarlo. Entonces,cuandosehabíaatrevidoacreerenelamor,habíaacabado conelcorazóndestrozadoyfuecuandocomprendióqueloshombresno sehabíanhechoparaesascuestiones,sinoparaalgomás.Algodiferentey placentero. Estaba en el mundo para gozar de todos y cada uno de los placeres no para encadenarse a alguien que, con el paso de los años, perdería no solo el buen aspecto y la novedad, sino todo el interés. Una vezconocíasaunamujer,unavezhabíasgozadodeellayconella¿para quécontinuarlarelación?Noeradeesos,erauntiburón,llevabatodasu vida siéndolo. Se deleitaba en devorar a los más pequeños y ocupar su lugar. —¿Quierepedirsucena,señor?—preguntóelcamareroquehabían asignadoasumesa. Élnegó,molesto,mirandosureloj.SospechabaqueNatashanoibaa aparecer,peroesperaríaunpocomás. —Esperaré,porahora.Leavisarémástardesilonecesito. El camarero asintió, desapareciendo sin llamar la atención. Nathan sintióinstintoshomicidas.¿AsíquelaseñoritaJenkinsqueríajugarduro? Puesibaademostrarlecómosehacía,llevabademasiadotiempocazando enaquellajunglaynuncajamásunapresaselehabíaresistido. Moríaporescucharsussúplicas,porquecuandolohiciera,tendríala satisfacción de despecharla y decirle la verdad: que nunca podría significarnadaparaél. Selevantó,dejóunbilletegrandesobrelamesaparapagarelvinoy dejarunapropiaalcamareroyabandonóellocal. NatashaJenkinsnosabíaconquiénsehabíametido.Noteníaniidea deloquellegaba,peroestabaapuntodedescubrirlo. *** Los cristales medio tintados le permitían ver el interior del local y entonces dudó. Sabía que una vez decidiera dar marcha atrás, estaba arrojando de nuevo el reto a sus pies, enfadándolo y logrando que quisierairtrasellaconmásbrutalidad,perosediocuentadequenopodía hacerlo.Nopodíaenfrentarseaaquello,nootravez. Susrecuerdoslahicieronrememorarunmomentomuysimilar,otro hombre, otra ciudad, otro restaurante, pero no había tantas diferencias entre el entonces y el ahora, quizá más de las que se podían percibir a simplevista,perosinimportareso,nopodía.Nopodíadarunpasomás. ¿Ladespediríaporsuatrevimiento?¿Quéharíasinaqueltrabajo? Le había costado mucho empezar de cero, había tardado casi tres añosenencontrarlo,unavezdespedidadelanterior,ynoqueríanipensar enemprendernuevamentelabúsqueda.Dereknecesitabacomer,vestirsey ella era su madre, su deber era procurar su bienestar. Vivían con sus padres, ni siquiera se había atrevido a comprar un piso o una casa más grande. No había dado el paso porque tenía miedo, uno demasiado parecido al terror, no quería cometer otro error y acabar como siempre habíatemido.Despechada,solayconsuhijodañadoenelproceso.Estaba mejor como estaba, pero Nathan estaba atentando contra su seguridad, contraelmundopacíficoyencalmaquehabíacreadoasualrededor.¿Por quédiabloslohabíahecho?¿Porquélohabíabesado?Debióignorarla tradiciónynuncadebiódarleelsegundo.Nodeberíahabersentidoaquel deseodedemostrarnada,noeranadaninadie,nopodíahablarenserio, nopodíacreerqueella... No iba a sucumbir de nuevo al placer o a la necesidad de sentir la pasiónprofundayfuertearraigadaensuinterior. Yanoeraaquellamujer. PresencióelmomentoenqueNathanapretólosdientes,laduralínea desumandíbulaledejónotarqueestabarealmenteenfadado,asíquesupo quedebíaocultarse.Sealejódelapuertayesperóalotrolado,entredos coches,deseandoquenosedieracuentadequeestabaallí. ¿Cómolahabíallamado?Cobarde.Yenrealidadloera.Lapeorde todas, porque tenía pánico a sufrir, a entregar el corazón y que le arrebataran el alma. No quería compartirse con nadie más, ya no, y con Nathanmenosqueconningúnotro. Sabía que su interés era hacerla sucumbir a sus pies, demostrar que nadie podía resistirse a él. Lo conocía, era igual que Sutton, igual de salvaje, excitante, guapo y apasionado, a la par que frío, vengativo y un ser insensible y sin corazón. Los conocía demasiado bien. Si tenía que renunciarasutrabajoenposdesuintegridadpersonal,loharía,aunque tuvieraquedejardeladotodoporloquehabíaluchado,Derekeratodolo que importaba, él y su bienestar emocional. Jamás lo sometería a la presencia de un hombre parecido a su padre, aunque tuviera que ir a limpiarcasas,arecogerbasuraocualquierotracosa. Derekerasumundoyseguiríasiéndolo.Haríatodoloprecisopara alejarlodelapresenciadehombrescomoSuttonyNathan,aunquetuviera quesacrificartodassusesperanzasporello. Noleimportabanadamásqueelbienestardesupequeño. ObservócómoNathan,elincreíblementeguapo,apuestoyricoseñor York,subíaasucocheconchóferysealejabacalleabajo. Habíahecholocorrecto,nada,ningunacantidaddedineroniningún tesorovalíatantocomoparajugarsesuestabilidademocionalyladesu hijoporello. No debía olvidarlo jamás, tenía que ser la señorita Rottenmeier, tal cuallahabíallamadoél.Fría,lejana,distante...comosifueraunrobotsin corazón. Porquelociertoeraqueenrelaciónconelsexoopuesto,hacíasiglos quelohabíaperdido. Ynosecreíacapazderecuperarlojamás. CAPÍTULO6 «Vamos,bonito,solounpocomás». Una inmensa sonrisa iluminó sus facciones en el instante en que el reloj marcó las dos: hora de marcharse a casa. Era Nochebuena y la oficina cerraba un poco antes. Comería con Derek, justo como le había prometido y, más tarde, podrían ir a patinar. Era una tradición, de sus favoritas,nuncahabíadisfrutadotantodealgocomodepasaresetiempo juntos.Soloslosdos.Suhijoyella. —Pareces muy feliz hoy, Sasha —dijo Max llegando a su lado y observándola divertido. Llevaba ropa cómoda, unos vaqueros y una camiseta,estabamediosentadoensumesaylaobservabadecerca.Podía percibirsuaroma,olíarealmentebien. Ellasonrióaúnmás. —Es Nochebuena, ni siquiera yo puedo parecer un ogro en este mágicodía. —Pueshededecirquelesientademasiadobienesasonrisa,señorita. —Tomósumanoylebesólapalmadivertido—.Megustaríaganarmeuna deesasalgunavez. Sasha se rio, no pudo evitarlo. La carcajada fue sincera, directa y pura: —Estáslocooeresuntotalseductor.Noséenquécategoríaincluirte. —Algunos y algunas... —alzó la voz para que Kara lo escuchara— piensanquesoyuncolgado,peronadamáslejosdelarealidad. Sasha dejó el bolso sobre la mesa y sonrió, le dio un beso en la mejilla. —Entonceseresunligónsinremedio.—Sepusoseriauninstantey añadió—:Esbuenotenercercaagentecomotú.—Posólamanosobresu corazón—. Eres bueno, eres salvaje, eres un conquistador total, pero tus sentimientossonhonorables.Nohaysuficientegenteasíenelmundo. —¿Hasoídoeso,Kara?Ellameama. —¡Yonohedichoeso! —Puedequeno,pero...lohaces.¡Meamas!Admítelo.Vamos,vamos, admítelo.—Pidióponiendomorritosparaqueledieraunbeso. —Novasaconseguirlo,Max,deberíasdarmarchaatrásantesdeque alguien (y no diré nombres) te aplaste el ego. —Kara ni siquiera los miraba, pero su voz sonó alta y clara mientras terminaba de cerrar sus archivosyguardabalosdocumentos. —¿Ytúquédices?¿Quedamosestatardeparadarungarbeo,nena? —Esevocablonoesdemasiadoútilpara...—empezó,éllacortócon unbesorápidoytotalmenteamistoso. —Silencio, señorita correctora —advirtió haciéndola reír—. Es Nochebuena, saca ese superdiccionario que tienes dentro de la cabeza o mejor:ciérraloporvacaciones,comodebeser. —Entendido.Terminédetrabajarporhoy,mevoyacasa.Tengouna cita muy importante para comer —expresó en un impulso, algo poco corrienteensuformadeser—.Lonuestronopuedeser,losiento.—Lo besóenlamejilla,recogiósuscosasysaliósonrientehaciaelascensor. —Ojaláteanimesaponerteunosvaquerosundíadeestos,tienesun deliciosotrasero,NatashaJenkins—espetó,llamandolaatencióndetodos los presentes sobre ella—. Espero que ese tipo con el que vas a comer, sepaapreciartuatractivo. Ynisiquieraleimportó.Noimportabanada,esedíaDerekeratodo loquequeríaysutiempojuntosyasolas. *** Habíaquedadoconotro. Nathansintiócómolafurialohacíahervirpordentroytirótodoslos papelesqueteníasobrelamesa.Noibaadejarlamarchartanfácilmente. Cogiósuchaquetaysalióatodavelocidaddelaoficina.MiróaMax con frialdad un instante y después lo ignoró, haciendocomo si no existiera.Escuchóalgodeltipo«quélehadadoaeste»,peronolotomóen cuenta.Nolegustabaquenadiemostrarainterésensupresayesoeraella, unapresa,cuantoantesacabaraenlatrampamuchomejor. Caminóconrapidez,perolaspuertasdelascensorsecerraronantes dequepudieradetenerla.Bajólasescalerasatodaprisaylaencontróenel momentoenqueatravesabaelvestíbulo.Habíadecididodejarlaenpazesa mañana,noqueríaunademandaporacososexual,aunquenofueraposible queunjuezllegaraatenerloencuentadespuésdeecharunamiraditaasu atuendo,peroibanajugarasujuego,eltrabajounacosa,elplacerotra. Ahoratocabaejercersolounpocodepresión,paradarpasoaloque de verdad quería, tenerla para sí, en su cama, para gozar de su cuerpo comonecesitaba. —¿Dónde cree que va, Señorita Jenkins? Aún no ha terminado su jornadalaboral. Su voz la dejó quieta en el sitio, presenció cómo tomaba aire profundamenteysegiraba,casiacámaralenta. —Es Nochebuena, tengo permiso para salir antes —espetó con voz profesional, marcando las distancias. Comprobó su reloj y negó—. Ya llegotarde,asíquenopuedoperdereltiempocontigo. Hizo amago de volverse, pero él la sujetó por el brazo, dejándola estáticaenellugar. —Noaparecisteanoche,¿porqué? Natashasemantuvoensusitio,alzólabarbillaysenegóadaruna explicación. —Noesasuntotuyo. —¿Queno?Medejasteenridículo. Ellaresopló. —Tedejasteenridículotúsolito.—Tiródesubrazosoltándosedesu firmeagarreysealejó—.Déjametranquila.TengoqueiraveraDereky meestásretrasando.Noquierodecepcionarlo. Seapartódeél,poniendosuficienteespacioentreambos.Nathanhizo rechinarsusdientes. —Sisalesporesapuerta,notemolestesenvolver. Natasha se quedó sorprendida; parecía algo desorientada, como si hubierarecibidoungolpe. —¡Nopuedeshacereso! —Sí,puedo.Noloharé,peropodríahacerlo.Deberíasteneresoen cuenta. —¿Amenazasotravez,señorYork? —ComeconmigoydejaplantadoaltalDerek,comohicisteanoche. Debesermarcadelacasa. Ellaseenfureció,susojosbrillaronylaelectricidadestáticapareció lanzarchispasasualrededor.Casiteníamiedodetocarla,porsirecibíaun calambrazo. —Nunca,jamás,dejaréaDerek.Niportiniporotrohombre.Tengo unacita.Esmihoradesalidaysinoestásdeacuerdo,bien,hablacontu jefe. Si aún así insistes en despedirme, adelante. Daré mi versión, te denunciaréporacosoyganaré.—Secolocóelbolsocondecisiónyledio laespaldamientrasatravesabalapuertadelacalleendirecciónasucita. Creíaquelehabíaganado,estabamuyseguradesímisma,perono planeabarendirse. —¿Qué te pasó, cariño? Has salido como loco, ¿esa señora te debe algo? Mandy, su ex secretaría, la mujer con la que llevaba un tiempo acostándosellegóasuladoyleacaricióelpechoconsusmanosperfectas ysumaravillosamanicurafrancesa.Podíanotarsuscurvaspegadasasu cuerpo. La entrega y la seducción siempre impresas en su postura, ofreciéndoseenplenoaél. —Noesningunaseñora,Mandy—dijoencambiosoltandoaquellas garrasdesubrazo—.Esmipróximaconquista,asíquesimedisculpas... —¿Mevasadejarporesavieja?—Lomiróconodioeindignación, hechoquecasiledivirtió.Casi. —Esavieja,comotúdices,nosequitalasbragascadavezquemeve. Pero no te preocupes, cariño, encontrarás a otro. Prueba con Max, creo queestánecesitadodeunamujer. —¿QuéMax?—preguntó—.¿Elmuertodehambre? Nathanserio,sinpodercontenerse,mientrasnegabayladejabasin mirar atrás. ¿Por qué diablos habría salido con ella? Solo le gustaba su dinero,suposición,su...¿qué?¿Porquéesoyanoerabastante?¿Quétenía Natashaparavolverlolocoinclusoencontradesupropiavoluntad? Quizádeberíarendirse,dejarlopasar.Habíamuchospecesenelmar, peroodiabanolograrsusobjetivos,nuncaselehabíaresistidonada.Niel trabajonieldinero,muchomenoslasmujeres. AexcepcióndeKatie,cuandoKaneselarobó. Sin embargo, Sasha no era Kate y no tenían absolutamente nada en común.Entonceséleraunchiquillo,pocomásqueunadolescenterecién salidodelauniversidad,ahora... Ahoraunhombreconcapacidadparacomprarelmundoyponerloa suspies.Ymalditofuerasinoibaasercapazdedomarla. Regresóasuoficina,dioalgunasinstruccionesasusecretariaenel último momento, ganándose un abierto reproche, aunque jamás en voz alta,ysetomóelrestodeldíalibre,unaveztuvolainteresantedirección ensubolsillo. ¿Cómolesentaríaasucitasiambossepresentabanarecogerlaenel mismolugaryalamismahora? CAPÍTULO7 Nathan no podía apartar la mirada de la pareja. Había estado dispuesto a presentarse y reclamar su premio, pero ¿así? No, así no. No habíaquedadoconningúnhombre,allísoloestabaella(unaversiónmás jovenymenospreocupadadelamujerquehabíaencontradolaformade volverloloco)yunniñopequeño.Ambosreíanypatinabansobreaquella superficie helada, deslizándose como si estuvieran acostumbrados a hacerloadiario,conunequilibriocasiperfecto. —Mírame,mamá.¡Puedodarunavueltayosolo! Algoseencogióensuinterioryseapresuróabuscarasualrededor. Unamujercomoella,labellezasinmáculadeaquellaversióndeNatasha, no podía estar sola, pertenecería a alguien. Estaba totalmente seguro de ello. Trató de permanecer estático, vigilar el tiempo necesario para descubrir el misterio que la envolvía, pero no era un hombre suficientemente paciente, tenía que hacer algo, ponerse en marcha y lo haríaya. Avanzóhacialapistaconfuria,ignorandolasrisasdeaquellosdos que había estado observando y la sorpresa en los rostros del resto de patinadores. Lo miraban con curiosidad y fastidio, sospechando que no eratanfelizcomotodosellos,quenoestabadisfrutandoniunamierdade aquellajornadanavideña. —SeñoritaJenkins—pronuncióconvozdemando,haciendoquese girara sobresaltada y el niño patinara hasta ella, ocultándose entre sus piernasymirándoloentreretadoryasustado. —¿Mehasestadosiguiendo?—Abrazóasuhijocomosiélfueraun ogro,unasesinoenserieoalgopeor—.Lerepito,siseempeñaenseguir conestaactitud... —¿Pasa algo, mami? —La voz del niño estaba al borde de las lágrimas,comosipudierasentirlaincomodidaddesumadre. —No,miamor,nopasanada.—Seacuclillóquedandoasualturay lo peinó, ignorando la presencia de Nathan. Sonrió a su hijo y lo besó, susurrando—. Este señor tan enfadado es mi jefe, seguramente habrá venido a patinar y nos hemos encontrado. ¿Te acuerdas de hace un rato, cuandonosencontramosconlaSeñoritaMcBride? El niño asintió, muy serio, miró de reojo a Nathan, después a su madre,laabrazóysusurróensuoído: —ElseñorjefedamásmiedoquelaseñoritaMcBride,mamá. Natashasonrióyloachuchóasintiendo: —Estoycompletamentedeacuerdocontigo.—Lecolocóelgorroy lepidió—.¿Porquénopatinasunpoco?Yoteestaréviendojustodesde aquí,perotenmuchocuidadoysiteasustas,llámame. Derekasintió. —Vale —Miró a Nathan, reconociendo su presencia y preguntó—: ¿Tienesalgúnniñoparajugar? Nathan negó, manteniendo las distancias, se sentía celoso ante el cariñoso tono que había empleado con su hijo, podía percibir lo mucho que lo quería y no logró evitar la incómoda sensación de que sería un gran impedimento entre ellos. A Nathan no le gustaban los niños y no pretendíatenerloscerca. La miró. Seguía serio y quizá estuviera también un poco pálido. El pequeño ni se inmutó, se encogió de hombros y enseguida fue a patinar uniéndoseaungrupodeniñosconelquehabíanestadohacíaunrato. —Tienes un hijo —pronunció sin perder de vista al pequeño. Había molestiaensutono. Ellaseenvaró. —Noesasuntotuyo.Esmividaprivadaynoteincumbe. —Ahíteequivocas.Tuvidaprivadatienemuchoqueverconmigo— setomósutiempo,perofinalmenteposólosojossobreella—.Másahora, que he decidido seducirte. Vas a ser mi próxima compañera de cama y juegos. Natasha lo miró boquiabierta primero, después incrédula y finalmentefuriosa. —¿Perotúquétehascreído?Noeresmitipo,noloseríasnienun millóndeaños. —Puedequeno,puedequesí.Tú,porelcontrario,síereselmíoy soyuntipoqueobtieneloquequiere,especialmentecuandoelpremioes unamujer. —Vamos, Nathan. Solo estás interesado en mí porque te he esquivado,porqueteignoroyporquenotengoelmásmínimointerésen ti.Losdossabemosquesimecolaraporti,saldríascorriendo. —No tienes datos suficientes para afirmar ese hecho —contraatacó él, cuadrándose y removiéndose—. Salgamos de aquí, no me gusta el hieloynotengopatines. —Entoncesnodeberíashabervenidoaquí—leespetómolestayrio totalmente irónica—. No pudiste resistirte a meterte donde no te llaman. ¿Qué?¿Necesitabassaberquiéneraeltipoconquiénquedéparacomer? Erespatético,NathanYork,ynomeinteresas.Déjameenpaz. Segiróyteníatodalaintencióndealejarse,peroélseloimpidió.No iba a dejarlo allí hablando solo y mucho menos iba a rendirse en su conquista,noporunmocoso. —Vasaacostarteconmigo,sabesqueterminarásporhacerlo,asíque elige.Porlasbuenaso... —¿Por las malas? —preguntó ella. No estaba asustada ni siquiera indignada,tansoloestabafuriosa—.Mira,conozcomuybienalostipos como tú, demasiado bien diría yo. No me interesa una aventura. ¿Haces todo esto por ese estúpido beso? ¿Porque no te he dado la opción de meterte dentro de mis bragas? —resopló—. Si quisiera a un tipo prepotente y engreído, con la cartera repleta, me habría quedado con Sutton. Sospechaba que aquel nombre no era uno cualquiera, sino el de un clarocompetidoroquizáeldeunex.ANathannolegustóniunpeloque locompararaconotrohombre. —VamosSasha,sabesquenohequeridoimplicarnadaofensivo. —¿Le he dado permiso para que me llame así, señor York? Porque yo creo que no. —Se pasó la mano por el pelo haciendo que su gorro cayesealsuelo.Resoplómolestaporsutorpezayloencaróunavezmás —.Veteacasacontufamilia,llamaatumadreocompraunperro,pero déjame en paz. Estás estropeando mi salida con mi hijo, hace meses que esperamosaquellegueestedía. Habíaciertoreprocheensuspalabrasytambiéndolor. —No he pretendido ofenderte, no me ofendas tú a mí. No soy una molestia, soy un hombre que... que te pretende —terminó—. Concédeme unacitayosdejarétranquilos. Natasha lo miró, hasta había una sonrisa casi dulce en su rostro duranteunlevesegundo,hastaquecambiótotalmenteyseriototalmente sarcástica: —¡Jamás! Recogió sus cosas, se colocó el gorro en su lugar, tirando de su aplastadopeloylediolaespalda. Nathantratódedetenerlaunavezmás,perosuseleganteszapatosse resbalaronsobreelhieloypatinócayendodeculo,entodasumagnifica presencia,yhaciendoreíralosniños. Natashanosegiró,nilomiróniseburlódeél.Llegóconsuhijoy con la voz más dulce de todas, con una que probablemente nunca le dirigiríaaél,loinvitóaunchocolate. Nathan se incorporó y trató de levantarse, algunos patinadores se acercaronparaayudarle,perosucaroabrigoysueleganteporte,estaban suciosyllenosdehielo,suorgulloherido. Lascosasnoibanaquedarseasí,ahno,aúnnohabíadicholaúltima palabra. Natasha -Sasha- se recreó, pensando y paladeando ese nombre prohibidosoloparaél,nolorechazaríaotravez,asítuvieraquejugarsus mejorescartasyganarsealrenacuajo. Podíahaceraquello,conseguiríaloquequeríay,cuandotuvieratodo enlapalmadesumano,cuandoelúltimomovimientohubierasidohecho, ledemostraríaqueeraunexpertoenhacer«jaquemate». *** Sasha estaba incómoda, nerviosa y un poco preocupada. Tenía la sensación de que Nathan estaba obsesionado con ella y cuanto más lo rechazaba más peligrosa era dicha adicción. ¿Se convertiría en un acosador? ¿La maltrataría? Sabía de la existencia de su hijo, ¿trataría de hacerledaño? Hacía tiempo había pactado consigo misma que nunca volvería a tener miedo, pero aquel hombre tenía los medios y el poder suficiente para destruir toda su vida, podría hacerlo y no había mucho que ella pudieraprevenirparaevitarlo.Sihubieratenidoaquellabocaquieta,sino sehubieradejadollevarporaquellanecesidaddedemostrarquiényqué era,ahoranoestaríaenaquellío.