R E VI ST A DE L A PR E N SA El Tiempo, periódico liberal neto, y órgano franco de las doctrinas de la Internacional 1 , reproduce en su número del 28 del pasado, el programa católico de El Tradicionista 2, y excita a todos los órganos de la prensa conservadora de la república a que digan si están en lo dicho de acuerdo con nosotros. El Tiempo 3 que días ha atribuyó a nuestros ortodoxos ---[ Se refiere a la I Internacional, fundada en Londres en 1864, bajo la inspiración de Carlos Marx, y que llegó en vida hasta 1876]. 2 [El programa católico de El Tradicionista apareció como tercer aparte de un trabajo de Caro intitulado “El partido católico”, en El Tradicionista, Bogotá, 21 de noviembre de 1871, núm. 3, págs. 22-23. Cf. CARO, Obras, ed. del Instituto Caro y Cuervo, t. I, págs. 758-7601. 3 [“Concluída la aventura dictatorial de Melo editaron los Echeverrías el primer periódico de gran formato que apareció en el país. Tal fue El Tiempo, uno de los hebdomadarios que más trascendencia han tenido en Colombia, que comenzó a salir el 1 9 de enero de 1855. Aquellos editores se propusieron fundar no sólo un periódico político, esencialmente doctrinario e independiente, que sirviese de órgano al radicalismo, sino también un órgano literario y noticioso al estilo de los grandes diarios europeos. Confiaron su redacción a José María Samper, quien supo darle en breve mucho crédito y numerosísimos lectores. [ ...] Samper se separó de la redacción del periódico, por necesidades privadas, en el mes de mayo de 1855, mas le fue fiel por muchos años con su apoyo y colaboración, ya residiera en el país o en el extranjero, y dejó el puesto principal sucesivamente a Ricardo Vanegas, Manuel Ancízar, Santiago Pérez y Manuel Murillo, quien declaró concluída su labor de periodista ante la guerra civil de 1860. [ ...] En la primera época de su salida apareció El Tiempo con regularidad hasta el 28 de agosto de 1860; en la segunda desde el 3 de septiembre hasta el 31 de diciembre de 1861, continuando después su tercera etapa el 6 de enero de 1864 para terminarla el 5 de octubre de 1 38 ESCRITOS POLÍTICOS REVISTA DE LA PRENSA 39 predicadores Aguilar, Perilla y Pardo4 ideas estrafalarias sobre haber sido inventado el purgatorio por tal o cual santo padre; hoy al comentar nuestro programa, nos hace imputaciones tan ridículas como inexactas, suponiendo en nosotros el deseo de “revivir las instituciones coloniales hasta acabar con la república”. Tratándose de ese modo las cuestiones, se hace imposible una discusión seria. Con todo eso, para que nadie abrigue dudas sobre nuestras opiniones, alarmado por las imputaciones de El Tiempo, comentaremos breve, clara y sencillamente la frase aquella de nuestro programa que sirve de pretexto a las glosas del mencionado periódico. La frase es ésta: superior a tal otra. Hay países en que los católicos prefieren la república; otros en que prefieren la forma monárquica. E sto depende del grado de moralidad, legitimidad y catolicidad de tales gobiernos en cada país. Un católico puede sin dejar de ser católico opinar como a bien tenga en estas materias, usando de la libertad que en ellas le da la Iglesia y que nuestros liberales niegan a sus súbditos. Pero no puede decir “yo como católico estoy obligado a ser monárquico”, o “a ser republicano”, porque esto sería arrogarse la facultad de completar el credo católico que la Iglesia dicta. L os católicos, como se ve, somos más libres que nuestros liberales. E n materias políticas ellos condenan la libertad de opinar de que nosotros gozamos. E l partido católico, por punto general, no discute formas de gobierno en el orden civil; mucho menos en países en que nadie pone en discusión la forma establecida. El partido católico respeta las potestades legítimas, y se atempera a todos los gobiernos que por su parte acaten los derechos de la Iglesia. L a administración pública, en las relaciones en que aquí la consideramos, es como el ejercicio de la medicina. Un católico puede ser alópata u homeópata; mas no puede decir “yo soy católico y por lo mismo me adhiero a la alopatía”, o “me adhiero a la homeopatía”. Pero todo católico como médico, a cualquiera escuela que pertenezca, ejercerá la profesión cristianamente, porque la Iglesia manda en favor de los dolientes que la medicina sea cristiana, como ordena, en favor de los pueblos, que sean cristianos los gobiernos. 