IGLESIA ORTODOXA Auténtica Iglesia de Jesucristo

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IGLESIA ORTODOXA
Auténtica Iglesia de Jesucristo
RECUENTO HISTORICO.
La Iglesia Ortodoxa es la Iglesia que Jesucristo estableció en el mundo
en sus Apóstoles y estos la llevaron a todos los confines de la tierra. La
palabra Iglesia es de origen griego y la encontramos en la Sagrada
Escritura refiriéndose a la reunión de los fieles en asamblea ( viene del
verbo convocar o llamar ).
Cristo fundó la Iglesia como depositaria de la gracia y de los medios de
salvación; su finalidad es la de continuar la obra de que los hombres
alcancen el Reino de Dios por la Misericordia Divina, y una conducta
santa ayudados por los Sacramentos. S. Juan 3, 16-17.
Los miembros de la Iglesia serian los que mediante la predicación de
sus Apóstoles, creyeran en Él y fueran bautizados ( S. Mateo 28, 19-20;
s. Juan 3,3 : S. Marcos 16,16 ). Además, Cristo estableció una autoridad
para dirigir la Iglesia en los Apóstoles elegidos por Él, y esa autoridad
pasa de los Apóstoles a los Obispos como Sucesores de ellos por el
Sacramento de la Ordenación Sagrada. ( S. Lucas 10, 16; S. Mateo 17,
18; Hechos de los Apóstoles 20, 28; 1a. Timoteo 2, 3; Tito 1, 7 ).
Palestina es la cuna del Cristianismo, donde Jesús nació, vivió, actuó,
predicó, fue crucificado, resucitó y subió a los cielos, obrando allá la
redención del género humano.
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En Pentecostés, envió el prometido Espíritu Santo a sus Apóstoles,
quienes, junto con la Santísima Virgen María, las mujeres y los
hermanos reunidos, perseveraban unánimes en oración ( Hechos 1,
13,15 ). Esta es la primera comunidad de los creyentes en Jesús, es
decir, la primera Iglesia Cristiana.
Todos los Apóstoles recibieron en igual medida el mandato de Jesús.
Desde Jerusalén, el Evangelio fue predicado por los Apóstoles en todos
los países vecinos. En la ciudad de Antioquía, la gran ciudad de Oriente,
a los creyentes se les empezó a denominarles con el nombre de
“cristianos “ , seguidores de Cristus o Crestus. Al inventar este apodo ,
los gentiles de Antioquía tomaron el título de “ Cristo “ = Ungido, como
un nombre propio.
Luego, los Apóstoles y discípulos del Señor llevan la Buena Nueva a
todos los grandes centros del mundo, incluyendo Roma, la capital del
Imperio Romano, en donde San Pablo formó la primera comunidad a la
que saluda en su Epístola a los Romanos (capítulo 16 ). A medida que
viajaban y predicaban, iban estableciendo Iglesias, a cuyo cargo, por la
imposición de las manos y la invocación del Espíritu Santo, dejaban un
Obispo como sus sucesores en la dirección y gobierno de esa Iglesia.
La Doctrina Cristiana fue revelada de viva voz a los Apóstoles por el
Divino Maestro, Nuestro Señor Jesucristo. Esta revelación oral fue
transmitida en el seno de la Iglesia de generación en generación a todos
los que estaban unidos por la Caridad ( amor ), la Fe y la Esperanza. Ella
forma la TRADICIÓN de la Fe Ortodoxa.
Los fundamentos de las enseñanzas del Salvador fueron escritos por los
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Los Apóstoles y Evangelistas ( de los Evangelistas dos fueron Apóstoles )
y confiados a la Iglesia que, determinando los textos verdaderos, los
reunió con el nombre de “ Libros del Nuevo Testamento “. Los libros del
Antiguo Testamento que la Iglesia determinó también cuales eran los
que se podían recibir como verdadera Palabra de Dios, junto con el
Nuevo Testamento, forman lo que conocemos como Sagrada Biblia, ( la
palabra Biblia significa libros ).
Tenemos, pues, dos corrientes espirituales que se remontan a la misma
y única fuente de la Palabra revelada: la Tradición oral, conservada en
la Iglesia, y la Palabra inspirada de Dios contenida en los Libros
Canónicos.
La Revelación que hemos recibido de Cristo, Salvador y Redentor es
definitiva, no existe otra revelación conforme a la Verdad, únicamente
Cristo, Palabra del Padre, el Logos de Dios.( Logos quiere decir Palabra )
Los primeros siglos del Cristianismo no fueron fáciles. El Nuevo Mensaje
que enseñaba la fraternidad y el amor, era completamente extraño al
mundo de entonces. El Judaísmo y el paganismo no solamente no
aceptaron la enseñanza de Cristo, Dios hecho Hombre, sino que la
combatieron. Así como los gobernantes desde Nerón ( A.D 54-68 )
hasta Diocleciano ( A.D 284-305 )desataron terribles persecuciones,
derramando la sangre generosa de miles de mártires que dieron
irrebatible testimonio de su Fe, haciendo crecer así el Árbol de la
Iglesia, y haciendo verdaderas las palabras de San Ignacio de Antioquía
“ sangre de mártires semilla de cristianos “. San Ignacio sufrió el
martirio a principios del siglo ll, alrededor del A.D 110. Tiene otra frase
hermosa sobre su propio martirio, diciendo : “ quiero ser molido por los
dientes de las fieras para ser trigo limpio de Cristo “.
