1TM URO hematuria 26

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TEMA MONOGRÁFICO
URGENCIAS EN UROLOGÍA
Hematuria
N. Serrallach i Milà
Servicio de Urología. Ciutat Sanitària i Universitària de Bellvitge. L’Hospitalet de Llobregat. Barcelona.
L
a presencia de sangre en la orina, o hematuria, es un signo
muy frecuente en la mayoría de los procesos o síndromes nefrourológicos e incluso a veces hematológicos. Excluye el término
hematuria la sangre sola o mezclada con la orina, que tiene una
procedencia por debajo del esfínter externo vesicouretral y que se
conoce con el nombre de uretrorragia. En general, las orinas tienen un aspecto rojizo, morado, amarronado, negruzco o incluso
verde claro. El color rojizo de la orina, de no haber hemólisis debe
contener un número igual o superior a 106 hematíes/ml de orina.
Sin embargo, si se trata de hematurias microscópicas, puede aparecer en orinas de aspecto claro y/u opalino, incluso transparentes.
De manera objetiva y con análisis de laboratorio una hematuria
se define como la presencia de más de 400. 000 hematíes en la orina de 12 h, lo que por campos microscópicos, a 400 aumentos, significa una cantidad superior a 2-3 hematíes por campo (tabla I).
Cuatro aspectos fundamentales definen la hematuria:
1. Falsas hematurias.
2. Hematurias fisiológicas.
3. Origen.
4. Diagnóstico.
rón, una uretrorragia puede confundirse con una hematuria, pero
un sucinto interrogatorio o exploración aclarará la procedencia.
HEMATURIAS FISIOLÓGICAS
Debe tenerse conocimiento de la existencia de las llamadas hematurias fisiológicas. Lógicamente, su confirmación dependerá de la
inexistencia de cualquier otra enfermedad de base causante de hematuria. Así, podemos encontrarla en 3 situaciones: estados febriles, después de esfuerzos extremos, y en situaciones posturales de
lordosis exagerada.
ORIGEN DE LAS HEMATURIAS
Aceptada y descartada la hematuria fisiológica como patología reversible, el origen de una hematuria puede ser: urológica, nefrológica, hematológica, de causa “oscura” o esencial (si sigue desconociéndose su causa).
DIAGNÓSTICO DE LAS HEMATURIAS
FALSAS HEMATURIAS
Se presentan bajo el aspecto de orinas coloreadas o de contaminación externa de la orina (tabla II).
Orinas coloreadas.
Puede aparecer hipercromía en situaciones de fiebre, oliguria, síndrome ictérico, hemoglobinurias, ingestión de alimentos ricos en
pigmentos vegetales (setas, especies,) o de medicamentos (tabla
III). En otoño es frecuente la consulta por emisión de orinas muy
coloreadas después de la ingestión de un suculento plato de níscalos.
Contaminación externa.
Prácticamente es exclusiva de la mujer y en especial en su fisiologismo menstrual o en estados patológicos (metrorragias). En el vaTABLA I Hematuria
> 400.000 hematíes/12 h
> 2 a 3 hematíes × campo
TABLA II Falsas hematurias
Oliguria
Fiebre
Ictericia
Hemoglobinuria
Pigmentos vegetales
Medicamentos
Contaminación externa
Si seguimos un correcto protocolo, como el clásico, es muy posible
que con gran simplicidad y pocos medios, sólo los necesarios, lleguemos a conseguir un correcto diagnóstico.
La anamnesis es fundamental. Después de cerciorarnos de si la
hematuria es total, inicial o terminal, si su aparición ha sido súbita,
lenta, única o iterativa, con o sin coágulos, si se ha acompañado de
otros signos y síntomas (tratornos miccionales, litiasis...) pasaremos
a valorar los antecedentes familiares, fisiológicos, personales y patológicos del paciente. Difícilmente se nos escaparán enfermedaTABLA III Falsas hematurias medicamentosas
Coloración amarillo anaranjado
Acido fólico
Cloroquina
Fluoresceína
Coloración rojo anaranjado
Desferoxamina
Difenilhidantoína
Fenazopiridina
Fenolftaleína
Fenotiazinas
Oscurecimiento de la orina
Ácido nalidíxico
Anabolizantes
Andrógenos
Opiáceos
Anticoagulantes orales
Antidepresivos. IMAO
AINE
L-Dopa
Penicilamina
Sales de oro
Sales de hierro
Primaquina
Riboflavina
Salazopirina
Laxantes antraquinónicos
(sen, hidroxiquinona)
Nitrofuranos
Rifampicina
Baclofén
Carbamacepina
Carbidopa
Dantraleno
Hipoglucemiantes orales
Isoniacida
Ketoconazol
Metronidazol
Paracetamol
Pirazolonas
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Síndrome hematúrico 3
Figura 2 Prueba de los 3 vasos. En la primera muestra, la hematuria es
inicial, es decir, procedente de uretra posterior y próstata. En
la segunda línea la hematuria es total, es decir, renal. La última
hilera de los 3 vasos es terminal, de procedencia vesical.
