Este artículo es una publicación de la Corporación Viva la Ciudadanía Opiniones sobre este artículo escribanos a: semanariovirtual@viva.org.co www.viva.org.co HHU UH H U Somos estudiantes, no cómplices de Uribe Suang Moreno G. Politóloga – Estudiante Maestría en Comunicación y Medios. Representante Estudiantil ante el Consejo Académico – UN Miembro Comisión de Comunicaciones UN. El anuncio hecho por el presidente de la República Álvaro Uribe Vélez, el pasado martes 26 de febrero, en el que propuso pagar a estudiantes de la ciudad de Medellín para que se vinculen a la red de informantes, conformando un ejército de estudiantes que delaten a quien ellos consideren están involucrados con las bandas criminales y los grupos armados, ha causado grandes preocupaciones al interior del estudiantado. A la grave situación de Derechos Humanos, por la que atraviesan actualmente las universidades públicas, las amenazas de las que han sido víctimas los miembros del movimiento estudiantil, tan sólo en la sede Bogotá de la Universidad Nacional en la actualidad se encuentran amenazados 66 estudiantes y 15 docentes; la persecución política que tiene injustamente en la cárcel algunos maestros, estudiantes y egresados que en los claustros expresaron de alguna manera su oposición al régimen, se le debe sumar ahora la descabellada idea del Gobierno Nacional de convertir a los estudiantes en mercenarios al servicio de un Estado Policivo, que pretende tener el control sobre la población civil, suprimiendo las libertades individuales de la ciudadanía. La forma irresponsable con la que el Mandatario pretende involucrar a los jóvenes colombianos dentro del conflicto armado interno, suscitando un fenómeno parecido al de las Convivir que este lideró cuando era Gobernador de Antioquia, es otro intento por ocultar los verdaderos problemas sociales que ha traído la política de seguridad democrática. Este pronunciamiento sólo puede generar la agudización de la violencia, la estigmatización del movimiento estudiantil, la persecución de los jóvenes por parte de los grupos armados y finalmente, la eliminación de la confianza entre este grupo social, que junto con el movimiento indígena ha sido el más crítico de las políticas gubernamentales. Las alternativas para lograr que disminuyan los índices de delincuencia en los principales centros urbanos del país, deben tender a solucionar las causas reales del surgimiento de esta. El fracaso del proceso de desmovilización y reinserción a la vida civil de miembros de los grupos armados, la agudización de la guerra que trae como consecuencia el desplazamiento forzado de miles de colombianos, obligados a buscar su sostenimiento en las calles, la falta de oportunidades laborales y de acceso a la educación de millones de jóvenes que no encuentran posibilidades diferentes a involucrarse en la guerra, deberían encontrar una solución real por parte del Gobierno Nacional, con la inversión social, el aumento del presupuesto educativo y la generación de empleo en el nivel técnico, asistencial y profesional. No es de extrañar que el Gobierno de la “seguridad democrática” pretenda resolver los conflictos en Medellín involucrando a los estudiantes en su guerra social, durante los ocho años de mandato de Álvaro Uribe, los estudiantes hemos sido tachados de terroristas, colaboradores de la guerrilla, y vándalos. Para no ir lejos en el segundo semestre del 2009 el Presidente de la República ofreció 50 millones de pesos por la cabeza de los estudiantes implicados en la protesta frente al automóvil del rector de la Universidad Nacional, Moises Wasserman. El señor Presidente debería pensar en invertir el dinero de la guerra en políticas reales de bienestar universitario, en un presupuesto educativo que permita la inversión en infraestructura, mejores docentes y mejoramiento de la calidad académica que requiere la educación superior pública del país y, la apertura de nuevos cupos para los jóvenes que se gradúan de secundaria, quienes en vez de ingresar a las filas del conocimiento están siendo empujados a ingresar a las filas del Ejército, los paramilitares y las guerrillas. Los Estudiantes Universitarios rechazamos de manera unánime la intención del Gobierno Nacional de seguirnos convirtiendo en la carne de cañón del conflicto armado colombiano, no vamos a seguir la lógica de la guerra, buscamos una Universidad democrática en cuanto a su ingreso y sus estructuras internas, crítica de la sociedad que la rodea; comprometida con los cambios de la sociedad y con el pueblo; autónoma de los poderes del Estado y de los grupos de poder económicos, políticos y sociales; pluralista en cuanto a dar cabida a las diversas posiciones filosóficas e ideológicas. La ciencia debe ocupar un lugar central en las estructuras de la universidad, sus actividades y la investigación deben centrarse en las necesidades nacionales y las alternativas de solución a los grandes problemas de la sociedad, ello fomentando la capacidad crítica, analítica y la inquietud intelectual a través de métodos que privilegien la participación activa del estudiantado como sujeto de la enseñanza. Los estudiantes una vez más debemos levantar en contra del gobierno de Álvaro Uribe, quien intenta acallar nuestra voz convirtiéndonos en enemigos, polarizando a un sector que se ha caracterizado por la unanimidad en torno a la defensa de la Educación. Es por esto que desde la representación estudiantil, las organizaciones de estudiantes y la comisión de comunicaciones de la Asamblea Triestamentaria de la Universidad Nacional de Colombia, hacemos un llamado a la solidaridad con los jóvenes de Medellín, no podemos permitir que nos sigan involucrando en la guerra. Somos estudiantes, no mercenarios informantes cómplices de la dictadura uribista. Los universitarios no somos INFORMANTES, ni cómplices de la dictadura Uribista. MITIN UNIVERSITARIO en contra de la creación de redes de informantes en las universidades y la seguridad democrática. Viernes 29 de enero 3 p.m. Cra. 7 con Jiménez.