Élhabríapasadodelargoyeltontobeso nohabríasidomásqueotroenlalargalista,enladeél,porqueparaella solohabíahabidounhombreantes.Unoalquehabíaamadotantoqueaún le dolía el corazón. Uno que se atrevió a traicionarla tan profundamente quesabíaquenuncajamáspodríarecuperarse.NoqueríaotroSuttonensu vidanienladesuhijo,conunoeramásquesuficiente. LequitóaDereklospatines,poniéndolesusbotasfavoritasylollevó atomarchocolate.Hacíafríoysiempreseagradecía,aquelmomentoera especialparalosdos,porqueélsolíaestarmuynerviosoporlainminente llegadadeSantaClausylegustabahacerquesedistrajerayquedisfrutara delaverdaderamagiadelaNavidad. No eran los regalos, era la familia. Esa gente con la que siempre podíascontaryquetetraíanalegríasalavida.Esagentealaquesiempre llevabas en tu corazón si importar la edad o el momento, el lugar o la distancia.Siempreteacompañaban,deunaformauotra,queríaqueDerek comprendieraeso,apesardequemuchosadultosnoloentendieran. —¿Puedopedirextradechocolate,mamá? Natasha lo miró, concentrándose en el lugar. La camarera esperaba mientras su hijo hacía su petición. Sabía que no debía darle más de la cuenta,peronopodíadecirlequeno.Erademasiadobuenoparanegarle algo,almenosesedía. —Estábien,peroentoncessolocomerásunagalleta. Derek asintió con intensidad y después hizo su pedido. La chica, Cindy, según su placa de identificación, le dijo que se lo llevaría en una taza especial si era bueno, así que el pequeño no cabía en sí de gozo. Sonrió y puso su cara de no haber roto un plato jamás, haciendo reír a Sasha,quelocargócomosinopesaranadaylollevóasumesa. Uninstantedespuésteníancompañíaynoeranadaagradable. —Ni una palabra —exigió Nathan, para pasar a dirigirse al niño extendiendosumanoyestrechandoladelmásjoven—.MellamoNathan York—sepresentó—ymegustaríahablarcontigo. Derek lo evaluó con la mirada y Natasha tuvo que contener una sonrisa. Parecía más mayor, más serio mientras le advertía al desconocido, en silencio, que iba a someterlo a una criba profunda y minuciosa.Nadieharíadañoasumami. —MellamoDerekynomegustas. —¡Derek!—sesorprendiólamujer—.Nodebes... —Te gritó mamá, yo lo vi. —Se dirigió al hombre entonces—. No megustaquenadielegriteamamáolahagaponersetriste,yoladefiendo ytúeresmalo.Noquieroquetequedesaquí. Nathanmanteníaunasonrisaforzadaenelrostro,mientrastratabade acercarsealniño.¿Seríaunaestratagemaoloestaríahaciendodeverdad? ¿Realmentequeríaconocerasuhijo? —Cariño,elseñorYorknoesmalapersona,estáunpoconervioso nadamás. —Peroyovicómotehablóyesonoestábien.Laabueladicequelos hombres debemos hablar con dulzura a las mujeres y por eso no se le puede gritar a las niñas ni pegarles —le dirigió una mirada oscura al hombre,entrecerrandosusojitosylevantandoundedo,paraseñalarlo—. Sihaceslloraramamá,telasverásconmigo. Nathan sonrió y tomó la mano del niño, tratando de aligerar el asunto. —Entendido,colega.¿Puedosentarme? El niño miró la silla y luego a su madre. Natasha no deseaba que pasaraelratoconellos,perodebíadarejemploasuhijo.Noqueríaque desarrollaraaversiónporloshombres,yabastanteteníaelpobreconsu padre,comoparadesconfiardelresto. Susproblemasdemujeradultaeranunacosa,suhijonecesitabatener fe en el género masculino, ya que él no tardaría en formar parte de ese colectivoadulto.Yaeraunhombreynipodíanipretendíacambiarlo. —Claro que puedes, a Derek y a mí nos encantaría —casi se atragantóalpronunciaraquellaspalabras. —¿Nosencantaría,mami?—preguntóelniñodubitativo. Sashaasintió. —Por supuesto, mi amor. —Le besó la cabeza y le ofreció el chocolatequelehabíandado—.Come,concuidado. —Siempre lo hago. —Tomó un sorbo largo y miró a Nathan—. ¿Todoslosjefesdemamásoncomotú? Elhombreparecíatotalmentefueradelugar.Nocreíaquelegustara alternarconniños,peroestabaclaroqueseestabaesforzandoporalgún motivooculto. —Notanguapos—bromeó—.Tumamáesunamujerencantadoray hacemuybiensutrabajo.¿Túhacesbientustareasdelcolegio? Derekasintió,posólatazaenlamesaycontodoelmorrountadode chocolate,sonrió. —Soylisto,hesacadoundiezenmatemáticas... —¡Vaya!Síqueestodounlogro,¿verdad?Amísemedabanfatallas matemáticascuandoteníatuedad.—Lacamareraapareciódenuevocon uncafé,elolordelabebidahizoqueDerekarrugaralanariz. —Puaj,¿deverdadtegustaeso?Esmejorelchocolate. Natashasonrió,divertida. —Aalgunosmayoreslesgustaelcafé,miamor. —Atino,mamá. —No, a mí no. Tienes razón. —Cogió una servilleta de papel para limpiarlo—.Comeconcuidado.Nadadeterminarsetododeuntrago,que lascosasbuenas... —Hay que hacerlas durar —terminó el niño por ella orgulloso, despuéssedirigióaNathanparaexplicarse—.Sidasunsorbopequeñoy losaboreas,duramásylodisfrutasmás.Esmejor.Nohayqueserglotón. Mejorpocoapoco. —Estoydeacuerdocontigo,muchachote.Nohaynadacomobocados pequeños,paradegustarun...dulcesuculento. —¿Porquénotomaschocolate?—pensóentonces—.Elcafélotoma lagentequetienemalhumor. —¡Nathan!—loregañósumadredenuevo. —¿Qué,mamá?Túsiemprelodices. Natashasesintióenrojecerytratódedesviarlaatencióndelosojos de Nathan que se clavaron inquisitivamente en ellos, mientras arqueaba unacejaconsarcasmo. —¿Porquédiceesotumamá,Nathan?—preguntóalniño. Lamujerquisoquelatierralatragaraenaquelmomento.Sabíaque elnoventaporcientodelapoblacióneraadictaalcafé,quedaríarealmente mal, pero había desarrollado cierta aversión por aquellos que solo tomabanesabebida.Noporaquellos,englobandoalamayorpartedela gente, sino por aquel, el cabrón que la había destrozado mental y emocionalmente. —Porquelagenteamargatomabebidasamargas. —¿Meconsiderasamargo,Natasha?—inquirióconciertadiversión. Ella sabía que aquella imagen de él, como si lo supiera todo y la hubierapilladoenunatravesura,nodebíaponerlanerviosa,perolohacía. Nathaneradeesaclasedehombresquepormásqueintentarasborrarlos de tu mente y tu sistema, siempre volvían por más. Era demasiado atractivoparasupropiasaludmental. —Puedequeavecessí—espetó,noplaneabaretrocederdeltodo—. Detodosmodos,tansoloesunabromanuestra.Nadamás.Somosmásde chocolate.—Seencogiódehombrosydiounsorbitodesupropiabebida. Derekserioylaseñaló,Nathantambiénesbozóunasonrisa. —¿Qué? —preguntó a aquellos dos hombres, uno tenía su corazón, elotrolavolvíatotalmenteloca. —¡Tienes chocolate en la nariz, mamá! —El niño se puso de pie sobresusillayseacercóparadarleunlametónenlapuntaymancharla mástodavía—.Yaestá. Natashaserionerviosa,mientrastomabaunaservilletaparalimpiar losrestosyatrapabaasuhijoenunabrazodeosocariñoso. —Ven aquí, fierecilla —le hizo cosquillas en el cuello y le dio un beso,elniñomiróaNathan. —Mamá siempre me da abrazos de oso y son geniales. ¿Quieres probar? —preguntó al hombre, parecía que el hecho de que su madre le hubiera dado vía libre para sentarse con ellos, había acabado con las defensasdelpequeño. La mujer empezó a protestar, tratando de explicar a su hijo que los mayoresnohacíanesascosas,sinembargosujefelotomóliteralylousó paraponerlarealmentenerviosa. —Meencantaría,Derek. —¡Tienesquedarleunabrazodeosoalseñor,mamá! Natashanegó. —Ah,no,cariño.Essolonuestroabrazoydenadiemás—fulminóa suacompañanteconlamiradayestetuvoeldescarodereír.Lacarcajada procuróqueensuinteriorseencendieraunainsistentellama. —Sería un placer probar ese abrazo de oso, Natasha —pronunció, después se dirigió al niño—, pero tu madre tiene razón, Derek. Es algo vuestro. —¿Y los besos de esquimal? ¿Y las cosquillas de ogro? ¿Y las historiasdelagarrayelgusanoremolón? La mujer trató de acallar a su hijo, pero el niño siguió enunciando milmomentosquecompartían,milsecretospropiosquenoteníaninguna intencióndeairear. Eraunamujerdiscretaynolegustabaairearsuvidapersonal,pero suhijonoteníamalicianinguna.Paraélaquelloeramuynormal. —Tumadreesunamujerencantadora,porloquepuedoapreciar— pronuncióNathan,ensuvozhabíapresentealgodiferentequenuncahasta entonces había estado. ¿Un toque de emoción? ¿El salvaje, presumido y siempre-me-salgo-con-la-mía Nathan York? Seguro que estaba viendo fantasías donde no había nada, absolutamente nada, solo un playboy que queríametersedentrodesusbragas,nodeberíadarlepieaello.Dehecho, deberíairacabandoconesareunión. —Nosotros tenemos que volver a casa, esta noche hay que dejar el calcetínjuntoalachimeneay... Derek se puso de pie, terminó su chocolate de un trago y cogió su galleta, de pronto empezó a impacientarse, pasando su peso de un pie al otro. —Yaestoylisto,mamá.Vamos,vamos,vamos.Laabuelaseguroque yanosestáesperando. Nathan sonrió, recorriéndola de arriba abajo cual depredador, aclarándolequepormásquepudieraescaparesavez,nohabíandichola últimapalabra,yselevantósinhabertocadoapenassucafé. —Hasidounplacerconocerte,Derek—estrechólamanodelniñoy miróalamadre—.Unaauténticasorpresa,Natasha. —Sí, ya imagino. —Hizo un gesto con la mano, en dirección a la puerta—.Debemos...irnos...yasabes. Abrochó el abrigo de su hijo, le colocó el gorro y se levantó. Él seguía allí, mirándola, mientras se colocaba su propio abrigo y lograba quesuslatidosseaceleraran. «Novayasporesecamino,Sasha.Esmuypeligroso». Teníaqueteneresaadvertenciaclaraensumente.Noeramásqueel tipoquequeríallevárselaalacamaparadejarlatiradadespuésyelúnico motivo de que eso sucediera, era el hecho de que se había atrevido a rechazarlo. Su interés era ocasional y estaba fundado en cuestiones erróneas. —Nos veremos en la oficina —comentó dando la mano a Derek y pasandoporsulado. —Cuenta con ello, Natasha. —La mano de él rozó su brazo en el momento en que le abría la puerta del local, para permitirle el paso—. Quizáinclusoantesdeeso—comentó. Supoqueteníaquemoverserápidoysalirdeallíantesdequehiciera algunaidiotez,comobesarlootravezopensarqueeraalgoqueellasabía quenoera. Nosabíaelporquédeaquellaaparenteamabilidadolaintenciónde convertirse en alguien que no era, pero los tipos como él nunca hacían nadasinrazón. No iba a enamorarse solo porque le abrieran una puerta o porque hubierahabladoconsuhijocomosileimportara.Nosignificabanadaque unhombrealqueestabaseguraquenolegustabanlosniños,prestarasus cincosentidosparademostraralpequeñoqueteníatodasuatenciónenél. No,NathanYorkeraunhombreynodebíafiarsedeél. Sucorazónestaríaenpeligro,lavidaquehabíaconstruidoparaellay suhijo.Lascosaserandemasiadoimportantescomoparaestropearlaspor unaaventuraouninoportunodeseoinsatisfecho. Porunlado,legustaríaserinocente,comounavezhabíasido,creer yconfiarenél,peroporotroladosabíaque,sihacíaaquelloysedejaba llevar,sileentregabaalgoquenomerecía,todoterminaríayaquellavez notendríaunasegundaoportunidad. Noporquenopudieraperdonarloaél,alfinyalcabo,loshombres iban y venían, eran extraños y había muchos, lo que realmente le daba miedoerabatallarconsigomisma,mirarsealespejoyodiarenloquese habíaconvertido. Unamujerfríaydistante,conmilyunmiedos.Suttonhabíadestruido algo en su interior, la había pisoteado y marcado, había acabado con su ilusión. Gracias a Derek había descubierto otra forma de amor, uno que nomoriríanunca,peroincluiraalguienmásenlaecuación,ahorafeliz, desuvidayarriesgarseaperderlotodo,eraalgoconloquenoplaneaba jugar. No le gustaban las apuestas, no era una mujer a la que la buena fortunalehubierasonreídoalgunavez,aexcepcióndeconsuhijo.Yuna vezhabíasganadoelpremiogordo,eracasiimposiblequeloganarasotra vez. Estaba claro que unas personas estaban hechas para vivir grandes romancesyotras,comoella,teníanqueconformarseconleersobreellos overlosalolejos. Su único y gran amor sería para siempre su niño, el resto... en realidadnoimportaba. Nathan pronto se aburriría y seguiría adelante con su vida y ella encontraríalaformadeolvidareldeseoquehabíanacidoentreambos. CAPÍTULO8 Nathan salió de la ducha con su cuerpo derrochando vapor. Había querido quitarse el acartonamiento que la ropa mojada había provocado en su piel y, con ella, la sensación de que estaba portándose como un idiota. Nuncahabíasidounamalapersonay,sinembargo,estabasiendoun auténticocabrónsinescrúpulosconSasha.¿Porqué?Sindudaellasacaba su lado malo. El más perverso, convirtiéndolo en alguien que no le gustaba. Se miró al espejo y se regañó. Había dado por supuestas muchas cosas,peroesamismatardehabíadescubiertounascuantasenlasquese habíaequivocado.LasideaspreconcebidaseranunamalacosayniDerek niNatashalasmerecían. Sefrotólosojosmientrasseinclinabasobreellavabomaldiciendo. Noestababienqueelhechodedesearaunamujer,hicieraquepasarapor encimadetodaslascosasquelehabíaenseñadosuabuela.Aquellamujer dulceycariñosasiemprehabíaestadoasulado,dándoleelamorquesus padresnohabíanpodidooqueridoentregarle.Veraquellatardealaque anhelaba fuera la próxima mujer en su cama junto a aquel niño, había hecho que algún tipo de interruptor se activara en su interior. Las cosas nunca eran blancas o negras y debería haberse dado cuenta antes de que unamujercomoaquella,noerasencilla.Pormásqueparecieraquesí. Soltóunlargosuspiroyabrióunodelosarmariosparasacarelbote deaspirinas.Ledolíalacabezaysesentíacansado.¿Estaríaincubandola gripe?Noteníatiempoparaenfermar,noqueríahacerlo. El timbre de la puerta interrumpió sus cavilaciones. ¿Quién sería a aquellashoras?Nohabíaquedadoconnadieesanochey,apesardeque fuera una de estas festividades para pasar en familia, planeaba pasarla totalmentesolo. Una aspirina, un cuenco de palomitas y su mando a distancia. Tenía milesdecanalesparaescogeryunsofádecuerobastantecómodo. Atravesó el salón descalzo, dejando las huellas húmedas sobre la moqueta,peronoleimportó.Sesecarían,tampocoeraparatanto.Cuando eltimbretaladródenuevosusoídos,haciendoquesudolordecabezase incrementara,gruñó,masticólaspastillasquellevabaenlabocaconsaña yabrió. Una muy poco vestida Mandy apareció al otro lado, llevaba lo que parecíaunsaltodecamasemitransparenteyunostacones. —Hola cariño, Feliz Navidad —pronunció saltando a sus brazos y besandosucuello. Surostrollenodemaquillajelahacíaparecerunamuñecaysustetas de silicona le recordaron a un flotador. ¿Realmente había estado interesadoenella? No importó que se restregara contra él, ni siquiera que tirara de su toalla para tocar su miembro, su cuerpo no reaccionó, no sentía ni una briznadedeseo,comosihubieraperdido,depronto,elapetito. Mandyerademasiadoartificial,demasiadoperfecta. Tomósusmanosylasapartó,negando. Ellahabíacerradolapuertaconelpie,quedandoambosatrapadosya solasensucasa.Estabaclaroloquequería,loquehabíaidoabuscar,pero noplaneabadárselo. —Mandy,no.Tedijequeestosehabíaacabado. —Vamos, Nate, sé que no lo decías en serio. —Hizo un mohín de disgusto y lo miró con cara de pena, casi suplicante—. No quiero una boda,solopasarlobien.Túyyo,entucama,comoenlosviejostiempos. —No me interesa —su voz sonó carente de sentimiento, no tenía tiempo para aquello ni ganas. Necesitaba preparar una estrategia para acercarseaSashaydemostrarlequenoeratanidiotacomoparecía. Sí,nolegustabanlosniños. Sí,ladeseaba. Y sí, por supuesto que planeaba seducirla y llevarla a su cama. Una relacióncasual,algoconfechadeexpiración,comodebíaser.Noeraun hombredecompromisos,peroNatashaJenkinsloencendíapordentroy lehacíaansiarnosoloposeerla,sinoserposeído. Al rememorar el aspecto de aquella mujer, su cuerpo reaccionó de inmediato,lasonrisadeMandyfuedesatisfacciónenelmismomomento enquetomabasumiembroyseinclinabasobreélparalamerlo. —Yasabíaquenopodíasestarhablandoenserio,Nate. Nathanseapartó,molesto,secubrióconlatoallaylamiródemalas maneras. Habían sido amantes un tiempo, pero le molestaba que no entendieralaindirecta. —Mandy,no.Lonuestroseacabó.Nomegustarepetirlascosasylo sabes. —Perosiestamosmuybienjuntosymedeseas... Nathansellevólasmanosalacabeza,sentíaqueseleibaapartirpor lamitad. —No necesito esto ahora. Me siento mal, me duele la cabeza, estoy cansadoyquieroestarsolo—espetó—.Vuelveacasaypasalanochecon tufamilia. —Noesperanquelohaga. —PuesllamaaMaxyarreglaunacitaconél,loquesea. Mandyseenfadóhastaelpuntodequecasiechabafuegoporlaboca, losojosylasorejas.Supeloderubiateñido,medioestropajoso,lehizo preguntarsecómohabíapodidodesear... No había nada natural en ella y se sentía avergonzado de sí mismo. ¿Tansuperficialeraahora?¿Enquésehabíaconvertido? —¿QuétehadadoconMax? «¿QuequémehadadoconMax?» Casi se rio al escuchar su pregunta, porque la respuesta era jodidamentefácil. AqueltipoteníaalgoconNatasha.Nosabíaexactamentequéerayno legustabanada. —No me ha dado nada, creo que encajarías mejor con él. Inténtalo, notienesnadaqueperder. Mandydejócaersendaslágrimasdecocodrilo.Eraunaactuación,lo sabía,peroesonohizoqueelladejaradehacersushow. —Nuncamehasquerido. Nathan puso un gesto de incredulidad. ¿De verdad iba a jugar esa carta? —Esonoesningunasorpresa.Teníamosunacuerdo.Algotemporal ylosabes.Nuncateheengañado. —Perosesuponíaqueibasaenamorartedemí—sequejó. El hombre no pudo evitar preguntarse si aquello podía ser cierto. ¿Habría pensado Amanda que alguien como él podría amar? Casi quiso reírse, nadie, además de su abuela, le había mostrado amor, incluso ella había decidido abandonarlo cuando murió, ¿por qué diablos iba él a arriesgarse queriendo a alguien que tarde o temprano lo dejaría tirado? Esojamás. —Yonotengointerésenelamor.Esuncuentochino—recorriósu cuerpo con los ojos y resopló—. Puedo presentarte a Gordon. Es un hombredemedianaedad,divorciado,segúncreoestábuscandounanueva esposa. —¿GordonSands?—preguntóconinterés. —Elmismo. —Eltipoquetieneesebufetedeabogadosen... Noladejóterminar,asintió,cortandosupregunta. —Exacto. Te voy a dar su teléfono —buscó una tarjeta y se la entregó.Eltipoyélhacíannegociosamenudo.Dirigirunarevistanoera fácil,hacerloconvariaseraunajodidalocuraysiemprehabíademandas porunladooporotro—.Llámalo,eressutipo. —¿Ybuscaesposa? —Lesobraeldineroysí,tambiénestábuscandounanuevaesposa. —¿Críos?—Lopreguntócasicomosifueranunaaberración. Nathansepreguntósiélresultabatanruincomoella,esperóqueno. —No. Según tengo entendido, no tiene interés por los hijos. Su sobrinoMattseráquiencontinúelatradición,porloqueséyaessociodel bufete. —Genial—dijoMandyabrazándoloydándoleunbesoenlabocade despedida—.Gracias,fuebonitomientrasduró.—Caminóhacialapuerta, poniéndose el abrigo y cuando llegó allí lo miró—: Espero que tengas buenasuerteyconsigasloquequieres.Eresunbuentipo,NathanYork. ¿Lo diría porque acababa de darle el número de su amigo? Eso no era nada, tan solo librarse de un problema que Gordon aceptaría con gusto. Seencogiódehombrosyesperoaquesaliese.Nohubomáspalabras mientras ella caminaba hacia el ascensor y desaparecía tras las puertas dobles. Élseencerróensucasaysedejócaerenelsofá,conelmandodela tele. Se preguntó qué estaría haciendo aquella mujercita que lo estaba volviendodelrevésenaquelmomentoypensóque,seguramente,estaría preparandounafantasíaparasuhijo,conregalosportodaspartes. ¿Cómo sería eso? ¿Cómo se sentiría uno cuando alguien te quería contantaincondicionalidad?¿Cuandoerastodoparaunapersonaynadie podíaarrebatarteesafelicidad? Sintióunpinchazodecelos.Lehubieragustadosereldestinatariode toda aquella emoción, pero sabía que sería injusto por su parte anhelar algoquenoestabadispuestoadar. Nathan York no amaba, seducía. No decía palabras bonitas, sino algunassensualmenteeróticasy,porsupuesto,noseandabaporlasramas. No tenía nada que ocultar y disfrutaba del sexo ocasional con mujeres despampanantesydispuestas. Entonces, ¿por qué había puesto sus ojos en Natasha Jenkins? La mujermásfríaydistanteconélquehabíaconocidonunca. Quizáporqueaqueldía,bajoelmuérdago,habíadescubiertoquesu aparentefrialdadnoeramásquefachadayquebajoaquellaropaampliay eltensomoño,seescondíaunamujerreal.Unaquepodríaatentarcontra suordenadomundoyponerlopatasarriba. Necesitaba acostarse con ella para sacar de su ser aquella incomodidad. Una vez probada, se aburriría. Pasaría a otra cosa y todo, absolutamentetodo,iríabien. Podríavolverasuvidatalycomolaconocía,exactamentecomole gustaba. Aldíasiguienteharíaotromovimiento. «Atacasupuntodébil,Nate,ylastendráscomiendodetumano». Esehabíasidoelúnicoymejorconsejoquesupadrelehabíadado, respectoalasmujeres,yplaneabaseguirloexactamentealpiedelaletra. YenelcasodelaseñoritaJenkins... EstabaclaroqueDerekeraelcamino. CAPÍTULO9 —Ya va —dijo Natasha alzando la voz mientras esquivaba algunas cajas vacías para llegar a la puerta. El timbre sonaba con insistencia y, aunquenoesperabaanadie,pensóquepodríatratarsedealgoimportante. Desde luego no estaba preparada para ver al hombre que estaba al otrolado. —Señor York —su voz sonó dura, le disgustó que interrumpiera aquella mañana especial, logrando que llegara a la conclusión de que la pequeñatreguadeldíaanteriorhabíansidomerasimaginacionessuyas. El hombre elevó un inmenso paquete envuelto en papel de regalo multicolorconpequeñosrenosgraciososportodaspartes. —Buenosdías,Natasha.