Figura 1 Dismorfia eritrocitaria en un paciente con nefropatía crónica.
Sedimento urinario y observación a 400 aumentos en microscopio con contraste de fases.
TABLA IV Hematuria nefrológica
Proteinuria > 1, 5 g/24 h
Dismorfia eritrocitaria
Cilindros hemáticos
des familiares o hereditarias así como hepatopatías, coagulopatías o
metabolopatías.
En general, cuando una hematuria es total su origen puede adscribirse al riñón, es decir, al aparato urinario alto. No obstante,
cuando la hematuria procedente de cualquier punto del aparato
urinario es muy intensa, puede aparecer como total. La sangre al
principio de la micción, es decir, inicial, sugiere una procedencia
de la uretra posterior o próstata. La hematuria terminal es siempre de
origen vesical.
La presencia de coágulos filiformes hace pensar que su origen
se halla el aparato urinario alto (moldes ureterales), mientras que
los de mayor tamaño hacer pensar en una patología vesical.
Figura 3 Uretrocistoscopia. Eyaculación hemática del meato ureteral izquierdo.
Exploración física general
Exploraciones complementarias
Es muy orientativa, en especial en pacientes nefrológicos y hematológicos, pero la exploración más clásica y orientativa ante
una hematuria y sobre todo para conocer el nivel alto o bajo de la
lesión, es la prueba de los tres vasos (fig. 2), que nos informará de
si es inicial, terminal y total, a la vez de la presencia o no de coágulos.
Laboratorio urinario. Es de especial interés en las hematurias débiles o microscópicas de difícil filiación. El sedimento urinario en
fresco y/o con contraste de fases puede detectar una dismorfia eritrocitaria (fig. 1), es decir, una membrana del hematíe arrugada
por su larga permanencia en un medio hipertónico como es la orina, y es indicativo del origen renal nefronal. El hallazgo de cilin-
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Embolia arterial renal
Quiste
Glomerulonefritis
Tumor
Tuberculosis
Pielonefritis
aguda
Pielonefritis
crónica
Tuberculoma
Trombosis
vena renal
Necrosis papilar
Litiasis
Traumatismo renal
Periureteritis
Infección
tumoral
Tumor de vías
Ligadura
Cistitis
Tumor
Litiasis
Traumatismo
Carcinoma
Adenoma
Figura 4 Esquema gráfico de las causas de hematuria urológica.
Figura 6 Urografía intravenosa. Hematuria por tuberculosis urinaria de
ambos riñones.
Figura 5 Radiografía simple AU. Hematuria por litiasis renal izquierda.
Figura 7 Arteriografía renal selectiva, previa a embolización arterial selectiva. Hematuria por fístula arteriovenosa secundaria a heridas por arma blanca.
dros hemáticos, también indica el mismo origen. La presencia de
proteinuria superior a 1,5 g/24 h es otro dato indicativo del origen
nefrológico de la hematuria (tabla IV). El estudio metabólico y la
detección de una hipercalciuria en pacientes jóvenes puede también llevarnos a la filiación de una hematuria, en principio catalogada de esencial.
Estudio morfológico
Siempre debe iniciarse el estudio orientativo con una radiografía
simple del aparato urinario (fig. 5) y una ecografía abdominal completa, que podrá completarse, según requerimiento, con una urografía intravenosa (UIV) (fig. 6), con una tomografía computarizada (TC) (fig. 8) y/o una resonancia magnética. En casos especiales
el estudio de la vascularización renal mediante aortoarteriografías
selectivas (figs. 6, 9), Divas, angiorresonancia, angioTC o angiogammagrafía, son definitivas para establecer un diagnóstico.
La endoscopia urinaria es, en la actualidad, la exploración diagnóstica de lesión más directa de la vía excretora urinaria, al visualizar directamente la eyaculación hemática de un meato ureteral
Estudio funcional del parénquima renal
El estudio del filtrado glomerular, de la función tubular y del flujo
plasmático renal, ya sea por métodos clásicos bioquímicos o actuales de medicina isotópica, aportan información de la nefropatía
causante de la hematuria.
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TABLA V Hematurias de causa hematológica
Enfermedades eritrocitarias
Enfermedad de Vaquez
Anemia hemolítica
Eritromielosis
Drepanocitosis
Enfermedades leucocitarias
Leucosis aguda y crónica
Macroglobulinemia de Waldenström
Discrasias sanguíneas (coagulopatías)
Terapia anticoagulante
Hipoprotrombinemia
Descenso de activador de la tromboplastina (hemofilia A, B)
Púrpura trombocitopénica
Fibrinólisis
TABLA VI Hematurias de causa nefrológica
Figura 8 TC abdominal. Hematuria por carcinoma renal de células claras
de lado izquierdo.
Glomerulonefritis
Aguda
Rápidamente progresiva
Crónica
Síndrome de Schönlein-Henoch
Enfermedad de Berger
Síndrome de Alport
Colagenosis
Coagulopatías
Causa iatrogénica
Hematurias de origen hematológico (tabla V)
Pueden catalogarse según procedan de enfermedades que afecten a los hematíes, leucocitos o dependan de discrasias sanguíneas.
