Konzevik, escritor fantasma

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 Konzevik, escritor fantasma
Eduardo Caccia ¿Qué se siente conocer un fantasma?, me pregunté luego de conversar con el argentino David Konzevik, el mejor ponente, a mi juicio, de las muchas mentes brillantes que desfilaron en La Ciudad de las Ideas, festival intelectual que orquesta Andrés Roemer, capaz de convocar a varios premios Nobel y autores celebradísimos como Richard Dawkins (The Selfish Gene), Malcom Gladwell (The Tipping Point, Blink), Phillip Zimbardo (The Lucifer Effect), el futurólogo Michio Kaku, Sir Tim Berners-­‐Lee (inventor del internet) y muchos talentos más. "Doctor ¿cómo se llama su libro?" La pregunta a Konzevik no sólo la hice yo, la escuché repetidamente de muchos asistentes, a lo que firme y humildemente respondía: "no tengo libros". En el mundo intelectual y de conferencistas, no tener un libro es como no tener identidad. Si el libro los hace ser, no tenerlo los convierte en algo cercano a un fantasma. Cuando uno sabe que no puede llevarse a un pensador, sus ideas adquieren un sentido de volatilidad, no hay papel que las capture. ¿Cómo es posible que este hombre, entrado probablemente en los sesentas altos, no tuviera escrito un sólo libro? El enigma no termina ahí. El tipo rehúye a los medios, no escribe artículos, no da entrevistas, no aparece en televisión, no habla en la radio. La única forma de enterarte lo que dice es escuchándolo personalmente. Este sentido de escasez ha sido una de las claves del éxito Konsevikiano. Recordé la novela de Montagu "El hombre que nunca fue" donde narra el osado engaño británico a las tropas alemanas en la segunda guerra mundial, cuando hicieron que la cargada nazi apuntara a Grecia mientras los aliados tuvieron por objetivo Sicilia. Los ingleses sembraron un cadáver con información falsa. Este hombre resultó un héroe, un hombre que nunca fue. Konzevik es el escritor que nunca fue, pero aún así es capaz de provocar el magnetismo por sus ideas. Uno no puede leer a Konzevik, uno lo pronuncia, lo repite, lo escribe. Aquí algo de lo mucho que capté en efímeros 21 minutos que duró su alocución. Cambiar una sociedad pasa por entender su cultura (no puedo estar más de acuerdo), y específicamente mencionó 5 puntos cruciales que hay que considerar: la forma en cómo el país ve a la riqueza (¿crea capitales o los combate?), ¿es un país de títulos o de méritos?, ¿es un país de leyes o de corrupción?, ¿es un país anclado en el pasado o con visión de futuro?, y por último, la forma que el país tiene de ver el mundo (¿lo Publicado en el periódico Mural, de Grupo Reforma, 15-­‐Nov-­‐2010 extranjero es amenaza o recurso?). Konzevik hablaba de muchas naciones latinoamericanas pero en especial, sin pronunciarlo, de nuestro México. No tuve tiempo de preguntarle por qué ese libro es especial para él. Quizá en sus páginas, por el flanco del rey, encuentre una pista. Konzevik, que asesoró al presidente brasileño Lula, a quien le dijo " En una economía globalizada el poder es como un violín: se coge con la izquierda pero se toca con la derecha", conversó generosamente conmigo y, a falta de libro de su autoría, prometió regalarme uno significativo para él. Una de las muchas técnicas del ajedrez empata con "El hombre que nunca fue". Engañar al oponente con una pista falsa es privilegio de estrategas geniales. Uno pretende seguir a Konzevik en libros que no ha escrito; él está en otro lado. Lo encontré al día siguiente, en un rincón, reservado, alejado del bullicio de los autógrafos y las fotos. Me saludó amablemente y le pidió a un ayudante su maletín. Extrajo un libro delgado, "Una partida de ajedrez", de Zweing. A petición mía nos lo dedicó no sin antes preguntarme por el nombre de mi esposa, quien el día anterior nos acompañó en la breve charla. Antimediático, mientras los demás pelean por estar en los medios, el contraflujo de Konzevik acumula más de 4 mil conferencias alrededor del mundo. En un época donde hay quien contrata escritores fantasma en pretensión de simular capacidades, nada como ser el escritor fantasma de uno mismo. Hay libros que nunca existieron. David Konzevik sigue escribiendo. Eduardo Caccia ayuda a las empresas a innovar, a partir de entender el consciente y el subconsciente del
consumidor.
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http://www.eduardocaccia.com
Ver página del periódico:
http://eduardocaccia.squarespace.com/storage/articulos-mural/KONZEVIK_ESCRITOR_FANTASMA_MURAL.pdf
Publicado en el periódico Mural, de Grupo Reforma, 15-­‐Nov-­‐2010 
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