Desigualdad social y pobreza. En muchas oportunidades las personas tienden a confundir estos términos, otorgándoles un significado común, pero la desigualdad no es lo mismo que pobreza. La pobreza es la condición en la cual una persona o grupo familiar no tiene la capacidad de cubrir mediante sus ingresos las necesidades básicas, tales como alimentación, vestuario, vivienda, educación, salud entre otras. Se desprende de esta definición que la pobreza es un estado de carencia. Surge inmediatamente una interrogante, cómo y quién determina cuáles son las necesidades básicas que una familia debiera cubrir, en Chile el Gobierno determina una serie de bienes y servicios básicos que son fundamentales para el grupo familiar, a éstos se le denomina canasta familiar, la cual adquiere un valor para su medición. Se considera que una familia es pobre cuando su ingreso per cápita, es decir el ingreso total de la familia dividido por el número de integrantes, es inferior a 2 veces el valor de esta canasta básica de alimentos, en la zona urbana y 1.75 en los sectores rurales. Por lo anterior, se desprende que en nuestro país la pobreza se mide en función del ingreso de las personas, la cual no es una herramienta de medición moderna. Ya a fines del siglo XIX, Benjamín Rowntree inicia las mediciones de la pobreza en función de esta variable y define la pobreza como la incapacidad de una familia de subsistir con sus ingresos. Por otra parte la desigualdad se explica desde la lógica materialista, como un fenómeno social que afecta desde la capacidad de integración de la familia hasta la calidad de vida de un sector. La desigualdad social tiene directa relación con la distribución del ingreso, específicamente es la brecha que existe entre el sector de la población que gana más y los que ganan menos, entendiendo que los productores de la riqueza de un país es la clase trabajadora, quienes a su vez reciben la menor parte al momento de distribuir el ingreso de la nación. Chile durante los últimos años ha realizado enormes esfuerzos tendientes a disminuir los niveles de pobreza, no obstante a ello en el estudio presentado a fines del año 2015, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), posiciona a Chile a la cabeza de los países más desiguales entre los 34 países pertenecientes a la Organización, compartiendo esta posición con Turquía y México. El estudio presentado por la OCDE, plantea que Chile debe ser más inclusivo, ya que hoy el 10% más rico gana 26.5 veces más que el 10% más pobre de la población. Para lograr acortar esta brecha en Chile se deben tomar acciones reales, abolir la desigualdad de sueldo entre hombres y mujeres, preocuparse de una vez por todas por la educación, ya que esta es la principal herramienta para el desarrollo de la nación e invertir en investigación científica, alcanzando una economía más justa, ya que se trata no solo de tener un crecimiento económico, sino que éste debe ir de la mano con el desarrollo económico, ya que solo se llega al crecimiento económico cuando éste se ve reflejado en beneficios para todos los integrantes de la sociedad, no solo para un sector minoritario. Pablo Toledo Aceituno/ Administrador Público/ MBA/ Alumno del programa de Doctorado en Administración de Empresas/ www.pablotoledoa.cl.