¿DóndeestáDerek?AlparecerSantaClaus perdióunregaloporelcaminoyhetenidolasuertedeencontrarlo. La mujer trató de cortarle el paso, medio cerrando la puerta y bloqueandolaentradaconsucuerpo. —¿Quétecreesqueestáshaciendo?Noteheinvita... Derekseescurrióporunhuecoylomiróconojosllenosdeilusión. Llevaba su pijama de Cars y parecía emocionado al descubrir el nuevo regalo. —¿SelecayóaSantaClaus?¡Vaya!—estirólosbrazosparacogerlo, Nathanseloentregó—.Esenoorrrme.¡Mira,mamá! Allímismosesentóenelsuelo,antelaincómodamiradadesumadre yprocedióadestrozartodoelpapel,sincontemplaciones.Suhijonotenía pacienciacuandosetratabadedescubrirsorpresas. —Jopelines,mami.¡Fíjate!EsunalocomotoraylosvagonesdePolar express.Meencantaesapeli—dejóeljugueteenelsueloyenunimpulso abrazó las piernas del hombre—. Gracias, señor jefe, por encontrar mi regalo,porqueesgenialyhabríasidounapenaqueseperdiera. Se apartó antes de que Nathan fuera capaz de reaccionar y Sasha sintióciertasatisfacciónalnotarsuincomodidad,estabatotalmentefuera desuambiente.Leveníabien,pormetersedondenadielellamaba. Derek, ajeno a la tensión del momento, cogió el paquete y entró llamandoasuabuelaavoces. —Abuelaaaaaa,venymiraloqueperdióSantaporelcamino. Lavozsonóapagadacuandoentróalsalónycerrólapuerta,Natasha miróalhombrequeempezabaaponerlanerviosa,másquenuncaantes,y atacó. —¿Cómo te atreves a venir a mi casa la mañana de Navidad y a meterteenmivida?Sicreesqueporquelehagasunregaloamihijovoya acostarmecontigo... Nathan no permitió que acabara su advertencia, la tomó por la cintura,pegándolaasucuerpo,ylabesó. Ella batalló unos momentos, pero pronto se dejó llevar. Las manos que trataban de empujarlo se enlazaron alrededor de su cuello, mientras un escalofrío la recorría entera. Aquel hombre sabía exactamente qué hacer con su lengua para volverla loca. Era un total asalto contra su intimidad, un acoso claro, pero una parte de su ser anhelaba que la siguieraacosando. Elhombrenoseapartó,mordisqueósuslabios,jugandoconellaun momento, para volver a reclamarla entera. Las respiraciones de ambos sonaban agitadas, mientras las grandes manos abarcaban la femenina espaldahastallegarasutrasero.EraevidentelaereccióndeNathanylo muchoquedeseabaacostarseconella. «Nodejesquetehagaesto,esigualqueSutton». Afortunadamente, la voz de la razón llegó en su auxilio, dándole la energíaquenecesitabaparaapartarsedeélypasarselamanoporlaboca paraborraraquelbeso. Supechosubíaybajabaconagitación,mientrassucuerposeretorcía ansioso por repetir la escena. Anhelaba aquellas manos estimulándola, excitándola, reconociendo cada diminuto centímetro de su ser. Aquella bocallenadepecadollevándolaacotasinimaginablesdeplacer. Nolecabíadudadequeseríaunexpertoenlasartesamatorias. —Lárgate, ahora —exigió. Sin embargo, no sonó como hubiera esperado. Le temblaba la barbilla y su voz parecía un débil murmullo. Había alterado su inalterable presencia, hasta tal punto que supo que la únicaformadeacabarconello,eradejarloatrás.Abandonaresavida,ese trabajoyhacerqueNathanYorkdejaradeserunaconstanteensuvida—. Noeresbienvenido. —Hace un momento me ha parecido todo lo contrario, Natasha. Parecíasbastantecontentadeverme.—Noparecíatanprepotentecomoel díaanterior,sinembargo,símostrabasusatisfacción. —Noeresmitipo—espetóconsaña.Noteníaningúninterésenque lo fuera, estaba cansada de los hombres como él, que llegaban, conquistaban, masacraban tu mundo poniéndolo patas arriba y desaparecíansinmiraratrás. —Pero tú sí eres el mío. ¡Vaya contrariedad! ¿No crees? —La recorrióconlosojossinprisa,parahacerungestoconlacabezahaciael interiordelacasaunmomentodespués—.¿Nomeinvitasapasar? Sasha se aferró a la puerta con fuerza, hasta que los nudillos se le pusieronblancos,mientrasnegaba. —Jamás. Vuelve por donde has venido. Te pagaré el juguete que le hastraídoamihijo,noquieronadadeti. —Peronoesparati,¿verdad?—Ensusojospareciódestellarunaluz peligrosa, como si la furia estuviera a tan solo un paso y ella fuera la culpabledesudespertar—.DejaqueDerekyyoseamosamigos. —No,porqueatinoteinteresaDerek. —¿Ycómoestástanseguradeeso?—Diounpasoamenazadorhacia ella,invadiendosuespaciovital.Lerozólamejillaconlanarizysusurró en su oído, permitiéndole notar la calidez de su aliento—. Me gusta besarte Natasha Jenkins, me mata tocarte y muero de necesidad por hundirmeprofundodentrodeti,perotodoesonotienenadaquevercon Derek. —Se retiró, se colocó el cuello del abrigo y tuvo el descaro de sonreír—.Sondosrelacionesdiferentes,asíqueseguiréintentándolo. —Si te empeñas en seguir con esta persecución, me obligarás a dimitir. El gesto de su acompañante se oscureció, su mandíbula formó una rígidalínea. —Noloharás,noaceptarétudimisión—decretó,despuésdiomedia vueltadecaminoasucoche,comosinoleimportaranada,cuandollegóa la puerta y se giró, ella aún lo miraba. Debería haber reunido la fuerza suficiente como para darle un portazo, pero estaba paralizada, no sabía qué hacer o decir. ¿No planeaba rendirse? ¿No lo haría? ¡No podía permitirquelearrancaranelcorazón!Nootravez. —Feliz Navidad —pronunció dedicándole otra intensa mirada llena depromesasdeplacerenunfuturocercano—.Teveomañana,nohagas planesparacomer. —Voy a dimitir —contradijo—, no tendré tiempo para comer ni contigoniconnadie. —Puedesintentarlo. Y con esas palabras entró en el coche muy pagado de sí mismo y desapareció.Natashadioentonceselportazoquedeseabadarygritó,harta dequeaquelsexsymbolestuvieradispuestoadestrozarlaordenadavida quetantotiemposehabíatomadoencrear. ¡¡Ytodoporaquelestúpidobeso!! ElúnicopensamientoquecaldeabaelinteriordeNathan,ydespertaba ciertas partes concretas de su cuerpo, era aquel que dejaba clara la inmensa y deliciosa sensualidad de Natasha. Por alguna razón, no podía comprender cuál, ella se esforzaba mucho por ocultar su apasionada naturaleza. Se había transformado en fuego líquido en sus brazos y, sin embargo,tanprontocomorecuperóloqueellallamaracordura,sehabía apartado,volviendoaesaactituddistanteyfríaquelamantendríaasalvo. Almenos,esoeraloquecreía. Una sonrisa reflejó lo contento que se sentía. No era inmune a sus encantos.Lucha,entregayluchaotravez,perolodeseaba,probablemente tantocomoélaella.¿Cómolograrquebajarasusdefensas? Estaba claro que no se había ablandado por el regalo que le había llevadoasuhijo.Dehecho,dudabamuchoquelahubierapodidoengañar conaquellapequeñamentiradequedeseabaunarelaciónconelniño.¡Por Dios! ¡Nathan York no tenía ni idea de niños! Y sabía que ella era conscientedeesehecho.Noobstante,planeabaaferrarseaesarealidadde forma completa, como debía hacerse. Como necesitaba hacerlo. Si el renacuajoeraelmedio,entoncesqueasífuera. No había sabido cómo actuar cuando el niño lo había abrazado, cuando lo había mirado con aquellos ojitos como si él fuera el mejor y más capaz hombre del mundo. Nunca había sentido esa extraña incomodidad en su interior, que lo hacía sentirse débil y fuerte a la vez. Capazyasustado.Lodevolvióaunmomentodesuvidaenquetansolo eraunpeleleynoqueríaeso,nosoloNatashahabíaluchadoporcrearesa coraza, él también tenía las propias, para protegerse de aquellos que lo habíanabandonado. Se sentía solo y aquel pequeño, Derek Jenkins, lo único que había logradoeradejarleclaroquehabíaungranhuecoensuvida.¿Podíaser que fuera tiempo de buscar una mujer florero para que le hiciera compañía? El escalofrío recorrió por completo su cuerpo. No, no podría soportar a una Mandy veinticuatro horas al día, siete días a la semana, teníaquehaberotrasoluciónparaesasoledad. Natasha... PeronoibaacasarseconNatasha.¿Porqué?Puesesoerafácil,no eramujerparaél,nocomprenderíasusnecesidadesdesaltardecamaen camaomantenersuespaciopersonal.Quizáhabríaestadodispuestaaello si garantizaba el futuro de su hijo. No le costaría tanto pagar la universidad del niño y todo lo que quisiera hacer y a cambio, tener a la madreensucamayensuhogar.Acompañándoloafiestasy... Sussociosseburlaríandeél.LaseñoritaRottenmeier,pormásquese calentarabajosusmanos,noeraloqueseesperabadeunaltoejecutivo. NopodíaactuarcomoMandy,noteníasusatributos. Necesitaba una solución. Si se negaba a compartir su cama por las buenas, a tener una aventura, y estaba claro que él no estaba dispuesto a casarse con ella, solo le quedaba la opción de pactar algo con ella que resultarabeneficiosoparalosdos. Quizápodríaconvertirseensuamanteuntiempoacambiodequeél garantizara un hogar y los estudios de su hijo. Era un buen trato, probablementetrastresocuatroencuentros,élseaburrierayellatendría solucionadaelrestodesuvida. Nocreíaquefuerafelizviviendoconsuspadres,parecíaunamujer independienteyquizá,soloquizá,algodesesperada.¿Quéhabríasidodel padredelniño?¿Habríamuerto? No se explicaba otra forma de que hubiese tomado la decisión de alejarsedeella. Pulsólateclademarcaciónrápidaenelteléfonodelcoche,activando elmanoslibres,yllamóasusecretaria. —Necesito un informe completo sobre Natasha Jenkins. Antiguos trabajos,relacioneslaboralesypersonales,todoloquepuedasencontrar. La voz ronca de su secretaria le hizo preguntarse si no la habría despertado. —Sí,señor. —Esalgourgente,sinolofueranotemolestaríahoy. —Sí, señor. —Un bostezo llego a través de la línea. No era tan temprano,yaeradedía. —Encuantoconsigaslainformación,llámame.Estarédisponibleen elmóvil. —Sí,señor—terminólamujerycolgóantesdequeélpudieradecir algomás. ¿Qué les pasaba de pronto a las mujeres? ¿Acaso se habían vuelto todaslocas?¿Desdecuándolotratabancomosifuerauntiponormal?No loera,eraatractivoyrico,máslesvalíanoolvidarlo. —Soyunidiota—dijoenvozaltaenelcocheyseburlódesímismo —.Siestuvierasaquí,abuela,ibasadarmeunadetusfamosascollejas. Llevaba demasiado tiempo saliéndose con la suya y parecía que la revelación de la noche anterior no había servido para nada. Se había deshechodeMandy,peroahorateníaquedeshacersedelplayboy. ¿PodríaNathanYork,despuésdetantosaños,serunhombrenormal? CAPÍTULO10 —¿Todo va bien? —preguntó su madre con gesto de preocupación. Si había alguien que detectara sus diferentes estados de ánimo, por más queellatrataradeocultarlosydisimular,esaeraella. Había aprovechado que el niño estaba en el jardín con el abuelo, probandolanuevabici,paraacercarseyhablarconsuhija. —Todo...—Lamiróysintiócómolaslágrimasanegabansusojos—. Todoesunamierda,mamá.Todo.Mijefesehaobsesionadoconmigoy nomedejatranquila.Quiereacostarseconmigo,claro,noesquepretenda algomásdecente.—Sellevólasmanosalacaraysefrotólasienylos ojos,tratandodealiviarsudolordecabeza. —Notienesquehacernadaquenoquierashacer,Sasha—lerecordó lamujermayor,contonotranquilo—.Nadiepuedeobligarteaenamorarte odesearaalguien. —Dudopoderenamorarmeotravez.Menosdealguienqueseparece tantoaSutton.Yahepasadoesearounavez,noquierotropezardenuevo conlamismapiedraycaer.Porquedudosercapazdesalirdeeseagujero otra vez. —Parecía derrotada, nerviosa y asustada, porque lo estaba. Deseabaserniñadenuevo,paraachucharalamujerquelehabíadadola vidaypedirle,ensilencio,quearreglaratodoporella,comosolíahacer en otros tiempos. Odiaba ser una adulta—. Lo único bueno que me ha pasadoenlavidaesDerek,todoloquehagoesporél,peronosésipodré hacerfrenteaNathanysalirconelcorazónenterodeesto. —¿Enquéhaspensado? Sumadrelaconocíatanbienqueavecesledabamiedo. —Quizádebadimitir.Dejarestetrabajoybuscarotro. —Si crees que es la mejor solución, hazlo. A tu padre no le vendrá mal otro par de manos en la juguetería. El sueldo no será muy grande, pero...saldremosadelante.Comosiemprehemoshecho. —Losé,mamá.Losé,peronoquierodarlemásproblemasapapá,se preocupa mucho y ya debería pensar en jubilarse, no en resolver mis asuntos.Esonoesjustoparaél. —Tampoco es justo para ti lo que está sucediendo. Decidas lo que decidasestarábien,teapoyaremos—prometiósumadreconconvicción. Sabía que lo decía de corazón, pero estaba cansada de tener que dependerdeotrospararesolversuvidaytodoporuncalentón.¿Noera capaz de contener su libido? ¿O su orgullo? Si no hubiera sentido la necesidaddedemostrarnada,ahoranoestaríaeneselío.Eljefelahabría besadosinmásy,después,habríapasadoaotracomosinada. Malditafueraporhaberdeseadoserloqueeraynoaquellafachada quehabíacreado.Tansolosehabíacomplicadolavidaynadamás. —Losiento.Losientotanto...Solooscausoproblemas. —No fuiste la única a la que Sutton engañó, cariño —pronunció su madreenvozbaja. Elloslohabíanconocidoyhabíanestadoencantadosconelhombre. Ningunosospechódesusdeshonestasintencionesodesussecretos.Nadie sabíaquehabíaunaprometidaembarazada,hijadealgúntipoimportante, con la que iba a casarse. Tan solo la utilizó y la desechó como si no sirvieraparanada. «ComoharáNathansilepermitesacercarseati». Su conciencia tenía claro aquello, su corazón no. Había dudas de nuevo,comosiquisieracreerenalgoque,deantemanodeberíasaber,iba asalirmal. —Hagasloquehagas,nodejesqueteafecte—dijosumadre—.No dejesqueminetuautoestima.Eresunamujerpreciosaquehatenidomala suerte,nadamás.Nodejaremosquevuelvanahacertedaño. —¿Quién te ha hecho daño? —La voz grave de su padre sonó cortanteyconadvertencia.Estabafurioso,apesardequenolomostraba, elniñoseasustaría. Dereklamirabaconelceñofruncidoysucaritainfantilmostrabasu preocupación. —Nadie,papá.Todoestábien. Abriólosbrazosysuhijocorrióconella,paraachucharla.Ledioun besoenlamejillayhablóbajito. —Yoteprotejo,mami. Sasha sintió una nueva oleada de lágrimas, esta vez de orgullo y felicidad.Estabacriandoaunbuenniño,sucorazónerapuroysinceroy nosepareceríanuncaasupadre.Sabríaqueelrespetoyelamoreranlo másgrandedelmundo,tesorosquehabíaquecuidaryrespetar. —Lo sé, mi amor. Sé que tú eres mi mayor defensor y el mejor guerrerodetodos—selevantóconélysonrió—.¿Porquénomeenseñas lobienquemontasenbici? —Soy un chico mayor, ya verás, mamá. No te lo vas a creer, el abuelomehaenseñadotodoloquesabe. —Esotengoqueverlo. Pasóalladodesupadredecaminoaljardínyposóunamanoensu hombro,amododeconsuelo.Sentirsufortalezalahacíasentircapazde todo. El hombre la miró, con sus ojos oscuros centrados en ella con preocupación, y después caminó hasta su mujer, cuando abandonaron la casa. Esperaba que su madre no dijera nada, había logrado contenerlo cuando Sutton, pero si ahora otro trataba de dañar a su hijita, lo más probableeraquequisierapegarleunpuñetazo. Ylaviolenciasolocomplicabalascosas. Silosabríaella... Suspiró, se puso una chaqueta de lana con borreguillo calentito por dentroysiguióaDerek. EraNavidadynoplaneabadejarquenadaninadielesestropearael día. Derekyellaibanadisfrutaralogrande. Nathanobservólapantalladesuordenadormientrasleíaelinforme queleacababadeenviarsusecretaria.Nohabíagraninformaciónallí,a excepcióndelnombredelaempresaparalaquehabíatrabajadoNatashay un nombre de referencia: Sutton Kramer. Había escuchado hablar de él, aunquenoloconocía.Eltipollevabaunadelassucursalesdeinnovación tecnológicamásimportantesdelaCostaEste. Semetióeninternet,buscandoalgomássobreaquellaempresaysu director y encontró un correo electrónico y un número de teléfono. También algunos artículos de la prensa de sociedad. Al parecer el tipo estabacasadoyteníaunhijo.ElniñoeradelaedaddeDerek,porloque leía,ysuesposaerabastanteparecidaasuex.Unadeesasqueunhombre comoellosllevabacomounapéndiceextra,peroalaquenuncalograban llegar a amar. Tenía todo el aspecto de tratarse de un matrimonio de conveniencia.Comotodosensumundo,oalmenoslamayoría. Nopudoevitarpensarquelostiposcomoéleranunatajodeidiotas, ¿acasonopodíancomportarsecomohombres?Hombres. La palabra quedó en su mente rebotando, se recostó en la silla y siguióobservandolapantalladelordenador,aunquesinver.Recordóque enotrotiempoalguienensusituación,conuninteréstanevidenteporuna mujer respetable, habría decidido cortejarla de otra manera. Flores, bombones, cenas elegantes con tan solo un beso de despedida y sin pretensionesdemeterseensucama,perolostiemposcambiabanyélno estaba atrapado en aquel lejano pasado. Más bien vivía en un presente salvaje,viviendoalmomentoysinpedirperdónporsusacciones. DeberíadetenerseavalorarmejoraquellasituaciónyaNatasha.No separecíaaningunadelasmujeresconlaquesolíaalternar.Eralatípica niña buena, a pesar de todo aquel porte de indiferencia y frialdad. Había visto y escuchado su risa, había visto la ternura de su alma y, quizá, tambiénsuingenuidad.Eramadreyestabafelizconaquello,almenoslo parecía. Nathannoeraunhombreconinterésporlosniños.Pensabaquelas guarderías y los colegios se habían hecho para contener a las pequeñas fieras,peroelobjetodesudeseoparecíaestarenellugaropuestodela línea,anhelandoydeseandoformarunafamilia. Éleraunplayboynounpadre,nopodíatransformarsenicambiarsu formadeserparasalirseconlasuyayllevarlaasucama.Podríafingir, sabíaquepodíahacerloynoseríalaprimeravez,perohabíaalgoenla vulnerabilidaddelamujer,eneltonoapenasperceptibledesúplica,cada vezqueexigíaquesealejaradeella,quelohelabapordentroylohacía temerromperleelcorazón. ¿Dedóndesalíanaquellospensamientos?Noeraasí,nuncalohabía sido.Nopodíacambiarsuestrategiaaesaalturadelpartido. Natasha Jenkins. Una mujer cálida por dentro y dura por fuera. ¿Habría tenido algo con Kramer? No le gustaría meterse en terreno de otrohombre. Por un instante, odió que fuera Navidad. Si hubiera sido cualquier otro día, habría levantado el teléfono y habría logrado hablar con el hombre directamente, pero de momento, lo más que podía hacer era escribir un correo, dejar su número y exigir que lo llamara. Ya habría tiempodehacermásdescubrimientosaldíasiguiente. Antes de que el año terminara, la señorita Rottenmeier se derretiría entre sus brazos, pero quería contar con toda la información disponible antesdedarelsiguientepaso. Estaba muy interesado en ella, tanto que estaba dispuesto a darle un pardedíasparahacersealaidea,porquetenerla,latendría. Costaraloquecostaseycuandotodoterminara,latrataríacomoun caballero, le recomendaría a algún tipo decente o quizá no, quizá le compraraunacasaconjardínyespacioparaelniñoylaanimaríaavisitar sucamadevezencuando. El timbre de la puerta interrumpió sus cavilaciones. Se levantó y abriósinpensar.Habíaunhombrealotroladodelapuerta. —¿NathanYork?—preguntóeldesconocidocongestocontrito.Era casiunanciano,probablementejubiladoocasi,noparecíaejecutivo,sino untiponormal.