-314 — Sobre escritura de Entrega de Legado No es necesaria su inscripción en el Registro de Traslaciones de Dominio Publicamos a continuación una documentada consulta de los muy estimados colegas Mario L. Duran Rubio y Julio R. Bardallo, y la con testación a la misma hecha por el Dr. Joa quín Secco Illa, ex Profesor de Derecho Civil de nuestra Facultad y destacado jurisconsulto. Bn ambos trabajos se defiende la tesis de que no es \necesa,ria la inscripción en el Registro de Traslaciones de Dominio de la escritura de en trega de legado de especie cierta y determinada. Montevideo, Doctor Joaquín Secco 20 de junio de 1941 . Illa. Presente. De mi consideración: Una observación, o tal vez más claramente expresado una "insinua ción", del señor escribano don Pablo Isetta, a una escritura de entrega de legado, autorizada por el suscrito escribano, con motivo del asesoramiento técnico solicitado a dicho profesional, por la Gerencia del Banco de Cobran zas, Locaciones y Anticipos, de acuerdo con las normas corrientes de di cha Institución, me obligan a rogarle un pronunciamiento expreso, en su doble calidad de Presidente del Directorio de aquel Banco y en especial, de abogado ilustre y respetable. Antecedentes A) Por escritura que autorizó en esta capital el escribano Osear Al Silva, el 4 de enero de 1939, la señora P C. S. P. de L. U., berto — solemne testamento otorgó 315 — abierto, legando, entre otras "Comumda,d de los Dominicos" los solares de mino Maldonado y que tidos en venta. a la fecha de Fa.llecida la testadora, B) sus su disposiciones, a la poseía en el Ca terreno que fallecimiento, estuvieran albaceas doctor José prome María Duran Gua y; señor don Joac[uín- Reyes Lerena,- resolvieron, atendiendo) reiterados pedidos de la Comunidad citada, hacerle entrega del legado referido, ponién dola en posesión de los solares de terreno comprendidos en la manda, a cu ní, efecto, solicita.ron del suscrito escribano, la redacción yo la respectiva escritura. - - y autorización de ■ , „'.-.—:.,. .. C) Esta se otorgó el 26 de .mayo del año en curso, siendo testigo ins trumental, el Asesor Letrado de la Comunidad, doctor Dardo' Regules, a quien el suscrito interrogó, sobre la necesidad o conveniencia, que en su muy ilustrado criterio, podía existir en la inscripción de la copia de dicha escri tura, en el Registro de Traslaciones de Dominio-. -Contestó aquel letrado, que en su co-ncepto no creía necesaria la ins cripción,- coincidien.do así con mi criterio, que le había adelantado,, antes de interrogarlo. Presentados todos los antecedentes al Banco de Cobranzas, Lo como administrador y mandatario de la "Comunidad de los Dominicos", la Institución los elevó para su estudio, al escribano de D) caciones, y Anticipos, la misma, señor don Pablo Isetta. Este funcionario observa, según manifestaciones del señor Geren te, don Joaquín Reyes Lerena, con quien me entrevisté, que la escritura por mí autorizada, de entrega de legado, no se había inscripto en el Registro de E) Traslaciones de Dominio, siendo ((ue el Banco Hipotecario del Uruguay, opo ne reparos a todo documento o título, relativo a bienes raíces, que no lleven aquella inscripción. ,: F) Quiero aclarar así mismo, que previamente él señor Isetta me en trevistó, para aclarar algunas dudas que le imponía dicha escritura, entre ellas, la relativa a la inscripción referida y después de mantener con este colega; una prolongada conferencia, creí haberle convencido de las razones . - ■CfUe me- habían conducido a la solución tomada. Finalmente debo agregar que, el legado de que se trata es de es cierta pecie y determinada, como podrá Ud. apreciarlo, por la copia de la escritura adjunta, circunstancia de fundamental importancia, en el proble G) resolver. ma a me lo permita., la. inscripción Paso ahora zar a las exponer, con toda la brevedad que tan delicada cuestión de orden legal que tuve en cuenta, para no reali razones citada. - 316 - Análisis lecjal del problema planteado. — legados