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Con el advenimiento al trono del emperador de Constantino l, llamado
el Grande (A.D 306), el Cristianismo fue oficialmente reconocido,al
punto que la madre de Constantino, Elena, quien se convirtió en Santa
Elena, y el propio Constantino, de fueron de hecho sus principales
defensores.
La dirección de la Cristiandad desde sus comienzos, ha estado a cargo
de los Obispos, quienes son sucesores directos de lo Apóstoles por la
imposición de las manos en el Sacramento de las Órdenes Sagradas. Al
Obispo de más alto rango debido a la importancia de la región en
donde estuviera el centro de su distrito eclesiástico, se le dio el título
de Patriarca.
Por razones prácticas, la Iglesia fue organizada desde el principio en los
distritos eclesiásticos mencionados anteriormente : Jerusalén,
Antioquía, Roma, Alejandría y Constantinopla. “Jerusalén “, llamada la
Madre de la Iglesia, por ser en la cual Nuestro Señor Jesucristo predicó
y llevó a cabo la Redención del mundo entero. En la era apostólica esta
Iglesia estuvo presidida por el Apóstol San Jacobo ( Santiago ).
“Antioquia “, centro principal de Oriente, llamada la ciudad de Dios,
fundada por San Pedro y San Pablo, y de la cual San Pedro fue su primer
Obispo. “Roma “, fundada por San Pablo, primera capital del Imperio
Romano, y en la cual los Apóstoles San Pedro y San Pablo fueron
martirizados. “Alejandría “el principal centro político y cultural de
Africa. “ Constantinopla, fundada por el Apóstol San Andrés, y segunda
capital del Imperio.
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Cada uno de estos centros eclesiásticos tiene un Patriarca que preside
la Iglesia y un Sínodo Episcopal, esto es, un grupo de Obispos que
ayudan al Patriarca en su función de gobierno. Hoy podemos añadir
varios nuevos Patriarcados como el de Moscú, Georgia, Serbia,
Rumania y Bulgaria. Todos estos en comunión con el Patriarca de
Constantinopla ( hoy Estambul ) que es quien aparece como
representante máximo de la Ortodoxia debido a cuestiones históricas
que rebasan las posibilidades de esta información, pero, a la vez,
aunque tiene ciertas prerrogativas especiales, no tiene más autoridad
que los otros Patriarcas .
De la misma manera, ha gozado del privilegio de “Autocefalía “ la
Iglesia de Chipre, fundada por San Pablo y San Bernabé. El Primado de
esta Iglesia es un Arzobispo quien también tenía ciertas atribuciones
temporales, (concedidas por el Emperador Justiniano ).
‘ Autocefalía “, Iglesia “ Autocéfala “ quiere decir que esta es una Iglesia
que tiene su propio Arzobispo, o Metropolitano, que no le responde a
ningún superior, pero, que a la vez está en comunión con la Iglesia que
le concedió tal independencia. Así, la Iglesia de Chipre, a la que le fue
concedida la autocefalía en el Concilio de Éfeso.
Todos los Patriarcas tenían iguales derechos, eran independientes en el
gobierno y administración de sus Iglesias y eran todos iguales entre si.
Todos los fieles de la Iglesia han estado unidos en una misma Fe, en la
misma recepción de los mismos Sacramentos y prácticas comunes.
Siendo Roma la Capital del Imperio, se consideraba a su Patriarca el
“primero “ entre iguales, siendo esto más bien un título de honor
solamente. Así lo vemos expresado en el 1er. Concilio Ecuménico de
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Nicea; en el Concilio de Constantinopla y en otros dos Concilios
Ecuménicos más del principio de la Iglesia.
Posteriormente, con el establecimiento de la Capital del Imperio en
Bizancio, se le dieron también honores similares al Patriarca de
Constantinopla.
La suprema autoridad de la Iglesia, para tratar los problemas de índole
general y de doctrina, fue, y sigue siendo el Concilio Ecuménico. ( Su
ecumenicidad debe ser reconocida por la conciencia de toda la Iglesia ).
Para resolver situaciones generales, o tomar acuerdos en circunstancias
contingentes de la Iglesia Ortodoxa en su totalidad, se convocan
entonces las Conferencias Pan-Ortodoxas en las que están
representadas todas las Iglesias Autocéfalas. La primera de ellas se
celebró en 1923 en la misma Constantinopla; después se han celebrado
otras, por ejemplo en Rodas ( Grecia ) y en Ginebra ( Suiza ) en las que
se trataron materias relacionadas con la acción de la Ortodoxia en el
mundo de hoy y particularmente la función de la Iglesia en el
Ecumenismo.
Además de las persecuciones de los primeros siglos, la vida de la Iglesia
se vió grandemente perturbada por las herejías, es decir,
interpretaciones desviadas y opuestas a la verdad que la Iglesia
enseñaba. Primeramente aparecieron algunas de origen judaizante;
luego las procedentes del gnosticismo y las antitrinitarias.
Para defender la Verdad y dar las correctas interpretaciones, además
de otras materias normativas eclesiásticas, fueron convocados los
Concilios Ecuménicos.