¿Porquélobuscaría? —En persona —contestó con su sonrisa de superioridad—. ¿Puedo ayu...? Lepegóunpuñetazoantesdequepudieraterminarsupregunta. —Novuelvasaacercarteamihija. Después se giró y lo dejó totalmente estupefacto, frotándose el pómulo y lamiéndose el labio. El golpe había sido lo suficientemente fuertecomoparahaberlegiradolacara.Seguramentelesaldríaunbuen morado,aunquenolehabíahechosangrar. «El señor Jenkins», dijo para sí. Podría haberle seguido y haberle dadounapaliza,peroesonobeneficiaríaasucausa.Enciertomodo,sabía que se merecía aquello, si no por lo que había hecho sí por lo que planeabahacer. «Elprimeroesgratis». No habría un segundo, Natasha y él hablarían, ya lo creía que lo haríanyllegaríanaunacuerdo. Porelbiendelosdos. CAPÍTULO11 Sabía que probablemente no era la mejor solución, pero no se le ocurríaotra.Sashateníasumesallenadecajasdecartónmientrasrecogía sus cosas. Podía empezar en otro lugar, pasar un tiempo ayudando a su padreyhaciendoloqueunhijovarónhabríahecho,aprenderelnegocio. Noeraalgotanmalo. El hombre le había pedido que se diera una oportunidad, que se convirtieraensuayudanteuntiempo,queaprendieraelfuncionamientode la tienda que heredaría su nieto y Natasha había aceptado. ¿Por qué? La respuestaerasencilla:estabacansadadelucharcontrasímisma,contralos jefes que no tenían problema en propasarse con sus empleadas y contra aquelmundoquelasaturabayleexprimíalaenergía. —¿Te vas? ¡No! Dime que no es verdad. —Su amigo, el ligón, se acercó a ella con cara de horror. Parecía realmente preocupado por su decisión,comosifueraaecharlademenos. —Aveceshaycosasquetenemosquehacer—explicómirándolocon cariño,yanonecesitabamantenerunafachada,nosequedaríamásallí.Se acercó a él y lo abrazó con fuerza—. Te echaré de menos —miró a su amiga—.Aambos. Lamujertambiénlaabrazóconcariño,lostresseachucharonentre risasyalgunalágrima. —Eslomejor—repitióNatashacomosiquisieraautoconvencerse. Losdoslamiraron. —Novamosadejarteenpaz,planeamosseguirviéndote—advirtió lachica,abrazándolaotravez—.Sashaeresnuestraamiga,inclusoaunque nolocreas.Sientolodelvibrador,nopensabaquefuerahacerque... —No es culpa tuya —la tranquilizó—. Voy a trabajar en el negocio familiar,mipadreestámuymayorynecesitaayuda. —¿Juguetes Jenkins? —inquirió el guaperas sorprendido—. Adoro ese lugar, me encanta. Siempre me trae mis coches de coleccionista, consigue todos los que quiero y me los deja a un precio estupendo. Tu padreesgenial. —Gracias.Sí,esunbuenhombre—abrazóunavezmásasuamigo —.Graciasportodoalosdos,nosvemos.Tenéisminúmero,llamadme, ¿vale? —¿Yanovasadejarnosalmargen? Natashanegó. —Eshoradequenosconozcamosdeverdad,habéissidotanbuenos conmigoque...Quieroestaoportunidad. —Comohedicho,notelibrarásfácilmente—comentósuamigo—. Venaquí,pequeñapadawan.—Laachuchóconfuerzaylebesólanariz—. Todosaldrábien. —Sí,lohará. Seapartóylosmiróconunasonrisa,cogióelsobreconsudimisión yfuealdespacho.Lasecretarialedioluzverdeparaentrartrasllamaral jefey,depronto,seencontrónerviosayligeramenteangustiadafrentea Nathan. Trató de armarse de valor, caminó hasta su mesa y dejó el sobre encimadelapulidasuperficie,haciéndoloresbalarhaciaél. —Midimisión—decretó—.Conquincedíasdeantelación,losdelas vacacionesquenomehetomadoesteaño. —No la acepto —espetó él, molesto—. No vas a dejar este trabajo NatashaJenkins. —Yalohehecho.Estoyenmiderecho. —No seas tonta —empezó, como si fuera insignificante y le faltara un tornillo—. Lo que pase entre nosotros no tiene nada que ver con tu trabajo. —Entre nosotros no ha pasado nada y no pasará. Dejó este trabajo pormotivospersonales,noquieroseguiraquí. —Por Dios, no cometas una imprudencia —dijo levantándose y perdiendolosnervios—.YacometisteunerrorconKramer,novuelvasa hacerlo. Natasha sintió el golpe de inmediato, su estómago se encogió y su corazónseaceleró. —No tienes ningún derecho a... —pero su voz y toda ella temblaba, tuvoqueguardarsilencioparacontenerse. —No.Probablemente,nolotengo,perosoytujefey... —Eras. Eras mi jefe, ya no. Acabo de dimitir. —Se giró y se dio mediavuelta,caminóhastalapuerta,Nathanladetuvoconunasolafrase. —Hesidounidiota,fumemoslapipadelapaz.Notirestodatuvidaa labasuraporunerror. Natasha no sabía por qué hacía eso, lo conocía. Había retrocedido cuandoSuttonleasegurómilyunacosasquenuncasehicieronrealidad, peronocometeríaeseerror,nootravez. —Nopuedovolverapasarporesto,Nathan.Nolohagasmásdifícil. Ambossabemosquesolosoyunretoquenisiquieraquieresganar. Tuvo la buena fortuna de decir todo aquello sin llorar. El hombre contestóconunapagado: —Esonoescierto. Quizásihubierasidomásenérgico,silohubieradichodeverdady ella pudiera haberlo creído... quizá entonces, ella habría titubeado y reconsideradosudecisión,¿peroasí?Asíno.Estabahartadellorar,harta deesconderse. —Adiós,Nathan. *** El hombre se quedó observando la puerta en silencio y queriendo golpearse por tonto. Tomó el sobre y leyó el contenido. Lo arrojó a la papeleraygruñó.Estabamásmolestoconsigomismoqueconella,había cometido un error imperdonable. Había presionado a una mujer que, al parecer,teníaundurobagajedetrás. Podría haber jugado la carta de la agresión que había recibido por partedesupadre,peronohabíaqueridohacerlo.Noeraunsuciogusano rastrero, creía, o al menos quería creer, que aún le quedaban restos de honor. Se reclinó en la silla giratoria y suspiró. Presionó el botón del intercomunicadoryhablóasusecretaria: —PonmeconSuttonKramer,dilequeesunasuntopersonal. —Síseñor—contestólamujerconeficacia. Solo quedaba esperar, investigar y descubrir exactamente qué es lo que había allí, contra qué era con lo que tenía que luchar. Porque estaba claroquehabíaalgo,algoimportante. —Kramer—contestóelhombreconunavozseguraydirecta. —Nathan York, creo que tenemos una amiga en común: Natasha Jenkins. Unsuspiroapenascontenidoalotroladodelalínea,unamaldicióny despuésunagresivo. —¿Quécoñoquieres?Yalehedichomilvecesquenoquierosaber nadadelmocoso. Ysinmásexplicacionescolgó. Sin embargo, de pronto, todo estaba empezando a quedar repentinamenteclaro. Asíquehabíaunahistoriajugosaallí,interesante... Debería hacer una visita de cortesía a Derek, para contrastar información. Tecleóensuordenadorelnombredelhombreydescargóunparde fotos.Lasimprimióylasguardóensubolsillo. Eraunhombreconunamisiónytendríaéxito. CAPÍTULO12 —Ho. Ho. Ho. Feliz Navidad. —Ver a Max y a Kara entrando en la tienda con aquella sonrisa y la pose navideña, sin olvidar las llamativas ropas y los gorros a juego, le alegró el día. Había estado apagada y pensativa, tratando de descubrir si había hecho lo correcto o si, por el contrario,habíacometidounagranequivocación. La verdad era que le gustaba estar allí, rodeada de juguetes y la ilusión de los más pequeños. Derek, además, también estaba mucho más feliz, pues podía permanecer más horas con su madre. La ayudaba a colocarlosestantesy,depaso,aprovechabaparaprobarlosjuguetes. Segúnsuspropiaspalabras:«Porsialgunoestároto,mami». Sonrióysedirigióalosreciénllegados. —Bienvenidosamisdominios—saludó—.Mealegrodeveros. —Bueno,tampocohapasadotantotiempo,peroqueríamosecharun vistazoporaquí—comentóKara. —Mentira.Queríamosecharteunvistazoati.¿Cómolollevas?—se interesóMax. —No he tenido tiempo para pensar en ello. Estoy muy bien, me gustanlosjuguetes.Siempremegustaron. —Te envidio, este lugar era el mundo de mis sueños cuando era pequeño. —Se dio una vuelta alrededor, observando los estantes y escogiendounpardecochesdecoleccionista—.Podríahabervividoaquí. ¡Aúnpodría!Mellevoestos,tupadrenuncamefalla. —Yahílotienes,uncríotodavía—pinchóKara. Derekllegócorriendohastadondeestabasumadreyobservóalos reciénllegados,Sashaselospresentó. —Venaquí,cariño,tevoyapresentaradospersonasmuysimpáticas. Sonamigosmíos. Derekseasomóylosmiróconcuriosidad. —¡Hombre! ¿Y quién es este chico de aquí? —Max se puso en cuclillastendiéndolelamano—.YosoyMaxymegustanloscoches. El niño observó a su madre expectante y cuando le dio permiso, caminóhaciaMaxyestrechósumanocomounapersonamayor. —MellamoDerekymegustantodoslosjuguetes. —Eres muy inteligente, Derek, pero dime algo... ¿también las muñecas? Elpequeñoloobservódivertido,mirándolocomosinoestuvieraal tanto. —Lasmuñecaslegustanamamáyamítambién.Nosonjuguetesde niña, son de niños también. Pero muchos mayores no lo entienden y le dicenmentirasasushijosyesonoestábien.¿Aqueno? Max sonrió revolviéndole el pelo. Le prestaba toda su atención, hechoquemaravillabaasuhijo.Sashanopudoevitarsentirunpinchazo de dolor en el pecho. Así debería haber sido Sutton, alguien cercano y cariñosoconDerek,peroloquenoeranopodíaforzarse.Sealegródela visitadeMax. —Tienesmucharazón,creoquecompraréunamuñecatambién.¿Me recomiendasalguna? Elniñotiródesumanoparaquelosiguiera. —Ven,telaenseñaré—yechóacorreratodaprisa. KaraconunasonrisatiernamiróaSasha. —Qué calladito te lo tenías, aunque no me extraña. Si tuviera un pequeñopríncipetanguapo,tampocolocompartiría. —Sientono... —Tranquila.Loentiendo. Y ahí llegó la segunda punzada. ¿Por qué no se había abierto más? Sus compañeros de la oficina eran buenas personas, buenos amigos. A pesardequesehabíaesforzadopormanteneratodoelmundoalmargen, allíestaban,tendiéndoleunamanoamiga. —Derekestodamivida,supadreesunredomadoimbécil.Aveces cuesta confiar, especialmente después de que te han traicionado tan profundamente. —Sasha, cariño, no estoy enfadada y Max tampoco. Nosotros sabíamosquealgotepasaba,peronohemosdejadodevermuestrasdetu buencorazón.Hassidounaamiga,inclusoaunquenonoshayascontado todostussecretos—laconsoló—.Ahoracuéntamelaverdad,¿hasdejado eltrabajoporqueNathanteestabaacosando? —Sí y no. No quiero otra relación con un hombre, no creo que pudiera sobrevivir a otro desengaño y Nathan... El señor York se parece muchoalpadredemihijo.Llámamedesconfiada,peronopuedocreeren que algo entre los dos pueda aportarme algo más que un montón de lágrimasydolor. —No soy quién para decirte qué hacer, si estuviera en tu lugar y alguienintentaraaconsejarme,ledaríaunahostia.Asídeclaro.Pero¿ysi estavezesdiferente?—preguntóprovocándoleunmontónderepentinas dudas—.Lapiedraesdiferente,quizáestaveznotetropieces. —Serásilaevito. —Puedeopuedequeno.Estudecisión,peronodeberíasrenunciara tuvidaporculpadeunhombre.Noimportaquiénseaotengaelpoderque tenga. Sé que te gusta lo que haces, Sasha —le dijo con un tono de preocupaciónensuvoz—.Nolotirestodoporlaborda.Nolomerece. —Séqueno,perolaverdadesqueestoyunpococansadadetodoeso y mi padre está pensando en jubilarse. Este lugar es un sueño —dijo, parafraseandolaspalabrasdeMax—.Megustatrabajaraquí.Nolidiocon jefespesadosyaunqueelsueldonoestanbueno,podemossaliradelante. —Siesloquequieres...—comentólaotrahaciéndolasonreír. —Sí,loes. —Entonces déjame advertirte acerca de algo. —Puso cara de concentración y se acercó más, para susurrar y que nadie más pudiera escucharlo—. No vas a librarte fácilmente de nosotros y, ahora, denúncianosporacoso. Natasharioantesdepoderevitarlo,mostrandotodalaluzdesualma, reflejadaensurostro.Abrazóalamujerantesdetenertiempodepensar enelloysucorazónsehinchódealegríayciertoorgullo. Apesardetodo,nohabíahechotanmallascosas,¿verdad?Nosidos personas tan leales y buenas como aquellas, le tendían un puente para incluirlaensusvidas. —Gracias,muchasgraciasporelacoso.Seréisbienvenidos. —Quedaremosparairdetiendasyhacernoslamanicura. —Y yo también voy —aportó Max que llegaba con una muñeca de trapodecoloresyconaspectoremendado—.Mellevoestayloscoches, aquísuperDerekmehaaconsejadobien. El niño miró a su madre sonriente, como diciéndole que sabía trabajarmuybienySashaasintiócariñosa. —Bien,creoquelopasarásmuybienjugandoconesamuñeca. —¿Este?Eslaúnicamaneradequeunamujerlosoporte—golpeóal hombreenelpechoenposejuguetona—,peroasíloqueremos. —Esaesmicruz,quemequieras. Natashasonriódenuevo,elniñoseaferróalaspiernasdelhombrey miróasumadre. —Mamá, me lo pido. Este es el papá que le he pedido a Santa, ¿podemosquedárnoslo? Lamujersesonrojóhastalasraícesdelpelo,negandoantelasrisas desusdosamigos. —Cariño,tehedichoqueSantanotraepapás. —Jo, mamá. Pero me gusta mucho. Juega conmigo, es simpático y creo que puede ser guapo —miró a Kara y preguntó—. Señora, ¿a que Maxesguapoparamimamá?¿Aquesí?Podríasermipapáydormircon mamáensucamaenormeyasípodríamosjugarlosdomingosalapelota conelabuelo. Natasha trató de mantener la compostura, pero su sonrisa titiló. Le temblabalabarbilladelesfuerzoquehacíaporcontenerlaslágrimas. —Mividanopodemosescogerunpapáasí,¿entiendes?Además,tú yatienesunpapá. —Uno que no me quiere y yo tampoco lo quiero a él. —Tiró su juguetealsueloysalióenfadadohacialatrastienda,Sashalollamó,pero elniñoloignoró. —¿Vatodobien?—preguntóKarapreocupada. —Puedo hablar con el chico si quieres, Sasha —el gesto siempre amableybromistadeMaxsehabíaoscurecidounpoco—.Esmaravilloso, tieneuncorazónenormey... —Ysupadrenoloquiereymihijolosabe.Suttonsehaencargado de demostrarlo. —Se frotó la sien con cansancio, tratando de aliviar la presión—.Sientoquehayáisvistoesto. —Somosamigos,¿no?—preguntóMax—.¿Nodeberíasirahablar conél?Podemosvigilarteelpuesto. —Mipadreestáconél,noospreocupéis.Selepasará. —Quiereunpadre. —Sí,peronosiempresoncomoqueremosquesean.Nocambioami niñopornada,perosupadre...fueungranerror. —Todoelmundoseequivoca—dijoKaratratandodeanimarla. —Nadiesehaequivocadotantocomoyo. *** Nathan observaba la escena desde el otro lado del cristal del escaparate. Había estado a punto de entrar, sintiendo unos arrebatadores celosalveraMaxallí,perohabíacontenidoeseprimerinstinto.Teníaque calmarseantesdeenfrentaralamujer,jugaralpretendientecelosonole daríapuntos,másbienlopondríadepatitasenlacalleantesdeempezar. Teníaqueactuarconinteligencia. Miró su reloj. Tenía tiempo de sobra, pero se preguntaba si la señoritaJenkinslotendría.¿Paraél?Probablementeno. —Una buena mujer esa, ¿no cree? —La grave voz que llegó a su derecha lo sacó de su ensimismamiento. Se giró brevemente hacia el dueño y trató de contener las ganas de mandarlo a tomar viento fresco. Eraunjubilado,deesosquenoteníannadamejorquehacerquemeterse enasuntosajenos.Supeloybarbablancospodríanhaberloconvertidoen SantaClaus,sinohubieraestadobastanteenformaparasuedad.Nirastro delafamosabarriga—.Mujeresasíhaypocas. —Disculpe,pero¿conoceaNatasha? —¿Quesilaconozco?Desdeniña.Siempreestuvoenlalistadelos buenos,¿sabe? —AhoramediráqueustedesSantayqueellaesunregalo. —Yaesmayorparacreerenesoscuentos,¿no?Puedequenoseaun icono mágico que se ocupa de repartir millones de regalos en una sola noche,peroconozcoaesamujer,hijo,ysinotedasprisaotrollegaráyte la quitará. Si yo tuviera veinte años menos... no estaría aquí hablando contigo,telogarantizo. —Noquieresabernadademí. —Noesesoylosabes.Nohasofrecidoloqueellanecesita.Todos buscamos algo, ¿qué buscas tú? —Le dio una palmadita en la espalda y, conunafablegesto,siguiósucamino. Sinunapalabramás,lodejósumergidoenunmardeposibilidades. ¿Podía una mujer ser algo más que el entretenimiento pasajero de un hombre? Habíaoídohablardelamor,lohabíavisto.Suhermanolotenía,sus padreslohabíantenido,segúnhabíadichosuabuela,ySashalotenía.Su hijoerasugranamor. ¿Cómo irrumpir entonces en esa red de sentimientos de la que no sabía nada? Siempre ganaba sus juegos, pero el amor era un rival demasiadofuerteydesconocido. Unoquepodíaarrasarcontodoydejartesumergidoenelolvido. Aunque lo que estaba claro era que si no lo intentaba, jamás lo lograría.Noeraunhombrequeserindierafácilmente,sabíalucharhasta elfinal.Laqueríaensucamaylatendríaallí. Másprontoquetarde. Podríafingir,decirlequeadorabaasuhijo,quequeríaalgointensoy emotivoentrelosdosopodíadecirlaverdad,sersincero.¿Seganaríaun derechazodiciéndoleloquerealmenteleinteresaba?¿Pactaríaellaporel bien de su pequeño? ¿Sería capaz él de abandonarla, después de haberla tenidoasulado? Sí,podríaseguircomosinada.Noeralaprimeravez. Peroantesteníaquedescubrirtodoloquehubieraquesabersobreel tal Sutton y su relación con el niño, quería hablar con Derek, él no mentiría.Aesaedad,todavíanoerancapacesdehacerlo. Y si hubiera sido más mayor, podría haberlo emborrachado, ¿verdad? Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad, sin subterfugios. Abrió la puerta y se aventuró dentro. Observó a Natasha despedirse de sus invitados y caminó hacia ella sin decir nada más que un educado «buenosdías». —¿Vienesacomprarotrotren?—preguntóarisca.Estabapreparada yarmadacontraél,noibaaresultarfácil. —Quiero una oportunidad contigo. Sé que el tal Sutton se portó comounauténticocabrón,peroconmigoestaránclaroslostérminos.Una aventura adulta y a cambio te daré lo que quieras. ¿Pagar los estudios universitariosdelniño?Hecho.¿Unacasaparaquepuedasindependizarte? Hecho.Ponelprecio. —Lárgate—lapalabrasonóentredientes,surostrorojodefuria. —Sé razonable, Natasha. No conseguirás un trato mejor. No durará más de un mes, quizá dos, y tendrás el resto de tu vida y la de tu hijo resueltas. —He. Dicho. Que. Te. Vayas. —Reforzó con ímpetu cada palabra, dejándole claro que la había ofendido, aunque no comprendía la ofensa. ¿Quéhabíadichoquefueratanmalo? —Noteentiendo.¿Quéesloquetemolestatanto?¿Queseasincero? ¿Prefieresquevengayseduzcaatuhijoconregalosparaquemequiera ensuvida,apesardequenomegustanlosniñosylosquierocuantomás lejos mejor? ¿Quieres palabras falsas de amor y promesas de una eternidadjuntos? —Vete.Noquierosabernadamásdeti—exigió,suvozconunanota histérica—. ¿Te atreves a venir aquí a tacharme de puta? ¿Y tengo que ponerbuenacara?Lárgate,NathanYork,antesdequedecidacogerunode esosbatesdebéisbolygolpeartelacabezaconél,aversiasíteentraun poquitodesentidocomún. —Yonoteinsultado,Natasha. —Lo has hecho. Y de la peor de las maneras posibles. ¿Así quieres unaoportunidad?¿Unaoportunidadparaqué?¿Paraburlartedemí?No, gracias.Nomeinteresa. —NosoycomoKramer.Teofrezcounapropuestallenadeverdades. —Eres peor que él y no te quiero cerca de mí o de mi hijo, ¿entendido?Márchate. —Solodéjameconocerte,conóceme.Inténtalo.Novoyaforzarte,en contradeloqueparecescreer.Situviéramosunacita,estoyseguro... —¿De qué? ¿De que meterías más la nariz en asuntos que no te conciernen? Mi vida es mía, mi cuerpo también. No voy a permitir que ningún niño rico que no ha tenido que luchar por nada en toda su vida, vengaaquíacomprarme.Nomeacostaríacontigoniportodoelorodel mundo,¿entendido?Ahora,márchate. —Tearrepentirásdeesto. —Deloúnicoquemearrepientoesdeeseestúpidobeso.Lárgatey novuelvas. Nathanlamiró,habíaabordadomuymalelasunto.Nodeberíahaber insinuado aquello, pero no pensó que pudiera comprender algo tan grotesco de sus palabras. Suspiró. Sería mejor que preparara una estrategia,eraunexpertoeneljuegodelaseducción. Teníanquejugar. —EsperabapoderhablarconDerek. —Notienesnadaquedecirleamihijo. —Quiero... —Veteynovuelvas,NathanYork.Déjameenpaz. Anteesonohabíamuchoquepudierahacer,asíqueporestavezse retiró,perotodavíateníaunacartaenlamangaysiteníaquejugarla,lo haría. Hasta las últimas consecuencias, si con ello conseguía lo que de verdadquería. *** —¿Qué hacía ese hombre aquí? —preguntó su padre saliendo con Derekenbrazos. El niño miró a su madre arrepentido y se bajó para correr a ella y abrazarlaconfuerza. —Perdón,mami. Natashabesóasuhijoenlafrenteylorodeóenunfieroabrazo. —Nada, papá. No hacía nada. Se ha obsesionado conmigo, eso es todo. No lo entiendo y creo que no quiero comprenderlo. Espero que prontoselepase,nomegustanlosjuegos. —Noescomoquientúsabes—dijoelhombre—,aunquenopueda decirqueseabueno. —¿Porquédiceseso?¿Quésabestúdeél?Noloconoces. —Quizá me dejara caer por su casa y le hiciera una advertencia el otrodía... —¿Dequéhablas,papá? —Puedequeledieraunpuñetazo. —¿Qué?