de especie cierta Los y determinada dejando de lado los legados de género y de especie en los cua propiedad se adquiere por el "modo" tradición y mediante enajena ción de los herederos, al beneficiario, en cumplimiento de las disposiciones del testador, en los legados de especie cierta y determinada, la propiedad de las cosas que ellas comprenden, pasa insta,ntáneamente al legatario, desde la muerte del testador, según lo dispone claramente el art. 937 del Cód. Civil. (En este sentido su situación jurídica es idéntica a la del heredero. Art. Creo que, les la 1039 del Cód. Civil) . Difiere sin embargo de la de éste (sin entrar a considerar otras dife no adquiere la rencias), legatario cosas o bienes, sino que debe solicitarla del heredero o ^'posesión" del Albacea, cuando éste se halle autorizado para darla, o sea, cuando tiene la "tenencia" de los bienes de la sucesión. (Art. 938 y 980 del C: Civil). Muy interesante doctrinariamente, resulta la discusión, sobre si la "po sesión" a que alude dicho .artículo 938 es la jurídica o la simple "tenencia', física, material. en de que el de las especie cierta y determinada, Los antecedentes de nuestro Código Civil, entre otros el Código Fran Proyecto de Florencio García Goyena, el Código Argentino,, se incli el cés, nan a no dudarlo, en el primer sentido. El legCí\tario debe pedir shmpre la posesión, en el sentido jurídico-. En igual forma se pronuncia entre nosotros, él doctor Alvaro Guillot, en sus notables comentarios al Código Civil. prueba, abona la indiscuti ble conveniencia, de la escritura pública, para acreditar auténticamente, fe hacientemente,, la entrega y posesión de las cosas legadas. Una importante y No dudo de to del una no desatendible razón de cuestión de hecho, acreditarse por do tiene conexión directa con bienes dominio,puede como la posesión, precioso atribu cualc[uier medio probatorio; pero cuan inmuebles, no puede entregarse al pro fesional que deba autorizar escrituras relativas a éstos, privados o una relación de hechos, para que, mentos aprecie y tenga por cumplido ga y posesión de los legados un requisito tan un manojo como interesa,nte un como de docu Juez, los la entre . bles., La celeridad y en especial, seguridad de las transacciones sobre inmue exigen sólida y clara titulación. En atención a las partí de esta base cierta: especie cierta y determinara, no tiene en forma auténtica, la posesión dada legatario razones expuestas, La escritura de entrega de legado de otra finalidad, que la de documentar voluntaria y conscientemente al . - 317 - El Registro de Traslaciones de Dominio de nuestro país. que deben llevar — Documentos inscripción Creado por la ley 30 de junio de 1855 y reorganizado por la de 18 de mayo de 1880, que constituye hoy su plataforma jurídica,, no perdió por ello sus tan consabidos y archirrepetidos vicios originales. ¡Bien sabemos nosotros escribanos, que no es más que una Oficina de Contralor de Impues Universitario y recaudadora de derechos de inscripción! Ni aún esmerándose pudo darse peor organización a un debía ser la base de toda la contratación sobre bienes raíces. to Se ha probado hasta el cansancio, que no es de los derechos reales constituidos sobre aquellos lutamente efectos tal, jurídicos, Registro que un complemento esencial bienes, ni les quita abso ni llena ni ha llenado jamás la finalidad elemen Dominio, para evitar las pretendía cuando se discutía su de servir de índice de las trasmisiones de "ventas dobles", creación como campanudamente se . Claro está que estas sagrada de los mandatos poderosa.s judiciales; razones, no pueden anular la fuerza pero rebuscadas y, por tanto viciosas pueden obligar a quienes lealmente, diría aún estoica mente, cumplen en estos duros tiempos,, el noble apostolado del notariado-, nunca bastantemente exaltado,, como decía recientemente^ uno de nuestros más jóvenes y capacita.dos Jueces de lo Civil, el doctor A. Osvaldo Santi ni. (Revista de la Asociación de Escribanos, mayo de 