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El primer Concilio Ecuménico fue convocado por el propio Emperador
Constantino en la ciudad de Nicea, el 325 A.D; en este Concilio fue
condenado el arrianismo, herejía que negaba la completa Dignidad de
Cristo; también en este Concilio fue compuesta la primera parte del
Credo o Símbolo de la Fe, que en pocas palabras expresa claramente la
Fe y la Doctrina Cristiana. Este Credo fue completado en el Segundo
Concilio Ecuménico celebrado en la ciudad de Constantinopla en el 381
A.D, es por eso que se le denomina como Credo NicenoConstantinopolitano. Este Credo es obligatorio para toda la Iglesia
Cristiana, y como lo establecieron los Santos Padres en el tercer
Concilio Ecuménico celebrado en la ciudad de Éfeso en el 431 A.D, en el
Canon o Artículo 7, nadie, bajo pena de excomunión, puede cambiar,
añadir o quitar ninguna de sus palabras. Además, el segundo Concilio
formuló la organización visible de la Iglesia, estableciendo la posición
de las grandes sedes Patriarcales, y también condenó la herejía del
macedonianismo, que sostenía que el Espíritu Santo es una creatura.
El tercer Concilio Ecuménico que se celebró en la ciudad de Éfeso como
ya se dijo, condenó la herejía del nestorianismo, que decía que había
una independencia entre el Cristo Dios y el Cristo Hombre. Este Concilio
estableció también la enseñanza de la Iglesia respecto a María
Santísima denominándola como “ Teotokos “ Madre de Dios, pues
Cristo, su Hijo, es verdadero Hombre nacido de Ella y también es
verdadero Dios.
El cuarto Concilio se celebró en Calcedonia, el 451 A.D; este concilio
condenó la herejía del monofisismo que sostenía una sola naturaleza en
Cristo, y, además, dio al Patriarca de Constantinopla el mismo rango de
honor que al de Roma como está mencionado anteriormente.
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El quinto Concilio se celebró en Constantinopla ( # 2 ), el A.D 533; este
concilio condenó cierta literatura de índole nestoriana y conciliatoria
con los monofisitas. El sexto Concilio se celebró también en
Constantinopla ( # 3 ) el A.D 580 y condenó la herejía del monotelismo;
esta herejía propugnaba que en Cristo había una sola Voluntad. El
séptimo Concilio se celebró en Nicea ( # 2 ) condenando a los
iconoclastas ( personas que estaban en contra de la veneración de las
imágenes sagradas ) y confirmó esta práctica como una forma correcta
y piadosa del desarrollo de la Fe Cristiana.
Así es como en este periodo, la Iglesia aseguró su organización y
gobierno terrenal. Además, en el se expusieron y defendieron las
verdades básicas y los elementos del culto Ortodoxo por los Padres y
Doctores participantes en esos Concilios.
La Iglesia sobrellevó y soportó sus penurias por el esfuerzo de sus
defensores, quienes ofrecieron su sangre, expresaron su Fe, y vivieron
los principios morales de su religión recibida de los Apóstoles. Muchos
escritores nos legaron monumentos de la Fe en sus escritos que
estudiamos hoy todavía y que se estudian en Universidades y
Seminarios. Inicialmente los Apóstoles y discípulos escribieron el
Nuevo Testamento; luego los Padres Apostólicos (discípulos de los
Apóstoles ) siglo l, y los Apologistas ( Defensores de la Fe ) siglo ll
defendieron y expusieron diversos aspectos de la Fe Cristiana.
Posteriormente fueron apareciendo las distintas escuelas teológicas,
destacándose entre estas las de Asia Menor en Edesa ( siglo lll ); la del
norte de África en Cartago de África ( siglo lll ); la de Alejandría ( siglo
lV), a la cual pertenecieron los Padres Capadocios además de otros
distinguidos teólogos de la época, y también la escuela de Antioquía en
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el mismo siglo lV cuyo más distinguido y eminente predicador fue San
Juan Crisóstomo ( boca de oro ) quien llegó a la sede de Constantinopla.
Entre el siglo X y el Xl, la cristiandad iba a experimentar una de sus más
grandes tragedias: El Gran Cisma.
Causas: La tesis de la Iglesia de Roma sosteniendo la supremacía de su
Obispo sobre toda la Iglesia. La interpolación ( añadidura ) del término
“ Filioque “ ( latín : que procede del Padre y del Hijo ) refiriéndose al
Espíritu Santo en el Credo que había sido redactado y aprobado como
se ha explicado en los Concilios Ecuménicos de Nicea y Constantinopla l
cómo en el de Éfeso se proclamó que no se añadiera ni quitara nada
bajo pena de excomunión. Además Roma avaló otros cambios
doctrinales y litúrgicos que juntamente con otras razones políticas
marcaron la diferencia entre Oriente y Occidente.
Por fin, el 6 de Julio del año 1054, el Cardenal Humberto d’Silva, el
Arzobispo Federico de Lorraine y el Obispo Pedro de Amalfi expidieron
la Bula de excomunión por parte del Patriarcado de Roma contra el
Patriarca de Constantinopla Miguel Cerularios; por su parte, el
Patriarcado de Constantinopla en comunión con los Patriarcas de
Antioquía, Jerusalén y Alejandría excomulgaron al Patriarca de Roma.
De esta manera, la Una, Santa, Catolica y Apostolica Iglesia de
Jesucristo fue dividida en ; la Iglesia de Occidente y la Iglesia de Oriente.
La desafortunada división de la Cristiandad se complicaría siglos más
tarde pues, en Occidente, a partir del siglo XVl, vendría otro
desmembramiento con motivo de la llamada Reforma Protestante que
comienza con Martín Lutero y ya en su propio tiempo surgen más
grupos separados del originario. El Cristianismo Occidental se presenta
así enormemente dividido en materia doctrinal.
