2/3 En domingo 13 de abril de 2003 REPORTAJE CON EL ANIVERSARIO DE LA II REPÚBLICA SE RINDE HOMENAJE A LOS FUSILADOS EN EL PAREDÓN DE PATER Arriba, familiares del fusilado Ernesto Silvestre Coves, en una imagen tomada en 1941, un año después de su muerte, cuando su mujer fue a rendirle homenaje llevando flores a la fosa común donde fue enterrado. A la izquierda, lápida con una larga lista de ejecutados. El cementerio de la libertad Cèsar Garcia ■ PATERNA FOTOS: ALBERTO SÁIZ / ABELARD COMES SCRIBÍA Gabriel Celaya, en 1955, en su libro Cantos Íberos, unos versos donde decía: «Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que, lavándose las manos se desentienden y evaden. Maldigo la poesía de quien no toma partido, partido E En el cementerio de Paterna yacen más de 2.200 fusilados durante el franquismo por mantener otras creencias políticas. Sus familiares no les olvidan y acuden a homenajearlos por Todos Santos o cada 14 de abril al conmemorar la II República. Sin embargo, la sociedad aún no se ha atrevido a recuperar del todo su memoria. hasta mancharse…». Este fragmento de La poesía es un arma cargada de futuro debería grabarse, a juicio del nieto de un fusilado, en el paredón de Paterna por la represión franquista tras la Guerra Civil, en el monolito que preside el cementerio municipal de esta localidad (desde 1981) en homenaje a los centenares de ejecutados por defender las libertades y la democracia de la II República. En fosas comunes, tumbas y nichos yacen gentes de toda condición social, trabajadoras y muy jóvenes en su mayoría, «por no lavarse las manos, sino por mancharse y comprometerse. Así les fue, pero nosotros estamos orgullosos de su comportamiento en defensa de nuestra libertad», asegura gozoso Josep Vicent González, uno de los nietos de Ernesto Silvestre Coves, fusilado el 24 de julio de 1940 tras ser juzgado en un proceso sumarísimo por unos hechos que ocurrieron cuando él estaba en otro lugar. Decenas de inocentes como Ernesto, de muchos pueblos de la Comunidad y de otras partes de España, descansan bajo la tierra del cementerio de Paterna esperando que la sociedad recupere su memoria, y les otorgue un merecido reconocimiento. Hasta ahora sólo se les ha rendido homenaje en voz baja. Han sido sus familiares y camaradas republicanos, comunistas, anarquistas o socialistas. La dura represión en la dictadura y la amnesia de la transición democrática, que no quiso volver su mirada atrás, les dejó en la más absoluta indiferencia. Es momento de hacer justicia. «Hay que hacerles una placa gigante con el nombre de todos», afirmó el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva. Hay cementerios, como el Père Lachaise de París, muy visitados por los famosos que hay enterrados en sus tumbas. La necrópolis municipal de Paterna destaca por ser un «símbolo de libertad» gracias a la lucha de héroes con nombres y apellidos. Así lo creen los familiares de los más de 2.200 fusilados en esta ciudad desde 1939 hasta 1956, según un estudio publicado por Vicent Gabarda en Els afusellaments al País Valencià, así como en un suplemento especial editado por la revista El Temps en noviembre de 1985. Las grandes fosas comunes de los fusilados –hay casi una veintena y alguna de ellas tiene más de 250 personas en su interior–, se encuentran a la izquierda del cementerio, en el primer cuadro comprendido entre los números 1 y 148. La sombra de gigantes cipreses cae sobre las lápidas y cerámicas — unas más humildes que otras— que recuerdan los nombres, edades y profesiones de los ejecutados tras la contienda por venganzas perso-