1941, N' 5, p. 184). Fuera de aquellos casos en que la ley ordena preceptivamente la ins cripción de determinados documentos en el Registro de Traslacioiies de Do minio, no hay ni puede ha.ber otros, que deban cumplir igual requisito. Crear otros casos -por analogía o por razones de conveniencia "a" o "b" o por un noble pero inútil fin de llenar los va,cíos legales, es un bonito pasatiempo o "hob-by", que no puede tener más. alcance, que el de fijar una norma de conducta para quien los inventa, pero imponerlos a otros pro fesionales, obligarlos a proceder en igual sentido, es tomarse facultades le gislativas e implica un desacato a las normas de nuestra Constitución. El artículo I**, de la ley 30 de junio de 1855,, ordenaba la inscripción "de las escrituras de venta, permuta y donación de toda clase de propiedades raíces". Escueta enunciación, que ni siquiera com^jrendía todos los contratos nominados hábiles para tra.nsferir el dominio, (adjudicación de pago), quedando excluidos todos los innominados,, los relativos a consti tución de derechos reales sobre los mismos bienes, particiones, y un sin fin de actos jurídicos relacionados con el dominio o sus desmembramientos. A paliar los muchos defectos, de esta improvisación, que fué ley, se encaminó la del 18 de mayo de 1880, que aún nos rigel; pero con poco más fortuna que la primera, derogada expresamente por su artículo 22 El artículo i", de esta segunda ley,, reproduciendo los mismos casos de la primera, agrega : "las escrituras de división de bienes raíces entre con- interpretaciones, no " . — " dueños " .0 socios .....'. escrituras 318"-— o públicos instrumentos de partición he- derechos hereditarios y toda otra escritura pública reditaria, que importe traslación de dominio a cualquier titulo que sea" La Comisión designada por el Superior Gobierno de la República, en cesión de " . 1889, para "la corrección, complementación y reimpresión del Código Civil de acuerdo con la letraiy espíritu de las levolun yes dictadas con posterioridad a. .él", pese a su limitado cometido,, taria o involuntariamente, agregó nuevos casos de Registro obligatorio, al pretender reproducir en el art. 1664. actual, el art.. 1° de la ley 18 de ma decreto de 6 de noviembre de " " yo de 1880. 1664, en la edición de 1868, donde llevaba el pertinente, N" i' : "La venta de bienes inmuebles, ser- En efecto, dicho N' " 1625, decía lo en art. de uña sucesión hereditaria no se considera perno se haya otorgado escritua pública" La Comisión citada., agregó a continuación de esa disposición': "Será censos, y la 'vidúmbres, " íécta ante la " mientras ley, además nece.mria sit inscripción en el Registro respectivo, para que surefecto" Estas "reformas", quedaron, sancionadas por la ley 19 de setiembre de 1893. Dos nuevos casos se agregan pues, a los enumerados por la ley 18 de mayo de 1880, fo. constitución de servidumbtes y censos. (El legis lador habla de "venta"). " ' " tan . _ lo expresa acertadamente el doctor Celedonio Nin y Sil constituyen jurídico,, antieconómico, extraño por completo a -nuestras costumbres y que ha sido reemplazado con ventaja, El censo, como "un vetusto instituto va, " "por la nota 451 hipoteca, ^debiera suprimirse clel Código" Código Civil, pág. 568 . Finalmente él artículo 68, , apartado III de la' Carta Orgánica del Banco inscripción en el Registro de Trasla las escrituras. públicas por las c|ue se otorga título se cada propiedad, de las varias que puede comprender Hipotecario del Uruguay, ciones de parado un o título Con Dominio, de de "aparte" cualquiera. esta variedad de disposiciones, puede preceptivamente registrables : de los documentos ' I- enorme Venta de bienes inmuebles. art.- 2' ordena la 1664. N' I, Cód {Art. i", ley Civil). Permuta de bienes inmuebles. ' (ídem) 6" o. instrumentos públicos 18 de Mayo de ' 1880 y ■ • . 3' Donación de bienes inmuebles. (ídem). 