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Ante este terrible cuadro de cristianos desunidos, la Iglesia Ortodoxa,
adolorida por la separación de sus hermanos que reconocen a Cristo
como Salvador y Redentor del género humano, reza siempre por la
unión de todos en la verdadera Fe, transmitida por Nuestro Señor, los
Apóstoles y los Padres de la Iglesia.
La verdadera Doctrina Cristiana, heredada de Cristo y sus Apóstoles fue
preservada, intacta, en el Oriente Cristiano.
La misión natural de la Iglesia es propagar el Evangelio y expandir sus
fronteras. La función primera de ella es la misión y conversión de vida
del mundo. Es así como los primeros Patriarcados, continuando la obra
de los Apóstoles y discípulos de Cristo, han expandido la verdad
cristiana, primero en los Balcanes: los Serbios, Croatas y Dálmatas
fueron convertidos y, posteriormente, los eslavos, los moravos, los
búlgaros y los ucranianos.
Con el devenir de los siglos otras misiones fueron organizadas, y es así
como se alcanza a China, a Japón, a las tierras nórdicas de Europa, a
Alaska, América y el Sur de África, donde muchos que no conocían el
mensaje de Cristo, lo recibieron con naturalidad y amor.
Originadas por el esfuerzo misionero de los primeros Patriarcados, se
han establecido Iglesias locales ( algunas han alcanzado el tener
Patriarca al frente de ellas ) a otras se les ha concedido más tarde la
autocefalía o autonomía, lo que en ningún caso ha afectado la unidad
de la Fe, de la doctrina o de la vida sacramental de la Iglesia.
Como ejemplo tenemos las Iglesias de; Rusia, Grecia, Serbia, Rumania,
Georgia, Albania, Bulgaria, Polonia y Monte Sinaí, cada una tiene un
Primado y un Sínodo que asegura su unidad con las otras Iglesias. Los
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antiguos Patriarcados existen todavía sin perder su comunión entre sí,
ni alterar la unidad de la Iglesia. Algunas de estas Iglesias mencionadas
aquí, se convirtieron en Patriarcados ellas mismas con el transcurso del
tiempo y la Fe de sus pueblos como se especificó anteriormente.
Los Cristianos Ortodoxos se encuentran en todos los Continentes del
mundo contándose unos 300 millones de cristianos ortodoxos. No
obstante su independencia administrativa y diferencia de idiomas, sea
el castellano, inglés, portugués, árabe, griego, ruso, chino, japonés y
dialectos africanos, hindú, etc., todos tienen las mismas enseñanzas, la
misma tradición apostólica, la misma liturgia, con sus dos ramas, la
liturgia oriental y la liturgia occidental, los mismos Sacramentos,
servicios y practicas esenciales. Los fieles que pertenecen a cada una
de las Iglesias locales, no pertenecen en si a una Iglesia individual, sino
a la Iglesia Ortodoxa Universal. La Iglesia Ortodoxa es la Iglesia de Cristo
sobre la tierra, edificada sobre el fundamento de los Apostoles, la
Sagrada Escritura y la Santa Tradicion…recibida del mismo Cristo, de los
Apostoles y sus Discipulos.
Nuestra Iglesia a mantenido la cultura Heleno-Cristiana; el griego y el
árabe han sido sus idiomas originales, el segundo en el Asia Menor y
Egipto, en tanto que el primero en el resto de la Cristiandad. El griego
fue el idioma en que se escribió la mayor parte del Nuevo Testamento,
el que se usó para la predicación a los gentiles, el que usaron los
primeros Obispos, incluso en Occidente, en Roma y por los misoneros
en Francia e Inglaterra. El verdadero centro del Cristianismo fue el
Oriente griego y sirio. Varios siglos después Roma usaría el latín y los
rusos el eslavo.
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Después, a partir del siglo Xl, al avance de las hordas islámicas estos
capturaron la región suroeste del Imperio Bizantino, Búlgaros, Serbios y
Rumanos. Al mismo tiempo los feroces Tártaros cayeron sobre los
territorios rusos, amenazando la existencia de la civilización oriental y
su cristiandad. Aquí, la férrea resistencia de la Iglesia y su poder de
sacrificio por la Fe, tuvo un doble resultado: La Cristiandad Oriental
mantuvo su propia existencia y también logró que la cristiandad
Occidental quedara indemne.
En los siglos Xl. Xll y Xlll el occidente organizó siete expediciones
militares llamadas Cruzadas, cuya intención original era rescatar Tierra
Santa de manos del Islam. Este propósito tuvo el apoyo de los
Emperadores Bizantinos y defensores de la Ortodoxia. Pero, además de
sus intenciones originales, dado el fanatismo contra la Iglesia Ortodoxa,
atacaron también las sedes orientales e incluso los mismos Patriarcados
e incluso se volvieron contra la propia Capital Bizantina usurpando el
trono imperial. Bizancio volvió después a sus legítimos gobernantes
pero, no obstante ello, y ya debilitados físicamente, en el siglo XV
grupos étnicos y religiosos extraños, subyugaron a los pueblos de la
Ortodoxia, sin que estos contaran con la ayuda de Occidente.
