m e n s a j e CINE "Arabesque,, y "Modesty Blaiso" Nractar: StQfd&y Don&n Interpreta: Gregury JVr/fc. Safiu loren Norteamericana. 1965. Director; Joseph torj Ifttt'rprclcs: tíónica \~itti, Uirk Bogante, I mitre Slump inglesa. 1961. Pop - art y op • arl Las tendencias estéticas modernas, especialmente las aplicadas a lo decoración y a la pintura, han devenido a modo de experimento consagrado a las élites europeas y al snobismo internacional, en el pop-art y su retoño, arte op. Por el momento olvidaré, para evitar confusiones y extensiones innecesarias otras corrientes, resumidas en siglas de significado muy similar, como el go - go, por ejemplo, Ensayando una definición algo funcional, pienso que no sería audacia describir el "pop-art" como la búsqueda de impresiones a través de ühocks visuales, o del equilibrio a través del mal gusto. El "op • arl", sería un remanso lípicomeiite rígido del primero que pretende encontrar la belleza en el movimiento estático (?) de coloreadas figuras geométricas, es decir, se trata de lograr un ritmo óptico. Pero, aquí se detiene uno y se pregunta: "¿No es lodo arle un equilibrio óptico?". Los modernos realizadores cinematográficos, temerosos de quedar muy atrasados, no pudieron permanecer mucho tiempo insensibles a estas vitales tendencias del inconformismo artístico contemporáneo y ensayan en sus producciones el Irabajo con estos ingredientes pictóricos que, por lo demás, prestan singulares características a la imagen pro- yectada en movimiento. Asi ocurre con el Donen de "Arahesque" y con el Losey de "Modesly Blaisc". Stanley Donen y "Arabcsquc" [II joven realizador Donen (n. 1^24), en la segunda parte de su carrera —primero se inclinó al musical, debido a sus comienzos como bailarín— se ha transformado en un elegante autor de películas cuyos títulos se asemejan a los nombres de perfumes franceses: Indisereei, Charada, Arabesque. Exhibiendo un brillo de la puesta en escena notablemente emparentada con la de Minelli, con algo más de snobismo, construye livianas comedias, con sofisticación y abundante ritmo y colorido. Consecuente, además, con lo cinematográfico moderno, cae en la temática policial con uso de decorados op. Por la estructura de Arabcsque y por su concepción, forzoso es recordar olio éxito de Donen. Charada (1964). Ahora se repiten los elementas. Desde luego el tema confuso de variadas sorpresas; l;i pareja de actores famosos y de fuerza en la taquilla (Gran t-Hepburn, Peck-Loren); la llepburn lucía radiante en tas tenidas de Givenchy, Sofía no lo es meno vestida por Christian Dior; París, primero, ahora, Londres. A üregory Peck se le lleva a ejecutar escenas a lo Cirant, incluyendo la ducha vestido. La Loreti usa enormes lentes oscuros. Por otra parte, el dilema de Charada se apoyaba en una fortuna oculta en estampillas de colección, únicas y de gran valor. En Arabcsque también se traía de un pequeño papel, con un mensaje oculto en un micropunto, documento en clave qiiL' hasta sirve de envoltorio a un caramelo, y t¡ue debe descifrar Peck debido a sus condiciones de conocedor oxfordiano de lenguas muertas. 645 También, Donen revela Id influencia de Hitchcock. tanto en Charada, como en Arubesquc. Hay escenas que son claros homenajes al "mago del suspenso": el descendimiento de la escalera recuerda idéntica escena de Tuyo es mi corazón (Notorius). )oseph Losey y "Modesty Blaise" El magnífico realizador que es Losey —baste que recordemos El Sirviente—, parece un poco fuera de lugar ensayando el color, el ritmo y los decorados op, en un film de corle policial, con características de loca comedia. No obstante, si su pone atención al verdadero sentido de la obra, la extrüñcza no será mucha. El mismo Losey ha afirmado que ni realizar la cinta pensó en "un cuento de hadas