« El Cuerpo y la letra » 1 Jacques Lacan dijo el 21 de junio de 1961 : « todo lo que es narcisista debe ser concebido como raìz de la castraciòn » ya que hay un blanco en la imagen. « Es porque me nombro tù que no olvido vivir » Henri Meschonnic, « Puesto que soy esa zarza » Trad. Hugo Savino Anticipaciones Sobre el Narcisismo en Psicoanàlisis No se entra al Lenguaje como ángeles, ni tampoco estamos en él desde siempre. La estructura que trata la articulaciòn del cuerpo al Lenguaje se llama en psicoanálisis: « narcisismo » y es una estructura fundamental del sujeto. Se habla con eso que llamamos cuerpo y a la vez el cuerpo se estructura por el hecho de hablar. No meramente por su funciòn de soporte fìsico, ya que el cuerpo no es el fìsico. El cuerpo es el fìsico alcanzado por una funciòn del discurso llamada : funciòn fàlica. Quiere decir que el narcisismo no se reduce a la instancia imaginaria del yo(moi) sino que implica una dinàmica en la cual el sujeto que toma a su cuerpo como objeto, a la vez se sustrae y enuncia : « Yo » . El narcisismo no es un mito, ni un enamoramiento, ni una mezquina autosatisfacciòn ni el odioso egocentrismo que denunciaba Pascal. Es la estructura de una herida, ya que es la apropiación del cuerpo por la vía de una imagen ideal, que mantiene con el cuerpo propio una discordancia sin ninguna posibilidad de reducción. La tensión erótica con el cuerpo tomado como objeto culmina en una metáfora, que es una identificación, la que se indica cada vez que alguien dice: Yo. Y decir Yo es una separaciòn. Es asumir una alteridad como propia. No en el sentido posesivo de « mi » sino del pronombre personal que indica a aquel que habla, el Je del francés, el Ich del imperativo ético de Freud. Y el 1 Trabajo publicado en :Memoria de la III Jornada sobre Psicoanálisis y Psicosis Social (Evento nacional). Buenos Aires, Facultad de Psicología, UBA, 2009. poeta, el « visionario » Rimbaud vio que el yo no es un dato primitivo sino el resultado de una identificación, la cual no es una fusión sino la creación de una identidad alrededor de una diferencia. Intuyó la distancia del yo respecto del otro que lo constituye y poniéndose a si mismo en posición de « asistir a la eclosión de sus pensamientos » declaró su lúcida frase: « Yo es otro». En 1914, Freud ubica esa operación en el campo de la libido. No hay sujeto sin narcisismo, los significantes no vuelan en el espacio. La estructura se atrapa cuando se hace cuerpo. Por eso el anàlisis no puede ser ni en efigie ni en ausencia, ni por teléfono ni por internet. El lenguaje se habla con el cuerpo y el cuerpo es estructurado por el lenguaje. Lo que se llama cuerpo- a diferencia de términos como organismo, fìsico, carnees como tal tributario del orden simbòlico, aquello por lo cual Antìgona dio la vida al oponerse a la degradaciòn en carroña del cuerpo de su hermano. En 1914 Freud llama narcisismo a la identificaciòn imaginaria con el cuerpo tomado como objeto y donde el narcisismo es la constituciòn del cuerpo como significaciòn. El cuerpo propio prematuro, inacabado e insuficiente se identifica a su imagen en el espejo, siendo la funciòn imaginaria del falo simbòlico aquello que constituye al cuerpo. Asì, se da el nombre de narcisismo a la estructura que articula lo imaginario del cuerpo a lo simbòlico en el Lenguaje, el que aparece bajo la forma del espejo plano en los esquemas òpticos de Lacan. Sin embargo, se suele confundir (hàbito neuròtico, disociaciòn metafìsica de la histérica) al cuerpo con la naturaleza y a lo simbòlico con lo religioso. Pero el narcisismo no es la encarnaciòn del verbo. Ya que la acciòn del significante sobre el cuerpo, deja separada una parte de él. Hay algo del cuerpo propio que no se refleja en la imagen. Una libra de carne, un resto, que estarà presente en la estructura que Lacan llamò : fantasma, y ausente en la imagen especular. En Platòn, recordemos, hay una verdad alada que se engancha a un cuerpo. 