En el siglo XlX, los ortodoxos, apoyados por la capacidad protectora
interior de su Iglesia, se liberaron de la opresión política y religiosa, en
la esperanza de una vida libre. En el siglo XX, el materialismo ateo
atacaría un baluarte importantísimo de la Ortodoxia, Rusia, y parte de
los Balcanes, pero estos valerosos pueblos han sabido sobrellevar y
mantener viva la llama inextinguible de la Fe, produciendo una legión
de mártires contemporáneos que, sin miedo, y con gran valor, nos han
dado un hermosísimo testimonio de la Fe Cristiana.
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A pesar de haber estado presente en el mundo occidental, el
conocimiento de la Fe Ortodoxa no es siempre adecuado, y las más de
las veces entraña prejuicios, especialmente religiosos, culturales y
políticos por la falta de la información adecuada.
Uno de los más comunes es creerla confinada a las culturas y pueblos
que ella ha tradicionalmente animado; otro, es confundirla con
elementos no cristianos.
Pero, por la gracia de Dios, en el siglo XX y lo que va del presente siglo
XXl, se ha visto a la Fe Ortodoxa Católica como una Iglesia llena de
vitalidad y santidad, situada en la continuidad apostólica y extendida en
el mundo entero y, dando así, fiel testimonio del mensaje evangélico
recibido y preservado en su más pristina pureza, como ella lo recibió de
Cristo, de sus Apóstoles y de los Santos Padres de la Iglesia de los
primeros siglos. Es por esto que a la Iglesia Ortodoxa recurren hoy
otras denominaciones cristianas, científicos y estudiosos, como a la
fuente auténtica y tradicional del Cristianismo.
La Ortodoxia no se dedica al proselitismo que va en contra de otras
denominaciones cristianas, lo que no significa que ella no sea misionera
como ya se ha visto que lo es a través de la historia. La Caridad y el
entendimiento mutuo han de ser las características y principios
comunes a todos los cristianos, sin importar cual sea la iglesia,
comunidad o denominación a la que pertenezcan. La Iglesia Ortodoxa
tiene siempre presente la Palabra de Dios en el Cántico a la Caridad, de
una muy profunda enseñanza y belleza, que nos dejó escrito aquel
instrumento del Señor que fue el Apóstol San Pablo, en el capítulo 13
de la Primera Carta a los Corintios: “ La Caridad es paciente, es benigna
y sin envidia. La caridad no es jactanciosa, ni se engríe, no es injuriosa,
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ni busca su propio provecho, no se deja llevar por la ira; olvida y
perdona, no se alegra de la maldad, sino que se complace en el bien,
todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. La Caridad
no deja de existir jamás. “ 1ª.-Cor. 13, 4-8.
El proselitismo entre cristianos es contrario a la Caridad, y aumenta
más y más las diferencias existentes entre las diversas denominaciones
Que deberían ser reducidas y reemplazadas por un entendimiento
mutuo, basado en el Cristianismo original, especialmente en los
tiempos difíciles que hoy se afrontan.
La Ortodoxia, Fe mayoritaria del mundo Cristiano oriental, en donde la
doctrina, la tradición y la liturgia del Cristianismo tuvieron su origen,
está consciente de los tesoros que posee y se los brinda a Occidente,
que no los conoce, y que más bien comienza a descubrirlos.
CARACTERÍSTICAS DE LA IGLESIA ORTODOXA.
Nuestro Señor Jesucristo ha fundado solamente una Iglesia. La Iglesia
Una, Santa, Católica y Apostólica, la cual hasta nuestros días está
representada por la Iglesia Ortodoxa. El significado de cada una de las
características enunciadas es a saber:
UNA : La Iglesia es “ una ‘ porque es un solo cuerpo espiritual, tiene una
sola cabeza: Jesucristo y está animada por un solo Espíritu de Dios, ver
(Efesios 4, 4-6; 1ª. Cor. 3,11; Efesios 1, 22-23 ). La unidad de la Iglesia se
expresa en la misma confesión de Fe, en la comunión, en las oraciones
y en los Sacramentos.
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SANTA : Es Santa como su fundamento, Nuestro Señor Jesucristo y
porque en ella mora el Espíritu Santo, que siempre la santifica ( S. Juan
14, 16 ).
CATÓLICA : ( Universal o Ecuménica ) ( del griego “ Katholikos” )
(Universal de Kata: conforme a; y olos: todos ). Porque su mensaje está
destinado a todos los fieles de todos los lugares, tiempos y pueblos,
porque no está limitada por ningún lugar, tiempo o pueblo, sino al
contrario, está abierta a todo el que quiera unirse a ella ( S. Mateo 28,
18 ).
Cabe decir de este término, que no es únicamente de carácter
geográfico, sino que trasciende el tiempo y el espacio y su doctrina es
permanente.
Esta expresión siendo propia de la Iglesia Ortodoxa, la emplean para
autodenominarse otras confesiones cristianas como la Iglesia de Roma
y la de Inglaterra. Pero su origen helénico les recuerda que usan el
término prestado de la Iglesia original, individida y ortodoxa.
APOSTÓLICA: Porque conserva sin interrupción la doctrina y la sucesión
de los Dones del Espíritu Santo, desde los tiempos de loa Apóstoles.
(Efesios, 2, 19-20 ).
Junto a las notas anteriores, nuestra Iglesia ha sido acreedora al
adjetivo de Ortodoxa ( del Griego Ortodoxo: Creencia verdadera ) ( de
Orthos; Recto ; y Doxa: Creencia, Gloria ) para señalar que en ella reside
la verdadera Fe, en armonía con las enseñanzas originales de Nuestro
Señor Jesucristo. El regulador de esta armonía y continuidad es Cristo
mismo, conforme a su promesa ( S. Mateo 28, 20 ; S. Marcos 16, 20 ). El
Espíritu Santo está en la Iglesia y la guía en la Verdad ( S. Juan XlV, 26 ).