Lógicamente, la hematuria será siempre un signo añadido a la patología hematológica sin menoscabo que ésta pueda acompañar a
otras causas de hematuria. Así, entre las enfermedades que afectan
a los hematíes podemos enumerar la enfermedad de Vaquez, la
anemia hemolítica, la eritromielosis y la drepanocitosis. Entre las
que afectan a los leucocitos citaremos la leucosis aguda y crónica y
la macroglobulinemia de Waldenström. Finalmente, entre las coagulopatías o discrasias sanguíneas estarán, en primer lugar, la terapia anticoagulante, las hipoprotrombinemias, las hemofilias A y B
(descenso del activador de la tromboplastina), la púrpura trombocitopénica y la fibrinólisis.
Hematurias de origen nefrológico (tabla VI)
La hematuria se halla presente de forma constante en los grandes
síndromes nefrológicos. Así, aparecerá en las glomerulonefritis
agudas, las rápidamente progresivas y las crónicas, en los síndromes de Schönlein-Henoch y Alport, en la enfermedad de Berger,
en las cologenosis, en las coagulopatías y en las iatrogenias.
Hematurias de origen urológico (tabla VII)
Figura 9 Arteriografía renal selectiva izquierda. Carcinoma renal del polo inferior renal. Grandes áreas de necrosis y episodios de hematurias importantes.
(indicación de lado de procedencia de la hematuria) (fig. 3) o la
propia lesión sangrante. Si bien antes este método diagnóstico, la
uretrocistoscopia, quedaba limitado a la exploración del aparato
urinario bajo (uretra y vejiga), actualmente con la ureterorrenoscopia queda al alcance de la visión todo el uréter, la pelvis y los cálices renales. Por consiguiente, es una exploración princeps en las
hematurias urológicas.
La hematuria es un signo esencialmente urológico y acompañará a la
mayoría de sus patologías. El nivel alto o bajo de la lesión y sus causas deben quedar, en principio, perfectamente definidas después de
una correcta anamnesis, exploración meticulosa, diagnóstico por la
imagen y endoscopia urinaria. En la tabla VII exponemos las causas
de hematuria urológica según grupos de enfermedad y que en imágenes podría representarse didácticamente como en la figura 4.
De forma esquemática podemos agruparlas por su mayor incidencia y según la edad en: a) trombosis de la vena renal en el
lactante, secundaria a cuadros de deshidratación como diarreas,
fiebre alta, sudación profusa, etc., y b) la litiasis urinaria, que es
la causa más frecuente de hematuria en la edad media de la vida
y afecta a ambos sexos. En la mujer, en este mismo período, la
cistitis aguda es la afección más frecuente y siempre se inicia
con una hematuria intensa y preocupante para la paciente,
acompañada de dolor miccional intenso y polaquiuria diurna. La
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TABLA VII Clasificación de las hematurias urológicas según los grupos
patológicos
Congénitas
En papila-fórnix-varices
Hiperemias
Angiomas
Telangiectasias
Síndrome de Fraley venoso
Malformativas
Patología quística renal
Cuerpos extraños
Litiasis
Traumatismos
Renales
Vesicales
Uretra posterior
Patología infecciosa
Papilitis
Pielonefritis
Cistitis
Prostatitis
Tuberculosis
Parasitosis
Patología vascular
Embolia de la arteria renal
Trombosis arteriovenosa renal
Fístula arteriovenosa renal
Angiomatosis cirsoidea
Síndrome de cascanueces
Patología inmunológica
Alergia del urotelio
Púrpura renal unilateral poliandrómica
Patología tumoral
Hemangioma
Hemangiopericitoma
Angiomiolipoma
Reninoma
Carcinoma
Sarcomarrenal
De vías
Vesical
Próstata
Uretra posterior
Hiperplasia benigna de la próstata
Patología de contigüidad
Infecciosa
Tumoral
Iatrogenia
Cirugía
Irradiación
Quimioterapia
década de los cincuenta y siguientes son las de los tumores
vesicales, seguida de lejos por la hiperplasia benigna de la
próstata en el varón.
TRATAMIENTO DE LA HEMATURIA
Como signo de una enfermedad y englobada dentro de una
causa etiológica de un síndrome, el tratamiento será lógicamente el de la misma, ya sea hematológica, metabólica, nefrológica
o urológica. Jamás debe establecerse un tratamiento sintomático sin haber estudiado su origen. Sin embargo, en el desencadenamiento de una hematuria pueden coexistir varios factores,
como alteraciones de la coagulación, discrasias sanguíneas o viscerales, como hepatopatías, hiperesplenismos, etc., tratamientos
antiagregantes o hipocoagulantes y fragilidad capilar. El tratamiento sintomático, como adyuvante, siempre tendrá un lugar
en el manejo de las hematurias. Bibliografía general
Serrallach N, Franco E. Grandes síndromes urológicos. El Manual de medicina. Parte XI. Barcelona: Masson-Salvat, 1993.
Alsina J, Serrallach N. Nefrología-urología. Atlas práctico para el médico general. Barcelona: Salvat Editores, 1989.
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