2 En cambio, en el narcisismo, la formaciòn significante del cuerpo libidinal desprende un resto, un fragmento, un exceso, que puede volver como astilla. Los restos son los cuerpos volàtiles del barroco, màs que significantes son letras, eso que queda desprendido del signficante pero que al mismo tiempo guarda con él un papel de soporte material. De allì la frase de Lacan : las palabras quedan y los escritos vuelan. 2 Nota : En el Fedro o de la belleza, de Platòn, se lee que el alma en compañia de la divinidad ha contemplado desde arriba las cosas que verdaderamente son. Es el contemplar del alma un resplandor puro, « sin la marca de este sepulcro que llamamos cuerpo, que nos rodea y al que estamos encadenados » Allì la Idea, alude a una visiòn extrìnseca pura. El idealismo reduce lo extrìnseco a un exterior con el que se tiene contacto por la reminiscencia Eugenio D’Ors propone la definiciòn de lo clàsico como las formas que pesan y lo barroco, como las formas que vuelan. Y hay que ver que el objeto del deseo depende de una estética barroca, la que Lacan reivindicaba en su estilo gongorizado. La dinàmica del Narcisismo, de lo intrìnseco a lo extrìnseco La identificaciòn imaginaria como envoltura, depende de la tòpica de la esfera, es decir, una ausencia de topologìa. En cambio, el narcisismo depende de la topologìa de lo intrìnseco y lo extrìnseco donde el sujeto se desdobla. El cuerpo se introduce en la economìa del goce por la imagen del cuerpo, lo cual se explica por la prematuraciòn. Es la formaciòn del yo como cuerpo que Lacan ubicò en el estadio llamado del espejo. Confrontado a la unificaciòn y dominio de la imagen en el espejo, el niño presa aùn de la incoordinaciòn motriz, celebra esa imagen unificada promesa de futuro. La identificaciòn es la asunciòn jubilosa de la imagen, que Freud llamò : Yo-ideal. Entonces, de la fragmentaciòn del cuerpo prematuro y la dispersiòn de las tendencias, se pasa a la identificaciòn jubilosa con una imagen ideal, autentificada por el Otro. El jùbilo por la conquista de una significaciòn fundamental, la del cuerpo, es signo del sujeto. El mono queda indiferente ante su imagen en el espejo, no entra en la ficciòn de la promesa. El espejo del Lenguaje es impuro si se entiende que la imagen especular es una creaciòn anticipada, que no es una reproducciòn. La unidad de la imagen no es una percepciòn sino una interpretaciòn del niño, y por eso la verdad de la imagen tiene una estructura de ficciòn. Es lo que se rechaza en la paranoia, con la pretensiòn de una verdad verdadera. En 1914 Freud nombra « narcisismo » a una identificaciòn imaginaria, la del cuerpo tomado como objeto, cumpliéndose en ello un nuevo acto psìquico. Se crea algo nuevo : el yo, es decir, el cuerpo, por medio de la identificaciòn con una imagen ideal. El acto crea algo nuevo, pero como tal es inasible, inasible como lo es el presente. Es necesario repetir y decir nuevamente que : La imagen es promesa de unidad y dominio frente a un estado de insuficiencia motriz y de fragmentaciòn del cuerpo prematuro. La forma total de su cuerpo le viene como gestalt desde la exterioridad de una imagen cuya unidad es discordante respecto de la impotente turbulencia del cuerpo. En el narcisismo, el cuerpo (fragmentado) se identifica con lo que no es (unificaciòn). Por eso, es una identificaciòn que no salva a la verdad, y escribe un nuevo principio de identidad : a=i(a) . Por la identificaciòn narcisista, el cuerpo va a ser mi cuerpo, un « mi » que viene de una imagen exterior, que se forma alrededor de una diferencia. Esta dialéctica no serà jamàs domesticada, donde el yo es un otro él mismo, un amo que el sujeto encuentra en el otro y que se instaura con una funciòn de dominio en el corazòn de él mismo. Ese « mi » contendrà a un amo extranjero implantado en él. Ello