errores y absoluciones - Defensoría Penal Pública

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La realidad de las cifras:
errores y absoluciones
penal u otros factores y que, en consecuencia, estén injustamente encarcelados.
Pero esto no es equivalente a aceptarlo,
a no rechazarlo enérgicamente, a no buscar reparaciones, soluciones y respuestas,
a no exigir correcciones del sistema que
disminuyan los espacios de error y de injusticia.
Conocer las razones por las que tantas
personas han estado indebidamente en la
cárcel es un deber de todos quienes intervenimos en el sistema. Algunos factores
que aparecen con particular evidencia
son errores en la forma de realizar ciertas diligencias de investigación, como los
reconocimientos en rueda de presos, los
reconocimientos mediante la exposición
de sets fotográficos a testigos y víctimas,
confesiones de los imputados investigados. En todos estos casos es posible minimizar el nivel de error y sus consecuencias, si regulamos, por medios legales o
por instrucciones generales de las autoridades encargadas de la investigación
como el Fiscal Nacional o en las policías,
la forma en que estas diligencias deben
ser realizadas, con procedimientos transparentes, conocidos previamente, uniformes, con estándares de exigencia altos y
que puedan ser controlados.
Otro factor es el abuso de la prisión preventiva y especialmente el de la internación provisoria en el caso de los jóvenes.
El uso excesivo de la privación de libertad
para adolescentes como una forma de intimidación, de aplicación de pena anticipada debe ser corregido. No sólo atenta contra los principios del sistema de justicia en
general, sino especialmente contra los del
sistema de justicia adolescente. Utilizar
el recurso a la internación provisoria con
Paula Vial Reynal, Defensora
Nacional.
las mismas lógicas que en la justicia de
adultos es pura incomprensión y desacomodo con los requerimientos y exigencias
del sistema. La justicia juvenil no es una
justicia de adultos atenuada en la que se
puedan replicar reglas del mundo adulto
con algunas rebajas. Es una justicia diferente, con un sujeto de atención distinto
que exige especialización y conocimiento
de sus características. Y aceptarlo, conocerlo, incorporarlo a las lógicas de trabajo
disminuye el espacio de error que supone
tener a tan alto número de jóvenes injusta
e inadecuadamente privados de libertad.
La reforma procesal penal ha supuesto una
revolución en la forma de hacer justicia en
el país. Un avance del que debemos sentirnos particularmente orgullosos, pero que
justamente por ello debemos resguardar,
buscando permanentemente su perfeccionamiento.
Hoy, miles de jóvenes y cientos de adultos
inocentes esperan esto de quienes somos
actores protagónicos del sistema. Toda
nuestra sociedad lo exige de nosotros.
Una exigencia ciudadana por recuperar
nuestra capacidad de asombro”.
julio 2009
“N
uestra
capacidad
de asombro corre el
riesgo de adormecerse. En un mundo
complejo, un mundo de riesgo, asumimos
una serie de inseguridades y conflictos a
los que tenemos que hacer frente de manera permanente. Y en ese contexto pocas sorpresas nos enmudecen, menos si
se dan en ámbitos que hacemos ajenos y
en los que no nos reflejamos.
Durante el 2008, según las estadísticas de
la Defensoría Penal Pública, en casi 600
sentencias absolutorias, que representan más del 23% de las absoluciones del
año, los imputados estuvieron en prisión
preventiva durante la investigación, para
finalmente ser declarados inocentes.
Más grave aún, en el ámbito de la nueva
justicia juvenil, durante los dos años de
puesta en práctica que acumula, más del
90% de los adolescentes que han estado
en internación provisoria, al finalizar el
proceso han sido condenados a una pena
no privativa de libertad. En un espacio
que debiese ser privilegiado, donde la cárcel debiera ser la excepción, por expresa
disposición de la ley, que se hace eco de
la Convención de los Derechos del Niño, la
mayor parte de los jóvenes, sin embargo,
ha estado privado de libertad durante la
investigación y previo a la sentencia definitiva.
Desde siempre un sistema de justicia penal asume errores inevitables en tanto es
manejado por personas, seres perfectibles
con tendencia natural a la equivocación.
Así, no es extraño a la administración de
justicia tener casos en los que personas
sufran los efectos de los errores, malas
decisiones, necesidades de la persecución
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