Una aclaratoria sobre los términos “hindú”, “hinduismo”, y sanatana

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Una aclaratoria sobre los términos “hindú”, “hinduismo”, y sanatana-dharma
Visuddha-sattva dasa
—Bhaktivedanta Institute—
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Aclaratoria sobre los términos “hindú” e “hinduismo”.
Existe una confusión sobre el término “hinduismo” y la designación apropiado para llamar o aludir
a las personas nativas de la India. El gentilicio que les corresponde es ser indios, no hindúes. En este
breve artículo se aclarará lo que realmente significa el hinduismo y el concepto religioso mucho más
amplio, llamado sanatana-dharma.
Se suele llamar “hindú” al que profesa el mal llamado ‘hinduismo”. La India tiene habitantes que son
musulmanes, jainas, budistas, parsis, judíos e incluso cristianos. Aunque todos son indios u originarios
de India, no pueden ser llamados “hindúes”. La confusión proviene de las especulaciones occidentales
sobre la historia de la India y sus primeros pobladores, quienes se diseminaron en la tierra
comprendida entre los ríos Ganges y Sindhu (el Indus actual).
“Hindú” es un término moderno que proviene del sánscrito sindhu, que designaba al río Indus. La
palabra original se transformó al convertirse la “s” inicial en una aspiración, para luego perderse. La
región del Indus o Sindhu, designó posteriormente a toda la India (en persa Hind) en la lengua actual
(el hindi o industani), también llamada Indostaní o Hindustán. La palabra “hindú” (con acento en
nuestra lengua), se ha generalizado para designar a la etnia, el país, la cultura, la lengua, y las
costumbres de la India. Según la Real Academia española, esa palabra en nuestra lengua proviene del
francés hindou (indú), pero estas son sólo convenciones de adopción. En su libro The Hindu Tradition
Ainslee T. Embree explica esta generalizada confusión:
“Desde la antigüedad, el asentamiento físico de esa tierra es conocida como India en el mundo
occidental; una palabra tomada de los griegos y que procedía de los Persas, quienes, debido a la
dificultad que tenían con la inicial ‘s’, llamaron el ‘Hindu’ al gran río Sindhu (el moderno Indus).
Esta palabra fue aplicada y usada por los extranjeros para designar a la religión y la cultura de las
personas que vivían en la tierra bañada por los dos ríos, el Indus y el Ganges, aunque esas mismas
personas no usaran el término.” (The Hindu Tradition, A.T. Embree, Vintage, New York, 1972)
Los diccionarios y los libros sobre la filosofía y la cultura de la India, llegan incluso a definir a Visnu
como “el dios hindú”, lo cual es incorrecto, pues ninguna autoridad en Historia o Lingüística usa la
palabra “hindú”, aunque pueda haber referencias filológicas en la bibliografía académica. Estas y
otras interpretaciones no concuerdan con la tradición védica, pero han proliferado en el contexto
occidental e incluso en la misma India. Por eso es conveniente la presente aclaratoria, habiendo ya
proliferado extensamente tal confusión terminológica.
En sentido popular, el hinduismo es un mosaico religioso politeísta originario de la India de diversas
prácticas, el cual carece de un sistema estructurado y homogéneo de creencias, pero que engloba ese
término. Para quienes siguen esa tendencia, predominante en el subcontinente indio y Nepal, es
importante seguir los textos védicos sagrados y determinados rituales y normas de conducta. Por eso
se denomina “hinduista” a la persona que practica alguna de las religiones del hinduismo, pero
también designa a quien forma parte de esa misma cultura.
Considerado globalmente, los adeptos del hinduismo creen en la reencarnación y la existencia del Ser
Supremo y los semidioses, a quienes se les ofrece culto. También se aspira a la liberación (mukti,
moksa) del alma cuando se libere del ciclo karmático del nacimiento y muerte (samsara). Estos y otros
aspectos son comunes a quienes profesan el hinduismo, considerada como la tercera religión más
extendida mundialmente, con más de mil millones de fieles, después del cristianismo y el islam,
aunque las estadísticas oficiales no son precisas.