hace necesaria la simbolizaciòn que va a ampliar el campo restringido y excluyente del « yo o el otro ». La simbolizaciòn es algo que permite el hecho de hablar : el pasaje del mi al yo como pronombre personal. Sin la ampliaciòn del campo por la referencia al sìmbolo, la relaciòn imaginaria permanece sin salida. El yo (moi) al borde de la fragmentaciòn se aferra a su precaria unidad de manera tirànica y egocéntrica. Es lo que se lee en el pensamiento 455 de Pascal : « el yo es odioso », es una enfermedad del alma. Sin embargo, por el compromiso con la palabra, el narcisismo encuentra su dinàmica. En el hecho de pasar del yo al objeto y del objeto al yo. Un ejemplo de ese movimiento es la construcciòn del fantasma en un anàlisis, donde el sujeto lee de manera extrìnseca una frase que lo contiene a él de manera intrìnseca. En la lectura del discurso, el sujeto practica una dinàmica del narcisismo en la medida en que lee el texto que lo contiene pero al leerlo, se sustrae. Este gesto de sustracciòn, ese pasaje a una posiciòn extrìnseca es la pràctica del narcisismo en su dinàmica. Es también la dinàmica intrìnseco-extrìnseco que se le plantea al sujeto cada vez que està ante una formaciòn del inconsciente. Es intrìnseco al lapsus que a él mismo lo sorprende, la sorpresa es signo de una posiciòn extrìnseca. En el narcisismo se articula el cuerpo a la letra cada vez que se habla. Es necesario insistir : el narcisismo es una estructura fundamental del sujeto, no hay sujeto sin narcisismo. El sujeto que es efecto de lo que dice, implica al cuerpo cuando habla. El sujeto nombra un efecto significante, no un ser ; el sujeto està en las antìpodas del ser. En todo caso, la pregunta por el ser conduce a la angustia. El ser del narcisismo, es un ser sin ser ya que està hecho de alteridad, el cuerpo se identifica con lo que no es. Hablar, hablar Hablar moviliza la significaciòn narcisista y obliga a desprenderse de las envolturas del Yo-ideal, de las identificaciones imaginarias, para entrar en una dinàmica de lo imperfecto, del malentendido, de lo imprevisible. Puesto que el sujeto no es amo de lo que dice, ello habla por su boca , y da lugar a sorpresas, pero el acto de decirlo es responsabilidad del sujeto. El sujeto serà el efecto de ese acto con el cual si bien no mantiene una relaciòn de dominio (ello habla) toma a su cargo los efectos que proceden de una zona insabida, en una posiciòn donde lo incauto es idéntico al coraje. Sujeto es la nociòn que orienta toda la pràctica del psicoanàlisis y es una nociòn ética ya que depende del registro del acto y no de un determinismo mecànico. Hablar pone en juego un funcionamiento del narcisismo que no se reduce al yo como instancia (instancia de desconocimiento). En la medida en que en el hablar, hay lo que se dice pero también el hecho de decirlo, la enunciaciòn, el hecho del empleo efectivo de la lengua que està descentrado de lo que se dice, sustraìdo al espejo. Hay el nivel de los enunciados, el nivel del espejo, donde circulan los sentidos, y extrìnseco al espejo, el nivel de la enunciaciòn, que determina al enunciado sin aparecer de manera explìcita. Y eso que habla por boca del sujeto puede irrumpir en el territorio libidinal del yo y sorprender. Es el caso de un lapsus, un sueño, un sìntoma , donde el sujeto es intrìnseco y a la vez extrìnseco cuando los lee como a un texto. El hecho de que un sujeto se preste a esta dinàmica intrìnseca-extrìnseca hace al funcionamiento propio al narcisismo, funcionar alrededor de una discordancia, de un desdoblamiento del sujeto en dos espacios diferentes que no se pueden reducir. Es la posiciòn analizante del sujeto donde se asume como intrìnseco a algo que sin embargo lo sorprende. El par intrìnseco-extrìnseco es una referencia topològica del sujeto, que le dà un lugar que el par interior-exterior no permite. No se puede estar a la vez en el interior