1. El partido católico no discute formas de gobierno en el orden civil. El partido católico es el partido que profesa las doctrinas de la Iglesia católica; ahora bien, la Iglesia católica no ha decidido que tal forma de gobierno sea 1866, y en la cuarta y última, del 11 de febrero de 1871 al 1 9 del mismo mes de 1872. Dirigiéronlo, a partir del triunfo de Mosquera, apoyado por Murillo y sus parciales, Felipe Pérez, Januario Salgar, Lorenzo María Lleras, Próspero Pereira Gamba, Lino Ruiz y José María Rojas Garrido”. 3a GUSTAVO OTERO MUÑOZ , Historia del periodismo en Colombia, ed., Selección Samper Ortega de Literatura Colombiana, 61, Bogotá, Editorial Minerva, págs. 72-731. 4 [Federico Cornelio Aguilar, 1834-1887, sacerdote bogotano, orador y escritor, José Benigno Perilla y Martínez, 1831-1903, sacerdote boyacense, obispo de Tunja en 1887. Joaquín Pardo Vergara, 1843-1904, sacerdote bogotano, preconizado obispo de Pasto en 1891, luégo de Medellín en 1893, y después de primer arzobispo en 1902]. 2. Mucho menos en países en que nadie pone en discusión la forma establecida. Esto se refiere a Colombia. En Colombia la forma republicana federal es la establecida y de todos aceptada, aunque no por todos bien entendida. Antioquia es un Estado esencialmente federalista y esencialmente católico. Suponer que aquí alguien piensa en contrahacer un rey y restaurar la colonia, es quimera que persigue a dos o tres liberales maniáticos. Ninguna persona sensata se preocupa con semejante absurda suposición. En nuestro número 29 emitimos nuestra opinión particular favorable al 40 ESCRITOS POLÍTICOS sentimiento federal católico 5. No queremos destruir nuestra forma política; pero sí pretendemos moralizarla y catolizarla. 3. El partido católico respeta las potestades legítimas. Esta es máxima católica escrituraria y tradicional. San Pedro dice: “Honrad a todos; amad la fraternidad; temed a Dios; dad homenaje al rey” (1 Ep. 2, 17) 6. 4. Y se atempera a todos los gobiernos que por su parte acaten los derechos de la Iglesia. Esto quiere decir que los católicos no somos revolucionarios. Por lo demás, un gobierno que acata los derechos de la Iglesia no puede ser injusto ni ejercitarse en la crueldad, porque la Iglesia condena la crueldad y la injusticia en individuos y en gobiernos. E sto no quiere decir como supone El Tiempo, que queramos restablecer el régimen de Fernando VII 7. ¿Qué tiene que hacer Fernando VII en esta exposición nuestra de principios católicos? ¿Qué anacronismo es éste? Con más plausibilidad pudiéramos argüir nosotros, diciendo: El Tiempo excita al partido liberal a unirse, dejando miserables reyertas de partido, después de la saludable revelación que acaba de hacerle El Tradicionista; luego El Tiempo pretende renovar la dictadura de Mosquera y la ominosa época del terror. Pero no argüiremos así, porque no queremos apasionar el debate. ¡Oh! ¡cuándo acabarán de convencerse los pueblos de que su felicidad no depende de teorías ni de huecas palabras sino de la práctica del cristianismo! ¡Qué importa 5 [Véase el editorial de El Tradicionista, Bogotá, 14 de noviembre de 1871, núm. 2, pág. 12. Ver págs. 27-36 de este tomo]. 6 [“ Omnes honorate: fraternitatem diligite: Deum timete: Regem honorificate” . I P ETR I, 2, 17]. 