MSJ literatura Baldomero Lillo: padre del realismo social La producción de este escritor que vitalizó la escena literaria de comienzos de siglo XX es muy valiosa en su capacidad de dejar testimonio de la difícil situación de las familias del mundo del carbón. Perteneció a la segunda generación naturalista, en la que se vislumbra una concepción cientificista de la literatura con características como la atracción por el bajo pueblo y el determinismo. Eduardo Guerrero del Río Doctor en Literatura 56 376 E n sus memorias, Confieso que he vivido, el poeta Pablo Neruda señala: “En el fondo del carbón de Lota, a pleno sol en la calichera abrasada, desde el socavón del pique ha subido un hombre como si ascendiera desde el infierno, con la cara transformada por el trabajo terrible, con los ojos enrojecidos por el polvo”. Estas gráficas palabras dan cuenta de una realidad que por muchos años se vivió en la zona carbonífera. Pero quien más se adentró en esta problemática, “en este ascenso desde el infierno”, a través de algunos cuentos que han hecho historia, ha sido el escritor chileno Baldomero Lillo, de quien se cumplen noventa años de su muerte. Él nació el 6 de enero del año 1867, en la ciudad de Lota, “pequeño caserío” (significado etimológico proveniente del mapudungun) que se encuentra ubicado en la provincia de Concepción, en la región del Biobío. Enfermizo de pequeño, sus largas convalecencias lo transformaron en un voraz lector de Verne, Dickens, Tolstoi, Balzac. Sus padres fueron José Nazario Lillo Mendoza y Mercedes Figueroa, padres de otros dos hijos, Emilio y Samuel; este último, también escritor, fue miembro de la Academia Chilena de la Lengua y Premio Nacional de Literatura en el año 1947. Respecto a su padre, hay que mencionar que fue administrador de minas y uno de los “responsables” del interés literario de Baldomero; además, con espíritu aventurero, junto a otros compatriotas se embarcó en 1848 para San Francisco, en la época de la fiebre del oro. Tras la muerte de su progenitor, por motivos económicos comienza a trabajar como empleado AGOSTO 2013 Para César Aira, Sub terra “son cuentos de mineros, sombríos, brutales, sin medias tintas, modelo insuperado de lo que se llamaría después “literatura de denuncia”. en una pulpería lotina, conociendo así de cerca el mundo minero, retratado años después en su obra. En 1897, Baldomero Lillo se casó con Natividad Miller, con quien tuvo cuatro hijos. Al año siguiente, viaja a Santiago a vivir con su hermano Samuel, quien le consiguió un trabajo en la Universidad de Chile como funcionario administrativo y, además, lo incorporó a su círculo literario, en donde más que participar activamente, dada su timidez e introversión, fue un “observador” atento a las discusiones librescas. Es así como en 1903 participa en un concurso de cuentos, obteniendo el primer lugar con “Juan Fariña”, la historia de aquel ciego que llega a trabajar a una mina y que se transforma en una especie de “enemigo” de la tranquilidad y de la existencia de la mina misma. Se inicia así su breve pero triunfal aparición en la literatura chilena. Posteriormente, en 1923, fallece a causa de una tuberculosis pulmonar. SEGUNDA GENERACIÓN NATURALISTA Por su fecha de nacimiento, Baldomero Lillo pertenece a la segunda generación naturalista (generación modernista que tiene su vigencia literaria entre 1905 y 1919), junto a escritores como Luis Orrego Luco, Federico Gana, Alberto Edwards e Inés Echeverría Bello, entre los chilenos, y Mariano Azuela, José Asunción Silva, Rubén Darío, Amado Nervo y Leopoldo Lugones, entre los escritores de otras nacionalidades. En términos globales, dentro de la literatura naturalista (una exacerbación del realismo), se vislumbra una concepción cientificista de la literatura con características como la atracción por el bajo pueblo, el determinismo y un notorio espíritu de observación, entre otras. Respecto a la primera de las características mencionadas, nos encontramos con personajes que, hasta la fecha, habían sido ignorados por los escritores, entre los cuales figuran mineros, mendigos, campesinos, sirvientes, prostitutas, borrachos, de entre los más recurrentes. Sin duda, el referente obligado