La autoridad de Dios sobre nuestros Oídos

Prédica Dominical. Fecha: Julio, 2012
Tema: “La autoridad de Dios sobre nuestros Oídos”
La autoridad de Dios sobre nuestros Oídos
Pero temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos sean
de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo. (2 Cor. 11:3)
Necesitamos la autoridad de Dios en nuestra boca, en nuestras manos, en nuestros ojos
y en toda nuestra vida. Debemos tener la autoridad de Dios sobre nuestra boca para
predicar en nuestro país.
Dios quiere actuar en nuestros sentidos para que le glorifiquemos en nuestro ser. Y en
todos nuestros sentidos.
Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios
había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo
árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del
huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo
Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que
comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el
mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos,
y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio
también a su marido, el cual comió así como ella.
Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos;
entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de
Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se
escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto (Gen. 3:1-7)
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Cuando la serpiente vino a seducir a Eva, ella le puso atención y prestó su oído a las
palabras que decía y así fue como pudo engañarla. Cuando estamos solos debemos tener
cuidado a quien le prestamos nuestros oídos y todo nuestro ser.
Eva desde siempre había visto el árbol, pero después de lo que la serpiente le habló lo
empezó a ver con codicia. Primero Eva prestó su oído, luego su vista, las manos, su
olfato, sus manos y finalmente degustó el fruto.
Al Eva prestarle atención (oído) vio a Dios como un padre malo, de juicio y condenación,
por eso se escondieron al oír su voz. La mujer sintió codicia y quiso ser como Dios.
Moisés la persona que Dios utilizo para sacar a su pueblo de Egipto. El tuvo tres etapas
de 40:

Los primeros cuarenta en la casa de faraón creyendo que lo tenía todo. Tenía
buen techo, buenas comodidades, perfumes y el favor del faraón.

Unos cuarenta mas en el desierto, donde no tenía ninguna comodidad, ni
perfumes, su casa era el desierto, su cobertura era el cielo. Creía que no era
nada, que no tenía nada.