¿Yporquéhicisteeso? —Porqueselomerecía. Sasha intentó no poner gesto contrariado. Ahora iba a tener que hablarconélparadisculparse,paraacordaralgo,porquesidenunciabaa su padre por agresión... Nathan no eran de los que se quedaban quietos despuésdesemejanteofensa. —Estábien,nopasanada.Hablaréconél. —No podía soportar que te hiciera daño. La otra vez no hice nada, peroqueríadejarclaroquenoestássola.Ysieseidiotaseatreveahacerte llorar,unasolalágrima,lomataré. Lamujercubriólosoídosdesuhijo,haciéndoloreír,perosugesto eraserio. —Nohablesasí.Nodeberías...loarreglaré.Encontrarélaformade llegaraunacuerdo. —Sientocausarteproblemas,hija. —Noesunproblema,almenostodavía. Peropodíaserunomuygordo,sinoarreglabanaquelmalentendido. Tendría que llamar, tendría que aceptar su cita y esperar que se conformaraconeso,porquedudabaquepudieradarlemás. Suplicóensilencioaquienquieraqueestuvieraescuchándolaqueno dejaraqueaquellosecomplicaramás. Ya tenía bastantes preocupaciones y Nathan York era una complicaciónmás. Unaquenohabíapedido,peroconlaquetendríaquelidiar. CAPÍTULO13 Nathan no podía estar más sorprendido. Hacía media hora Sasha lo habíallamadopidiéndoleunacita.Soloeraparatomaruncafé,peropor ahoralebastaba. Lehabíadichoqueestaríansolosyquenosepreocuparaporsuhijo, que sus padres se encargarían de atender al pequeño. En su tono de voz había una inusitada seriedad, así que supuso que había surgido algún problema. ¿Habría pensado en su propuesta? No lo creía, aunque lo deseaba. Una noche con ella, solo una noche y podría sacarla de su sistema. Olvidarlaparasiempre. Noqueríadineronifiestas,noloqueríaaél,eralaprimeravezque lepasaba. Encuantoabriólapuertadelpintorescolocalunabofetadadecalory olor dulce lo recibió. Los villancicos inundaban la estancia casi vacía, mientras localizaba en un suspiro al objeto de sus más ansiosos pensamientos. Estabasentadaenunrincón,removiendounchocolate,consumirada vagandoperdida.Noestabaallí,sinoenalgúnlugarmuylejano.Hizosu pedidoenlabarraysesentóconella. —Nopuedodecirquenomehayasorprendidotullamada. —Tenemos que hablar de mi padre. Me ha dicho que te hizo una visita poco amistosa. —Lo miró ansiosa, como si tuviera miedo de su respuesta. —¿Soloeseso? —No quiero que se convierta en un problema. Mi padre solo me protegía, si no te hubieras empeñado en ir detrás de mí... —lo acusó, provocándole la risa. Era a él a quién habían golpeado y lo hacía sentir culpable.Erabuenaenaquello,muybuena. —No voy a denunciarle ni a chantajearte por eso. Comprendo sus motivos.Estabacuidandodelossuyosyesoesalgoquerespetoymucho. Lo miró como si lo hubiera poseído un extraterrestre y no fuera capazdereconocerlo. —¿Hablasenserio? —Telohedicho,nosoytanmalocomocrees. —Nohedichoqueloseas. —Puede que no, pero lo piensas. —El camarero llegó con su café, esperó a que se marchara antes de decir lo que tenía que decir, para que comprendiera su postura—. No soy Kramer, Natasha. No me confundas conél. —No... —Nos comparas. Te veo ahí sentada, observándome como si lo supierastodosobremíynosabesnada. —Tútampocomeconoces. —Poresoquierohacerlo.Tehepedidounaoportunidad. —Deacostarteconmigoacambiodenosécuántascosas—loacusó —.Quierescomprarme,Nathan,ynoestoyenventa. —Puedequenomeexpresaraconpropiedad,noqueríainsultarte.Me gustasyquieroverquéocultas. —¿Essoloeso?¿Unmisterioquequieresresolver?Nathansoyuna persona que sufre, que tiene una vida complicada y muchas responsabilidades.Notengotiempoparaecharunacanaelaire,séquetú síymeparecebien,perotehasequivocadodevíctima. —¿Víctima? No creo —contradijo el hombre tomando un sorbo de sucafé—.Quierounaoportunidad.¿Tandifícilesdeentender? —Tuve una relación con un hombre muy parecido a ti, no quiero repetir.Esoestodo.Megustaríaquecambiarasdeobjetivo,nosoydeesa clasedechicas.Losiento. —Vuelves a compararme. No soy Sutton Kramer. Vamos, Natasha, eresmáslistaquetodoeso.Mírameydimequenosienteslachispaentre losdos,quenotemueresporexplorareldeseoqueseincendiacadavez queestamosenlamismahabitación.Laquímica,lanecesidaddetocarnos, debesarnosyreconocernos.Espasiónenestadopuro. —Notengotiempoparaesto.Puedequenoseascomoyocreo,pero túmismomehasadvertidodequepodrádurarunmesodosalosumo. Tengo un hijo, ¿sabes lo que significaría para él tenerte un tiempo y perderte después? —Negó, le temblaban las manos mientras sostenía la taza, aferrándose a ella como si fuera una tabla de salvación—. Derek deseaunpadreytúnoquieresunhijo.Sinosvejuntosseharáilusionesy leromperáselcorazón.ComoSuttonhizo,nopuedoprovocarleesedolor por un rato de placer. Es mucho más importante para mí que cualquier necesidadfísica.Élesmimundo. —Noleharédaño. —Puedequenoquierashacerlo,peroseloharás.Sédequéhablo,lo conozco. —¿Entoncesahíseacabatodo,Sasha?¿Enunpudosergenial,pero novaapasar? —Séquenoesloquequieresescuchar,peroesloquepuedodarte. —¿Portuhijooporquetienesmiedodequeterompaelcorazón?— preguntófurioso.Nolegustabaquelorechazaran,peroaquelloibamás allá. No era un total rechazo, el deseo estaba, podía notarlo, pero... el pánicoinundabaelambientehaciéndoloinsoportable.Eraalgoconloque no quería lidiar, aunque lo haría. Era demasiado importante como para dejarlopasar. Natasha se levantó, pidió la cuenta y la pagó. Otro gesto que le molestóprofundamente.¿Loinvitaba?¡Sieramillonario! —Losientomucho,Nathan. —Más lo siento yo —murmuró, negándose a mirarla. Si lo hacía podría ver el disgusto y la furia que ocultaba. Esa mujer le gustaba, malditafuera,lehacíareplantearselascosas,loconfundíaencontradesu voluntadysemarchabahaciendohonoraalgúntipodeideasobreelbien supremo,desacrificiosupremoparalosdos. —Adiós, Nathan. Gracias por no usar lo que pasó con mi padre, te deseotodolomejor—tuvoeldescarodeposarlelamanoenelhombroy darle un ligero apretón, enviando una intensa ráfaga de deseo a cada rincóndesuyacaldeadocuerpo. Laaferróantesdequepudieraescaparseylaarrastróhastalapuerta. —Notevasairasícomoasí—laatrajoasusbrazos,señalólarama de muérdago que colgaba sobre los dos y la besó con ansia, hambre y desesperación. Dejándole claro que podía dar la espalda a lo que había entrelosdos,peroquejuntosincendiaríantodalaestancia,sitansolose dejaballevar. Natasha luchó un instante y después se entregó, rodeó su cuello, se pusodepuntillasyseentregóaaquelbeso.Losclientesqueestabanenla cafeteríaaplaudieronconefusividad,peroapenaslosescucharon. Nathan rompió el contacto y volvió a retomarlo, hipnotizado teniéndolaensusbrazos.Eracomosihubieraencontradoalgoquehabía buscadomuchotiempo,quehabíayacidodormidoenalgúnlugaroculto desuintelectoyqueporfinloreconocíacomoloqueera:algosuyo. Acarició los hinchados labios producto de su beso y la miró a los ojosmientraspedíaenunroncosusurro. —Noterindas. —Conozcoelfinaldeestecuento,Nathan.Nopuedoarriesgarme.— Lobesódenuevoyseapartó,atravesandolapuertayenvolviéndoseensu abrigo,antelafríanoche. —Sasha—llamóélsaliendoatodaprisatrasella—.Novasapoder olvidarmetanfácilmentecomocrees. —Notengoquehacerlo,connorecordarteessuficiente. —Aférrateaesoestanoche,cuandomeechesdemenostantocomo yoati. —¿Estásmuysegurodeeso? —Estanochenopegaréojo,perotútampoco.Noseréelúnicoque nologredescansarpensandoenloquepudopasar. Natashanopronuncióniunsolosonidomás,sinoqueaceleróelpaso yseperdióaldoblarlaesquinadelacalle. Laoscuridadyelfríolehicierontemblar,peronoleimportó.Tenía lasensacióndequeapesardeloquepudieraparecerasimplevista,había hechounprogreso.Podríatenerla,siinsistía,loconseguiría. Noibaarendirse,seríalaprimeravezynolegustabanloscobardes. No,nolegustabannada. NastashaJenkinsseríasuyayquizá,soloquizáhubieraunapequeñay minúsculaposibilidad,dequelofueraparasiempre. *** Encuantodoblólaesquinaserecostócontralapared,tocándoselos labiosyconteniendolaslágrimasdefrustración.Noqueríaquelegustara, no quería imaginar cómo sería una historia entre los dos, no podía desearlo. Eldeseoerasinónimodesufrimiento,almenosparaella.Sabíaque no sobreviviría de nuevo a la traición, pero Nathan tenía razón, no era Sutton. Había dicho que le diría la verdad, que sería claro en sus sentimientosyquenopretendíanadaestable. Unromanceintensoycorto,¿podíapermitírselo?¿Dejarsellevarlo suficienteparatenerunfindesemanaapasionadoydespuéshacercomo quenohabíapasadonada?Élseguiríasucaminoyellaelsuyo,saciarían lacuriosidadmutuaycontinuaríanconsusvidaslibresyadeaquelanhelo. Loestabaconsiderando,apesardequesabíaloquepodríallegara hacerle. Una parte de ella sospechaba que un fracaso con Nathan la destrozaría incluso de forma más profunda que su ex. Aquel hombre no soloeraguapo,teníaunextra,parecíauncapullo,peronomalapersona. Sutton lo era. No tenía corazón. ¿Nathan York? Por mucho que se esforzabaenocultarlo,podíavertrazasdeemociónenél.¿Osoloerauna pose?¿Unjuegoparaconvencerladehaceralgoquenodebíanisiquiera plantearse? Se estaba jugando mucho, tal y como le había dicho, la vida era complicada ahora. Su hijo era lo primero, no permitiría que nadie le hicieradaño.Nopodríasoportarlo. La confusión se apoderó de su mente y su corazón. No sabía qué hacer,quizáhabíaejercidolasuficienteconfianzaensímismacomopara alejarlo.¿Quéharíasinovolvíaaverlo? Seguiradelanteyarrepentirseporloquepudoserynofue. Perolavidaeraasíycuandounamujereramadre,eldeseoocupaba un lugar muy pequeño en el total de su mundo. Había que marcar las prioridadesyteníamuyclaraslassuyas. NathanYorkeraunsueñotemporalquenuncaseharíarealidad. CAPÍTULO14 Trasunasemanadedistanciamiento,Nathanseacercóalajuguetería. Lehabíadadoespaciosuficienteparapensarytambiénhabíaaprovechado para hacerlo; para valorar las posibles consecuencias de sus siguientes actosydescubrirquéqueríaenrealidadyhastadóndeestabadispuestoa llegar. Losdíashabíansidotristesysolitarios,habíatenidolaoportunidad detenerrelacionesconvariasmujeres,peronohabíanllegadoadespertar suinterés.Eracomosisolouna,reaciacomoningunaaestarconél,fuera capaz de excitarlo y llevarlo a la locura. La ansiaba con una fuerza que nuncahabíasentido,oquenorecordabahabersentidoantes.Quizáenla adolescencia,peronoenmucho,muchotiempo. Natasha Jenkins era pasión, la suya; era ternura, una que ignoraba desearyerasumásprofundoyocultodeseo. Si algunos lo vieran, se burlarían de él. El alto ejecutivo que jamás ibaacaerenlasengañosasgarrasdelamor,allíestaba,debatiéndoseentre el sí y el no. Dejando atrás la certeza de un revolcón con la guapa de turno,porlaposibilidaddeunescarceoamorosoconunamujernormal, queconseguíanosoloincendiarlodedeseo,sinoderrotarsusmásfieles defensas. Seapeódelcocheycaminóhaciaelestablecimiento.Nadamásabrir la puerta escuchó los gritos susurrados y la tensión que se palpaba. Una mujerqueestabahaciendocomprasdeúltimahorasalióatodaprisapara noquedaratrapadaenelfuegocruzado,mientraslamujerquelequitaba el sueño retrocedía ante los avances de un hombre mucho más grande y amenazadorqueella. Era algo mayor que él, aunque no mucho. Debía medir un metro ochenta, quizá algo más, y tenía cuerpo de gimnasio. Algunos colegas parecían matarse por ser los mejores y más perfectos en todos los terrenos,nosoloenlosnegocios,sinotambiénenelpersonal,incluyendo lorelativoasuformafísica,manicuraypedicuraincluidas. Eradeesos.Unmetrosexualquesecreíaconderechoatrataralos demás como le diera la gana, por el hecho de que había nacido con una brillanteestrellaquelohabíallevadoalomásalto. Y estaba ejerciendo ese poder sobre la mujer equivocada. Sutton Kramer no iba a ponerle un dedo encima a su chica. Podía ser que no fueratanperfectocomoeltipoencuestión,perosuinfancianohabíasido especialmentefácil,habíaaprendidounpardetrucossucios. Suttoneraelmatóndelaescuelayélelpardillo. Pero los pardillos crecían y adquirían tablas e inteligencia, los matonessoloseregodeabanensusviejoslogros;ejerciendoaquelpoder sobreotrosmásdébilesqueellos. Carraspeó,esperóquefuerasuficienteparacaptarsuatención,nolo fue.Seguíalanzandoamenazasquenopodíacomprender. Natashaparecíaapuntodellorar,perosehabíaerguidofrenteaély nosedejabaavasallar,estabamanteniendoeltipo. «Buenachica.Nodejesquesesalgaconlasuya,amor». —Notienesningúnderechoaestaraquí,Sutton.Lárgate. Nathannopudoevitarlasonrisadesatisfacciónquelorecorriópor entero,manifestándoseensurostro. No era ninguna tierna florecilla, se estaba preparando para un enfrentamientomásfísico,porsiacaso,peroquizánisiquieranecesitara suayuda. Era una gatita con uñas, nunca se hubiera imaginado que eso le gustaratanto. Empujóalhombrequelaatrapabacontralaparedycuandoestenose movió,secolocópordebajodesubrazo,buscandolalibertad. Y,probablemente,unpocodeairetambién. —No voy a irme hasta que no te quede claro que ese mocoso de mierdanoesnadamío.Mástevaledejardeiraireandoporahíquesoyel padre,porquenotegustaríanlosresultados. —Yonovoydiciendonadaporahí,nomeinteresatenerningúntipo de relación contigo. —Lo miró con toda la frialdad que había logrado reunir,trasvariosañosdepráctica—.¿Porquénovuelvesatusmansiones ycochesdelujo,Sutton?Déjanostranquilos. Elhombrelaaferróconfuerzaporlasmuñecas.Losnudillostensos, casi blancos, tenía que estar haciéndole daño. Nadie maltrataba a una mujerensupresencia. —Suéltala,amigo.Nomegustaríatenerquedarteunapaliza. —Largo de aquí. Métete en tus asuntos —espetó el enfurecido hombre,mientraslaempujabacontraelmostradoryvolvíaaamenazarla —.Sinodejasdejodermelavida,suciaramera,voyaquitarteaesecríoy novolverásaverlo. ElgestodeNatashafuedealarmaalescucharsuamenaza.Nathanno la estaba tocando, pero casi sintió el momento en que su corazón se detuvo. Noensuguardia. —Eh,amigo—dijodándolealgunaspalmadasenelhombroaltipo. Eraunpocomásgrandequeél,peropodíaganarle. En cuanto el otro se giró, para decirle que no se metiera en sus asuntos, Nathan le pegó un puñetazo con todas sus fuerzas, haciéndole girarlacara.Lanarizserompióysesintióbien,leestababienempleado poramenazaraaquellosquenopodíandefendersedeél. —Vasapagarporesto,muertodehambre. —Eso tiene mucha gracia, sí. —Lo miró con su máscara letal, que había perfeccionado después de años y años de esfuerzo—. Le enviaré a miabogadopróximamente,señorKramer.Conunaordendealejamiento. Novaatocarniamichicanialmuchacho. —Loperderéistodo.Todo.Malditomalnacido,mehasrotolanariz. —Considérate afortunado, en realidad quería arrancarte las pelotas. —SedirigióaNatashaytomósusmuñecas,acariciándolasconternura,se empezabanaamoratar.Elmuycabrón...—.Apropósito—añadióparael hombrequeseponíaenpie,sosteniéndoselanarizyconmiradaasesina —.ElchicosellamaDerekyescierto,noesnadatuyo.Esmío.¿Sabes porqué?Porqueséapreciarlosmilagroscuandolosveo.Yqueunniño con la mierda de genes que le legas, sea tan fantástico como lo es mi chico,bueno...alguienahíarribanoshaestadocuidando,¿nocrees?—El tono amistoso pasó a la historia mientras daba su siguiente orden—. Lárgate, antes de que decida denunciarte por agredir a una mujer. No vuelvasporaquíjamás. SuttonmiróaNatashaconodio,ignorandoaNathan. —Esemocosonoesnadamío,norecibiránadademí,noloquiero. ¿Meoyes?Élesbasuraytútambién. Se estiró, como si hubiera hecho una gran obra, y salió sin mirar atrás,maldiciendoporlobajo. UnavocecitainfantilllamólaatencióndeNathan. —¿Mamá? Elniñoestaballorando,habíaescuchadoaaquelidiota.Temblabay parecía terriblemente asustado y desgraciado. Sasha corrió hacia él y lo apretóconfuerzaentresusbrazos,reconfortándolo.Elpequeñodejósalir laslágrimas. ANathanselehizounnudoenlagarganta.¿Habíasidoalgunavezél tan dañino con alguien? Solo por el hecho de tener dinero o una buena posición,nosepodíamachacarlossentimientostiernosdeunniño.Creía queno,quenuncahabíaidotanlejos.Erauntipodecente,oalmenoseso se decía, pero ¿no había intentado por activa y por pasiva comprar a la mujerparatenerlaporunrato,ignorandotodoeldolorquepodríadejar atráscuandosefuera? Lohabíahechoylehabíaparecidolomásnormal. Quisofustigarse.Eraunidiota.Sí,suabuelalohabríagolpeadocon laespátuladelacocinaunayotravez,hastaquehubieraentradoenrazón. Habríadichoquelohabíaeducadomejoryseríacierto. Él había sido débil en otra época y había tenido suerte. No podía seguircomportándosecomoelcapulloqueera. Seacercóalosdos,acuclillándose,ymiróalpequeño. —Derek,mírame. Sasha parecía a punto de advertirle, pero estaba temblorosa y asustada. Su rostro también mostraba una gran palidez. Le hizo un gesto paraquesesentara,mientrasatrapabaalniñoenunabrazo. Suspequeñasmanitasseaferraronaélconfuerza,comosinecesitara quelosostuviera.Olíatanbien,unaromapuroysuavequeleprovocaba lanecesidaddeprotegerloparasiempre.Erainocente,unniñoestupendo. Nunca había tenido mucho trato con ellos, pero le gustó sentirse reconfortado. PorqueeraDerekquiénlosanabaynoalrevés. —Mipapánomequiere. —Esehombrenoeratupapá—dijoNathanantesdepodercontenerse —.Unhombrepuedetenerunhijo,peroparaserpapáhayqueganárselo, chico. Lealborotóelpeloylomirópensativo. —He estado pensando que tú y yo podríamos conocernos mucho mejor. ¿Por qué no dejamos a tu madre que se tome algo caliente para reconfortarseymientrastúyyovemosesosjuguetesquetantotegustan? Losreyesvanaveniryestoypensandoqueyonolehiceningunacarta, ¿meayudas? —Peroesmuytarde,yolaescribíhacemeses—sorbiólaslágrimas ysesecólosojos,mientrassupequeñamentehacíacábalasparaayudarlo. Nathansesintiócálidopordentro. —Creoquenecesitaremospapelyboli.¿Tienes? Elniñoasintióysaliócorriendoatodaprisaalatrastienda,Nathan aprovechóparamiraraSasha. —Esecabrónnovolveráparahacertedaño,tienesmipalabra. —Nosé...Noséporquéhahechoesto.Nohedichonadaanadie,no quieroaesehombreennuestrasvidas. —Habléconélhaceunosdías,peronomencionénadasobreDerek. Quería saber para quién habías trabajado antes, creo que ha sido culpa mía. Lo miró como si se sintiera traicionada, pero tan solo duró un instante.Despuésdejócaerloshombrosabatida. —Lahistoriademivida.Algunaspersonasnoestánhechasparaestar enpareja. Nathan la atrapó entre sus brazos. Aquel abrazo solo pretendía reconfortarla,sinembargosesintiótanbienqueeracomollegaracasa.A un hogar que había esperando durante toda su vida y que acababa de encontrar. —Sitienesquellorar,llora—comentó—,peronomecomparescon esehijodeputa,porfavor.Nosoycomoél. Sashalomiró,conlosojosanegadosdelágrimas,mientrasnegaba. —Nohedichoqueloseas. —Perolopiensas.Creoquesiemprelohaspensado.Tejuroqueno soycomoél.Nosoyniñero,perotuhijotieneunapartedemicorazón.Es más,Derekesespecial.Muyespecial.Mierda,siesetiponoloquiere,yo sí. Elniñoestabaentrelosdosalinstantesiguiente,ofreciendopapely boli,mientrassurostroseiluminaba. —¿Mequieres? —Por supuesto que sí, campeón —le alborotó el pelo—. No soy tu papá, es verdad, pero podemos ser colegas. Muy buenos amigos, si quieres. —¡Quiero! —dijo lleno de emoción, miró a su madre como si le hubierahechounregaloenormeysalióatodaprisahacialamesa,tirando delamanodelhombre—.Vamosaescribirtucartaalosreyesmagos,sé perfectamentequépuedespedir. —¿Yquées? Elniñobajólavozconspirador. —Unamamáyunhijo,claro.Mamátieneunacamagrande,podrías dormirconella,eslomejordelmundo.Después,podríasjugarconmigo, tengounahabitacióngenial,noesmuygrande,peroyotampocolosoy— le sonrió con inocencia y empezó a escribir con unas letras enormes y redondas. Nathanlobesóenlafrente,antesdepoderevitarlo,sequitóelcaro abrigo y se sentó con él. Escuchó sollozar a Sasha, pero pensó que era mejordarleunmomentodeprivacidad. Más tarde tomaría medidas para protegerla y calmarla, ahora tenía otramisión. —Señorjefe—preguntóDerek—,¿algunavezhasidopapá? —No,nunca—contestósincero. —Nopasanada,aprendemos.Yotampocohesidohijodeunpapá.El míonomequiere—unasombrapasóporlosojosdelniño,elrechazoa suedadteníaquesermuyduro,perosobreviviría.Ibaahacerlo,porque NatashaerafuerteyDerekhabíaheredadolosgenesdesumadre. —Pero...¿sabesquésítengo?Unhermano. —¿De veras? —la o que formaron sus labios dieron muestra de su sorpresa. —Sí,asíes.Nonoshablamos,peroquizádeberíamoscambiareso. —¿Porqué?