y en el exterior, en cambio sì se puede ser intrìnseco y a la vez extrìnseco a un espacio. Es geométricamente coherente. Qué es tratar algo como un objeto ? pregunta Jean-Michel Vappereau en su escrito sobre el Narcisismo. « podemos consierar algo de manera extrìnseca cuando lo tomamos como un objeto. Asì, el sujeto puede tomar a su cuerpo como objeto, consideràndose exterior al objeto al cual el mismo sujeto està sujetado de manera intrìnseca » Allì explica que hay una oposiciòn entre las geometrìas intrìnsecas que estudian las propiedades invariables de un objeto dado, y las geometrìas extrìnsecas que estudian al mismo objeto pero desde el espacio en el que està situado, lo cual hace aparecer propiedades que en lo intrìnseco no se advertìan, que no tienen legibilidad. Por ejemplo : el caràcter unificante de la imagen, sòlo aparece en lo extrìnseco . Intrìnsecamente, la situaciòn es de fragmentaciòn y dispersiòn. El desdoblamiento en una posiciòn extrìnseca es un gesto especìfico del Lenguaje. El convertir un dicho en objeto de comentario, hace a la estructura del Lenguaje, algo que es resistido por ejemplo en la afasia. La negativa a nombrar un objeto es rehusarse al tratamiento extrìnseco de un objeto por esperar su identidad en lo intrìnseco, la espera de un ilusorio sentido propio de las palabras. R,S,I En el narcisismo, lo imaginario se articula a lo simbòlico pero de una manera en la que todo no es posible, (no toda la libido es proyectada a la imagen, el falo aparece en el espejo como falta, es innombrable) Lo Imaginario se articula a lo Simbòlico por medio de un Real. De una manera borromea No toda la libido pasa a la imagen, hay una discordancia entre la imagen especular y el cuerpo propio. Hay lo no proyectado que constituye la reserva operatoria y fundamento narcisista, en la medida en que esa diferencia, esa sustracciòn libidinal del objeto es lo que le permite al sujeto leer, decidir. Lo màs investido del cuerpo aparece como un blanco en la imagen. La discordancia en la estructura narcisìstica entre el cuerpo y la imagen es lo que se rechaza en la paranoia que aspira a una identidad total a=a en lugar de a=i(a), aspira a ver todo, en una transferencia masiva al objeto y rechazando la existencia de esa reserva narcisista donde la Demanda cesa. La pretensiòn de la paranoia es sin coerciones, pide la coincidencia con la imagen especular, cuando ni siquiera Dios se la atribuìa. Al responder a la pregunta de Moisés sobre su nombre, dijo : « Heeyé asher heeyé », en castellano : « seré que seré ». (deformado gravemente en las traducciones que desescriben al texto como « soy el que soy »). En cambio no toda la libido se proyecta a la imagen, y ello constituye una coerciòn, una imposibilidad en la forma de ligarse lo imaginario y lo simbòlico, imposibilidad que constituye un real. La estructura narcisista, por lo tanto, se anuda de manera borromea R, S I. Para explicarlo, aùn : si la imagen especular es la realizaciòn imaginaria del Falo simbòlico, ello es a costa de la no reflexiòn en el espejo justamente de la dimensiòn del Falo, que en la imagen se realiza como falta. Ello cumple la dialéctica de ese significante mayor que Lacan escribe con la letra griega Fi, donde la significaciòn del falo se cumple si el falo està ausente y, en cambio allì donde se muestra, se apaga como significaciòn. Por lo tanto es en ese lugar de ausencia del falo en la imagen, donde se asienta la condiciòn de su poder de significar. Vemos funcionar alli a una imposibilidad, un real que anuda a lo imaginario (el cuerpo) con lo simbòlico (la significaciòn del falo). Narciso y el reflejo inalcanzable La imagen narcisista es prototìpica de cualquier objeto. Pero esto quiere decir, como lo entreve el kantiano Cacciari, que el objeto es inexistente o que el objeto serìa del orden de una cosa en sì, y que sòlo se tiene relaciòn un reflejo ? O que