4'' División de bienes raíces entre condueños 5" Escrituras - formarse el cuadro o socios. (ídem).. (ídem). de .partición hereditaria. Cesión de derechos hereditarios o como dice la primiCra parte -del inc1664 del Código Civd "venta de una sucesión heredita .-1" del art. ria'' (ídem) . ■■-:-.:■■ — 319 — '7' Constitución de servidumbres. (Art. 1664, N' i, Cód. Civil). Censos. (ídem). de Título "aparte" Formación g" co Hipotecario de] Uruguay). 8' (Art. 68, Carta Orgánica del Bari- . Toda otra escritura 10° cualquier título que pública sea que importe Traslación de Dominio a . Pa,rte final de los arts. i', ley 18 de Mayo de 1880 y 1664, N' Civil. Tiene la virtud esta enunciación final, de comprender todos los i del Código jurídicos capaces de transferir el dominio y aún pretación, los constitutivos de derechos reales forzando un. poco su actos inter . La escritura de eiitrega de legado, cuando éste es de especie ciertai y de terminada,, nó está comprendida en ese cuadro, ni importa traslaciónl de do minio, ni sirve para acreditarla. El Banco Hay un respeto Uruguay. de! Ese criterio amenaza nos, No Uruguay inmoderado a y sus resoluciones y opiniones las resoluciones del Banco Hipotecario exagerado de nuestros profesionales Escriba tranquilidad a que somos acreedores, cuando preceptos legales y debe ser combatido y desterrado temeroso y seriamente la oblamos dentro de los de una buena vez. Uruguay del Hipotecario posible que razonemos con el criterio del Banco Hipotecario del y aún nos sometamos a él, cuando sin ninguna razón valedera, dic es legales,, obligatorias para todos los que tienen que caer un Estado miniatura, dentro del Estado. órbita, No sé si en el caso que expongo, hay o ño criterio formado en los se ñores Asesores Letrados de ac[uella Institución. Pero conozco un caso muy similar, que puede dar una idea, de como se razona allí, m'uchas veces: Se planteó incidentalmente, la procedencia o im procedencia de la inscripción de la sentencia de prescripción, en el Registro de Traslaciones de Dominio, o mejor dicho del testimonio de la misma. Y se opinó así : "La explicación de que en la práctica se admita, el testimonio (instrumento público) de la sentencia de prescripción y su inscripción en el Registro de Traslaciones de Dominio es la siguiente : conw la prescripción como acción es admitida por nuestra jurisprudencia desde fecha relativamente reciente y muy posterior al Código Civil, este no pudo contemplar en su art. 1664 el caso de los testimonios mencionados, por lo ta en verdaderas normas como su si fUera " " " " " " " cual el uso ha tolerado circunstancia de qiie esa desiñación del derecho estricto . Prueba esto la algunos Juagados (Civil f), se exija la reducción de la sentencia a escritura pública para su inscripción" En el original só lo se subrayaron las palabras "ha tolerado". en " . — hay nos 320 — Se admite que es un "uso", una "desiñación del derecho estricto", pero que inscribir para que el Banco acepte el testimonio o por lo menos no hagan hacer la "calesita," No encuentro otra legas: "queda explicación que la c[ue jocosamente dan algunos co m'ás lindo" abogado de nuestro foro y por añadidura. Asesor Letrado República Oriental del Uruguay, ha dado cumplida respues ta a este criterio. (Revista de la Asociación de Escríbanos, Mayo de 1941. N' 5- pág- 174, 175 y ,176) Las resoluciones y opiniones del Banco Hipotecario del Uruguay no pueden tener, digo, ser un complemento de los Códigos Civil y de Comer cio, ni pueden tener más valor que el de una simple opinión particular. Desgraciadamente tienen un arma temible pa,ra imponerlas, con la mis ma fuerza de una norma legal: "Tanto el Banco como el solicitante de un préstamo, pueden sin expresión de causa, antes de firmarse la, escritura, desistir de la operación, sin que tal hecho dé lugar a reclamo ni, a indemnización alguna" (Art. 64, parte 11 de la Carta Orgánica). La solución a este serio problema, la dará el Colegio de Escribanos. Mientras tanto, la unidad gremial, podrá paliar no obstante esta situación : Un ilustre del Banco de la ■ " " " CONCtUSION