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La ininterrumpida sucesión de los Obispos ha mantenido una
continuidad histórica y sacramental, que difícilmente otras
agrupaciones cristianas puedan reclamar fácil y justicieramente.
La concepción de la Iglesia en la Ortodoxia es teandrica, vale decir,
divina y humana, visible e invisible a la vez. Mas que una institución
terrenal o sistema social, ella es un ORGANISMO VIVO, que tiene a
Cristo como cabeza y es gobernada por una Jerarquía establecida por El
mismo desde los Doce Apóstoles quienes fueron los primeros Obispos..
UNIDAD EN LA FE Y EN LA CARIDAD.
La Santa Iglesia Ortodoxa es la Unidad en la Fe y en la Caridad, ( San
Ignacio de Antioquia) de todas las Iglesias ( locales ) que han
preservado la Ortodoxia, la Tradición de la Fe, el Orden, la Liturgia y la
Devoción, como fue confesada en el comienzo “ en todas partes,
siempre y por todos “.
Aun cuando históricamente sus territorios han sido orientales, después
del Gran Cisma, la Santa Iglesia Ortodoxa, rechaza enfáticamente la
idea de ser una expresión “ parcial “ u “ oriental “ de la Fe Cristiana. Al
contrario, la Iglesia, abierta al mundo entero, confiesa su Fe, plena y
Católica Universal; ella es la Iglesia, Una, Santa, Católica y Apostólica.
La Tradición de la Fe: Proviene de la Revelación Divina registrada en la
sagrada Escritura e interpretada por la Iglesia en la continuidad de su
Magisterio, por sus Concilios, Padres de la Iglesia, Doctores y Santos,
por su Liturgia y por toda su vida divinamente dirigida e inspirada. De
carácter normativo fundamental son las decisiones canónicas de los
primeros siete Concilios Ecuménicos, los Concilios locales, los escritos
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de los santos Padres, el testimonio de la tradición litúrgica e
iconográfica, y el consenso universal de doctrinas y prácticas.
La Tradición del Orden: Se basa en la continuidad ininterrumpida del
Ministerio Sagrado, específicamente afianzada en la Sucesión
Apostólica de los Obispos, que son, en cada Diócesis, los guardianes de
la plenitud de la Fe universal, y designados debidamente como
poosedores del Ministerio Sacerdotal, Pastoral, poder de Magisterio y
Autoridad en la Iglesia de Jesucristo. Su unidad expresa la unidad de la
Iglesia, su acuerdo es la voz del Espíritu Santo. Ellos gobiernan la
Iglesia, y en esto ellos son auxiliados por los Presbíteros ( Sacerdotes ) y
por los Diáconos. Ellos son ayudados, también, por todo el cuerpo de la
Iglesia , porque de acuerdo a las enseñanzas ortodoxas, todos los fieles
son encargados de ciertas resposabilidades para guardar la pureza de la
Fe en el marco de la Iglesia. El orden de la Iglesia se preserva en los
santos Cánones que constituyen parte integrante de la Tradición.
Aquí es importante hacer constar la cuestión del celibato sacerdotal
adoptado por la Iglesia de Roma, después de siglos de lucha dentro de
la Iglesia, rechazado por muchos aunque también aprobado por otros.
No es la intención de este folleto relatar toda la historia de esta
cuestión tan delicada, solamente hacer constar como ello fue otro
“cambio” dado en el Occidente cristiano en contra de las mismas
indicaciones bíblicas, que de hecho aprueban el matrimonio de los
clérigos, como bien claro lo resalta San Pablo en la 1ª Cor. Capítulo 9, 35; en 1ª.Timoteo, 3,1-13; y en Tito 1,3. La Iglesia de Roma, en vez de
seguir la Tradición de los otros Patriarcados originales que permitían a
los Sacerdotes y Diáconos y Sub-Diáconos casarse antes de la
Ordenación Sacerdotal, ( los Obispos si han de ser célibes de acuerdo
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con la misma Tradición desarrollada ) declara oficialmente en el
Concilio de Letrán en el año 1123 el celibato sacerdotal .
La Tradición Litúrgica: incluye los Sacramentos, Bautismo,
Confirmación ( Crismación), Eucaristía, Penitencia, Orden Sagrado ,
Matrimonio y Unción de los enfermos. Incluye también el orden de los
ciclos o servicios de oración: diarios, semanales y anuales; los ayunos y
cuaresmas y las festividades; la conmemoración y veneración de la
Madre de Dios, los Santos y los Ángeles; la veneración de los Santos
Iconos y Reliquias; las oraciones por los cristianos difuntos; la
santificación por medio de los ritos aprobados por la Iglesia y la
bendición e intercesiones de toda la vida humana como vida en Cristo.
