PERIODISTAS INGENUOS

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POR ÁBNER CHÁVEZ OCAMPO
VENTANA POLÍTICA
abner_mx@hotmail.com
PERIODISTAS
INGENUOS
A
Felipe Calderón Hinojosa le afloró el pequeño priísta que
lleva dentro. Autoritario, sin admitir que nadie más tenga
la razón, intentó cambiar en privado la crítica hecha pública por un cantautor español sobre el fracaso de su lucha sexenal: la
batalla contra el narco.
Palabras más, palabras menos, Joaquín Sabina afirmó en conferencia de prensa que el mandatario mexicano le parecía “ingenuo”
al emprender una lucha que de antemano estaba perdida, “pues
nadie puede ganar esa guerra”. Agregó que Calderón mostraba su
candidez al ignorar que los cuerpos policiacos están infiltrados y
corrompidos.
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libertas.com.mx
Ese mismo día, el secretario de Gobernación, Fernando Gómez
Mont, le respondió a Sabina mediante una carta (convenientemente
hecha pública), en la que le explica las razones por las que su jefe
decidió emprender la guerra contra los cárteles de la droga. Gómez
Mont niega en esa misiva que el gobierno actuara con ingenuidad y
subraya que la decisión de combatir a la delincuencia organizada se
hizo a raíz de un diagnóstico que, según él, ahora les da la razón.
Posteriormente, el afamado cantautor español fue invitado a una
comida en la residencia oficial, junto con otros cantantes y funcionarios, incluido Gómez Mont, de la cual el español salió justificando
al inquilino de Los Pinos. “El ingenuo era yo”, indicó Sabina, quizá
tratando de zanjar las diferencias públicas. Con esa declaración, el
cantante se fue inflado, manifestando que seguía pensando exactamente igual. Pero el anfitrión quedó muy empequeñecido.
El caso no pasaría de ser una mala anécdota, si no desnudara la
forma de pensar de Felipe Calderón. El presidente intentó desde el
principio de su mandato imponer la visión del mundo de Los Pinos
donde, precisamente, impera su visión personal del mundo. Una
visión autoritaria.
Una vez instalado en el poder, como dice el refrán “cayendo el
muerto y soltando el llanto”, inmediatamente sacó al Ejército a las
calles e hizo de la lucha contra el crimen su bandera sexenal. Y poco
le importa si la estancia tan prolongada de los soldados en las calles
carezca de sustento legal.
Pero la vocación autoritaria impuesta desde Los Pinos ha sido
sistemática. Se ha querido acallar las voces opositoras, por ejemplo
debilitar el sindicalismo antioficial, disolviendo el SME, o controlando
los medios de comunicación desde la publicidad, como el caso de las
revistas políticas.
Ignoro quién le aconsejó al presidente mexicano que invitara a
Sabina a Los Pinos, luego de las declaraciones que hizo en su contra,
pero creo que fue una mala estrategia, porque no hizo sino magnificar el hecho.
Porque ahora surgen muchas preguntas. ¿Qué va a hacer Calderón con todos los que pensamos que esa guerra está perdida? ¿Invitará a tomarse un café e intentará convencer a todos los periodistas
ingenuos que han acusado desde el principio que esa guerra estaba
destinada al fracaso? ¿Ha procurado contactar al ex canciller Jorge G.
Castañeda o a Héctor Aguilar Camín, que han propuesto desde hace
mucho terminar con esta guerra hipócrita y explorar el camino de la
legalización de ciertas drogas?
Pero creo que no, que al presidente le importa poco que lejos de
su íntimo círculo de lectura, o de sus particulares gustos musicales
–en los que, supongo, está Sabina–, se siga practicando en todo el
país este periodismo ingenuo.
2
mayo
2010
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