Creo, a pesar de mi extensa pero modesta argumentación, que he pro bado la razón que me asistió,, para no inscribir la escritura de entrega de legado, objeto de este informe y que en copia simple acompaño. Espero sin embargo, con mal disimulada ansiedad, su respuesta doctor Secco Illa, venera,do Maestro de muchas generaciones de profesionales, cu ya indiscutible autoridad jurídica, está por encima de toda consideración. I,amento muy de veras, bles no haberme discípulos. Ruégole así mismo, cualquiera sea podido en contar entre sus definitiva su opinión a este Escribanos, daría a la Revista de la Asociación de Muy respetuosamente y .S. S. pecto, ra su me autorice a innumera publicación. Julia R. Bardallo.. res pa — 321 Dictamen del Dr. ~ Joaquín Secco Illa Montevideo, julio Señores Mario Duran Rubio y Presente. Muy señores míos - Julio 8 de 1941. R. Bardallo. ■ : Contesto la consulta que ustedes se han servido hacerme y que interpre tando la carta de ustedes concreto así : "La ciitreg'a por el heredero o por el albacea en su caso, de un legado de especie cierta v determinada (en el ca so. Varios solares divididos según plano' y prometidos en venta por el cau sante en vida) debe hacerse necesariamente en escritura pública y debe ser ésta inscrita en el Registro? ' ' Es sabido que uñ principio expresó de nuestra legislación concordante reglas tradicionales del derecho, establece que : "El legatario no pue de -ocupar por su propia autoridad la cosa legada, sino que debe pedir su entrega y posesión -al heredero o albacea cuando' éste se halle autorizado pa ra ello (artículo 938 del Código Civil)"; pero ninguna disposición -de ese Capítulo dedicado a las Mandas y Legados, ni ninguna otra, determinan que la entrega y posesión en favor del legata.rio se haga en tal O' cual forma especial. Por lo tanto; si nuestra ley rio ha hecho de la entrega de los legados un acto sometido á determinadas solemnidades, en defecto de las cuales el legatario no puede adquirir la posesión de su legado y ejercer todos los de rechos qué de ello -derivan, debe" decidirse que se cumple fielmente con la disposición del artículo antes citado, haciendo entrég-a y dando posesión al legatario del legado, mediante cualcjuierá dé las formas de entrega del de recho común, sin que sea, indispensable la escritura pública y menos aún la inscripción en el Registro. Eso es lo que tuve oportunidad de enseñar tiempo atrás en mis cla ses sobre Sucesiones y que recogidas, taquigráficamente durante el curso del 1927,, fueron publicadas en la "Revista Jurídica", órgano del Centro' de Es tudiantes de Derecho, números correspondientes a los meses de octubre diciembre de 1929,, págs. 306, 326 y especialmente 328 y 329. Los legados pueden ser de muy diversa especie; pueden legarse cosas corporales o incorporales como derechos, créditos, etc.; pueden legarse co sas muebles o inmuebles ; pueden legarse cosas detenninadas en su género o ciertas y en especie. En tddos esos casos, sin excepción alguna, rije el prin cipio que acaba de expresarse, esto es : no hay solemnidad de clase alguna impuesta por nuestra ley, sino que la entrega y posesión se regula por el derecho común. No importa que el legado de especie cierta y determinada con las ' - - sea Las se ley todos los ninguna excepción. inmueble. Para la un to que no ha creado 322 — casos son iguales desde el momen del derecho común para la entrega, como para la posesión, legisladas en el Título de la Tradición, que aunque colocado normas encuentran adquirir (artículo 705), no siempre trasmite el domi otros requisitos .artículos 769 y 775 ). Ahora bien, la entrega, igual que la toma de posesión, puede ser real o simbólica (arts. 759 y 674) ; puede hacerse por la aprehensión corporal y quedar a la dispo sición o por cualquiera de los medios fictos que contempla el Código (arts. 760 y sigtes. y 763 y sigtes-). La entrega de un legado según ese concepto, puede revestir en los ca sos concretos -distintas form.as. Si se trata