7 [Fernando VII, rey de España en 1808, por abdicación de su padre Carlos IV. Murió en 1833. Tocóle ver cómo se desprendían del tronco español los vigorosos retoños americanos]. REVISTA DE LA PRENSA 41 que el gobernante se llame presidente constitucional si se ríe de las amonestaciones de la Iglesia, encargada por Dios de llamar al orden a grandes y pequeños! Para mayor abundamiento, reproduce El Tiempo un artículo que publicó en 1865 y en que trata de demostrar esta tesis: “el que es católico no puede ser republicano” . Aceptamos y negamos alternativamente esta proposición, según el sentido que se les dé a los términos. Si por republicano se entiende partidario de la forma de gobierno que se llama “república”, distinguimos: 1° El que es católico no puede ser republicano en el orden eclesiástico, porque el gobierno de la Iglesia es por la naturaleza de su instituto una forma de gobierno distinta de la república; 2° E l que es católico puede ser republicano en el orden civil; porque la Iglesia no ha definido en esa materia, y los católicos gozamos en estos asuntos la libertad de que El Tiempo quiere privar a los de su comunión. Pero si alterando el sentido de las palabras se toma republicanismo como sinónimo de liberalismo, es decir, adhesión a gobiernos civiles enemigos declarados de la Iglesia católica, entonces es evidente que “ el que es católico no puede ser republicano”. E s curiosa esta adulterina acepción que nuestros liberales le dan a la voz “republicanismo”. Según ellos para ser “republicano” lo mismo da ser partidario del cesarismo que del anarquismo; lo mismo da ser zarista que comunero 8; lo que interesa es odiar mucho a la Iglesia católica. Hallamos de ello una prueba palmaria en el artículo que sobre su viaje a Suecia publica don Nicolás Pereira G.9 en El Bien Público10 8 [Por referencia a la Commune, gobierno revolucionario entronizado en París en el año 1871]. 9 [Nicolás Pereira Gamba, 1824-1902, periodista, hombre de empresa, diplomático y político liberal]. 10 [“El Bien Público, periódico de significación y prestigio entre el 42 ESCRITOS POLÍTICOS del 28 (la misma fecha del número de El Tiempo que venimos examinando). Suecia es un país esencialmente monárquico: no hay libertad de cultos: el príncipe, por deber constitucional, es protestante: la iglesia nacional es la luterana: el clero es rico y egoísta; en 1853 se desterró a varias familias de E stocolmo por haber abrazado el catolicismo. ¿ Y qué dice de ese país el liberal señor Pereira Gamba? Oid: “Aquí se puede decir que no hay monarquistas; este país es republicano; la monarquía no pesa sino sobre el presupuesto, pero como no se hace sentir, nadie se ocupa en tumbarla”. Esto no necesita comentario. E l artículo que reproduce El Tiempo es de 1865. E l recurso que en él se hace valer contra el catolicismo, a saber, el de atrincherarse el autor en el republicanismo como en “la ciudad ideal” de los liberales, es un recurso ya gastado; es un anacronismo en 1871. Hoy no hay más que dos clases de liberales: los liberales acomodados, partidarios del cesarismo anticatólico; y los liberales descamisados, partidarios del comunismo anticatólico. Los católicos no queremos ni cesarismo ni comunismo, sino gobiernos cristianos, ya se llamen monarquías o ya repúblicas. E n confirmación de lo dicho estudie el lector el artículo sobre La Internacional11, que reproducimos en el presente número. N otemos, por lo demás, el tono infalible con que niega El Tiempo la infalibilidad del Papa: siempre la misma táctica liberalesca: niegan la soberanía de Dios para atribuírsela al pueblo y luego resulta que ellos son el pueblo; niegan la conservatismo, que redactaba José María Quijano Otero, principió a publicarse en Bogotá el 29 de julio de 1870 y terminó el 6 de agosto de 1872, formando un conjunto de 204 números”. GUSTAVO OTERO MUÑOZ , op. cit., pág. 83]. 