esa serìa la verdad que Narciso asume tràgicamente, él, el héroe que se habrìa sometido al hecho de que asumiendo que todo no es màs que representaciòn , se entregò a la representaciòn de sì mismo? Es preciso responder que en el discurso del psicoanàlisis hay el objeto pero que no es percepciòn sino escritura, es una letra . Y que el sujeto no lo encuentra pasivamente sino que se desprende de su actividad de lectura. El objeto a , fundamento del deseo, no es la cosa en sì, ya que no tiene un sentido en sì mismo, ni un valor intrìnseco, ni es independiente del sujeto. La « traiciòn » del espejo en la medida en que no corresponde a una realidad de la cosa, y que estalla en la risa de Narciso, es eso que desinfla el poder cautivador de la imagen. (Eco cautivada, se desmorona por la risa de Narciso. El serà castigado por eso). Su risa denuncia que no se trata de él (el objeto de admiraciòn) , sino de la imagen. Pero lo que no es considerado, es algo que no es ni la imagen ni el cuerpo propio, sino algo desprendido, que no puede verse pero si escribirse, algo que no tiene sentido pero que funciona como causa del deseo. Narciso desconoce, entonces, la necesidad del objeto y languidece frente a su imagen hasta morir. Sòlo espera de su reflejo. Es cierto que, presentado asì, Narciso no es un caso de autosatisfacciòn. Que se entrega a su imagen de una manera tràgica. Sabìa que hay una alienaciòn imaginaria, es decir, que la relaciòn al cuerpo no es directa, que se necesita de la mediaciòn de la imagen, y que lo propio es lo que llega desde ella. Alcanzò la posiciòn extrìnseca por la cual toma a su propia imagen como objeto. Pero no avanzò en la dinàmica del narcisismo, que consiste en trocar el objeto por una identificaciòn y serlo en lugar de tenerlo. Es decir, producir la identificaciòn donde el yo es metàfora del otro. El Narciso del mito, no entendiò la dinàmica del narcisismo. Sì, es cierto que no es un perseguidor de imàgenes ni un caso de impotencia para enamorarse o de aspiraciòn a la autosatisfacciòn. Pero tampoco es un revelador de la estructura del deseo ni del narcisismo. Si su convicciòn es que el objeto es sòlo una imagen y que no hay una realidad de la cosa, se trata de una convicciòn kantiana. Pero la estructura no se reduce a esos elementos, existe una letra que se llama : a, que no es una imagen, es una construcciòn que se va delineando en la pràctica del lenguaje, en los desciframientos sucesivos, que sostiene eso que Spinoza llamò : amor intelectual, el que liga el sujeto al objeto que lo causa. Algunas Conclusiones El Lenguaje consiste en la dinàmica de un pasaje de lo intrìnseco a lo extrìnseco. Y el narcisismo- estructura del Lenguaje- es el pasaje a lo extrìnseco. La construcciòn del fantasma- decisiva tarea analizante- requiere de una estricta dinàmica del narcisismo, ya que el analizante debe construir la frase del fantasma donde él es intrìnseco, la frase en la que él consiste, su punto de partida para concebir al mundo, y lo debe hacer fuera de ese punto de partida, en una posiciòn extrìnseca. La posibilidad de extraerse del espejo y leer la imagen, indica que se mantiene una diferencia entre el cuerpo propio y su reflejo, entre una libido que no se proyecta a la imagen- que se mantiene en el sujeto como reserva libidinal, fundamento narcisìstico- y la que impregna al objeto. Esa sustracciòn libidinal, sustracciòn del apoyo imaginario, es la posiciòn extrìnseca desde donde el sujeto decide, elige, actùa. Es el narcisismo funcionando alrededor de una diferencia, de algo que no se superpone con la imagen,. Si toda la libido se proyecta en la imagen, eso no es el narcisismo, sino la pretensiòn paranoica que no haya diferencia entre el yo y la imagen, donde salvar a la verdad como adecuaciòn es su moral y que se revela como una cabal enfermedad del narcisismo. El psicoanàlisis reemplaza a la verdad como adecuaciòn