¿Estáisenfadadosporquetequitóunjugueteoalgoasí? Nathanlopensóuninstanteydespuéssonrió,sí,elniñoteníarazón. EstabafuriosoconKaneporquelehabíarobadosujuguetefavorito,por esonopodíaperdonarlo. Peroloharía.Elresentimientosolotellevabaaunlugaroscuro,del queélyasehabíacansado.Nopodíaniqueríaseguirasí. —¿Sabesalgo,Derek?Nomerecelapenaenfadarseporunjuguete, noconlagentealaqueunoquiere. —Mamásiempremedicequehayquesergenerosoycompartir. —Algunasveces,sí.Conlasbuenaspersonas,perotambiénhayque aprenderadefenderse. —Mesédefender.Miabuelomehaenseñado. —Quizápuedaenseñarteunpardebuenosgolpes,chico. Elniñosonrió. —Megustacómosuena. —Amítambién. Ysesorprendióaldescubrirlociertoqueera.Aquelpequeño,aquel niño que debería haber sido más una molestia que otra cosa, estaba empezandoaadueñarsedesucorazónyesoeraalgomuy,peroquemuy, peligroso. *** Natashanopodíacreerseelhorribledíaquehabíatenido.Desdeque selevantótarde,todohabíaidocuestaarriba.Primerosehabíaestropeado lacalefacción,conloquehacíaunfríodemildemonios,pocodespuésla cafetera había dicho que no trabajaba más y después Sutton había aparecido con aquel aire amenazador, asustándola y agrediéndola, tanto consuspalabrascomoconsufuerza. Sehabíapreguntadoalverloasí,elmotivoporelquesehabíacreído enamoradadeélenotraépoca.Porqueahoraquesumenteestabaclaray quehabíapasadoeltiempo,noencontrabanadaatractivoenél. Eraunmatón,delamásbajacalaña. Disfrutaba intimidando a los demás y ejerciendo su poder. Uno que no era tan claro como podía parecerle a él, había límites en lo que un hombrepodíahacer.Habíaleyes,aunquealgunospensaranqueeldinero locomprabatodo. Lalealtadylahonorabilidadnuncahabíanestadoenventa,poresoél noteníaniungramodeunanidelaotra.Asídetristeeralavidadeun tipoacostumbradoasalirseconlasuyaentodosloscampos. Después,Nathanhabíallegadocualcaballerodebrillantearmaduray lo había espantado. No sabía si volvería, podía ser que lo hiciera si se sentíaofendido,aunquelodudaba. No le gustaba perder y si alguien podía dejarlo en el banquillo, ese erasuexjefe,elnuevopretendiente,alquehabíatratadoinjustamente. Solo ahora se daba cuenta de que no era como Sutton, tenía buen corazón,aunquesusargumentosnolofuerantanto.Queríaacostarsecon ella,unaaventura,aúnasínohabíaaprovechadolasituación. Cuando Derek llegó, decepcionado y triste, se había hecho con la situación.Unhombrequenodisfrutabadelcontactoconlosniñosyque, en cambio, había abierto sus brazos y reconfortado a su hijo. Nunca podríaagradecerlelosuficienteporhaceraquello. DerekdeseabaunpadreysabíaqueveríaaNathancomoesehombre, nopodíaser,porqueeranmuydiferentes,peronoqueríaarrebatartodala ilusiónasuhijo.Siloqueríaensuvida,dejaríaqueestuvieraensuvida, almenostantotiempocomoambossesintierancómodosjuntos. Inclusoaunquehacerloledestrozaraelcorazónylosnervios.Nathan eratodoloquedeseabaynopodíatener. Ynoteníanadaqueverconsuposiciónytodoqueverconeldeseo queincendiabaprofundoensucuerpoysucorazón.Laatracciónsexualy la necesidad de sentirse parte de algo, de un núcleo familiar en el que hubieraunaintimidaddiferentealresto. Nathan York nunca sería un padre de familia, pero que alguien avisaradeesoasucorazón,porquesenegabaaescuchar. Los observó cuchichear sobre la mesa, mientras Derek escribía algunaspalabras.Eraunchicomuylistoyaunquehabíaalgunascosasque noseledabantambién,siempreponíamuchointerésentodoloquehacía. Comoahora. El reloj marcó las dos, era hora de comer y de cerrar. Debía acercarseaellosyavisarlos,peronopudodarniunpaso.Lasonrisade suniñoerabrillante,nuncalohabíavistotanfelizconunextraño.Nathan teníaalgoqueteatrapabainclusocontratuvoluntad.Estabaejerciendoesa mismamagiaconsupequeño. —Mamá—dijoelniño,despertándoladesuensoñación—.Elseñor jefehadichoquepodemosiracomerunahamburguesa.¿Podemos? —Derek,puedesllamarmeNathansiquieres. El aludido sonrió sintiéndose importante, creciendo un par de centímetrosalmenos. —¿Podemos,mami?¿Porfiiiii? ¿Cómoibaanegarlealgocuandoselopedíaconaquellacarita?No eraalgoquefueracapazdehacer,laverdad. —Estábien,podemos. Nathan la miró con un brillo complacido en la mirada. Derek salió corriendoaporsuabrigo. —Mecomportaré—dijoelhombreentonces,tomandosusmanosde nuevo y mirando sus muñecas—. Ese cabrón... voy a tomar medidas, Natasha.Hablaréconmisabogados. —Notemolestes.Suttonnovolverá. —Espeligroso—acotóél,negóconlafuriaclaraensusfacciones—. Nosoportoalosmatones,esundefectodefábrica. Sasha sonrió mientras le apartaba un mechón de pelo de la frente, tocándolosinquerer. —Perdón.Noquería... —¿Tocarme?Quieroquemetoques. —Nodebo,Nathan.Nopuedehabernadaentrenosotros. —Discrepo,señoritaJenkins.Vayaporsuabrigo. Aquel tono soberbio no era desconocido para ella, pero él sabía lo quehacía.Losabíamuybien. Laayudóaponerselaprendayluegoabrochólacremalleraalniño quellegóatodaprisa. —Vamos,quenoqueremosquedarnossinelmejorsitio,¿verdad? —¿Puedopedirunbatidodechoco,mamá? —Yaveremos.—Lepusoelgorrodelana,labufandaylosguantes. —Dalelamanoatumadre,campeón—ledijotendiendolamanoa Sasha—.Lasllaves,yocierro. —Eresunmandón.Aquínoeresjefe. —Otrodefectodefábrica,señoritaJenkins. —¿Porquétellamaasí,mami? —Es una broma, chico —dijo Nathan guiñándole un ojo—. Te la explicarécuandoseasmayor. —Perosiyasoymayor. Los dos adultos sonrieron. Por algún motivo Sasha se sintió tranquila,liberada.Hacíatiempoquenoeratanella.Libreysintemorde romper una perfecta fachada artificial, creada a modo de escudo para protegerseyprotegerlafelicidaddelossuyos. No sabía a dónde llegaría, o si habría algo más que un rato entretenido entre un exjefe y su empleada, pero había descubierto algo graciasaSutton,Nathannoeracomoélynoestabadispuestaasentarse mientraslavidapasabaasulado. Erademasiadoimportante,noibaarendirsesinluchar. Aunquetampocoibaaentregarsusarmasantesdeempezar. Ahorahabíaunaoportunidad,paralosdos.Elcaminoqueescogiera losllevaríaaundeterminadofinalquehoydesconocía,peroqueprontose revelaríaantesusojos. Ynopodíaesperarparaverlo. CuandoDerekofreciósuotramanoalhombrequelaponíanerviosa y acababa con todas sus defensas incluso sin querer, sintió que algo empezabaaencajarensumundo. Erantresalmasperdidasquesehabíanencontradoalfinyquepronto ganaríanloquesiemprehabíanestadobuscando. CAPÍTULO15 Nunca lo había pasado tan bien y si lo había hecho, no podía recordarlo. Nathan recordó a las dos personas que se habían convertido en su revelaciónpersonal,mostrándoleloquequeríadelavida.Algoquehabía ignoradohastaesemomento. Yanodeseabairdemujerenmujer,deunacamaaotra,queríaalgo diferente. Tenía ciertos temores, no estaba acostumbrado a relaciones y podría aburrirse fácilmente, quizá no al principio pero sí con el tiempo. NopodíadañaraDerek. SiteníaunarelaciónconSasha,cosaquedeseabamásquenadaenel mundo,tendríaquedejarclaroqueelniñoeraotracuestiónyquepormal quesalieranlascosas,élpodríaseguirvisitándolo. Nohabíagarantíasenelamor,losmatrimoniosserompíanytambién lasparejas,perounpadreysuhijosiempredebíanestarunidos.Derekno erasuhijobiológico,perodecidióquequeríaseresaconstanteensuvida, unpilaralqueaferrarse.Diossabíaqueelniñolonecesitabayéltambién. Undescubrimientorecienteperoinquietante. Anti-niños. Así lo habían llamado un millar de veces, incluso él mismo y ahora se encontraba ansiando la relación con una de esas diminutascriaturasqueolíanacieloyquenecesitabanprotecciónyamor. Nopodíansobrevivirsinti,tenecesitaban. Nuncanadielohabíanecesitadotanto,noeraalgoenloquequisiera fallar. El timbre sonó y se apresuró a contestar, cuando abrió la puerta, apenaspodíacreerloqueveíansusojos. —Natasha. Tenía los ojos muy rojos e hinchados, como si hubiera estado llorando. Lo miró como si estuviera sola en el mundo y solo anhelara tenerlocercaparasentirloasalvo. Nuncahabíatenidomaderadehéroe,peroporalgúnextrañomotivo, unsentimientodefuerzayprotecciónseincendióensuinterior. —Pasa,porfavor—lainvitócasiansioso.Tenerlaensucasa,incluso aunquenopudierahabernadaentrelosdos,lohacíasentirsecompletoy bien—.¿Hapasadoalgo? —No sé por qué estoy aquí —contestó algo aturdida, quitándose el abrigo. Tenía las manos tan rojas que apenas si podía desabrochar los botonesdelaprenda,asíquelaayudó. —Eres bienvenida. Te prepararé un chocolate, para que entres en calor. —Penséquenotegustaba—dijoellaconaquellosojosbrillantespor laslágrimasqueaúnnohabíaderramado.Sugestoeracasiinfantil.Nunca lehabíaparecidoatractivoesoenunamujer,peroestaestabacambiando rápidamentesusesquemas. —Megusta,ademásteníalaesperanzadetraerteaquí. —Paratenersexo. —Sí—aceptó.Noteníaningúnsentidonegarlarealidad. —Deberíamos acostarnos y acabar con esto de una vez. Perderás el interésyyopodréreencontrarmeconmigomisma. Parecía perdida cuando dijo aquellas palabras y eso no era lo que quería.Notomaríaaunamujerpresadelaresignación,además,sesintió ofendidoconaquellaspalabras. Ridículo,pueshabíasidoélquiénhabíarepetidounayotravezque rápidopasaríaalasiguiente. Eracomosiunaextrañacompuertasehubieraabiertoensumentey lo llenara de dudas y una necesidad desconocida hasta el momento. Era diferentealasdemás,pormuchosmotivos,peronopodíaserladefinitiva. Noporquenoestuvieraasualtura,queloestaba,sinoporquenoera carnadadematrimonio.Nilohabíasidonisesentíacapazdeserfielauna solamujerduranteelrestodesusvidas. Ypodíasermuchascosas,peroerahombredepalabra.Casarseera parasiempreynocreíaeneldivorcio. —Creoqueloprimeroquenecesitasesentrarencalor,contarmequé esesoquetehahecholloraryvenirhastaaquíyrelajarte.Notengoprisa, megustatomarmemitiempoparalaseducción. —¿Aúnquiereshacerlo?—preguntócasienvozbaja. —Nolosé,Sasha.Háblame.Quierosaberquéteinquietatantocomo parahabervenidoamí. —Sutton—dijocasiescupiendoaquellapalabra—.Esomeinquieta. Espeligroso,temoquetratedetomarrepresalias.Séquenoessuestilo, seguramentesehamarchadoynoshaborradodesumente,pero¿ysise sienteofendidoytratadehacernoslavidadifícil? Nathansabíaquenoloharía,sehabíaocupadodeello. —No tienes que preocuparte por Kramer, está solucionado. Si se acerca de nuevo a Derek o a ti, será detenido y puesto a disposición judicial,porincumplimientodelaordendealejamientoquelehabrásido yanotificadaaestashoras. Natashalomiróboquiabiertaeincrédula,comosinocreyeraensus palabras. —¿Cómo…? —Sacudió la cabeza, como si de pronto hubiera decididoqueaquellapreguntanoeratanimportantecomolaotraquele rondabalacabezayquenotardóenformular—:¿Porqué? —Puedequeseaunplayboy,nuncalohenegado.Megustaellujoy megustanlasmujeres.Disfrutodemiestilodevida,peronosoyunser sincorazón.Tuhijoytúnecesitáisayudayvaisatenerla. —Nopodrépagarte…comotuquieres. —Loquehehechonotienenadaqueverconnosotros—aclaró.No quería que quedaran dudas en ese aspecto. Era un cabrón egoísta sin escrúpulosqueutilizabaalasmujereshastaquesecansabadeellas,pero no era ningún mamón. No en lo que a lo importante se refería. Si una mujeryunniño,especialmenteaquellosqueleinteresabanporelmotivo quefuera,estabanenpeligro,noibaagirarlacaraymiraraotrolado. No cuando era tan sencillo ayudarlos—. Te va a sonar extraño, pero me gusta Derek. Es un niño diferente, cualquier hombre podría sentirse orgullosodesersupadre. —Nosabesnadadeniños,noquieroquemihijoseilusionecontigo ydespuésdesaparezcasdesuvida.Silohacesporelsexo,puedo… —No. No lo hago por eso. Es cierto que al principio, cuando descubríqueerasmadre,meparecióungranfastidio.Quizáhastapensé en usarlo a mi favor, pero las cosas han cambiado, Sasha. Es un niño increíble,queyahasufridobastante.Merecuerda,enciertaforma,amí. No tuve a mis padres cerca, me crió mi abuela. —La guio hasta el sofá, pidiéndole sin palabras que tomara asiento y se acercó a la barra americanaqueseparabaunazonadelasiguiente,paraprepararlabebida caliente—. No es fácil para los niños renunciar a uno o ambos padres. Derekhaperdido… Sashalointerrumpió. —Derek no ha perdido nada, nunca tuvo a su padre —dijo ella, mientrasseretorcíalasmanosproductodelnerviosismo. Nathantomólatazacalienteyselaentregó,sentándoseasulado. —Yaúnasíestáseducandoaunchicofabuloso. —Hago lo que puedo y no estoy sola, mis padres siempre me han apoyado.Sinimportarquéhagaocómomeequivoque.Ellossiemprehan estadoahí. —Y tú siempre estarás ahí para tu hijo y, si me lo permites, me gustaríaserunamigoparaél. Sashaempezóanegar,perolaacallóconungestoqueledecíaque nadadeexcusas. —Noestoypidiéndotematrimonioniponerminombreensupartida denacimiento.Quieroserunamigo,sincondiciones. —¿Yquéhaydetus…deseos? —Sigoqueriéndoteenmicama,Sasha.Esonohacambiado. —¿Cómoplaneasconseguirlo? —Tenía varias tácticas, pero me he dado cuenta de que ninguna de ellas va a funcionar contigo, así que he decidido cortejarte y esperar. Cuandoestéslistaparanuestraaventura,yoestarédispuesto. —No soy mujer de aventuras —le advirtió, logrando que Nathan sonrieraconciertadiversión. —Entonceslaesperaserámuylarga. —Nosécómo…—Elhombreseacercómásyposóundedosobre suslabios. —Shhh, sin promesas. Sin preguntas. Disfrutemos de un momento juntos,olvidaquiénsoyyloquequierodeti.Conóceme. —Yateconozco. Parecíamuyseguradesícuandodijoaquellaspalabras,peroélsabía queseequivocaba. —Notienesniidea,señoritaJenkins. —¿Túcrees?—preguntótanteándolo. —NosoycomoSutton—aseguróél,casiconfastidio.Nolegustaba sercomparadoconotrohombre,menosconunoquehabíaformadoparte del pasado de una mujer por la que tenía interés. Una parte muy importante. —Losé. —¿De verdad? —Lo había dicho convencida, tanto que no pudo evitar preguntar, sintiéndose como un idiota. «Te dice lo que quieres escucharytecomportascomounbobo»,seregañó. —De verdad. Sutton nunca ha hablado con nuestro hijo como has hechotú.Loodiayamítambién. —¿Porqué? —Ojalálosupiera.Meengañódesdeelprincipio.Trabajabaparaél —informó ella, aunque ya lo sabía. Había indagado lo suficiente como para descubrir que había sido una de las ayudantes personales del desgraciado—. No quería salir con él, por la política de la empresa. No quería perder mi trabajo. Ganaba un buen sueldo y me gustaba lo que hacía,eraunretoconstante. —Perotesedujo—contraargumentóél. —Sí, supongo que sí. Quizá me dejé seducir. Dijo que lo nuestro sería diferente, que era importante. Que quería a su lado una mujer que comprendiera su mundo y que encajara en él. Alguien inteligente con quiéncomentarlasjugadasantesdellevarloacabo,yasabes,unigualen quiénconfiar. —¿Yquécambió? —Nada.Nuncadeseóeso,encuantoempezamosasalir,sugirióque debíarenunciaramitrabajo,quenoestababienvisto.Noquisehacerlo, disfrutabaymehabíacostadomuchoesfuerzollegarhastaallí. —¿Te despidió? —Apretó los dientes y sonó agresivo, pero no le importó. Aquel estafador mentiroso. Un hombre podía aferrarse a pocas cosasenaquelmundo,perolapalabraeraunadeellas.Uncaballerojamás traicionabaunapromesahecha. —No,enrealidadno.Filtrólainformaciónylosjefesmedieronun ultimátum.OmirelaciónconSuttonomitrabajo—soltóelairequehabía empezado a contener, sonreía, pero era una mueca irónica, más que cualquier otra cosa—. Estaba enamorada de él, así que terminó convenciéndome. Me propuso matrimonio y le creí. Su secretaria me advirtióquetuvieracuidado,lepreguntéporqué,peronoquisodarmás detalles.Coneltiemporesultóqueyahabíaunaprometidayunafechade boda…conotramujer. Nathanquisogolpearaltipootravezylamentónohaberlehechomás daño.Sinoteinteresabaelmatrimonio,bien,nohabíaquecasarse,pero jugaradosbandasnoestababien.Nisiquieraéllohacía. Ysialgunavezlohabíahecho,habíasidoprevioconsentimientode lasimplicadas. PeroNatashanoeradeesetipodemujeres. —Tetraicionó—resumióélenunasolapalabra. —Sí.Lohizoaconciencia.Cuandoperdímitrabajoysedescubrióel pastel,hizovariasacusacionesmuyfuertes.Acababadedecirlequeestaba embarazada y estaba muy convencido de que lo había hecho para atraparlo. —Dio un sorbo al chocolate, tomándose todo el tiempo del mundo,comosinecesitarareorganizarsuspensamientos.Nathanesperó, habíacosasporlasquemerecíalapenahacerlo.Yesahistoriaeralaclave paracomprenderelmisterioqueseerigíafrenteaélenformademujer—. Confesó que solo había sido un pasatiempo. Una canita al aire antes de sentarcabezayquenoqueríasabernadadenosotros.Mediouncheque bastante sustancioso, que yo, orgullosa y tonta de mí, rompí en sus narices,demostrandoquehabíaestadoconélporamoryquedándomeen lamiseria. —No hubo una segunda oferta, ¿verdad? —Llevaba media vida codeándose con ese tipo de hombres, sabía exactamente cómo funcionabansuscerebrosenloqueamujeresserefería,sepensabanque lamayorpartedemujeresestabanenventa.Yalgunas,sí,loestaban.No había más que pensar en Mandy, pero otras… otras todavía merecían el respetoalquetodoserhumano,pordefinición,teníaderecho. —No,nolahubo.Meechódesuvida,noentendíanada.Mispadres noentendíannada.Tuvequedejarlaciudad,mipiso,vendermicochey empezarunanuevavida. —Viviendocontuspadresycriandoaunniño. Natashasonrió,sumiradasehabíasuavizadoentonces. —Así es, pero es lo mejor de todo esto. Puede que saliera de esa experienciaconelcorazóndestrozadoyunagrandesconfianzahacialos hombres,perolaverdadesquetodotienereparación,especialmentecon miDerek.Éleslomásgrande,nadahayenelmundomásimportantepara míqueél. —Te veo hablando de ese sentimiento, Natasha, y siento celos — confesó,sabíaquehabíadeseoensusojos,ensuposeyunterribleanhelo, pero al mismo tiempo era consciente de que si no contenía aquello, conseguiríaasustarla. —EresunbuenhombreNathanYork,unpococabrón,perobueno. —Gracias —respondió lleno de sarcasmo. ¿Cabrón? ¿Él? Bueno, podíaserquetuvieraunpocoderazón. —Yanoeresmijefe,puedodecirlo. —Meconfiesoculpabledeloscargos.Nohesidomodeloderectitud, eso es cierto, pero nunca te haré daño. Conmigo siempre vas a tener verdades,tegustenono. —¿Nohayningunaprometida? —Dios,no.Elmatrimonionoestáhechoparamí—leaseguró. —¿Nisiquieraconlaadecuada? —Nocreoquehayaalgoparecidoahífueraparamí.¿Mehasvisto? Esdifícilaguantarme—seburló—.¿Quéhaydeti? —Noquierocasarme.Noquieropasarporlomismo. —No todos los hombres son unos impresentables, incluso hay algunoscabronesdebuencorazón. Natashaaceptósupostura. —En eso tengo que darte la razón. Sin embargo, dudo ser capaz de confiardenuevo.Creoqueestoyrotaenesesentido. —No he tenido novia, Sasha —dijo él cándido—, aunque he estado conmásmujeresdelasquepuedorecordar.Megustaríaunaoportunidad. Nopiensesenmícomoalguienquevaahacertedaño,piensaenmícomo alguienconquiénpuedespasarunbuenrato. —No quiero implicar a mi hijo en una relación pasajera que acabe rompiéndoleelcorazón. —Nopasará,lojuro.Dereknosufrirápormicausa. —Nopuedesasegurarlo—contradijoella,molesta. —Oh,sí.Sípuedo.Confíaenmíenesto.Sihayalgoentrenosotrosy seacaba,puesseacabó,peroélnosufrirá.Seamosamigosydejemosver hastadóndenoslleva. —Sédóndequieresquenoslleve. —Nopuedesenfadarteconunhombreporintentarlo. —No,tampocoloharía.