Boletín • N° 6 mil soldados, que invadió la tierra de sus libertadores, fue vencido por cuatro mil bravos de Colombia el veinte y siete de febrero de mil ochocientos veinte y nueve“; los batallones Yaguachi, Caracas y Rifles, principales protagonistas de la pondrán en sus banderines el mote: “Vengadores de Colombia en Tarqui”; todos los participantes recibirán una medalla conmemorativa, de oro las de los oficiales y de plata las de la tropa; al general Juan José Flores, se le asciende al grado de general de división y la Junta provincial del Azuay deberá entregarle una medalla guarnecida de brillantes con la leyenda “Azuay, al ilustre defensor del Sur”; las tesorerías atenderán a las viudas e hijos de jefes, oficiales y tropa muertos en combate, con las pensiones establecidas en la Ley. Después de la victoriosa batalla y la firma del Convenio de Girón, escribe Sucre al ministro de Guerra informándole: “V. E. hallará por mi ratificación, que hemos podido sacar más ventajosas condiciones, y aun imponerlas, abusando de la victoria; pero juzgué del honor de la nación y del Gobierno que el ejército concediera casi lo mismo que habíamos exigido antes de la batalla, y que no humilláramos las armas, ni al pueblo peruano: especialmente después de que nuestros guerreros habían mostrado en el Perú mismo una generosidad sin límites con los Españoles en el campo de Ayacucho”62. El “Tratado Preliminar de Paz, acordado el 28 de febrero JIRON 1.829”, inicia con el reconocimiento de que, a consecuencia de la batalla de Tarqui: “ha sido destruida una parte considerable del ejército peruano, después de una brava resistencia” y que, en tal virtud, se reunieron el general de división Juan José Flores y el de brigada Daniel Florencio O’Leary, por parte de Sucre y el gran mariscal Agustín Gamarra junto al general de brigada D. Luis José de Orbegoso, por parte del Presidente del Perú, para acordar las bases para un Tratado definitivo de paz, en los siguientes términos: En el artículo I se acepta que las fuerzas militares del Norte del Perú y del Sur de Colombia, se reduzcan al pié de guarnición, y no superen los tres mil hombres en cada país; en el artículo II, 62. Ibídem, p.306. • 2013 109