por la verdad como equìvoco o ficciòn. Hablar introduce la enunciaciòn, funciòn a la cual Lacan, lector de Freud, llamò Falo simbòlico. Hablar introduce la parasitaciòn del Falo por lo cual no hay relaciòn sexual. Crea un real, un imposible. Ya que introduce algo que escapa al enunciado y que no se puede atrapar, porque si se atrapa y deviene un enunciado, se habrà producido un nuevo hecho enunciativo que vuelve a escaparse. En suma, la enunciaciòn no llega a entrar en el espacio del espejo, no puede representarse. No puede decirse toda la verdad, algo de la verdad queda en el espacio infranqueable de la enunciaciòn y se constituye asì un real que es condiciòn para producir significaciones. Esto moviliza la significaciòn libidinal del cuerpo, restructura su economìa, ya que ubica fuera del espacio imaginario lo relativo a la enunciaciòn, el falo simbòlico que Lacan escribe con la letra Fi mayùscula y que no forma parte del cuerpo, es incorporal en el sentido de los estoicos. El cuerpo se articula al Lenguaje por medio de algo que es incorporal. El Falo innombrable El hecho de hablar muestra el funcionamiento del narcisismo como estructura del sujeto, ya que al hablar se pierde la protecciòn de las envolturas del yo ideal y el sujeto queda librado a la dinàmica de lo intrìnseco y lo extrìnseco respecto de lo que dice. Ya que es intrìnseco a lo que puede irrumpir en su discurso de manera sorpresiva, siendo la sorpresa la marca de su posiciòn extrìnseca. Al hablar se da entrada a lo imprevisible, a todo tipo de malentendidos, a la irreversible enunciaciòn que Lacan escribe : Falo simbòlico La enunciaciòn no puede reducirse a un enunciado, algo de la verdad queda en el espacio insuperable de la enunciaciòn En el plano de lo imaginario, el falo simbòlico- que es la letra que escribe con color sexual el hecho de la enunciaciòn- aparece como falta. Es decir, el cuerpo comprometido en el habla, es un cuerpo afectado por una falta y significado por ella. Prestarse a una significaciòn es haber traspasado la envoltura del yo-ideal, la perfecciòn. Una reticencia obsesiva a hablar pasa por no perturbar la armadura yoica, por ello la elecciòn de pensar màs que hablar. El Falo simbòlico, el significante que falta en el Otro (« que cayò del barco del Otro »), es el sìmbolo de la castraciòn. Es un significante que no se dialectiza con otros, él contiene su propia dialéctica . Es un significante absoluto ubicado fuera de la cadena significante, y que designa el poder de significar. « Yo anticipo y profiero que el falo en su funciòn radical es ese ùnico significante que puede significarse a sì mismo, pero aunque pueda significarse a sì mismo, es innombrable. No puede nombrarse porque si se lo nombra abolirìa todas las otras nominaciones, no se puede decir el falo y continuar nombrando otras cosas » (Jaques Lacan, La Identificaciòn). O sea, las nominaciones dependen del hecho de nominar, que es el que se escribe : Falo. Las significaciones que se provocan de manera dialéctica, como efecto de oposiciones (luz-sombra, dìa-noche, etc.) dependen del hecho de significar, del acto de decir. Y el acto de decir como tal, realiza en sì su propia dialéctica, Lacan lo llama en Aùn : Diosdecir. Es la indicaciòn para leer la funciòn del Dios bìblico como una funciòn del lenguaje, en una lectura no religiosa de la Biblia que hace de ese texto la escritura que actualiza el funcionamiento del Lenguaje y en ese sentido interesa al psicoanàlisis. Es decir, la Biblia no como una historia o un relato sino un texto que pone en cuestiòn qué es leer, interpretar, traducir. Lo primero que se lee allì, es còmo Dios crea el mundo por medio del decir. Hàgase la luz, hàgase la sombra, el dìa y la noche, la tierra y el cielo, las plantas, los animales, el sol y la luna, el hombre y la mujer. Se crea a partir del decir, se cumple la funciòn creadora de la palabra