—Selevantódemostrandoconsuacciónque dabalaveladaporterminada,Nathanselevantóconella. —Natasha, por favor, piensa en volver a la oficina. No quería obligarteadimitir,tenecesitamos. —Necesitouncambio,megustalajugueteríaymepermitecompartir mástiempoconminiño. —¿Estásseguradeeso? Lamujercasiestabaenlapuertacuandoasintió,girándose. —Sí. —Bien, entonces no insistiré —aceptó él. No quería forzarla. A ninguno de los dos beneficiaría que trataran de hacer que pasaran cosas queyanoteníanporquéser. —Gracias. Teníalamanoenlapuerta,eraahoraonunca. «¿Unúltimointento,Nathan?»,preguntóunavozinterior. Noibaadefraudarasuconciencia,¿verdad? Posó la mano sobre la puerta, impidiéndole abrirla, sintiendo el aromadelamujerqueestabacasipegadaaélymurmurósunombre. —Natasha. Ella se giró para enfrentarlo y contuvo el aliento. Sus miradas se engarzaron,mientrastratabadeponerdistanciaentreambos.Unadistancia quenopermitió. Repitiósunombresusurradoybajóasucuello,besandolazonaen quepalpitabasupulso. —Sasha,porfavor.Solounavez,soloestanoche. La mujer lo miró, en sus ojos batallaba el deseo con la responsabilidadyelmiedodesalirheridaotravez. —Nathan,yo… Nopodíahacerleaquello,nodebía,sinembargoladeseabatanto… —Nodebemoshaceresto—aceptóydiounpasoatrás,dándolevía libreparaquehuyera—.Ve,estanocheestuyaydetuhijo,peromañana… Labocaansiosadelamujerreclamósuslabiosenunbesodevastador al mismo tiempo que se deshacía de su abrigo y tiraba de la camisa del hombre,desnudándolo. Subocalamiósucuello,mientrassusmanosleacariciabanelvientre, subiendohastaelpechoyretomandoelcaminodevuelta. Lasostuvoconfirmezaporlasmuñecas,deteniéndola. —Noesunjuego,sihacemosestonopodrásdarmarchaatrás. Las únicas palabras pronunciadas, fueron un ronco y excitado susurro. —Tedeseo,Nathan. —Acabasdefirmartusentencia,señoritaJenkins.Yanohaymarcha atrás. CAPÍTULO16 No supo qué se apoderó de ella, pero una vez sintió la calidez del hombre que la acompañaba no pudo detenerse. El calor y la embriaguez de la pasión la emborracharon, llevándola al abismo. A tomar una decisiónenunsolosegundoquepodíaalterartodosumundo,perodela que no quería retractarse. Quería estar con él, esa noche, en su casa y mañanaseguiradelante,sinmiraratrás. No iba a aprovecharse de ella, ni al revés tampoco, sería un intercambio. Tendrían lo que en el fondo los dos deseaban, sin recriminacionesnidolor.Soloplacer. Unomuyintensoporloqueparecía. LalenguadeNathandibujabaunrecorridoporsucuello,volviéndola loca con aquellos escalofríos que enviaban a cada diminuta célula de su muyacaloradocuerpo.Ladeóelcuellolosuficienteparadejarlehacer.Su boca era mágica y sus manos también, parecían estar en todas partes al mismotiempo,conociendo,palpando,excitando. Siaquellodurabamucho,olvidaríahastasupropionombre. Natashanosequedóquieta,sinoquetambiénloacarició.Mordióel lóbulo de su oreja mientras sus dedos recorrían toda el terreno que quedabaasudisposición.Learañólaespaldaantesdedarsecuentadelo que estaba haciendo, reclamando en silencio más intensidad. Lo quería todoynoeramomentodeguardarsenada. Ningunodelosdosteníaderechoahacerlo. —Voy a romper con todo lo que crees saber sobre mí, señorita Jenkins. Por algún motivo extraño, el hecho de que la llamará así la volvía más salvaje. Su cuerpo se retorcía de ansiedad, ansiando el contacto. Necesitando sentirlo desnudo sobre ella, dentro de ella, a su espalda. En todaslasformasyposturasimaginables. Quería que se entregara a fondo y dejar una marca profunda en él. Podía ser madre soltera, podía haber renunciado al amor, pero siempre habíasidounamujerapasionada.Legustabaelsexoydisfrutabaconél. Nathanerasucompañeroperfecto. —Túnosabesnada,Nathan.Vasaflipar. Elhombreriollenódeimpacienciaydeseo,lalevantóenbrazossin aparenteesfuerzoyselallevóalacama. Unavezallí,perderlaropafuecuestióndesegundosyenelinstante en que sintió aquel duro cuerpo pegado al suyo, cerró los ojos para soportarlaintensidad,esoeraloquetantohabíaechadodemenos,esoera sinloqueibaavivirduranteelrestodesuvida. —¿Estás bien, Sasha? —había preocupación y excitación en la voz, peroprimólaprimera,descolocándola. Natasha abrió los ojos, lo miró, tomó su rostro en sus manos y lo acercóasubocaparabesarlo,despuésasintió. —Nuncaheestadomejor,Nathan. No necesitó más. Sus labios descendieron una vez más a su ya necesitado cuerpo, probando cada centímetro de ella, lamiendo y degustando.Sedetuvoensuspechosmientrasledabaplacer.Susdedosse internaronensuentrepiernaposeyendo,haciéndoseelúnicoyelauténtico dueñodeaquellosdominios. Escuchaba sus propios gemidos, junto a los gruñidos de él y para cuandosefundieronenunsoloser,Natashasediocuentadequepodíaser elúltimo,perohabíaopacadoalresto. —Sí.Sí.Notedetengas. —Jamás lo haré —aseguró él mientras iniciaba el lento y erótico vaivén,ansiosoporreclamarlaatodaella. Yledejóganar,porqueenaquellabatalla,losdossehicieronconla victoria. Nohabíanombresnipasado,miedosnianhelos.Tansolofueronun hombreyunamujerentregadosalfervordelapasiónyeldeseo. Solo dos formando un ser que se derritió entre gritos de intenso placeryliberación. AsífuecomoNatashaentregósusarmasyNathansedurmióconuna sonrisaysintiendomásligeroelcorazón. *** CuandoalamañanasiguienteNathanabriólosojos,lavioenpleno intentodehuida.Sonriótanperversocomosesentíaylallevódevueltaa lacama. Trashacerleelamorporterceravezdesdelanocheanterior,ladejó marchar.SabíaqueDereklanecesitabaynoqueríainterponerseentrelos dos.Lehubieragustadocompartiraquellaespecialmañana,descubrirlos regalosyjugaralafamiliafeliz,peroapesardeloquehubierapasadola nocheanterior,seríaunextrañoentreellos.Noqueríaenrarecerelclima de un día tan sagrado para el niño, así que se tomó su tiempo para ducharse,vestirseydesayunar. Cuando terminó, consultó su reloj. Aún era pronto, así que decidió valorar qué había pasado exactamente entre ellos dos la noche anterior. ¿Unaaventura?¿Eliniciodealgomáslargo?¿Unarelaciónquizá? Natasha Jenkins había sido toda una revelación. Jamás habría esperado que se derritiera entre sus brazos volviéndose mantequilla. Ni queresultaratanapasionadaoexigente. Eradeesasmujeresquesabíaquéquería,quélegustabayquéhacer. Nosehabíaaburridoconella,alcontrario,selehabíahechocorto.Estaba deseandollevárselaalacamaotravez. También era consciente de que la mayor parte de sus aventuras al principio eran iguales, era raro que duraran más de cinco o seis meses, pero nunca había sentido esa inclinación a conocer a la otra parte. A conocerladeverdad. Gustos, miedos, deseos, sueños… Con Natasha quería todo eso, ademásdeseralguienparasuhijo.Nopodíacomprenderseasímismo,de prontosusesquemassehabíanrotoydeseabacosasquenodebíaniquería tener. ¿Una familia? ¿Él? No. Jamás sería un buen padre. Nunca había tenidounareferenciareal.Suabuelahabíasidoestupenda,peronohabía sido un hombre. ¿Cómo iba poder averiguar la manera en que se comportabaunpadre,sinuncahabíatenidouno? Ni siquiera su abuelo había vivido, así que no, no estaba preparado paraserlafigurapaternaoelmodelodeningúnniñoimpresionable.¡Si nisiquieralegustabanlosniños! Pero sentía que tanto Derek como Natasha eran especiales. No deberíapensarasí,nisentirasí,perolohacía. Nopodíaevitarlo,nopodíacontenereseanhelodepertenecer. Siemprepensóquelosuperódeniño,peroalparecer,sololohabía ocultadoprofundoyresurgíaenelpeormomentoposible. «No es hora de una relación, Nathan. Tienes que concentrarte en el trabajoydejaraSashatranquila». Pero nunca lo haría. Era cabezota y le gustaba salirse con la suya. Ella era especial, quería tenerla. Todo el tiempo que pudiera y eso significabaparasiempre,queasífuera. Total, ya había pensado en casarse. Y si más adelante necesitaba su libertadnuevamente,siemprepodíapedireldivorcio. Pormásqueledisgustaratantolapalabracomolainstitución. «Eselsexo,tehacomidoelcerebro». Podíaser,perohabíasidomuybuensexo,asíquemerecíalapenael riesgo.Eradeesassituacionesenlasqueolointentabasexponiéndoteal fracasoonopodíasganarelpremiogordo.Nuncahabíasidouncobarde ynoplaneabaempezaraserloahora. Nohabíamaneradequeesosucediera,nuncaaceptaríaalgoasí. Viosobrelamesalainvitaciónaunafiestatardíadeañonuevoyse preguntó qué diría Natasha si la invitaba. ¿Aceptaría acompañarlo? Así tendríaunaexcusaparavolveraverlapronto. ¿Cómoreaccionaríaella?Nopodíaesperarparaverlo. No habían pasado ni dos horas y allí estaba, ansioso de nuevo por ella. «Hasretrocedidodevueltaalaadolescencia». Sin embargo, sabía que no era cierto. Los días anteriores había rechazadovariasjugosasposibilidadesdeperderseentrevariosparesde femeninaspiernasyglobosarregladosporcirugíaestética. EsoeraalgoqueleencantabadeSasha,eratannatural.Nohabíanada artificialenella.Nisucuerpo,nisusexigencias,nisusgemidos.Erauna mujerreal. Unasexyyatractivamujerdeverdad,delasquesiemprehablabasu abuela y a las que él nunca se había acercado por motivos obvios. Las mujeres como aquellas querían compromiso y soñaban con formar una familia,éleraalérgicoatodoaquello. Sinembargo,empezabaadarsecuentadeloquesehabíaperdidocon aquella forma de pensar. ¿No sería mejor dejar a un lado al playboy millonario el tiempo suficiente como para sentar cabeza con una buena mujerquecasualmenteteníaunhijoquenoheredaríasuspropiosgenes? AunquelosgenesdeKramereraninclusopeorquelossuyos.Derekhabía sidoafortunadodetenerasumadre,deparecerseaella. Inclusoélhabíatenidosuerteconeso. «Tampocovasapedirlematrimonio,¿no?Todavíano». Y ahí estaba el quid de la cuestión, en el «todavía». Increíble que el señorYork,comolohabíallamadoellanomuchotiempoatrás,estuviera fantaseandoconlaposibilidaddecasarse. Seestabavolviendolocoylopeordetodo:unlocofeliz. Sonriójustoantesderecogerlainvitación,suabrigoydirigirseuna vez más hacia la casa de Natasha, con suerte diría que sí y tendrían otra nochedefantasía. Semoríadeganasdetenerlaentresusbrazosotravez. Ydespuésotrayotra,seguramente,coneltiemposecansaría,pero ¿ysiestaveznosecansaba? Nopodíadejarpasarlaoportunidaddecomprobarlo.Juntospodrían hacergrandescosas. Aunquesolofueraencontrarunfinalfeliz. CAPÍTULO17 Aquel vestido no le pegaba nada. Natasha lo sabía, pero por alguna estúpidarazónhabíatenidoqueponérselo,convertirseenCenicientapor unanocheyacompañaralhombrequeempezabaallevarsesuvoluntady lavolvíaloca. Nunca se hubiera imaginado haciendo nada parecido, desde lo de Suttonhabíatenidomuchocuidadodenodesmelenarse,peroencuestión dedíastodosuesfuerzosehabíaperdido. TampocoayudabaqueDerekysumadrelahubieranempujadoalos brazosdelhombrequelograbaquetodosucuerpotemblaraysusrodillas sevolvierandemantequilla,dejándolatotalmenteinestablesobreaquellos altos tacones y aferrada al brazo del hombre al que nunca debería haber dejadoentrarensuvida. NathanYorknoerabuenoparasusaludmentalyeraaúnpeorparasu yamaltrechocorazón. Pero,denuevo,nohabíapodidocontenerse.Habíadeseadoestarallí y allí estaba. Solo era cuestión de tiempo de que algo pasara y se destruyera aquel momento perfecto, entonces ya no habría marcha atrás, terminaríaconélyvolveríaalpuntoderetorno. No, estaría mucho peor que antes de Nathan. Porque habría comprobado que su postura anterior era la correcta y que el amor y el mundodelasrelacionesleestabanvetados. Queríatenerfeyesperanza,necesitabalailusión. Tomóaireylomiró,lagentelaobservabacomosinolaconocieran. Enlosojosdeloshombreshabíaunligerointerésyenlosdelasmujeres unapizcadeodio,quizáporenvidia. Nathan era un hombre muy guapo y quién más quién menos, había soñadoconestarenellugarqueahoraocupabaella. Nosabíanlatensiónqueimplicabaelestaresperandoelmomentoen que pasaría a la siguiente. ¿Cuándo llegaría ese punto en que Nathan se aburriríayatraparíaaotraincauta?Pronto,selodecíanloshuesos,muy pronto quedaría relegada al olvido, la dejaría en paz y sola para luchar contrasuspropiosdemonios. Loaceptaba,porquelavidaeraasíynomerecíalapenaforzarsea buscarotrasolución. Estaban juntos y felices por ahora, podía dejar para mañana la preocupacióndelfuturocercano,estarenpaz. —Estáspreciosaestanoche,¿telohedichoya? Nathaneraunperfectocaballero.Sí,selohabíadichovariasvecesy le había dedicado varias muestras de afecto. Pequeñas cosas, como la de poner su inmensa mano caliente sobre la suya, más pequeña. Guiarla amablemente con un leve toque en su baja espalda, que había enviado variosalarmantescalambresincendiandosudeseo.Lossusurrosaloídoy losrocesfugitivosdelabios,endistintaspartesdesurostro. Lahacíasentirespecial. —Noséquédecir,Nathan—confesó—.Mesientorara. —Gracias,estoymuycontentadeestarcontigoaquíestanoche,sería unarespuestaperfecta—dijoapartándoleelpelodelosojos—.Notemas, estanocheesparapasarlabien.Túyyojuntos,despuésdecumpliraquí, podemosiramicasay… —Nosésiesbuenaidea. —Confíaenmí,esunaideaestupenda—sonrióysedirigióhaciael hombre que lo llamaba a la derecha. Habló con él, fue educado y se sumergieronenunaaburridacharladenegocios.ANatashanolegustaban lasaglomeracionesdegente,sesentíaincómodayloquemásansiabaera retirarseaalgúnrincón,dejardeserelcentrodeatención. SabíaquelamirabanporqueestabaconNathan,loquelahacíasentir fuera de lugar. No pertenecía a ese mundo, sabía que cuchicheaban hablandodelanuevaconquistadelplayboy,porqueesoera,lanueva.La siguiente de la anterior hasta que hubiera otra más y se convirtiera en pasado,quedandorelegadaalmástriste,vacíoyoscuroolvido. Asíeralavidaenesemundo,unavidaquenuncahabíaqueridovivir, peroalaquesehabíadejadoarrastrar. Había dejado que sus debilidades tomaran el control, lo peor que pudohacer,ahorateníaqueaguantareltipoysuplicarlequenolehiciera acompañarledenuevoaalgúneventosimilar. Lo miró, sumergido en su charla, y espero a que tomara aire para excusarseyacercarsealaseoaretocarseelmaquillaje. Unamentirapiadosa,tansolonecesitabaeliminarunoscuantospares deojosdesupersona,recomponerseyrecordarquiénerayporquéhabía idohastaallí. Estabaendeudaconél,lehabíaayudadoconSutton,resolviendoun pequeño problema que podía haberse convertido en otro muy grande, peronopodíaenamorarsedeél. No necesitaba a una tonta enamorada con deseos de que ocupara el lugarqueotrohombrehabíadejadolibre. Tenía ganas de llorar, porque no se trataba de convertirlo en un sustituto,sinodequeéleraeltitulardelpuesto.¿Enquémomentohabía empezadoasentirseasí?Nopodíahabereliminadosusbarrerastanrápida yfieramente,¿verdad? No,nopodíapermitírselo.Perderloahoraseríamejorqueperderlo después. —No sé cómo puede estar contigo, eres muy poca cosa —dijo una mujer a su espalda, mientras estaba en el baño de señoras. Se estaba lavandolasmanos,tratandoderecuperarelsentidocomún,cuandomiróa través del espejo, reconoció a la mujer. La había visto con Nathan en el pasado—.Sicreesquedurará,teengañasatimisma.Noestásasualtura, querida,eresdemasiadoviejayfeaparaél. ¿QuiénsecreíaqueeraaquellaBarbiedeplástico?Noibaadiscutir, no iba a rebajarse a hablar con alguien tan dañino y todo por celos. ¿Acasocreíaqueeratonta?Sabíaperfectamenteconquiénestabatratando cuandoselióconélynoesperabanada.Soloaqueterminara,porqueera loúnicoquesepodíaesperarconhombrescomoél,apesardelastrazas honorablesysincerasquehabíavistoensusacciones. Nopodíasquitarlelasrayasaunacebraolasmanchasaunleopardo, loúnicoquepodíashacereraamoldarteaélosacarlodetuvida. Natasha solo quería un oasis de paz, durante un tiempo limitado. ¿Tantoerapedir?¿Podríaaquellazorritadetresalcuartodejarlatranquila duranteeltiempoqueaquellodurara? Conocíalarespuesta,peroaúnteníaesperanza. —Megustaquemecontestencuandohablo—exigiólaotramujer. —Yamínomegustaquemeinsulten,simepermite… Tratódeapartarla,peronopudohacerlo.Sehabíacuadradoentoda suestaturaysacópecho.Casitemióquelesacaraunojoconaquellastetas prefabricadas. —No eres nada, te aplastará como un gusano. Julie está ahí fuera besándoseconél.Tansolohanecesitadoquetedeslavueltadiezminutos paraolvidarsedeti. Nodeberíahaberescuchadoaquellaspalabras,perosutontocorazón seaceleró,previoaldestrozoquesobrevendría.¿Tanprontollegaba?No eraquenolohubieraprevisto. —Pues si Julie está con Nathan, entonces es que no es un tipo que merezcamucholapena,¿nocrees?¿Porquétearrastrasporalguienque tehadejadotirada?Noloentiendo. —Noeressuficiente.Novamosadejarqueseconformecontanpoca cosa. —Gracias, eso que has dicho es lo mejor que pudiste decir —salió delbañoconlacabezamuyalta,ignorandoelestuporqueaparecióenel rostrodelavíbora. No sabía qué encontraría, pero no le importaba. Estaba preparada parahacerfrenteacualquierinconveniente. Serepitiódenuevoquesabíaqueeldíallegaría,asíquecuandoentró enelsalónyvioalaflacayperfectamujerrestregándolelastetasenla cara,paraacabarbesándolodespués,exactamenteelmismopuntoenque la había besado a ella días atrás, se dijo que el final había llegado. Más prontodeloqueesperaba,perofinal,alfinyalcabo. Sequedóobservándolosunpardeminutos,despuésnegóycaminóa todaprisahacialasalida,recogiósuabrigoyselopuso. Lastontaslágrimasabandonaronsusojossinpodercontenerlas.¿Por qué llorar? No había sido nada más que la profecía cumplida, había pasadoloqueesperabaynohabíamarchaatrás. Pusounpieenlacalleyseestremeció.Latemperaturahabíabajado varios grados, pero no le importó. Buscó un taxi, no pudo encontrar ninguno,maldijoyempezóacaminarconlosincómodostacones. Aquelnoerasumundo,mejorprontoquetarde.Habíasalidodeély denuevoeracapazderespirar. SoloanhelaballegaraDerek,asuhogar. Ydejaratrástodaaquellarápidafantasíaconlaquenopodíalidiar,ni ahoraninunca. Definitivamentesucorazónestabaenhuelgaysufuturodecidido. Eramadre,porencimadetodaslascosas,ysumujersecreta,esaque anhelaba la pasión y el intercambio entre dos, iba a quedar relegada al olvido. Eseerasulugar,unoquejamásabandonaría. Antesdequealguienmássalieraherido. *** Nathanlavioduranteunsegundo,antesdequelamujerloatrapara en aquel asfixiante abrazo. Solo quería deshacerse de ella, correr tras Natashayexplicarloquehabíapasado,perolagentesepusocomoloca pidiendomásyellanolodejóescapar. Sabía que aquello iba a costarle caro. No había terminado con su adorableseñoritaJenkins,noplaneabaterminarnihoynimañana,puede que nunca, pero en su gesto triste solo había visto la seguridad. Había hecholoqueesperabaquehiciera,asíqueserendíasinluchar. Sabíaporquélohacía,suexperienciapasadahabíasidotandolorosa que era mejor seguir adelante, superar el dolor y olvidar todo lo que podría haber sucedido entre los dos de haber luchado por ello. No la culpaba.Laverdaderaqueteníatodaslasrazonesdelmundoparasalirde allíyolvidarsedeél. Peronoeraalgoquepudierapermitir,noqueríahacerlo. Sedeshizodelabrazoylamiróconfuria,noconocíasunombreni deseaba hacerlo. Tras apartarla a un lado e ignorando las voces que coreabansunombre,corrióatodaprisahacialacalle,sinabrigo,tansolo conlafinachaquetaquedejabapasarelheladoaire. Corrióconaquelloscaroszapatos,hastaquelaencontró.Lasostuvo por las muñecas, la miró a los ojos y se dio cuenta de que la había perdido,inclusosinquerer. —Noesloquepiensas. —Nopiensonada,Nathan.Solohapasadoloqueteníaquepasar. —¿Tansuperficialcreesquesoy?—preguntóalgodolido.Sabíaque noteníaderecho,perosesentíainsultado.Nohabíahechonada,hoyno, aunquemilvecesantesfueraculpable. —¿Acaso no lo eres? ¿Por qué te empeñas en seguir con esto? Ambossabemosquenosoytutipo. —¿Ysiquierocambiardetipo? —Lascosasnofuncionanasí. Ojalá fuera tan fácil, pensó Nathan. Decirlo y hacerlo. Que ella confiaraenél,peroibaatenerquedemostrárselo.Loúnicoqueellasabía era que se habían acostado, que le había hecho propuestas inaceptables soloparatenerlaensucamayquesupasadoamorosohabíaestadolleno demujeresperfectas,todasiguales,cuyosnombres,coneltiempo,había olvidado. Había sido un donjuán, disfrutando de los placeres de la carne, sin preocuparseporlasemociones,yahoraloestabapagando. —Solotepidounaoportunidad,Natasha.Solouna. —No puedes evitar ser como eres y no me parece mal. —Las lágrimasrodabanporsusmejillas,teníalanarizrojaytemblaba.Nosabía si por el frío o por el dolor que le había causado—. No eres un mal hombre, tienes buen corazón, pero no puedes dejar atrás quién eres, no pormí,yyonopuedoestarconalguienqueencualquiermomentopuede desaparecerdemilado.Desearíapoderignorarquiéneres,peronopuedo. —Nosabesquiénsoy,todavíanohastenidotiempodeverme.Node verdad. —Creoquesítehevisto,tantoqueséquepodríaamarte,Nathan.¿No entiendesqueesomemataríaeldíaquetefueras?Seguirásadelantecontu vida,loharás.Porqueeresasíyyo…¿quéharéentonces?¿Recogerlos pedazosdemividayvolveraempezar?Nomequedafuerzaparahacerlo, nootravez. —NosoySuttonKramer.Novoyatirartecomosinofuerasnada. —Escierto,noloeres.Eresunhombrebueno,NathanYork,poreso podrías ser como un tornado devastador para mi alma. No podría reponermealapérdida.Nopuedoarriesgarme. Nathan se sintió furioso. ¿Que no podía arriesgarse? ¡Él sí! Iba a demostrarle cuán dispuesto estaba a ello, le demostraría que podían lograrlo,quesoloeracuestióndeintentarlo. —Porfavor,Natasha,dameunaoportunidad. —Tediuna,Nathan.Inclusoencontrademisentidocomún. —No fui yo. Fue una encerrona. Querían herirte, Sasha. Querían separarnos y lo han logrado. ¿Acaso no merece la pena el esfuerzo de intentarlo?Confíaenmí. —No solo está en juego mi corazón. Lo siento, Nathan. Yo… no puedo.Nopuedo.