a la hora de buscar antecedentes literarios es el escritor francés Emil Zola, quien en su texto La novela experimental (publicado en 1880) alude al método experimental a partir del estudio de Claude Bernard, señalando que el novelista “es igualmente observador y experimentador a la vez. El observador que hay en él entrega los hechos tal como los ha contemplado; coloca el punto de partida, establece el sólido terreno sobre el que marcharán los personajes y se desarrollarán los fenómenos”. De su novelística, Naná (1880) es la novela de Zola que refleja mayormente estos derroteros, al presentarnos la vida de Anne Copeau (cuya madre acaba su existencia alcoholizada y prostituyéndose), AGOSTO 2013 una muchacha que vive el peso aplastante de la herencia y del ambiente. SUB TERRA: LA OBSERVACIÓN DEL MUNDO DEL CARBÓN En el año 1904 se realiza la primera reunión de las mancomunales obreras del país, con la asistencia de representantes de Tarapacá, Antofagasta, Valparaíso, Santiago y la zona del carbón. Ese mismo año aparece la primera edición de Sub terra, la cual contiene ocho cuentos: “Los inválidos”, “La compuerta número doce”, “El grisú”, “El pago”, “El Chiflón del Diablo”, “El pozo”, “Juan Fariña” y “Caza mayor”; en la segunda edición, de 1917, se añaden cinco relatos más: “El registro”, “La barrena”, “Era él solo…”, “La mano pegada” y “Cañuela y Petaca”. A decir de Ramón Díaz Eterovic, “la publicación de este libro causó revuelo en el apocado ambiente literario chileno de comienzos del siglo XX”, agotándose en pocas semanas la primera edición. Para César Aira, Sub terra “son cuentos de mineros, sombríos, brutales, sin medias tintas, modelo insuperado de lo que se llamaría después “literatura de denuncia”. A su vez, Patricia Espinosa señala que “la denuncia de un orden represivo atraviesa los doce relatos de Sub terra. Lillo se aproxima a la figura de otro, generalmente un trabajador, atrapado por las redes del poder. Es este un universo determinado por la carencia material y la necesidad de sobrevivir”. Otro testimonio es el del escritor Nicomedes Guzmán: “Hay que apreciar en el contenido de sus cuentos mineros la tragedia nacional, la realidad de una existencia espantosa que él describió a plena conciencia”. Desde un punto de vista histórico, hay que mencionar que el 15 de abril de 1997, bajo el Gobierno de Eduardo Frei RuizTagle, por razones económicas (los costos de explotación superaban el valor de mercado), se produce el cierre de la mina de carbón, en lo que podríamos llamar la crónica de una muerte anunciada. Del conjunto de relatos, sin duda, “El Chiflón del Diablo” (aparecido posteriormente en múltiples antologías del cuento chileno) es uno de los más memorables, en donde el sino trágico se visualiza desde las primeras líneas: es la historia de Cabeza de Cobre, un muchacho de veinte años (“con una abundante cabellera rojiza”) que es trasladado a trabajar como barretero al Chiflón del Diablo, galería que tenía una siniestra fama y en donde, finalmente, muere a causa de un accidente. En un cuento de esta naturaleza nos encontramos con la te377 57 MSJ literatura men de cuentos de Baldomero Lillo, titulado Sub sole. Ahora, mática de la explotación a diferencia del libro anterior, la preocupación temática es didel hombre por el homferente. En palabras de Maximino Fernández, “era un conjunto bre, siendo víctimas de de cuentos, alegorías y parábolas de variada temática, en los este sistema inhumano que la imaginación del narrador volaba más lejos, acaso movilos propios mineros. da por influencias modernistas”. Por ejemplo, en “El rapto del Para el escritor Carlos sol”, nos encontramos con un rey que desea ser dueño del sol y Droguett, este cuento que este, por su parte, sea su esclavo (“¡Oh, tú, ascua errante, es “una obra maestra, fuego fatuo, que un soplo de Raa enciende y apaga cada día, cortada a trazos violenen breve te arrancaré las insolentes alas! ¡Aherrojado como tos como los piques y un esclavo yacerás eternamente tras los muros de oro de mis las galerías de la mina, alcázares!”). De entre los cuentos más conocidos de Sub sole es un infierno de un solo (trece cuentos en su primera edición) se destaca “Cañuela y círculo el que