Celebrando La Vida del Beato Papa Juan Pablo II “Obispo y Cardenal” “Es la tarea de la Iglesia, de la Santa Sede, y de todos los párrocos, de pelear a favor del hombre, con frecuencia contra el hombre mismo.” El momento decisivo en la vida del Padre Wojtyla llegó cuando fué ordenado Obispo en septiembre de 1958, y nombrado Obispo auxiliar al Arzobispo de Krakow. En octubre de 1962 fué el miembro más joven en la primera sesión del Concilio Vaticano Segundo. Durante esta sesión, el mostró un interés especial por la libertad de religión. Al año siguiente fue designado arzobispo metropolitano de Krakow. El Arzobispo Wojtyla aplicó los decretos del Concilio, y gobernó su diócesis en las difíciles condiciones creadas por el gobierno comunista de Polonia. Descrito como “recto pero flexible,” y un reformador moderado, una de sus primeras acciones fue traer el ícono de Nuestra Señora de Czestochowa a su diócesis donde fue venerada en ciento veinte parroquias de la diócesis, invariablemente en presencia del arzobispo, el cual unos meses antes había sido nombrado cardenal. A partir de entonces, el nuevo cardenal comenzó a viajar extensamente; visitando grupos de polacos en muchos países, asistiendo reuniones, congresos eucarísticos, sínodos locales, y dando conferencias. En octubre de 1971, mientras participaba del Sínodo de Obispos en Roma, el Cardenal Wojtyla asiste a la beatificación del Padre Maximiliano Kolbe, quien, en el campo de exterminación de Auschwitz había ofrecido su vida a cambio de la de un padre de familia a quien iban a matar. El Cardenal Wojtyla, como arzobispo de la diócesis de Krakow – en el territorio donde yace Auschwitz, recordó el sacrificio del Padre Kolbe con profundas y sentidas palabras: “En un momento cuando muchos sacerdotes en todo el mundo cuestionaban su propia identidad, el Padre Maximiliano se hace presente en nuestro alrededor para responder, no con discursos teológicos, pero con su vida y con su muerte, y como maestro para dar testimonio del más grande amor. El heroísmo no está, ciertamente, al alcance de todo el mundo, ¿pero no es una derrota dejar de aspirar al mismo?” Pocos cardenales podían tener tanta experiencia internacional en tan poco tiempo. Su doctrina, su espiritualidad, y su celo pastoral fueron grandemente apreciadas por el Papa Pablo VI; tan cierto es, que en marzo de 1976, lo llamó a predicar los Ejercicios Espirituales en la Capilla Matilde. El Cardenal Wyszynski explicaba que el propósito el Cardenal Wojtyla era: “proveer el servicio de la Palabra de Vida al Vicario de Cristo y sus más inmediatos colaboradores.” Extraído de la Revista “Limited Collector’s Editions” de American Media, Inc.