Los otros cuarenta años, en eso conoció a Dios y lo hizo su todo
Antes de conocer a Jehová vivió los cuarenta años Madián, es decir pleito o contienda.
Cuando quieras escuchar la voz de Dios debes salir del pleito y de la contienda; a veces
vivimos en un continuo pleito en nuestro trabajo, nuestra casa y hasta en nuestra
congregación.
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Moisés escuchó la voz de Dios cuando se atrevió a ir un poco más allá de lo
acostumbrado. Busco al Señor un poco mas y así pudo ver su rostro.
Ninguna cosa comeréis de él cruda, ni cocida en agua, sino asada al fuego; su cabeza
con sus pies y sus entrañas. (Ex. 12:9)
Dios utilizó las diez plagas en Egipto y mando que el día de la pascua comieran un
cordero bien cocido. A Dios le gusta que hagamos las cosas bien hechas, no a la mitad.
Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces
a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque
a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya
acontecido.
Y Aarón les dijo: Apartad los zarcillos de oro que están en las orejas de vuestras
mujeres, de vuestros hijos y de vuestras hijas, y traédmelos. Entonces todo el pueblo
apartó los zarcillos de oro que tenían en sus orejas, y los trajeron a Aarón;
y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo de ello un becerro
de fundición.
Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. Y
viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo:
Mañana será fiesta para Jehová. Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron
holocaustos, y presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y el pueblo
y a beber, y se levantó a regocijarse.
Entonces Jehová dijo a Moisés: Anda, desciende, porque tu pueblo que sacaste de la
tierra de Egipto se ha corrompido. (Ex.32:7)
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Moisés duró cuarenta días y noches en la cima de la montaña, mientras el pueblo estaba
abajo. ¿Duró cuarenta días porque? El Señor pudo haberle dado las leyes en un día. En
ocasiones Dios puede esconder a los líderes espirituales para que no lo idolatremos,
para que solo dependamos de Dios y no de ellos. Cuando andaban en el desierto Jehová
era su dependencia en columna de nube en el día y de noche columna de fuego.
Sabemos la temperaturas extremas de los desiertos, durante el día hace bastante calor,
pero el Señor ponía su nube para cubrirlos. En la noche el frio es igual de intenso que
cualquiera podría morir, pero Dios mandaba su columna de fuego para calentarlos.
Ellos dieron lo más valioso que tenían para hacerse un ídolo. Sacaron los sarcillos de oro
de sus orejas. La enseñanza es que ellos prestaron sus oídos al pecado. Ellos hicieron un
becerro (Apis), ese toro representa a una deidad satánica que representa la fertilidad y
las impurezas sexuales.
Aarón siendo un ministro del Señor se dejo llevar por el pueblo a pecado. A veces los
ministros de Dios e dejan arrastras y se olvidan de la voluntad de Dios; al Señor no le
gustan las mezclas con el mundo, a él le gusta lo puro y lo que le glorifica.
El versículo seis dice: Y al día siguiente madrugaron, y ofrecieron holocaustos, y
presentaron ofrendas de paz; y se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a
regocijarse.
Aquí no se refiere a lo que nosotros conocemos comúnmente como comer, a beber y
a regocijarse, sino hacer fiestas impurezas sexuales y lujurias.
Cuando Dios le dijo a Moisés que fuera a ver lo que había hecho s pueblo, Dios ya estaba
molesto por lo que había hecho ese pueblo.
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Cuando oyó Josué el clamor del pueblo que gritaba, dijo a Moisés: Alarido de pelea
hay en el campamento. Y él respondió: No es voz de alaridos de fuertes, ni voz de
alaridos de débiles; voz de cantar oigo yo. Y aconteció que cuando él llegó al
campamento, y vio el becerro y las danzas, ardió la ira de Moisés, y arrojó las tablas
de sus manos, y las quebró al pie del monte. Y tomó el becerro que habían hecho, y lo
quemó en el fuego, y lo molió hasta reducirlo a polvo, que esparció sobre las aguas, y
lo dio a beber a los hijos de Israel. Y dijo Moisés a Aarón: ¿Qué te ha hecho este
pueblo, que has traído sobre él tan gran pecado? Y respondió Aarón: No se enoje mi
señor; tú conoces al pueblo, que es inclinado a mal.
Y viendo Moisés que el pueblo estaba desenfrenado, porque Aarón lo había
permitido, para vergüenza entre sus enemigos, se puso Moisés a la puerta del
campamento, y dijo: ¿Quién está por Jehová? Júntese conmigo. Y se juntaron con él
todos los hijos de Leví. (Ex. 32:26)
Cuando dice voz de canto u y regocijo se refiere a la lujuria que tenia aquella gente en
ese momento. Josué escuchaba la voz del pueblo porque no estaba en la cima del
monte, sino entre el pueblo y el monte, más sin embargo Moisés no la escuchaba
porque estaba en la presencia de Dios; Josué escuchaba como gritos de guerra. No
discernía, cuando estamos con una parte de nosotros en el mundo no escuchamos la
voz de Dios.
Moisés era el hombre más manso de la tierra y se puso furioso por lo que el pueblo
había hecho, cuando le hizo beber el agua del becerro le estaba enseñando que
tenemos dos naturalezas, la del nuevo hombre y la naturaleza antigua. La traemos de
Egipto lo que representa al mundo.
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Debemos definirnos y consagrarnos, Dios llama a los hijos de Leví como ministros,
porque ellos escucharon lo voz de Dios y se purificaron.
Había tres grupos:

Los que estaban con Dios

Los que estaban con el enemigo

Los que estaban indecisos
Oye, hija mía y mira, e inclina tu oído; Olvida tu pueblo, y la casa de tu padre; Y
deseará el rey tu hermosura; E inclínate a él, porque él es tu señor. (sal. 45:10-11)
Debemos procurar escuchar la voz de nuestro Dios, nuestro señor y que nuestra
alabanza sea solo para él y no para el mundo. Tenemos que discernir, mirar e inclinar
nuestros oídos a Jehová. Inclinar el oído es inclinarnos hacer la voluntad de de nuestro
Dios; olvidar el pueblo es dejar las costumbres del mundo y hacer lo que le agrada al
padre.
Cristo les dijo muchas veces a sus discípulos que era necesario que El muriera, pero que
al tercer día había de resucitar, pero ellos no le oían. No escuchaban la voz de Dios.
Según la música que escuchemos es nuestro comportamiento.
Les dijo también: Mirad lo que oís; porque con la medida con que medís, os será
medido, y aun se os añadirá a vosotros los que oís. (Marc.4:24)
Aquí se refiere a los oídos espirituales, no a los físicos, mirar lo que oyes es poner
atención es a las cosas espirituales. Tenemos que poner oídos a lo que el Señor nos dice
y no a lo del mundo ni a las personas que no se consagraran a Dios.
predicador: F.R
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