policial", ¿Qué mejor para ejecutar su idea que recurrir a la moderna concepción cinematográfica de la acción? Los decorados, entonces, debían ser op, para acentuar el sentido de absurda Frialdad. En el film el abúlico Gabriel (Bogarde) parece dedicarse al crimen por aburrimiento: ledio cuya causa originaria es sin lugar a dudas la desagradablemente sádica Mrs. Folhergill. su esposa: al liberarse de ella, Gabriel se desprende tic su canosa peluca y se dispone a gozar de la vida. Modesty Waise —anti • heroína por excelencia— ex ladrona internacional, sale radiante de la tira cómica de Pctei O'Donell para oponerse, con la ayuda de! inseparable Willie Garvín (Stamp), a los planes de Gabriel, cuya organización secreta y empobrecida, oculta en una asoleada isla de curte medioeval, con castillo, sacerdote y contador, parece más bien un sanatorio para enfermos mentales. Pero ¿son otra cosa Gabriel y su troupe? En la película se contraponen dos mundos. El internacional con centro en Amsterdam y múltiples escenas nocturnas, en el que presionar el timbre de una casa puede Minificar volar en pedazos y en el que nada cuesta matar a cuchilladas al que molesta. Y el idílico paraíso isleño, especie de veraneo pop - art, luyar en el que los pavimentos y paredes cuadriculadas tienen la virtud de prestar moderno toque a la decadente institución criminal. En este lugar de ensueño todos están a salvo, a menos que despierten la curiosa intranquilidad de Mrs Fothergül. cuyo hobby es eliminar a quienes la sirven, 646 Apoteosis de lo visual En tales condiciones, es injusto exigir argumento, y mucho menos sentido lógico, tanto a La trama de Arabesque como a la de Modesty Blaise. Los realizadores m> quisieron narrar historias, pura y simplemente. Cada uno es fiel a su estilo. Donen con elegancia construye otra de sus comedias de alta sociedad. Losey se entrega nuevamente al absurdo con grandes dosis de humor negro. Donen, al juego de coincidencias basadas en la falsedad de una simacián que se alarga para engarzar la trama. Losey, a su* scre<. opacos, cuya limitación los lleva al delirio de grandezas: hay formales referencias a la intensidad tlel parasitismo, a l:i i Ir-.micción que acarrea la competenetu humana. Por ello. lo único que predomina es la eficacia formal: el juego de los elementos fílmicos que aportan ritmo, movimiento y colorido, entre los qti^- surgen con propia individualidad la música (Hemy Mancini y |ohn Dankworth) y la fotografía (Christopher Callis y lack Hildyard) Donen lo hace patente en el tratamiento de k>s ambientes refinados v en las escenas de persecución (abusando del teleobjetivo), entre las que es ele antología la del zoológico. Losey reviste su "cuento de hadas"' de vestuario, decorados y personajes acordes con su especial concepción il.lo pictórico - dramático. Todo es ropaje de falsedad, pero esto no es trascendente. Debía ser así, de otro modo ¿cómo construir 1¡I intriga para que ésta llegara hasta el final? Fácil es discrepar con este tipo de cine. Algunos lo llaman "diveriimcnto". Los realizadores lo conciben conscientes de las limitaciones del género y lo aceptan como un desafío a su dominio de lo cinematográfico. No siempre el arle debe marchar por caminos tradicionales. Sin embargo, estos films entregan material pata otras obras que los seguirán y en sus detalles constituyen un cütálojiti inolvidable de toques geniales: la vacante del mimo C u i en Amsterdan; los peces en la enorme copa de chwnpiíjme de IJogarde; la pequeña copita de su contador: el arsenal de Modesty y su amigo Garvín, el juepu de lus luuus ¡ colores en Arnbcsque, etc. Y, por último, algo que no puede silenciarse: estas películas son testimonio de la actitud de ciertos autores ante las características de su época. Mariano Silva