Hoy, las instalaciones del Sancho Ramírez se encuentran

Anuncio
San Lorenzo 37
Diario del AltoAragón - Lunes, 10 de agosto de 2015
co de España y Correos, el Ayuntamiento mantiene el cuartel de
San Juan o de Pedro I y busca terrenos para edificar otro nuevo y
moderno. De esta búsqueda nacería el cuartel de Alfonso I, en
terrenos que la ciudad cedería,
según acta de 1893. Después de
varias vicisitudes, el cuartel sería definitivamente construido,
frente a la estación de ferrocarril,
en tiempos de Primo de Rivera,
como cuartel de Infantería. Tras
una larga trayectoria, de más
de ochenta años, en la que sus
ocupantes fundieron su historia
con la de Huesca, el 5 de julio de
2006, se daba el visto bueno para el derrumbe de los 25 edificios
que lo componían.
En las primeras décadas del siglo XX llegaría a Huesca el Regimiento de Infantería nº 72, que
con los sucesivos nombres de
Rgto. 20, Rgto. Valladolid 20,
Rgto. Nº 3 de la 1ª Agrupación de Montaña o Rgto. Valladolid 65, se encarnaría
en Huesca, de tal manera
que muchos de sus componentes mezclaron su
sangre con la de familias
de pura ascendencia oscense. Ya en los años de
la guerra y posteriores,
el Valladolid, instalado en el
cuartel de Alfonso I, tendría que
compartir alojamiento con el Regimiento de Artillería de Campaña Nº 29 hasta que en 1953, con
la inauguración del Sancho Ramírez, la Infantería ocuparía éste, quedando el Alfonso I como
cuartel de Artillería. El cuartel de
Pedro I alojaría a la Plana Mayor
de la 13 agrupación, que tenía
sus unidades desplegadas por el
Pirineo en labor de represión del
bandolerismo.
En el momento álgido de la
fuerza militar en Huesca, estuvieron ocupados el cuartel de
San Juan con la citada Agrupación 13, el Alfonso I con la Artillería y el grupo Logístico, el
Sancho Ramírez con la Infantería, más los ingenieros que llegarían en 1965, el Ramiro II, con la
Zona de Reclutamiento, la casa
de Lapetra en la calle de Zaragoza, que albergaba la Jefatura de
la División 52 de Montaña y el
Gobierno Militar, hasta su traslado a la calle Rioja, después de
haberse contemplado la posibilidad de hacer un Gobierno Militar de nueva planta en la plaza de
Cervantes, junto al Gobierno Civil. Todo ello con los correspondientes puntos de instrucción en
Patio del cuartel Sancho Ramírez
Hoy, las instalaciones
del Sancho Ramírez
se encuentran
subempleadas
los campamentos de Igriés para la Infantería y de Graus para los artilleros. Durante mucho
tiempo la fuerza en revista rebasó muy cumplidamente los mil
hombres y en algún momento
los tres mil.
El último de los cuarteles, el
que hoy está también abocado
a cerrar su portalón, el cuartel
de Sancho Ramírez, se construyó después de la guerra civil en
terrenos próximos a la carretera
de Barbastro. El 25 de mayo de
1946, el alcalde don José María
Lacasa firmaba el acta notarial
de cesión gratuita de terrenos
por parte del ayuntamiento. En
1953, el Regimiento de Cazadores de Montaña número 3 ocupaba las nuevas instalaciones
reuniendo en Huesca los tres batallones que lo componían y que
estaban distribuidos entre Zaragoza, el Valladolid VII, en Sabiñánigo, el Tarifa IX y el hasta
entonces ubicado en el cuartel
de Alfonso I, Gerona VIII.
Tenía el nuevo cuartel unas
magníficas instalaciones y un
campo de deportes que fue mejorando con el tiempo hasta llegar
a la construcción de una piscina para uso de la tropa y unas
Proyecto de instalaciones deportivas que no llegaron
a construirse por falta de presupuesto
Vista del patio del cuartel desde una de sus galerías
pistas de atletismo que fueron
utilizadas igualmente por clubs
de la ciudad, hasta que el Ayuntamiento construyó las propias.
Las canchas de baloncesto, hockey y balonmano, así como un
tatami de judo, permitieron,
además de una buena preparación física de los soldados, mantener equipos federados que
contribuyeron a la buena relación de la tropa con la población civil. El arquitecto oscense
Eduardo Cuello, haciendo su
servicio militar, a instancias de
sus superiores, redactó un ambicioso proyecto de recinto deportivo, que no llegó a realizarse por
falta de presupuesto.
Hoy, las instalaciones del Sancho Ramírez, por las que muchos
oscenses pasaron en sus años
mozos, se encuentran subempleadas, con una guarnición que
apenas sobrepasa los doscientos
hombres. Dejando aparte las razones tácticas y organizativas de
los órganos decisorios, que escapan a nuestra consideración,
quizás sea este grado deficiente de empleo de las instalaciones, con el desequilibrado gasto
que ello supone, una de las causas que impelen a su cierre. Pero ese último baluarte en pie, de
la vieja fortaleza, se resiste a la
rendición. Y, quizás, la petición
unánime de la ciudadanía, que
siempre hizo bueno su lema de
“Urbs Victrix”, pueda hacer que
el equilibrio se restablezca con
el destino a Huesca de alguna
unidad de mayor fuste, desgajada de campamentos superpoblados. ¿Quién sabe…?
Descargar