ha formaPetaca” (que vuelve a aparecer en la segunda edición de Sub do Lillo con débiles materra) y, de la edición posterior, “Inamible”. Cañuela y Petaca teriales, con materiales son dos primos (nueve y once años, respectivamente) que se que se traslucen bajo la van de cacería, después de haber obtenido de mala manera suave capa de emoción, un poco de pólvora, y que viven una peripecia insospechada. de horror negro que llePor su parte, en “Inana el ambiente”. Tammible”, el protagonisbién resalta “La comSub sole: en palabras de Maximino Fernández, “era un conjunto ta (Ruperto Tapia, alias puerta número 12”, en de cuentos, alegorías y parábolas de variada temática, en los “El guarén”, guardián el cual un niño de ocho años es obligado por que la imaginación del narrador volaba más lejos, acaso movida tercero de la policía comunal) se caractesu padre a trabajar en por influencias modernistas”. riza por el “desparpala mina (“debe ganar el jo pasmoso con que pan que come”, son las inventa un término escuetas palabras de su progenitor); es así como el ambiente está sobre el desarrollo cuando el verdadero no acude con la debida oportunidad a personal y la libertad de los personajes. En “El pozo”, asisti- sus labios”, situación que lo lleva a un equívoco cuando al mos al siniestro plan de Remigio para librarse de Valentín, su tomar prisionero a un carretelero señala en el cuartel que es rival en el amor de la joven Rosa. Por su parte, en “El grisú”, arrestado por andar con animales “inamibles”. Bastaron solo estos dos volúmenes de cuentos para que el antagonista directo resulta ser Mister Davis, el ingeniero jefe que inspiraba a los mineros “un temor y respeto casi su- Baldomero Lillo tuviera un sitial dentro de la literatura chilena persticiosos” y en donde asistimos a una “escena digna de de comienzos del siglo XX, en una época en que el tema de la llamada “cuestión social” estaba en boga, a partir de la encíclilos condenados del infierno”. Cuando Andrés Gallardo señala que Sub terra, entre la luz ca Rerum novarum (1891), en donde el papa León XIII alertaba y el infierno es “una de las más decentes películas del cine sobre las condiciones de vida y laborales del mundo obrero y chileno contemporáneo”, no deja de tener razón. Sin duda, la campesino. En todo caso, en la publicación de su obra completa película (2003) dirigida por Marcelo Ferrari refleja de magnífica que realiza la Universidad Alberto Hurtado en el año 2008, se forma la problemática del mundo del carbón y, a su vez, nos agregan los Relatos populares (“título de una sección esporádimuestra un paisaje ilustrativo de esa problemática, tanto ex- ca que Baldomero Lillo mantuvo en El Mercurio entre diciembre terno como interno. Cuentos como “El Chiflón del Diablo”, “La de 1906 y enero de 1907”), relatos recopilados y editados en compuerta número 12”, “El registro” y “El pago” se reconocen 1942 por José Santos González Vera; la novela inconclusa La en la trama de la película, la cual tiene al propio Baldomero huelga (centrada ahora en los trabajadores del salitre, a parLillo como personaje (un pulpero que escribe cuentos, en una tir del efecto que provoca en el escritor la matanza, en 1907, referencia autobiográfica) y al gringo (mister Davis) como an- de Santa María de Iquique) y otros textos (el soneto “El mar”, tagonista de la historia. Junto con la historia misma, hay que el “Memorial de las aves” y el ensayo “El obrero chileno en resaltar ciertos aspectos que la transforman en una destaca- la pampa salitrera”). Comparativamente con otros escritores da producción cinematográfica, desde las actuaciones hasta chilenos, la producción literaria de Baldomero Lillo es escala exposición de un paisaje (fotografía) que refleja el mundo sa, pero suficiente en sí, sobre todo con Sub terra, para dejar testimonio de una situación vivida por muchos años por las agónico de un sector social. familias del mundo del carbón y que, a pesar de los años y de los supuestos desarrollos económicos de nuestro país, sigue SUB SOLE (“BAJO EL SOL”) siendo una vergonzosa realidad en otros espacios y en otros Tres años después, en 1907, sale a la luz el segundo volu- sectores sociales. MSJ 58 378 AGOSTO 2013