11 [E1 artículo titulado La Internacional está tomado de La Cruz de Madrid y no lleva firma. Cf. El Tradicionista, Bogotá, 5 de diciembre de 1871, núm. 5, págs. 39-40]. REVISTA DE LA PRENSA 43 infalibilidad de la Iglesia para atribuírsela a la razón, y luego hablan sobre el supuesto de que ellos son la razón. Finalmente, El Tiempo se felicita y felicita al país por la franqueza de El Tradicionalista, y éste a su vez se congratula por la franqueza de El Tiempo. E stos dos periódicos se parecen en una sola cosa: en que determinan las opiniones. L os liberales que se escandalizan de El Tiempo y los católicos que se asustan de El Tradicionista son cabezas desorientadas, personas sin principios, que alejándose de las filas del combate, deben ir a incorporarse en la masa ecléctica. Por su parte La Ilustración del 28 del pasado, discurre en el artículo editorial en defensa del liberalismo. El señor redactor 12 no quiere que se tome la palabra liberalismo en mala parte. Pío IX 13 nada menos la ha tomado en ese sentido; Pío IX ha condenado el liberalismo 14, incluso el 12 [La Ilustración, periódico dirigido por Manuel María Madiedo, apareció en Bogotá el 1 ° de enero de 1870. Fue un periódico conservador que sostenía la independencia de la política de la religión, en polémica con El Derecho, que a su vez era dirigido por el sacerdote Juan Buenaventura Ortiz, posteriormente obispo de Popayán. Cf. ANTONIO CACUA PRADA, Historia del periodismo colombiano, Bogotá, Fondo Rotatorio Policía Nacional, 1968, pág. 140]. 13 [Pío IX, 1792-1878, J. Mastai Ferreti, Papa a partir de 1846] . 14 [“ Errores. qui ad liberalismum hodiernum referuntur. Aetate hac nostra non amplius expedit, religionem catholicam haberi tanquam unicam status religionem, ceteris quibuscunque cultibus exclusis. Hinc laudabiliter in quibusdam catholici nominis regionibus lege cautum est, ut hominibus illuc immigratibus liceat publicum proprii cuiusque cultus exercitium habere. Enimvero falsum est, civilem cuiusque cultus libertatem, itemque plenam potestatem omnibus attributam quaslibet opiniones cogitationesque palam publiceque manifestandi conducere ad populorum mores animosque facilius corrumpendos ac indifferentismi pestem propagandam. Romanus Pontifex potest ac debet cum progressu, cum liberalismo et cum recenti civilitate sese reconciliare et componere”. Syllabus seu collectio errorttm modernorum, X, 77-80; Henrice Denzinger, Enchiridion symbolorum definitiorum et declarationum de rebul et morum, 1777-1780, pág. 490]. 44 ESCRITOS POLÍTICOS liberalismo católico. Sus palabras a este respecto son bien conocidas. Al condenar el Papa el liberalismo, unos se han regocijado y otros han bramado de ira; pero todos han entendido el sentido de la palabra; sobre esto no ha habido discusión; lo que prueba que todos entienden por liberalismo una misma cosa, y esa cosa ha sido anatematizada por la cabeza de la Iglesia. Para no enredarnos en cuestiones de nombres, fijemos las ideas. Según La Ilustración, el liberalismo es pura y simplemente esto: E l reconocimiento del dogma social de la soberanía del pueblo con todos sus genuinos y naturales desarrollos. Y nosotros preguntamos: ¿esa soberanía es absoluta? ¿ esa soberanía quiere decir que el pueblo, o mejor dicho la sociedad, tiene derecho a constituirse y manejarse como le plazca, sin las restricciones que vienen de la autoridad de la Iglesia? En ese caso el liberalismo de que habla La Ilustración, es el que todos conocen y el que Pío IX ha condenado. ¿O esa soberanía quiere decir que cada nación es independiente y puede constituirse en la forma que le plazca siempre que respete la ley de Dios y la autoridad de la Iglesia? E ntonces esa soberanía no es la absoluta soberanía del pueblo de que hablan los liberales; entonces ese no es el sistema que todos llaman liberalismo. Una soberanía fuertemente restringida deja de ser soberanía. E l liberalismo es absoluto. Una libertad restringida fuertemente por la autoridad de la Iglesia no es la libertad liberal sino la libertad cristiana. Nosotros decimos: los pueblos, como los hombres, son libres; y el buen uso de su libertad consiste en practicar el cristianismo. L os liberales dicen: los pueblos son soberanos; su soberanía consiste en dejar de ser cristianos, en no acatar REVISTA DE LA PRENSA 45 más autoridad que su propia voluntad. He aquí el liberalismo. E l liberalismo quiere que los gobiernos sean ateos; los católicos queremos que los gobiernos