Es también de suma importancia hacer notar en este momento la gran
visión de la Iglesia Ortodoxa para con las dificultades que se presentan
en la vida de las personas. La Iglesia, recogiendo las Palabras de
Jesucristo en el Evangelio de S. Mateo 18,18 “ Yo os aseguro, todo lo
que atéis en la tierra será atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la
tierra quedará desatado en el cielo “; comprende pues la Iglesia, que,
de la misma manera como el mismo Cristo dio el permiso para que un
matrimonio quede disuelto por causa de fornicación ( S. Mateo 19,9 ),
en el texto anterior le dio la autoridad para ayudar a aquellos
matrimonios que de ninguna manera hay posibilidad de reconciliarlos,
que puedan comenzar por separado una vida nueva contrayendo un
nuevo matrimonio. En la autoridad de la Iglesia, dada a ésta por el
mismo Cristo, la Iglesia autoriza las segundas nupcias cuando es
absolutamente necesario. Entendamos, la Iglesia está opuesta al
divorcio, lo condena, pero acepta determinadas situaciones como parte
de la vida de los hombres y trata de ayudar en lo que ella puede para
mantener una vida cristiana en las familias para beneficio de los hijos.
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La Tradición de Devoción: expresada principalmente en las vidas,
logros y enseñanzas de los santos, quienes dieron testimonio a la
presencia y acción del Espíritu Santo en la Iglesia, y son, por lo tanto,
nuestros guías y auxiliares en el camino hacia el Reino de Dios.
Todos los individuos, grupos o comunidades que rechazan parte o todo
de esta tradición, que la deforman o se desvían de ella, son ajenos a la
verdad de la Ortodoxia y no han de ser admitidos a los Sacramentos,
que son los signos de la plenitud de la Iglesia, como unidad de Fe y de
Caridad.
LA IGLESIA ORTODOXA : ALEGRÍA, GOZO Y ESPERANZA.
Nuestra Iglesia, en su significado religioso como en su connotación
secular, ha preservado fielmente, no sólo la ORTODOXIA, la catolicidad
y la conciencia de la Fe Cristiana original, sino que también el ETHOS, lo
fundamental de la enseñanza de Cristo, esto es: la ética del amor.
La Ortodoxia se presenta como la respuesta concreta, que nos fue
revelada desde el comienzo de la Fe Cristiana, frente a las ideologías y
credos conflictivos de nuestra época. Occidente sufre una serie de
dilemas tales como la oposición entre la naturaleza y la gracia, las obras
y la Fe, Sagradas escrituras y Tradición, clérigos y laicos, etc. Nuestra
Iglesia no tiene tales dificultades ni confusiones. Ella enfatiza una
revelación natural en armonía con la gracia revelada, la Fe y las buenas
obras.
Por otra parte, en contraste con el pesimismo y la falsa ansiedad, muy
extendida en algunas religiones, la Ortodoxia muestra su optimismo por
su concepción de la dignidad del hombre, por su doctrina de la
deificación de la naturaleza humana bajo Dios, y del amor del hombre
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hacia el hombre. El Evangelio de nuestra Iglesia es de resurrección, de
triunfo y de victoria. En la Ortodoxia el hombre no está solo.
El sistema de la enseñanza cristiana se basa en Dios como un ser
supremo de vida y existencia, y en el hombre como la imagen y
semejanza de Dios, obra maestra de su Creación, y en Cristo, que unió
lo divino con lo humano.
La doctrina cristiana es guía y orientación para el hombre mostrándole
el verdadero camino.
El cristianismo es un sistema espiritual de vida, pero ello no implica la
negación del cuerpo y el descuido absoluto de las necesidades
materiales. Más bien se trata de colocar cada elemento en su debido
lugar. Los progresos materiales deben ser encauzados adecuadamente
a fin de que por ellos se consigan buenos logros, y no conduzcan a la
violencia, ni a la deshumanización del hombre ni de la sociedad; ni a su
ruina, ni miseria espiritual, sino más bien, al progreso del género
humano, a una santa convivencia , y al Reino de Dios.
La eternidad es el fundamento de los valores que la vida humana
requiere para existir. El ser humano debe, pues, reanimar dentro de si
los valores eternos, para lo cual es necesario tener Fe en ellos y por
sobre todo una Fe profunda en Dios.
Una verdad axiomática y viva es que el Cristiansmo es un sistema
supremo de principios únicos a través de los tiempos y que se
construyen sobre la roca firme de la Fe. Además, es también un poder o
fuerza que emana de la Fe y torna la doctrina en vida, ( Ver: Hechos 18,
27 – 28 ; 2ª. Corintios, 3, 2 ).
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Frente a los fracasos de poderosos, fuertes y sabios de este mundo, el
cristianismo por medio del débil, del simple y del humilde muestra el
poder de la Fe, que es la única verdadera respuesta a la amenaza del
poder de destrucción, la única verdadera áncora de esperanza, a pesar
de las dificultades presentes pero que auguran un nuevo y mejor día.
La concepción del hombre como un ente psicosomático, hecho de
polvo y divinidad: “ algo menos que los ángeles ( salmo 8 ) y al mismo
tiempo “ es como las bestias que perecen “ ( salmo 49 ).
Pese a sus rebeliones, el hombre se restaura a través de Dios y de aquel
que tomó la naturaleza humana “ Jesucristo “. Este personifica la gracia
y el amor a la humanidad ( Tito cap. 3 )
El sacrificio de Cristo fue la suprema expresión de amor de Dios al
hombre, y por amor, todos los hombres son llamados a la resurrección,
a la nueva restauración que fue cumplida en la Resurrección de Cristo.