Como se verá en la segunda sección de este artículo, se ha incluido erróneamente al hinduismo
dentro del verdadero sanatana-dharma practicado por muchos millones de habitantes, dentro y fuera
de India, incluyendo el mundo occidental. Como se explicó al comienzo desde el punto de vista
filológico, la palabra hindú proviene del idioma persa, que era la manera de pronunciar el nombre del
rio Sindhu (en español el río Indo), por la dificultad fonética que tenían los persas de pronunciar la “h”
aspirada.
En la antigüedad este río era la frontera de Indostán o Hindostán, como se suele llamar a la península
del Indostán o Península indostánica, que fue históricamente el nombre original de la región del
subcontinente indio, delimitado por India, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka, las Maldivas, Bután y
Nepal. Esta congregación de países que compartían la civilización india o indostánica, se distinguían
así del resto del continente asiático, por lo cual el término Indostán fue muy usado de los siglos XVII al
XIX, decayendo su uso. Etimológicamente, se usa el adjetivo “indostánico” y el gentilicio “indostano”
o “indostaní”, siendo “hindustaní” un anglicismo menos usado. Sin embargo, la principal confusión
actual en torno al término “hindú” e “hinduismo” ya fue aclarada suficientemente al principio.
Debido a que la mayoría de la población de la India profesa el hinduismo, junto con el deseo de evitar
la ambigüedad del gentilicio “indio” (usado también para designar a los indígenas del continente
americano), explica en cierta medida que prácticamente desde su introducción al idioma español, se
haya usado también la palabra “hindú” para designar a los naturales de la India, desde finales del siglo
XIX. Este uso extensivo es admisible en contextos en que no exista riesgo de confusión con su sentido
estrictamente religioso.
El reciente “fundamentalismo hindú” también es una contradicción de términos y sus fundamentos
no están bien definidos. Este movimiento insurgente constituye más bien un esfuerzo por fraguar una
cultural nacional india, sobre las bases religiosas de las diversas creencias que han convivido
tradicionalmente en ese subcontinente asiático.
Aclarada esta primera confusión, pasaré a examinar el concepto del sanatana-dharma, el cual amerita
una explicación fundamentada en las evidencias de las antiguas Escrituras védicas.
¿Qué es el sanatana-dharma?
El concepto de sanatana-dharma o la religión eterna, debe ser entendido a partir del significado de
las dos palabras sánscritas que componen este término. La palabra sanatana significa eterno, y
dharma se refiere a la ley, la religiosidad, los deberes prescritos, la cualidad esencial de un ser
viviente, incluyendo su capacidad de prestar servicio, aquello que existe constantemente con un
objeto en particular. Por lo tanto, sanatana-dharma quiere decir “la religión eterna”. Sin embargo, es
preciso ahondar un poco más en la explicación, para quien no esté consustanciado con esta
terminología o no no conozca suficientemente la tradición espiritual de la India y sus escrituras
sagradas.
Debemos tratar de entender el concepto de religión a partir del significado de la raíz sánscrita de la
palabra dharma, referida a lo que es intrínseco en un ente específico. La tradición espiritual védica
(no “hindú”), es llamada sanatana-dharma. En el fondo, es la ocupación eterna de la entidad viviente.
El alma condicionada se dedica temporalmente a diferentes actividades u ocupaciones, pero todas
ellas pueden purificarse, cuando se abandonan y las personas se ocupan en las actividades que
prescribe el Señor Supremo. Eso se denomina nuestra vida pura, la ocupación y religión eterna del
ser.
El sanatana-dharma se refiere a la actividad que no se puede cambiar, su cualidad esencial. Por
ejemplo, la cualidad del agua es la de ser líquida y mojar. Su dharma intrínseco es la liquidez, la cual
no se puede cambiar, a pesar de sus diferentes estados físicos (líquida, sólida o gaseosa). La forma
natural del agua es líquida. Al fuego tampoco se le puede quitar el calor ni que deje de alumbrar; ese
es su dharma o cualidad inherente como elemento. Junto con el fuego hay luz y calor; sin luz y calor,
la palabra fuego no tiene sentido.
De modo similar, debemos descubrir la parte esencial del ser viviente, aquella parte que es su función
eterna: el sanatana-dharma es eternamente parte integral de la entidad viviente. Esa compañera
constante es su cualidad eterna, y esa cualidad eterna es su religión eterna. De allí el significado
exacto del término.