de un crédito, por ejemplo, el heredero deberá hacer la cesión del mismo al legatario; si se "trata de un objeto mueble, dándolo lisa y llanamente al beneficiario de la disposición; si se trata de dinero ,pagando en esa misma especie como cualquier otro pago; si se trata de un fundo o de un inmueble determinado, poniendo al le gatario en posesión del mismo o entregando simplemente el título. Conviene distinguir aquí dos cosas distintas que suelen confundirse, a saber: lo que es de esencia para la validez jurídica del acto, de lo que es de simple conveniencia para la prueba. No trato aquí de establecer normas res pecto de lo segundo, sino fijar la posición legal respecto del punto prime ro. En ningún caso, ni aun tratándose del legado de un inmueble cierto y determinado, se debe exigir una escritura como condición indispensable para la validez de la entrega, sin que por ello importe negar la conveniencia de la escritura o cualquier otro medio auténtico, por ejemplo, la constancia ju dicial al simple efecto de la más fácil justificación y probanza en su caso. Con escritura o sin ella, el legatario, una vez puesto en posesión de su lega do, estaría revestido de todos los derechos correspondientes para hacerlos va ler en todos los casos ya que, según es sabido, mientras aquel requisito no se cumple el legatario no puede ejercer por sí derecho ,ní acción alguna,, a di ferencia del heredero que por disposición de la ley y sin ningún requisito previo representa al causante y le sucede en la propiedad y posesión desde el momento de su muerte (arts. 776 y 1039). Resumiendo. La entrega de un legado, aunque se trate de especie cier ta y determinada, aunque se trate de un inmueble no es un acto solemne en nuestro derecho. En los actos jurídicos, a imitación de los contratos, sólo hay solemnidad cuando están sujetos a la observancia de ciertas formalida des especiales de manera que sin ellas no producen ningún efecto civil (art. 1252); a falta de esas formalidades se .mirarán como no ejecutados o cele brados y su prueba no puede suplirse por ningún otro medio (art. 1578). Nada de ello ocurre en el problema que nos ocupa. No se podría impugnar la validez, ni atacar de nulidad la entrega del legado, desde que no se ha bría "producido omisión de algún requisito o formalidad que las leyes pres criben para el valor de ciertos actos o contratos", como dice el art. 1560. entre nio si los Modos de no , concurren — 323 — Aunque lo dicho me parece claro, creo conveniente traer a colación al gunas legislaciones extrangeras que confirman la conclusión. El Código Civil Argentino, Título XVII, del libro IV. sobre los lega dos, establece como el nuestro, que: "el legatario no puede tomar la cosa legada sin pedirla al heredero o albacea encargado de cumplir los legados" y agrega en otra disposición siguiente : "la entrega vo-luntaria que quiere ha cer el heredero del legado, no está sujeta a ningttna forma; puede hacerse por cartas o tácitamente por ejecución del legado" Machado, en su Tra . tado de Derecho Civil, comentando este último artículo que es el 3770, se pregunta: ¿cómo debe hacerse la entrega de la cosa legada? y dice: "la en trega voluntaria del heredero no está sujeta a ninguna formalidad, es de podrá hacerse por cualquiera de los medios autoriza,dos por el dere adquirir la posesión" (tomo 10, págs. 173 y 175) Como se vé, el Código Argentino es más explícito que el nuestro y dice expresamente lo que en el nuestro es preciso deducir del silencio del legis lador, aunc[ue el resultado sea idéntico. El Código Francés, por efecto de lo dispuesto en sus artículos 1004, 1006, loii y 1014, a semejanza de nuestro artículo 938 ya citado, no permi te al legatario universal que es nuestro heredero instituido, si hay herederos con reserva; ni a! legatario a título universal que es nuestro heredero de cuota; ni al legatario a título singular que es nuestro legatario propiamente dicho, tomar posesión del respectivo legado-; y es en este punto