Cambios de Protocolo en la Reciente Historia de España En este tiempo ha habido tres disposiciones de carácter general relativas a temas de protocolo y ceremonial en nuestro país. El siglo XX ha producido solamente tres normativas generales que responden a coyunturas políticas bien distintas en cada caso: la "Orden del Rey" de 15 de enero de 1908 (gobierno conservador de Antonio Maura), el "Reglamento de Precedencias y Ordenación de Autoridades y Corporaciones" de 27 de junio de 1968 (gobierno autocrático del general Franco) y el "Ordenamiento General de Precedencias en el Estado" de 3 de agosto de 1983 (gobierno socialista de Felipe González). Para llegar a estas reglamentaciones que se han ido plasmando a lo largo del pasado siglo, no todo ha sido tan sencillo como pueda parecer a simple vista,si consideramos las vicisitudes históricas por lasque han ido pasando los temas de protocolo y ceremonial a lo largo de los últimos quinientos años. Desde los tiempos de la primera Monarquía española, si así calificamos el Reino Visigótico, en el que el ceremonial tenía una impronta fundamentalmente religiosa, a los Reinos de Castilla, donde el protocolo no estaba reglamentado o los Reinos de laCorona de Aragón, donde desde Pedro IV el Ceremonioso (Pere III de Catalunya) todo estaba perfectamente determinado empezando por la coronación de los Monarcas, innumerables usos y costumbres en los cinco Reinos Hispanicos, transcurrieron hasta la introducción por elEmperador Carlos V, dl llamado "uso de Borgoña" (Valladolid, 15de agosto de1548), que rigió durante todo el tiempo de la dinastía Habsburgo y se convertiría,con el tiempo,en el denominado"ProtocoloEspañol". Los Borbones adoptaron desde el primer momento este protocolo, sin variantes significativas, y no será hasta el final del reinado de Isabel II que se promulgará una primera disposición de tipo protocolario, mediante el Real Decreto de 17de mayo de1856. (Estamos en los tiempos reformistas del gobierno de Espartero) , que va a"aclarar" y determinar el lugar que corresponde a las autoridades y corporaciones en los actos públicos y en el acto de recibir la Corte, en que por primera vez se establece la alternancia entre la autoridad militar y la autoridad civil, según presida aquella o esta lis distintos actos. La mayoría de edad constitucional y el posterior matrimonio real de Alfonso XIII,fueron en mi opinión,el detonante de la publicación en la Gaceta de Madrid,bajo la rúbrica de la a presidencia del Consejo de Ministros, de la"Orden delRey"(curiosa denominación)de 15 denerode1908,firmada por elJefe Superior de Palacio, Duque de Sotomayor, en la que el propio soberano dispone el "orden que para la entrada en el Salón delTrono y desfile ante SM debe regir en todas las recepciones generales". Se establece para estos desfiles siete grandes categorias de corporaciones y de autoridades y por última vez, recogiendo el "uso deBorgoña" aparecen precediendo a todas las demás autoridades, los Grandes de España, las autoridades religiosas, los Títulos de Reino, los Caballeros de las Órdenes Militares,los de las Reales Maestranzas de Caballería, los Caballeros Hijosdalgos de la Nobleza de Madrid. Primo de Rivera intentó poner orden en el tema protocolario, dictando un Real Orden Circular de 9 de enero de1926 para"los Besamanos donde no residan Sus Majestades",pero curiosamente se reconoce en el preámbulo de dicha R.O.C. La imposibilidad"de dictar normas de carácter general que concreten y aquilaten debidamente las aludidas preeminencias". Sobran los comentarios, ante tan sorprendente confesión que denota el final de una época que incide hasta en los usos protocolarios. La Segunda República se dedicó a destruir casi todo lo que regia en estos temas:abolición de las grandezas y a títulos del reino ( a los Grandes se les llego a expropiar sus propiedades rústicas) derogación del Toison de Oro, de las Órdenes de Carlos III, de María Luisa,y del Merito Civil ( por su enorme prestigio en Iberoamérica se salvó la deIsabel la Católica). Supresión de las cinco Reales Maestranzas y del Cuerpo de Hijosdalgos de la Nobleza de Madrid, de las Órdenes de Santiago, Calatrava,Alcántara y Montesa. Se cambió hasta la bandera de España (introducido en 1785) y el Himno Nacional, la Antigua Marcha Granadera, después Marcha Real. El Gobierno de Burgos del general Franco, en 1938, cambia de nuevo todo lo anterior