De manera que, profesar un tipo particular de fe no es profesar el sanatana-dharma. Prestar servicio
es el sanatana-dharma del alma o entidad viviente, llamado en sánscrito jiva o jiva-atma. Por eso a
veces el término viene también referido como Jaiva-dharma, la religión de la entidad viviente. Srila
Bhaktivinoda Thakur escribió en 1893 un hermoso libro con ese título, que puede traducirse como La
naturaleza constitucional del alma.
En esta importante obra de sesenta capítulos, se presenta la filosofía Vaisnava en forma de preguntas
y respuestas. Un tal Sri Prema Dasa Babaji es el personaje que contesta las preguntas de los devotos,
desde las actividades eternas del alma en rasa-tatva, hasta su admisión en el servicio confidencial de
Srimati Radharani como una de Sus asistentes.
El hombre dice pertenecer a un tipo de fe en particular en relación con un tiempo y una circunstancia
en particular, y en virtud de ello dice ser hindú, musulmán, cristiano, budista, o adepto de alguna otra
secta. Tales designaciones son no sanatana-dharma. Esta afirmación puede ser fundamentada de la
manera siguiente: es posible que un “hindú” cambie de fe y se vuelva musulmán, o que un musulmán
cambie de fe y se vuelva “hindú” (ya se explicó al comienzo el uso incorrecto de este término).
También puede ser que un cristiano cambie de fe y adopté otra creencia, etcétera. Pero en todas las
circunstancias, el cambio de fe religiosa no afecta la ocupación eterna de prestar servicio, a Dios y a
los demás, para el beneficio social colectivo. Sin importar la fe ni las circunstancias, tanto el “hindú,
como un musulmán o un cristiano, todos son sirvientes de alguien y tienen una determinada
ocupación. Por lo tanto, profesar un tipo particular de fe no es profesar el verdadero sanatanadharma. Prestar servicio es el sanatana-dharma.
Debido a que el bakti-yoga o servicio devocional es el sendero de la devoción, al sanatana-dharma
también se le llama bhakti-yoga. Esto es confirmado en las Escrituras védicas como el Bhagavad-gita,
el Srimad-Bhagavatam Purana y otros textos fundamentales. El propósito del Bhagavad-gita es el de
revivir nuestra ocupación eterna (sanatana), o el sanatana-dharma, que es la ocupación eterna de la
jiva o entidad viviente.
Desde Satya-yuga hasta Kali-yuga, los principios de la religión y del deber prescrito se deterioran
paulatinamente. Por eso cada yuga o gran era tiene su dharma específico para que la gente pueda
alcanzar la liberación. En esta era de Kli-yuga el yuga-dhama prescrito es el canto de los santos
nombres del Señor, cantar sin ofensas el maha-mantra Hare Krishna.
El sistema del sanatana-dharma también es llamado bhagavata-dharma. Bhagavata significa “relativo
a Bhagavan, el Señor Supremo”. También se le identifica con el varna-asrama-dharma, el sistema de
cuatro divisiones de vida social y cuatro órdenes de comprensión espiritual progresiva, descrito en el
Bhagavad-gita (4.13). El sanatana-dharma es la ocupación eterna del ser, su actividad en el plano de
la liberación. Siguiendo los principios védicos de este eterno sistema podemos alcanzar el nivel de
vida espiritual más elevado.
En el Srimad-Bhagavatam (1.1.2) —dharmah projjhita-kaitavo ’tra paramo nirmatsarana satam… se
explica a fondo es significado del sanatana-dharma. Traduzco solo el primer párrafo del verso:
“Rechazando por completo todas las actividades religiosas que tienen motivaciones materiales, este
Bhagavata Purana expone la verdad más elevada que existe, y que entienden aquellos devotos cuyo
corazón está totalmente puro. La verdad más elevada que existe es la realidad que, por el bien de
todos, se hace distinguir de lo ilusorio”.