que ofrece con nuestra legislación una diferencia, por cuanto se entiende que ese pedido de entrega debe hacerse judicialmente, en tanto que entre nosotros no existe tampoco tal exigencia. Pero, respecto de la entrega propiamente dicha, no impone que se haga con arreglo a determinadas formali-dades y mucho me nos en escritura pública, aunque se trate de inmuebles. Planiol y Ripert, en su Tratado de Derecho Civil, dedica un capítulo entero a estudiar la entrega de los legados y después de examinar cómo los legatarios deben pedirla y sus respectivos efectos, dicen -que lo más frecuen te es que, habiendo acuerdo con el heredero, la entrega se haga espontánea mente sin ma,yores formalidades. Por ejemplo, "el pedido de entrega y la aceptación puede hacerse por cartas misivas y aún verbalmente", reserva he cha de la prueba"; "ésta puede resultar de una presunción derivada del pago del lega.do". Agrega que la jurisprudencia admite que "cjue la toma de po sesión por el legatario sin dirigirse al heredero equivale a demanda y en trega tácitas si el heredero conoce esa situación". (Tomo 5', pág. 683. Idéntica doctrina sostienen Baudry Lacantinerie y Colin, en su Trata cir, que cho para - do de Derecho Civil cua,ndo afirman que : "Si las personas a las cuales de be pedirse la entrega, consienten en ejecutar de buen grado la disposición testamentaria, deberá pedir el la legatario obtendrá una entrega amistosa; en caso contrario entrega judicial"; agregando que: "La entrega amistosa re- - 324 — sea de la tradición hecha voluntariamente en de la autorización dada de tomar posesión del provecho del legatario, objeto legado, sea asi mismo de todo acto que implique esa autorización; y tal podría ser, por ejem plo, el hecho, para el heredero, de dejar al legatario conservar sin protesta durante un cierto tiempo, la posesión del objeto legado que ya tuviera en su poder a la muerte del causante". (Donaciones entre vivos y Testamentos, tomo 2', pág. 256) sulta sea . ca De lo expuesto se deduce que si no es indispensable la escritura, públi para la validez de la entrega del legado, aunque se trate de especie cierta determinada, aunque se trate de inmuebles-, tampoco inscripción en el Registro. Dijimos antes que entre heredero y legatario pueden y es indispensable la convenir para dar le mayor solemnidad a la entrega o para asegurar la facilidad de la prueba o porque así se les ocurre sin dar razón, hacer una escritura -de entrega del legado. Nada puede impedirlo y hasta en ciertos casos puede ser convenien te; pero tal escritura no hay por qué inscribirla. Se ha hecho caudal para en exigir el registro de la disposición contenida 1664 del Código, en la cual, a,demás de imponer la escritura además el registro, para que se consideren perfectas y surtan efec el artículo pública y tos las ventas de bienes hereditaria inmuebles, servidumbres,, censos y de una sucesión establece que la disposición relativa al registro es también las escrituras públicas de divisiones de bienes raíces entre condue — aplicable a o socios; ños se de permuta o donaciones de toda clase de imnuebles; a las públicos de partición hereditaria; a las de cesión de derechos hereditarios; y en general, a toda escritura pública que importe traslación de dominio a cualquier título que sea Ahora bien, esa disposición nada tiene que ver, ni comprende nuestro caso. Desde luego, cuando se trata de un legado de especie cierta el legata rio adquiere la propiedad por ministerio de la ley con todas sus consecuen escrituras o instrumentos . cias ; hace suyos los frutos no sólo los futuros, sino los pendientes a la muer te del causante; la pérdida, aumento, deterioro corren desde entonces por su cuenta (artículo 973). Su dominio sobre el bien legado no está subor dinado a ningún título, ni al registro,, porque proviene de la ley. Su modo de adquirir no es la Tradición y eh Registro, sino otro específicamente dis tinto que es la Sucesión (artículo 105). Tradición y Sucesión son dos mo