[9] —El gorila, ese mono grande que, según algunos es el abuelo del hombre, no puede vivir durante mucho tiempo cautivo y tarda poco en morir, sobre todo, si se le tiene enjaulado en países fríos. Uno que poseía el acuario de Berlín, acaba de sucumbir víctima de una enfermedad del pecho. Este mono, procedente de Sumatra y llevado a la capital de Alemania hace pocos meses, había sido rodeado de todos los cuidados posibles desde que desembarcó en Liverpool, donde un médico de Berlín, el Dr. Hermes, había ido a buscarle. Su natural era dulce y apacible, la mayor parte de sus movimientos y de sus acciones, asemejábanse a los del hombre, pero su tristeza revelaba claramente cuánto sufría por haber perdido su libertad. Al llegar a Berlín pareció tan enfermo que el doctor lo llevó a su propia habitación y lo cuidó como si fuera una persona. El gorila fue sometido al mismo tratamiento que el pongo, muerto también en Berlín hace algunos años, a consecuencia de una enfermedad análoga. Atacado de dolores de cabeza y de una tos persistente, el infeliz mono permaneció algún tiempo echado en un rincón de su jaula, hasta que se le halló muerto. Su piel ha sido comprada por el Museo anatómico de Berlín. —En el ejército francés no se conocían los caballos de los Estados Unidos del Norte hasta el año de 1877, en que el cónsul de esa nación en el Havre introdujo por su cuenta algunos de dichos animales. Hoy hay en el referido ejército más de 600 caballos de aquella procedencia, y el Ministro de la Guerra ha enviado a aquel país dos oficiales de caballería para inspeccionar allí los caballos americanos en relación con el servicio del arma. —Los tribunales de Londres han fallado recientemente en una demanda de declaración de pródigo presentada contra un millonario, Mr. Dundee, por sus primos y presuntos herederos. Apoyaban los primos su demanda en que Mr. Dundee publica una cantidad enorme de anuncios de empleos lucrativos, de curiosidades raras y otras extravagancias. El demandado explicó la razón de sus anuncios, que no podía ser más sencilla. “La muerte, decía, me ha arrebatado todas mis antiguas relaciones, y me aburre mucho tener que buscar en la sociedad otras nuevas. Para procurármelas sin este inconveniente, atraigo a mi casa por medio de anuncios a una multitud de gentes, de las cuales despido a las que no me agradan, diciéndoles que han llegado tarde, y retengo, invitándolas a comer, a las que me gustan. De esta suerte me divierto siempre.” El tribunal, reconociendo que el procedimiento de Mr. Dundee era algo singular, ha considerado, sin embargo, que esto no acusaba debilidad mental, y como además Mr. Dundee no gasta en procurarse sociedad abundante y variada más que sus rentas, ha rechazado la demanda de sus buenos primos. —El Great Eastern, el monstruo de los mares, está relegado hace algún tiempo al fondo de un dock en el Támesis, y sus malaventurados propietarios, que lo han puesto en venta, habrán realizado ese capital; y ya se anuncia que el individuo que se preparaba a adquirir el famoso buque, trata de hacer con él una aplicación ingeniosísima. Así pues, el Great Eastern será transformado en hotel con todas las comodidades de las fondas de tierra firme, incluso el telégrafo. Este hotel cambiará de sitio según las estaciones y la afluencia de viajeros, instalándose, ora en Trouville, ora en Niza, unas veces en Biarritz y otras en Dieppe. Llegará vacío, echará el ancla, izará su pabellón, expondrá su lista de manjares y hará la competencia a sus rivales los restaurantes y hoteles, sólidamente construidos en tierra firme. La vida, en ese monstruo marino será encantadora, sin contar con que los que lo habiten tendrán facilidad de tomar baños de mar a todas horas del día y de la noche. Pero lo que será difícil, por ejemplo, de evitar, es los raptos que podrán verificarse por babor y por estribor, con el simple auxilio de pequeñas escalas de seda. —En Leipzig, ciudad de Alemania, se ha celebrado con grandes fiestas el aniversario de la introducción de la imprenta en dicha ciudad hace cuatrocientos años. He aquí la historia y la estadística de la imprenta en Leipzig, cuyo importante desarrollo ha tomado desde hace mucho tiempo considerables proporciones. La primera imprenta fue introducida en Leipzig [en] el año 1481 por Andreas Friesner, profesor de teología. Dicho señor poseía una sola prensa, la cual fue cedida, al morir Friesner, a un convento, a condición de que los frailes dijeran cierto número de misas para el alma del profesor. Más tarde, la prensa de Friesner fue vendida por el precio de 30 florines. Leipzig posee hoy ochenta y dos imprentas, cuyo material comprende 451 prensas de vapor y 971 de mano. El número de individuos que viven de la imprenta en Leipzig, contando los libreros y los encuadernadores, pasa de 12 000. —El mal es escandaloso y el estruendo que hace exagera sus proporciones. La dicha es reservada y pudorosa, y como no produce ruido, parece que no existe. La Opinión Nacional. Caracas, 16 de diciembre de 1881 [Mf. en CEM]