La Bota Zurda “…Quizás se nos fue de las manos…Una vez más la historia ha demostrado que la dialéctica marxista es verdaderamente atroz y sangrienta, no podemos aplicar métodos tan deshumanizantes en nuestros días. El año 2.150 es el tan ansiado fruto de siglos de perseverante capitalismo y es mi obligación moral hacer público mi rechazo a lo que empezó en Nueva York hace días atrás. Hace horas no más, que acabo de recibir información de que Sâo Paulo está bajo el fuego de los insurgentes, y que pronto cederá también Singapur City. Toronto ya llora sus muertos. La gran pregunta del momento es: ¿caerá el orden mundial ante este acontecimiento foquista de características sin precedentes?, mi opinión es que éste flujo sangriento que está manchando La Tierra, tiene características menstruales, ya que con él, arrastra las impurezas del organismo que le dio vida… ¿Eh?... ¿Perdón?... ¿Qué?... ¿Qué?...”. Éstas fueron las últimas palabras del Dr. Ian Jensen al proclamar su discurso de agradecimiento tras recibir el Premio Nobel de la Paz ante un auditorio netamente local, muy hogareño y excesivamente nórdico. Ignorando todas las advertencias de que no lo hiciera, es más, media hora antes su amigo sueco de toda la vida le aconsejó que piense seriamente en subir al tablado de Estocolmo. Un ejército de auxiliares de seguridad invadió el escenario apresuradamente. La Gala de Entrega de los Premios Nobel del 2.150 fue suspendida, y Jensen escoltado por un pasillo interior de seguridad que desemboca en un reducido patio, donde lo aguardaba una azabache limousin blindada. Seguridad vestía como siempre de negro. En medio de las corridas y el caos, es tomado de un brazo por dos agentes y empujado 1 dentro del asiento trasero del vehículo, uno de ellos lo aborda y toma posición a su lado; el otro se pierde entre la maraña de agentes de Seguridad, que al advertir la maniobra tratan desesperadamente de ingresar a la limousin. Pero ya es demasiado tarde, el blindaje de las puertas fue accionado por el chofer al momento que se daba vuelta, subiéndose los Rayban con el índice y escrutándolo con unos ojos excesivamente rasgados, proclama: – ¿Dr. Ian Jensen? En su momento fue advertido, ¿por qué no hizo caso? Jensen, con el rostro desencajado por el desconcierto, miró al que tenía a su lado que sonreía mórbidamente reluciendo su amarillenta dentadura rematada por dos piezas de oro dental, al tiempo que sacaba una granada sin seguro y se la introducía dentro de sus pantalones. –“Serás esclavo de tus palabras y amo de tus silencios”, – sentenció el suicida conductor, mientras lo filmaba con una camarita digital. Inmediatamente una explosión conmocionó las instalaciones de la Real Academia Sueca dando inicio a “La Toma de Estocolmo”. Fue el último acto quirúrgico de la célula escandinava, la tan esperada señal, el preludio del caos nórdico; ansiosamente esperado por el proletariado del Norte Europeo. No sólo la Venecia sueca sucumbía, Hong Kong, Cantón y Beijing caían en manos del remanente chino. Las imágenes de la televisión mostraban un París en llamas, por Les Champs Elyses marchaban botas con punta de acero, esas que usan los trabajadores, no las militares. ¡Botas Zurdas! Gritaron por Londres los noticiosos lacayos del sistema capital. Sajonia y Baviera sucumbían ante un vómito contenido por siglos en el buche del proletariado alemán. Una tras otra las grandes metrópolis caían como fichas de dominó, ya no se hablaba de “masas”, sino que el concepto se respiraba mejor cuando se lo denominaba simplemente “La Masa”. 2 La Masa que encontró los ingredientes perfectos para una revolución a escalas mundiales sin parangón en toda la bendita Historia de este cansado y gruñón planeta: Se poseía la cultura y la formación suficiente para que el pueblo se emancipe de tal forma. Tampoco no nos podemos olvidar que en esos años, no era raro encontrar un ciudadano caminando por las calles de Dehli o Los Ángeles, con algún tipo de arma termonuclear en el bolsillo de pantalón. Las armas habían experimentado un quiebre en su historia, que fue el del fácil acceso por parte de la población. Acontecimiento que sería aprovechado por grupos vanguardistas de todo el globo para atacar el sistema reinante, ahí donde más duele, las grandes ciudades. Envalentonados por el poder y la inmensa cantidad de adherentes, en una especie de foquismo galáctico. Finalmente, el condimento principal que estaba servido en bandeja de plata: un capitalismo verdaderamente heterogéneo y de envergadura mundial, el cual ya venía gobernando salvajemente a Gaia desde algunos siglos lejanos y turbios. La prole mundial reaccionó por fin. Ésta vez La Historia tendrá que escribir un nuevo discurso entre el viejo Amo y el cansado Esclavo. Toda la otrora impensable África capitalista, desde el Cabo de Buena Esperanza hasta Ceuta y Melilla era un espanto. El mismo y emblemático Kuwait City se ahogó en el desierto mesopotámico retorciéndose de dolor y consternación. Los burgos suizos de Ginebra y Lucerna resistieron heroicamente dentro de sus cajas fuertes, rodeados de claves de seguridad pertenecientes a los más despiadados capitalistas de turno. Pero sólo fue la lenta y predecible agonía de los últimos bastiones de la burguesía condenada. Moscú enorme, inmenso, no pudo… ¿Qué diría el arquitecto argentino Pelli, al ver a las torres 3 Petronas reducidas a humeantes escombros malayos en la exótica Kuala Lumpur? ¿Nacerán nuevas rosas en un Tokio sumergido en sangre y radiación? La francoamericana estatua de La Libertad, involuntariamente despegó sus pesados pies de la isla de los Inmigrantes, para zambullirse en el descanso atlántico, eterno… –– ¿Y AHORA QUÉ?–– ¡Los saudíes leen La Biblia junto a El Manifiesto Comunista! ¿Nos acostumbraremos, sin condicionamientos? ¿Quién ocupará tú lugar? ¿Será más equitativa la repartición de la riqueza? Los pilares que sostienen ésta revolución, ¿se mantendrán firmes? El pensador francés marxista y defensor del foquismo Philippe Noris, hablaba de la ausencia absoluta de clases sociales. ¿Será eso posible en el año 2.150?, ¿o estaremos siendo testigos históricos del fin de una era más y el comienzo de un tan mentado socialismo mundial? ¿Qué haremos con los indeseables residuos producidos por los efectos colaterales como el nacionalsocialismo y la anarquía, que seguro intentarán ganar las calles, aprovechando el caos producido por el traumático cambio? ¿Experimentaremos un nuevo estancamiento cubano a nivel mundial, o una sucesión de cambios constantes al mejor estilo chino? El analista social y reconocido estadista político Carrizales, recalcaba a viva voz que esto no es lo que Marx soñó… –– ¿Y AHORA QUÉ?–– FIN EL CHUZZO 4 5