—Sealejódeél,tratandodecorreratravésdelacalle, poniendodistanciaentreambos. Losdostiritaban,hacíafríoysiseguíanquietosacabaríanporcoger unapulmonía. Lasostuvoporelbrazo,deteniéndolaunavezmás. —Vayamosaunacafeteríaaentrarencalor,hablemos.Nopodemos rendirnosasí.Todavíano. Evitóelcontactoencuantopudo,alejándose. —Adiós, Nathan. Has sido especial para mí, pero somos demasiado diferentes. —Almenospermítemellevarte,cogerémiscosasy… Pero ella se apartó de él y echó a correr. Intentó seguirla, podría haberla alcanzado fácilmente, pero algo le dijo que no era bueno presionarla,notanpronto. Noibaadejarlaenpaz,erademasiadoimportantecomoparahacer eso, pero le daría una noche de espacio. Que durmiera y se enfriara el dolor por la supuesta traición, al día siguiente sería otro día. Uno que podríanenfrentarjuntos,enelquepodríanllegaraunacuerdo. Unoenelquepodríanempezardenuevo. CAPÍTULO18 Natasha abrió la puerta al repartidor de flores, parecía ser una constante en su vida en los últimos tiempos. La nota de disculpa que lo acompañabaeratansentidacomolastreintaanteriores.Sumadrelamiró comodiciéndolequedejaradesertanterca.Queerahoradeperdonar. Había pasado casi un mes desde aquella noche, pero no se sentía capaz de escuchar los argumentos ni de Nathan ni de su familia, que parecíandispuestosaconcederleelbeneficiodeladuda. Ella misma había titubeado mil veces, con el móvil en la mano, a puntodellamarlo,paradesistirpocodespués.Derekentróenlahabitación con sus muñecos y se sentó a su lado en silencio, tan solo mirándola, comoesperandoaquefueraellaquiénhablara. —¿Sucedealgo?—inquirióatrayéndoloasuregazoyachuchándolo. —¿Por qué no quieres perdonar a Nathan por portarse mal, mamá? Tú siempre dices que hay que perdonar a las personas cuando se equivocan. —A veces los mayores nos equivocamos tanto que es muy difícil poderhacerlo,cariño. —Nadie se equivoca tanto, tú dices siempre que no hay que ser rencoroso,mami.Nomegustavertetriste,teponestristeylasfloresson muybonitas.SéqueechasdemenosaNathan,esmiamigo,havenidoa vermealgunosdíasyelabuelomehadejadojugarconél. Losabía,eraconscientedeaquellasvisitasynohabíatenidocorazón para acabar con ellas. Si su hijo las disfrutaba, ¿quién era para impedir que los dos se vieran? Incluso aunque le doliera ser tan cabezota, pero estabademasiadoasustadacomoparahacerfrenteaunaposiblerelación. —Noestoysiendomuybuenapersonaenestostiempos—murmuró, imaginandoquesuhijonolahabíaescuchado,peroseequivocaba.Estaba escuchando,atentoatodoloquedecía. —Eres buena, solo estás asustada. Nathan me ha dicho que no debo enfadarme contigo, que cuando estés lista para hacerlo, le perdonarás. ¿Por qué no lo intentas? Yo te daré la mano, para que no tengas miedo, mami. Miróasuhijoynopudoevitarsonreír.Ensugestohabíaseguridad, leofrecíasumano,diciéndolesinpalabrasqueestaríaahí,conella.Solo teníaseisaños,peronuncaestaríasola.Eraloqueteníaquever,quesin importar cuantos Sutton o Nathan pasaran por su vida, Derek siempre estaríaallí. Nuncalaabandonaríayjuntospodríanhacerfrenteacualquiercosa quelavidalestrajera. —¿Tú crees que debemos intentarlo, cariño? —Acarició su cabeza con ternura y lo besó en la nariz—. Porque si quieres que le demos una oportunidadaNathanseladaremos. —¡Puesclaro,mamá!Sinohayquetenermiedo,Nathanesmiamigo yesbuenapersona.¿Sabesquejugamosalfutbolysemanchóeltrajeese tanelegantequelleva?Peronoescomomipadre,nogritaniseenfada,se rio.Nosrevolcamosporelsueloyyaestá.Dijoquelalavadoratodolo limpia. Natashasonrió.Lostrajesdesuexjefenopodíanlavarse,eraloque teníalaropadelujo,habríaquedadoarruinadoyparatirarloalabasura. Nienlatintoreríapodríanquitarleelbarroresultantedeunatardejugando conunniño. —¿Esohizo? Por algún motivo no le resultaba extraño. Había un lado de aquel hombretotalmentedesconocido,unoquelasorprendía.Estabasegurade queélmismoestabasorprendido. —Puessí,mamá.Lohizoyayersepusoropanormalporquesuotra ropaseestabasecando. ¿Nathanconvaquerosyunacamisetadealgodón?Estaríaguapísimo ysexy.Podíaimaginárselo. Sabía que debería sacar esa imagen de su mente tan pronto como pudiera, pero todas sus excusas se iban derrumbando rápidamente. Casi antesdeformarseensumenteunavezmás. —¿Cómopodríamoshacerparaquenosquieraensuvida?Hesido muymaleducadaconél,sincontestarsusnotas. —Notepreocupesmamá,yoloarreglo. Elniñoselevantóatodaprisa,dejólosjuguetesycogióunalibreta desumadreyunlápiz,regresóylamiró. —Vamosaescribirleunanotaasucasa. —¿Unanota? Elniñoasintió. —Yaveráscomoteperdona,selovoyadeciryo.Levoyadecirque vamosalapistadehieloapatinar. Natashadudóuninstante.¿Usarasuhijoparaquedarconél?Podría haberlo llamado, pero no se sentía tan valiente. Quizá dejar que su niño hicieradeCupidofuncionara. Para los dos. A ella le daría tiempo para prepararse mental y físicamente para el encuentro y él… Bueno, no sabía qué haría él, pero esperabaquenofueratarde. —¿Cómoseescribe«hielo»,mami? Sasha sonrió y procedió a ayudar al niño, mientras su estómago se llenabademariposasysucorazónlatíaapresurado. Ibaaintentarlo,adarleunaoportunidad. Ojalánohubieradejadopasardemasiadotiempoparahaceraquello, teníalasensacióndequepodríaserloquesiemprehabíaestadobuscando. NathanYork,elplayboyconcorazón. Sí, sonaba como un candidato. El mejor y el único para ella, para Derek,paraambos. *** Nathanestabatiradoenelsofá,tomandounacervezayviendolatele. Observóelteléfono,esperandoquesonara,perounavezmásnolohizo. NosabíacómoprocederconNatasha,cómoganarsuperdónporalgode loquenoeraculpable. Una parte de su ser le decía que la dejara atrás, que había muchas otrascomoellaenelinmensomar,peronopodía.Nosoloeraporlobien que lo había pasado con Derek, por la complicidad que había surgido entrelosdos,nisiquieraeraporlobienqueseentendíanenlacama,era por más, mucho más. Esa emoción que se había clavado en su pecho y lograba que le doliera el corazón. ¿Era amor? Pues pensaba en él como unajodidamaldición.Loestabadejandoaleladoyperdidoenunmarde fantasíasqueeraposiblequenuncasehicieranrealidad. El timbre interrumpió sus cavilaciones, se levantó casi ansioso. ¿Seríaella? Encuantoabriólapuerta,sucaradebiódemostrarsuincredulidad. Elchicodelafloristeríalomirósinprestarmuchaatenciónyleentregó unacajablanca. —¿Mefirmaaquíparaconfirmarlaentrega? Lohizosindecirniunapalabra.Diolasgraciasyconelpaqueteen lamanovolvióasusofá. Abrió y observó el contenido, una rosa roja y una nota. ¿Quién le mandaríaflores? Susmanostemblorosassacaronlanotadelsobreyleyóenvozalta, su corazón cada vez latía más rápido y su esperanza renacía con fuerza. ¿Natasha?¿Unarendición?¿Podríaser? Las enormes letras infantiles le hicieron sonreír. Podía ser que el niño hubiera escrito la nota, pero estaba seguro de que su madre sabía exactamente lo que había puesto. Incluso era posible que ella le hubiera dadolaidea. «Usandoalniñoparallegaramí.Sasha…Sasha…Sasha…¿Quévoy ahacercontigo?». Sinembargosesentíamásligero. Siquieresveramimadre,vealapistadehieloalasseis.Notardes, quizáteperdonaylaperdonas.Mamádicequenohayqueserrencorosoy quedebemosconfiarenlaspersonasquenosimportan.Nolleguestarde. P.D:Mejorpontelaropadeayer,quemamásonriócuandoledijelo quetepusiste.Creoquelegusta. Unacarcajadalohizosostenerselatripa,mientrassedejabacaermuy complacidotodololargoqueera. Quizánotodoestabaperdido.Podíaserque,dehecho,solofuerael difícilprincipiodeunainteresanterelaciónentredos. Ibaalucharparaqueaquellosehicierarealidad,iríaaportodas. PalpóensubolsillolajoyaquehabíaescogidoparaNatasha.Noera unanillo,erademasiadoprontoparaeso,perosellaríadealgunamanera unpactoentreellos. Sonrió complacido, pensando en la mujer que había robado su sentidocomúnyqueamenazabaconquedarsecontodolodemás. Y lo peor de todo no era eso, lo peor era que le entregaría cuanto quisiera con una sonrisa, no por un día más, sino por la promesa de la posibilidaddeunavidacompartida. «Túcomprometido,NathanYork.Quiéntehavistoyquiénteve». Yencontradeloquehabíapensadosiempre,nosesintióatrapado, sinolibre. Tan libre que pensó que podría hacerse adicto a esa sensación. Una que no querría que desapareciera nunca, sin importar los baches y el sufrimientoquehubieraporelcamino. El amor merecía la pena, lo sospechaba, ahora solo necesitaba comprobarlo. Yloharía.Enlapistadehielo,enunaspocashoras. Apenas podía esperar para encontrarse con la mujer que lo trastornaba,paramirarlaalosojosydejarlemuyclaroquenoplaneaba dejarlaescapar. CAPÍTULO19 Natashaestabamuynerviosa,peroseesforzabaendisimular.Derek estabaemocionado,expectante.SabíaquehabíaescogidoaNathancomo padre y que solo esperaba que su madre abriera los ojos por fin y se quedaraconél,nolodiríaconesaspalabras,pueshabíacosasquetodavía no comprendía del todo, pero de alguna manera esperaba que hiciera lo quedebía. Si antes había tenido miedo por cómo se darían las cosas entre el niño y el hombre, ahora sabía que la única traba en aquella relación era ellaconsusviejosmiedosasertraicionadayquedarsesola,endesventaja. Selohabíanhechoantesytemíaquelesucedieradenuevo.Inclusoaunque NathanySuttonnofueranelmismohombre. Sabía que Nathan era muy diferente. Lo había visto, no era mentira cuando dijo que podría llegar a enamorarse de él. Aunque bien visto, sí quehabíamentido,porqueyaloestaba.Inclusoapesardesusintentosde ignorar las señales, había quedado atrapada en la red y no encontraba la formadeescapar. Tampocoesquequisiera. —Nofuereal—dijolavozdelhombrequelequitabaelsueñoasu espalda—. Tienes que creerme. Llevo intentando decírtelo todo este tiempo,pero… Segiróylomiró,tambaleándosesobrelospatines.Lahabíatomado porsorpresa,aúnnoeranlasseis. Derekcorrióatodaprisa,deslizándoseporelresbaladizosuelohasta suamigo. —¡Hasvenido!Selodijeamamá. —Eh,chico.—Lolevantóenbrazosylerevolvióelpelo—.Espero quemeenseñesahacerunodeesosgirosquetehevisto. —Mamásabemás,tepuedeenseñar.¿Verdad,mamá? Los dos la miraron expectantes, Sasha titubeó sin saber qué hacer, finalmenteasintió. —Claro.Derek,cariño,¿podríasirapatinarcontusamigos?Nathan yyovamosahablarunmomento. El niño asintió y luego susurró algo al oído de Nathan, haciéndole sonreír. —Claro,chico.Ve,luegotecontarélosprogresos. Seabrazóasumadreenelcamino,labesódondellegabaysusurró. —Acuérdatedequeperdonamosynosomosrencorosos,mami. Sasharioybesóalniño. —Claroquelorecordaré. Cuando el pequeño se adelantó para jugar con otros niños, Nathan alzólavoz,deslizándosehastaella. —Estáscriandoaunbuenchico.Tieneuncorazónenorme. —Gracias. —¿Recibistemisflores? —Sí —sonó arrepentida, lo sintió y lo sabía. Debería haberlo llamado,haberdichoalgoperosehabíaquedadoparalizada—.Sientono habertellamado. —Puedo entender por qué no lo hiciste, pero no fue de verdad. Ese besonosignificónada. —Lo sé. Creo que lo supe aquella noche, pero… esperaba que hicierasalgoquemedemostraraquenopodíamosestarjuntosylohiciste. —¿Por qué? —–preguntó con gesto serio. Sabía que aquello era demasiado importante como para bromear, en ese momento se jugaban tanto,losdos,queteníaquesersincera. —Teníamiedodequererte. —¿Porqué?—repitió. —Porqueaspiroaqueelhombrequemeame,meseafielymebese soloamí.Ese…eseeranuestrobeso. Bajó la vista, avergonzada. Había sonado como una adolescente soñadorayromántica,peroasísesentíaconél.Lahacíadesearcosasque yahabíadescartado. Queríaamarloyquelaamara.LoqueríatodoconNathanynosabía sipodríaconseguirlo. —¿Cómopuedoconvencertedequeesesoloquequierohacer?Solo quiero tus labios, tus brazos rodeándome y los míos a tu alrededor. Quierosentirtecontramicuerpo,cadasegundodeldía,escucharturisay tusmiedos.Noquieroserelplayboyqueteseduce,quieroserelhombre queteama. Natashalomiró,ensusojosladudayeldesesperadoanheloporque aquellaspalabrassehicieranrealidad. —Yo… —¿Quépuedohacerparaqueconfíesenmí?¿Paraqueentiendasque nohabráotracomotú? —Creoqueyalohashecho.—Sustemblorosasmanosseposaronen supecho,éllastomó,apresándolasconternura,evitandoquesealejarade él. —Logritaréaloscuatrovientos.Quesoytuyoytepertenezcosoloa ti,queeresmíayjamástedejaré. —No es necesario que… —Trató de sonreír, se pasó la lengua por loslabiosresecos,estabamuynerviosa. Nathansacódesupantalónunacajitayselaentregó. —Noesunanillo,Natasha,eslapromesadeunfuturojuntos.Cuando estéssegurademí,dequeloquesientoportiesreal,quenodesapareceré con la primera rubia tetona que pase, entonces te lo pediré, lo haremos oficial.Porahora,solodimequemeaceptas,queintentarásconfiarenmí, que lucharemos juntos por la posibilidad de un futuro en común, por nuestrafuturafamilia. —Yo no sé si… ¿Estás seguro de que es lo que quieres? No voy a dejardeserloqueves,noserénuncacomotusotrasnovias.Nitanguapa nitansuperficial. —¿Porquécreesquemegustas?Hallegadoelmomentoenmivida dehaceralgopormímismo,algoqueaunquenuncalosupe,siemprelo he querido. Habrá momentos duros, Natasha, no voy a mentirte, puede inclusoquelleguesadesconfiardemí,perolosolucionaremosjuntos— aseguró, colocándole el diminuto colgante en forma de corazón—. Que seasímbolodelapromesadesinceridadqueteofrezco,delaposibilidad deunarelaciónduradera.DéjameformarpartedetuvidaydelaDerek, nopidoellugarqueotrodejóvacío,quieroquemeaceptesporloquesoy yloquetepuedoofreceryo,olvidandoatodoslosdemás. Natashalomiróconelcorazónenlosojos,debíadesaberqueyala había ganado, pero no le importaba, aquel era su momento y lo disfrutaría. —Tequiero,NathanYork.Puedequeseaunalocura,puedequeesté firmandoelpeordelostratos,peronisiquierameimporta.Tequiero,me has robado el corazón. No fue con aquel beso, ha sido mucho después, pero… Nathansacóunaramitadelbolsilloponiéndolaentrelosdos. —Esunbuencomienzo,¿nocrees? La risa rica, cálida y sincera que abandonó a Natasha caldeó el ambienteentrelosdos,mientrasobservabaelmuérdagouninstante,para terminarconcentrándoseenélpocodespués. —Creoquenodeberíamosdesaprovecharlaoportunidad.—Lobesó, comoaquelprimerdía,denohacíatantotiempo,peroconunaesperanza diferente. Ahoraerandos,enelinmensocaminoqueseextendíaanteellos,en un futuro que podía ser incierto, pero que esperaba con energía y buen ánimo. Eldestinoteníaquereportarlelafelicidad,losdoslamerecían. Cuando Nathan la apartó y la miró a los ojos, no necesitó decir las palabras.Sugesto,suscaricias,suabrazo,tododemostrabaloimportante queeraparaél,aúnasí,sucorazónbailódedichaalescucharlodecir. —NatashaJenkinsyaeresmíaytequiero. Lobesóotravez,almismotiempoqueescuchabaasuhijocantando vítores, feliz, rodeándolo y toda la gente presente en la pista, aplaudía y celebrabaelcomienzodeaquellarelación. Nuncaelmañanasepresentótanbrillanteyambosloibanadisfrutar. EPÍLOGO Unañodespués. Lasaladeesperaestabaabarrotada,peroeracomosinopudieraver anadie.Acababandevivirunasfiestasllenasdeemocionesintensasyuna bodamuyespecial.Nathannopodíahabersidomásfeliz. EnelinstanteenquelaseñoritaJenkins,ahoraseñoraYork,atravesó el pasillo central de la iglesia con aquella enorme y feliz barriga donde creíaatodaprisaelfrutodesuamor,supoquehabíahecholascosasmuy bien. Por fin había encontrado a alguien que le daba todo, pidiendo a cambiosuentrega.Másbienexigiéndola. Legustabaqueelladejaraclarasuposturaylerecordarasusdeseos y promesas cada día. Lo hacía con sus gestos generosos, cuidándolo inclusosinquesedieracuenta.Sehabíaentregadoenplenoaél,acambio lehabíahechoelmismoregalo. No le había pedido matrimonio tan pronto como le habría gustado, porque ella se había empeñado en esperar, en que él estuviera seguro. Queríaquecomprendieraquesiestabanjuntoseraporqueloquería,con todo su corazón, y él necesitaba que ella se diera cuenta de que era la elegida. Su abuela habría aprobado su elección y habría celebrado la llegadadelanuevabisnieta. Ahoraerapadreporpartidadoble. —Papá, ¿crees que mamá estará bien? —Derek estaba nervioso, apenassepodíaestarquieto.Loimitaba,uniéndoseaélensuspaseos,se habíaconvertidoensuejemployesoloaterrabaaveces,perosiemprese sentíacomosifueraelhombremáspoderosodelmundo.Ynoteníaque verconsupoderadquisitivoosuposición,simplementesucedía. ParaDerek,Nathanhabíasidounregalo,peromásbienhabíasidoal revés. Graciasaaquellasdospersonasquenuncahabríamiradodosveces, de no ser por la situación en la que se habían encontrado, había descubiertoquelavidaenfamiliapodíasertanexcitantecomodirigiruna empresaosalirseconlasuya. Habíadejadoaunladounavidallenademomentosvacíos,poruna llenaderisasyesperanzas,tambiénalgunasbroncas. PodíadiscutirconSashay,dehecho,lohacían.Sedecíancosasque hacían daño al otro cuando se enfadaban, pero las reconciliaciones merecíanlapena. Oh,aquellosmomentosdereconciliaciónestabanllenosdedicha. Se había sentido insegura cuando descubrió que estaba embarazada, él había quedado aterrado. No lo habían planeado y, cuando sucedió, pensaron que el mundo que estaban creando lentamente, se derrumbaría sobrelosdos,peronohabíapasado. —Tardanmucho,papá. —Vamos,chico.Tumadreesunacampeona,nosavisaráncuandotu hermanaestélistapararecibirnos. —¿Legustaré? El corazón de su hijo lo asombraba. Era bueno y generoso. No se había enfadado con la posibilidad de que le robaran la atención, solo esperabapoderocuparunlugarenlavidadelapequeñaKiera.Loharía, porque iba a ser su hermano mayor y tendría que protegerla de los cuervosquesololaquerríanporsuestupendocuerpo. Tenerunahijacambiabarápidamentelaperspectivadeunhombre. —Másqueeso,vasasersuconfidenteyprotector. Derekasintió. —Loseré.Soyfuerteyrápido,nadieleharádaño. Nathansabíaqueseríaunfieroguardián.Comoélmismo.Unahija, unhijo,unaesposa.Yanoeraunhombrelibreysesentíatanbien… Unaenfermerasalióallamarlosylosdossepusierondeinmediato en marcha. Les ofreció la información más importante sobre Natasha, afortunadamentetodohabíasalidobien,lasdosestabansanasyesperando paraverlos. Aunqueeraposiblequenopudierantenermáshijos,peroesonoera loimportante.Nonecesitabamás,sufamiliaeraespecial. Alentrarenlahabitaciónobservóasumujerysupechosehinchóde orgullo.Estabapreciosa,lebrillabanlosojosapesardequeteníaaspecto cansado. Seapresuróasulado,labesóenloslabiosyacaricióalaniña.Era tandiminuta. —Eh, pequeña. Aquí está papá. —Acarició a su mujer de nuevo—. ¿Cómoestás? —Feliz.—Llamóasuhijo,haciendoqueDerekcorrierajuntoaella ylobesó—.Hola,cariño.¿Quieresconoceratuhermanita? El niño observó al bebé con temor, pero se cuadró, rechazando mostrarsupánico.Nathansonr¡ó,porquesesentíaexactamenteigualque él. —Noserompe,puedesdarleunbeso—loanimó,mientrasélmismo besabalosdiminutospies—.Parecementiraquepuedasertanpequeñaya laveztangrande. No supo si eran las mejores palabras para expresar cómo se sentía, peroNatashapareciócomprenderlo. —Esindescriptible.¿Vesquécositahemoshechotúyyo? —Hemoshechograndescosasjuntos,hemosformadounafamilia. —Quenoquerías—dijoellaconunalevearrugadepreocupaciónen elrostro. —Quedeseaba,notuveamispadres,peroahoratengoamishijos. Creoquesiemprelodeseé,inclusosinsaberlo.Ytúmelohasdado,me sientofeliz,pleno. Natasha sonrió de nuevo, sabía que era sincero. A pesar de todo el trabajoquelehabíacostado,alfinconfiabaenél. Aunquenoplaneabadejardedemostrarleloimportantequeerapara él. —Teamo,señorJork. —Teamo,señoraJork—contestóél. —Notepreocupes,Kiera,tecuidaré—dijobajitoelniño—.Túyyo mejorestaremosjugandomientrasdicenesascosas. Y el niño empezaba a resistirse a las muestras de afecto en público. Noqueríaquesehicieramayor,legustabasuniño.Porqueerasuyoyno habíantenidomásnoticiasdelidiotadesupadrebiológico,tampocolas esperaban.Habíansolucionadotodo.Nuncatendríaderechossobreél. —Creoquelohehechobien.Heconseguidotodoloquenecesitaba —dijoNathanlegandoensutonounapizcadelasoberbiaquesiemprelo acompañaba—.Dondepongoelojo… Natashadesestimósupresunciónconungesto. —¿Tú? Si te dejé obnubilado aquel día, con aquel beso. Entonces fuistemío,tehechicéynopudistepararhastaseducirme. —No lo recuerdo igual que tú, mi amor —contradijo él—. Fui yo quiendecidióquetequeríaytúquién… Ellalepusoundedosobreloslabios. —Ahorayanoimporta. Nathan sonrió ante aquellas palabras. No, no importaba, pero fuera comofuera,habíaganadoél. Esolegustaba. Podíasermuchascosas,peroeraunlídernato.Unoquesiemprese salíaconlasuyayapesardetodoslosproblemasqueseinterpusieronen elcamino,unavezmáslogróeléxito. Sí,sesentíasatisfecho.Habíavencidoenelnegociomásimportante desuvida. Habíaencontradoelamorysehabíaaferradoaél,nopermitiríaque nadiejamásseloarrebatara. Derek,KierayNatashalepertenecíanyasíseríainclusodespuésde lamuerte,nadacambiaríaesojamás. —Ypensarquetodoempezóconunbesobajoelmuérdago…