dos diferentes que se rijen por reglas distintas: la Tradición para que sea válida requiere título hábil y otras condiciones (artículos 769 y 775); en cambio de la en las sucesiones el derecho deriva del Testamento y en su y en los Testamentos se dispone a título universal propia ley, rencia y a título particular o legados (artículos 778 y 780) . defecto, o de he — 325 — Esta afirmación es tan clara que de admitirla se incurriría en el ab surdo. En efecto, si el a.rtículo 1664 fuera aplicable, según se_ pretende, para la entrega de los legados de especie cierta, tendríamos que admitir que mien tras no se otorgara la escritura de entrega y se hiciera la inscripción, el le gado no tendría validez, porque inmuebles, división de bienes de hereditarias es decir en eso es lo que 1664. Sería una exigencia piedad desde de tal especie, da al legatario la muerte del testador. na evidente contradicción La circunstancia de que el gada, quemo tera el antes problema Una cosa demostrado, no . en los de venta casos do-naciones, particiones en el referido artículo el artículo 937 que, sin ningu de especie cierta la plen-a pro con legatario no como se dice pueda ocupar por sí la cosa le el Derecho Francés, no al es la propiedad y otra la posesión, la cual, según está sujeta a solemnidad de especie alguna. tenga la "saisine" lo he ocurre comunes, permutas, todos los casos enumerados en El consabido artículo 1664, pues, ni por su texto, ni por su origen,, ni propio alcance, no puede aplicarse nada más que a los casos concre tos de verdadera excepción en él mencionados, entre los cuales no debe com prenderse la entrega de legados, aun en los casos en que herederos y le gatarios convengan en darles autenticidad mediante una escritura. por su IV I Réstame para terminar, decir dos palabras más sobre la manera cómo puede hacerse la entrega del legado de especie cierta y determinada cuando la especie es un inmueble. Esa entrega puede hacerse de varias maneras: puede hacerse, una vez abierta la sucesión y exhibido el testamento no im pugnado, por la simple entrega del bien y de su título a fin de que el legatario entre al goce de sus frutos desde la muerte del testador, como lo manda la ley; puede hacerse mediante escrito firmado en común y agre gado a los autos sucesorios con lo que se daría fecha cierta y suficiente au tenticidad; puede hacerse entregando el título con nota del Actuario con la debida constancia,; puede hacerse entregando el título y el certificado de las resultancias de autos,, etc. En ninguno de esos casos y otros de la especie cierta, aunque sea un y semejantes, inmueble, ni la desconocida, ni posesión del mismo, podría ser de contienda si la hubiere,, estaríamos caso barse según las reglas cindible. del derecho común, en su condición de legatario efectividad de la entrega atacada de nulidad. En presencia de un hecho a pro pero la escritura no sería impres He partido del supuesto de tratarse de especie cierta y además determi nada, por ejemplo, tal casa, tal terreno, tal fundo. Si en cambio se tratase del legado de una parte indivisa de tal casa, de tal terreno, de tal fundo; y como consecuencia de la indivisión entre dos o más legatarios o el legata rio y el heredero, fuera necesario proceder a la partición correspondiente — para la 326 — entrega del legado confome la voluntad del causante, entonces esta un caso distinto. No por razón de la entrega simplemente ríamos delante de legado, sino por el hecho superviniente y posterior a la sucesión, o sea, por la necesidad de resolver la indivisión; entonces la escritura de división sería indispensable, así como la inscripción en el registro. Como he dicho, del tal caso un caso do en para sería distinto; ordinario de el artículo no sería un caso de entrega simple de legado, sino clara y expresamente comprendi partición hereditaria, 1664 comentado. Dejando así contestada la consulta de Uds. y quedando cualquier aclaración, los saluda atentamente. a las órdenes /. Secco Illa.