El Srimad-Bhagavatam (1.2.6) también expresa lo siguiente:
sa vai pumsam paro dharmo
yato bhaktir adhoksaje
ahaituky apratihata
yayatma suprasidati
“La suprema ocupación [dharma] para toda la humanidad, es aquella mediante la cual los hombres
pueden llegar a prestarle amoroso servicio devocional al trascendente Señor. Para que dicho servicio
devocional satisfaga al yo por completo, debe estar libre de motivaciones y ser ininterrumpido”.
Para terminar, citaré íntegramente el significado de este verso dado por nuestro Guru Maharaj, Srila
Bhaktivedanta Swami Prabhupada:
“En esta declaración, Sri Suta Gosvami responde a la primera pregunta de los sabios de
Naimisaranya. Los sabios le pidieron que resumiera todas las clases de Escrituras reveladas y
presentara la parte más esencial de ellas, de manera que la gente caída o la gente en general
pudiera seguirla con facilidad. Los Vedas prescriben dos tipos diferentes de ocupaciones para el
ser humano. Uno se denomina el pravrtti-marga, o la senda del disfrute de los sentidos, y el otro
se denomina el nivrtti-marga, o la senda de la renunciación. La senda del disfrute es inferior, y la
senda del sacrificio en pos de la causa suprema es superior. La existencia material del ser viviente
es una condición enferma de la vida verdadera. La vida verdadera es la existencia espiritual, o la
existencia brahma-bhuta, en la cual la vida es eterna, bienaventurada, y está colmada de
conocimiento. La existencia material es temporal, ilusoria, y está colmada de sufrimientos. En ella
no hay ninguna felicidad en lo absoluto. Únicamente hay un intento vano por librarse de los
sufrimientos, y al cese temporal del sufrimiento se le da falsamente el nombre de felicidad. Luego
la senda del disfrute material progresivo, que es temporal, desoladora e ilusoria, es inferior. Pero
el servicio devocional que se le presta al Señor Supremo y que lo conduce a uno a la vida eterna,
bienaventurada y de conocimiento pleno, recibe el nombre de ocupación de calidad superior. Ésta
se contamina a veces, cuando se mezcla con la calidad inferior. Por ejemplo, la adopción de
servicio devocional en busca de una ganancia material, constituye sin duda un obstáculo en la
senda progresiva de la renunciación. La renunciación o la abnegación en pos del bien máximo es
naturalmente una mejor ocupación que el disfrute en la condición enferma de la vida. Dicho
disfrute únicamente agrava los síntomas de la enfermedad y aumenta su duración. En
consecuencia, el servicio devocional que se le presta al Señor debe ser de una calidad pura, es
decir, no debe realizarse ni con el menor deseo de disfrute material. Uno debe aceptar, por lo
tanto, la ocupación de calidad superior, en la forma del servicio devocional que se le presta al
Señor sin ningún vestigio de innecesario deseo, acción fruitiva y especulación filosófica. Sólo esto
puede llevarlo a uno a hallar solaz perpetuo en el servicio que se le presta a Él.
Ex profeso hemos definido la palabra dharma como ocupación, pues el significado
fundamental de la palabra dharma es “aquello que sostiene la existencia de uno”. El sostén de la
existencia del ser viviente consiste en coordinar sus actividades con la relación eterna que tiene
con el Señor Supremo Krishna. Krishna es el pivote central de los seres vivientes, y Él es la
supremamente atractiva entidad viviente o forma eterna, entre todos los demás seres vivientes o
formas eternas. Todos y cada uno de los seres vivientes tienen su forma eterna en la existencia
espiritual, y Krishna constituye la atracción eterna para todos ellos.
Krishna es el todo íntegro, y todo lo demás es parte integral de Él. La relación entre ellos es la
de sirviente y servido. Dicha relación es trascendental, y completamente distinta a lo que
experimentamos en la existencia material. Esta relación de sirviente y servido es la forma de
intimidad más agradable que existe, y uno puede comprenderla a medida que el servicio
devocional progresa. Todo el mundo debe dedicarse a ese amoroso servicio trascendental del
Señor, incluso en el actual estado condicional de la existencia material. Gradualmente, eso le da a
uno la clave para la verdadera vida, y lo complacerá hasta la satisfacción total”.
De esta manera, he intentado aclarar el significado preciso de los términos, “hindú”, “hinduismo”, y
sanatana-dharma.
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OM TAT SAT
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