Hoy siento mi interior encadenado a un renacer inútil de dolencia. Hoy pésame, Señor, en la conciencia, haberme repetido en el pecado. Siento haberte una vez y otra ultrajado como aquellos que dieronte sentencia; porque una vez y otra, tu paciencia, se dignó perdonarme tal estado. Y sintiendo Señor, mi alma desnuda, como enfermo escapado de su lecho, quisiera te dignaras darme ayuda para dejarme más pronto esta crueldad: Que es, repetirme otra vez en lo que he hecho, ofender tu Paciencia y Humildad. José Linares Rojas