y se restablecen "de facto" las disposiciones vigentes de la última época de la monarquía Alfonsina. La influencia del Primer Introductor de Embajadores, Barón de las Torres, fue muy importante debido su larga permanencia en el cargo (1938/1964). Sin disposiciones escritas y por transmisión oral se adoptó casi todo el antiguó y tradicional protocolo, a las nuevas circunstancias del régimen franquista. Habrá que esperar hasta casi el final del Gobierno de Franco, para que aparezca el 27 de junio de1968, el primer intento legislativo que se hace en España de sistematizar con criterios generales y uniformes los lugares que corresponden a todas las autoridades existentes en aquellos momentos y así nace el "Reglamento de aprecedencias y ordenación de autoridades y corporaciones". Por primera vez se clasifican los actos en oficiales ( los únicos a los que se aplica el Reglamento) especiales y generales;se declara que la presidencia será unipersonal y se ordenan las autoridades y corporaciones dando una marcada prevalecía a la clase militar, sobre la civil, la judicial y la eclesiástica. Por ultima vez, la Jefatura Superior de Protocolo del Ministerio de Asuntos Exteriores(1938), heredero del antiguo Ministerio de Estado(1837) y de la Primera Secretaria de Estado y del Despacho Universal (1714) sería la encargada de resolver las dudas que se pudieran plantear de acuerdo con las antiguas costumbres y tradiciones. Para qué puedan producirse cambios fundamentales en las normas de a protocolo, se necesitan dos premisas: que se de una nueva situación política institucional y que exista una voluntad, antes del Soberano,ahora del poder político,de que las cosas cambien. Ambas circunstancias se dieron en nuestro país, a partir del 22de noviembre de 1975, en que jura como Rey de a España S.M Don JuanCarlos I de Borbon. Durante los años subsiguientes inmediatos, se produjo lo que los especialistas calificaron de caos protocolario, al seguir vigentes unas reglas del pasado, inaplicables, y haber surgido un cúmulo de nuevas autoridades, especialmente en las Comunidades Autónomas,con motivo de la promulgación de laConstitucion de 1978. El Gobierno socialista surgido de las urnas en octubre de 1982,acometió dcididamente la reforma del obsoleto y caduco Reglamento de Precedencias de1968. Después de un intenso y breve trabajo de una reducida comisión compuesta por altos cargos de la Casa de S.M. El Rey,de laPresidencia del Gobierno y de losMinisterios de Asuntos Exteriores y Defensa,vio la luz el 3 deagosto de 1983 el Real Decreto que establece el vigente"Ordenamiento General de Precedencias en el Estado". Un ordenamiento realmente revolucionario en la materia, que no solo se limita a ordenar las autoridades y corporaciones en el Estado, sino que por primera vez establece una nueva filosofía política del protocolo y del ceremonial, con un nuevo enfoque, distinto a las reglamentaciones anteriores y con evidentes características de modernidad. Es en síntesis, una nueva ordenación, para un nuevo Estado social y democrático de Derecho,bajo la forma política de una monarquía parlamentaria del Estado de las autonomías,donde la característica principal es la mayor prevalecía que se da a las autoridades elegidas sobre las autoridades nombradas con una mención muy señalada a las autoridades del mundo de la cultura. Finalmente se introduce, y se resuelve, el nudo gordiano de la distinta precedencia de todas las autoridades, con un tratamiento distinto si la actos oficiales tienen lugar en Madrid,como Capital del Estado, o en el territorio propio de una comunidad autónoma. Tres fechas: 1908-1968-1983 han marcado pues en España la normativa oficial del protocolo, no solo en el siglo XX sino en estos primeros años del siglo XXI, respondiendo a las distintas situaciones políticas y a los criterios del legislador en cada momento. Nada es inmutable y menos en protocolo, pero parecería plausible que las normas de 1983, con mínimos retoques, pudieran seguir vigentes mientras lo haga la Constitución, en la que se basan y de la que extraen su sentido. Dice un antiguo y milenario proverbio chino que "el ceremonial es el humo de la amistad". Esperamos que nuestro ceremonial, democrático y constitucional, siga sirviendo de elemento aglutinante,que siga preservando La paz protocolaria que felizmente reina en nuestro Estado. Joaquín Martínez -Correcher Embajador de España