El hombre no es simplemente un animal luchando por la supervivencia
o un producto de un proceso evolucionario. El espíritu del hombre, su
habilidad para pensar y su capacidad creativa, indican claramente que
el hombre es único, diferente y superior al resto de las creaturas. El
hombre es llamado a la Teosis, a la deificación, pero preservando su
individualidad. Dios ama al hombre y busca, en retorno el amor de este
hacia su semejante. Cuando la Iglesia Ortodoxa se reúne para celebrar
la Eucaristía, los fieles se unen no solamente con Cristo Resucitado, sino
también entre ellos mismos, como miembros del Cuerpo de Cristo,
como hermanos, todos hijos de Dios en alabanza al Padre de todos.
La gran prédica de la Ortodoxia es el “amor “ ( 1ª.de S. Juan 4,20;
Romanos 13,8 ; S. Juan 3,16 ). Por eso la Ortodoxia ruega a los
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enemigos de la humanidad que se evite la lucha entre los hombres, a
fin de no destruir “ la obra maestra “ del Creador, el ser HUMANO,
puesto que nuestra Iglesia conoce y ha experimentado las
persecuciones, las brutalidades del hombre, y las terribles
consecuencias a que conduce el odio.
Ella se esfuerza por lograr la ayuda entre los hombres, los encauza para
obtener un desarrollo material y espiritual, a fin de alcanzar una vida
madura y feliz sobre la tierra y llegar a la deificación y santidad por la
gracia y la ayuda de Dios por Cristo.
La unidad y solidaridad entre los hombres, supone la aplicación de las
palabras del Apóstol San Pedro: “ Amémonos unos a otros desde el
corazón…..habiendo purificado nuestras almas por nuestra obediencia
a la verdad….por el Verbo de Dios que vive y permanece para siempre”
( 1ª.de S. Pedro 1, 22-23 ).
Caracteriza a la Ortodoxia una profunda espiritualidad sacramental,
portadora del Espíritu Santo; una decidida confianza en el Señor; una
firme lealtad a los Apóstoles y Padres de la Iglesia; una moral
fuertemente enraizada en la Biblia y en los Dogmas, y una liturgia de
gran significado teológico, y rica en expresividad dogmatica; una
liturgia que, además de la solemnidad, tiene la particularidad de llegar
íntimamente al corazón de todos: desde el más humilde, hasta el más
culto. Una participación y experiencia de la vida sacramental. Un
gobierno democrático y una coparticipación de los clérigos y fieles en
las comunidades locales; así como una participación junto a la
Jerarquía en la elección de los ministros eclesiásticos ( Obispos y
Sacerdotes ).
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La Iglesia Ortodoxa como institución es verdaderamente democrática,
no acepta un sistema autoritario.
Preserva el antiguo sistema de administración; ni uno de libertinaje o
anárquico que conduzca al individualismo. Nuestro sistema es de
libertad y disciplina, clérigos y fieles forman una unidad. Ellos, de una u
otra manera participan en la elección del clero. Ellos juegan un papel
muy importante en la administración de la Iglesia. Cada parroquia tiene
un Consejo o Comité de feligreses que asisten al presbítero, y cada
Diocesis tiene un comité representativo que ayuda al Obispo
Diocesano, llamado Consejo Superior o Diocesano.
Todos ocupan ciertas posiciones y trabajan juntos en la tarea
evangelizadora de la Iglesia. Todos son animados por los mismos
principios de vida espiritual, la misma Fe y Moral, y los mismos medios
de santificación y comunión con Dios.
La Ortodoxia ha cumplido la venerable labor de conjugar la autoridad
de Dios y la libertad del hombre en la formulación de las Doctrinas y
reglas canónicas. Ha asumido la gran tarea de, en la historia, mantener
el equilibrio entre la autoridad y libertad; la unidad y la autonomía
local: “ la unidad en la variedad “( imagen de la Trinidad ) que siendo un
solo Dios son Tres Personas distintas.
Nuestra Iglesia es un organismo vivo, que tiene a Cristo por cabeza, y es
la Iglesia fundada por Él en la Tierra, es la Cristiandad original y pura, es
el Cuerpo de Cristo en este planeta….. “ Columna y fundamento de la
verdad “ ( 1ª. De Timoteo 3,15 “). La Iglesia Ortodoxa de hoy pertenece
a Cristo, sus miembros tratan de vivir en Cristo, como Él fue revelado,
entendido y enseñado en la Iglesia original e individida.
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La vida cristiana no es solamente una confesión de Fe, sino también
una experiencia de Fe en Dios obrando a través de los principios
evangelicos que Cristo enseñó. No es creer en Cristo, sino creerle a
Cristo. El cristiano siente la compañía de la gracia de Dios, al practicar y
vivir los mandamientos y, especialmente, en la práctica de la nueva
alianza de amor en el nombre de su Fundaddor: Jesucristo. Donde
quiera que sea establecida la Iglesia, esta trabajará usando los mismos
medios: fortaleciéndose con la oración y practicando la caridad de
Cristo, a fin de mostrar a todos que la cristiandad no es la mera teoría
de un sistema o escuela, sino vida y experiencia en el resplandor del
Rostro de Cristo.
Todo lo dicho nos indica que la Iglesia Ortodoxa ha conservado la
Doctrina Cristiana original, y que podemos, por lo tanto, proclamar con
fuerza, con la firmeza que da la verdad, con la alegría de sentir al Señor
dentro de nosotros como Él mismo prometió que estaría con los que lo
amaran:
ESTA ES LA FE APOSTOLICA
ESTA ES LA FE DE LOS PADRES
ESTA ES LA FE ORTODOXA.
Por un Sacerdote de la Iglesia Rusa.
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