INSTRUCCIONES Y RECOMENDACIONES SOBRE EL

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INSTRUCCIONES Y RECOMENDACIONES SOBRE EL COMENTARIO DE TEXTO.
Comentario de Texto.- Incluye 3 apartados que el alumno debe responder:
1) Resumir con brevedad y concisión el contenido del texto. Máxima
puntuación, hasta 0’5 puntos. Extensión recomendada unas 5 líneas.
Se trata de un sintético resumen de la temática y contenido del texto.
2) Señalar y explicar las ideas fundamentales del texto. Calificación,
hasta 1 punto. Extensión sugerida unas 15 líneas.
Se trata de destacar y razonar con brevedad los aspectos más
sobresalientes del texto propuesto.
3) Responder a 1 pregunta específica sobre el contexto histórico del
texto, de su temática y de la relación con sus antecedentes o
consecuencias más directas. Valoración de hasta 3 puntos. Extensión
aconsejable unas 30 líneas.
EJEMPLO DE COMENTARIO DE TEXTO.
Decreto de Valencia de Fernando VII (4 de mayo de 1814).
1.- Resuma con brevedad y concisión el contenido del texto.
El texto es un fragmento del decreto de Fernando VII, firmado en Valencia en 1814, por el que
declara "nulas y sin ningún valor ni efecto" la Constitución de 1812 y toda la obra legislativa de
las Cortes de Cádiz. Lo argumenta realizando un breve resumen de lo acontecido desde 1808
que le sirve para legitimar su vuelta absolutista al trono español.
2.- Señalar y explicar las ideas fundamentales del texto.
El decreto argumenta la vuelta al absolutismo monárquico realizando un repaso de los sucesos
acaecidos al rey desde marzo de 1808. De esta manera justifica su legitimidad como monarca y
su soberanía absoluta de origen divino. En el texto se hace referencia a las "abdicaciones de
Bayona, en las que se vio forzado por la "perfidia" de Napoleón a entregarle el trono y que
durante la guerra de Independencia estuvo prisionero en Valençay (Francia). Es decir, justifica
la pérdida del trono, no por acuerdos, sino por la fuerza. El vacío de poder fue aprovechado por
los diputados de las Cortes de Cádiz para despojarle de su soberanía (absoluta) e instaurar un
gobierno popular, basado en la soberanía popular. Finalmente, el texto cita el apoyo popular y
de "personas respetables" (Manifiesto de los Persas y apoyo del general absolutista Elío) en el
sentido de apoyar su vuelta al absolutismo, lo que ha decidido llevar a cabo con este decreto.
En efecto, cuando Fernando VII volvió a España a principios de 1814, no buscó llegar
directamente a Madrid para encontrarse con los diputados que formaron las Cortes de Cádiz,
sino que varió el itinerario (Zaragoza-Valencia) y demoró su llegada a Madrid para buscar
apoyos a la vuelta de la monarquía absoluta. El “Decreto de Valencia” es el primer anuncio de
las intenciones políticas de Fernando VII y abre la primera etapa política (1814–1820) de su
reinado, marcada por la vuelta al Antiguo Régimen y la persecución a los liberales.
3.- Responda a la siguiente cuestión: Fernando VII: Absolutismo y liberalismo.
La Restauración de Fernando VII
Tras el Tratado de Valençay en diciembre de 1813, Fernando VII se preparó para regresar a un país donde
gobernaban unos principios políticos completamente contrarios a sus convicciones absolutistas. Como ya
se ha dicho, el monarca demoró su regreso a Madrid tanteando la situación ante la cada vez más evidente
debilidad de los liberales en el interior del país. Fernando VII entró en España el 22 de marzo de 1814,
recibido por continuas aclamaciones populares y absolutistas (Manifiesto de los Persas). Finalmente,
Fernando VII el 4 de mayo de 1814 firma el decreto que comentamos, lo que supuso el restablecimiento
del absolutismo.