sean cristianos. “Un gobierno de partido, dice La Ilustración, y un gobierno religionario, son hermanos gemelos”. Distinguimos: si por gobierno religionario se entiende un gobierno que profesa y ampara una religión falsa, sea enhorabuena. Pero si en gobiernos religionarios se incluyen los gobiernos que han pactado amistad con la Iglesia para acatarla en lo espiritual y apoyarla en lo temporal, entonces la proposición es falsa y atrevida, en nuestro humilde concepto. E l liberalismo quiere que los gobiernos sean ateos; ¿esto será lo que quiere La ilustración? En su alocución Acerbissimum, de 27 de septiembre de 1852, Pío IX condenó la siguiente proposición: “La Iglesia debe estar separada del Estado y el Estado de la Iglesia”. Tampoco nos place el tono excesivamente amargo con que el mismo escritor viene atacando tiempo hace a los reyes y a los grandes. E sta porfía no nos parece oportuna, ni justa, ni caritativa. No nos parece oportuna, porque hablar aquí de reyes es como hablar de los leones de Numidia 15. No nos parece justa, porque no todos los reyes han sido monstruos de iniquidad y malditos de Dios. L a acusación está formulada en un sentido absoluto que suena en contradicción con enseñanzas de la historia y con prácticas tradicionales de la Iglesia. Reyes ha habido santos cuyas imágenes veneramos en los altares católicos. También el Papa ciñe corona de rey, y ahora mismo manifiesta claramente sus simpatías por el conde de Chambord y el duque de 15 [Numidia era una región del norte de África, hoy Argelia. Reino independiente en un principio, pasó después a ser posesión de los romanos, de los vándalos y de los árabes]. 46 ESCRITOS POLÍTICOS Madrid 16, hijos católicos de reyes, que en sus respectivas naciones, disputadas por el socialismo y el cesarismo, aspiran a restaurar la monarquía cristiana. Finalmente, esa conducta no nos parece caritativa: La Ilustración incrimina a todos los reyes y santifica a todos los pueblos: esto no es exacto: pueblos ha habido malos como ha habido malos reyes; la caridad aconseja hablarles a todos desde un punto de vista imparcial, y en un tono menos absoluto y menos rudo. Por otra parte, estas predicaciones apasionadas no tienden a ningún buen resultado; por el contrario, exagerando la preponderancia de las clases altas, exacerban los ánimos de las clases bajas; crean el odio, y preparan el camino a las revoluciones, azotes de las sociedades. Nos hemos alargado excesivamente en esta contestación; pero no hemos podido dejar de hacerlo, pues ya era esto necesario. Con lo dicho basta para que en otra ocasión no tengamos que extendernos. L a Revista de Colombia 17 , de 11 del pasado, nos dice que la elección de Murillo 18 para presidente de la república significa “el mantenimiento de las conquistas hechas por la revolución y la enseñanza en los colegios de la doctrina filosófica”. Aquí cabe preguntar: ¿ qué conquistas? ¿ cuál revolución? ¿cuáles colegios? ¿ cuál doctrina filosófica? Frases vagas que se reducen a esto: impiedad e intolerancia. No nos resolvemos a creer que el señor Murillo abunde en estos injustos sentimientos; si así fuera, bien triste sería el 16 [Enrique Carlos Dieudonné, conde de Chambord, 1820-1883, pretendiente al trono de Francia. El duque de Madrid, titulado Carlos VII, sostuvo sus derechos al trono en guerra con los liberales de 1872 a 1876 y murió en 1909]. 17 [“...la Revista de Colombia, que sostuvo Medardo Rivas por cinco años desde el 25 de marzo de 1868 hasta el 13 de febrero de 1872, y en su segunda época desde el 21 de febrero de 1873 hasta el 16 de enero de 1874...”. GUSTAVO OTERO MUÑOZ, op. cit., pág. 123]. 18 [Manuel Murillo Toro, 1816-1880, periodista y político colombiano, presidente de la República de 1864 a 1866 y de 1872 a 1874]. REVISTA DE LA PRENSA 47 programa de su administración: volveríamos a aquello de gobernar con su partido. Queremos suponer que ya esos tiempos pasaron. “Antioquia, dice la misma Revista, se sustrae al movimiento político de la revolución de 1871” . ¿Y qué, estamos en revolución? ¿Quiso decir la Revista 1861? 