ex-nihilo. Dios no es una representaciòn, designa un acto, el acto de decir. Dios es el que dice y de esa manera crea. Crea pares significantes, pero Dios como tal, el decir como tal, no es nombrado. Es un Dios que se escribe pero no se nombra. Es innombrable. Es la funciòn del falo simbòlico en la versiòn historizante de la Biblia. Aparece aludido pero es innombrable. Su nombre se escribe pero no se pronuncia, es un dios literal, un dios hecho de letra. Henri Meschonnic traduce para la forma vocalizada del tetragrama WYHW: « mi señor » como una alusiòn al nombre impronunciable. Sin embargo, ha habido en la historia la pretensiòn de pronunciar las letras, no de aludirlas, produciendo un nombre fantasma : « Jehovah » . Es un intento de transgredir un imposible, de romper una cohersiòn : la de que no toda escritura entra en la palabra, no todo es nombrable. No juega el juego de la letra en el intento de volver todo representable, de decirlo todo, con lo cual queda abolida la posibilidad de decir algo. El judìo, que depende de este texto donde el referente de lo que existe- ese Dios impronunciable- es una letra que como tal no tiene sentido, hace del judio el representante de la no-representaciòn, del no-sentido, y lo vuelve un problema para todo el mundo. En el relato bìblico, cuyo tìtulo helenizado es el Génesis, traducido por Meschonnic como ‘En el comienzo », quien comienza a hablar es Eva, la primera mujer. Es que ella misma aparece creada como un efecto de palabra, como la metàfora necesitada por Adam. Ella es creada a partir de algo que a Adam le falta, ella constituye una necesidad polìtica, subjetiva : « no es bueno que el hombre esté solo » no es el registro de la fuerza mayor, sino lo que señala una necesidad del Otro, la necesidad de un sìntoma. Es una versiòn diferente a la griega, la mìtica Pandora, la primer mujer creada como un castigo. O la versiòn de Santo Tomàs, para quien la mujer es necesaria para procrear. También la mujer representa la no-representaciòn y es un problema para todo el mundo. En la medida en que se ubica como no-toda respecto de la funciòn fàlica, no puede decir una verdad toda, mostrando la Otra cara del Dios que dice. A la moral paranoica que consiste en salvar a la verdad, que todo sea representado, el psicoanàlisis abre las vìas para eso que Lacan ubica en el calce del nudo borromeo y que es una letra :a. Es una letra que sostiene el deseo de leer, de escribir, de vivir. Se encuentra en la fòrmula del fantasma y su construcciòn es el fin del anàlisis. Esa letra es la elaboraciòn a partir de una imposibilidad, es algo desprendido de una lectura. El anàlisis no es la confrontaciòn con un inefable sino avanzar en la escritura de la causa. Ese objeto no es visible en la imagen del deseo. El espejo del Lenguaje no lo refleja- y eso hace del Lenguaje una estructura no totalizante. Pero se puede escribir, como lo hace Lacan cuando su estilo gongoriza. Paula Hochman Buenos Aires, noviembre del 2009 Bibliografia Sigmund Freud, Introducciòn al Narcisismo, Biblioteca Nueva, España, La teoria de la libido y el narcisismo, idem. Jacques Lacan, Ecrits, «Le stade du miroir comme formateur de la fonction du Je telle qu’elle nous est révélée dans l’expérience psychanalytique » , Ed. du Seuil, Paris, 1966 Aùn, Ed. Paidos, España, 1981 La angustia, Paidos, España, 2006 Las Psicosis, Paidos, España, 1984 L’Identification, versiòn inédita, Paris, 1994 Jean-Michel Vappereau, « Etoffe , Les surfaces topologiques intrinsèques », TEE, Paris, 1988 « A fin de preciser le narcisisme» www.jeanmichel.vappereau.free.fr Eugenio D’Ors, « Du Baroque », Ed. Gallimard, Francia, 2000 Henri Meschonnic, L’Utopie du Juif, Desclée de Brouwer, Paris, 2001 « Au commencement » traduction de la Genèse, idem. Platòn, « Fedro o De la Belleza », Aguilar, Buenos Aires, 1968 Massimo Cacciari, « El dios que baila », Paidos, Buenos Aires, 2000