lunes 2 de enero de 2006 EDICIÓN IMPRESA - Sociedad La hostelería abre la puerta a una España sin humos La hostelería resistió el primer día de la ley antitabaco. En los centros urbanos predominan bares sin humos. La ley tendrá hoy su gran test, cuando no se pueda fumar en toda la jornada laboral TEXTO: GONZALO ZANZA FOTOS: JAIME GARCÍA MADRID. España se convirtió el 1 de enero de 1986 en miembro de pleno derecho de la Unión Europea. Veinte años después, se ha transformado en el tercer país europeo (por detrás de Irlanda e Italia) en tener una de las legislaciones más restrictivas sobre el consumo de tabaco. La última Nochevieja marcó la transición, los últimos momentos de convivencia entre fumadores y no fumadores. Hoy será el día en el que la ley antitabaco pase su principal test, cuando los españoles lleguen a sus puestos de trabajo, donde no podrán encender cigarrillo alguno a excepción de espacios al aire libre, siempre que se lo permita el empleador. Por eso, la hostelería se mantuvo ayer como el primer termómetro para medir la respuesta ante la ley con dos polos bien opuestos: los pequeños bares de la periferia de las ciudades -pese a que muchos no abrieron- mostraban carteles permitiendo el tabaco, mientras que buena parte de los grandes bares y restaurantes de los centros urbanos de Madrid y Barcelona, además de respetar la ley marcaron sus establecimientos para no fumadores, a excepción de en las salas habilitadas. En la Gran Vía madrileña, bares tradicionales como el «Nebraska» colocaron carteles con la leyenda «prohibido fumar». Ni tan siquiera daban opción a los clientes a irse a salas reservadas. Es más, su encargado aseguró que de momento (la ley les concede una moratoria de ocho meses) no estaba prevista una sala para fumadores. Lo mismo ocurría en el «McDonalds», con prohibición absoluta. En los establecimientos la normalidad al mediodía era absoluta. Ningún cliente había protestado. Al igual que en el «Zahara», uno de los primeros grandes bares madrileños que había regulado mesas donde se podía fumar y otras donde no. Ayer dio un paso más y prohibió el tabaco en la mayor parte del establecimiento, a excepción de un sala para fumadores. En «La Oficina», restaurante y bar de la calle Preciados, el único lugar donde se permitía el tabaco era en la terraza y así se advertía a los clientes que entraban con el cigarrillo encendido, mientras que en la plaza de Callao, «Rodilla» prohibía el tabaco excepto en una entreplanta. El histórico «Gijón», en Recoletos, lo permitía en toda su extensión. Los conflictos fueron escasos, según los encargados de los establecimientos. Una de las notas discordantes estuvo en el «Manila», donde un cliente no fumador protestó porque le llegaba el humo de otro que estaba en una sala donde se permitía, lo que provocó un cruce de acusaciones. Esta situación deberá corregirse antes del mes de septiembre, momento en el que finaliza una moratoria que permitirá a los bares de más de 100 metros habilitar salas completamente compartimentadas y aisladas si desean que sus clientes fumen. Si no se construyen no se podrá inhalar tabaco. En bares de superficie inferior, es el propietario quien decide si se fuma o no en la totalidad. No se permite en ningún tren No sólo los bares colocaron carteles advirtiendo de la prohibición o autorización para fumar. También salones de máquinas tragaperras como el Sol Park, al principio de la calle Mayor de Madrid. Sin embargo, pese al cartel, todavía seguían instalados decenas de ceniceros. Las redes de Metro de Barcelona y Madrid anunciaban por megafonía la prohibición de fumar, medida en vigor desde hace pocos años que muchos siguen sin respetar, e insistía con mensajes en los paneles informativos. Tampoco se puede fumar en ningún tren ya que Renfe prohibió ayer el tabaco en los últimos 66 de larga distancia donde se permitía. Prohibiciones en las Ramblas En Barcelona la situación fue muy similar a la de Madrid. Los barceloneses pudieron elegir entre tomar un café acompañado de un cigarro en un bar donde se permite fumar o en otro libre de humo, ya que ambas modalidades conviven, de momento, por igual, informa Efe. El bar «Zurich», por ejemplo, emblemático local de reunión de turistas y visitantes de Barcelona, presente en todas las guías que se precien, ha optado por prohibir fumar en su interior. En las Ramblas, otro conocido bar-restaurante como el «Nuria», prohíbe fumar; y «La Poma», un poco más abajo, tiene colgado el cartel de prohibido fumar, excepto en lugares habilitados, aunque había ceniceros repartidos por la mayoría de las mesas. Sin embargo, la Generalitat de Cataluña se planteará en un año la «prohibición total» de fumar en bares y restaurantes de menos de 100 metros cuadrados, decisión que se tomará, según su consejera de Salud, Marina Geli, sobre la base «de un cierto consenso». Pese a que la ley prohíbe la venta de tabaco en lugares que no sean un estanco o a través de una máquina dispensadora muchos establecimientos seguían haciéndolo ayer. «Chinos» y alguno de los pocos quioscos de prensa abiertos en Madrid, seguían vendiendo las cajetillas en mano, pese a que la ley no lo permite. En un gasolinera de la A-3, en la provincia de Valencia, ya no vendían cigarrillos, pero sí puros, lo que tampoco se permite. El Comisionado para el mercado de tabacos prevé que durante 2006 no se renovarán más de 40.000 licencias de establecimientos que podían vender tabaco hasta el sábado, de los 240.000 existentes en la actualidad, informa Ep. Muchos negocios de este tipo (quioscos, tiendas de alimentación, gasolineras, videoclubs) no pueden comerciar con las cajetillas pese a haber pagado sus licencias por tres años.