19 Pues entonces hace bien en sustraerse al funesto espíritu de aquella revolución. Pasadas las revoluciones vienen las constituciones. ¿Cree la Revista que Antioquia está en el deber de ser permanentemente revolucionaria? ¡Buena pretensión! “Antioquia se opone a las leyes que deben educar al pueblo”. Esto prueba que la Revista no sabe lo que pasa. Antioquia, en uso de su soberanía constitucional, ha rechazado una ley de educación que no le conviene porque es ley atea, y de que no necesita porque ella tiene medios dtv educar a los hijos del Estado. “Antioquia es la Irlanda fanática y pertinaz ...”. L a comparación es honrosa para Irlanda y para Antioquia, pero no redunda en honor de Colombia ni del redactor de la Revista. L a frase supone un subido fanatismo anticatólico en el señor don Medardo Rivas20. “Antioquia quiere guerra y trastornos”. Lo contrario: Antioquia quiere la paz y el orden. E l que quiere guerra, según parece, es el señor redactor de la Revista, que desconociendo absolutamente la naturaleza de la forma federal, nos dice: L o que hubo en 1864 21 con Antioquia fue un compromiso como 19 [La revolución de 1861 fue protagonizada por el general Tomás Cipriano de Mosquera contra el presidente Mariano Ospina Rodríguez]. 20 [Medardo Rivas, 1825-1901, bogotano, abogado, periodista, educador y diplomático]. 21 [En 1864, con la elección de Manuel Murillo Toro para la presidencia de la república, se consolidó el espíritu de la Constitución de Rionegro, promulgada en 1863, Constitución que habría de regir hasta 1885]. 48 ESCRITOS POLÍTICOS los que bajo la inspiración de E nrique Clay 22 celebraba la Unión americana con los E stados esclavistas del sur, y con el propósito de prorrogar por unos años más la paz. Ahora al doctor Murillo, como a Lincoln 23, le toca llevar a todas partes la ley y hacer obedecer la república. Ya sabemos lo que los liberales entienden por república. El señor Rivas que no tiene escrúpulo de conciencia en representar como cónsul a la “Irlanda de América” 24 quiere que se lleve la guerra a la “ Irlanda de Colombia” . Pero el señor Murillo no se resigna a mosquerizarse, según entendemos. En El Bien Público del 28, ya citado, el colaborador que firma C. A. E. 25 a la sombra de un se dice lanzó contra el Banco de Bogotá una acusación gravísima, suponiéndole en convivencia con monederos falsos. Este incidente ha dado margen para que el señor E ., interpelado, se vea en apuros a intento de fundar su se dice, y para que disgustado el señor Quijano Otero 26, se retire de la redacción del citado periódico, según nos lo anuncia en una hoja suelta. La honorabilidad de los empleados del banco los pone a cubierto, ante la opinión pública, de las aventuradas apreciaciones del autor de las Cosas de actualidad. Después de escrito lo que antecede, ha llegado a nuestras manos el número 137 de El Bien Público del viernes 1°, en el cual aparece el escrito ya publicado en hoja, del señor 22 [Enrique Clay, 1777-1852, estadista norteamericano]. REVISTA DE LA PRENSA 49 Quijano Otero, en que protestó no haber tenido intervención en lo acaecido; una manifestación en el mismo sentido del editor don Foción Mantilla, a quien conocemos y de cuya sinceridad y rectitud salimos garantes, y en justificación del banco, la diligencia de la visita que incontinenti Practicó en él el presidente de la Corte de Cuentas don E varisto E scovar. De esta visita resulta que en la ocurrencia s6lo existían en el banco $ 300 en cóndores, todos legítimos, —moneda sobre la cual se hacía recaer la sospecha—. Queda, pues, don C. A. E . como único responsable de la especie editada, y el público aguarda sus explicaciones. El mismo día que en El Bien Público aparecía aquel infundado y agresivo se dice contra el banco, El Tiempo, bajo la misma firma C. A. E ., publicaba un único artículo contra la santa Biblia intitulado Un poco más de filosofía. El articulista, a vuelta de