El Sexenio Absolutista (1814-1820)
La labor del gobierno de Fernando VI se centró en la represión de los enemigos de la restaurada
monarquía absoluta. Más de doce mil “afrancesados” tuvieron que exiliarse del país y se inició una dura
persecución contra los liberales. Muchos militares, entre ellos antiguos héroes de la guerra de la
Independencia, optaron por las posturas liberales y para hacer frente a la represión se integraron en
sociedades secretas de ideología liberal como la masonería. Estos militares protagonizaron diversas
intentonas de golpe militar o pronunciamiento: Espoz y Mina en 1814, Díaz Porlier en 1815, Lacy en
1817… Todos los intentos de golpe fueron duramente reprimidos.
El Trienio Liberal (1820-1823)
Finalmente, el pronunciamiento liberal de Riego terminó por triunfar y proclamó la Constitución de 1812.
Tras diferentes avatares la insurrección se generalizó. El 9 de marzo de 1820, Fernando VII, atemorizado,
juró la Constitución de 1812. Por primera vez, se aplicaba la Constitución en una situación de paz y con el
monarca en el país. Fernando VII, convencido absolutista, trató de obstruir desde un principio la labor de
los gobiernos liberales y el normal funcionamiento constitucional. Al mismo tiempo, se producirá la
escisión de los liberales: por un lado, los “doceañistas” (moderados) pretenderán modificar la
Constitución buscando una transacción con el Rey. Para ello, defendieron la concesión de más poder al
monarca y la creación de una segunda cámara reservada a las clases más altas. Por otro lado, los
“veinteañistas” (progresistas o exaltados) pedían simplemente la aplicación estricta de la Constitución de
1812. La división de los liberales introdujo una gran inestabilidad política durante el Trienio.
Los liberales en el poder durante el Trienio van a aplicar una política claramente anticlerical: expulsión de
los jesuitas, abolición del diezmo, supresión de la Inquisición, desamortización de los bienes de las
órdenes religiosas... Todas estas medidas trataban de debilitar a una poderosísima institución opuesta al
desmantelamiento del Antiguo Régimen. Alentados por las conspiraciones del rey y espoleados por la
grave crisis económica pronto surgieron movimientos de protesta contra el gobierno liberal en Madrid.
La contrarrevolución realista, animada por el clero y la nobleza, se concretará en la aparición partidas de
campesinos fuertemente influenciados por la Iglesia en el País Vasco, Navarra, Aragón y Cataluña
(Regencia Suprema de España en Urgell).
El fracaso de la Regencia de Urgell hizo evidente para Fernando VII y los absolutistas que la única salida
para acabar con el régimen liberal era la intervención de las potencias absolutistas europeas. Así, reunidas
en 1822, las potencias europeas acordaron la intervención en España. El 7 de abril de 1823 un ejército
francés, conocido como los “Cien Mil Hijos de San Luis”, entró y repuso como monarca absolutista a
Fernando VII.
La Década Ominosa (1823-1833).
El mismo día en que Fernando VII fue liberado por los Cien Mil Hijos de San Luis promulgó un decreto
por el que anulaba todo lo legislado durante el Trienio: se volvía al absolutismo y al Antiguo Régimen.
Inmediatamente se inició la represión contra los liberales Riego fue ejecutado en Madrid y se crearon
Juntas de Fe que ejercieron la función inquisitorial y represiva. Pese a la represión, las conspiraciones
militares liberales continuaron (Torrijos). Uno de los pocos factores positivos de esta última década
absolutista fue la reforma de la Hacienda emprendida por el ministro López Ballesteros.
A partir de 1830, Fernando VII inició una leve apertura reformista, que provocó la división de los
absolutistas en dos bandos: los que apoyaban a Fernando VII (más moderados) y los “apostólicos”, más
exaltados, que darán lugar a los carlistas (movimiento de los agraviados en Cataluña). La muerte de
Fernando VII en 1833 provocará el enfrentamiento abierto entre ambos bandos.
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