frases en extremo groseras, copia adulterados los textos de la Escritura: transcribe, por ejemplo el siguiente pasaje del Deuteronomio, omitiendo las palabras que van de cursiva: XXI. 10: Si salieres a la pelea contra tus enemigos, y el Señor Dios tuyo los entregare en tu mano y los llevares prisioneros; 11. Y vieres entre los cautivos una mujer hermosa y te enamorares de ella queriendo tenerla por mujer; 12. L a introducirás en tu casa, y ella se raerá el cabello y cortará las uñas; 13. Y dejará el vestido con que fue hecha prisionera, y quedándose de asiento en tu casa, llorará un mes a su padre y a su madre; y después entrarás a ella y te unirás a ella, y tú serás su marido y ella mujer tuya—27. 23 [Abraham Lincoln, 1809-1865, decimosexto presidente de los Estados Unidos]. 24 [Debe referirse al Ecuador, representado diplomáticamente por Rivas en Colombia, presidido entonces por el ultracatólico García Moreno] . 25 [Tal vez se refieran estas iniciales a Camilo Antonio Echeverri, 1827-1887, periodista antioqueño, ingeniero y abogado]. 26 [José María Quijano Otero, 1836-1883, médico bogotano, político, diplomático e historiador]. 27 [“Si egressus fueris ad pugnam contra inimicos tuos, et tradiderit eos Dominus Deus tuus in manu tua, captivosque duxeris, et videris in numero captivorum mulierem pulchram, et adamaveris eam, voluerisque habere uxorem, introduces eam in domum tuam: quae radet caesariem, et circumcidet ungues, et deponet vestem, in qua capta est: sedensque in domo tua, flebit patrem et matrem suam uno mense: et postes intrabis ad eam, dormiesque cum illa, et erit uxor tua”. Deuteronomium, 21, 10-13]. 4 50 REVISTA DE LA PRENSA ESCRITOS POLÍTICOS Léase el texto tal como lo damos aquí, traducido de conformidad con las de Scio y Torres Amat 28, ambas autorizadas, y vuélvase a leer luego con las supresiones del señor E . L a omisión de las frases contenidas en los versículos 11 y 13, es evidentemente maliciosa y altera moral y sustancialmente el sentido. He aquí el escritor que se propone, son sus palabras, “echar al clero a tierra y tenderlo ahí convicto de fraude, de robo y de charlatanismo”. Cabe aquí, para terminar, una reflexión melancólica. L a acusación contra el banco y el ataque a la Biblia salen a luz en un mismo día en dos diferentes periódicos: aquélla causa gran sensación; el gobierno interviene, la empresa tipográfica vacila, el redactor se retira, y con el editor pide indulgencia al público. La segunda detracción, más grave por su naturaleza y más insultante en su forma, pasa entretanto inadvertida. ¿Qué es esto? Resultados de la doctrina del laisser faire aplicada al orden religioso; resultados de la doctrina liberal que por falta de creencias religiosas, circunscribe la acción eficaz y reguladora del gobierno al círculo de los intereses materiales. Pero ay a la larga de los intereses materiales cuando los religiosos se descuidan! Triste, muy triste es ver cómo, a causa de la difusión de esa impía doctrina, el sentimiento moral sólo palpita en el orden mercantil. Mientras no se restauren los principios del Syllabus 29, mientras el sentimiento moral no se manifieste enérgicamente en el orden religioso, reprimiendo por la intervención del gobierno y de la opinión las invasiones del mal en ese orden, conforme se interviene ahora para reprimirlas en el orden mer- 28 [Felipe Scio de San Miguel, 1738-1796, escolapio español. Félix Torres Amat, 1772-1847, prelado español]. 29 [Syllabus sea collectio errorum modernorum. Se trata de un extracto de de varias alocuciones, encíclicas y cartas del Papa el 8 de diciembre de 1864, simultáneamente con la bula Quanta cura]. 51 cantil, cosa que muchos llaman intolerancia cuando se trata de lo uno y justicia cuando se trata de lo otro, el sentimiento moral se irá relajando en los demás órdenes de cosas, y la sociedad correrá como sucede en otras partes, al caos de “L a Internacional”. El Tradicionista, Bogotá, 5 de diciembre de 1871, año I, trim. 1°, núm. 5, págs. 35-36.